7. PEREZA.
(Pereza: Flojedad, descuido o tardanza en las acciones o
movimientos).
Sus cuerpos yacían exhaustos en la cama. Dormitaban una en
brazos de la otra y la mañana seguía avanzando. Inés acogía entre sus brazos a Andrea.
La rubia dormía plácidamente en brazos de la morena, quien absorbía su olor para que cada
neurotransmisor de su cuerpo memorizara ese estímulo. Acariciaba tiernamente su
pelo con delicadeza y con cariño, ese enmarañado e indomable pelo rubio que
tanto le gustaba. Pasó sus dedos tiernamente por el contorno de su cara, por
sus preciosas cejas, por su bien perfilada nariz y por sus carnosos labios.
Estaba segura de que Andrea todavía tendría en ellos su propio sabor.
Andrea ronroneó y entreabrió un poco los ojos. Sonrió a Inés
y se acurrucó un poquito más entre los cálidos brazos de la morena.
Andrea: Uhmmm, no me digas
que quieres levantarte…
Inés: ¿Para qué? ¿Qué puedo encontrar más placentero para
hacer que disfrutar del tacto de tu suave piel sobre la mía?.
Andrea: Uy, uy, uy, abogada, me encanta cuando te pones
profunda…
Inés: Mira, rubia,, que yo soy muy mala para las bromas
Inés puso cara de ofendida.
Andrea: Pues como no tengas sentido del humor, te advierto
que lo vas a tener complicado para acabar de robarme el corazón. Por cierto,
¿sabes que nunca te he oído reír?
Andrea le hizo cosquillas en la cintura. La morena estalló
en una sonora y contagiosa carcajada. Se zafó de las manos de Andrea y se subió
a horcadas sobre ella.
Inés: Ahora verás
Andrea: Noooo, no
seas vengativa…
Andrea se giró, agarró la almohada que tenía bajo su cabeza
y empujó con ella el cuerpo de la morena, quien cayó de costado en la cama
entre risas. Agarró la otra almohada que había en la cama y se la lanzó a una
Andrea que corría entre risas fuera de la habitación.
Inés: ¡No huyas, cobarde!
Andrea asomó la cabeza de nuevo a la puerta de la
habitación. Inés estaba sentada en la cama con una deliciosa sonrisa en la
boca.
Andrea: Qué guapa eres
Avanzó hacia ella y recostó su cabeza sobre las piernas de
Inés, apoyándola en su tripa. Inés acarició de nuevo el enmarañado pero suave
cabello de la rubia.
Andrea: Inés, muchas gracias por lo de ayer. Muchas gracias
por todo, por librarme del cerdo de mi jefe, por acompañarme, por tratarme con la ternura que lo hiciste y
por haberte quedado a mi lado. Además, nunca había disfrutado tanto con nadie
haciendo el amor.
Inés: En realidad, las gracias te las tengo que dar yo a ti,
por hacerme hueco en tu vida y por haber traído a mi corazón y a mis entrañas
sensaciones que nunca había sentido.
Andrea se levantó de donde estaba y depositó un tierno beso
en los labios de Inés.
Andrea: ¿Tienes hambre?
Inés: Un poquito, la verdad
Andrea: Ven, vamos a preparar algo de comer y luego te
tumbarás entre mis brazos en el sofá
Inés: No sé si pasar de la comida e ir directa al sofá
contigo…
Le guiñó el ojo a Andrea , le hizo cosquillas en la cintura
y salió corriendo de la habitación, mientras una almohada volaba en su
dirección y las risas de su chica la acompañaban en la carrera.
Fue un fin de semana
de sexo y palomitas, de tenura y sofá, de risas y de esperanzas.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Despistada - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Que bien que al final se enamoraron
ResponderEliminarMe gusta la historia , cuando termine esta historia espero que publiques mas
M.S
¡Chicas! No tienen otra pagina para leer mas buenas historias *-*
ResponderEliminarNoah :)