Capítulo 54
Mi madre sube hablarme eso de las ocho
diciendo que mi padre quiere llevarme algún lado a mostrarme algo. Me doy vuelta y le pido cinco minutos más.
Puedo escuchar su risa y decirme que me apure por mi padre antes que suba el a
buscarme.
Escucho la puerta
cerrarme e intento abrir mis ojos, en este momento estoy odiando a mi padre yo
pensé que podría quedarme un poco más en la cama hoy.
Con los ojos medios
cerrados dirijo al baño y preparo mi baño. Al estar bañándome por primera vez
desde anoche pienso en el beso con Ari. Me gusto, bueno si antes ya me gustaban
sus besos ahora mucho más, ella me gusta pero ¿es muy pronto para intentar
conquistarla? Me refiero a que hace unos días mi relación de unos meses se terminó
e intentar tan rápido estar con alguien más es como si Luna no me hubiera
importado mucho, si hago eso. Yo la quise mucho como pareja y como amiga que
fuimos tengo muchos recuerdos con ella y siempre la querré.
Luego de bañarme y
antes de salir de la habitación escucho a las empleadas hablar, son hijas o
nueras de antiguas empleadas que al estar ya grande dejaron de trabajar y ellas
tomaron el lugar.
- Yo me volvería lesbiana si la hija de ellos me mirara-
dice una.
- ¿en serio?-pregunta la otra.
- ¿es que acaso no la viste?- responde con otra pregunta –
es muy guapa unos ojos azules y el cabello negro y ni te digo del físico.
- Pensé que era rubia- vuelve a decir la otra- al menos en
esta casa hay todas fotos de ella así y la verdad no la vi. Yo me conformaría
con que algunos de los dos me mirara.
- Es verdad, e incluso aceptaría ser su amante- vuelve a
decir la otra – saldría de este lugar, pero vuelvo a repetirte me quedo con
ella.
- Y ¿Por qué no con
él?
- Porque él depende su padre, su padre es el que le da
dinero y todo lo que tiene, además ni siquiera tiene un título. Y ella al
parecer tiene una cuenta bancaria con muchos cero y es la mimada de su padre
así que todo esto un día será de ella– dice riendo- y los ceros de su cuenta se
incrementaría y está próxima a recibirse. La pelirroja nueva en esta casa, no
pierde el tiempo anoche las vi cuando llegaron de salir estaban muy abrazadas
afuera.
- Y viéndolo de esa manera yo también- responde la otra –
seguramente intentara conquistar alguno de los dos y más si sabe de la fortuna
que poseen.
Al salir de la
habitación hago ruido y ellas se quedan calladas mirándome. Me da rabia que
personas a las cuales uno les da trabajo y trata bien, porque sé que mi madre
le trata muy bien y les paga un buen sueldo. Mi padre será serio y demás pero
nunca las vi tratar mal y Damián bueno el sí humilla a cualquiera, se pongan
hablar de la manera que lo hacen. No son más que chismosas. Me han puesto de
mal humor.
Cuando paso por su
lado lo único que hago es mirarla de arriba abajo, sigo mi camino.
En el comedor veo a
todos reunidos desayunando. Al cruzar mi mirada con Ari, ella agacha la mirada,
como si tuviera vergüenza de mirarme. Me resulta tierna que haga eso, anoche al
llegar no parecía tener vergüenza y ahora sí.
- Buenos días- digo y me siento a lado de ella, y deposito
un beso en su mejilla que hace que se le suban los colores.
- ¿todo bien?- pregunta mi padre para el cual no pasa
desapercibida su reacción.
- Si padre- respondo sonriéndole. Hoy al menos no me afecta
tanto estar cerca de él, quizás sea el hecho de que no estamos muy cerca -
¿Dónde vas a llevarme?- pregunto mientras llevo una tostada a mi boca.
- Iremos a un lugar que va a gustarte- sonríe más para
convencer a los de las mesa que a mí.
- seguramente si padre- contesto, mientras obvio mi cabeza
trabaja pensando que lugar será.
****
Después del sueño
excitante que tuve con Agus me costó volver a dormirme. No podía y puedo dejar
de pensar en porque soñé eso con ella, quizás sea el hecho de que es la primer
mujer que beso y que es mi amiga a la cual no veía hace años. Y la otra a que
su beso me ha gustado y demasiado y la verdad no puedo negarlo.
