PECADOS CAPITALES. EPÍLOGO.
(Aceptación: Acción y efecto de aceptar; Aceptar: Recibir voluntariamente lo que se da
u ofrece; Aprobar, dar por bueno, acceder a algo).
¡Se había equivocado tanto
en esta vida!
Inés había buscado su
bienestar y felicidad en las cosas materiales, el prestigio social, la
necesidad de poder. Y miradla ahora, prácticamente volvía a vivir en el barrio
obrero que la vio nacer. Pasaba casi todo el tiempo que no estaba trabajando, con Andrea o con sus padres. Y su vida nunca
había sido más maravillosa. Nunca se había sentido más feliz que ahora.
Aquella noche, como casi
todas las demás Inés esperaba en casa de sus padres la llegada de Andrea.
Aunque su padre había mejorado muchísimo y no necesitaba más la terapia, ambas
chicas disfrutaban al lado de Carmen y Pedro, quienes las cuidaban mucho y las
hacían sentirse aceptadas, cómodas y mimadísimas.
Se oyó el timbre de la
puerta. Inés fue a abrir. ¡Cómo podía esperar la llegada de Andrea con esa
sensación de cosquillas en el estómago¡ Decididamente estar enamorada era una
sensación deliciosa. Abrió la puerta.
Inés: Hola mi amor
Sujetó la cara de la
enfermera con las dos manos y le dio un dulce beso en los labios.
Andrea: Hola cariño.
La enfermera la miró con
ternura y acarició el rostro de la abogada.
Ambas pasaron a la cocina.
No podían dejar de mirarse. Andrea besó a Pedro y a Carmen.
Pedro. Hola guapísima
Carmen: Hola cielo…Se te ve
especialmente radiante hoy
Andrea: Sí, la verdad es
que vengo muy contenta.
Inés: Es verdad. Estás
exultante. ¿Qué te ha pasado tan bueno?
Andrea: Como sabéis, desde
que Javier, el antiguo jefe de enfermeros dejó el hospital, el puesto todavía
seguía sin cubrir. Decidieron que, en lugar de traer a ninguna persona externa
al hospital, cubrirían el puesto por promoción interna. Y hoy, el director del
hospital, me lo ha ofrecido.
Pedro, Carmen: ¡Bieeeen!
Inés:¡Felicidades mi amor!
Los cuatro se fundieron en
un abrazo colectivo. No se podía ser más feliz… Bueno, sí, Andrea e Inés
todavía lo fueron un poco más esa noche cuando hicieron el amor…
Se habían acoplado
perfectamente a los nuevos horarios y responsabilidades de Andrea. Andrea pensó
que tenía una tremenda suerte de tener a una persona tan cariñosa y comprensiva
como Inés en su vida; nunca hubiera pensado que aquella fría, distante y
soberbia abogada se podía haber convertido en la compañera de vida perfecta, su
gran amor. Inés pensó que tenía una tremenda suerte de tener a una persona tan
centrada, tan dulce y tan cariñosa en su vida; nunca hubiera pensado que ser
tan feliz era posible.
Las cosas le iban
estupendamente bien a Inés en su vida personal y en su vida profesional también
disfrutaba de gran éxito y prestigio. Aquella mañana, estaba enfrascada en la lectura
de un nuevo expediente, cuando se abrió la puerta de su despacho. Entró su
jefe.
Jefe: Inés, he venido a
traerte esto. Como sabes, es el veinticinco aniversario de la fundación del
bufete y vamos a dar una gran fiesta. Esto es una invitación para ti y un
acompañante.
Inés: ¡Para un acompañante?
Jefe: Sí, Inés. Eres muy discreta y no sabemos nada
de tu vida personal, pero estoy seguro de que una mujer tan hermosa como tú
tendrá un novio, o un amigo especial que podrá llevar si quiere al evento. Pero
no es obligatorio, puedes venir sola si así lo deseas, aunque te advierto que
este tipo de fiestas suelen ser bastante tediosas y es mejor que lleves
refuerzos… - sonrió-
Inés: En realidad sí tengo
pareja y me gustaría llevarla, pero debes saber que no es ni un novio ni un
amigo especial.
Jefe: Inés, relájate, por
mi como si quieres venir con el repartidor de periódicos…
Inés: En realidad, es a mi
novia a la que me gustaría llevar
Jefe: ¿Novia?
