Capítulo 4
Enemigos Naturales
Las aulas nunca fueron mi hábitat natural, nunca me sentí cómoda en
un espacio con tantas personas a mi alrededor. Con el tiempo y la ayuda de
Shizuru a quien en su día le confesé esta situación, entendí que debo
imaginarme en un espacio a solas, uno en el que el profesor realice un monologo
al que deba prestar atención, y para ello debo hacer que el mundo desaparezca a
mis pies. La dificultad ahora radicaba en la dama sentada a mi diestra, esta
mujer cuya perfecta sonrisa encandila la vista de todos (incluyéndome), ella
que con el más pequeño gesto delicado me idiotiza. Si, esta dama no es otra que
Shizuru Fujino, cuyas miradas de soslayo me ponen tan nerviosa. Si bien yo
podría pasar desapercibida o hacer que me temiesen con el aura helada que me
caracteriza, estar al lado de la adorada Ex Kaichou de Fukka y la actual ídolo
de Kiray, lograba todo lo contrario, me obligaba a ser de algún modo el centro
de las miradas y comentarios. Para más inri, mi labor y deber sagrado ante la
castaña junto a mí, implicaba fingir en todo momento que no le conozco, labor
difícil ante alguien tan perceptiva.
Vuelvo la vista sobre ella, puedo notar como a diferencia de mi
persona, su perfecta caligrafía adorna cada renglón, con los datos más
relevantes de lo dicho por el hombre frente a nosotras. A mi vista periférica
le queda una hermosa visión de su rostro de perfil, de las perfectas hondas
castañas de su melena, de la nacarada y broncínea piel de su mejilla, de su
respingada nariz, de sus impactantes pero melancólicos ojos rubí. Le amo como a
nada en el mundo, es tan fácil pensarlo ahora, tan difícil murmurarlo. En
cuanto su rostro hace el ademán de devolverme la mirada, oculto el mío en uno
de los mechones negros y gacha mi mirada vuelve sobre mi cuaderno, notando con
asombro que como una colegiala, he escrito “Te amo Shizuru”.
Airada por mis actos descuidados, arranco la hoja con brusquedad y hago un
zurullo de papel entre mis manos. Escucho su tenue risa, una que es apenas un
susurro y temo agudamente haya leído lo que reposa en el papel que oculté en mi
chaqueta. Cuando ella vuelve la vista al frente como si nada, entiendo entonces
que no ha notado nada y que las extenuantes sesiones en las que aprendí a variar
mi letra para no ser descubierta de forma tan tonta, han surtido efecto.
Hago un soberano esfuerzo por permanecer imperturbable y pienso. Si
algún día preguntara, si en algún momento mis máscaras cayeran derruidas ante
su presencia, confesaría la verdad pero por ahora... existe una segunda promesa
que deba cumplir, si Shizuru es feliz tal y como esta, entonces mentiré con el
mayor de los descaros, para no enlutar su dicha con mi amargura. ¿Cómo pude
prometer tal cosa? Este merito insospechado lo ha conseguido Shizuma Fujino, si
nada más al recordar el pasado fin de semana, me doy cuenta de mi acto más
reciente y estúpido.
-Recuerdo-
Ahí estaba, aguardando sentada en el despacho de aquella familia,
que había concedido mi cercanía con Shizuru a sabiendas de la verdad. Era un
sitio finamente decorado, asientos de roble con cojinería roja, abundantes
estanterías llenas de libros, un gran escritorio, una computadora de última
generación y al otro lado estaba ella, con su inquisidora mirada azul, leyendo
cada uno de mis movimientos, casi como pretendiendo escavar pozos de petróleo
en mi mente la madre de Shizuru. Pero no sé qué me sorprende, es después de
todo Shizuma Fujino Viola, la mujer que instruyó a su hija en el arte de las
máscaras. Me doy cuenta solo hasta ahora que tanto tiempo cerca de la hija me
ayudó a aprender algunas cosas sobre este arte... ella esta impresionada, sus
ojos ligeramente más abiertos de lo normal, por milésimas he de decir, lo
delatan. Recuerdo bien que aquel día hace seis meses, le hice una promesa a
Takeshi-san, una que hoy se ve completa a medias, estoy a mitad del camino y
por lo más sagrado haré que se cumpla, porque nada lastimará a Shizuru nunca
más.
