Capítulo 30
Encrucijada I
Sujeto la mano que tiende hacía mí, nuestros dedos se enlazan
silenciosos y la melodía se escucha en el solitario salón, mis pasos se
deslizan al ritmo de los suyos con precisa sincronía. Acaricio el envés de su
mano con mi dedo pulgar, mientras sujeto con la otra su fina cintura y me apego
a su piel, no siento ya la voluntad fuerte con su aliento tan cerca del mío.
–Shizuma...- Susurran quedo mis labios antes de sumergirme en su cuello, sentir
el fresco aroma de sus cabellos, libres al viento de nuestro desliz. Mis manos
suben por su espalda, juntándonos un poco más, si es posible. –Te amo...- Dice
mi voz profundizada por un suspiro y sus labios se adhieren a los míos, tan
suaves y adictivos. –Regresa a mí... esta vez para siempre-
Las gemas del mar se congelan intensas, mirando más allá en mi
rostro pálido que dice más por mí en mis gestos. Sonríe, pero pronto la
maravillosa vista de su faz se esconde y sus manos en mi pecho detienen mis
anhelos. No puedo besar ya su cuello, no puedo aferrarme más. –Aun esta
pendiente el divorcio Shura- Acaricia mi mejilla y se desprende de mí. –Eso al
menos, le debo al padre de mis hijos-
Desvío la mirada sobre el suelo y la música se apaga. A esta edad
sintiéndome rechazada ¿Por qué habría de complicarse tanto un simple divorcio?
Eso es sencillo, Takeshi ha interpuesto todos los impedimentos posibles,
suspiro. –Entiendo... Lo cierto es que no es más fácil estar cerca de ti,
cuando más respeto le guardas a él- Le doy la espalda, me acercó a la copa de
vino que olvidamos hace unos momentos, deslizó mis dedos sobre el cristal y
dejó que el dulce licor pase a través de mi garganta. –Cuando seas libre...
entonces hablemos- Poso el vaso vacío sobre la misma mesa, cuidando con mis dedos
no hacer ruido al depositarlo.
Camino hacia la chaqueta que he dejado abandonada desde que llegué,
la sostengo en mi brazo, miro abajo y en mi pecho algunos botones requieren mi
cuidado, abrochados yacen ante mi oficiosa mano.
-¿Estás enfadada?- Me pregunta su suave voz desde la espalda.
Sonrío con un dejo de amargura. –Se debe a la escasa paciencia que
me ocupa cuando me besas... han transcurrido 20 años desde la ultima ocasión en
la que te entregaste a mí- Me vuelvo a mirarla y allí esta, ese sonrojo tan
dulce que sabe diluir fácilmente mi voluntad. –Aun debo esperar... esperaré tu
afirmación entonces- Asiente agradeciendo con una sonrisa mi comprensión, oh
Shizuma, si supieras cuanto me controlo con la idea de respetar tus deseos.
-Te... am...- El sonido de su voz, de las palabras que tanto
anhelo escuchar es importunado por el timbre de un móvil, mi móvil.
Busco en los bolsillos del gabán, la vibración me da la posición,
en cuanto lo sujeto levantó el dispositivo y una parpadeante luz roja mana de
la pantalla. Mis ojos se abren con exabrupto, giró mi cabeza en dirección de
Shizuma, sus largos cabellos están desperdigados sobre sus hombros, sus ojos
azules me miran curiosos, luego preocupados, mi ceño fruncido no dice nada
bueno... debiste decir esas palabras mientras había oportunidad de
escucharlas... Shizuma. –¡Ve por Shion!... no pierdas ni un momento- Nada más
articular aquellas palabras, el suelo comienza a estremecerse, creo que sería
imposible para ella ir, pero quedarse aquí es suicidio.
Todo se mueve con tal brusquedad, que es imposible mantenerse en
pie, las paredes se tarjan violentamente, los libros caen de las estanterías, los
cuadros se desprenden con el movimiento telúrico, el vaso en el que tomé vino
se rompe contra el suelo. Mientras todo se sacude, se oyen los gritos de
espanto fuera, el miedo de las personas alimentando a nuestros enemigos, ha
empezado, el Ragnarök ha dado inicio. No puedo perder más tiempo o voy a perder
lo que es más preciado para mí.
Levanto la cabeza, el candelabro sobre Shizuma se tambalea
peligrosamente, me apoyo con las manos desde el suelo, pongo el pie en la
superficie que se mueve y doy un salto en el momento justo, la envuelvo en mis
brazos y la retiro del sitio, caemos al suelo y a nuestras espaldas golpea el
candelabro contra el suelo, se rompe y sigue su caída varios pisos abajo.
Siento a mi querida doncella temblar. –No temas... yo te protegeré y a todo lo
que es valioso para ti-
-Mi tobillo... Shura-chan...- Bajo la mirada, contemplo como se vuelve lentamente rojo,
caímos en mala posición para ella, debí ser más cuidadosa. -¡Shuraaa!- Grita
espantada mi Shizuma. Un fragmento de la
pared de arriba se desprende sobre nosotras, me pongo sobre ella por puro
reflejo y mi espalda recibe la piedra mientras me esmero con todas mis fuerzas
por no dejar que ella reciba daño alguno.
-Mu... muevete...- Le susurro con esfuerzo, mis brazos tiemblan y
el aire se me complica respirarlo. -¡Sal de aquí!- Le gritó al sentir que esta
en shock, pero Shizuma no se mueve. -¡Vete!- Vuelvo a gritar y mi fuerza
flaquea, ahora me estoy apoyando en los codos y las rodillas, siento como otros
escombros caen sobre mí.
-No- Es todo lo que me dice mirándome a los ojos, mientras siento
las heridas en mi espalda y el peso del cemento doblegar lentamente mis
fuerzas.
-Caeremos... al abismo si no huyes- Le digo a una distancia tan
corta de su rostro, que es absurdo tenerla debajo de mí, justo ahora, en estas
circunstancias.
-Si caigo junto a ti... todo estará bien- Me sonríe acariciando mi
mejilla. –No puedo perderte dos veces...-
Mis ojos sangría se abren enormemente. -¡Tontaaa!- Gritó con toda
la frustración que llevo dentro, si piensa que voy a dejarla morir esta muy
equivocada. Levanto un brazo, luego el otro con un grito de esfuerzo y empujo
con todas mis fuerzas, siento la sangre corriendo vertiginosamente por todo mi
cuerpo. -¡Ahhhh!- Otro poco más y la roca en mi espalda cae a un lado, jadeo.
–Eres... eres una tonta si piensas que esta pequeñez puede conmigo... solo
necesitaba espacio para empujar mejor- Me pongo de pie y le tiendo mi mano. Aun
si me mira sorprendida, la acepta, le ayudo a ponerse de pie pese a los
estremecimientos de la superficie, pero ella ya no puede caminar.
-No puedo correr... por favor salva a mi Shion- Vaya que me he
finado en una mujer suicida, pero que es una madre si no la que esta dispuesta
a darlo todo por sus hijos.
-¡Madreeeeee!- Escuchamos la voz de un muchacho castaño, que como
mejor puede se sostiene del marco de la puerta, también tiene heridas y tierra
en la cabeza, seguramente algunos golpes mientras corría hacia aquí en busca de
Shizuma.
-Hablando del rey de roma- Le quito hierro al asunto. –Perdona
preciosa, pero no tengo más posibilidades- Antes de que nos caiga otro pedazo
de concreto encima o que ella pueda reprocharme nada, la levanto en mis brazos
como a una princesa. Ella se aferra a mí desde mi cuello. –Se que no es lo más
elegante mi amor, pero...- Comienzo a correr hacia la puerta esquivando lo
mejor que puedo esa enorme cantidad de adornillos de porcelana cayendo al suelo
desde todas las direcciones, además de los pedazos grandes del techo y evitando
en lo posible las fisuras del suelo, una tarea ardua si me lo preguntan.
