Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Nunca Digas Adiós - Cristalsif - 30

Capítulo 30

Encrucijada I

Sujeto la mano que tiende hacía mí, nuestros dedos se enlazan silenciosos y la melodía se escucha en el solitario salón, mis pasos se deslizan al ritmo de los suyos con precisa sincronía. Acaricio el envés de su mano con mi dedo pulgar, mientras sujeto con la otra su fina cintura y me apego a su piel, no siento ya la voluntad fuerte con su aliento tan cerca del mío. –Shizuma...- Susurran quedo mis labios antes de sumergirme en su cuello, sentir el fresco aroma de sus cabellos, libres al viento de nuestro desliz. Mis manos suben por su espalda, juntándonos un poco más, si es posible. –Te amo...- Dice mi voz profundizada por un suspiro y sus labios se adhieren a los míos, tan suaves y adictivos. –Regresa a mí... esta vez para siempre-


Las gemas del mar se congelan intensas, mirando más allá en mi rostro pálido que dice más por mí en mis gestos. Sonríe, pero pronto la maravillosa vista de su faz se esconde y sus manos en mi pecho detienen mis anhelos. No puedo besar ya su cuello, no puedo aferrarme más. –Aun esta pendiente el divorcio Shura- Acaricia mi mejilla y se desprende de mí. –Eso al menos, le debo al padre de mis hijos-

Desvío la mirada sobre el suelo y la música se apaga. A esta edad sintiéndome rechazada ¿Por qué habría de complicarse tanto un simple divorcio? Eso es sencillo, Takeshi ha interpuesto todos los impedimentos posibles, suspiro. –Entiendo... Lo cierto es que no es más fácil estar cerca de ti, cuando más respeto le guardas a él- Le doy la espalda, me acercó a la copa de vino que olvidamos hace unos momentos, deslizó mis dedos sobre el cristal y dejó que el dulce licor pase a través de mi garganta. –Cuando seas libre... entonces hablemos- Poso el vaso vacío sobre la misma mesa, cuidando con mis dedos no hacer ruido al depositarlo.

Camino hacia la chaqueta que he dejado abandonada desde que llegué, la sostengo en mi brazo, miro abajo y en mi pecho algunos botones requieren mi cuidado, abrochados yacen ante mi oficiosa mano.

-¿Estás enfadada?- Me pregunta su suave voz desde la espalda.

Sonrío con un dejo de amargura. –Se debe a la escasa paciencia que me ocupa cuando me besas... han transcurrido 20 años desde la ultima ocasión en la que te entregaste a mí- Me vuelvo a mirarla y allí esta, ese sonrojo tan dulce que sabe diluir fácilmente mi voluntad. –Aun debo esperar... esperaré tu afirmación entonces- Asiente agradeciendo con una sonrisa mi comprensión, oh Shizuma, si supieras cuanto me controlo con la idea de respetar tus deseos.

-Te... am...- El sonido de su voz, de las palabras que tanto anhelo escuchar es importunado por el timbre de un móvil, mi móvil.

Busco en los bolsillos del gabán, la vibración me da la posición, en cuanto lo sujeto levantó el dispositivo y una parpadeante luz roja mana de la pantalla. Mis ojos se abren con exabrupto, giró mi cabeza en dirección de Shizuma, sus largos cabellos están desperdigados sobre sus hombros, sus ojos azules me miran curiosos, luego preocupados, mi ceño fruncido no dice nada bueno... debiste decir esas palabras mientras había oportunidad de escucharlas... Shizuma. –¡Ve por Shion!... no pierdas ni un momento- Nada más articular aquellas palabras, el suelo comienza a estremecerse, creo que sería imposible para ella ir, pero quedarse aquí es suicidio.

Todo se mueve con tal brusquedad, que es imposible mantenerse en pie, las paredes se tarjan violentamente, los libros caen de las estanterías, los cuadros se desprenden con el movimiento telúrico, el vaso en el que tomé vino se rompe contra el suelo. Mientras todo se sacude, se oyen los gritos de espanto fuera, el miedo de las personas alimentando a nuestros enemigos, ha empezado, el Ragnarök ha dado inicio. No puedo perder más tiempo o voy a perder lo que es más preciado para mí.

Levanto la cabeza, el candelabro sobre Shizuma se tambalea peligrosamente, me apoyo con las manos desde el suelo, pongo el pie en la superficie que se mueve y doy un salto en el momento justo, la envuelvo en mis brazos y la retiro del sitio, caemos al suelo y a nuestras espaldas golpea el candelabro contra el suelo, se rompe y sigue su caída varios pisos abajo. Siento a mi querida doncella temblar. –No temas... yo te protegeré y a todo lo que es valioso para ti-

-Mi tobillo... Shura-chan...- Bajo la mirada,  contemplo como se vuelve lentamente rojo, caímos en mala posición para ella, debí ser más cuidadosa. -¡Shuraaa!- Grita espantada mi Shizuma.  Un fragmento de la pared de arriba se desprende sobre nosotras, me pongo sobre ella por puro reflejo y mi espalda recibe la piedra mientras me esmero con todas mis fuerzas por no dejar que ella reciba daño alguno.

-Mu... muevete...- Le susurro con esfuerzo, mis brazos tiemblan y el aire se me complica respirarlo. -¡Sal de aquí!- Le gritó al sentir que esta en shock, pero Shizuma no se mueve. -¡Vete!- Vuelvo a gritar y mi fuerza flaquea, ahora me estoy apoyando en los codos y las rodillas, siento como otros escombros caen sobre mí.

-No- Es todo lo que me dice mirándome a los ojos, mientras siento las heridas en mi espalda y el peso del cemento doblegar lentamente mis fuerzas.

-Caeremos... al abismo si no huyes- Le digo a una distancia tan corta de su rostro, que es absurdo tenerla debajo de mí, justo ahora, en estas circunstancias.

-Si caigo junto a ti... todo estará bien- Me sonríe acariciando mi mejilla. –No puedo perderte dos veces...-

Mis ojos sangría se abren enormemente. -¡Tontaaa!- Gritó con toda la frustración que llevo dentro, si piensa que voy a dejarla morir esta muy equivocada. Levanto un brazo, luego el otro con un grito de esfuerzo y empujo con todas mis fuerzas, siento la sangre corriendo vertiginosamente por todo mi cuerpo. -¡Ahhhh!- Otro poco más y la roca en mi espalda cae a un lado, jadeo. –Eres... eres una tonta si piensas que esta pequeñez puede conmigo... solo necesitaba espacio para empujar mejor- Me pongo de pie y le tiendo mi mano. Aun si me mira sorprendida, la acepta, le ayudo a ponerse de pie pese a los estremecimientos de la superficie, pero ella ya no puede caminar.

-No puedo correr... por favor salva a mi Shion- Vaya que me he finado en una mujer suicida, pero que es una madre si no la que esta dispuesta a darlo todo por sus hijos.

-¡Madreeeeee!- Escuchamos la voz de un muchacho castaño, que como mejor puede se sostiene del marco de la puerta, también tiene heridas y tierra en la cabeza, seguramente algunos golpes mientras corría hacia aquí en busca de Shizuma.

-Hablando del rey de roma- Le quito hierro al asunto. –Perdona preciosa, pero no tengo más posibilidades- Antes de que nos caiga otro pedazo de concreto encima o que ella pueda reprocharme nada, la levanto en mis brazos como a una princesa. Ella se aferra a mí desde mi cuello. –Se que no es lo más elegante mi amor, pero...- Comienzo a correr hacia la puerta esquivando lo mejor que puedo esa enorme cantidad de adornillos de porcelana cayendo al suelo desde todas las direcciones, además de los pedazos grandes del techo y evitando en lo posible las fisuras del suelo, una tarea ardua si me lo preguntan.