-Nunca hubiera imaginado que fueras hija de Suichiro... Natsuki
Kuga- Murmuró sonriendo, antes de levantar la vista de los papeles para
mirarme, seguramente corroboraba los papeles que Reito le envió a Takeshi
tiempo atrás. -Es una agradable sorpresa-
-Mi relación con padre no es la mejor... me abandonó siendo solo una
niña- Retiré un pequeño mechón de mi rostro. -No le estoy en deuda más que por
sus actos los últimos 6 meses, pero eran negocios ¿No Viola-sama?- Dije
tratando de mantener la cortesía. -Realmente quisiera saber qué es lo que desea
hablar conmigo porque según mi reloj yo ya debería estar velando por la
seguridad de Shizuru-
-Ara... que directa, sincera y con estilo- Amplió su alegre
expresión, ya veo de donde salió el Kioto ben de la hija. -Ahora puedo entender
que encandila de Natsuki- No pude evitar sonrojarme antes sus palabras, me tomó
fuera de base. -También dulce- Y yo ya competía en rojo con un tomate. Pero
ella se puso un tanto más sería para decir lo siguiente. -Realmente tengo una
pequeña inquietud que me gustaría preguntarle, sé que Natsuki puede proteger a
mi hija de los serios peligros que atentan contra su vida, pero también
necesito garantizar otro tipo de cuidado-
-Le escucho, puede preguntar- Murmuré recuperando la compostura.
-¿Cuál es su motivo para protegerla? ¿Agradecimiento tal vez?- Me
miró atentamente, dejando que uno de sus castaños cabellos cubriera esa mirada
depredadora que intimida y que aunque puedo tolerar, no deja de ser temible.
Negué suavemente con la cabeza. -Pudiera decir que agradecimiento,
pero no es tan simple... Shizuru es...- No puedo dudar ahora. -... mi persona
más importante, la única por la que vale la pena morir- Dije con total
seguridad, es lo menos que puedo hacer aunque ella ya no sea para mí.
-Aun así, te enfrentaste a ella en el carnaval, aun así, la
derrotaste- Frunció el ceño apenas un segundo, pero pronto ahí estaba ese gesto
amable que nada delataba.
-Porque Shizuru estaba haciéndose daño por razones equivocadas, fue
mi torpeza la que la llevó a cometer actos que hoy pesan sobre su consciencia-
Levanté la mirada, viéndole directamente a los ojos. -Estuvimos condenadas
desde el principio, ¿No cree?-
-¿De qué habla?-
Sonreí con amabilidad, no, con melancolía. -La leyenda de
Kiyohime...- Sus ojos se abrieron por un segundo, y yo sabía que iba por
buen camino.
“Cuenta la historia de Kiyohime, la bella hija de un terrateniente
llamado Shouji, que vivía en un amplia finca en las cercanías del río Hidaka,
en la actual provincia de Wakayama. La familia era rica pero muy religiosa, así
que solía ofrecer alojamiento a los que pasaban en peregrinación a los templos
de la zona.
Un día, pasó a pedir alojamiento un joven y apuesto monje, del que
Kiyohime se enamoró a primera vista. Él también se dio cuenta de la belleza de
la joven y pasaron hablando toda la noche en los jardines de la casa. El joven
sacerdote prometió que volvería a pasar por allí al regreso de su
peregrinación, pero en los subsiguientes días de solitario caminar, lleno de
meditaciones, finalmente decidió que, para no caer en la tentación sería mejor
evitar volver a pasar por allí y así no volver a verla jamás.
Cuando el esperado día del reencuentro llegó, Kiyohime esperó y
esperó… y viendo que el monje no llegaba, salió en su búsqueda por el camino
que él debería haber recorrido a su regreso del templo, preguntando a cada
persona que se encontraba en el sendero, hasta que finalmente lo encontró a las
orillas del río. Éste, intentó huir de ella y, ella montó en cólera
convirtiéndose en Dragón. El joven, huyendo, llegó a un templo, donde pidió
refugio. Los monjes de allí decidieron esconderle en el interior de la campana
del mismo. Cuando el Dragón llegó se percató de la presencia del sacerdote en
la campana y, frente a la imposibilidad de entrar en ella, intentó fundirla con
su aliento de fuego, quemando al monje en su interior.”
-Es un cuento popular- Se defendió la mujer desviando aquellos ojos
zafiro a la ventana.
-Amor a primera vista, una campana, un amor no correspondido, la
locura de la bella Kiyohime... nombre que recibió el Child de Shizuru ¿No son
demasiadas coincidencias?- Miré donde los brazales debían estar aún bajo la
tela, yo siempre estuve atada a este destino desde el principio. -Usted conoce
mejor que nadie el dolor de la joven ¿No es así, descendiente de Shouji
Viola...?-
-Es una aseveración muy audaz Kuga-san... pero dudo que tenga
argumentos para sostenerla- Refutó inmediatamente la dama.
