"Tienes una
solicitud de amistad" Cinco palabras que cambiaron mi
vida.
CAPITULO 1
Aquella noche, hace ya casi medio año, recibí una
petición de amistad en mi Facebook. No soy muy hábil con las relaciones
virtuales, bueno, esto lo digo, como si en verdad lo fuera con las
reales, así que rectifico, no soy hábil con las relaciones. Me
llamo Emma Müller. Tengo veinticinco años; hace tres que acabé la carrera
de periodismo y colaboro con el diario BerlinerZeitung debido, en
gran medida a mi condición de jugadora de balonmano en el club SpreefüxxeBerlin y sobre todo a mi
puesto de central en la selección alemana de handball. Tengo pocos pero buenos
amigos y he tenido también pocas y además malas novias. Este es el resumen de
mi vida.
Ignoré la solicitud. Ni la
acepté, ni la rechacé y no se me ocurrió siquiera echar un vistazo al perfil. No conocía a ninguna
Jenny Hartman y tengo por costumbre no agregar a mi Facebook a gente que no
conozco. Lo sé, soy rara; todo el mundo quiere tener muchos amigos en las redes
sociales, como si tener un gran círculo virtual de nombres fuera la esencia de
la felicidad. Pero yo me identifico con las palabras de Mateo Alemán
"Deben buscarse los amigos como los buenos libros. No está la felicidad en
que sean muchos ni muy curiosos; sino pocos, buenos y bien conocidos".
Estaba terminando el artículo que debía entregar al
día siguiente así que decidí dedicarle toda mi atención. Cerré el navegador
y me centré en el reportaje que estaba preparando. Una hora después y
satisfecha con el resultado, apagué el ordenador y me dispuse a
acostarme. Cada vez retrasaba más el momento de irme a la cama. Se me
hacía grande y fría desde que Elena ya no la compartía conmigo. Elena. Echaba
de menos su tacto suave, su olor dulzón y su ronroneo cuando dormía.
Hacía cinco meses que me había partido el corazón y todavía lo sentía roto.
Cinco meses y aún no había conseguido recoger todos los pedazos. ¿Cómo se
recupera el alma después de una traición? Todavía me costaba conciliar el
sueño. Todavía me despertaba muchas noches bañada en sudor frío y con una
lágrima surcando mi mejilla. Entonces sólo lloraba. Al principio fue un llanto
desesperado e incontrolable que apenas me dejaba respirar y desgarraba mis
entrañas, ahora era un llanto sordo, un dolor que todavía me palpitaba en las
sienes.
Lo único que hubiera podido ayudar a recomponerme era
el balonmano. Pero ahí tampoco estaban las cosas especialmente bien. El
entrenador me reprochaba que pareciera cansada y distraída. Y yo callaba,
porque sabía que tenía razón. Parecía haber perdido la confianza y la intuición
y eso me hacía sentirme todavía más vulnerable.
Me acosté y me dejé engullir por mi propio vacío
interior. Solo quería no pensar, no recordar, no enojarme, no añorar, no
evocar, no irritarme, en definitiva no sentir. Por primera vez en mucho tiempo
conseguí dormir de un tirón y aunque me levanté con un nudo en la tripa, no
había rastro de humedad en mi rostro, y por primera vez pensé que, recuperar el
control sobre mis emociones podía ser de nuevo posible. Por primera vez pensé
que, al no haber reprimido el dolor, éste se había ido derramando poco a poco,
noche a noche, lágrima a lágrima hasta vaciarme por completo de él. Tal vez, mi
alma estaba empezando a sanar.
Me metí en la ducha y dejé que el agua templada
lamiera mi piel, con la esperanza de que se llevara los últimos rastros de
nostalgia. Fue una ducha larga, muy larga, como si el agua además de
lavar mi cuerpo, pudiera enjugar mis entrañas y y arrastrar con ella
la decepción y la pena. Me puse el albornoz y encendí la cafetera.
Media hora después estaba en la calle camino del
periódico. Había concertado una entrevista con el presidente de un pequeño club
que había irrumpido en la segunda división de balonmano masculino arrasando a
todos los equipos con los que se cruzaba. Una interesante entrevista que me
apetecía mucho hacer y a la que iba a dedicarle toda mi atención en las
próximas dos horas.
Era el último trabajo que debía dejar hecho antes de
concentrarme con mi equipo. El siguiente domingo sería el último partido y nos
jugábamos la liga. El entrenador había decidido
concentrarnos dos días para preparar el encuentro con calma pero con
intensidad.
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Me gusto este capitulo y tengo la impresión q me va a gustar la historia sobre todo sus personajes Emma
ResponderEliminarY jenny pues esos personajes me gustan desde la serie asi q no tardes en poner otro capitulo : )
M.S
Me encanto la historia, se que no se data cuenta si tiene o no otro comentario en este primer capítulo aun asi quiero dejar constancia que apartido de aquí estuve interesada por la historia.
ResponderEliminarEstoy segura que Menú va a trastocar sentimientos a Enmarca estaréis leyendo los avances que habrá entre ellas.
Muchísimas gracias M.S y Sonia, por leer mi historia y dejar un comentario. Un abrazo
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