Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

La Hija Del Diablo - Ve C - 60

Capítulo 60
 O es contra mí las cosas por eso están aquí o es por mi padre y me quieren tomar de carnada. Si quieren llevarme a donde sea no le voy hacer tan fácil. Sé que la pierna derecha está bastante herida pero voy a luchar igual.
-      Pareces desconcertada- dice uno de los que está apuntándome.
-      No, va si me sorprende que quien sea que me quiera, haya mandado a dos
-      Con dos es más que suficiente para llevarte a ti, una niñita como tú aunque quiera vendrá con nosotros, nuestro chofer está esperando.
Entonces son tres, yo solo quería esa información para saber a cuantos me enfrento.
-      Y ¿creen que yo iré así como así?
-      Te estamos apuntando, si no quieres el dolor de una bala en alguna parte de tu cuerpo vendrás.

-      Entonces ven por mí – respondo desafiante
Uno de ellos aun apuntándome se acerca y el otro queda atrás también apuntándome. Cuando llega a mi lado y piensa agarrarme la mano para atármela, baja un poco su arma y es mi momento, de un rápido movimiento corro su arma y le doy vuelta agarrándolo del cuello, es en ese instante cuando se escucha un disparo.
                                                   ****
Estamos cenando y Antón está preocupado por Agostina, igual su madre e igual yo por supuesto. Ella dijo que tenía algo que hacer pero no dijo qué.
Sigo comiendo cuando siento un dolor en el pecho, me falta la respiración, dejo la cena a un lado e intento relajarme y respirar pero me algo imposible.
-      ¿estás bien?- escucho la voz de Gabriela que está sentada a mi lado, me corre el cabello – respira.
Respiro por la boca pero el dolor sigue igual y eso hace que me sea más difícil.
-      ¿quieres algo de beber?- pregunta ella y yo solo niego con la cabeza.
-      Ya… se me… va a pasar – apenas puedo hablar y no sé de qué es ese dolor.
Es como si fuera un mal presentimiento y al pensar en Agos, me entra un miedo terrible ¿y si le ha pasado algo y por eso no está aquí? Cierro los ojos y pido a Dios y todos los santos de que ella este bien, que esto que estoy ahora no sea porque le ha pasado algo a ella.
Poco a poco el dolor va desapareciendo y vuelvo a respirar con más normalidad. Veo los ojos de los dueños de casa mirándome interrogativamente.
-      Solo ha sido un dolor en el pecho – empiezo a explicar para que se queden tranquilos, aunque yo no lo esté – es como si tuviera un mal presentimiento.
Ni bien termino de decir la última palabra Antón saca su móvil empieza a marcar un número y sé que es el de Agos, porque desde que llego la ha llamado más de diez veces.
-      ¿Dónde carajo está tu hija?- dice caminando por el comedor mirando a Gabriela.
-      ¿Cuándo desaparece solo es hija mía? Y si supiera no estaría preocupada- lo único que falta es que discutan ahora.
El solo la mira y sigue caminando mientras vuelve a llamar al número de su hija pero no hay resultado.
-      Ella ya es grande- dice Gabriela – quizás anda con sus amigos y no ha escuchado el teléfono.
-      Con lo que le paso no voy a estar tranquilo hasta que me atienda…- el ruido de la moto de ella hace que se calle.
Nos miramos y rápidamente nos encaminamos hacia afuera. Gabriela abre la puerta y un segundo se queda parada en silencio y después sale corriendo. Algo no está bien.
Nosotros repetimos la acción de ella. Al salir veo como uno de los de seguridad sostiene la moto y otro a ella y Gabriela que se le caen algunas lágrimas. Antón se acerca rápidamente a ellas y agarra en brazos a Agostina.
La observo y veo como su pierna derecha está llena de sangre, en la campera que lleva puesta noto como uno de sus brazos esta húmedo y que decir de su boca, el labio herido está sangrando como si lo hubieran vuelto abrir la herida de la mañana pero esta vez es más feo.
Me hago a un lado y dejo que ellos entren. Solo puedo quedarme parada sin saber que hacer viendo como  su padre la lleva hacia su habitación.
