Capítulo 60
O es
contra mí las cosas por eso están aquí o es por mi padre y me quieren tomar de
carnada. Si quieren llevarme a donde sea no le voy hacer tan fácil. Sé que la
pierna derecha está bastante herida pero voy a luchar igual.
- Pareces desconcertada-
dice uno de los que está apuntándome.
- No, va si me sorprende
que quien sea que me quiera, haya mandado a dos
- Con dos es más que
suficiente para llevarte a ti, una niñita como tú aunque quiera vendrá con
nosotros, nuestro chofer está esperando.
Entonces son tres, yo solo quería esa
información para saber a cuantos me enfrento.
- Y ¿creen que yo iré así
como así?
- Te estamos apuntando, si
no quieres el dolor de una bala en alguna parte de tu cuerpo vendrás.
- Entonces ven por mí –
respondo desafiante
Uno de ellos aun apuntándome se acerca y el
otro queda atrás también apuntándome. Cuando llega a mi lado y piensa agarrarme
la mano para atármela, baja un poco su arma y es mi momento, de un rápido
movimiento corro su arma y le doy vuelta agarrándolo del cuello, es en ese
instante cuando se escucha un disparo.
****
Estamos cenando y Antón está preocupado por
Agostina, igual su madre e igual yo por supuesto. Ella dijo que tenía algo que
hacer pero no dijo qué.
Sigo comiendo cuando siento un dolor en el
pecho, me falta la respiración, dejo la cena a un lado e intento relajarme y
respirar pero me algo imposible.
- ¿estás bien?- escucho la
voz de Gabriela que está sentada a mi lado, me corre el cabello – respira.
Respiro por la boca pero el dolor sigue igual
y eso hace que me sea más difícil.
- ¿quieres algo de beber?-
pregunta ella y yo solo niego con la cabeza.
- Ya… se me… va a pasar –
apenas puedo hablar y no sé de qué es ese dolor.
Es como si fuera un mal presentimiento y al
pensar en Agos, me entra un miedo terrible ¿y si le ha pasado algo y por eso no
está aquí? Cierro los ojos y pido a Dios y todos los santos de que ella este
bien, que esto que estoy ahora no sea porque le ha pasado algo a ella.
Poco a poco el dolor va desapareciendo y
vuelvo a respirar con más normalidad. Veo los ojos de los dueños de casa
mirándome interrogativamente.
- Solo ha sido un dolor en
el pecho – empiezo a explicar para que se queden tranquilos, aunque yo no lo
esté – es como si tuviera un mal presentimiento.
Ni bien termino de decir la última palabra
Antón saca su móvil empieza a marcar un número y sé que es el de Agos, porque
desde que llego la ha llamado más de diez veces.
- ¿Dónde carajo está tu
hija?- dice caminando por el comedor mirando a Gabriela.
- ¿Cuándo desaparece solo
es hija mía? Y si supiera no estaría preocupada- lo único que falta es que
discutan ahora.
El solo la mira y sigue caminando mientras
vuelve a llamar al número de su hija pero no hay resultado.
- Ella ya es grande- dice
Gabriela – quizás anda con sus amigos y no ha escuchado el teléfono.
- Con lo que le paso no
voy a estar tranquilo hasta que me atienda…- el ruido de la moto de ella hace
que se calle.
Nos miramos y rápidamente nos encaminamos
hacia afuera. Gabriela abre la puerta y un segundo se queda parada en silencio
y después sale corriendo. Algo no está bien.
Nosotros repetimos la acción de ella. Al
salir veo como uno de los de seguridad sostiene la moto y otro a ella y
Gabriela que se le caen algunas lágrimas. Antón se acerca rápidamente a ellas y
agarra en brazos a Agostina.
La observo y veo como su pierna derecha está
llena de sangre, en la campera que lleva puesta noto como uno de sus brazos
esta húmedo y que decir de su boca, el labio herido está sangrando como si lo
hubieran vuelto abrir la herida de la mañana pero esta vez es más feo.
Me hago a un lado y dejo que ellos entren.
Solo puedo quedarme parada sin saber que hacer viendo como su padre la lleva hacia su habitación.