Inés: Sí, y debes saber que
si tenéis en la empresa algún problema con eso, es una parte de mi vida que no
pienso silenciar nunca más…
Jefe: Tranquila, Inés, está
bien. Estamos en pleno siglo XXI. Tu condición sexual no supone ningún
impedimento en el desempeño de tu trabajo como abogada, cosa que haces
fenomenal. Tu vida personal es solo tuya, y estaremos encantados de compartir
la velada con quien quiera que tú elijas.
Inés: Pues entonces llevaré
a mi novia Andrea.
Jefe: Pues allí nos veremos
mañana.
Inés respiró aliviada. No
estaba dispuesta a esconder nunca más a su pareja. Era la última etapa en su ruta de aceptación.
Andrea era el amor de su vida y estaba orgullosa de ello.
Cuando esa noche después de cenar se fueron a la
casa de Andrea, como siempre, Inés le dijo:
-Andrea, tengo que pedirte
un favor.
Andrea: Claro, cariño, tú
dirás…
Inés: Quiero que me
acompañes a una fiesta que da mi bufete.
Andrea: Vale
Inés: Pero como mi pareja
Andrea: ¡Como tu pareja!
¿Estás segura de eso, cariño?
Inés: Nunca he estado más
segura de nada, mi amor.
Andrea se lanzó en brazos
de Inés. Había esperado pacientemente a que la abogada le abriera también esa
parcela de su vida, y ahora allí estaba por fin, no solo su familia, no solo
sus amigos, no solo en el hospital sabrían que Inés era suya, ahora lo sabría
todo el mundo…
Al día siguiente Inés quedó
en ir a casa de Andrea a recogerla. Inés eligió un entallado vestido negro a
media pierna con unos vertiginosos zapatos de tacón también negros. Su larga y
brillante melena azabache lucía espléndida. Tocó el timbre del apartamento de
Andrea.
Andrea (cuando abrió la
puerta): ¡Madre mía, no se puede estar
más guapa, mi amor!
Andrea había elegido un
espléndido vestido de color rojo que entallaba su cuerpo insinuando toda su
voluptuosidad. Había recogido su indomable pelo en un elegante moño y se había
maquillado suave pero sugerentemente.
Inés ( al verla) . ¡Madre
mía, no se puede ser más bonita, cariño! Nadie en la fiesta va a poder apartar
los ojos de ti… Vámonos rápido, porque como pase adentro no voy a poder
resistir la tentación de hacerte el amor ahora mismo..
Andrea: Si, si, ja, ja, ja,
mejor nos vamos, porque como tenga que volver a hacerme este moño me va a dar
algo…
Andrea se sentía nerviosa y
dichosa. Inés se sentía segura y feliz. Cuando llegaron a la puerta de la
discoteca donde se celebraba la fiesta, se pararon un segundo en la puerta y se
miraron a los ojos.
Inés: Te amo
Andrea: Te amo
Inés tomó a Andrea de la
mano y traspasó la puerta de entrada. Era su mujer, era su felicidad, era su
vida. Andrea apretó la mano de Inés. Era su mujer, era su felicidad, era su
vida.
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la historia me encanto y el final más.
ResponderEliminarMuy buena historia, me gusto mucho, espero que no tardes en publicar mas historias
ResponderEliminarM.S
Buenísima! Felicitaciones!
ResponderEliminarExcelente final corta la historia pero tuvo de todo un poco felicidades y espero sigas escribiendo mas historias
ResponderEliminarHermosa historia
ResponderEliminarI'G'
FELICIDADESSS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarAcabo de leer tu historia ahora mismo de un tiron y me a encantado.
Hay veces que me gusta esperar a que las historias esten acabadas
para leerlas y otras en las que las leo poco a poco y aveces pongo
comentarios por eso no te preocupes si tienes pocos comentarios
porque supongo que la gente y gual que yo los lee pero por alguna
u otra rezon comentan poco.
A si que sigue escribiendo historias...
SALUDOS....... Y HASTA PRONTO ;)
Felicidades muy bonita historia, me gusto mucho. Es un ejemplo mas q las cosas malas pueden se r un paso para algo maravilloso o q simplemente se convierten en buenas experiencias.
ResponderEliminarPaot
Gracias a todas las que habéis seguido la historia hasta el final. Un abrazo
ResponderEliminarSos una genia, Despistada!!
ResponderEliminarNos deleitarás con alguna historia en el 2017? Las esperanzas no se pierden.
Dejo mi pequeño comentario de apoyo que te mereces. Un abrazo virtual.
Florencia de Argentina