Llegamos junto a Shion que parece más que sorprendido de lo que
puedo hacer, ya verá este pequeñín quien es Shura Wong. –Sígueme muy de cerca
pequeño-
-¿Pequeño?- Que linda expresión se aloja en su rostro, sonrío y a
empujones como mejor puedo le hago reaccionar. Me sigue sin lugar a dudas, pero
de las escaleras no queda ya ni el rastro, atrás una viga obstaculiza el paso.
–¿Qué tan bueno eres corriendo?-
-Soy el campeón del equipo masculino de atletismo de la
universidad- Curioso momento para mostrarte portentoso pequeño Shion, pero
siendo hijo de Shizuma no debería sorprenderme.
-Eso me vale- Calculo las posibilidades, el pasillo esta fisurado,
hay huecos hacia el abismo y todo sigue cayéndose a pedazos, la habitación de
Shizuru da a los jardines, es la única zona despejada en este momento así que...
-¿Qué dices Shura? ¡¿Qué piensas hacer?!- Shizuma me aprieta con
más histeria de la que esta permitida, se le olvida que tengo que respirar.
-Sobrevivir mi vida... eso mismo ¡Sígueme Shion!- Por favor
sígueme y no colapses, esquiva todo lo que puedas. Corremos sobre el poco suelo
que se sostiene con las columnas
principales de la mansión, nunca sentí que la habitación de Zuru estuviera tan
lejos hasta este día, pero cuando llego junto a la puerta una patada de mi
parte y la madera se rompe, no estoy para juegos. El sitio esta hecho un
desastre, parte del techo ha caído y hay muchos agujeros, esto se va a
derrumbar en nada, aun si las edificaciones están adaptadas para estas cosas,
no soportaran por mucho tiempo. –Sobre su cama, has una buena distancia hombre-
Me mira dudando no de lograrlo, si no por nosotras.
–Tú primero Shion... Te seguiremos- Susurra Shizuma desde mis
brazos, aun si tiembla preocupada, no lo deja ver en sus ojos zafiro.
-¡Salta ya!- Le ordeno a gritos, él no tarda en obedecer, corre a
una velocidad pasmosa y salta con todas sus fuerza el portillo en el suelo, se
deja caer en la cama, rompiéndola instantáneamente... se desliza contra el
suelo y se levanta al otro lado. Él no lo sabe, pero el agujero se ha
ensanchado en estos breves segundos, no es posible seguirlo. –¡Ve a la
ventana!- Que ya no es ventana, si no un agujero enorme en la pared.
Lo veo llegar, un par de vigas caen delante de nosotras,
impidiéndonos el mismo paso o cualquier otro que pretendiera usar Shion.
–¡Madre! ¡Shura-sama!- Nos grita la voz angustiada desde el otro lado, se ha
hecho tanto revuelo y humo aquí, la noche en el cielo no es tampoco de ayuda
para ver nada en este sitio.
-¡Vete! Saldremos por otro lado- Eso que no lo sé con certeza.
-¡De ningún modo pienso dejarlas aquí!- Se queja al otro lado,
intentando volver, intentando quitar el peso de las cosas, pero el suelo sigue
cayendo muy cerca de sus pies, imbécil... le gusta complicarme la vida.
-¡Baja por el árbol idiota! ¡Mueve tu trasero FUJINO!- Grito a
pesar del polvo y la tierra que me tiene más blanca de lo que ya soy, Shizuma
toce en mi pecho, pero ahora parece más tranquila. Apoyo mi espada en el marco
de la puerta mientras otros escombros siguen cayendo y veo a Shion hacer caso
de mis palabras con un salto de olimpiada, se prenda como un pequeño mono al
árbol y yo sonrío, es un buen muchacho.
-Él estará bien... deja de temblar- Susurro a la persona en mis
brazos, ella no ha dejado de temer por él ni un segundo, se que no dejo de
verlo correr sobre mi hombro. Pero estoy feliz, aun si el mundo a nuestro
alrededor sigue cayéndose a pedazos, estoy con la persona que quiero estar.
-No tengo miedo Shura...- Sus ojos brillantes, sus lágrimas
silenciosas.
Si supieras que me das fuerza para enfrentarlo todo. -¿Confías en
mí?-
-Estoy en tus brazos, siempre ha sido así- Sonríe como en antaño y
mi corazón se detiene.
¡Esta decidido! -Código Shura Wong, soy la gema de la templanza-
Musita mi voz y siento una descarga eléctrica en todo mi cuerpo, que hace
temblar mis piernas, siento el ardor en mi mano y en mi oreja, así como el
brillo que despiden las joyas en ellas. –Código de voz aceptado- La voz
computarizada responde. –Nano máquinas al 50%- Bajo la vista sintiendo aquella
fuerza sobrehumana en cada ápice de mí. -Quería darte una vida normal a mi
lado, pero las circunstancias se empeñan en que no sea de ese modo-
-Shura... tú...- Me mira asombrada con sus ojos azules, luego los
cierra por el polvo del lugar.
-Yo también soy Otome- Me rio un poco pero no le dejo pensar nada
más. Mis piernas se mueven con mucha más agilidad y las heridas no son tan
dolorosas ahora mismo. Dando saltos irreales sobre las pequeñas piezas del
suelo todavía en pie, brincando silenciosa y grácilmente entre las vigas, aun
con ella en mis brazos ahora se siente como un delicada pluma.
Me apresuro a llegar hacia el agujero por el que Shion pudo
escabullirse, los objetos me golpean pero no siento nada sobre eso, no cuando
envuelvo con mi cuerpo a mi amada y en el último segundo, cuando todo colapsa
doy el último salto hacia la luz de la noche...
.
.
.
Llegué al suelo, sujetándome como era posible de las ramas del
viejo roble, inmediatamente volví la vista atrás... tengo que encontrarlas,
tienen que haber huido, pero todas las salidas, todas las direcciones estaban
bloqueadas. Madre, Shura-sama... ustedes no pueden... ¡No pueden rendirse! Golpeo
el árbol bajando la mirada al suelo ¿Qué puedo hacer? Nada en lo absoluto, solo
escucho las cosas resquebrajarse y romperse, escucho también el llanto... ¿Llanto?
Vuelvo la vista y me encuentro a un grupo de las sirvientes de la casa a unos
cuantos metros de mí.
-¡Shion-sama!- Grita una de ellas nada más verme y corre hacia mí,
ella no esta mejor pero mira con angustia la sangre seca en mi cabeza. -¡Esta herido!-
-Calma Kiara-san, no son más que rasguños... pero ¿Todas están
bien?- La miro, con la intensión de reconfortarla, pero lo cierto es que solo
puedo pensar en ellas, en mi madre y su apreciada amiga... no, su amante.
-Afortunadamente dábamos la ronda nocturna y pudimos salir antes
de que las escaleras colapsaran... sin embargo Viola-sama y Wong-sama siguen
adentro- Siento una espina en mi corazón, yo... yo no debí obedecer a
Shura-sama.
-¿Y Shizuru?- Esa inquietante duda me asalta.
-No ha llegado de la universidad Shion-sama- Me responde con
angustiosa duda, si mi hermana no esta adentro entonces... espero que este bien
¡Tiene que estar bien!
-¡Tengo que ayudar!- Suelto a la joven en las manos de sus
compañeras de labores. –Quédense aquí... el temblor se ha detenido pero pueden
haber replicas y la edificación es inestable- Me vuelvo atrás para correr hacia
la casa, pero la mano de la doncella se sujeta a la mía, temerosa y aferrada,
sin dejarme ir. No tengo tiempo Kiara. -¡Suéltame!- Retiró mi mano bruscamente.
-¡Shion-sama! ¡Mire!- Me grita Kiara, miro en la dirección
señalada, espantado noto como el sitio por el que salí se desmorona al igual
que la en otrora gloriosa mansión Fujino. Caigo de rodillas al suelo, el humo y
la polvareda llega hasta nosotros.