Llegamos junto a Shion que parece más que sorprendido de lo que puedo hacer, ya verá este pequeñín quien es Shura Wong. –Sígueme muy de cerca pequeño-

-¿Pequeño?- Que linda expresión se aloja en su rostro, sonrío y a empujones como mejor puedo le hago reaccionar. Me sigue sin lugar a dudas, pero de las escaleras no queda ya ni el rastro, atrás una viga obstaculiza el paso. –¿Qué tan bueno eres corriendo?-

-Soy el campeón del equipo masculino de atletismo de la universidad- Curioso momento para mostrarte portentoso pequeño Shion, pero siendo hijo de Shizuma no debería sorprenderme.

-Eso me vale- Calculo las posibilidades, el pasillo esta fisurado, hay huecos hacia el abismo y todo sigue cayéndose a pedazos, la habitación de Shizuru da a los jardines, es la única zona despejada en este momento así que...

-¿Qué dices Shura? ¡¿Qué piensas hacer?!- Shizuma me aprieta con más histeria de la que esta permitida, se le olvida que tengo que respirar.

-Sobrevivir mi vida... eso mismo ¡Sígueme Shion!- Por favor sígueme y no colapses, esquiva todo lo que puedas. Corremos sobre el poco suelo que  se sostiene con las columnas principales de la mansión, nunca sentí que la habitación de Zuru estuviera tan lejos hasta este día, pero cuando llego junto a la puerta una patada de mi parte y la madera se rompe, no estoy para juegos. El sitio esta hecho un desastre, parte del techo ha caído y hay muchos agujeros, esto se va a derrumbar en nada, aun si las edificaciones están adaptadas para estas cosas, no soportaran por mucho tiempo. –Sobre su cama, has una buena distancia hombre- Me mira dudando no de lograrlo, si no por nosotras.  

–Tú primero Shion... Te seguiremos- Susurra Shizuma desde mis brazos, aun si tiembla preocupada, no lo deja ver en sus ojos zafiro.

-¡Salta ya!- Le ordeno a gritos, él no tarda en obedecer, corre a una velocidad pasmosa y salta con todas sus fuerza el portillo en el suelo, se deja caer en la cama, rompiéndola instantáneamente... se desliza contra el suelo y se levanta al otro lado. Él no lo sabe, pero el agujero se ha ensanchado en estos breves segundos, no es posible seguirlo. –¡Ve a la ventana!- Que ya no es ventana, si no un agujero enorme en la pared.

Lo veo llegar, un par de vigas caen delante de nosotras, impidiéndonos el mismo paso o cualquier otro que pretendiera usar Shion. –¡Madre! ¡Shura-sama!- Nos grita la voz angustiada desde el otro lado, se ha hecho tanto revuelo y humo aquí, la noche en el cielo no es tampoco de ayuda para ver nada en este sitio.

-¡Vete! Saldremos por otro lado- Eso que no lo sé con certeza.

-¡De ningún modo pienso dejarlas aquí!- Se queja al otro lado, intentando volver, intentando quitar el peso de las cosas, pero el suelo sigue cayendo muy cerca de sus pies, imbécil... le gusta complicarme la vida.

-¡Baja por el árbol idiota! ¡Mueve tu trasero FUJINO!- Grito a pesar del polvo y la tierra que me tiene más blanca de lo que ya soy, Shizuma toce en mi pecho, pero ahora parece más tranquila. Apoyo mi espada en el marco de la puerta mientras otros escombros siguen cayendo y veo a Shion hacer caso de mis palabras con un salto de olimpiada, se prenda como un pequeño mono al árbol y yo sonrío, es un buen muchacho.

-Él estará bien... deja de temblar- Susurro a la persona en mis brazos, ella no ha dejado de temer por él ni un segundo, se que no dejo de verlo correr sobre mi hombro. Pero estoy feliz, aun si el mundo a nuestro alrededor sigue cayéndose a pedazos, estoy con la persona que quiero estar.

-No tengo miedo Shura...- Sus ojos brillantes, sus lágrimas silenciosas.

Si supieras que me das fuerza para enfrentarlo todo. -¿Confías en mí?-

-Estoy en tus brazos, siempre ha sido así- Sonríe como en antaño y mi corazón se detiene.

¡Esta decidido! -Código Shura Wong, soy la gema de la templanza- Musita mi voz y siento una descarga eléctrica en todo mi cuerpo, que hace temblar mis piernas, siento el ardor en mi mano y en mi oreja, así como el brillo que despiden las joyas en ellas. –Código de voz aceptado- La voz computarizada responde. –Nano máquinas al 50%- Bajo la vista sintiendo aquella fuerza sobrehumana en cada ápice de mí. -Quería darte una vida normal a mi lado, pero las circunstancias se empeñan en que no sea de ese modo-

-Shura... tú...- Me mira asombrada con sus ojos azules, luego los cierra por el polvo del lugar.

-Yo también soy Otome- Me rio un poco pero no le dejo pensar nada más. Mis piernas se mueven con mucha más agilidad y las heridas no son tan dolorosas ahora mismo. Dando saltos irreales sobre las pequeñas piezas del suelo todavía en pie, brincando silenciosa y grácilmente entre las vigas, aun con ella en mis brazos ahora se siente como un delicada pluma.

Me apresuro a llegar hacia el agujero por el que Shion pudo escabullirse, los objetos me golpean pero no siento nada sobre eso, no cuando envuelvo con mi cuerpo a mi amada y en el último segundo, cuando todo colapsa doy el último salto hacia la luz de la noche...

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Llegué al suelo, sujetándome como era posible de las ramas del viejo roble, inmediatamente volví la vista atrás... tengo que encontrarlas, tienen que haber huido, pero todas las salidas, todas las direcciones estaban bloqueadas. Madre, Shura-sama... ustedes no pueden... ¡No pueden rendirse! Golpeo el árbol bajando la mirada al suelo ¿Qué puedo hacer? Nada en lo absoluto, solo escucho las cosas resquebrajarse y romperse, escucho también el llanto... ¿Llanto? Vuelvo la vista y me encuentro a un grupo de las sirvientes de la casa a unos cuantos metros de mí.

-¡Shion-sama!- Grita una de ellas nada más verme y corre hacia mí, ella no esta mejor pero mira con angustia la sangre seca en mi cabeza.  -¡Esta herido!-

-Calma Kiara-san, no son más que rasguños... pero ¿Todas están bien?- La miro, con la intensión de reconfortarla, pero lo cierto es que solo puedo pensar en ellas, en mi madre y su apreciada amiga... no, su amante.

-Afortunadamente dábamos la ronda nocturna y pudimos salir antes de que las escaleras colapsaran... sin embargo Viola-sama y Wong-sama siguen adentro- Siento una espina en mi corazón, yo... yo no debí obedecer a Shura-sama.

-¿Y Shizuru?- Esa inquietante duda me asalta.

-No ha llegado de la universidad Shion-sama- Me responde con angustiosa duda, si mi hermana no esta adentro entonces... espero que este bien ¡Tiene que estar bien!

-¡Tengo que ayudar!- Suelto a la joven en las manos de sus compañeras de labores. –Quédense aquí... el temblor se ha detenido pero pueden haber replicas y la edificación es inestable- Me vuelvo atrás para correr hacia la casa, pero la mano de la doncella se sujeta a la mía, temerosa y aferrada, sin dejarme ir. No tengo tiempo Kiara. -¡Suéltame!- Retiró mi mano bruscamente.

