Prologo
El espacio a mi alrededor se redujo… me sentí pequeña e indefensa. Tenía tiempo que no me sentía así. Sobre la mesa dos reyes seguidos, un 3 de de tréboles y un 4 de corazón, mis cartas y las de ella seguían boca abajo. Mis manos se humedecieron y mi corazón latía desbocado.
-Vitya… sírveme otro vodka por favor- apenas y lo podía pronunciar, sentía un
nudo en la garganta.El espacio a mi alrededor se redujo… me sentí pequeña e indefensa. Tenía tiempo que no me sentía así. Sobre la mesa dos reyes seguidos, un 3 de de tréboles y un 4 de corazón, mis cartas y las de ella seguían boca abajo. Mis manos se humedecieron y mi corazón latía desbocado.
Vitya no me respondió simplemente lo sirvió y me entrego el vaso. Me lo tome todo de un trago, la situación lo ameritaba.
-Bien- comenzó Vladimir- veamos- lanzo la quinta carta sobre la mesa. Un as de corazones. Baje la mirada y pensé que todos podían escuchar mi corazón latir. – Que tienes Lena?-
Ella me miro y me sonrió burlona. Siempre era tan segura de si misma. Bajo sus cartas y dijo triunfante –tercia de reyes-
“Dios que hice”
CAPÍTULO 1: LA
La educación media puede ser la mejor o la peor época de tu vida. Para mi fue lo segundo. Era la chica rara de la escuela; todos se reían de mí, me molestaban, me pegaban, me humillaban y a veces me pegaban letreros en la espalda con la palabra “Loser”. Ahí pase los peores momentos de mi vida, pero también los mejores. Al comenzar el último año de preparatoria mi vida era todo un asco. No tenía ganas de despertar y menos de ir a la escuela. Mamá siempre llegaba gritando “YULIA SE TE HACE TARDE! YA LEVANTATE NIÑA!!” A veces era gracioso tenia que jalarme de los pies para sacarme de mi adorada cama, uf! el mejor lugar en el que podía estar. El primer día no fue la excepción y a regañadientes me tuve que levantar, bañarme con desgano y con toda la calma del mundo. Y sin darme cuenta ahí estaba yo frente a la misma escuela, con el mismo uniforme y el mismo cabello rubio sin peinar, era un caso perdido. Entré sin ánimo y me dirigí al salón de mi primera clase. Desde afuera el Rusian Institute parecía una prisión, por dentro, para mí, lo era. Caminaba por los pasillos cuando de pronto la vi, la causa de casi todas mis desgracias, la peor de todas, la que siempre me humillaba: Elena Katina. Como odiaba ese nombre. Al pasar junto a mi como era su costumbre me tiro los libros que traía en las manos y como siempre no dije nada y me dispuse a levantarlos, pero esta vez ella me dirigió la palabra.
-No tuviste suficiente el año pasado verdad?-
Todos nos miraban y la gran mayoría se burlaba de mí, como siempre habían dos opciones: 1- Salir corriendo al baño y soltarme a llorar, que era lo que casi siempre hacia o 2- Agacharme y no decir nada. De nuevo lo segundo. Recogí mis libros y entre al salón. Sabía que ella iba a estar ahí, dos años juntas y aun no tenía la suerte de que me cambiaran de grupo.. De nuevo hasta la esquina más alejada de ella. Como buena estudiante que era (más bien la mustia de la escuela) se sentaba en la banca frente al profesor de todas las materias. Por así decirlo cada quien tenía su lugar; Los Nerds hasta adelante del lado de la puerta, los fresas (como ella) alrededor de Lena, los rebeldes atrás del lado opuesto a la ventana, y yo, sola como siempre en un rincón. Había veces que envidiaba a los demás, pues si bien no eran populares, al menos no existían para ella, eso era lo que yo quería, desaparecer.
Al segundo día ya me estaba acostumbrando de nuevo a la rutina de levantar mis libros, aguantarme las lágrimas y no hablar para nada; pero en ese momento llego él. El profesor de literatura abrió la puerta y yo me perdí de nuevo en mis pensamientos, miraba por la ventana, pero no enfocaba mis vista en nada en particular, solo no quería estar ahí, como cada día de mi vida, quería salir corriendo. Correr y correr hasta que mis piernas me fallaran, correr hasta que ya no quedara nada por dar.
