Capítulo 3
Sofismas
El terrible estruendo de la puerta, destrozaba mi cabeza producto de
la cruda, si no fuera suficiente esa luz enceguecedora que interrumpía mis
dulces sueños. Me levanté como pude solo para notar que el bulto durmiente de
la noche anterior ya se había marchado, lo cual significaba una sola cosa...
-¡Estoy tarde!-
-Kuga, abre la maldita puerta... tienes que dar muchas
explicaciones-
-¡Nao! Deja el escándalo- Que me duele mucho la cabeza. Abrí la
puerta.
-Hey Natsuki, sabes que valoramos tu linda lencería, pero realmente
crees apropiado abrir la puerta así- Susurró Mai con un creciente
sonrojo en la cara, mientras Mikoto asomaba la cara desde la espalda de nuestra
querida chef, aunque Mai no parecía incomoda con este hecho ¿Qué dijo? Una
corta corriente de aire me recordó como dormí la noche anterior. Corrí cual
posesa a la ducha, afortunadamente mi maleta con ropa está cerca.
-Ara, Kuga se merendó a su compañera de cuarto esta noche... y yo
que pensaba que su amor por Shizuru era sincero- Odio cuando la imita de esa
manera tan descarada.
-¡Cállate!- Grité desde la regadera, donde las gotas de agua fría
terminaban de despertarme. Diablos, mi compañera de cuarto no tuvo el decoro de
dejarme una pizca de agua caliente. Lavadas las impurezas salí en toalla, tomé
una muda de ropa y el maletín de mano, volviendo a la privacidad de la ducha en
unos momentos me encontré lista ¿O debería decir listo? No era mi estilo pero
no había de otra, si no acompañaba a mis locas amigas a la reunión con el padre
de Shizuru, seguramente me llevarían a rastras y en toalla.
Nada más salir portando el vestuario masculino, los silbidos de Nao
no se hicieron esperar. Lo que me faltaba, las burlas de 'araña' son ideales
para un buen día de cruda, si es que el top teen de días terribles suelen
ocurrir en continuo.
-No imaginaba que te sentara tan bien esa ropa- Apuntó Mai, para
calmar los ánimos, seguramente quería evitar una batalla campal a horas tan
tempranas de la mañana.
-Es que nunca te fías de mi criterio- La falsa indignación de Nao me
hizo reír.
Me di una mirada al espejo, curiosamente no era del todo mentira.
-Al menos es cómoda esta ropa- No admitiría que me gusta como luce.
-¿Y tú compañera de cuarto?- Pregunto Nao chismeando las cosas de la
chica, esta mujer no conoce la palabra prudencia.
-No tengo la menor idea de quién es, llegué muy tarde y ella parece
ser muy madrugadora-
-Haber si aprendes algo de ella, Natsuki- Eso se escuchó a sermón
materno, ya daba por perdidas esas discusiones con nuestra Tokiha-Okaasan.
-Y apúrate que tenemos que largarnos, la limusina nos espera-
-Nao tiene razón- Acolitó Mai y Mikoto asintió, bajando de su
espalda.
Antes no me importaba llegar a tiempo a alguna parte, pero ahora...
por alguna razón con nombre propio, me acusaba la idea de faltar ¡Diablos
Shizuru! ¿Qué me hiciste? Cuando me movilicé con lo indispensable para la
velada, recordé el maletín bajo mi cama. -Chicas salgan, las alcanzo en un
momento- Cuando iban a refutar dedique una mirada asesina que bastó para
convencerlas.
En cuanto, se marcharon extraje el maletín, ingrese la clave de
acceso, no medie pensamientos, leí rápidamente parte de la carta y con la
primera frase supe cuál era la segunda clave, abierto el verdadero contenido
del maletín, tomé la pinza y notando que era poco varonil en el cabello la
acomodé en mi chaqueta negra, fue un corto ritual, pero suficiente. Luego
retiré algunos mechones de mi cara, me miré al espejo verificando que la larga
coleta estuviese a mi espalda, no permití que el estilista de Reito se
deshiciera de mi cabello, hay hombres con el cabello largo ¿No?
Miré los brazales, suspiré un momento. Tomé las armas, las cargué.
Antes jamás me hubiera puesto un objeto venido de mi padre, sin embargo... si
se trataba del deseo de Saeko, si lo había pensado para mí, me estaba imposible
negarlo. Previno algo que no alcanzó a entender, al menos por ahora, ella
siempre pensaba a futuro, eso lo tengo claro.