Unos segundos con la mirada perdida donde
ellos desaparecieron reacciono y voy hacia su pieza, voy a preguntar en que
puedo ser útil. Entro y lo que veo es que el brazo derecho tiene una herida al
parecer de bala, su madre está limpiándola y tratando de que deje de
sangrar. Antón está en el baño hablando
por teléfono con alguien, supongo que haya llamado algún doctor. Vuelvo mi
vista hacia ella y su madre comienza a sacarle el pantalón y cuando baja por
sus piernas, ella hace un gesto de dolor. Gabriela le sonríe compresiva y
pidiéndole perdón por el dolor que le está causando, en estos momentos la trata
como si fuera una niñita chiquita.
- Siento… que me hubiera
pasado un camión…por encima – dice ella.
- ¿me dirás que paso?-
dice su padre que llega a lado de la cama – el doctor está viniendo.
- Venía a casa y en la
curva me tumbaron de la moto y al caer se me acercaron dos tipos armados.
- ¿Qué más?
- Y me defendí padre ¿Qué
más iba hacer? ¿dejar que me lleven?
- Lo sé solo quiero saber
todo los detalles de lo que paso- responde el preocupado – de ahora en más
andarás con guardaespaldas.
- De guardaespaldas nada –
contesta ella queriendo incorporarse, hace un gesto de dolor – hola hermosa –
dice haciendo un amago de sonrisa al verme.
- Hola – digo acercándome
a ella – estas hecha un desastre.
- Sigo igual de guapa ¿no?
– responde levantando sus cejas no puedo evitar sonreír.
- Deja de decir estupideces-
la corta su padre - ¿quisieron secuestrarte?
- Si eso quisieron
¿podemos dejar el interrogatorio para más tarde?
- Sí, pero también viene
la policía en camino – dice él mirando a su hija – por eso te estoy pidiendo
que me cuentes que paso ¿huyeron?
- Solo voy a decirte que
deje a dos tipos tirados allá y uno huyo, lo encontraran si no es que vinieron
algunos cómplices a buscarlo para que no los atrapen y ahora padre- su gesto es
de dolor – por favor déjame tranquila sí, ya vas a enterarte de todo cuando
lleguen a interrogarme los oficiales.
- Bien – responde serio –
cuando llegue el doctor lo mando hacia aquí.
****
Solo puedo quedarme acostada siento mi cuerpo
todo adolorido, noquear a uno de ellos fue fácil, pero con el que tuve que
luchar después no fue sencillo, estaba bien entrenado y yo con la pierna y el
brazo herido fue complicado. Sé que mañana tendré moretones y estaré peor que
hoy.
Mi madre está curándome la herida del labio
mientras esperamos que el doctor llegue, no ha dicho nada, pero conociéndola le
dirá a mi padre lo de los guardaespaldas, bueno él ya quiso ponerme ni bien
llegue y les conté lo que me había pasado y ahora con mucha más razón. También
puedo ver la mirada preocupada de Arikel parada a un lado de la puerta. Creo
que ya estaban así en esta casa por lo que estaba tardando en llegar. Solo sigo
pensando quien será que está detrás de ese intento de secuestro, fue alguien
que sabia y sabe mis movimientos, o sabe los de la familia.
No puedo sacarme de la cabeza la voz de uno
los tipos que me ataco y de lo que me dijo. Estar aquí no va ser fácil y me
viviré en peligro pero si es verdad que tengo una misión seguiré aquí para
cumplirla y además hare caso a lo que me dijo mi abuela ya sea en sueño o en
persona, tengo a Arikel y por el momento es una razón más que suficiente para
que siga poniendo mi vida en peligro.
- Doctor – dice mi madre
trayéndome a la realidad, veo como se saludan y mi padre parado en la puerta
mirándome seriamente.
- ¿Cómo estas Gabriela? –
responde este acercándose y mirándome
- la niña ha crecido he, cuanto
tiempo paso desde la última vez que la atendí.
- Estoy bien ¿y la
familia? – dice mi madre a un lado acariciando mi cabellos – si han pasado
muchos años.
- La familia bien, los
niños también ya están grande.