-Está ocupado?-
Escuche
a lo lejos, pero mi mente estaba corriendo lejos de ahí. De pronto una mano se
movía frenéticamente frente a mi rostro y me regreso a donde estaba.
-me puedo sentar?-
Me estaban hablando a mí?.
Al mirarlo me quede sin poder decir nada. Aunque era un chico muy atractivo, no
me interesaba. Pero que hacia hablándome? Su cabello de color castaño claro aunque
un poco largo estaba perfectamente peinado. Ya tenía barba y se notaba que tenía
un par de días sin rasurar, lo cual le sentaba muy bien. Levante los hombros
sin interés y él se sentó a mi lado. -me puedo sentar?-
-Hola-
“De nuevo intentando socializar conmigo? Qué se cree este idiota? Seguramente quiere molestarme” pensé mientras me daba la vuelta para darle la espalda. Después de unos minutos el me tomo del hombro.
-No hablas mucho, verdad?-
Me gire para verlo, aunque termine levantando los hombros e ignorándolo de nuevo.
-Mi nombre es Vitya- dijo estirando su mano para saludarme.
-oye… no sé qué haces hablándome… pero no intentes ser amable conmigo-
Vitya puso una cara de malhumorado, creo que en ese momento se molestó mucho conmigo.
-Sabes? no sé qué te hice, pero no es forma de tratar a la gente.-
Me calló, era la primera vez que le hablaba así a alguien, de hecho era la primera vez que le hablaba a alguien en mucho tiempo.
-lo lamento, pero si supieras quien soy no estarías hablándome.-
-Pues eso es lo que quiero saber. Quién eres?, Soy nuevo aquí, no conozco a nadie, solo trato de socializar-
-soy Yulia- dije estirando mi mano hacia él.
-mucho gusto Yulia- dijo saludándome con la mano.
Cuando recorrí el salón con la mirada, vi la cara de odio que me arrojaban todas las chicas. Como si yo hubiera pedido que se sentara junto a mí. Definitivamente lo miraban como la carne nueva del salón. Sin duda era atractivo y a todas les llamaba la atención. Pero que importaba, al menos tendría unos momentos para charlar con alguien. Me sorprendí de lo que estaba pensando. No era que digamos la más social de las chicas, pero el chico a mi lado me había agradado y sus palabras eran ciertas, no me había hecho nada, aun, y no tenía por qué portarme grosera con él.
Después de que me hablara de que venía de san Petersburgo, de sus padres y su antigua escuela salimos del salón, era la primera vez que salía hablando con alguien. Aun traía el libro de literatura en las manos, y cuando Vladimir paso junto no me sorprendió que me lo tirara.
-Oye fíjate!- Dijo Vitya con enfado.
Vladimir, que era del grupo de Lena, de hecho su novio, lo vio con cara de sorpresa, era la primera vez que alguien me defendía y yo estaba igual de sorprendida que él.
-Discúlpate con Yulia!- Más que una recomendación su voz había sonado como una orden.
Vladimir comenzó a reírse, se tapaba la boca para contener sus carcajadas.
-Yulia?... jajaja , mira no se quién eres pero no tengo nada en contra tuya así que no te metas-
-Si me meto, y no te permito que la trates así oíste?-
Tome a Vitya por el brazo y lo jale hacia mí.
-Solo vámonos de acuerdo?-
Vitya me miraba extrañado, pero no dijo nada mas, caminamos hasta el siguiente salón callados. Sentí vergüenza por no haberme defendido, pero las cosas eran así.
Cuando termino la clase de biología teníamos descanso de una hora así que fuimos a sentarnos al pasto. Por dentro rogaba porque no me preguntara lo que sucedía, no sabía que decirle; si le decía la verdad seguramente se iría y no me volvería a hablar, o inclusive comenzaría a molestarme como los demás.
-Por qué no dijiste nada?-
-Hummm...? De qué hablas- Intentaba sonar lo más convincente, pero creo que no salió muy bien.
-Yulia qué pasa? Por qué te tratan así?-
No podía mentirle, si realmente quería ser mi amigo entendería mi situación, sino solo sería uno más de ellos.