-¡Madreeeeee!- Gritando, sintiendo el miedo a que todo lo he
perdido y la humedad en mis ojos aparece, entonces golpeo el pasto bajo mis
rodillas, no debí salir... debí ayudarlas -¡Maldita seaaa!-
-¡Calla muchacho!- Escucho venir una voz desde la oscuridad, en
medio del humo noto a dos figuras, dos sombras acercándose. –Un caballero no
debe decir esas cosas frente a su madre-
Levanto la vista, esa voz. -¡Shura-sama!- Me pongo de pie y voy
corriendo a su lado. Allí esta, no es una cruel ilusión, con sus largos
cabellos rubios hondeando al viento de la noche, su piel blanca y llena de una
capa gris de polvo, sus brillantes ojos sangría y a pesar de las heridas,
sosteniendo a mi madre en sus brazos. Las abrazo y luego me aparto. –Gracias...
no sabes cuanto te lo agradezco- Depositamos a mi madre en el pasto, ahora que
la humareda se ha despejado, la que era mi casa se ha desmoronado para yacer
solo en mis memorias.
-Ahora debemos llegar a Garderobe a como de lugar... tenemos
código y yo no puedo cargar a tantas personas-
-¿Cargar?- ¿A que se refería Wong-sama? Sus ojos contemplaban a
las asustadas doncellas de la casa Fujino, ciertamente nadie podría levantar a
tantas personas por si misma. No planeará ir corriendo con tal sequito encima
¿O si?
–Si tan solo tuviésemos un auto- Volvió a sopesar la rubia. –Pero
ya no llegaremos a tiempo-
-¿A tiempo?- De que diablos habla, con un terremoto de esta magnitud,
ni siquiera Garderobe podría sostenerse en pie.
-Shion... ¿No queda ningún vehículo?- Me siento francamente
incapaz de hablar cuando sus ojos escarlata me miran tan intensamente.
-Los autos están destrozados, el estacionamiento quedaba en la
primera planta Shura-sama, lo siento... solo esta mi moto aparcada en la salida
y no sé si algún escombro le ha caído encima- ¿Por qué no use el auto hoy?
Tenso la mandíbula, me siento un completo inútil y no me gusta ni un poco esta
sensación, no tengo el valor para mirar a Shura-sama a los ojos.
-Omite el sama y solo di mi nombre... te lo has ganado- Me palmea
el hombro.
-Ahora pónganse de pie, van a seguir todas mis instrucciones si es
que desean vivir, de lo contrario pueden quedarse aquí- Dijo en voz audible al
cumulo de sirvientas, con una frialdad que no admitía replicas. Wong volvía a
sujetar entre sus brazos a mi madre, le admiré con tal esmero, una mujer...
siempre cuidando tan delicadamente de otra. Ahora lo entiendo todo, pero no
puedo sentir odio por Shura, no había visto tal brillo en los ojos de mamá, ella
nunca fue feliz con padre, él se ha ido a Europa tan repentinamente después de
hablar del divorcio, ahora es tan obvio el porque.
-Señoritas, Shura nos guiará cuidadosamente, así que obedezcan sus
instrucciones... se los pido por favor- Hice una venia y las doncellas
sonrojadas gritaron a coro un “si” sonoro.
El sonido de algo viniendo atrajo nuestra atención, miré en esa
dirección... el suelo se estremecía y noté algo de proporciones gigantescas
viniendo de camino hacia acá, los arboles a lo lejos se sacuden con el
estrepito de sus tremendas pisadas. -¿Otro monstruo?-
-Debemos apresurarnos... demos la vuelta la mansión, allí hay
suficiente espacio- Ordenó Shura sin dudar, comenzando a correr lejos de la
criatura. Todos le seguimos, yo ayudé a Kana, que estaba lastimada...
Dar la vuelta a la mansión, para llegar justo al frente resultó
ser una tarea fatigante, ya que la premura y el llevar conmigo a Kana se hizo
agotador, el aire estaba lleno de partículas de polvo por lo que respirar se
hacía doloroso, pero no podíamos rezagarnos, una criatura como esa nos
destrozaría en un suspiro... solo que no entiendo que es lo que buscamos tan
desesperadamente con Shura a la cabeza. Aun corriendo tras ella no comprendo
como pudo salir de ahí con mi madre, con esas heridas en la espalda cualquier
persona hubiese sucumbido, ese pedazo de concreto que tiró a un lado ¿Tanto
amor sientes por mi madre Shura?
Amor, esa palabra y ahora mis egoístas sentimientos se deslizan
sobre otra persona ¿Estarás bien? Casi atropello a la dama rubia con mis
distracciones, pero me detuve por puro reflejo sin herir más a Kana, lo que fue
una suerte fabulosa. Mi oídos escucharon el sonido relativamente bajo de un par
de propulsores, por todos los dioses, bendito seas Suichiro, pienso al notar
como la aeronave desciende hasta posarse delicadamente sobre el suelo y tiene
el logo de Garderobe. Una gran puerta de metal se abre, yo vuelvo la vista
atrás y con suerte el escarabajo esta lo suficientemente lejos, pero por su
tamaño la distancia es... poca.
-¡Rápido! Suban... Ya... ¡Ya!- Ordenaba Shura con voz casi
militar, estaba demasiado calmada mientras subía a mi madre en la nave militar,
se bajó y ayudo a las demás a subir, era tan rápida de reacciones y figura que
la miré asombrado. Así fui yo el último abordar con la ayuda de un hombre alto
y atlético, primero dispuso cuidadosamente a Kana y luego tendió su mano para
que yo pudiera subir sobre la plataforma que comenzaba a ascender lentamente,
tomé sus dedos y un tirón me llevó a salvo dentro del coloso de metal. Me
envolvieron sus brazos, de una forma que ya se juzgaba innecesaria para la
ocasión. Le miré notando que sus ropas eran enteramente militares, todavía no
daba crédito a las circunstancias en las que estábamos envueltos, estaba
comportándome como una damisela en peligro y quería ya zafarme de tan
bochornosa postura, pero él, más alto y fuerte no me lo permitía. Estaba
angustiado, confuso, no entendía porque las autoridades no informaron de tan
destructor sismo o de donde había salido ese enorme monstruo.
-Me alegra saber que estas perfecto... Shion- Una voz tan varonil,
esa mano que conocía, levanté la vista, me tope con ese brillo peculiar bajo un
casco protector.
-Reito...- Susurré suavemente, casi sin poder creerlo y con los
latidos zumbándome en los oídos... ¿Ahora resulta que realmente eras agente
secreto o algo así? Sonrío. Entonces sentí sus brazos guiarme a la seguridad de
un asiento, ante la mirada sorprendida de todos, yo el primero y abrochó los
cinturones. –Vuelvo a respirar sabiendo que estás a salvo...- Susurró en mi
oído y me siento repentinamente tan abochornado, esos labios tan cerca de mi
cuello y de mi oreja.
-Vámonos de aquí... o esa cucaracha gigante va a ¡Matarnos!- Se
quejó otra voz conocida, miré en esa dirección, una mujer con traje de SWAT, no
puede ser... ese cuerpo y ese cabello.
-Escarabajo Haruka-chan- ¿Yukino-san? Busque en la oscuridad
apenas disimulada por los leds que adornaban los costados del cuerpo de la
aeronave. También la castaña de lentes se miraba sujeta por cinturones de
seguridad cruzados en una silla, tenía la misma indumentaria pero ella no usaba
el mentado casco, solo tecleaba en su computadora, aun así tenía tiempo de
aclarar los errores disléxicos de su amante. -La próxima replica, vendrá sobre
nosotros en 30 segundos- Informó.
-¿Y Fujino?- Ahora que... el rostro familiar de Nina, desde la
sección de pilotaje me tomó por sorpresa. Aquí todos parecen salidos de una
película de acción.