Tomé ambos brazales, remangué la camisa blanca y en cuanto
estuvieron puestos sentí una descarga eléctrica que me dejo tonta algunos
segundos. Ante mis ojos, las dos armas se derritieron y cual líquido en la
tierra fueron absorbidos por los brazales. Unos puntos rojos comenzaron a
brillar en pequeñas hendiduras del brazal, no sé porque concluí que en ellos
debía ingresar los cartuchos, simplemente lo supe. Llevé los cartuchos a las
hendiduras rojizas y el mismo proceso se repitió hasta que ambos objetos
estuvieron llenos, inmediatamente el prominente brazal de cada mano que no
imaginaba como podría ocultar, se comprimió a si mismo hasta parecer una
manilla plateada como cualquier otra, contrario a lo que pensaba ambas prendas
no pesaban en demasía. Volví a cerrar el
maletín, ubicándolo más al fondo de la cama, ya tendría tiempo para mirar con
detalle, esto era solo una precaución y el instinto nunca me ha fallado, salvo,
con Shizuru. Con todo lo ocurrido, ni siquiera tuve tiempo para asimilar la
situación de esta noche, el dolor me sobrevino tan pronto que casi lo sentí
como un golpe en el rostro.
-Hey idiota, ¿Te tardas mucho?- Yo también te quiero Nao, de una
rara forma lo hago, de otro modo ya te hubiera estrangulado.
Apagué con mucha fuerza de voluntad el deseo de llorar ahí mismo,
oculté los brazaletes bajo la manga alargada de la camisa blanca y el saco para
salir del cuarto. Las campanas se escucharon y nos vimos corriendo con premura
a hacia el estacionamiento... Me sorprendió, no lo puedo negar, el beso en los
labios que se dieron Mai y la pequeña chica gato, que de pequeña ya poco tenía.
Una 'peli plateada' Mai contaba con una sonrisa atontada en el rostro mientras
corríamos por los largos pasillos, que preparados ya para el próximo invierno,
estaban recubiertos por un fino velo aislante de tono rosa. Lo dicho, este
sitio parece un castillo de la era dorada de Japón.
Una vez lejos de Mikoto quien tenía clases de combate, me atreví a
preguntar lo evidente. -Ustedes ¿A qué horas?- A eso llamo yo velocidad, ayer
eran amigas ¿Y hoy? -No imaginé que...-
-Mikoto y yo hablamos ayer en la noche, cuando regresamos a nuestro
cuarto- Mai sonrió con un lindo sonrojo en las mejillas, recuerdo esa mirada en
mis ojos ayer, antes de perder el suelo bajo mis pies. -Ella se declaró- Volvió
la vista al frente y yo me quedé con cara de idiota aunque mis piernas no
dejaran de moverse, una corta sonrisa emergió de mis labios. Ojala las cosas
fueran tan simples para mí, muy a mi pesar Shizuru había encontrado a alguien
más.
Así llegamos al estacionamiento, ellas subieron al auto. Pero yo
tenía otra cosa en mente.
-¿No vienes?- Pregunta Mai mirándome con curiosidad.
-Yo iré con mi propio transporte- Desactivo la alarma de la moto a
no muchos metros de distancia, me pongo el casco y enciendo mi nueva Ducatti.
-Iré tras ustedes- Sin mediar más palabra el auto arrancó y yo les seguí según
lo acordado. Después de un prolongado trayecto llegamos a nuestro destino...
¿Quién me diría a mí que en el sitio de reunión me encontraría de
nuevo a mi padre de pie junto a Takeshi Fujino? Nadie, lo más abrumador de todo
fueron las noticias posteriores, pasaríamos 6 meses recluidas sin poder
acercarnos a Shizuru hasta que superáramos las pruebas y nuestra instrucción
fuera completada, escasos recesos de fin de semana y de la universidad a
Garderobe. ¡Vine a la cárcel! Será un maldito infierno, con mi padre y lejos de
ella, pero quizás así pueda terminar de aclararme...
Seis Meses Después...