-¡Shion-sama! ¡Mire!- Me grita Kiara, miro en la dirección señalada, espantado noto como el sitio por el que salí se desmorona al igual que la en otrora gloriosa mansión Fujino. Caigo de rodillas al suelo, el humo y la polvareda llega hasta nosotros.

-¡Madreeeeee!- Gritando, sintiendo el miedo a que todo lo he perdido y la humedad en mis ojos aparece, entonces golpeo el pasto bajo mis rodillas, no debí salir... debí ayudarlas -¡Maldita seaaa!-

-¡Calla muchacho!- Escucho venir una voz desde la oscuridad, en medio del humo noto a dos figuras, dos sombras acercándose. –Un caballero no debe decir esas cosas frente a su madre-

Levanto la vista, esa voz. -¡Shura-sama!- Me pongo de pie y voy corriendo a su lado. Allí esta, no es una cruel ilusión, con sus largos cabellos rubios hondeando al viento de la noche, su piel blanca y llena de una capa gris de polvo, sus brillantes ojos sangría y a pesar de las heridas, sosteniendo a mi madre en sus brazos. Las abrazo y luego me aparto. –Gracias... no sabes cuanto te lo agradezco- Depositamos a mi madre en el pasto, ahora que la humareda se ha despejado, la que era mi casa se ha desmoronado para yacer solo en mis memorias.

-Ahora debemos llegar a Garderobe a como de lugar... tenemos código y yo no puedo cargar a tantas personas-

-¿Cargar?- ¿A que se refería Wong-sama? Sus ojos contemplaban a las asustadas doncellas de la casa Fujino, ciertamente nadie podría levantar a tantas personas por si misma. No planeará ir corriendo con tal sequito encima ¿O si?

–Si tan solo tuviésemos un auto- Volvió a sopesar la rubia. –Pero ya no llegaremos a tiempo-

-¿A tiempo?- De que diablos habla, con un terremoto de esta magnitud, ni siquiera Garderobe podría sostenerse en pie.

-Shion... ¿No queda ningún vehículo?- Me siento francamente incapaz de hablar cuando sus ojos escarlata me miran tan intensamente.

-Los autos están destrozados, el estacionamiento quedaba en la primera planta Shura-sama, lo siento... solo esta mi moto aparcada en la salida y no sé si algún escombro le ha caído encima- ¿Por qué no use el auto hoy? Tenso la mandíbula, me siento un completo inútil y no me gusta ni un poco esta sensación, no tengo el valor para mirar a Shura-sama a los ojos.

-Omite el sama y solo di mi nombre... te lo has ganado- Me palmea el hombro.

-Ahora pónganse de pie, van a seguir todas mis instrucciones si es que desean vivir, de lo contrario pueden quedarse aquí- Dijo en voz audible al cumulo de sirvientas, con una frialdad que no admitía replicas. Wong volvía a sujetar entre sus brazos a mi madre, le admiré con tal esmero, una mujer... siempre cuidando tan delicadamente de otra. Ahora lo entiendo todo, pero no puedo sentir odio por Shura, no había visto tal brillo en los ojos de mamá, ella nunca fue feliz con padre, él se ha ido a Europa tan repentinamente después de hablar del divorcio, ahora es tan obvio el porque.

-Señoritas, Shura nos guiará cuidadosamente, así que obedezcan sus instrucciones... se los pido por favor- Hice una venia y las doncellas sonrojadas gritaron a coro un “si” sonoro.

El sonido de algo viniendo atrajo nuestra atención, miré en esa dirección... el suelo se estremecía y noté algo de proporciones gigantescas viniendo de camino hacia acá, los arboles a lo lejos se sacuden con el estrepito de sus tremendas pisadas. -¿Otro monstruo?-

-Debemos apresurarnos... demos la vuelta la mansión, allí hay suficiente espacio- Ordenó Shura sin dudar, comenzando a correr lejos de la criatura. Todos le seguimos, yo ayudé a Kana, que estaba lastimada...

Dar la vuelta a la mansión, para llegar justo al frente resultó ser una tarea fatigante, ya que la premura y el llevar conmigo a Kana se hizo agotador, el aire estaba lleno de partículas de polvo por lo que respirar se hacía doloroso, pero no podíamos rezagarnos, una criatura como esa nos destrozaría en un suspiro... solo que no entiendo que es lo que buscamos tan desesperadamente con Shura a la cabeza. Aun corriendo tras ella no comprendo como pudo salir de ahí con mi madre, con esas heridas en la espalda cualquier persona hubiese sucumbido, ese pedazo de concreto que tiró a un lado ¿Tanto amor sientes por mi madre Shura?

Amor, esa palabra y ahora mis egoístas sentimientos se deslizan sobre otra persona ¿Estarás bien? Casi atropello a la dama rubia con mis distracciones, pero me detuve por puro reflejo sin herir más a Kana, lo que fue una suerte fabulosa. Mi oídos escucharon el sonido relativamente bajo de un par de propulsores, por todos los dioses, bendito seas Suichiro, pienso al notar como la aeronave desciende hasta posarse delicadamente sobre el suelo y tiene el logo de Garderobe. Una gran puerta de metal se abre, yo vuelvo la vista atrás y con suerte el escarabajo esta lo suficientemente lejos, pero por su tamaño la distancia es... poca.

-¡Rápido! Suban... Ya... ¡Ya!- Ordenaba Shura con voz casi militar, estaba demasiado calmada mientras subía a mi madre en la nave militar, se bajó y ayudo a las demás a subir, era tan rápida de reacciones y figura que la miré asombrado. Así fui yo el último abordar con la ayuda de un hombre alto y atlético, primero dispuso cuidadosamente a Kana y luego tendió su mano para que yo pudiera subir sobre la plataforma que comenzaba a ascender lentamente, tomé sus dedos y un tirón me llevó a salvo dentro del coloso de metal. Me envolvieron sus brazos, de una forma que ya se juzgaba innecesaria para la ocasión. Le miré notando que sus ropas eran enteramente militares, todavía no daba crédito a las circunstancias en las que estábamos envueltos, estaba comportándome como una damisela en peligro y quería ya zafarme de tan bochornosa postura, pero él, más alto y fuerte no me lo permitía. Estaba angustiado, confuso, no entendía porque las autoridades no informaron de tan destructor sismo o de donde había salido ese enorme monstruo.

-Me alegra saber que estas perfecto... Shion- Una voz tan varonil, esa mano que conocía, levanté la vista, me tope con ese brillo peculiar bajo un casco protector.

-Reito...- Susurré suavemente, casi sin poder creerlo y con los latidos zumbándome en los oídos... ¿Ahora resulta que realmente eras agente secreto o algo así? Sonrío. Entonces sentí sus brazos guiarme a la seguridad de un asiento, ante la mirada sorprendida de todos, yo el primero y abrochó los cinturones. –Vuelvo a respirar sabiendo que estás a salvo...- Susurró en mi oído y me siento repentinamente tan abochornado, esos labios tan cerca de mi cuello y de mi oreja.

-Vámonos de aquí... o esa cucaracha gigante va a ¡Matarnos!- Se quejó otra voz conocida, miré en esa dirección, una mujer con traje de SWAT, no puede ser... ese cuerpo y ese cabello.

-Escarabajo Haruka-chan- ¿Yukino-san? Busque en la oscuridad apenas disimulada por los leds que adornaban los costados del cuerpo de la aeronave. También la castaña de lentes se miraba sujeta por cinturones de seguridad cruzados en una silla, tenía la misma indumentaria pero ella no usaba el mentado casco, solo tecleaba en su computadora, aun así tenía tiempo de aclarar los errores disléxicos de su amante. -La próxima replica, vendrá sobre nosotros en 30 segundos- Informó.