-Esta en la universidad- Informé rápidamente, hoy tenía
seguramente alguna reunión con el consejo.
-Averigua sobre eso Kikukawa-san- Musitó la pelinegra antes de
volver la vista sobre los complejos controles de nuestra nave. Reito se
apresuró a volver de un salto sobre la cabina de comando para ejercer de
copiloto.
Los motores de la aeronave volvieron a acelerar sus revoluciones y
solo entonces el gran monstruo de metal se elevó sobre los cielos nocturnos,
hubieron algunas turbulencias y los gritillos de las chicas no se hicieron
esperar... pero yo solo podía observar a mi madre, a quien los brazos de Shura
resguardaban con delicadeza en medio de los abruptos movimientos. Los vaivenes
eran violentos, las sacudidas y la estabilidad del metal resultaba de lo más
desalentador, sin embargo me mantenía sereno, incapaz de sucumbir al pánico
mientras dedicaba miradas tranquilizadoras a las doncellas de la casa. Mis
manos estrechaban las amarras con fuerza cuando haces de luz iluminaban, aun
con la fuerte corriente de viento en la cara, tenía los ojos tan abiertos como
lámparas. Eran rayos, descargas eléctricas que el escarabajo nos lanzaba desde
la distancia, podía verlos pasar tan cerca en los laterales, que sentí mi
cabello erizarse con la honda electromagnética y estaba claro por mis cursos de
física, que nuestro transporte se mantenía en el aire por alguna gracia divina
o quizás un sistema más avanzado desarrollado secretamente por Garderobe.
Durante los minutos más eternos de mi vida, sintiendo los
violentos movimientos, en el ir y venir de la nave sobre el cielo, seguíamos
vivos, todo gracias a una elaborada táctica evasiva que ejecutaba la joven Blan
con maestría inesperada, pese a todo nuestros estómagos no soportarían por
mucho tiempo, así como las heridas sangrantes solicitaban atención medica
inmediata. Seguramente no solo yo tuve esos pensamientos.
-¡Haruka! ¡Shura! ¡Shion! ¡Quítenme esas pestes de encima!- Ordenó
Nina desde la sección de comando. Shuzushiro me miró de pies a cabeza, tal vez
yo no era lo que esperaba, pues ni siquiera me había enlistado para el servicio
militar obligatorio, lo cierto es que no sabía que esperaba que hiciera.
Haruka no tardó en obedecer, me puso un casco como el suyo en la
cabeza, mientras Shura se aseguraba de dejar a mi madre bien sujeta a los
cinturones de seguridad, vi de soslayo el dulce beso que le prodigó antes de
ascender con rápidos pasos por una escalerilla, que al parecer daba espacio a la
torreta. Observando como ella actuaba sin temor ni titubeos, sentí la voluntad
renovada, pero no me percaté que Haruka ya me tenía medio vestido con un
chaleco antibalas ¿Cómo si eso fuera a defenderme de un rayo? La miré abrumado,
muy seguramente las practicas de sostén con chicas le ganaron semejante
habilidad. Finalmente se deshizo de las amarras de seguridad, con una mano me
sujetó del chaleco y me hizo correr entre escaleras y grandes tanques que al
parecer proporcionaban la energía a la aeronave, así finalmente llegamos hasta
la sección externa. La rubia se acercó a la puerta electrónica, activó una
serie de botones en la placa digital y con ello la puerta se abrió rápidamente.
Sentí golpeándonos con más fuerza las ráfagas de aire, Haruka se sostenía del
bamboleo gracias una manija de seguridad, con la embestida del viento y las
sacudidas, supe cuan fuerte era la testaruda rubia, pues su otra mano me
sujetaba y no parecía serle un verdadero esfuerzo. Era aterrador, con nada más
que la mano de aquella mujer sujetándome para no caer al vacío, contemple la
torreta a un metro de distancia en medio de la oscuridad ¿Cómo iba a subirme
allí? Caminando contra el viento no era la mejor opción, saltar con este
movimiento no era una mejor idea, ¿Cómo iban a meterme allí?.
-¿Has jugado videojuegos de disparo? – Escuché la voz con un eco
dentro del casco, era la voz de Suzushiro. –Yukino, accede a la torreta,
acércala a nosotros-
-¿Qué?- ¿Estaba loca? Ver hacia abajo no era el plan más romántico
de la noche, pero si que era impresionante contemplar el mecanismo de una
esfera metálica acercándose sobre una rampla de metal, una puerta se abrió, fui
arrojado dentro, eso dolió, pero pronto me acomodé en el asiento y me encontré
con una plataforma digital tan compleja que... esto iba a resultar imposible.
-Pues apunta y presiona el botón rojo de la manija, no te
equivoques Fujino y no le dispares a nuestra nave, la palanca es muy sensible
al movimiento, así que muévela para girar la torreta en el sentido correcto,
primero aprende rápido, luego dispara a todas las cucarachas aéreas- Dicho eso,
la voz de Haruka se apagó, la puerta se cerró y ella seguramente fue a tomar su
posición.
Me puse los broches de seguridad, miré rápidamente en busca de la
palanca que emergía de los descansa brazos de mi asiento, eran a decir verdad
como dos mandos de videjuego, mientras tanto la esfera donde estaba metido
volvía a moverse, alineándose a casi cuatro metros de la coraza de la nave.
-Ahora Fujino-san... siga mis instrucciones por favor- La voz de
la Kikukawa me llegó por el panel de comunicación. –Yo le ayudaré a realizar
adecuadamente su labor, ya que no ha recibido el entrenamiento-
-Si- Asentí.
-Presione el botón verde en el lateral derecho, eso activará el
rayo de fusión fría... los tanques dentro de la nave alimentaran sus disparos.
Presioné el botón purpura de radar y la visión nocturna en la pantalla- Volvía
a instruirme la señorita Kikukawa y yo sentía temblarme el pulso.
-¿He?- No entendía una palabra de sus términos científicos, pulsé
el botón verde, así como los otros dos que me pareció que eran purpuras, de
este modo los colores, las figuras de la pantalla comenzaron a titilar y a
mostrarme figuras incomprensibles en principio, realmente parecía un videojuego
con una especie de radar de líneas verdes en la pantalla, habían
triangulaciones que perdía de vista en un pestañeo.
-Los cartuchos de su arma están cargados, intente ser preciso,
medir a que punto se dirigirá el objetivo, no disparé donde vea que han estado
solo desperdiciara energía y tiempo, dispare hacia donde van, los condensadores
y el disparo tardan 2 segundos por cada seguidilla de diez disparos, esta
proporción de tiempo le obliga a prever la trayectoria, aprenda primero a
dirigir la esfera, tiene una posición de 360 grados en todas las direcciones,
por eso... evite disparar a la nave- Con esas últimas palabras la voz de Yukino
desapareció del intercomunicador.
Miré los mandos y con el más sutil movimiento la esfera comenzó a
girar de su posición, entendí que era tan rápida y abrupta como lo fueran mis
movimientos sobre las palancas, cada una tenía un uso, derecha o izquierda,
arriba o abajo, juntas eran diagonales en el sentido que eligiese, ello era un
problema, olvidaba fácilmente en que lado quedaba la nave, así que agudicé la
vista y entonces noté una línea roja en la pantalla ¿Que diablos era eso? –Piensa
en esa línea como el suelo, el soporte que nos sostiene en el aire Shion, de
ese lado esta la nave, tus amigas y tu madre dependen de ti... procura defenderlas
con valor- Esta vez, escuché la voz de Shura. –No temas niño... cuando sea el
momento sentirás la necesidad de disparar... aguarda eso, no te desquicies- Me
centré entonces en la pantalla, veía las triangulaciones a cada movimiento que
hacia, cada giro, pero ninguna persistía suficiente tiempo, estaba a ciegas
simplemente.