Unos segundos con la mirada perdida donde ellos desaparecieron reacciono y voy hacia su pieza, voy a preguntar en que puedo ser útil. Entro y lo que veo es que el brazo derecho tiene una herida al parecer de bala, su madre está limpiándola y tratando de que deje de sangrar.  Antón está en el baño hablando por teléfono con alguien, supongo que haya llamado algún doctor. Vuelvo mi vista hacia ella y su madre comienza a sacarle el pantalón y cuando baja por sus piernas, ella hace un gesto de dolor. Gabriela le sonríe compresiva y pidiéndole perdón por el dolor que le está causando, en estos momentos la trata como si fuera una niñita chiquita.
-      Siento… que me hubiera pasado un camión…por encima – dice ella.
-      ¿me dirás que paso?- dice su padre que llega a lado de la cama – el doctor está viniendo.
-      Venía a casa y en la curva me tumbaron de la moto y al caer se me acercaron dos tipos armados.
-      ¿Qué más?
-      Y me defendí padre ¿Qué más iba hacer? ¿dejar que me lleven?
-      Lo sé solo quiero saber todo los detalles de lo que paso- responde el preocupado – de ahora en más andarás con guardaespaldas.
-      De guardaespaldas nada – contesta ella queriendo incorporarse, hace un gesto de dolor – hola hermosa – dice haciendo un amago de sonrisa al verme.
-      Hola – digo acercándome a ella – estas hecha un desastre.
-      Sigo igual de guapa ¿no? – responde levantando sus cejas no puedo evitar sonreír.
-      Deja de decir estupideces- la corta su padre - ¿quisieron secuestrarte?
-      Si eso quisieron ¿podemos dejar el interrogatorio para más tarde?
-      Sí, pero también viene la policía en camino – dice él mirando a su hija – por eso te estoy pidiendo que me cuentes que paso ¿huyeron?
-      Solo voy a decirte que deje a dos tipos tirados allá y uno huyo, lo encontraran si no es que vinieron algunos cómplices a buscarlo para que no los atrapen y ahora padre- su gesto es de dolor – por favor déjame tranquila sí, ya vas a enterarte de todo cuando lleguen a interrogarme los oficiales.
-      Bien – responde serio – cuando llegue el doctor lo mando hacia aquí.
                                                     ****
Solo puedo quedarme acostada siento mi cuerpo todo adolorido, noquear a uno de ellos fue fácil, pero con el que tuve que luchar después no fue sencillo, estaba bien entrenado y yo con la pierna y el brazo herido fue complicado. Sé que mañana tendré moretones y estaré peor que hoy.
Mi madre está curándome la herida del labio mientras esperamos que el doctor llegue, no ha dicho nada, pero conociéndola le dirá a mi padre lo de los guardaespaldas, bueno él ya quiso ponerme ni bien llegue y les conté lo que me había pasado y ahora con mucha más razón. También puedo ver la mirada preocupada de Arikel parada a un lado de la puerta. Creo que ya estaban así en esta casa por lo que estaba tardando en llegar. Solo sigo pensando quien será que está detrás de ese intento de secuestro, fue alguien que sabia y sabe mis movimientos, o sabe los de la familia.
No puedo sacarme de la cabeza la voz de uno los tipos que me ataco y de lo que me dijo. Estar aquí no va ser fácil y me viviré en peligro pero si es verdad que tengo una misión seguiré aquí para cumplirla y además hare caso a lo que me dijo mi abuela ya sea en sueño o en persona, tengo a Arikel y por el momento es una razón más que suficiente para que siga poniendo mi vida en peligro.
-      Doctor – dice mi madre trayéndome a la realidad, veo como se saludan y mi padre parado en la puerta mirándome seriamente.
-      ¿Cómo estas Gabriela? – responde este acercándose y mirándome  -  la niña ha crecido he, cuanto tiempo paso desde la última vez que la atendí.
-      Estoy bien ¿y la familia? – dice mi madre a un lado acariciando mi cabellos – si han pasado muchos años.
-      La familia bien, los niños también ya están grande.
Luego de sacar todo para mirarme las heridas empieza con la del brazo.