Ahora tenerla acá a
lado mío, es difícil mirarla. Difícil porque cada vez que la miro recuerdo el
sueño que fue tan real, era como si ella hubiera estado en mi habitación.
Terminamos de desayunar y hemos salidos todo de la casa para hacer nuestras
cosas. El señor Antón me ha puesto de aprendiz en su empresa y vaya conociendo
las áreas y como trabajan ellos.
- ¿todo bien?- dice acercándose a mí y no puedo evitar
sentir que se me suben los colores en la cara
- Si todo bien- contesto bajando la mirada.
- Si es por lo del beso de anoche no tienes por qué
avergonzarte- dice tomando mi barbilla y haciendo que la mire – ambas sabemos
porque nos besamos, aunque si fuera por mi te volvería a besar.
- No se…- no puedo terminar lo que voy a decir.
- Si ni que se me ocurra que eres hetero y demás- dice
sonriendo.
En este momento y
luego del sueño que he tenido contigo estoy dudando de mi heterosexualidad. Si
supieras pienso lanzando un suspiro.
Me da un beso en la
mejilla de despedida y sube al auto donde la esperan Damián y Antón. Ambos se
despiden con un gesto en de la mano y sonrisa. Al salir su auto de delante de
la casa frena otro, en el cual subo yo que me lleva a la empresa. Lo bueno es que mientras estudio las últimas
materias para recibirme, iré adquiriendo experiencia aquí.
Ahora que lo pienso
no creo que fueran alguna reunión de negocios ellos, va Agos iba vestida muy
normal, sin embargo a ella le queda bien, pero de todas formas, Antón no le
dejaría ir así a una reunión.
****
En la mañana es Uriel
quien nos despierta a las tres, con los golpes en la puerta. Al ver su cara lo
veo feliz alegre y no sé porque, esto me empieza a inquietar. Él es quien
también prepara el desayuno de nosotras, porque con nuestra cara de dormida le
decimos todo.
- Sé que quieren saber que hago aquí tan temprano- dice
cuando nos sentamos en la mesa tratando de aparentar despiertas.
- La verdad si- responde manuela - ¿Por qué nos reuniste a
las tres? Tú siempre has hablado más con Luz y Luna supongo que ella sola
debería estar aquí.
- Se perfectamente eso. bueno no le voy hablar con rodeos –
dice U, y me sorprende porque por primera vez va hablar sin enredo – me
ofrecieron hacerme caso de una empresa en Italia, el presidente de esa empresa
falleció y me llamaron diciendo si yo puedo hacerme cargo. Tengo una semana
para decidir y en dos meses para estar allí para asumirla.
- ¿Qué tenemos que ver en eso nosotras?- pregunta Rosa.
- La cuestión es de que si ustedes quieren ir allí a
trabajar conmigo.
- ¿Qué pasa con la empresa de Luz?
Cuando la nombro veo
que se queda pensando que respuesta dar.
- La empresa de ella, se quedara a cargo Carlos el abogado.
- ¿Por qué nos quieres llevar a nosotras?
- Porque las conozco y me gustaría trabajar con ustedes
además le falta poco para que se reciban. En esto dos meses pueden recibirse.
Chicas ustedes digan si o no, yo me voy.
- ¿dos meses?- dice Manuela- estás loco.
- Lo que le llevara más tiempo es la tesis que tienen que
presentar. Yo puedo ayudarle en eso.
- Suena muy interesante- responde Rosa pensativa, sé que si
ella se va lejos es mejor y más con los problemas que tiene con la familia de
Manu- ¿podemos pensarlo?
- Si tiene tres días para pensarlo y decirme.
- Bien, ¿Luz sabe esto?-pregunto yo.
- Lo de dejar la empresa si lo sabe, porque lo hable con
ella y estuvo de acuerdo en que deje a Carlos.
Rosa me mira porque
le conté anoche que fui a buscarla a la estancia pero que allí no la encontré.
Uriel sabe dónde está y puede decírmelo.
- ¿sabes dónde está?- pregunta Rosa por mí.
- Si lo sé, estamos en contacto.