Luego de sacar todo para mirarme las heridas
empieza con la del brazo.
- Auch – me quejo
aguantando las ganas de llorar y lo maldijo en todos los idiomas posibles,
viejo bruto ¿Por qué hay doctores así?
- Ya bebe – escucho decir
a mi madre mientras siento del dedo del
doc. En la herida.
- La entrada y salida de
la bala es limpia – dice mirando a mi madre y claro para eso tenía que ser tan
bruto.
Mi madre asiente en silencio y sostiene una
mano. La verdad es que duele las únicas heridas son esta del brazo y la pierna
pero no significa que no me haya dado un par de patadas en el torso que por
cierto duelen, debería decirle que se fije si no tengo alguna costilla con
fisura aunque prefiero aguantarme el dolor y no sufrir con este viejo.
- Esto ya está – escucho
que dice al vendarme el brazo – tendrás que tener cuidado unos días con este
brazo, ya sabe nada de fuerza o movimientos bruscos o se volverá abrir la
herida y ya sabes que así tardara en sanar y volver a esta bien del brazo – no
se para que tantas explicaciones si ya se lo que va a pasar si no me cuido.
No puedo evitar apretar la mano de mi madre
con fuerza al ver que se dirige a mirar
la herida de la pierna, que por cierto yo no he mirado porque sé que debe ser
una herida fea por como duele. Creo que si sigo así terminare llena de
cicatrices, en la espalda tengo la del accidente del auto, ahora de a bala
supongo que quedara también alguna y la
de la pierna ni idea, espero que no. Vuelvo aguantarme las ganas de llorar,
pero por suerte esta vez solo fue algo sencillo. El doctor me regala una
sonrisa comprensiva por el dolor que me está haciendo pasar y yo por supuesto
le devuelvo una cara de odio. Vuelve a darme explicaciones debo curarme la
herida de la pierna. Solo asiento antes sus explicaciones ¿por quién me toma?
¿Cree que no seguiré las indicaciones? Bueno de eso está bien que dude porque
es muy probable.
- No se preocupe – habla
Gabriela – acá nos encargaremos de que siga todas sus indicaciones.
- Bien – responde a mi
madre – aquí te dejo una receta y algunas pastillas para el dolor.
Cuando mi madre y el doctor salen de la
habitación. Entra mi padre con un oficial, no puedo hacer otra cosa que
suspirar. No podía esperar al interrogatorio, del oficial lo entiendo pero de
mi padre no. Hablo con ellos y les explico lo mismo que le dije a mi padre
obviando algunos detalles, uno de eso es lo que me dijo uno de esos. Por
supuesto que no encontraron los cuerpos ni el arma, como le dije a mi padre sus
cómplices habrán venido por ellos. No los mate, solo los deje noqueado, hubo
uno de ellos no sé cómo estará porque su compañero le disparo y fue así como me
dio en el brazo. Arikel se ha ido de la pieza en no sé qué momento y me siento
mal por ello porque la quería acá conmigo, debe tener otras cosas más
importante que hacer además viendo la hora quizás ya fue a descansar. Ahora que
estoy sola en la habitación puedo pensar tranquila en lo que paso hace un rato
volviendo a casa donde mi vida estuvo en peligro.
Al agarrar a su compañero el otro desesperado
disparo, al sentir el disparo pude ver como la bala se proyectaba hacia mí como
en cámara lenta, quede unos segundo simplemente mirando esa bala, se supone que
al salir disparada, salen a alta velocidad y uno nos puede verla pero yo sí.
Logre reaccionar a tiempo y moverme para que me dé en el brazo. Volvió hacer
otro disparo pero no hizo más que pegarle a su compañero. El tipo que había
disparado al hacerlo se acercó rápidamente hacia nosotros tratando de tomarme
desprevenida. Al ver su movimiento apreté el cuello de su compañero más fuerte
asfixiándolo y dejarlo tirado. Quedamos uno contra uno, en sus ojos podía ver
la confianza que se tenía al verme herida. En el internado he peleado en peores
condiciones, supe que sería difícil porque este estaba entrenado.
- Te traje algo de comer –
escucho una voz tierna que me saca de mis pensamientos.