-      Auch – me quejo aguantando las ganas de llorar y lo maldijo en todos los idiomas posibles, viejo  bruto ¿Por qué hay doctores así?
-      Ya bebe – escucho decir a mi madre  mientras siento del dedo del doc. En la herida.
-      La entrada y salida de la bala es limpia – dice mirando a mi madre y claro para eso tenía que ser tan bruto.
Mi madre asiente en silencio y sostiene una mano. La verdad es que duele las únicas heridas son esta del brazo y la pierna pero no significa que no me haya dado un par de patadas en el torso que por cierto duelen, debería decirle que se fije si no tengo alguna costilla con fisura aunque prefiero aguantarme el dolor y no sufrir con este viejo.
-      Esto ya está – escucho que dice al vendarme el brazo – tendrás que tener cuidado unos días con este brazo, ya sabe nada de fuerza o movimientos bruscos o se volverá abrir la herida y ya sabes que así tardara en sanar y volver a esta bien del brazo – no se para que tantas explicaciones si ya se lo que va a pasar si no me cuido.
No puedo evitar apretar la mano de mi madre con fuerza  al ver que se dirige a mirar la herida de la pierna, que por cierto yo no he mirado porque sé que debe ser una herida fea por como duele. Creo que si sigo así terminare llena de cicatrices, en la espalda tengo la del accidente del auto, ahora de a bala supongo que quedara  también alguna y la de la pierna ni idea, espero que no. Vuelvo aguantarme las ganas de llorar, pero por suerte esta vez solo fue algo sencillo. El doctor me regala una sonrisa comprensiva por el dolor que me está haciendo pasar y yo por supuesto le devuelvo una cara de odio. Vuelve a darme explicaciones debo curarme la herida de la pierna. Solo asiento antes sus explicaciones ¿por quién me toma? ¿Cree que no seguiré las indicaciones? Bueno de eso está bien que dude porque es muy probable.
-      No se preocupe – habla Gabriela – acá nos encargaremos de que siga todas sus indicaciones.
-      Bien – responde a mi madre – aquí te dejo una receta y algunas pastillas para el dolor.
Cuando mi madre y el doctor salen de la habitación. Entra mi padre con un oficial, no puedo hacer otra cosa que suspirar. No podía esperar al interrogatorio, del oficial lo entiendo pero de mi padre no. Hablo con ellos y les explico lo mismo que le dije a mi padre obviando algunos detalles, uno de eso es lo que me dijo uno de esos. Por supuesto que no encontraron los cuerpos ni el arma, como le dije a mi padre sus cómplices habrán venido por ellos. No los mate, solo los deje noqueado, hubo uno de ellos no sé cómo estará porque su compañero le disparo y fue así como me dio en el brazo. Arikel se ha ido de la pieza en no sé qué momento y me siento mal por ello porque la quería acá conmigo, debe tener otras cosas más importante que hacer además viendo la hora quizás ya fue a descansar. Ahora que estoy sola en la habitación puedo pensar tranquila en lo que paso hace un rato volviendo a casa donde mi vida estuvo en peligro.
Al agarrar a su compañero el otro desesperado disparo, al sentir el disparo pude ver como la bala se proyectaba hacia mí como en cámara lenta, quede unos segundo simplemente mirando esa bala, se supone que al salir disparada, salen a alta velocidad y uno nos puede verla pero yo sí. Logre reaccionar a tiempo y moverme para que me dé en el brazo. Volvió hacer otro disparo pero no hizo más que pegarle a su compañero. El tipo que había disparado al hacerlo se acercó rápidamente hacia nosotros tratando de tomarme desprevenida. Al ver su movimiento apreté el cuello de su compañero más fuerte asfixiándolo y dejarlo tirado. Quedamos uno contra uno, en sus ojos podía ver la confianza que se tenía al verme herida. En el internado he peleado en peores condiciones, supe que sería difícil porque este estaba entrenado.
-      Te traje algo de comer – escucho una voz tierna que me saca de mis pensamientos.
-      No debiste – digo sentándome mientras ella una mesita desplegable arriba mío y una bandeja con un plato con sopa.
