CAPITULO 2
-Hola Lucy
-Hola, Emma, ¿qué tal?
-Bien, ¿y tú? ¿has visto hoy al entrenador?
-Sí, hace cinco minutos.
- ¿Y cómo lo has visto?
-Pues bastante normal, la verdad, más tranquilo que
nosotras, creo.
-Más nos vale, porque yo estoy atacada, la verdad…
-Vamos a ello.
-Vamos…
Salí al parquet con
los nervios a flor de piel. Estiramos diez minutos para desentumecer los músculos. Cinco vueltas suaves para calentar, una carrera
intensa y poco a poco me fui
tranquilizando.
-Chicas, hoy vuestro entrenamiento lo dirigirá Denis,
Julia, tú estarás con Caro practicando penaltis y Emma tú vas a estar
conmigo. ¡Animo!
-Emma, ven, vamos a practicar fintas. Quien consiga la posesión de la pelota tendrá
el control del partido y quien tenga el control, habrá dado el primer paso
hacia la victoria. Es muy importante que no pierdas la pelota y que tus pases
no sean interceptados. Hoy te voy a hacer trabajar duro…
Fue uno de los
entrenamientos más exigentes pero más placenteros de mi vida. El esfuerzo me
dejó exhausta. Esa noche dormí otra vez de un tirón. Tampoco me acordé de ella.
Curiosamente Elena se iba difuminando en mi pensamiento. Solo esperaba que mi
corazón pronto se hiciera eco de lo que mi razón ya había entendido: Elena ya
no tenía cabida en mi vida, no después de engañarme y humillarme como lo había
hecho.
La víspera del
partido nos deparó un día intenso. Entrenamiento suave a la mañana donde
trabajamos sobre todo la defensa, comida en el hotel, siesta y una nueva sesión
de entrenamiento a la tarde, centrada sobre todo en la recepción del balón y
los pases. El entrenador estaba empeñado en que no perdiéramos el balón y nos
repitió mil veces lo importante que era que aseguráramos la posesión. No quería
errores en los pases o las recepciones.
Esa noche me costó
dormirme. El recuerdo de Elena volvía a martillear mi cabeza; cerraba los ojos
y veía su perfecta melena morena cayendo sensual sobre sus hombros mientras me
miraba con sus preciosos e intensos ojos verdes. Sacudí la cabeza para espantar la visión y al volverlos
a cerrar todavía fue peor; el recuerdo de su risa martilleaba en mis sienes e
imaginarme su perfecta y apetecible boca tentaba mi razón. Al final, el sueño
me venció y afortunadamente, una vez más pude dormir del tirón. Su presencia se
iba debilitando en mi alma, aunque sabía que, todavía tendría que aguantar
algunos envites más. Mi vida perfecta se había ido por el retrete y los últimos
estertores de esa felicidad todavía seguían dando vueltas antes de desaparecer, esperaba que
definitivamente, por el sumidero.
¿Cuándo sería eso?
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Despistada - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Dejara de pensar en Elena cuando conozca a Jenny.
ResponderEliminar