-No pretendo eso Viola-san...- Acomodé la coleta de mi cabello hacia
atrás. -Solo que siempre se ha pensado en los sentimientos de la joven
despreciada, ¿Pero alguien cuestionó el sentir del monje?-
-Es cierto, pero no entiendo su argumento Kuga-san- Me dedicó una
mirada suspicaz.
-La soledad es amable solo si se ha vivido mucho tiempo bajo su
cobijo- Hilé las palabras lentamente. -La presencia de Shizuru fue como el
arrullo gentil de una nana, y fue tan difícil entenderlo después de tanta
soledad, sabe tan bien como yo que mi padre pretendía esto de mí... quería un
ser sin corazón en el carnaval... y lo hubiera conseguido de no ser... por
Shizuru- Me miró con un dejo de comprensión. -Yo estaba tan encerrada como el
monje bajo la campana, sin poder decir nada, en un lugar donde yo no elegí
esconderme...- Bajé la mirada al suelo. -Pero ella no quiso matarme aunque
estuve a su merced... Shizuru pudo ganar si lo hubiera querido, dudo que fuera
ese su deseo... porque fuimos felices ese último momento-
-Realmente... ¿No había otro camino?- Me miró con un dejo de
amargura.
-No, no había otro final... yo era su persona más importante y si
alguien me hubiera derrotado a mí o a ella... ambas hubiésemos perecido de
todas formas y en el carnaval... siempre debía haber una vencedora- Me puse de
pie. -Si Shizuma-san no desea otra cosa de mí, será momento de que me marche-
-¿Puedo solicitarle algo a Kuga-san?- Ella también se levantó de su
asiento.
-Adelante- Dije con voz dudosa.
-Shizuru ha sufrido mucho por su causa, por favor... siga ocultando
su verdadera identidad, permita a mi hija ser feliz con Margueritte Tomoe-
Inclinó la cabeza servil. -Sé que es egoísta con Kuga-san... pero una madre
haría cualquier cosa por sus hijos-
Sus palabras fueron como un balde de agua fría, cerré los ojos
intentando contenerme. -Si eso realmente hace feliz a Shizuru así será, pero
tengo que verlo con mis propios ojos... hasta luego Shizuma-san- Una venía
antes de salir por la puerta.
-Fin Recuerdo-
Las palabras del profesor a cargo se fueron diluyendo lentamente en
la sala, y realmente pienso que no me importa sacar buenas notas. Hago la
parafernalia de estudiar Administración de Negocios, en el mismo nivel que
Shizuru, como parte de mi labor de escolta. Claro, casi muero de fatiga con los
malditos exámenes que me hicieron para aprobar los semestres que ella iba por
delante, tenía que alcanzarla y de manera justa. Aún recuerdo con espanto las
noches en vela con los instructores privados que Suichiro pagó. Yo ya no era
persona entre los entrenamientos, las pruebas, las clases de estos señores y
los exámenes, casi ni veía la luz del sol. Pero si lo confesara, diré que
realmente voy a estudiar Biotecnología con énfasis en genética.
Me pongo de pie en cuanto la clase concluye y guardo mis apuntes,
que son literalmente una transcripción de todo lo que dijo el docente a cargo.
Dedicó una corta mirada a mi alrededor, con el afán de posar por accidente la
mirada sobre la mujer a mi lado, pero ella imita mis movimientos y se adelanta
a la salida. Camino tras ella, de la misma manera que lo hacen el resto de sus
adoradores, aunque con una pizca más de dignidad al no estar babeando a su espalda.
Tengo el consuelo de que a esta ninfa del Nilo, a esta diosa humanada, yo la he
visto prácticamente desnuda en los termales. ¡Kuga no es tiempo de pensar en
eso!
Fuera del aula, Nao nos espera, con sus fachas de galán y sonrisa
pícara de siempre... tenemos un horario de relevo continuado entre los huecos
libres de las tres. Así que con un corto ademán de despedida tomo un camino
diferente, uno que me llevará a los jardines del primer nivel de Kiray.
-0-0-0-
Estoy de pie, apoyando la espalda en un árbol y sujetando un libro
que finjo leer. Pasan los minutos en silencio, cuando mi mente pasa de las
letras para centrar toda su atención en el tenue sonido a mi espalda. El viento
trae consigo una esencia de canela, siendo esta la fragancia de perfume que
suele llevar consigo la persona que estoy esperando.