Viajamos en la limusina de la familia, mi hermano sentado junto a mí
con la vista perdida en el horizonte, mientras que mi padre verificaba algunos
papeles, percibo sobre mí los ojos azules de nuestra madre. Su fino rostro
incapaz de denotar emoción alguna es un libro abierto para mí, así como yo no
puedo ocultarme ante ella, sabemos mucho más de lo que podría decirse, pero
tampoco puedo hablar puesto que mi hermano yace junto a nosotras y él ignoraba
la terrible verdad que sigo cargando pesadamente sobre mis hombros.
Llegamos a nuestro destino, pero solo madre y yo bajamos del auto,
después de una corta despedida nos encontramos frente al imponente edificio de
Garderobe, una institución especializada en la formación de los más
sofisticados especialistas de la defensa a nivel internacional, y aunque tengo
entendido que mis escoltas fueron escogidos por mi padre de forma privada, aquí
superaron todas las pruebas y rigores suficientes exigidos por mi familia, este
tiempo he tenido un séquito de escoltas numeroso y ha sido asfixiante, pasar de
20 a 3 parece una mejor halagüeña.
En la puerta nos esperaba un caballero alto, de lentes, ojos peculiares,
entre dorados y rojizos, cabellos cobaltos, pálida tez y porte atlético a pesar
de los años. Su aspecto delataba formalidad pero aun así, la sonrisa amable que
le fue dirigida a mi madre me dio a entender que ellos se conocían de tiempo
atrás.
-Bienvenidas, Shizuma-san se conserva tan hermosa como siempre y
supongo que esta es su encantadora hija- Hizo una venía cortés.
Madre no tardo en saludar alegremente. -Suichiro Blan, tan coqueto
como siempre... deja que te presente a mi amada hija- Madre posó su mano en mi
hombro.
-Shizuru Fujino, encantada de conocerlo Blan-sama- Me incliné tal y
como dicta el protocolo.
-Suichiro para ti querida Shizuru-san, estos formalismos están
demás... nuestras familias se conocen más de lo que imaginas- Sonrió complacido,
gentil incluso.
Sin más innecesarios cánones sociales y disimulando lo mejor que
pude mi aburrimiento, Suichiro nos guio a través de las instalaciones, simples
pero de un gusto exquisito, cada cuadro, cada mueble dispuesto hacía parte de
las colecciones más valiosas, con un aire inglés que no chocaba con algunos
detalles propios de nuestra cultura. Ingresamos a un elevador, bajamos lo que
me parecieron muchos niveles, al parecer la realidad de Garderobe estaba varios
metros bajo tierra.
-Tenemos diversos negocios, sin embargo Shizuru-san, lo que veras a
continuación es algo considerado alto secreto, lo mejor de lo mejor para
proteger a la hija de mis grandes amigos- Dijo Suichiro abriéndonos paso, un
largo pasillo similar al de un hospital se vio ante nosotras.
Paso a paso encontramos varias secciones a las que la vista podía
acceder a través de los cristales, pude ver zonas con diferentes estudiantes de
todas las edades siendo instruidos en diversas técnicas de combate, otras
secciones con francotiradores, zonas de tiro, armerías, secciones de
computadoras de alta tecnología, esto parecía el área 51 solo que sin
extraterrestres. ¿Dónde alojarían a tanta gente?
-Las aulas académicas y los dormitorios están en la superficie- Se
sirvió aclarar el hombre con una amable sonrisa, casi como si leyera mi mente.
-Ya llegamos-
El caballero retiró el guante y poso la mano en una placa
transparente que se encontraba en la pared. Las puertas se abrieron y nos
encontramos en una sala de comando, donde numerosos ingenieros tecleaban sin
cesar, algunas pantallas mostraban cifras que pude identificar como
rendimientos por persona.
Nuestro anfitrión nos guio a una sala lateral, con algunas mesas de
estar, una zona de té y un enorme ventanal que dejaba ver lo que estaban
midiendo las computadoras y los ingenieros. Al otro lado se miraba una calle
desolada, autos, edificios, al parecer un holograma, muchas personas en ropas
militares y 2 personas con equipo diferente, además de una civil.
-Están haciendo la última prueba, tus futuros escoltas tienen armas
con balas de pintura, sin embargo sus oponentes tienen armas reales- Mencionó
como si nada el director de aquella institución.
-¿No es eso muy peligroso Suichiro?- Se atrevió a preguntar mi
madre.
-Lo quisieron de ese modo, algo más real dijeron- Mencionó con un
dejo de resignación el director de Garderobe.