-Quizá después de que te diga no quieras volver a hablar conmigo, y lo voy a entender, pero antes quiero darte las gracias por ser amable conmigo.-
-No creo que sea tan grave como para dejarte de hablar-
-bueno, pues averiguémoslo… Hace dos años cuando entramos a esta escuela conocí a una chica, su nombre es Nadia. Nadia, Lena y yo éramos amigas. Hacíamos todo juntas, salíamos a comer, de compras, la tarea… todo. Pero con el paso del tiempo Nadia y yo nos enamoramos, no nos importaba lo que dijeran los demás pero aun así nos cuidábamos. Nadie sabía de lo nuestro, nos ocultábamos, ni siquiera le dijimos a Lena. Era un amor tan puro y tan sincero que no creo poder volver a amar así. Nadia era mi necesidad, mi familia, mi amiga, mi novia, lo era todo para mí. No sé cuando comenzamos a sentir algo más que amistad pero lo sentíamos, nos amábamos. Un día Lena nos vio besándonos; estábamos en mi casa y Nadia y yo cumplíamos 2 meses como novias, estaba muy feliz. Lena fue al baño y Nadia y yo aprovechamos y nos besamos, en cuanto nos separamos Lena entro, por un momento me asuste pero no dijo nada, así que actuamos como si nada. Días después los papas de Nadia llegaron muy enojados a la escuela. Me gritaron frente a todos que yo había pervertido a su hija, que todo era mi culpa, y se la llevaron. No sé a dónde, no volví a saber nada de ella. Corrí hasta donde estaba Lena, necesitaba que me abrazara y me dijera que todo estaría bien, pero ella solo me aparto, me vio con odio y me gritó que me alejara de ella. No hizo falta preguntar, en ese momento lo supe; Lena se encargó de separarnos; ella les dijo a los papas de Nadia de lo nuestro, y luego se encargó de humillarme. Al día siguiente quería hablar con ella, que me explicara qué había pasado; pero ella me aventó los libros y me grito que no me volviera a acercar a ella, que las lesbianas le daban asco. Y se repitió día a día. Al principio me defendía, pero la ausencia de Nadia me dejo en un abismo y ya no me quedaban fuerzas para luchar. El amor se volvió en dolor, y Lena lo hacía más profundo. Me culpo que Nadia se volviera lesbiana, como si eso pudiera elegir. Y así me metí en esta situación. Lena se volvía cada vez más popular y con ello más gente me molestaba por quedar bien con ella, hasta que termine siendo el entretenimiento de todos. La odie como no tienes idea. Me dejo en el momento en que más la necesitaba y me traiciono de la manera más cruel del mundo.
-No tienen por qué tratarte así, y no tienes por qué dejar que te traten así. Tú no tienes la culpa…-
-De verdad Vitya, solo deja las cosas como están, no me interesa. Ha, creo que ya no entramos a Química- ya no había nadie a nuestro alrededor, solo estábamos Vitya y yo.
-No, creo que no-
Nos tiramos en el pasto y miramos las nubes ser movidas por el viento.
De nuevo me sentí acompañada… pensé que debía preocuparme por él y cuidarlo así como el me cuidaba a mí. Tenía un amigo, alguien a quien no le importaba lo que dijeran de mí, que estaba a mi lado, alguien en quien confiar. Y también me sentí mal conmigo misma. Yo no era así, antes tenía alegría en mi corazón. Y entonces me di cuenta de algo; durante ese tiempo mi mundo había sido yo y solo yo. Solo existíamos yo y mi tristeza y no dejaba que nadie entrara en mi mundo. Pero Vitya no pidió permiso para entrar, desde ese día el ya formaba parte de mi mundo. Ya no estaba sola. Y se sentía muy bien.
Y así es como estaba la situación.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Candelita & Nab - Derechos Reservados
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La historia promete ;)
ResponderEliminarTiene buen comienzo.
ResponderEliminarSíguela publicando porfa
Está interesante la historia :)
ResponderEliminaryulia y lena katina? en su tiempo estas dos inspiraron muchas historias, espero que haya mas capitulos.
ResponderEliminarLuz
Tranquila chicas la historia esta completa... y esta buenaaaaaaaaaaaaa.... a disfrutar... 21 días de buena lectura
Eliminar>.< Buen Comienzo.
ResponderEliminarAtt: Ozhii.