-Temí faltaras a nuestra pequeña cita...- Miró mi reloj, solo han
sido cinco minutos de tardanza que me han parecido eternos.
-Nunca faltaría a mi palabra, he tardado más de lo previsto evitando
ser vista- Se escucha una voz suave y tímida desde la parte oculta del árbol,
pero yo no he quitado la vista del libro, fingiendo mi soledad en este
tranquilo lugar.
-Lo sé- Es todo lo que puedo decir, aun no me acostumbro a esto.
-¿Cómo van las cosas con Fujino? ¿Algún avance?- Vuelve el susurro
de esa voz a mis oídos y yo no sé si cuestiona el lado romántico de la
situación o estamos hablando de trabajo.
-Nos están estudiando, somos un cambio relevante entre las compañías
que frecuenta, pero aún no hacen acto de presencia- Cierro los ojos un momento.
-Cuando cometan un error, estaré allí para cobrarlo-
-Debes tener cuidado, sé que esta demás decirlo... pero entre mis
averiguaciones hay mercenarios infiltrados en Kiray, probablemente sus
identidades sean falsas y estén calculando cada uno de sus movimientos- Un
tenue suspiro a mi espalda, al otro lado del tronco. -Podrían ser sus
compañeros de clase, cualquier persona por más inofensiva que pueda parecer,
buscaré con más empeño... para darte los nombres-
Asiento levemente, realmente no pretendo que con lo poco que podemos
vernos esta sea solo una charla de trabajo. -Leí tus cartas... las he terminado
de leer todas- Podría jurar un leve respingo de su parte, a través del sonido
de las hojas. -No soy buena para estas cosas... pero son hermosas- Cierro el
libro de forma brusca. -Ahora sé lo que se siente... tener una familia-
Su silencio me asusta un momento, quizás me he precipitado, pero...
-One-chan es más dulce de lo que parece, cuando esto acabe... entonces podremos
estar juntas, te extrañé mucho Natsuki-
Sonrío suavemente, mirando la portada del libro. -Así será
Nina-chan... Así será- No me doy cuenta, pero una pequeña lágrima baja por mi
mejilla. Deslizo mi mano por el contorno del tronco, pegando mi espalda con más
esfuerzo, deseando alcanzarla, ojalá pudiera abrazarla. Entonces siento sus
dedos rozarme levemente, son suaves, son tibios como las miradas que me dedicó
aquellas veces que mi voluntad flaqueó. -Gracias... no tuve la oportunidad de
decirlo, te arriesgaste demasiado en la última prueba- En efecto, escondimos a
Nina en un sitio infranqueable pues ella hacía el papel de Shizuru. Nadie más
se prestó a la tarea, por un temor razonable, siendo que una bala perdida
hubiere podido ser fatal.
-Nunca pude apoyarte cuando más lo necesitaste- Su agarre entre mis
dedos se hizo más fuerte. -Sentí impotencia, tan solo mirando a través de un
monitor... ni siquiera pude enviarte esas cartas una vez escritas. Padre, no
permitió que llegaran a su destino-
-Lo sé, lo culpo a él por ello...- Cerré los ojos con más fuerza.
-Pero esto será todo lo que yo me permita arriesgarte...-
-¡Pero One-chan... Yo podría ayudarte!- Sus palabras me causan un
dejo de ternura que hasta hace seis meses nunca había experimentado. -Yo... me
he preparado toda mi vida para un momento como este...-
-No dudo de tus capacidades... las he visto con mis propios ojos. Me
enorgulleces hermanita- Sonrió con orgullo sincero. Pero es momento de irme o
me verá flaquear y no puedo permitírmelo. - No soportaría perderte, ya vi a una
amiga sufrir algo así y es solo hasta ahora que dimensiono el miedo y el dolor
que pudo sentir... quizás enloqueció en ese instante- Desprendo mis dedos de
entre los suyos, a ella le cuesta dejarme ir. -Saludos a Yumemiya... ya me
contarás luego tus avances- Me alejo a pasos presurosos, pues también he notado
una mirada carmín puesta sobre nosotras, a mi espalda la fragancia canela se ha
evaporado. Estuve tentada a ir con Nao y Shizuru pero... una mirada a quien
venía caminando hacia allí, fue suficiente para retractarme, realmente paso de
ver al amor de mi vida besarse con otra.