Miré hacía la ventana, noté a los dos escoltas con sus trajes de
equipo SWAT, se les veía derribar uno a uno sus objetivos, para mi sorpresa
evidencié a una mujer de cabellos plateados que hacía las veces de protegida,
custodiada por el singular par. Cómo si esto no dificultara más la labor, me
sobresalté un poco al notar que uno de los hombres se interponía entre la chica
y los disparos, soportando el rigor de los golpes de cada impacto sin
tambalear, algo verdaderamente doloroso.
La chica de ropas casuales, cabellos plata y atuendos muy poco
apropiados para el camuflaje, se escudaba en los hombres, arriesgaba en demasía
al no contar con un chaleco antibalas, ¿Dónde podría ocultarlo en un escote
como ese? Sin embargo ella contaba con un arma muy peculiar en las muñecas,
disparadores añadidos a unos guantes de sensibilidad sináptica, o eso exponía
las tablas de datos en las pantallas aledañas.
-Ella es Mara, hará las veces de 'escudo' y simulará ser tú a modo
de señuelo cuando la ocasión lo amerité. Una cuarta persona esta oculta en un
lugar seleccionado por tus escoltas, mientras ellos eliminan a los objetivos,
si su escondite no es lo suficientemente bueno y Nina es capturada no podrán
superar la prueba, habrán fallado- Dijo seriamente mirando a través del cristal
con una empática preocupación que delató algo más de lo profesional... algo que
no alcanzo a percibir. Alguno de los escoltas es importante para Suichiro, de
ello no hay duda.
-El pelinegro es Nataru, también llamado por el grupo 'cachorro'..-
La voz del director tembló levemente, pero continuó. -... será el líder de tu
escuadrón, recibirá las balas que hagan falta por ti... es la ofensiva del
grupo, por eso sus disparos son altamente precisos, si lo miras, no hay mucha
pintura azul en las paredes- Aquello era cierto, solo divisaba una larga
cabellera camuflada con el ambiente, una figura delgada en la oscuridad moverse
de forma estilizada, fugaz, acrobático, definitivamente sorprendente.
-El último es Yukito, alías 'araña', el pelirrojo- En efecto cerca
de Mara-señuelo-san, había una persona de pie, aún más delgado que él anterior,
piel pálida y cortos cabellos rojizos, erizados hacía atrás, a la distancia
puedo observar como sus manos se mueven con una velocidad pasmosa. -Su
especialidad son las dagas y la garfa retraible, sabe usar las armas pero... no
es su estilo, observa el brillo de su cadena ir y venir- Apunto de nuevo
Suichiro, y entonces pude percibir el brillo metálico moverse como si de...
-Telaraña, fue un diseño muy complejo, es una cadena de diamante tan fina como
el hilo, su filo puede cortar concreto, cuenta con una longitud de 100
metros... solo logramos completarla el día de hoy, para ser la primera vez la
maneja con maestría-
De modo que ellos eran mis protectores, ciertamente no eran personas
comunes, sus habilidades ya no estaban en tela de juicio. -Ara, son
sorprendentes, aunque esos motes son un poco infantiles ¿No?-
Suichiro levanto los hombros con desinterés. -Es cosa de ellos,
aunque a mí me parecen sobrenombres ridículos también-
-Son tus tres escoltas, el cómo se nombren a sí mismos es
irrelevante Shizuru- Apuntó mi madre, vuelvo a posar la vista sobre ella.
-Simplemente son lo mejor de lo mejor-
-Dejo para tu protección lo que me es más preciado, espero les
trates bien... aunque puedan ser exasperantes-
-Yo jamás trataría de malas maneras a alguien tan importante para
Suichiro-san- Sonrío condescendiente.
-Después de todo es tu hijo, no encuentro a una persona mejor y por
ello mi agradecimiento será eterno- Las palabras dichas por mi madre realmente
no me las esperaba, pero la sorpresa apenas duro un segundo, ese cabello
cobalto no lo encuentras en cualquier parte.
Observé con algo que no podría definir como admiración a Blan-sama.
¿En verdad planea arriesgar a su hijo de esta manera? -'Cachorro'... es
verdaderamente capaz- Como decirlo de otro modo. -Pero estoy segura que
Suichiro-san sabe cuan arriesgada es esta empresa- No podría soportar la culpa
de arriesgar a un inocente, solo por las influencias familiares.