-¿Y Fujino?- Ahora que... el rostro familiar de Nina, desde la sección de pilotaje me tomó por sorpresa. Aquí todos parecen salidos de una película de acción.

-Esta en la universidad- Informé rápidamente, hoy tenía seguramente alguna reunión con el consejo.

-Averigua sobre eso Kikukawa-san- Musitó la pelinegra antes de volver la vista sobre los complejos controles de nuestra nave. Reito se apresuró a volver de un salto sobre la cabina de comando para ejercer de copiloto.

Los motores de la aeronave volvieron a acelerar sus revoluciones y solo entonces el gran monstruo de metal se elevó sobre los cielos nocturnos, hubieron algunas turbulencias y los gritillos de las chicas no se hicieron esperar... pero yo solo podía observar a mi madre, a quien los brazos de Shura resguardaban con delicadeza en medio de los abruptos movimientos. Los vaivenes eran violentos, las sacudidas y la estabilidad del metal resultaba de lo más desalentador, sin embargo me mantenía sereno, incapaz de sucumbir al pánico mientras dedicaba miradas tranquilizadoras a las doncellas de la casa. Mis manos estrechaban las amarras con fuerza cuando haces de luz iluminaban, aun con la fuerte corriente de viento en la cara, tenía los ojos tan abiertos como lámparas. Eran rayos, descargas eléctricas que el escarabajo nos lanzaba desde la distancia, podía verlos pasar tan cerca en los laterales, que sentí mi cabello erizarse con la honda electromagnética y estaba claro por mis cursos de física, que nuestro transporte se mantenía en el aire por alguna gracia divina o quizás un sistema más avanzado desarrollado secretamente por Garderobe.

Durante los minutos más eternos de mi vida, sintiendo los violentos movimientos, en el ir y venir de la nave sobre el cielo, seguíamos vivos, todo gracias a una elaborada táctica evasiva que ejecutaba la joven Blan con maestría inesperada, pese a todo nuestros estómagos no soportarían por mucho tiempo, así como las heridas sangrantes solicitaban atención medica inmediata. Seguramente no solo yo tuve esos pensamientos.

-¡Haruka! ¡Shura! ¡Shion! ¡Quítenme esas pestes de encima!- Ordenó Nina desde la sección de comando. Shuzushiro me miró de pies a cabeza, tal vez yo no era lo que esperaba, pues ni siquiera me había enlistado para el servicio militar obligatorio, lo cierto es que no sabía que esperaba que hiciera.

Haruka no tardó en obedecer, me puso un casco como el suyo en la cabeza, mientras Shura se aseguraba de dejar a mi madre bien sujeta a los cinturones de seguridad, vi de soslayo el dulce beso que le prodigó antes de ascender con rápidos pasos por una escalerilla, que al parecer daba espacio a la torreta. Observando como ella actuaba sin temor ni titubeos, sentí la voluntad renovada, pero no me percaté que Haruka ya me tenía medio vestido con un chaleco antibalas ¿Cómo si eso fuera a defenderme de un rayo? La miré abrumado, muy seguramente las practicas de sostén con chicas le ganaron semejante habilidad. Finalmente se deshizo de las amarras de seguridad, con una mano me sujetó del chaleco y me hizo correr entre escaleras y grandes tanques que al parecer proporcionaban la energía a la aeronave, así finalmente llegamos hasta la sección externa. La rubia se acercó a la puerta electrónica, activó una serie de botones en la placa digital y con ello la puerta se abrió rápidamente. Sentí golpeándonos con más fuerza las ráfagas de aire, Haruka se sostenía del bamboleo gracias una manija de seguridad, con la embestida del viento y las sacudidas, supe cuan fuerte era la testaruda rubia, pues su otra mano me sujetaba y no parecía serle un verdadero esfuerzo. Era aterrador, con nada más que la mano de aquella mujer sujetándome para no caer al vacío, contemple la torreta a un metro de distancia en medio de la oscuridad ¿Cómo iba a subirme allí? Caminando contra el viento no era la mejor opción, saltar con este movimiento no era una mejor idea, ¿Cómo iban a meterme allí?.

-¿Has jugado videojuegos de disparo? – Escuché la voz con un eco dentro del casco, era la voz de Suzushiro. –Yukino, accede a la torreta, acércala a nosotros-

-¿Qué?- ¿Estaba loca? Ver hacia abajo no era el plan más romántico de la noche, pero si que era impresionante contemplar el mecanismo de una esfera metálica acercándose sobre una rampla de metal, una puerta se abrió, fui arrojado dentro, eso dolió, pero pronto me acomodé en el asiento y me encontré con una plataforma digital tan compleja que... esto iba a resultar imposible.

-Pues apunta y presiona el botón rojo de la manija, no te equivoques Fujino y no le dispares a nuestra nave, la palanca es muy sensible al movimiento, así que muévela para girar la torreta en el sentido correcto, primero aprende rápido, luego dispara a todas las cucarachas aéreas- Dicho eso, la voz de Haruka se apagó, la puerta se cerró y ella seguramente fue a tomar su posición.

Me puse los broches de seguridad, miré rápidamente en busca de la palanca que emergía de los descansa brazos de mi asiento, eran a decir verdad como dos mandos de videjuego, mientras tanto la esfera donde estaba metido volvía a moverse, alineándose a casi cuatro metros de la coraza de la nave.

-Ahora Fujino-san... siga mis instrucciones por favor- La voz de la Kikukawa me llegó por el panel de comunicación. –Yo le ayudaré a realizar adecuadamente su labor, ya que no ha recibido el entrenamiento-

-Si- Asentí.

-Presione el botón verde en el lateral derecho, eso activará el rayo de fusión fría... los tanques dentro de la nave alimentaran sus disparos. Presioné el botón purpura de radar y la visión nocturna en la pantalla- Volvía a instruirme la señorita Kikukawa y yo sentía temblarme el pulso.

-¿He?- No entendía una palabra de sus términos científicos, pulsé el botón verde, así como los otros dos que me pareció que eran purpuras, de este modo los colores, las figuras de la pantalla comenzaron a titilar y a mostrarme figuras incomprensibles en principio, realmente parecía un videojuego con una especie de radar de líneas verdes en la pantalla, habían triangulaciones que perdía de vista en un pestañeo.

-Los cartuchos de su arma están cargados, intente ser preciso, medir a que punto se dirigirá el objetivo, no disparé donde vea que han estado solo desperdiciara energía y tiempo, dispare hacia donde van, los condensadores y el disparo tardan 2 segundos por cada seguidilla de diez disparos, esta proporción de tiempo le obliga a prever la trayectoria, aprenda primero a dirigir la esfera, tiene una posición de 360 grados en todas las direcciones, por eso... evite disparar a la nave- Con esas últimas palabras la voz de Yukino desapareció del intercomunicador.

Miré los mandos y con el más sutil movimiento la esfera comenzó a girar de su posición, entendí que era tan rápida y abrupta como lo fueran mis movimientos sobre las palancas, cada una tenía un uso, derecha o izquierda, arriba o abajo, juntas eran diagonales en el sentido que eligiese, ello era un problema, olvidaba fácilmente en que lado quedaba la nave, así que agudicé la vista y entonces noté una línea roja en la pantalla ¿Que diablos era eso? –Piensa en esa línea como el suelo, el soporte que nos sostiene en el aire Shion, de ese lado esta la nave, tus amigas y tu madre dependen de ti... procura defenderlas con valor- Esta vez, escuché la voz de Shura. –No temas niño... cuando sea el momento sentirás la necesidad de disparar... aguarda eso, no te desquicies- Me centré entonces en la pantalla, veía las triangulaciones a cada movimiento que hacia, cada giro, pero ninguna persistía suficiente tiempo, estaba a ciegas simplemente.