- ¿puedes decirme dónde?
- Chicas, lo siento pero no. Ella me hizo prometer que no
le diría nada a nadie.
Le llenamos con un
poco más de pregunta y se retira a trabajar. Sé que ellas pensaran que hacer,
si irse y apurar el estudio o quedarse aquí bancándose a la familia de Manuela
amenazándolas cada dos por tres. Y yo también, al parecer Luz no quiere estar
lejos de nosotras. Lo mejor será irme a trabajar con U.
****
Llegamos a un lugar
solitario luego de tener un viaje de una hora más o menos. Cuando mi padre
habla con el de seguridad que está en el lugar entramos. A los lejos se ve una
casa que no es muy grande, alrededor todo muros y en diferentes lugares hay
gente ya se luchando o practicando con Armas.
Damián baja del auto
y se saluda con unos cuantos. Me causa gracia ver cómo se comporta con ellos,
como si fuera el mejor. Quizás lo es o tal vez lo respetan por ser hijo de
quien es, pero no me veo a él luchando con unos de esos tipos grandotes, no les
ganaría, al menos que haga trampa que sé que esa si es su especialidad.
Mi padre me hace una
seña para que baje junto a él, una vez que todos se han acercado para
escucharlo hablar. A los últimos que van llegando veo como hacen una pequeña
reverencia hacia él. Me empiezo a sentir mal, todo aquí es muy intenso, el
dolor se empieza hacer agudo y la cabeza siento como si hubieran entrado en
ella mil mosquitos, todo me da vueltas, de momentos siento como si mi cabeza
estuviera cayendo en un profundo abismo.
No voy a dejarme
vencer por lo que sientan estos caidos. Ellos conmigo no podrán.
- Ella- dice mi padre señalándome mientras todos me
observan- es mi hija. Mi heredera.
Damián aprieta sus
puños al escuchar esto. Él es hijo primogénito y cree que por lo tanto le
corresponde todo.
Al igual que hicieron
con mi padre hacen una pequeña reverencia conmigo.
- No te lo mereces- escucho que dice Damián muy cerca de
mí.
- Eso díselo a el- respondo mirándolo – y escuchemos sus
razones.
Por supuesto que no
dice nada y solo se aleja con los grandulones que parecen ser sus perros
falderos. Mi padre se acerca a mí después de hablar con su gente, que parecen
ser los siguientes al mando después de él. Se acerca a mí con el semblante
serio.
- ¿pasa algo? pregunto
- Imbéciles- maldice- no sé qué se creen – se detiene
suspira- no pensé que esto fuera a pasar el día de tu presentación. No sé qué
se creen, no se quien les dio poder…
- Obvio que fuiste tú- respondo.
- Hija por favor – dice mirándome – la cuestión es que
quieren una pelea entre Damián y contigo. Les dije que no estás en condiciones porque
te estas recuperando pero en fin.
Llevo mi vista a los
tres tipos y una mujer que están hablando y riendo con Damián. Creo que ya sé
por dónde viene la situación. Uno de los
dos tiene que seguir al mando después de mi padre y recién ellos cuatros y
Damián no está dispuesto perder el poder fácilmente y cree que aprovechando que
estoy débil podrá conseguir algo, quizás que le hagan más caso a el que a mí.
Ser jefa de unos mercenarios, sicarios, etc.
- ¿Cómo sería la pelea? Va ¿Cuánto va a durar?
- Agos tú no estás en condiciones de pelear. Y la pelea
duraría hasta el primero que bese el suelo.
- ¿Quién decidió eso?-pregunto levantando una ceja.
- Ellos- responde- pero no vas hacerlo. Yo mando acá y
nadie me dice que hacer. Además no debes pelear con un hombre.
Mi hermanito parece
que quiere humillarme delante de sus perros. Porque estoy segura que él les
dijo que le digan a mi padre que la pelea sea así.
- Padre sé que quedo cero femenina peleando con un hombre y
más si eso es tu hijo, pero te recuerdo que siendo más chica me mandaste a
artes marciales y algunas cosas recuerdo. No será tan fácil ganarme. Y peleare.
- Pero…
- Nada papi- contesto sonriéndole – si ustedes van a mirar
espero que no estén cerca sabes que me incomoda – mentira lo quiero lejos para
que ellos no me afecten con lo que sienten- y vuelvo a repetirte no va ser
fácil ganarme, no te dejare mal.