Pasaron algunos segundos, no movía ni un solo musculo, estaba allí
atorado de cierta manera, los rayos azulosos de las otras torretas iluminaban
el cielo con sus ráfagas de energía pura, Shura estaba en la parte superior de
la nave, Haruka en la derecha, yo en la izquierda y otro, Reito, estaba en la
parte inferior, cuatro espacios de tiro y yo no había dado con el primero.
Intente disparar para iluminarme un poco, las diez ráfagas sacudieron
sutilmente la esfera y por un segundo me pareció ver algo... entre las nubes,
parecían fogatas... pero a esta altura, tendrían que ser gigantescas. Agucé un
poco más la vista y de forma automática el visor cambió a visión diurna, los
cristales que eran computarizados se convirtieron en translucidos y entonces
contemplé con mis propios ojos la devastación que acontecía a miles de metros
bajo nosotros, las increíbles edificaciones de Tokio, que era al parecer la
zona que sobrevolábamos ahora estaban tan inclinados como la Torre de Piazza,
ello hablando solo de las más resistentes, las demás eran rocas y escombros,
muy escasos lugares se preservaban en pie, era como contemplar el apocalipsis,
ríos de autos estancados en las grandes autopistas, puentes colapsados, grietas
gigantescas dejando ver los ríos de magma, la gente menos afortunada sufriendo
una muerte atroz, no necesitaba ser un genio matemático para calcular los
desastres, las víctimas. Era tanto el espanto que sentía al ver desde la distante
altura el sufrimiento que padecían las personas y mayor la impotencia al no
poder hacer nada por salvarlos, sabía que no estaba siendo de ninguna ayuda.
Esa distracción me costó otro poco, una pequeña porción de tiempo
y la maldita pantalla mostraba puntos verdes por todas partes, estaban allí y
allá, tan cerca de la línea roja que sentí pánico, giré la torreta y disparé, y
me moví a otra parte volviendo a disparar. Todo se hizo frenético, no sabía si
estaba acertando a alguno, pero tenía que alejarlos lo más posible, no
terminaba de lanzar una seguidilla cuando ya estaba tirando de las palancas
hacia la siguiente triangulación. No podía pensar, solo me aseguraba de no
cruzar la línea roja de tiro, habían tantos... ¿De donde?
Las ráfagas azules se hicieron más intensas y brillantes en la
oscuridad de la noche, todos ocupaban sus valiosos disparos con precisión
pasmosa, vi caer algunos monstruos congelados como gotas, eran esferas de hielo
rompiéndose en los edificios, en el suelo o cayendo a su fin en los ríos de
lava, algunas de esas criaturas eran más pequeñas en proporción, pero seguían
siendo grandes bichos aéreos con alas membranosas, otros más grandes como los
escarabajos perseguían a todo lo que se moviese en el cielo, vi varías
explosiones en el aire, helicópteros, aviones con personas intentando escapar
del infierno en la tierra. Yo seguía disparando, intentando alejarlos mientras
nuestra aeronave continuaba maniobrando gracias a Nina. Todos darían el alma
misma por llevarnos a puerto seguro, pero ¿A dónde podríamos ir? No quedaba
nada en pie, no había un lugar a donde ir...
-¡Concéntrate!- Escuché la voz de Shura tergiversada por la
estática en el aire, era producida por el choque de los rayos que disparaban
los escarabajos. –Estamos por llegar... hacemos esto por tu madre y Suichiro me
juró que tu hermana estaría a salvo... ¿No quieres protegerlas con todo?-
-Con mi vida...- Susurré ya sin temor, sin todas esas imágenes
desolándome por dentro, pensé en la sonrisa de mi hermana y de mi madre, hay
personas dentro de la nave que dependen de mí.
-Pues bien, entonces quédate quieto, no gires la torreta, observa
silenciosamente... controla tu respiración y si entonces ves algo moverse,
adelanta la torreta a donde va a estar y dispara- La comunicación se cortó y yo
procuré obedecer, concentrarme con el terror que estaba sintiendo, observar,
intentar no distraerme con el infierno frente a mis ojos... fue así que lo vi,
una coraza azul moviéndose entre las nubes grises, giré delicadamente la
torreta y disparé, pude verlo al fin, como el último de mis 10 disparos
golpeaba una de las alas de mi enemigo, así le vi congelarse en el aire y caer
por su propio peso. Después de aquel momento de victoria, supe que podía hacer
algo para proteger a mis seres queridos y desde entonces ninguno de mis
disparos falló en su trayectoria.
Pude volverme mecánico y preciso, ya no sentía nada, solo
escuchaba, solo observaba, cuidaba mis disparos como si fueran a agotarse en
cualquier momento, cada uno tenía el nombre de un Orphan inscrito en él, pude
mantener mi sección despejada y sin darme cuenta las gotas saladas se
deslizaban por mi frente hasta mi barbilla, mi respiración aunque serena estaba
alterada a un ritmo en exceso lento y cansado, tenía esa sensación de que
habían pasado horas, que el tiempo era indeseadamente eterno. Mis dedos estaban
entumecidos, casi adheridos a las palancas de mando y mis pulgares estaban
ampollados en la yema de los dedos, hacia ya demasiado silencio.
-Vamos a bajar, tenemos al frente una marejada...- Informó Nina
con voz parca.
¿A que se refería con marejada? Mi pregunta fue respondida con
prontitud, vi centenares de esos bichos de diversos tamaños en el cielo, la
velocidad de la nave se ralentizó y mi cuerpo resintió el cambio de presión a
medida que bajábamos, agradecí tener el estomago vacío entonces. –No disparen,
vamos a pasar entre los edificios... necesitamos pasar desapercibidos- Indicó
nuevamente Nina, que sin lugar a dudas era alguien con nervios de acero.
Separé mis manos de las palancas con dolor y con miedo, temía que
mis nervios me traicionaran, así que las puse en el acolchonado de la silla y
me senté sobre ellas. Suspiré mientras la luz del amanecer volvía a cernirse
sobre el cielo lentamente, primero con sus tonos azulinos y después con tímidos
rayos amarillos, lo que vimos nos dejo sin aliento, un silencio sepulcral se
alzaba como si aquellos seres de pesadilla hubieren encontrado propicio el
momento para su descanso, dejando atrás la devastación que hicieron a su paso.
Contemplaba los abismos a pocos metros del suelo mientras Nina parecía hacer
flotar nuestra nave lenta y silenciosa El viento arrastraba polvo entre los
escombros y los edificios inclinados, no presentaban ninguna clase de
movimiento, los cuerpos calcinados o aplastados se miraban desperdigados en el
espacio, algunos incluso habían perecido bajo las pisadas de las criaturas, si
había alguien con vida... no lo encontraba probable, todavía el humo y el fuego
se elevaba hacia el cielo y era gracias a ello que nuestra presencia en la gran
ciudad que fuera en antaño Tokio se mantenía oculta.
Repentinamente nos quedamos sobrevolando el mismo lugar, lo
entendí cuando la pantalla cambio a infrarrojo y una gran cantidad de puntos se
hizo visible, lo comprendí, eran personas, eran sobrevivientes a la noche más
oscura. –Bajaremos al nivel del suelo, estén alertas- Musitó nuevamente Nina.
–La misión es simple chicos, traeremos con nosotros a los que más podamos, es
uno de los centros de Garderobe en el subsuelo, así que prepárense por si acaso
hay sorpresas...- Comprendí entonces porque la nave tenía tanto espacio, ahí
fácilmente cabrían 100 personas sin ninguna dificultad.