-0-0-0-
Fue un tanto extraño, la forma en que Nataru se marchó del aula, el
cómo se alejó en el pasillo. Me quedé mirándole sin prestar atención a la
expresión divertida de Yukito. Realmente leí las palabras escritas en su
cuaderno, símbolos que resultan contradictorios. ¿Cómo podría amarme si no me
conoce realmente? Solo posee información privilegiada, incluso de mis más
atroces actos. El solo pensamiento de que sea uno más de mis fans revuelve mis
entrañas de forma grotesca. Sin embargo no puedo encasillarla de esa manera.
Entonces ¿Por qué me hizo tan feliz leer una frase tan corta?
-Hey Fujino... baja a la tierra, no sea que se note tanto lo mucho
que te gusta Nat- Dice quitada de la pena interrumpiendo mis pensamientos. Esta
persona, sus agudos ojos verde limón y sus rebeldes cabellos rojos, pueden
llegar a molestarme.
-Ara, ¿Acaso Naori-san quiere hacer las labores de cupido entre su
amigo y yo?- Levantó una ceja divertida por la situación ¿Cómo podría gustarme
una mujer que finge ser hombre? No digo nada si le gustan las prendas, pero
negar que sea mujer... me resulta repelente.
-Si te soy franco me abruma la forma en que se miran y como saltan
chispas... demasiado cursi para mi gusto- Levanta los hombros con desinterés.
-Pero tengo entendido que tienes novia así que... olvida lo que dije... eso es
asunto de ustedes- Se cruza de brazos con una jovialidad chocante para mí.
-Como bien ha dicho Naori-san... tengo pareja estable- Comienzo a
caminar, es hora de comer y aunque mi apetito se fue con Nataru, una debe
alimentarse por salud. ¿Será que algo le preocupa?
Escucho los pasos del pelirrojo tras de mí. En parte se le agradece
que su sola presencia mantenga a raya a mis fans, no estoy de ánimos para
sonreír hasta que mi rostro duela y solo por cortesía. Aunque miran a Yukito
con ojos de asesina envidia, a ella no parece importarle, incluso podría
apostar que le resulta divertido. -Claro y las personas pierden la facultad de
la vista cuando se comprometen- Dice irónica en cuanto llega a mi lado. -Ya me
dirás que ni siquiera te puedes dar un caldo de ojo de vez en cuando... vaya que
eres aburrida Fujino-
-No todos somos tan promiscuos como Naori-san... y no dudo que la
palabra homosexual sea bastante clara, a mí no me gustan los hombres- Acallé su
ardid mirándole con frialdad.
-¿Ya me estás diciendo que deleitar el ojo es infidelidad?- Me mira
con incredulidad. -De verdad eso de que te hagas la santa conmigo no
funciona... porque te investigué Fujino- Me dedicó una sonrisa felina. -Tu
número de amantes supera con creces el dígito 10-
-Ara ¿Acaso Naori-san está interesado en mi vida privada o en
protegerme?- Le miró de una forma que sabe espantar y esa persona se estremece
de pavor un momento.
Pasan algunos momentos de tranquilo silencio, llegamos a la zona de
cafetería, el sitio estaba a reventar, algunas personas me llamaban e invitaban
a su mesa, a lo cual declinaba sutilmente. Nuestros pedidos fueron preparados y
entregados en tiempo récord para llevar. Faltando a mi rutina diaria de comer
en la cafetería, me encaminé a los jardines con Naori siguiéndome los pasos.
Nos situamos bajo la agradable sombra de un árbol de cerezos.
-Hey Fujino ¿Qué es lo que comes?- Miró con curiosidad 'el'
pelirrojo.
-Bubuzuke- Dije sonriendo, al notar que este apelativo era usado por
Suzushiro para referirse a mí, no lo admitiría en voz alta pero a ratos extraño
a la rubia gritona.
-Se ve bien- Dice sin mirarme aquella mujer, ignoro entonces si se
refiere a la comida o a otra cosa.
Cuando sigo con la vista la dirección a la que se dirigen los ojos
de Yukito, me doy cuenta que Nataru está de pie apoyada en un árbol al menos a
20 metros de nosotras, da la impresión de que lee, sin embargo esta claro por
el movimiento discontinuo de sus labios, que habla con otra persona, pero no
veo a nadie. Una repentina ola de desasosiego retumba en mi interior, al
imaginar las posibilidades.
-No tienes por qué sentir celos Fujino... está hablando con su
hermana- Yukito responde a la pregunta no formulada, mientras sus ojos limón se
posan sobre mí.
