Nunca olvidaré el día en que la conocí.
-es en serio, si esto no me deja me dedicaré a cantar dembow- le había
dicho. Y se echó a reír.
-no digas eso, vamos déjame ver tu mano- me dijo entonces.
Estábamos sentadas en la cafetería de la universidad. Le mostré mi mano
como me pidió.- ¿Qué?- me dijo- dije que la vería no que la tomaría- sonrió. La
tomó entre las suyas de forma casi indetectable.- te leeré el futuro- me dijo
aún sonriente-…nah, eso también es un chiste.- Pasó un dedo por en medio como
trazando las líneas escasamente visibles de mi palma- …veo… muchos dientes en
tu futuro.
Fue prácticamente nuestra primera conversación aunque nos habíamos visto
en otras ocasiones. La primera vez que la vi les estaba explicando algo a mis
colegas, solíamos sentarnos en el parque de la cafetería al igual que ella y
sus amigos. Entonces en medio de mi discurso la descubrí mirándome de la forma
más sospechosa que nadie se pueda imaginar mas no le di importancia, hasta me
sentí importante de pronto. Estábamos a unos quince metros de distancia.
Parecía fascinada con mi discurso. Eran tiempos de exámenes y en mi carrera eso
era la guillotina. Aún me dan dolores de cabeza de andar de aquí para allá con
la angustia de que debo hacer todo a la perfección.
Verla se convirtió en algo cotidiano un semestre cualquiera. Sus amigos
eran unos escandalosos pero gente que se divertía bastante diría yo.
La primera vez que estuvimos dentro de una conversación donde
participáramos ambas fue cuando una de mis colegas había tenido cierta
discrepancia con su grupo.
Recuerdo como si fuera ayer que entró en la cafetería considerablemente
vacía por la hora, saludó educadamente y tomó asiento junto conmigo y una
colega con la cual estaba estudiando para los exámenes cosa muy común por lo
visto. Se presentó como miembro del grupo ya mencionado y nos preguntó si
conocíamos a la chica con la cual sus amigos tuvieron la discusión si se le
podría decir así. Nos la describió y rápidamente le confirmamos y yo misma le
pedí a mi colega que la fuera a buscar.
Se presentó nuevamente y se disculpó en nombre de su grupo.
-… ellos no son malos… es solo que son como ese pez, ustedes saben, que
lo tocas y se infla…- nos explicó.
En otra ocasión muy temprano en la mañana llegué al parque de siempre y
me la encontré con una colega mía, claro a esa hora solo los de mi facultad
estarían ahí, fue súper extraño porque yo no sabía que ella conocía a esa
colega mía, saludé educadamente y me senté en el mismo banco que ella estaba ya
que el de mi colega tenía el otro espacio ocupado con bolsas, estábamos de
extremo a extremo y al pasar unos minutos aparecieron mis otros colegas y fue
súper raro como la saludaban todos y parecía formar parte de nosotros, mi
colega la de la cafetería también estaba y ésta sí que la trató como una más
del grupo, aunque ahora que recuerdo de pronto sacó un cuaderno o algo y se
puso a escribir, durante todo el tiempo que estuvimos ahí ella escribió. Nunca
me pregunté qué hacía.
Yo no le di importancia a ninguno de esos encuentros. Nunca.
Hasta que estuvimos en la cafetería una vez más y disfruté de una
conversación con ella de casi cuarenta minutos, juro que perdí la cuenta. La
había llamado una amiga y esta misma se presentó y nos acompañó, y al sentarse
noté lo llena que estaba la cafetería.
-¿y toda esta gente?- fue lo único que pude decir de lo sorprendida que
estaba.
-¿no te diste cuenta? Posiblemente haya suspensión- me dijo su amiga
como si era algo obvio imposible de no ver. En verdad era que me había
sorprendido bastante el hecho de que mi futura amiga me enfocara tan bien, para
mí no era común que una persona desconocida fuera tan atenta como para no
apartarme la vista de encima. Como si fuéramos dos viejas amigas que se
reencontraban. En esos cuarenta minutos y algo me leyó el futuro, le hablé de
mi hermana, de mis gustos y según ella no sabía aún nada privado de mí. Me
contó sobre algo que estaba haciendo que era muy importante para ella y no
había tenido el tiempo de contarle a nadie. Para mí fue como si yo le contara a
alguien que había sacado un cien en un examen práctico, sería algo que me haría
inmensamente feliz y estaría emocionada de contárselo a cualquiera. Pero ahora
sé a qué le llamaba ella algo privado.
-pero te conté de mi novio- le había dicho.
-si yo fuera hombre tal vez me importara- me dijo.
Durante un segundo me pareció una ofensa pero tenía toda la lógica del
mundo un segundo después.
Cinco minutos aproximadamente luego de que apareciera su amiga nuestra
conversación llegó a su fin. Más adelante fue solo destino y lógica lo que nos
unió.
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