Pasaron algunos segundos, no movía ni un solo musculo, estaba allí atorado de cierta manera, los rayos azulosos de las otras torretas iluminaban el cielo con sus ráfagas de energía pura, Shura estaba en la parte superior de la nave, Haruka en la derecha, yo en la izquierda y otro, Reito, estaba en la parte inferior, cuatro espacios de tiro y yo no había dado con el primero. Intente disparar para iluminarme un poco, las diez ráfagas sacudieron sutilmente la esfera y por un segundo me pareció ver algo... entre las nubes, parecían fogatas... pero a esta altura, tendrían que ser gigantescas. Agucé un poco más la vista y de forma automática el visor cambió a visión diurna, los cristales que eran computarizados se convirtieron en translucidos y entonces contemplé con mis propios ojos la devastación que acontecía a miles de metros bajo nosotros, las increíbles edificaciones de Tokio, que era al parecer la zona que sobrevolábamos ahora estaban tan inclinados como la Torre de Piazza, ello hablando solo de las más resistentes, las demás eran rocas y escombros, muy escasos lugares se preservaban en pie, era como contemplar el apocalipsis, ríos de autos estancados en las grandes autopistas, puentes colapsados, grietas gigantescas dejando ver los ríos de magma, la gente menos afortunada sufriendo una muerte atroz, no necesitaba ser un genio matemático para calcular los desastres, las víctimas. Era tanto el espanto que sentía al ver desde la distante altura el sufrimiento que padecían las personas y mayor la impotencia al no poder hacer nada por salvarlos, sabía que no estaba siendo de ninguna ayuda.

Esa distracción me costó otro poco, una pequeña porción de tiempo y la maldita pantalla mostraba puntos verdes por todas partes, estaban allí y allá, tan cerca de la línea roja que sentí pánico, giré la torreta y disparé, y me moví a otra parte volviendo a disparar. Todo se hizo frenético, no sabía si estaba acertando a alguno, pero tenía que alejarlos lo más posible, no terminaba de lanzar una seguidilla cuando ya estaba tirando de las palancas hacia la siguiente triangulación. No podía pensar, solo me aseguraba de no cruzar la línea roja de tiro, habían tantos... ¿De donde?

Las ráfagas azules se hicieron más intensas y brillantes en la oscuridad de la noche, todos ocupaban sus valiosos disparos con precisión pasmosa, vi caer algunos monstruos congelados como gotas, eran esferas de hielo rompiéndose en los edificios, en el suelo o cayendo a su fin en los ríos de lava, algunas de esas criaturas eran más pequeñas en proporción, pero seguían siendo grandes bichos aéreos con alas membranosas, otros más grandes como los escarabajos perseguían a todo lo que se moviese en el cielo, vi varías explosiones en el aire, helicópteros, aviones con personas intentando escapar del infierno en la tierra. Yo seguía disparando, intentando alejarlos mientras nuestra aeronave continuaba maniobrando gracias a Nina. Todos darían el alma misma por llevarnos a puerto seguro, pero ¿A dónde podríamos ir? No quedaba nada en pie, no había un lugar a donde ir...

-¡Concéntrate!- Escuché la voz de Shura tergiversada por la estática en el aire, era producida por el choque de los rayos que disparaban los escarabajos. –Estamos por llegar... hacemos esto por tu madre y Suichiro me juró que tu hermana estaría a salvo... ¿No quieres protegerlas con todo?-

-Con mi vida...- Susurré ya sin temor, sin todas esas imágenes desolándome por dentro, pensé en la sonrisa de mi hermana y de mi madre, hay personas dentro de la nave que dependen de mí.

-Pues bien, entonces quédate quieto, no gires la torreta, observa silenciosamente... controla tu respiración y si entonces ves algo moverse, adelanta la torreta a donde va a estar y dispara- La comunicación se cortó y yo procuré obedecer, concentrarme con el terror que estaba sintiendo, observar, intentar no distraerme con el infierno frente a mis ojos... fue así que lo vi, una coraza azul moviéndose entre las nubes grises, giré delicadamente la torreta y disparé, pude verlo al fin, como el último de mis 10 disparos golpeaba una de las alas de mi enemigo, así le vi congelarse en el aire y caer por su propio peso. Después de aquel momento de victoria, supe que podía hacer algo para proteger a mis seres queridos y desde entonces ninguno de mis disparos falló en su trayectoria.

Pude volverme mecánico y preciso, ya no sentía nada, solo escuchaba, solo observaba, cuidaba mis disparos como si fueran a agotarse en cualquier momento, cada uno tenía el nombre de un Orphan inscrito en él, pude mantener mi sección despejada y sin darme cuenta las gotas saladas se deslizaban por mi frente hasta mi barbilla, mi respiración aunque serena estaba alterada a un ritmo en exceso lento y cansado, tenía esa sensación de que habían pasado horas, que el tiempo era indeseadamente eterno. Mis dedos estaban entumecidos, casi adheridos a las palancas de mando y mis pulgares estaban ampollados en la yema de los dedos, hacia ya demasiado silencio.

-Vamos a bajar, tenemos al frente una marejada...- Informó Nina con voz parca.

¿A que se refería con marejada? Mi pregunta fue respondida con prontitud, vi centenares de esos bichos de diversos tamaños en el cielo, la velocidad de la nave se ralentizó y mi cuerpo resintió el cambio de presión a medida que bajábamos, agradecí tener el estomago vacío entonces. –No disparen, vamos a pasar entre los edificios... necesitamos pasar desapercibidos- Indicó nuevamente Nina, que sin lugar a dudas era alguien con nervios de acero.

Separé mis manos de las palancas con dolor y con miedo, temía que mis nervios me traicionaran, así que las puse en el acolchonado de la silla y me senté sobre ellas. Suspiré mientras la luz del amanecer volvía a cernirse sobre el cielo lentamente, primero con sus tonos azulinos y después con tímidos rayos amarillos, lo que vimos nos dejo sin aliento, un silencio sepulcral se alzaba como si aquellos seres de pesadilla hubieren encontrado propicio el momento para su descanso, dejando atrás la devastación que hicieron a su paso. Contemplaba los abismos a pocos metros del suelo mientras Nina parecía hacer flotar nuestra nave lenta y silenciosa El viento arrastraba polvo entre los escombros y los edificios inclinados, no presentaban ninguna clase de movimiento, los cuerpos calcinados o aplastados se miraban desperdigados en el espacio, algunos incluso habían perecido bajo las pisadas de las criaturas, si había alguien con vida... no lo encontraba probable, todavía el humo y el fuego se elevaba hacia el cielo y era gracias a ello que nuestra presencia en la gran ciudad que fuera en antaño Tokio se mantenía oculta.

Repentinamente nos quedamos sobrevolando el mismo lugar, lo entendí cuando la pantalla cambio a infrarrojo y una gran cantidad de puntos se hizo visible, lo comprendí, eran personas, eran sobrevivientes a la noche más oscura. –Bajaremos al nivel del suelo, estén alertas- Musitó nuevamente Nina. –La misión es simple chicos, traeremos con nosotros a los que más podamos, es uno de los centros de Garderobe en el subsuelo, así que prepárense por si acaso hay sorpresas...- Comprendí entonces porque la nave tenía tanto espacio, ahí fácilmente cabrían 100 personas sin ninguna dificultad.

