Me quede sin nada - Luisa

“Me quedé sin nada, Me quedé sin ti”.

            Así como la crónica de una muerte anunciada, así terminó lo nuestro. Ahora considero Abril como el mes más terrible y doloroso de mi vida, envidio al ave fénix que puede resurgir de sus cenizas. 

Me siento como aquella estrella que desaparece en mil pedazos, con un sombrío dolor que se apodera de mi que llena de tinieblas mi soledad; una triste, profunda e inconsolable desilusión así como aquella que siente un niño al haber perdido su juguete favorito, con esa tonta sensación de querer dar todo lo que tengo y lo que no, por suplicarle y rogarle ¡Quédate conmigo, quédate a mi lado!, aunque segundos atrás estaba convencida que separarse era lo mejor; sentir aquella loca idea de borrar su recuerdo entre copas, atormentándome entre momentos, martirizándome y odiándome por haberme ilusionado de la manera más inocente y estúpida posible; el enojo que se produce al no querer volver a escribir una carta de amor nunca más porque quisiera anestesiarme el resto de la vida para no tener que sentir nada; la impotencia de decidirse dos día antes a olvidarla o superarla y con un simple Hola al día siguiente, querer mandar todo lo que dije o pensaba al demonio, tan sólo para que ella vuelva. Ya no sé en qué creí, en que siento, no sé si pensar que todo esto es tan ficticio, pero solo sé que me quedé sin nada, me quedé sin ti y me perdí yo en el camino. 

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