- Está bien les diré que pelearas. Lo harán aquí que está
marcado el lugar y nosotros miraremos de allí- dice señalando unos árboles que
dan una hermosa sombra y hay unas sogas colgadas de estos. Allí dice señalando
la casa debe haber un deportivo de tu medida con el jeans no podrás moverte
fácilmente.
Veo a mi padre
alejarse donde están ellos y quedo observando el lugar viendo que puedo
descubrir, aunque al estar rodeada de caidos tengo que tener mucho más cuidado.
Entro en la casa y veo un par que estaban afuera cuando llegamos que me miran.
- ¿buscas algo?- dice una chica de mi altura más o menos.
- Me mando Antón a buscar un chándal- digo sintiendo su
mirada negra fría como si quisiera leer mi alma, por supuesto que yo no bajo la
mirada hasta que ella lo hace.
- Sígueme- contesta.
En un armario saca un
par de varios talles y me pasa.
- Pruébate cual te queda.
No necesito probarme
ninguno para saber cuál es de mi talla, no quiero uno que se me caiga y tampoco
uno que ajuste demasiado, para eso pelearía con el jeans. Me cambio y salgo de
allí y la encuentro recostada en una de las paredes fumando, esperándome.
- Suerte- me dice cuando camino hacia donde me espera
Damián.
La miro levantando
una ceja. Pensé que estaría con él.
- Aquí entre nos- dice sonriendo- tu hermano no me agrada,
necesita que alguien le baje los humos y quien mejor la persona que él no se
banca.
Voy a contestar
cuando llegamos al lugar de la pelea, solo puedo mirarla. Hay algo raro en
ella.
Antón vuelve a llamar
la atención de todos.
- La pelea es así. El primero de los dos que bese el suelo,
pierde. No será por tiempo como lo hacemos siempre.
Dice un par de cosas
más que no me interesa. Solo puedo sentir la mirada llena de odio de Damián.
¿Por una mujer se olvidó lo que vivimos de chicos? A veces como ahora sigo sin
creérmelo.
Nos ponemos en
nuestra posición. Y mi padre llega a la suya.
- ¡ya!- grita desde su lugar.
Ambos estudiamos
nuestros movimientos, es como en boxeo u cualquier otro deporte, esperando ver
que hace el otro. Al menos que sea una pelea callejera claro está, muchas veces
hay que tener paciencia y sé que él no tiene así que yo me muevo a los lados.
- Vamos, ataca- dice empezando a exasperarse.
- Tú eres el que quería esto. Ataca tu- respondo- yo no
tengo apuros.
Al escuchar lo último
se enoja más de lo que esta y se acerca a mí. Lanza una piña, logro moverme un
poco pero rosa mis labios. Siento un poco de sangre, y por supuesto que me
molesta porque sé con qué intenciones lo hizo, pero sigo moviéndome, en tanto
él sonríe y siente confiado. Recuerdo que cuando éramos chicos y peleábamos él
tenía una debilidad que era con su postura avisar que iba hacer. En este
caso viene hacia mí con la pierna izquierda
delante y la defensa de sus brazos de la misma manera, lo que significa que
puede lanzar una patada de frente con la izquierda o con la derecha y con los
brazos el amague lo hará con la izquierda, la fuerza tiene en el brazo derecho.
- Vas a besar el suelo- sonríe como si ya hubiera ganado.
- ¿sí?- pregunto.
Antes de que responde
y lance su patada me muevo y lanzo mi ataque. Mi patada va a su estómago lo
hace doblar, al ver que intenta cubrirse saco otra patada con velocidad y
potencia que lo deja de rodillas. Esta sin respirar pero rápidamente intenta
ponerse de pie y busca la manera de seguir peleando y recuperar el aire que
perdió con la patadas. Aprovecho que esta así y le doy una patada descendente
que le hace besar el suelo.
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Gracias por estos 2 capítulos, la historia esta para alquilar balcón, jejeje. ojala no tarden los siguientes cap.
ResponderEliminarjjja o mereciaaaa por patann,, que pasara ahora que se va uriel no se supones que es su guardiann
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