Pero era absurdo, no podríamos encontrar sobrevivientes, no entendí
las palabras de Blan hasta que las puertas destrozadas pero obstaculizadas con
escombros se removieron, pude ver a cerca de 50 personas salir de aquella
edificación en ruinas, personas trajeadas con el logo distintivo de la
corporación Garderobe, 50 afortunados de miles que perecieron ayer. Sujeté el
puente de mi nariz cerrando los ojos, todas las personas que conocí, todos los
amigos que no estaban dentro de ese avión, ya... no existían más. Las personas
empezaron a subir con ayuda de los nuestros, entre ellas Yukino, mi madre a
quien al parecer le habían vendado y cuidado, las jóvenes sirvientas, los demás
teníamos que estar alertas por si algún monstruo se acercaba a los alrededores.
Casi todas habían subido, cuando vimos a la última rezagada volver
cojeando con la ayuda de un muchacho vestido de civil, era alguien joven,
alguien que vi en las noticias, un joven político promesa que se alzaba como
candidato para el ministerio, entonces una de las figuras de Garderobe detuvo
al muchacho, miró a la dama y la levantó en sus brazos, otro de los uniformados
comenzó a discutir con el chico, hubo empujones y luego un arma apuntando a su
cabeza. Me di cuenta entonces que no le iban a dejar subir. –Aun hay
espacio...- Dije a través del comunicador.
-No lo hay...- La voz de Reito me llegó como un balde de agua
fría. –Tenemos que pasar por otro par de centros, la orden fue clara, ningún
civil, ningún protegido... ella debía deshacerse de él y ahora por su causa se
encuentra herida, te aseguro que ese chico será un problema en el futuro- No
esperaba estar escuchando semejante cosa del hombre que tantas emociones me
había causado, lo siguiente que oímos, fue un grito femenino solicitando
piedad, ella amaba al joven y allí lo dejábamos abandonado a su suerte.
-¡Hay espacio!- Grité golpeando con impotencia los descansa brazos
de mi silla. –Si no fuera mi madre amiga de Suichiro nuestra suerte sería la
misma, si no estuviese Shura enamorada de ella... ¡Que sería de nosotros!-
Reclamé furioso, ya había visto suficiente destrucción, el sufrimiento de las
personas, todo sin poder hacer absolutamente nada.
Pude ver la esperanza abandonarlo, a él y a otros que siendo
personas comunes salieron poco después, dejábamos atrás, hombres, mujeres y
hasta niños mientras la nave se elevaba más y más fuera de su alcance. Me
sujeté los cabellos conteniendo la sensación que me corroía por dentro, todo
comenzaba a destrozarme con memorias horrendas, con imaginaciones aun peores y
mi corazón martillaba en mi pecho dolorido mientras las lágrimas brotaban sin
que pudiera detenerlas... los demás me escuchaban llorar y no me importaba.
-Fujino...- La voz de Shura no quiero oírla. –Shion, nosotros no
los abandonamos.-
-Habla por ti... yo veo a esas personas ahí, sin víveres ni un
lugar seguro donde ocultarse...- Reclamé con la voz ronca, sintiéndome perdido.
-¿Y como piensas que han sobrevivido hasta ahora?- Cuestionó Shura
y pude jurar que ella sonreía desde su torreta.
-¿He?- No había pensado en ello.
-En el subsuelo se diseñaron zonas de evacuación especiales,
calculamos las probabilidades un centenar de ocasiones, asegurándonos. No todos
los espacios de la tierra se movieron con el despertar de los Orphan, hay zonas
de energía muerta que no se han visto alteradas por los desastres o se mueven
en bloque, trasladando completamente nuestras bases algunos kilómetros, pero
sin lograr romper las paredes o su contenido en el interior, de ese modo los
centros en el subsuelo se mantienen y en ellos se encuentran ahora mismo cerca
de mil personas, observa nuevamente Shion- Shura hablaba tranquilamente y no sé
si es que espera que crea que el hada de los dientes sea real.
Con duda e incredulidad miré hacia abajo, otros hombres armados de
Garderobe corrían para traer de vuelta a esas personas, comprendí entonces que
eran las familias de nuestras nuevas acompañantes, quienes les despedían con su
presencia. Luego alguien se sirvió mostrarme por computadora, al menos veinte
pequeños recuadros con imágenes, veía muchas personas sentadas, heridos siendo
atendidos en instalaciones de lo que se miraba muy semejante al edificio de
Garderobe, veía madres junto a sus hijos, hombres filándose para recibir armas,
versiones más pequeñas del modelo de mi torreta, mujeres y hombres cocinando
cantidades industriales de comida, eran lugares para refugiados. –Gracias al
cielo- Suspiré.
-Es importante que sepas que no podemos salvarlos a todos, pero
hacemos lo que podemos... los centros van a saturarse hasta el limite y
entonces no podremos recibir más personas ¿Estarás listo para eso Shion?-
Tragué saliva al escuchar semejante aclaración por parte de Nina. –Se proyectó
que más de la mitad de la población mundial perecerá... habrán más sacudidas,
tsunamis, erupciones y huracanes, así que si no estas en capacidad de
soportarlo, cuando lleguemos al núcleo, deberás quedarte allí y no salir, si
quieres servir de algo... entonces concéntrate y afina tu puntería, porque tenemos
que cruzar otra zona de Orphans, abrirnos paso y recolectar más miembros para
el equipo- Blan estaba demasiado seria, comprendí entonces que Esrtin no estaba
con nosotros, ¿Ella estaría haciendo lo mismo que Nina en otro coloso de metal
como este?
-Nosotros intentaremos que esta catástrofe no se prolongue por más
tiempo del necesario, pero es por ello que resulta de vital importancia
trasladar a nuestro personal, ellas son la única arma para enfrentar a los
monstruos que quedan allí fuera- Esta vez escuché hablar a Reito. –Se que es
difícil, pero todos estamos luchando por las personas, así que no debes
rendirte tan fácil-
-¿Qué hay de Shizuru?- Cuestioné repentinamente angustiado, ella
estaría allí con todas esas personas o tal... vez.
-Ella ya ha sido trasladada al Núcleo- Nadie dijo nada más después
de eso.
En los días siguientes sobrevivimos por los pelos y tuve suerte de
haber mejorado mi puntería, pasamos a cinco centros más en todo Japón. Por
suerte la nave estaba cargada de alimentos y poseía en realidad una capacidad
suficiente para 200 personas, nunca me imaginé que se pudieran desprender
arneses del techo para hacer hamacas, o que hubieran dos niveles, además de una
bodega repleta de alimentos sintéticos, pero el máximo aprovechamiento del
espacio es algo nato de los japoneses así que no debería estar tan sorprendido.
Nos turnamos para descansar, yo dormí realmente poco sintiendo la
paranoia de que en algún punto de la travesía hacia aquel lugar llamado el Núcleo,
uno de los rayos de los escarabajos nos alcanzara y el sistema colapsara con
todos adentro, tuve incluso pesadillas en las que yacía atrapado con los
infortunados que se quedaron fuera de los centros, me vi muerto a mi mismo un
par de veces por alguno de aquellos monstruos, seres que parecían no acabar a
pesar de la cantidad increíble que destrozamos a nuestro paso.
Al mismo tiempo me cuestioné como pudo Blan-sama crear una
estrategia de tal envergadura y la respuesta vino de Reito. Los centros fueron
diseñaron hace siete años y fueron terminados hace dos, había incluso
submarinos de toda nacionalidad puestos en la labor de recoger a miles de
personas en las costas de todo el mundo, gigantescos barcos en altamar e
incluso naves en el limite de la atmosfera o fuera de ella, cada país pudo
tener sus excentricidades por así decirlo, cada uno encontró una forma de
responder a la crisis, todos seguirían moviéndose bajo la inmensidad de los
océanos, en la tierra o en el cielo hasta que todo pasara. Las grandes
potencias seguramente usaron toda su artillería contra el enemigo común, pero
cada criatura tiene una capacidad destructiva inimaginable, pese a todo el
sistema de fusión fría ideado por Saeko-sama y sus colaboradores, no fue
compartido con el mundo ya que seguramente una vez superada la crisis, la
humanidad usaría tales armas para impartir un nuevo orden de poder... seguramente
fue una difícil decisión, ahora cientos de personas mueren con armas incapaces
para defenderles. Aun me pregunto si hay esperanza, mientras la debacle se
cierne sobre el mundo entero, mientras las corrientes de energía subterránea se
distorsionan buscando un nuevo punto de equilibrio, nuestro mundo tal y como lo
conocemos ha desaparecido y ahora solo queda la posibilidad que Suichiro Blan
nos ofrece, un plan del que no tengo más detalles pese a que he sido
persistente con la pregunta.