Casi lo había olvidado, Nataru tiene una hermana. -Me parece que
Naori-san... esta algo confundido-
-Sigo pensando que se te van los ojos por ella- Dice con sorna,
empieza a agotar mi paciencia, aunque... Ara ¿Ha cometido la indiscreción que
creo escuché?
-¿Ella?- Finjo no saber de qué habla.
-¿Ahora resulta que la devora mujeres Fujino no sabe diferenciar a
una mujer de un hombre?- Levanta una ceja mirándome con incredulidad.
-No se me puede culpar por no mirar con ese escrutinio a mis
escoltas... y ese apelativo Naori-san me parece un tanto irrespetuoso de su
parte, espero no se repita- Digo autoritaria para no dejar lugar a dudas.
-Ok Fujino... volviendo al tema, todas somos mujeres... supongo que
tu padre pensó en ello al escogernos, digo... sería molesto para ti que algún
hombre de las diera de caballero al rescate de una damisela en peligro... así
estamos de igual a igual, es mejor-
-Le reconozco puntos de carisma a mi padre por ello, mas no
comprendo porque ustedes se visten de forma masculina- Sigo mirando de soslayo
la interacción entre Nataru y la incógnita hermana de la que con los segundos
logré diferir una sombra.
-No es que nos guste, pero con lo que paga tu padre... yo no me iba
a negar, y es parte de la política de la empresa- Dio un bocado a su comida y
yo recordé hacer lo mismo. -Por otro lado, así están a salvo nuestras
identidades, digo... no queremos arrastrar enemigos cuando esto termine-
Me doy cuenta de lo riesgoso que es para ellos esta situación.
-Entiendo- Esta vez desvió la mirada sobre Nataru, sus manos cierran con fuerza
el libro, se pega más al árbol, pero no puedo entender lo que le motiva a ello.
-¿Tienes muchas dudas no es así?- Siento la mano de Yukito sobre mi
hombro. No quiero abandonar las murallas bajo las que estoy a salvo
emocionalmente hablando. Así que solo asiento levemente la cabeza. -¿Por qué no
te atreves a preguntar? A mí me aburré este juego del gato y el ratón-
Sonrió, Naori es una persona muy directa... a veces solo a veces me
hace pensar que de verdad le importo algo. -¿Por qué aceptaron un trabajo tan
arduo y peligroso como este?-
-Nataru tiene una deuda pendiente contigo y yo con ella, así que
heme aquí... las razones de Mara son más bobas supongo, ella es la mejor amiga
de Nataru y tampoco se queja de la paga... dijo algo de montar un restaurante-
Esto no me lo esperaba, así que son un trío inseparable, salvo Nataru que
parece hacerlo por motivos personales ¿Acaso es cierto lo que leí en su
cuaderno?
-¿Cuáles son sus verdaderos nombres?- Tanteo el terreno.
-Nooooo... se supone que eso te lo tiene que decir Nataru...-
Levanta las manos en disculpa. -Es que si te lo dijera, ella me mataría-
-Ara, así que hay restricciones- Sonrió, no sería divertido si todo
me lo dejase en bandeja de plata. -¿Hace cuánto tiempo son amigas?-
-Bueno, amigas, amigas... hace poco tiempo la verdad, diría que hace
un año y medio... Mara, unos cuantos meses más, dos años entonces-
-Eso es muy poco tiempo para arriesgarse de esta manera por una
amiga-
-Sí, pero siendo las tres personas tan solitarias... encontrar
alguien que nos entienda es un gran logro- Su sinceridad me pareció tierna, o
al menos hasta que... rectificó nerviosamente. -Bueno, 'cachorro' es mi saco de
boxeo favorito, así que... no lo hagas parecer algo trascendental, nos
divertimos peleando y compitiendo... además me prestó una suma de dinero
importante, así que...-
-Lo entiendo Naori-san... yo tuve una amistad parecida- De nuevo
pensando en Haruka, realmente no éramos muy cercanas pero se parece a lo que
describe ella, salvo por lo del dinero.
-Ja... que cita tan corta, creo que jalaré las orejas al perro...
mira que pasar tan poco tiempo con su hermanita-
Ante las palabras de mi acompañante, giré la vista sobre la persona
que se acercaba a nosotras, pero que pronto siguió de largo, como alma que
lleva el diablo. En el instante en que unos brazos me rodearon por la espalda,
ante la expresión fastidiada de Yukito, entendí porque Nataru prefirió no
acercarse.
-¡Shizuru-Onesama!- Si, esa voz chillona me cantaba una tarde de
aburrimiento, que para mí consuelo, Yukito delataba su fastidio sin ningún
recato.