- No debiste – digo
sentándome mientras ella una mesita desplegable arriba mío y una bandeja con un
plato con sopa.
- ¿sopa? –pregunto
mirándola – Ari…
- No pongas caras y toma
eso, que tienes que tomarte una pastilla para el dolor que tu cara lo dice todo
– dice sonriendo es verdad el brazo y la pierna duelen mucho - además le dije a tu madre que yo me
encargaría por hoy, ella está demasiado nerviosa.
- Está bien pero solo por
hoy sopa que no estoy en un hospital – digo haciendo carita al agarrar la
cuchara y saber que tengo que comer esto – si lo sé cómo debe estar, no quería
preocuparlos.
- Sé que no pero son tus
padres y es normal que se preocupen por ti. Al menos esta noche te dejaran
tranquila con los interrogatorios y todo lo relacionado a eso.
- ¿lo hiciste tú?-
pregunto señalando la sopa.
- Si lo hice yo ¿no te
gusta?- dice y puedo escuchar un poco de tristeza en su voz.
- Es que esta deliciosa –
respondo mirándola con una sonrisa- es la primera vez que me gusta una sopa.
- No mientas.
- No te estoy mintiendo es
la pura verdad.
Seguimos hablando y haciendo bromas mientras
yo me como toda la sopa, sinceramente estaba rica. Una vez terminado tomo la
pastilla, llamo a una de las chicas para que venga a buscar las cosas así ella
se queda conmigo. Le hago una seña para que se a un lado. Lo duda pero lo hace.
****
En silencio acaricio sus cabellos, no me
imagino lo que habrá pasado para librarse de esos tipos. Tengo curiosidad de lo
que paso pero prefiero preguntárselo después cuando ella este bien porque ahora
aunque intente no demostrarlo sé que le está doliendo, espero la pastilla
efecto rápido y deje de dolerle. Le cubro con un edredón, dejando destapado su
pierna herida. Al mirar por primera vez su herida se ve fea. Le falta la piel
de la rodilla y hacia abajo una parte de la pierna, es una herida muy fea. Me
acuesto nuevamente a su lado como me lo pidió y sigo con mis caricias en su
cabello, de alguna manera quiero minimizar su dolor.
- Me tenías muy preocupada
– digo depositando un beso en su frente.
- Lo siento – responde al
abrazarse a mí y dejar su pierna herida arriba de la mía.
Solo puedo abrazarla fuerte contra mí, porque
me duele tanto tener que verla de esta
manera, quizás tanto como a ella le duele sus heridas. No sé cuánto tiempo ha
pasado desde que nos abrazamos y me perdí en mis pensamientos. Ahora su
respiración es tranquila y pausada, se ha dormido, ojala lo haga bastante al
menos hasta mañana.
Continúo acariciando sus cabellos y poco a
poco el sueño comienza a vencerme. Hago el esfuerzo de mantener un poco más
abierto mis ojos para ver su rostro una vez más están hermosa es un ángel
durmiendo a pesar de tener sus labios hinchados del golpe esta hermosa, tan
tranquila tan relajada como si nada ni nadie pudiera perturbar sus sueños.
Muevo mi cabeza un poco y acerco mis labios a los suyos dejando un tierno beso.
No puedo resistirme a no besarla, aunque sé que tengo que pensar mucho en lo
que me está pasando con ella, a mí no me gustan las mujeres pero con Agos no sé
qué me pasa, pero por hoy mejor dicho no pensare en nada. La abrazo más a mí y
cierro los ojos dejándome caer en los brazos de Morfeo.
¡Que la sueltes! –
escucho su voz entre sueños------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Ve C - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Cada vez mas esta interesante como va la historia, espero que pronto subas un nuevo capitulo, tengos muchas ansias de leerlo. (:
ResponderEliminarMe encanta esta historia te felicito sos una excelente escritora
ResponderEliminarEsta súper buenas la historia hermosa nos nos dejes así tanto tiempo please !!!
ResponderEliminarYennifer (colombia)
Hola espero que estés bien. Esta muy buena la historia y quisiera saber cuando subirás el próximo capítulo. Saludos ��
ResponderEliminar