-Como habrás notado Shizuru, él y yo no nos llevamos muy bien...-
Ara, que perceptivo. -...es su elección protegerte- Sus ojos se tornaron melancólicos
al mirar a través del vidrio. -Se presentó aquí por su propio pie, previa
recomendación de tu padre- Eso tendré que consultarlo después con mi querido
padre, tantos misterios con el hombre que reconocí como el de la fiesta de
aquella noche. -... esperaba que no superara las pruebas porque no fue
instruido por mí y le puse unas especialmente difíciles... pero su
determinación es fuerte-
-Ara, me pregunto cuál es la intensión de Blan-san con mi querida
Shizuru ¿Le conoces de algo hija mía?- Me miró suspicaz Shizuma.
-No madre, me temo no he tenido el placer de conocerlo- Dije
procurando ocultar la mentira y es que ¿Acaso podría decir que le conozco por
cruzar un par de palabras en un bar una noche?
-Muy bien señoritas, ya acabo la prueba... todos los objetivos
fueron eliminados y nos reuniremos con sus escoltas en la sala de descanso del
primer piso, por favor acompáñenme- Dijo Suichiro con una expresión divertida
que no supe interpretar. ¿No será que quieren emparejarme con Nataru-san?
Obvie aquellos pensamientos, una mirada a mi madre le dijo cuan
claras tengo las ideas en esa clase de asuntos, pero por lo entendido, el Blan
menor no estando en muy buenos términos con su padre, dudo que se preste a
semejante cosa, sin embargo debo andarme con cuidado en lo venidero. Di un
último vistazo al vidrio y por un momento como si esa persona pudiera ver a
través del cristal, nuestras miradas se cruzaron, un rostro pétreo y fino, una
mirada zafiro llena de melancolía. Rápidamente desvié la vista hacia otro lado,
notando una sutil línea de sangre caer por la palma de su mano, pero su rostro
no delataba ni una mueca de dolor. ¿No era suya esa sangre verdad?
Los pasillos alejándose me dieron la despedida, volvimos sobre
nuestros pasos hasta el ascensor, ascendimos a las plantas superiores donde la
ornamentación de los jardines de Garderobe halagaba a la vista. La charla entre
mi madre y Suichiro se hizo banal mientras yo desviaba la mirada a lo largo de
los minutos, aquello hasta que...
-Yo me retiro Shizuma, apresuraré un poco a sus guardianes- Una
sonrisa patentada y después la puerta se cerró dejándonos a solas en el amplio
salón.
-Shizuru, hay algo que me preocupa, entiendo que no quisieses
decirnos a tu padre y a mí que te llevó a cometer aquellos actos lamentables-
Madre sujeto mi mano al ver que un dejo de culpa asomaba en mi rostro, en
verdad no esperaba que abordase tan espinoso tema de esa manera. -Tu padre y yo
no te juzgamos, sabíamos que Kiyohime alteraría tu capacidad mental,
ocasionaría alucinaciones... es por eso que durante generaciones la instrucción
que recibe cada Fujino se centra en su capacidad de mantener la calma sobre
todas las cosas, de no delatar sus emociones- Sus dedos acariciaban lentamente
el envés de mi mano. -Estábamos seguros de que tú vencerías, porque se te
instruyó para ello, sin embargo hubo interferencia y así como fue considerado
un honor la participación de nuestra familia en el carnaval por generaciones...
siempre supimos que era realmente una maldición-
-Lo sé madre, yo lamento no haber- Ella silenció mis labios con su
dedo antes de envolverme en un dulce abrazo que correspondí con necesidad.
-No te disculpes hija mía... gracias a ustedes esta maldición no se
repetirá y nuestros descendientes no tendrán que tolerar esta infamia otra vez-
Su suave voz llegaba a mí en un susurro, aliviando el dolor en mi corazón. -Por
eso no te culpes, nosotros haremos hasta lo imposible para que tus tormentos
acaben y puedas vivir una vida tranquila, así que por favor no rechaces el deseo
que tenemos de protegerte, ellos también están aquí porque desean protegerte-
-¿A qué te refieres madre?-
-Eso tendrás que verlo por ti misma- Madre se apartó de mí con
lentitud, el desconcierto se hizo visible en mis ojos, me puse de pie. A mi
lateral ingresó Suichiro seguido por mis futuros escoltas, luciendo prendas
casuales.