-¿Tu aguda voz es un fiasco sabías?-
-¿Y este quién es?-
-Yukito Naori... tu peor pesadilla, o dicho de otro modo... el que
tiene que acompañar hasta al baño a Fujino-
-Ara, que forma tan peculiar tiene Naori-san de exponer su oficio...
Tomoe-san, te presento a mi apreciable escolta, especialista en cuchillas,
garfas y armas, además de combate cuerpo a cuerpo- Un detalle alabar sus
virtudes por los esfuerzos que llevaron a Yukito a su puesto.
-Pero Shiz... Tú no necesitas escoltas de poca monta como este- Dijo
con desprecio la que se dice y ahora me apena admitir mi 'pareja estable'.
-Mira peli teñida... me la suda que alguien que tiene todo postizo
como tú, tenga algo que opinar sobre mi trabajo, al menos mi dinero me lo gano
con el sudor de mi frente, no como otras que tienen la billetera de Papi- Esa
respuesta fue un tanto audaz, aunque. -No lo digo por ti Fujino, tú haces 20
veces por tu familia lo que por miedo a romperse una uña, haría esta pelos
disparejos en toda su vida- Rectifico, comienza a agradarme Yukito, tiene su
gracia que no tenga pelos en la lengua para decir lo que piensa.
Dio principio una batalla épica de miradas, solo me faltaban las
palomitas, pero me doy por bien servida con mi té, sorbí de él disimulando una
sonrisa. Frentes juntadas, agresiones verbales y hay que rematar con algo de
venas en sus puños levantados, cuando la situación iba a pasar a mayores con
bastante desventaja de Margueritte, decidí intervenir.
-No imaginaba que... Tomoe-san tuviera un vocabulario tan florido-
Murmuré con fingido desencanto.
-Etto... veras Shizuru-sama...- Volteó su rostro a verme con los
ojos abiertos.
-¿Ya no es One-sama?- Hice hincapié en la última palabra, estoy por
la labor de librarme de ella al menos un tiempo.
-No... err... sí..- Ya mi más asidua pretendiente, no sabía dónde
meterse.
-Tomoe-chan ha herido mis sentimientos... me ha ofendido- Me puse de
pie, con mi no tan fingida indignación. La peli verde se quedó con un pasmo de
narices, mientras yo me alejaba contoneando las caderas victoriosa, hacía el
siguiente bloque donde tuviera pendientes algunas clases.
-ya... si hasta me empiezas a caer mejor Fujino- Murmuró riendo de
buena gana Yukito,.
-Ara, no imaginaba tal grado de camaradería de parte de Naori-san-
-Es un tratado de paz...- Me guiño un ojo antes de entrar al aula
conmigo. A diferencia de Nataru,
Naori-san hace las veces del oyente, solo para poder vigilarme. Yo me
dispongo a hacer el intento de prestar algo de atención a las clases, los
recientes hechos solo tornan más confusas las circunstancias.
-0-0-0-
Presa, como un reo en una cárcel, así me siento... a causa de la
mentira que construí. La fuente de mis motivaciones no hizo ademán alguno de
reconocerme. Está bien, el disfraz esta excelente pero Shizuru es esa clase de
mujer a la que nada se le escapa o ¿Soy solo yo lo que quiere dejar escapar? No
levantó la vista de mi café, es muy tarde. Pero aquel Bar-Café en una de las
zonas más retiradas de la universidad no estaba nada mal. Batía con la pequeña
cuchara el azúcar reducido, probablemente llevaba tanto tiempo haciéndolo que
el líquido marrón ya estaba frío. Iba a quedarme así el resto del crepúsculo,
pero supongo que eso no entraba en los planes de mis amigas.
-Francamente yo me esperaba un reencuentro más... más...- Miraba a
Mai tantear la palabra más adecuada para lo que pasaba. -... olvídalo, no hay
forma de describir tus encuentros con la ex Kaichou-
-Es culpa de esta tontería de las nuevas identidades, solo a la idiota
de Kuga se le ocurren estas cosas- Escuchamos Mai y yo a través del
comunicador, Nao estaba fuera de cuarto de damas esperando a Shizuru. Si bien
habíamos pasado seis largos meses mejorando nuestras capacidades, y la paga era
muy buena... pero no fue así la situación soñada que imaginábamos, yo la
primera en sentirme decepcionada. -¿Qué sentido tiene venir por Fujino, si
planeabas esconder tú cara?-
-Es un poco cierto, el primer acercamiento en meses y se rivalizan
cual perfectas desconocidas- Expresó Mai con un gesto preocupado, para sorber
un poco de su batido.