Pero era absurdo, no podríamos encontrar sobrevivientes, no entendí las palabras de Blan hasta que las puertas destrozadas pero obstaculizadas con escombros se removieron, pude ver a cerca de 50 personas salir de aquella edificación en ruinas, personas trajeadas con el logo distintivo de la corporación Garderobe, 50 afortunados de miles que perecieron ayer. Sujeté el puente de mi nariz cerrando los ojos, todas las personas que conocí, todos los amigos que no estaban dentro de ese avión, ya... no existían más. Las personas empezaron a subir con ayuda de los nuestros, entre ellas Yukino, mi madre a quien al parecer le habían vendado y cuidado, las jóvenes sirvientas, los demás teníamos que estar alertas por si algún monstruo se acercaba a los alrededores.

Casi todas habían subido, cuando vimos a la última rezagada volver cojeando con la ayuda de un muchacho vestido de civil, era alguien joven, alguien que vi en las noticias, un joven político promesa que se alzaba como candidato para el ministerio, entonces una de las figuras de Garderobe detuvo al muchacho, miró a la dama y la levantó en sus brazos, otro de los uniformados comenzó a discutir con el chico, hubo empujones y luego un arma apuntando a su cabeza. Me di cuenta entonces que no le iban a dejar subir. –Aun hay espacio...- Dije a través del comunicador.

-No lo hay...- La voz de Reito me llegó como un balde de agua fría. –Tenemos que pasar por otro par de centros, la orden fue clara, ningún civil, ningún protegido... ella debía deshacerse de él y ahora por su causa se encuentra herida, te aseguro que ese chico será un problema en el futuro- No esperaba estar escuchando semejante cosa del hombre que tantas emociones me había causado, lo siguiente que oímos, fue un grito femenino solicitando piedad, ella amaba al joven y allí lo dejábamos abandonado a su suerte.

-¡Hay espacio!- Grité golpeando con impotencia los descansa brazos de mi silla. –Si no fuera mi madre amiga de Suichiro nuestra suerte sería la misma, si no estuviese Shura enamorada de ella... ¡Que sería de nosotros!- Reclamé furioso, ya había visto suficiente destrucción, el sufrimiento de las personas, todo sin poder hacer absolutamente nada.

Pude ver la esperanza abandonarlo, a él y a otros que siendo personas comunes salieron poco después, dejábamos atrás, hombres, mujeres y hasta niños mientras la nave se elevaba más y más fuera de su alcance. Me sujeté los cabellos conteniendo la sensación que me corroía por dentro, todo comenzaba a destrozarme con memorias horrendas, con imaginaciones aun peores y mi corazón martillaba en mi pecho dolorido mientras las lágrimas brotaban sin que pudiera detenerlas... los demás me escuchaban llorar y no me importaba.

-Fujino...- La voz de Shura no quiero oírla. –Shion, nosotros no los abandonamos.-

-Habla por ti... yo veo a esas personas ahí, sin víveres ni un lugar seguro donde ocultarse...- Reclamé con la voz ronca, sintiéndome perdido.

-¿Y como piensas que han sobrevivido hasta ahora?- Cuestionó Shura y pude jurar que ella sonreía desde su torreta.

-¿He?- No había pensado en ello.

-En el subsuelo se diseñaron zonas de evacuación especiales, calculamos las probabilidades un centenar de ocasiones, asegurándonos. No todos los espacios de la tierra se movieron con el despertar de los Orphan, hay zonas de energía muerta que no se han visto alteradas por los desastres o se mueven en bloque, trasladando completamente nuestras bases algunos kilómetros, pero sin lograr romper las paredes o su contenido en el interior, de ese modo los centros en el subsuelo se mantienen y en ellos se encuentran ahora mismo cerca de mil personas, observa nuevamente Shion- Shura hablaba tranquilamente y no sé si es que espera que crea que el hada de los dientes sea real.

Con duda e incredulidad miré hacia abajo, otros hombres armados de Garderobe corrían para traer de vuelta a esas personas, comprendí entonces que eran las familias de nuestras nuevas acompañantes, quienes les despedían con su presencia. Luego alguien se sirvió mostrarme por computadora, al menos veinte pequeños recuadros con imágenes, veía muchas personas sentadas, heridos siendo atendidos en instalaciones de lo que se miraba muy semejante al edificio de Garderobe, veía madres junto a sus hijos, hombres filándose para recibir armas, versiones más pequeñas del modelo de mi torreta, mujeres y hombres cocinando cantidades industriales de comida, eran lugares para refugiados. –Gracias al cielo- Suspiré.

-Es importante que sepas que no podemos salvarlos a todos, pero hacemos lo que podemos... los centros van a saturarse hasta el limite y entonces no podremos recibir más personas ¿Estarás listo para eso Shion?- Tragué saliva al escuchar semejante aclaración por parte de Nina. –Se proyectó que más de la mitad de la población mundial perecerá... habrán más sacudidas, tsunamis, erupciones y huracanes, así que si no estas en capacidad de soportarlo, cuando lleguemos al núcleo, deberás quedarte allí y no salir, si quieres servir de algo... entonces concéntrate y afina tu puntería, porque tenemos que cruzar otra zona de Orphans, abrirnos paso y recolectar más miembros para el equipo- Blan estaba demasiado seria, comprendí entonces que Esrtin no estaba con nosotros, ¿Ella estaría haciendo lo mismo que Nina en otro coloso de metal como este?

-Nosotros intentaremos que esta catástrofe no se prolongue por más tiempo del necesario, pero es por ello que resulta de vital importancia trasladar a nuestro personal, ellas son la única arma para enfrentar a los monstruos que quedan allí fuera- Esta vez escuché hablar a Reito. –Se que es difícil, pero todos estamos luchando por las personas, así que no debes rendirte tan fácil-

-¿Qué hay de Shizuru?- Cuestioné repentinamente angustiado, ella estaría allí con todas esas personas o tal... vez.

-Ella ya ha sido trasladada al Núcleo- Nadie dijo nada más después de eso.

En los días siguientes sobrevivimos por los pelos y tuve suerte de haber mejorado mi puntería, pasamos a cinco centros más en todo Japón. Por suerte la nave estaba cargada de alimentos y poseía en realidad una capacidad suficiente para 200 personas, nunca me imaginé que se pudieran desprender arneses del techo para hacer hamacas, o que hubieran dos niveles, además de una bodega repleta de alimentos sintéticos, pero el máximo aprovechamiento del espacio es algo nato de los japoneses así que no debería estar tan sorprendido.

Nos turnamos para descansar, yo dormí realmente poco sintiendo la paranoia de que en algún punto de la travesía hacia aquel lugar llamado el Núcleo, uno de los rayos de los escarabajos nos alcanzara y el sistema colapsara con todos adentro, tuve incluso pesadillas en las que yacía atrapado con los infortunados que se quedaron fuera de los centros, me vi muerto a mi mismo un par de veces por alguno de aquellos monstruos, seres que parecían no acabar a pesar de la cantidad increíble que destrozamos a nuestro paso.

Al mismo tiempo me cuestioné como pudo Blan-sama crear una estrategia de tal envergadura y la respuesta vino de Reito. Los centros fueron diseñaron hace siete años y fueron terminados hace dos, había incluso submarinos de toda nacionalidad puestos en la labor de recoger a miles de personas en las costas de todo el mundo, gigantescos barcos en altamar e incluso naves en el limite de la atmosfera o fuera de ella, cada país pudo tener sus excentricidades por así decirlo, cada uno encontró una forma de responder a la crisis, todos seguirían moviéndose bajo la inmensidad de los océanos, en la tierra o en el cielo hasta que todo pasara. Las grandes potencias seguramente usaron toda su artillería contra el enemigo común, pero cada criatura tiene una capacidad destructiva inimaginable, pese a todo el sistema de fusión fría ideado por Saeko-sama y sus colaboradores, no fue compartido con el mundo ya que seguramente una vez superada la crisis, la humanidad usaría tales armas para impartir un nuevo orden de poder... seguramente fue una difícil decisión, ahora cientos de personas mueren con armas incapaces para defenderles. Aun me pregunto si hay esperanza, mientras la debacle se cierne sobre el mundo entero, mientras las corrientes de energía subterránea se distorsionan buscando un nuevo punto de equilibrio, nuestro mundo tal y como lo conocemos ha desaparecido y ahora solo queda la posibilidad que Suichiro Blan nos ofrece, un plan del que no tengo más detalles pese a que he sido persistente con la pregunta.