Pese a todas las planeaciones y a todo lo que pueda dimensionarse
de las circunstancias que corren, el tiempo es limitado, la humanidad no podrá
subsistir a este nivel de destrucción durante mucho tiempo. El tiempo estimado
por Suichiro para lograr la supervivencia se esperaba de un plazo equivalente a
un año, pero guardaron provisiones y sistemas auto sostenibles capaces de
persistir durante 3 o 4 años, a lo mucho, 7 años. Semejante cantidad de
recursos y esmeros, fueron diseñados por Garderobe y otras grandes
corporaciones mundiales que no creyeron loco a Suichiro, así como naciones
enteras, grandes potencias mundiales emplearon un pequeño fragmento de su
presupuesto para servir a semejante empresa. Ahora pienso que si más personas
hubieran creído en las predicciones de aquellos científicos que lo dieron todo
con la esperanza de servir a algo más que ellos mismos, los miles de cadáveres
que están tirados en las ruinas de nuestra civilización, serían menos. De haber
sabido esto, yo hubiese entregado hasta la camisa que llevo puesta este día,
pero como en todo, hoy soy otro peón más en un juego de titanes.
Sé también que tales movimientos estaban justificados, nuestro
enemigo contaba con formas inimaginables, eran criaturas mortales y numerosas.
Pese a todo comprendí con el tiempo que el lugar más peligroso en el que se
podía estar, no era la tierra o el mar, lo era el cielo. Durante aquellos días
vi tal variedad de criaturas, que un libro de terror se hubiese quedado corto,
habían tantos como estrellas pudiéramos ver en el firmamento cada noche. Las
estrellas fueron mi consuelo desde entonces, sin la luz artificial de las
grandes ciudades ahora derruidas, el cielo se miraba hermoso como nunca, aun
con el temor calando profundamente en mis huesos, o la sensación de alerta con
la que comencé a vivir cada minuto de mi vida, el cielo con sus brillantes
estrellas, me recordaba las cosas gratas
que todavía me quedan.
Paso una noche nuevamente, con enjambres de Orphans en el cielo,
Nina encontró oportuno ocultarnos a todos en la zona boscosa que todavía
permanecía en pie, si bien no habían ya ríos, y casi todo estaba plagado de
grietas, aterrizó con delicadeza en una pendiente entre los agujeros, aquello
si me permito decirlo fue impresionante, obra de años de experiencia en alguien
quizás muy joven ¿Cuánto se habría preparado para enfrentarse a tantas
circunstancias tan difíciles? ¿Cómo pudo desarrollar aquellos nervios de acero?
Nina, Yukino, Haruka y la mismísima Shura, se miraban de cierta forma, seres
sobrenaturales y no quedaba ya otra explicación, entendería después que la
sangre que corre por sus venas, no era tan corriente ni tan común, ni tampoco lo
era la de las 200 doncellas que recolectamos en nuestro viaje.
No tenía otra inquietud más que la del numero de enemigos y Yukino
no tardó en aclarar la situación, cerca de 5 millones de personas compran Joyas
al año y las más exquisitas del mercado fueron distribuidas en todo el mundo
por la corporación Margueritte a un precio de costo durante los últimos tres o
cuatro años, con una simple multiplicación tenía entonces la cantidad
aproximada de Orphans que teníamos que destruir y yo contaba escasos 350
eliminados. Si es cuestionable preguntar que tiene que ver la joyería en este
asunto, la chica de lentes me explicó que esta información fue proporcionada
por mi hermana, quien por cierto estaba infiltrada en la corporación
Margueritte y Ragnarok durante la calma, tras su boda con Tomoe Margueritte.
Según pude entender, ellos usaron aquellas prendas para activar unos cristales
negros, objetos disfrazados en las joyas adquiridas por personas inocentes...
si bien cada monstruo es tremendamente destructivo, siempre cuidara a su amo,
ya que si este muere, lo haría con él su Slave, o así comenzaron a referir a
los monstruos que yo conocí aquel día en la fiesta de compromiso, como Orphans.
Todo ello sin contar con el contrabando o los robos a joyerías en todo el
globo.
El tiempo que mi madre compartió conmigo fue como un bálsamo para mis
angustias, pese a todo fue muy poco tiempo, ella estaba presta a ayudar a todos
los nuevos miembros, a los heridos o simplemente hacer compañía a aquellas
‘Otome’ que todo lo habían perdido en el cataclismo. La vi en pocas ocasiones
junto a Shura, pero se antojaban sus momentos más dichosos y sin importar lo
que estuviese haciendo, la observaba pedir relevo para acompañarla en sus
sueños cuando esta tenía su turno de descanso, ambas dormían juntas y abrazadas.
Nina y los demás también rotaban sus horarios estrictamente, cuando la dura
señorita Blan dormía, Haruka o Reito le reemplazaban en el pilotaje de la nave
de un forma bastante conservadora. La mano de la rubia era un seguro viaje de
turbulencias, pese a todo tenía poco tiempo de práctica y eso ya era mucho
decir, con Reito el viaje era más lento y seguro, pero le agotaba en
sobremanera, insisto que los nervios de acero no se consiguen por kilos en la
tienda de la esquina. Pasé algunas horas con Reito, muy pocas pero sus brazos
me envolvieron en muchas ocasiones y su besos me hicieron olvidar un par de
veces que el mundo se caía a pedazos bajo nosotros.
Era al fin el último tramo de nuestro viaje, según Nina el retraso
se debía a la traslación continental o algo así, en pocas palabras, Japón ya no
quedaba en el mismo lugar y nuevas formaciones rocosas habían surgido, así como
otras se habían sumergido en el océano, el planeta continuaba moviéndose a
pasos agigantados y solo alcanzaría estabilidad hasta después del primer mes,
siempre y cuando más Slave no fueran extraídos de las corrientes energéticas de
la tierra, la conclusión del equipo era simple, no podrían invocar más, sin
personas no habría más maestros, sin su sangre para traerlos a la vida, esos
monstruos también tendrían un numero limitado aunque de bastantes dígitos. Era
por ello que nuestro arribo al Núcleo que se había alejado y tardaría un poco
más. No tardé en cuestionarme como un lugar podía sacudirse con tan destructivos
terremotos y maremotos, y yacer en pie después de eso, fue claro entonces que
todos participaron de una broma de la cual aun soy ignorante. Ahora solo puedo juntar
mis esfuerzos en estar despierto y concentrado, solo por si otro de esos monstruitos
aparece en el visor.
Cerca de la media noche pude observar otro brillo azul como el que
desprendía el cañón de mi torreta, ello me llevó a entender que otra aeronave
como la nuestra se debatían a unos cuantos kilómetros con una marejada de
Slave, en efecto, la pantalla calculó una aproximación de 130 criaturas
rodeando a otro de los nuestros o ello supuse al ver la numeración y códigos
que arrojaba con la palabra Garderobe inscrita en ella.
-Debemos ayudar- Musité listo para disparar, solo necesitaba un
mejor radio de alcance y esas criaturas tendrían que vérselas con nosotros.
-Son señuelos Fujino- Musitó Nina al otro lado de la comunicación.