-La verdad tenía la esperanza de que me reconociera, ahora no sé
cómo desenredar semejante embrollo... su enfado va a ser monumental- Estrujaba
en mis manos una servilleta, que casi se deshacía entre mis dedos.
Unas palmaditas llegaron a mis hombros. -Te recomiendo aclarar esto
a la brevedad posible, cuanto más tiempo pasa más problemas tendrás con
Fujino-san-
-Estoy de acuerdo con Mai, aprovecha cada instante a solas con ella
y ¡No seas cobarde!- Me gruñó Nao, casi me quito el comunicador ante el dolor
de mi oído. -Debo irme, va saliendo Fujino- La comunicación se cortó.
Mai y yo asentimos silenciosamente, alcancé a imaginarla en su
peculiar pose de chico, ya tan bien aprendida que le fuere tan natural. No lo
entiendo, a mí aun me flaquean las palabras al referirme a mí misma con
términos masculinos, el caminar no es tan complicado y mi voz natural, agravada
un poco ayuda bastante, pero hay cosas que no se pueden modificar. Sonrió con ironía,
“macho con escasez de estrógenos” era un insulto común de Nao hacia mí y
ahora resulta que se le da mejor esto de ser hombre.
-¿Nat...?- Interrumpió mis divagaciones la de pupilentes verdes.
-¿Ein?-
-Yo iré a ver a Mikoto, al fin soy libre... ya sabes estos meses
nuestro tiempo juntas se ha visto seriamente reducido- Aquel hermoso sonrojo,
aquel brillo propio de los enamorados... ah, cada día me vuelvo más cursi.
-Saluda a Mikoto de mi parte, probablemente llegue a una hora en la
que ella este dormida- Sonreí, es mi forma de dejarles su espacio, pues no lo
dudo, ambas chicas ya han llevado su relación al siguiente nivel.
-Yo invito...- Puso el dinero de la cuenta sobre la mesa, antes de
que pudiera refutar nada. Mai decía que los gastos debían compartirse y ella se
ocuparía de nuestra alimentación dado que yo compre el apartamento donde nos
alojamos. Nao algo más renuente se hizo cargo de los gatos de agua y luz.
-¿Quieres que te lleve por lo menos?- Le dediqué mi más amable
sonrisa.
-ahhhh- Poso las manos sobre sus ojos como si algo la molestase o la
lastimase.
-¡¿Qué?!- Miré a todos lados buscando algún posible enemigo, algo
que provocara tal reacción, pero solo estaban los mismos comensales.
-Encandilas cuando sonríes así... no estoy acostumbrada- Río de
buena gana, mientras yo levantaba una ceja.
Mi cara fue un poema, rayos ni que fuera un ogro, yo sonrío... OK de
vez en cuando y con ciertas reticencias pero, ¿No cree que exagera un poco? Me
levanté simplemente prefiriendo omitir una discusión en la que seguramente ya
he perdido todo argumento antes de empezar.
Fuera del local, me despedí de Mai después de que se marchó al punto
de encuentro, alías el apartamento, volví al interior. Imaginaba la situación,
Mai llegaría a casa en 20 minutos, donde por la hora estaría esperando una
Mikoto muerta de hambre y añorando el preciado Ramen de su novia. Esa chica no
come si no es nuestra chef la que prepara sus alimentos.
El tiempo transcurre, horas, minutos, hasta que noto a la luna
adornar el firmamento. Entre un café y otro, tras dedicar algunas miradas
asesinas a las y los que pretendieron acercarse, consideré que ya había pasado
demasiado tiempo con mi soledad entre libros. Deposité el dinero sobre la mesa,
antes de ponerme de pie y tirar no muy masculina mi cabello hacía atrás, de
todos modos, estaba prácticamente sola. No había llegado al estacionamiento
donde estaba mi moto cuando un sonido comenzó a titilar, un respingo de pavor
asoló mi cuerpo y mi corazón ¡Shizuru! ¡Nao! Extraje con premura mi móvil, este
dejó ver el GPS de la pantalla digital, donde un pequeño mapa con un punto rojo
titilando, daba la ubicación de Nao, además de una ruta óptima. Puedo decir que
de optima la ruta no tenía nada, así que corrí en línea recta en su dirección,
saltando personas, vallas, rejas y creo que algún gato en el camino. ¡Corre!
Más rápido, porque tu vida depende de ello... más te vale darme tiempo Nao,
nada... nada lastimará a Shizuru.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Cristalsif - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario