10
Al entrar
a mi habitación, se sentía todo muy vacío, mis cosas ya no estaban, lo único
que permanecía allí era mi cama, ya que fue lo único que no me lleve.
Al
sentarme en la cama recordé varios momentos de mi vida, el que más tengo
presente es el día en que descompusimos la televisión.
Mariana y
yo, éramos unas niñas, teníamos 8 años. Recuerdo que estábamos jugando en la
sala, cuando trómpese con la mesa de la T.V
así que esta comenzó a moverse estuvo a punto de caerme en sima, pero
Mariana, me aventó para que no me pasara nada, la televisión cayó al suelo y la
pantalla se hiso pedazos, temíamos al regaño de mi madre, así que corrimos y
nos ocultamos debajo de la cama. Recuerdo que permanecimos allí, abrasadas con
miedo, hasta que nos quedamos dormidas, cuando nos dimos cuenta ya era de
noche, mi madre estaba preocupada porque no me encontraba que lo de la
televisión se le olvido.
En esa ocasión nos salimos con la nuestra, nos
salvamos del regaño, y bueno debo de aceptar que el momento que pasamos
escondidas fue muy agradable, no nos soltamos de la mano.
Recordé
las ocasiones en que me fugue con ella por las noches, era muy fácil escapar
por mi ventana, y lo hacía para verme con Mariana.
El hecho
de que recordara a Mariana al estar allí, era normal (¿o no?), el lugar tenia
demasiados recuerdos con ella así que era por eso que la recordaba, o será que
no la he olvidado.
Me metí en
la cama y me quede profundamente dormida.
Comencé a
soñar, recuerdo que estaba con Mariana como antes, pero en el fondo escuchaba
la voz de Judith, la cual me llamaba a gritos, recuerdo que cuando la escuche
me puse a buscarla y la comencé a llamar, mientras más, me acercaba a Judith, Mariana se alejaba más,
pero al escuchar la voz de Judith pidiéndome ayuda no pude resistir, y aunque
en mi sueño Mariana me pedía que no me fuera yo solo pensaba en Judith. Pero
cuando me acerque a Judith ella estaba abrasando a Mariana, recuerdo que yo
preguntaba qué era lo que pasaba pero ninguna me decía nada, trate de tocar a
Judith pero se desvanecía en el viento, recuerdo que le preguntaba a Mariana
que era lo que le había pasado a Judith, trate de tocarla pero también se
desvanecía, y me encontraba sola por unos instantes, de pronto me encontraba en
una especie de bosque oscuro en donde no había nadie, me di la vuelta y de la
nada aparecieron unos lobos que comenzaron a seguirme, cori lo más rápido que
pude, cuando los lobos ya no estaban (no sé el por qué, así son los sueños de
locos) escuchaba de nuevo Judith la cual
estaba siendo atacada por los lobos, yo trataba de ir a ayudarla, pero Mariana
me detenía.
Desperté
sudando, mi corazón latía muy rápido y me sentía preocupada, tomo el teléfono y
le marque a Judith.
-Bueno-
contestó la voz somnolienta de Judith.
-Halo,
soy Abril, solo quería saber si estás bien.
-Sí,
estoy bien, ¿Por qué la pregunta?
-Soñé que
te pasaba algo malo, así que me preocupe y
decidí llamarte.
-Así
sueñas con migo- dijo con un tono picaron.
-Bueno
si, sueño contigo porque te amo.
-Yo
igual.
-Bien,
tengo que irme, nos vemos pronto.
-Eso
espero, te amo.
El hecho
de saber que Judith estaba bien me relajó, pero el sueño me intrigo, no entendía
su significado.
Me bañe,
me cambie, y baje a desayunar.
La
familia estaba reunida en el comedor como antes.
El
desayuno fue tranquilo, no hubo discusiones ni nada de eso.
-Estaremos
con su tía- dijo mi madre mientras se levantaban- si quieren hijos salgan a dar
una vuelta.
Cuando
escuche las palabras de mi madre me saque de onda, no podía creer que ella
digiera eso, prácticamente me estaba dando permiso de ir a buscar a Mariana, y
eso era algo que creí que nunca ocurriría.
En
realidad no tenía la intención de salir a buscar a Mariana, me asustaba la
reacción que pudiera tener, el hecho de engañar a Judith era algo que yo no
quería, así que decidí no ir a buscar a Mariana, pero era muy difícil que no la
viera, además estaría huyendo y eso es algo que yo no acostumbro hacer, la
decisión que tome fue ir a caminar, dar un paseo y si me la encontraba por
casualidad pues la enfrentaba y ya.
El lugar
era como antes, el tiempo no parecía haber pasado, el parque era el mismo, no
tenía nada nuevo, caminaba mientras pensaba en lo que estaría haciendo Judith
en ese momento, cuando choque con alguien.
-Lo
siento.
Al
escuchar esa voz supe de quien se trataba era Mariana, sabía que la encontraría y bueno, no esperaba
que fuera por accidente.
-Descuida,
fue mi culpa- conteste mientras me acomodaba el cabello.
Ella
levanto la vista y me vio, al mirarme parecía muy sorprendida, su expresión era de felicidad, y a decir verdad
yo también tenía ganas de verla.
Al ver su
rostro recordé tontos momentos que pasamos juntas, pero no la seguía viendo de la misma manera, ya la veía
más como amiga, no puedo negar que seguía sintiendo un gran amor por ella, pero
no como antes.
-Hola-
balbucee mientras la contemplaba.
-Hola-
contesto mirándome.
Nos
quedamos inmóviles durante unos segundos ninguna de las dos podía pronunciar
ninguna palabra, no sé qué era lo que ella pensaba, pero lo que a mí se refiere
yo no podía hablar por que no podía articular nada, mi corazón latía tan fuerte
que creo que tal vez ella lo podía escuchar, estaba muy nerviosa, me preocupaba
quebrarme en frente de ella, y poder faltarle al respeto a Judith; no tenía ni
idea de que hacer.
-¿Qué
haces aquí?- se atrevió a preguntar Mar, muy emocionada.
-Bueno mi
tía se puso enferma y venimos a verla.
-Así que
no te quedaras.
-No,
volveremos en una semana.
El
silencio se hiso presente durante unos minutos, las miradas eran muy intensas,
en ese momento me olvide durante unos segundos de Judith, y mis sentimientos
anteriores regresaron con una fuerza impresionante, era un torbellino de
recuerdos que me azotaban en ese momento.
-Yo…- no
pude terminar la oración porque Mar me abrazo de sorpresa con una fuerza
impresionante, parecía que quería romperme los huesos con sus brazos.
-Te
extrañe- susurro a mi oído mientras lloraba.
No pude
mantenerme firme en mi decisión, y volví a sentirme como la primera vez en que
la abrase, el tenerla tan cerca, el olor de su cabello, ese maravilloso olor
que le daba su shampoo de frutas, ese olor que creí poder olvidar, volvió a
inundarme, el sentir su suave y delicada piel, no podía reaccionar.
-Yo
también te extrañe- susurre lentamente.
No sé
cuánto duro el abrazo, yo lo sentí corto, pero la verdad es que debió de durar alrededor de 20 minutos. Después de eso
caminamos y comenzamos a platicar, recordado los viejos tiempos, todas las
cosas que habíamos realizado, las travesuras, todo lo que había ocurrido en
nuestra historia juntas, hasta que llego la pregunta.
-¿Abril,
ya encontraste a alguien?- me pregunto
algo seria.
-¿Por qué
lo preguntas?
-Bueno,
te dije que encontraras a alguien.
-La
verdad es que sí.
Al
decirle esto su cara mostro tristeza, la cual trato de disimular con una
sonrisa, pero no lo logro.
-Me
alegro- dijo mientras suspiraba.-Cuéntame ¿Cómo es?
-Ella es…
increíble, es hermosa, simpática, alegre, inteligente, amable, dulce, es una
chica única.
-Debe de
ser muy hermosa. Después de todo tienes buenos gustos.
Al haber
bromeado me di cuenta de que ella seguía siendo la misma.
Comenzamos
a reír mientras caminábamos a mi casa.
-Mar, ¿tú
has encontrado a alguien?
-Bueno a
decir verdad, recuerdas a Nora.
-Nora, la
del festival.
-Sí,
ella, pues hemos estado saliendo.
-Que
bien- fue lo único que atine a decir, no se el por qué pero sentía a decir
verdad un poco de celos, pero ¿por qué debería de sentir celos?, yo amo a Judith, así que lo
que se supone que debería de sentir es alegría porque ella encontrara a alguien
más.
Al llegar
a mi casa, nos encontrábamos muy metidas en la conversación como para dejarla
hasta allí, así que decidí invitarla a pasar, sabía que mi madre estaría con mi
tía, por lo que no habría ningún problema, por ese lado, tal vez no era lo
correcto, estoy con Judith, y eso no es muy buena idea, pero solo platicaremos,
no vamos a acostarnos o algo así.
-Esta
igual que antes- dijo Mar con cierto tono de melancolía en la voz.
-Sí-
asentí con la cabeza.
Nos
sentamos en el sofá de la sala y seguimos con nuestra charla.
Para el
momento todo estaba centrado en los recuerdos que teníamos del pasado.
-Que
rápido pasa el tiempo- comento mientras se apoyaba en el sofá para levantarse.
-Sí, eso
parece.
Se
levantó y camino hacia la puerta.
-Nos
vemos luego- dijo mientras nos dirigíamos hacia afuera.
-Nos
vemos- dije mientras me inclinaba para darle un beso amistoso en la mejilla.
No sé a
ciencia como fue, creo que ella se movió, o tal vez fui yo, pero terminamos
besándonos en la boca, mi corazón se aceleró de golpe, no podía detenerme, de
pronto la imagen de Judith vino a mí, la razón llego de nuevo y me aleje lo más
rápido que pude.
-Lo
siento… yo- alcanzo a decir Mar antes de que yo entrara corriendo y le cerrara
la puerta en la cara.
No podía
creer lo que había hecho, -bese a Mar- me repetía una y otra vez, mientras la
escena pasaba por mi mente de manera repetitiva-¿Cómo pude hacerlo?, Judith- su
imagen vino a mí, su sonrisa, su voz diciéndome “te amo”, todo eso daba vueltas
en mi cabeza.
¿Que
estaría pensando Mar?, ¿se sentiría como yo?, pero ¿Qué fue lo que sentí?,
acaso ¿sentí algo?
El hecho
de que me estuviera preguntando si sentí algo era clara señal de que lo había
hecho.
Mi mente
estaba confusa, si, confusa, esa es la palabra correcta, ¿confundida yo?,
parecía difícil de creer, yo y la confusión éramos muy ajenas, y por esta vez
entendí su significado por completo.
Entre mi
discusión interna escuche bajamente el teléfono.
Corrí
hacia él, esperaba que fuera un loco asesino que me diría “¿Cuál es tu película
de terror favorita?”, así moriría y no tenía que enfrentar esto. Pero como
siempre todo se me complica esta no fue la excepción.
-Hola
amor.
La voz
era inconfundible, además quien más me llamaría “amor”, Judith estaba al
teléfono, ¿y yo?, paralizada del miedo, tenía que fingir normalidad en mi voz,
no podía decirle lo que pasó, pero… no, no podía.
Creo que
mi charla conmigo me tomo un momento.
-Abril,
¿estás ahí?
-Si, lo
siento, hola- no tuve el valor para decirle algo más romántico.
-¿Estas
bien?
-Sí, un
poco cansada pero bien- trate de sonar lo mejor posible, pero creo que mis
nervios eran evidentes- ¿Qué tal tu día?
-Bien- se
detuvo un momento- pero te extrañe.
(Ho,
joder yo poniéndole el cuerno y ella tan linda extrañándome)
-Yo
igual- bueno no era mentira si la extrañe- te amo.
-Lamento
decirte esto pero…- se detuvo un momento como pensando, pero ¿Qué pensaba?,
acaso me estaba espiando y me diría que no me cría, que era una zorra lesbiana,
su tardanza me mataba.- yo también te amo y mucho.
Sus
palabras me aliviaron, no tenía que decirle lo ocurrido ahora, podía ser
después y en persona.
-¿Cómo
está tu tía?
-Bueno,
no he podido ir a verle- no le seguiría mintiendo.
-¿Qué has
hecho hoy?
-Bueno
salí a dar un paseo.
-Y ¿Cómo
está todo desde que te fuiste?
-Bien,
encontré a mí…- por poco le dijo novia- amiga.
-Ah, y ¿Cómo esta ella?
-Muy
bien- fue lo que le pude decir, no podía decirle “por cierto la bese”, pero el
hecho de estarle mintiendo me dolía.
-Te
escuchas algo rara, ¿estás bien?
-Sí, solo
cansada.
-Ok, te
dejo.
-Adiós.
Después
de esa pequeña platica me encontraba demasiado arrepentida por mentir, así que
solo me bañe, me recosté en mi cama y cerré los ojos, quería borrar ese
momento, olvidarlo, regresar el tiempo y evitar hacerlo, pero no puedo, eso es
imposible, la escena se repetía una y otra vez en mi mente, con todos los
detalles, su respiración, la suavidad de sus labios todo era exacto, y me
enloquecía, ¿Cómo pude hacerlo?, ¿Por qué?, las lágrimas brotaron de mis ojos
al instante, no entendía el por qué, no era tan malo, solo fueron labios… oh…
acaso será que aún hay algo más.
La noche
fue larga, una serie de sueños locos me atormentaron y no me dejaron dormir
bien. Al levantarme recordé de nuevo los viejos tiempos en que añoraba que el
día llegara para ir a la escuela y ver a Mar, esos días parecen tan distantes,
a decir verdad ahora no tengo muchas ganas de verla, no sé qué le diría, “lo
siento”, tal vez sean las palabras adecuadas.
Pero, tal
vez no lo siento, no sé, tal vez, eso era
lo que deseaba, eso era lo que quería y siempre he querido, pero no
puedo dejar de sentirme mal por ello, no es justo jugar con sus sentimientos.
-No te
vas a levantar.
-Sí, solo
quería dormir un poco más que lo habitual.
-Muévete,
tal parece que no te gusto volver con tu amiguita.
Me
levante como pude, era preferente encontrarme con Mariana que estar con mi
madre.
Salí
rumbo a cualquier parte, solo camine y espere a que las cosas sucedieran, tal
parece que la costumbre de ir a la escuela me guio, no sé como pero termine en
la entrada, todo parece que aún me gustaba esa parte, la escuela; se veía
justamente igual como si nunca me hubiese ido.
-Abril,
hola.
-Hola- se
trataba de uno de mis viejos amigos, Mat él era de los mejores amigos que una
persona podría desear, a diferencia de los demás hombres heterosexuales él era
diferente, comprensivo, tierno, de no ser diferente tal vez me pude haber
enamorado de él.
-¿Cuándo
regresaste?
-Hace
poco, pero, dime ¿Cómo te ha ido?
-Bueno,
sabes que este lugar es aburrido, así que todo sigue como antes. Pero que tal tú, ¿Qué has hecho?
-Bueno, e
conocido gente.
-¿Amigas?
-Sí,
claro que sí.
-Son
sexis verdad.
-Veo que
no cambias- sus preguntas eran tan típicas de él, siempre ha tenido buenos
gustos además de ser un poco pervertido en el hecho de que le parece atractivo
el ver a dos chicas juntas, quitándole eso es un buen chico.
-Y tú
tampoco, nos vemos luego.
Me
sorprendió que se despidiera tan rápido, pero vi que tenía la mirada en una
chica, así que era obvio que se dirigía a capturar a su siguiente presa.
Disidí
irme de allí, no tenía nada que hacer allí, así que seguí mi camino.
A lo lejos me pareció ver a alguien era una
silueta muy familiar, al acercarse poco a poco pude distinguir a Mariana.
-Abril,
¿Qué haces aquí?, no me esperaba encontrarte por aquí.
-Bueno
decidí hachar un vistazo a los viejos amigos.
Un largo
silencio se hiso presente entre nosotras, no sabía que decir y sé que ella
tampoco tenía idea de que decir, era muy incómodo, tenía que dejar las cosas en
claro pero no sabía cómo abordar el tema.
-Escucha,
Abril, se lo que estás pensando, sé que debes de estar con tu dialogo interno,
pero fue un accidente.
-Me
alegra que lo entiendas, no quería, en serio no quiero que te sientas…
-Confundida-
interrumpió adelantándose a mis palabras.
-Exacto,
confundida, no quiero que te confundas.
-No estoy
confundida, pero… ¿y tú?, ¿estas confundida?
-Yo, no,
¿confundida yo?, no nunca.
-Nunca
digas nunca.
-Que
sabía me resultaste.
-Bueno,
he cambiado.
-Sí, las
dos cambiamos.
-Pero…
oye no me has contado de la persona que encontraste.
Me
sorprendía que me pidiera que le hablara de Judith. Tal parecía que tenía un
interés genuino por saber de ella.
-Bueno,
se llama Judith, la conocí en la escuela y es… es… tan… tan…
-Tan
¿Qué?
-Bien es
muy divertida, sensible, amable, cariñosa, inteligente, hermosa, es difícil de
explicar.- Me detuve en ese instante, no me había dado cuenta de que podría ser
un poco incómodo para Mar, el hecho de que yo le hable de mi nueva, novia,
supongo.
-Se ve
que te gusta.
-No, es
más que eso, es como…-en ese momento mi bolsillo comenzó a vibrar, tome el
celular lo más rápido que pude, sabía quién era, pero solo para comprobar
decidí checarlo en la pantalla.-Hola Judith.
-Hola
Abril, solo quería decirte hola.
-Oh, yo
pensé que me extrañabas.
-Tal vez,
tú me extrañas.
-Mmm, no
sé, tal vez, ¡sí!
-Yo
igual, ¿Cuándo vuelves?
-No lo sé
espero que pronto.
-Te amo.
-Yo más.
-Nos
vemos.
-Pronto,
muy pronto.
-¿Era
ella?
-Sí- por
un segundo me olvide de que estaba con Mar, el simple sonido de la voz de
Judith, me provoca que me olvide de todo.
-Me
alegro por ti… pero ¿Qué tal besa?
-Bueno,
pues bien, muy bien- la pregunta me saco de onda, no me la esperaba, me podía
haber imaginado miles de preguntas pero esa, no, no estaba en mi lista de posibles
preguntas- es buena.
Mar se
acercó más a mí.
-Mejor
que yo.
No me
dejo oportunidad de contestarle, cuando estaba a punto de dar mi respuesta
sentí sus labios sobre los míos. La sensación de suavidad al tener su boca
sobre la mía, me hiso perderme durante una milésima de segundo, me separe lo
más rápido que pude.
-No, no
hagas esto, yo- no tenía las palabras para responder- no puedo hacerlo, tu y yo
no podemos.
-¿Qué?,
no podemos recordar viejos tiempos.
-Sí, pero
no de esa manera, amo a Judith y no pue…
Mi frase
se vio nuevamente interrumpida por un beso de Mariana.
-No,
quieres hacerlo, lo sé.
-No, yo
no voy a lastimarla.
-Ella no
está aquí no te puede ver.
-Pero yo
no soy así, no te entiendo, no eras así.
-Cambiamos,
bien lo dijiste.
Esa
persona que estaba en frente de mí no era Mar, era un clon malvado, un
monstruo, no podía creer que ella digiera eso, ¿dónde quedaba la chica de la
que me había enamorado?, ¿acaso en este
tiempo se convirtió en eso?
-Yo, amo
a Judith, y no quiero hacerte daño, ni a ella ni a ti, es que en este tiempo,
yo he llegado a quererla demasiado y no podría lastimarle de esta forma, lo
siento me tengo que ir.
Sentí sus
ojos que se clavan en los míos, trate de encontrar un poco de la Mariana de
antes pero fue inútil, de esa chica ya no quedaba nada, nada aparte de mis
recuerdos.
Salí
corriendo hacia mi casa, no podía aceptar que Mariana hubiese actuado de esa
forma, era algo ilógico, por más que trataba de convencerme a mí misma de que
no había sido su intención no podía, era muy claro que había cambiado, pero
¿Por qué?, ¿Qué la hiso cambiar?, sería que el hecho de que nos separáramos la
había vuelto así, o quizás, había sido así desde siempre y no me había dado
cuenta de quién era la verdadera Mariana.
-Abril,
¿estás bien?
Al subir
las escaleras escuché la voz de mi madre, su pregunta simple “¿estás bien?”,
siempre que alguien pregunta eso por lo general es solo por cortesía, pero en
esta ocasión decidí contestar como si no lo fuera, siempre esperamos que las
personas nos contesten que si están bien, pero cuando nos dicen que no,
entonces ¿cómo se supone que debemos de reaccionar?
-No,
madre, no estoy bien.
Seguí mi
camino hacia la habitación, no quería detenerme a tener una charla que solo
terminaría en una de las usuales peleas con mi madre, esta vez tenia cosas más
importantes que pelear con ella, tenía mucho en que pensar, y sus intentos de
ánimos que hacía por lo general siempre daban el mismo resultado, fracaso
total.
Escuche
unos pasos que se acercaban, supuse que sería mi madre, así que me adelante a
decir- No quiero hablar madre, vete.
-Lamento
decepcionarte, pero no soy tu madre.
Esa voz
ronca y masculina solo podía ser de alguien, de alguien que si sabe dar ánimos,
mi padre.
Me
levante de mi cama a regaña dientes, abrí la puerta y dije con una voz casi
imperceptible al oído humano- Pasa.
-¿Qué te
paso Ab?
-Mar, eso
me paso.
-No la
has podido olvidar.
-Al
contrario, ya la olvide, solo que ella cambio mucho, hiso algo que no puedo
creer que hubiese hecho de no ser porque estuve allí.
-¿Qué
paso hija?
Le di el
resumen más breve que pude sobre lo ocurrido, su cara era de consternación,
estoy segura que de cuando me tuvo entre sus brazos por primera vez, no se
imaginaba tener este tipo de pláticas como esta, estoy segura de que esperaba
el hecho de que saliera con chicos, y la típica rebeldía de quererme ir con
alguno de ellos, no creo que tan siquiera por su mente hubiese pasado la idea
de que habláramos sobre mi exnovia besucona.
-Bueno,
tal vez es que ella pensó que así volverían a ser como antes.
-La
verdad no sé si quiera que las cosas sean como antes.
Mi padre
comenzó a reír sin parar, su acto me comenzó a causar un poco de ira, no
entendía el chiste que le había dada tanta gracia, así que mi enfado comenzó a
hacerse notar.
-¿Qué es
tan gracioso?
-A ver,
cuando te dijimos que nos mudaríamos y que ya no se verían tan frecuentemente
enloqueciste, y ahora que vuelves, ya no quieres que las casas sean como antes.
-Bueno
pues…- me quede sin poder terminar la frase, no había nada que pudiera decir
que me defendiera, la verdad estaba dicha, y no me quedaba nada más que
aceptarla.-tienes razón- concluí diciendo.
-Hija, no
te preocupes, tal vez ella tenía una buena razón para hacerlo.
-Tienes
razón- sonreí aliviada.-Fu un gusto hablar contigo lástima que te tengas que
ir.
-Que
sutil eres hija.
-Lo
herede de ti.
Sin decir
más se fue de la habitación, su labor había sido cumplida exitosamente, no me
quedaba nada más que descansar un rato después de este día tan ajetreado.
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Interesante.
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