–Pasaremos de largo, justo debajo de ellos-
Creí en sus palabras y me abstuve de disparar mientras la otra
aeronave era destrozada a pedazos, los rayos pasaban tan cerca que el pulso me
temblaba, después de aquello, el temblor se me quedó guardado por dentro y
nuestra propia batalla tuvo principio. El señuelo no duró demasiado, sentí el
cambio de velocidad y de presión, Nina hizo alarde de sus dotes de pilotaje
descendiendo rápidamente desde los cielos, alcanzó el nivel del suelo en el que
los picos de las rocas y los escombros que ella evadía con maestría, se
convirtieron en útiles obstáculos que nos alejaban de los escarabajos, pero que
no impedían en demasía la movilidad de los bichos de menos envergadura.
Nuestros disparos comenzaron a emerger de cada torreta en aquella huida, cada
precioso rayo logró congelar a las criaturas que nos seguían muy de cerca, pero
estas no parecían agotarse, pese a la gran cantidad de estelas verdes que se
alzaron hacia la inmensidad del cielo.
Moví mi torrera, ejecutando mis disparos sin cesar, pero la
sensación de que los Slave nos alcanzaban se hacía más plausible con el paso de
los segundos, sentimos una sacudida, pensé en principio que habíamos golpeado
contra alguna roca entre los escombros, que quizás rozamos un pico, pero todas
esas esperanzadoras ideas me abandonaron, cuando los sensores dieron la alerta
sobre la línea roja de la pantalla, era... la sección de Shura. Giré mi esfera
prontamente y allí pude verlo, una especie de libélula de enormes proporciones
desgarrando la torreta de Shura.
-Dispara...- Escuché la voz de aquella mujer temeraria. –Lo
teníamos delante y fuimos descuidados preocupados solo por la retaguardia...-
La escuché reírse sarcásticamente... –Dispara Shion... se que lo tienes en la
mira... ya falta poco para que rompa la esfera...- Ella no mentía, lo tenía al
alcance de un disparo, pero la maquina no fue diseñada para hacer un solo
disparo, son diez, el primero le laejara y congelara... los siguientes
destrozaran la esfera con Shura dentro.
-Dispara tú- Recordé entonces que ella también estaba en una
torreta...
-Ya cortó los cables de alimentación de mi rayo, estoy indefensa...
dispara- La oía entrecortadamente.
-No...- Acaso llenaría con un tanto más de sangre mis manos? Sabía
que cada Slave destruido era un persona menos, alguien muriendo en uno de los
centros en el subsuelo, no podía ser yo quien hiciera tal cosa.
-Superará la esfera y después entrará en la coraza... entonces
todos perecerán, tu madre morirá- Musitó nuevamente la voz de Shura, quizás con
demasiada calma para ser justa con su petición. –¡No pierdas tiempo!-
Mis dedos reaccionaron a su grito, el disparo, el primero emergió
golpeando al monstruo sobre la esfera, moví la palanca con brusquedad y los
siguientes se perdieron en el aire, me esforcé por recuperar la posición a
pesar del mareo, disparé a otros monstruos que venía frente a mí y busque su
nombre hasta que no me quedó voz para llamarla. Contemple con horror la
congelación de la criatura y la torreta de Shura, el monstruo se disperso en
una estela de luces pero la esfera rota estaba congelada completamente. El
metal tarjado se desprendió lentamente como la cascara de un huevo, acerqué el
visor de la pantalla y entonces la vi, tan pálida como sumergida en fragmentos
de huelo, la mancha carmín distorsionada dentro del liquido congelado en la
parte inferior, un fragmento rubio de su cabello agitándose con el viento, su
rostro calmado pero mortalmente quieto y sus labios morados, me contraje dentro
de mi asiento, cerré los ojos para no dejar salir mi alma a través de ellos, me
mordí los labios hasta sentir el sabor sanguinolento. El ruido y los disparos
de mis compañeros continuaron protegiéndonos mientras la nave tomaba altura,
escuché otros además de los nuestros, ráfagas de mayor tamaño y poder limpiando
el camino.
-¡Shion! ¡Shion!- Escuché una voz reclamándome, abrí los ojos y
tomé las palancas para volver a disparar y despejar mi zona, no sentía fuerza o
valor para seguir, pero ahí estaba, moviéndome mecánicamente de un punto a otro,
usando mis armas para retirar a la restante parte de la marejada, no quería que
ninguno de esos bichos volviese a tocarla, que ni por error algo se acercara a
su ataúd de hielo.
Entendí entonces la broma general, cuando todo se hizo calma y no
vi a más criaturas a nuestro alrededor, el núcleo era Garderobe, pero no se
trataba de la edificación que conocía, era una plataforma completamente
desprendida del suelo, que se elevaba a más de 100 pies de altura, tan grande
como diez de esos gigantescos portaviones. Descendimos dentro de un hangar y
una gran cantidad de personal emergió de las escotillas y puertas de seguridad,
anclaron nuestra aeronave con grandes pinzas de metal, luego, abrieron las
puertas y recibieron a todas las personas que recolectamos. Todos los sistemas
se desactivaron, mi esfera se replegó a un escaso metro de la compuerta y se
abrió, vi con extrañeza las luces artificiales golpeándome la cara, llevábamos
quizás demasiados días dentro de las placas del coloso de metal.
Yo no quería bajar, no quería tener que explicarle a mi madre como
me había visto obligado a eliminar a un bicho y a Shura en el proceso, no quería
ver su cuerpo inerte siendo desprendido de la parte superior de la coraza, no
estaba ansiando imaginar que la realidad volviera a golpearme nuevamente y que
ese lugar no fuese tan seguro como dijeron. –Lo siento- Susurré sabiendo que
nadie podía escucharme. La esfera se abrió dejándome ver al resto del grupo,
Nina estaba allí con los ojos rojos, con una mueca de dolor en su fina faz,
pero no me negaba la vista directa de su mirar.
-¿Estás bien...?- Reito fue el primero en hablarme, en abrazarme y
consolar el llanto que no había cesado de verter desde ese momento. No dije
nada, mi cuerpo estaba bien, mi mente y mi corazón seriamente turbados. –Perdóname
tú a mi- Susurró antes de inyectarme algo en el costado, me aparté de él a
empujones, caí sobre mi asiento, lo siguiente que vi, fue a un grupo
desprendiendo a Shura de la coraza, escuché el grito aterrado de mi madre y su
forcejeo, todo se hizo difuso, si... lo sé, me drogó, porque estuve a muy poco
de perder la cabeza, pero ya no podía moverme o sentir, solo ansiaba que el
sopor apagara de una buena vez mis pensamientos.
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Ke capítulo es muy emocionante. No creo ke Shura haiga muerto no sería justo. Por fa no te demores tanto en los capítulos tanto en esta historia como en danza entre lobos. Ambas tienen ese toque muy especial entre místico e sobre humano ke en lo particular me encanta
ResponderEliminarOMG *-* me encanta esta historia por dios. Increíble capítulo.
ResponderEliminarMuy buen capitulo, escrito de una manera unica en si muy hermoso, esperando con ansias y desesperacion la nueva entrega, tu siempre fiel seguidora y admiradora Maria
ResponderEliminarWow me encanta
ResponderEliminarpor favor que no muera Shura
Ke no muera Shura. Tú historia está fenomenal me encanta, no nos dejes esperando tanto tiempo la continuación. Por fa
ResponderEliminarSerá una tortura la espera del próximo capítulo.
ResponderEliminarEstaré esperándolo al igual que el de "Danza entre lobos" ;D
Un abrazo AU
La autora mando más capítulos o dio señales de que seguirá con la historia? Es de las mejores que e leído seria una grandísima pena que no se terminará como algunas :(
ResponderEliminarCristalsil, Hola, te quiero felicitar por tu don de escribir, tus historias son bárbaras... me gusta el toque mitológico, la coherencia de las historias dentro del contenido general, me gustan pero estoy muy triste por que no has continuado iluminando con tu paleta de letras coloridas esta pagina, espero lo continúes haciendo muy pronto.:)
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