Pese a todas las planeaciones y a todo lo que pueda dimensionarse de las circunstancias que corren, el tiempo es limitado, la humanidad no podrá subsistir a este nivel de destrucción durante mucho tiempo. El tiempo estimado por Suichiro para lograr la supervivencia se esperaba de un plazo equivalente a un año, pero guardaron provisiones y sistemas auto sostenibles capaces de persistir durante 3 o 4 años, a lo mucho, 7 años. Semejante cantidad de recursos y esmeros, fueron diseñados por Garderobe y otras grandes corporaciones mundiales que no creyeron loco a Suichiro, así como naciones enteras, grandes potencias mundiales emplearon un pequeño fragmento de su presupuesto para servir a semejante empresa. Ahora pienso que si más personas hubieran creído en las predicciones de aquellos científicos que lo dieron todo con la esperanza de servir a algo más que ellos mismos, los miles de cadáveres que están tirados en las ruinas de nuestra civilización, serían menos. De haber sabido esto, yo hubiese entregado hasta la camisa que llevo puesta este día, pero como en todo, hoy soy otro peón más en un juego de titanes.

Sé también que tales movimientos estaban justificados, nuestro enemigo contaba con formas inimaginables, eran criaturas mortales y numerosas. Pese a todo comprendí con el tiempo que el lugar más peligroso en el que se podía estar, no era la tierra o el mar, lo era el cielo. Durante aquellos días vi tal variedad de criaturas, que un libro de terror se hubiese quedado corto, habían tantos como estrellas pudiéramos ver en el firmamento cada noche. Las estrellas fueron mi consuelo desde entonces, sin la luz artificial de las grandes ciudades ahora derruidas, el cielo se miraba hermoso como nunca, aun con el temor calando profundamente en mis huesos, o la sensación de alerta con la que comencé a vivir cada minuto de mi vida, el cielo con sus brillantes estrellas,  me recordaba las cosas gratas que todavía me quedan.

Paso una noche nuevamente, con enjambres de Orphans en el cielo, Nina encontró oportuno ocultarnos a todos en la zona boscosa que todavía permanecía en pie, si bien no habían ya ríos, y casi todo estaba plagado de grietas, aterrizó con delicadeza en una pendiente entre los agujeros, aquello si me permito decirlo fue impresionante, obra de años de experiencia en alguien quizás muy joven ¿Cuánto se habría preparado para enfrentarse a tantas circunstancias tan difíciles? ¿Cómo pudo desarrollar aquellos nervios de acero? Nina, Yukino, Haruka y la mismísima Shura, se miraban de cierta forma, seres sobrenaturales y no quedaba ya otra explicación, entendería después que la sangre que corre por sus venas, no era tan corriente ni tan común, ni tampoco lo era la de las 200 doncellas que recolectamos en nuestro viaje.

No tenía otra inquietud más que la del numero de enemigos y Yukino no tardó en aclarar la situación, cerca de 5 millones de personas compran Joyas al año y las más exquisitas del mercado fueron distribuidas en todo el mundo por la corporación Margueritte a un precio de costo durante los últimos tres o cuatro años, con una simple multiplicación tenía entonces la cantidad aproximada de Orphans que teníamos que destruir y yo contaba escasos 350 eliminados. Si es cuestionable preguntar que tiene que ver la joyería en este asunto, la chica de lentes me explicó que esta información fue proporcionada por mi hermana, quien por cierto estaba infiltrada en la corporación Margueritte y Ragnarok durante la calma, tras su boda con Tomoe Margueritte. Según pude entender, ellos usaron aquellas prendas para activar unos cristales negros, objetos disfrazados en las joyas adquiridas por personas inocentes... si bien cada monstruo es tremendamente destructivo, siempre cuidara a su amo, ya que si este muere, lo haría con él su Slave, o así comenzaron a referir a los monstruos que yo conocí aquel día en la fiesta de compromiso, como Orphans. Todo ello sin contar con el contrabando o los robos a joyerías en todo el globo.

El tiempo que mi madre compartió conmigo fue como un bálsamo para mis angustias, pese a todo fue muy poco tiempo, ella estaba presta a ayudar a todos los nuevos miembros, a los heridos o simplemente hacer compañía a aquellas ‘Otome’ que todo lo habían perdido en el cataclismo. La vi en pocas ocasiones junto a Shura, pero se antojaban sus momentos más dichosos y sin importar lo que estuviese haciendo, la observaba pedir relevo para acompañarla en sus sueños cuando esta tenía su turno de descanso, ambas dormían juntas y abrazadas. Nina y los demás también rotaban sus horarios estrictamente, cuando la dura señorita Blan dormía, Haruka o Reito le reemplazaban en el pilotaje de la nave de un forma bastante conservadora. La mano de la rubia era un seguro viaje de turbulencias, pese a todo tenía poco tiempo de práctica y eso ya era mucho decir, con Reito el viaje era más lento y seguro, pero le agotaba en sobremanera, insisto que los nervios de acero no se consiguen por kilos en la tienda de la esquina. Pasé algunas horas con Reito, muy pocas pero sus brazos me envolvieron en muchas ocasiones y su besos me hicieron olvidar un par de veces que el mundo se caía a pedazos bajo nosotros.

Era al fin el último tramo de nuestro viaje, según Nina el retraso se debía a la traslación continental o algo así, en pocas palabras, Japón ya no quedaba en el mismo lugar y nuevas formaciones rocosas habían surgido, así como otras se habían sumergido en el océano, el planeta continuaba moviéndose a pasos agigantados y solo alcanzaría estabilidad hasta después del primer mes, siempre y cuando más Slave no fueran extraídos de las corrientes energéticas de la tierra, la conclusión del equipo era simple, no podrían invocar más, sin personas no habría más maestros, sin su sangre para traerlos a la vida, esos monstruos también tendrían un numero limitado aunque de bastantes dígitos. Era por ello que nuestro arribo al Núcleo que se había alejado y tardaría un poco más. No tardé en cuestionarme como un lugar podía sacudirse con tan destructivos terremotos y maremotos, y yacer en pie después de eso, fue claro entonces que todos participaron de una broma de la cual aun soy ignorante. Ahora solo puedo juntar mis esfuerzos en estar despierto y concentrado, solo por si otro de esos monstruitos aparece en el visor.

Cerca de la media noche pude observar otro brillo azul como el que desprendía el cañón de mi torreta, ello me llevó a entender que otra aeronave como la nuestra se debatían a unos cuantos kilómetros con una marejada de Slave, en efecto, la pantalla calculó una aproximación de 130 criaturas rodeando a otro de los nuestros o ello supuse al ver la numeración y códigos que arrojaba con la palabra Garderobe inscrita en ella.

-Debemos ayudar- Musité listo para disparar, solo necesitaba un mejor radio de alcance y esas criaturas tendrían que vérselas con nosotros.