-      ¿sopa? –pregunto mirándola – Ari…
-      No pongas caras y toma eso, que tienes que tomarte una pastilla para el dolor que tu cara lo dice todo – dice sonriendo es verdad el brazo y la pierna duelen mucho -  además le dije a tu madre que yo me encargaría por hoy, ella está demasiado nerviosa.
-      Está bien pero solo por hoy sopa que no estoy en un hospital – digo haciendo carita al agarrar la cuchara y saber que tengo que comer esto – si lo sé cómo debe estar, no quería preocuparlos.
-      Sé que no pero son tus padres y es normal que se preocupen por ti. Al menos esta noche te dejaran tranquila con los interrogatorios y todo lo relacionado a eso.
-      ¿lo hiciste tú?- pregunto señalando la sopa.
-      Si lo hice yo ¿no te gusta?- dice y puedo escuchar un poco de tristeza en su voz.
-      Es que esta deliciosa – respondo mirándola con una sonrisa- es la primera vez que me gusta una sopa.
-      No mientas.
-      No te estoy mintiendo es la pura verdad.
Seguimos hablando y haciendo bromas mientras yo me como toda la sopa, sinceramente estaba rica. Una vez terminado tomo la pastilla, llamo a una de las chicas para que venga a buscar las cosas así ella se queda conmigo. Le hago una seña para que se a un lado. Lo duda pero lo hace.
                                                    ****
En silencio acaricio sus cabellos, no me imagino lo que habrá pasado para librarse de esos tipos. Tengo curiosidad de lo que paso pero prefiero preguntárselo después cuando ella este bien porque ahora aunque intente no demostrarlo sé que le está doliendo, espero la pastilla efecto rápido y deje de dolerle. Le cubro con un edredón, dejando destapado su pierna herida. Al mirar por primera vez su herida se ve fea. Le falta la piel de la rodilla y hacia abajo una parte de la pierna, es una herida muy fea. Me acuesto nuevamente a su lado como me lo pidió y sigo con mis caricias en su cabello, de alguna manera quiero minimizar su dolor.
-      Me tenías muy preocupada – digo depositando un beso en su frente.
-      Lo siento – responde al abrazarse a mí y dejar su pierna herida arriba de la mía.
Solo puedo abrazarla fuerte contra mí, porque me  duele tanto tener que verla de esta manera, quizás tanto como a ella le duele sus heridas. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que nos abrazamos y me perdí en mis pensamientos. Ahora su respiración es tranquila y pausada, se ha dormido, ojala lo haga bastante al menos hasta mañana.
Continúo acariciando sus cabellos y poco a poco el sueño comienza a vencerme. Hago el esfuerzo de mantener un poco más abierto mis ojos para ver su rostro una vez más están hermosa es un ángel durmiendo a pesar de tener sus labios hinchados del golpe esta hermosa, tan tranquila tan relajada como si nada ni nadie pudiera perturbar sus sueños. Muevo mi cabeza un poco y acerco mis labios a los suyos dejando un tierno beso. No puedo resistirme a no besarla, aunque sé que tengo que pensar mucho en lo que me está pasando con ella, a mí no me gustan las mujeres pero con Agos no sé qué me pasa, pero por hoy mejor dicho no pensare en nada. La abrazo más a mí y cierro los ojos dejándome caer en los brazos de Morfeo.
¡Que la sueltes! – escucho su voz entre sueños
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4 comentarios:

  1. Cada vez mas esta interesante como va la historia, espero que pronto subas un nuevo capitulo, tengos muchas ansias de leerlo. (:

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  2. Me encanta esta historia te felicito sos una excelente escritora

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  3. Esta súper buenas la historia hermosa nos nos dejes así tanto tiempo please !!!

    Yennifer (colombia)

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  4. Hola espero que estés bien. Esta muy buena la historia y quisiera saber cuando subirás el próximo capítulo. Saludos ��

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