-Son señuelos Fujino- Musitó Nina al otro lado de la comunicación. –Pasaremos de largo, justo debajo de ellos-

Creí en sus palabras y me abstuve de disparar mientras la otra aeronave era destrozada a pedazos, los rayos pasaban tan cerca que el pulso me temblaba, después de aquello, el temblor se me quedó guardado por dentro y nuestra propia batalla tuvo principio. El señuelo no duró demasiado, sentí el cambio de velocidad y de presión, Nina hizo alarde de sus dotes de pilotaje descendiendo rápidamente desde los cielos, alcanzó el nivel del suelo en el que los picos de las rocas y los escombros que ella evadía con maestría, se convirtieron en útiles obstáculos que nos alejaban de los escarabajos, pero que no impedían en demasía la movilidad de los bichos de menos envergadura. Nuestros disparos comenzaron a emerger de cada torreta en aquella huida, cada precioso rayo logró congelar a las criaturas que nos seguían muy de cerca, pero estas no parecían agotarse, pese a la gran cantidad de estelas verdes que se alzaron hacia la inmensidad del cielo.

Moví mi torrera, ejecutando mis disparos sin cesar, pero la sensación de que los Slave nos alcanzaban se hacía más plausible con el paso de los segundos, sentimos una sacudida, pensé en principio que habíamos golpeado contra alguna roca entre los escombros, que quizás rozamos un pico, pero todas esas esperanzadoras ideas me abandonaron, cuando los sensores dieron la alerta sobre la línea roja de la pantalla, era... la sección de Shura. Giré mi esfera prontamente y allí pude verlo, una especie de libélula de enormes proporciones desgarrando la torreta de Shura.

-Dispara...- Escuché la voz de aquella mujer temeraria. –Lo teníamos delante y fuimos descuidados preocupados solo por la retaguardia...- La escuché reírse sarcásticamente... –Dispara Shion... se que lo tienes en la mira... ya falta poco para que rompa la esfera...- Ella no mentía, lo tenía al alcance de un disparo, pero la maquina no fue diseñada para hacer un solo disparo, son diez, el primero le laejara y congelara... los siguientes destrozaran la esfera con Shura dentro.

-Dispara tú- Recordé entonces que ella también estaba en una torreta...

-Ya cortó los cables de alimentación de mi rayo, estoy indefensa... dispara- La oía entrecortadamente.

-No...- Acaso llenaría con un tanto más de sangre mis manos? Sabía que cada Slave destruido era un persona menos, alguien muriendo en uno de los centros en el subsuelo, no podía ser yo quien hiciera tal cosa.

-Superará la esfera y después entrará en la coraza... entonces todos perecerán, tu madre morirá- Musitó nuevamente la voz de Shura, quizás con demasiada calma para ser justa con su petición. –¡No pierdas tiempo!-

Mis dedos reaccionaron a su grito, el disparo, el primero emergió golpeando al monstruo sobre la esfera, moví la palanca con brusquedad y los siguientes se perdieron en el aire, me esforcé por recuperar la posición a pesar del mareo, disparé a otros monstruos que venía frente a mí y busque su nombre hasta que no me quedó voz para llamarla. Contemple con horror la congelación de la criatura y la torreta de Shura, el monstruo se disperso en una estela de luces pero la esfera rota estaba congelada completamente. El metal tarjado se desprendió lentamente como la cascara de un huevo, acerqué el visor de la pantalla y entonces la vi, tan pálida como sumergida en fragmentos de huelo, la mancha carmín distorsionada dentro del liquido congelado en la parte inferior, un fragmento rubio de su cabello agitándose con el viento, su rostro calmado pero mortalmente quieto y sus labios morados, me contraje dentro de mi asiento, cerré los ojos para no dejar salir mi alma a través de ellos, me mordí los labios hasta sentir el sabor sanguinolento. El ruido y los disparos de mis compañeros continuaron protegiéndonos mientras la nave tomaba altura, escuché otros además de los nuestros, ráfagas de mayor tamaño y poder limpiando el camino.

-¡Shion! ¡Shion!- Escuché una voz reclamándome, abrí los ojos y tomé las palancas para volver a disparar y despejar mi zona, no sentía fuerza o valor para seguir, pero ahí estaba, moviéndome mecánicamente de un punto a otro, usando mis armas para retirar a la restante parte de la marejada, no quería que ninguno de esos bichos volviese a tocarla, que ni por error algo se acercara a su ataúd de hielo.

Entendí entonces la broma general, cuando todo se hizo calma y no vi a más criaturas a nuestro alrededor, el núcleo era Garderobe, pero no se trataba de la edificación que conocía, era una plataforma completamente desprendida del suelo, que se elevaba a más de 100 pies de altura, tan grande como diez de esos gigantescos portaviones. Descendimos dentro de un hangar y una gran cantidad de personal emergió de las escotillas y puertas de seguridad, anclaron nuestra aeronave con grandes pinzas de metal, luego, abrieron las puertas y recibieron a todas las personas que recolectamos. Todos los sistemas se desactivaron, mi esfera se replegó a un escaso metro de la compuerta y se abrió, vi con extrañeza las luces artificiales golpeándome la cara, llevábamos quizás demasiados días dentro de las placas del coloso de metal.

Yo no quería bajar, no quería tener que explicarle a mi madre como me había visto obligado a eliminar a un bicho y a Shura en el proceso, no quería ver su cuerpo inerte siendo desprendido de la parte superior de la coraza, no estaba ansiando imaginar que la realidad volviera a golpearme nuevamente y que ese lugar no fuese tan seguro como dijeron. –Lo siento- Susurré sabiendo que nadie podía escucharme. La esfera se abrió dejándome ver al resto del grupo, Nina estaba allí con los ojos rojos, con una mueca de dolor en su fina faz, pero no me negaba la vista directa de su mirar.

-¿Estás bien...?- Reito fue el primero en hablarme, en abrazarme y consolar el llanto que no había cesado de verter desde ese momento. No dije nada, mi cuerpo estaba bien, mi mente y mi corazón seriamente turbados. –Perdóname tú a mi- Susurró antes de inyectarme algo en el costado, me aparté de él a empujones, caí sobre mi asiento, lo siguiente que vi, fue a un grupo desprendiendo a Shura de la coraza, escuché el grito aterrado de mi madre y su forcejeo, todo se hizo difuso, si... lo sé, me drogó, porque estuve a muy poco de perder la cabeza, pero ya no podía moverme o sentir, solo ansiaba que el sopor apagara de una buena vez mis pensamientos.
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8 comentarios:

  1. Ke capítulo es muy emocionante. No creo ke Shura haiga muerto no sería justo. Por fa no te demores tanto en los capítulos tanto en esta historia como en danza entre lobos. Ambas tienen ese toque muy especial entre místico e sobre humano ke en lo particular me encanta

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  2. OMG *-* me encanta esta historia por dios. Increíble capítulo.

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  3. Muy buen capitulo, escrito de una manera unica en si muy hermoso, esperando con ansias y desesperacion la nueva entrega, tu siempre fiel seguidora y admiradora Maria

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  4. Wow me encanta

    por favor que no muera Shura

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  5. Ke no muera Shura. Tú historia está fenomenal me encanta, no nos dejes esperando tanto tiempo la continuación. Por fa

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  6. Será una tortura la espera del próximo capítulo.
    Estaré esperándolo al igual que el de "Danza entre lobos" ;D

    Un abrazo AU

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  7. La autora mando más capítulos o dio señales de que seguirá con la historia? Es de las mejores que e leído seria una grandísima pena que no se terminará como algunas :(

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  8. Cristalsil, Hola, te quiero felicitar por tu don de escribir, tus historias son bárbaras... me gusta el toque mitológico, la coherencia de las historias dentro del contenido general, me gustan pero estoy muy triste por que no has continuado iluminando con tu paleta de letras coloridas esta pagina, espero lo continúes haciendo muy pronto.:)

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