-¿Qué más Fujino?- Dijo el pelirrojo con cierta familiaridad en la
voz, le miré contrariada. Un poco disimulado codazo del caballero de iris
zafiro, y pronto hubo corrección. -Decía que es un placer. Yo soy Naori Yukito,
estábamos ansiosos de conocer a nuestra protegida y como Nataru nos hizo mucha
publicidad de usted pues... ouch-
-No le haga caso a Naori-san- Se adelantó el pelinegro algunos pasos
y con una venía digna de las más altas esferas sociales. -Nataru Blan, un
absoluto placer volver a verla-
-Ara, parece que Blan-san esta algo confundido porque hasta hoy le
he conocido- Un pequeña jugarreta por su tosquedad de aquel día.
-Entonces me disculpo le he confundido con otra persona- Rectifico
rápidamente.
-Que poco caballerosos se han vuelto chicos, han pasado de mi
olímpicamente... pero así son todos- La mujer paso del ceño fruncido a una
sonrisa amable mirándome a los ojos. -Yo soy Mara Tokira... y es un placer
Shizuru Fujino- Su mirada jovial me resultó agradable.
-El gusto es todo mío, Tokira-san, Blan-san, Naori-san... deposito
mi confianza en ustedes y espero servirles...-
-¿Por qué tanto formalismo?... nosotros te cuidaremos, déjalo en
ello- Dijo el pelirrojo con aburrimiento. -Ahora Suichiro-sama, ¿Ya podemos
volver a nuestras habitaciones en Kiray? Tengo asuntos que se vieron
inconclusos con las pruebas-
-Siempre tan impaciente, fueron insignificantes 6 meses de
refinamiento... al parecer con pocos frutos en ti Naori- Los otros dos escoltas
rieron, pero 6 meses es mucha casualidad. -Por cierto Shizuru- Me miró a mí.
-Habrás notado que tu compañera de cuarto se ausentó esta cantidad de tiempo-
Es de cuidado este sujeto. -Te lo presento, todo fue dispuesto desde el
principio por tu padre... al parecer se fiaba al 100% de Nataru-
-¿Qué?- Nataru me miro incrédulo, como quien desea darse un golpe en
la cabeza ante su repentina estupidez. -Espero que esta vez me dejes algo de
agua caliente- Sonrió, que cosas recuerda esta persona, es... exasperante.
-Alguien lo necesitaría para la cruda, apestaba a licor- No deje
dudas mirando a Nataru directamente a los ojos.
-Como si te molestara, estabas en el mismo bar departiendo con tu
hermano y según yo, bebí menos que tú- Sonrisa que encandila la vista, fiera
mirada azul, era cruelmente atrayente... no quiero caer otra vez, en verdad no
lo deseo.
-Ara, así que tú eras el chico del bar de esa noche... fuiste un
poco brusco por lo que recuerdo- Siempre con mi incansable doble sentido, un
tinte rojizo tiñó las mejillas del chico de una forma muy dulce. Mi madre me
miraba incrédula, otro tanto disimulaban los demás, pues discutíamos como si no
hubiera nadie más.
-¿Es eso cierto Nat... Nataru?- Le vimos dudar al padre.
-Lo es... fue un accidente en medio de un mal día- Dijo con voz
rencorosa el joven, mientras su ceño fruncido se apagaba en una mueca llena de
nostalgia. -Discúlpenme... estaré en mi puesto de vigilancia a la hora
acordada- Agachó el rostro, saliendo del lugar sin una palabra más, sus amigos
realizaron una corta venia y siguieron al líder, no entiendo esa actitud.
-No sé qué tan buena idea sea todo esto, Nataru es... muy impulsivo-
Expresó preocupado el Suichiro, alguien estricto que seguramente no permitiría
tal comportamiento a otra persona, su laxitud no era otra que la paga por
alguna falencia. Nataru realmente desprecia a su padre.
-Impulsiva diría yo- Intervine no tolerando más un apelativo
masculino a esa chica.
-¡Shizuru!- Madre había visto demasiadas muestras de descortesía de
mi parte. -Discúlpale Suichiro... ella-
-Ella tiene razón Shizuma, yo solo tuve dos descendientes, las dos
mujeres...- Me miró con el ánimo de leer mis pensamientos. -Nuestra labor en
Garderobe no solo ocupa la protección de nuestros defendido, sino también de la
identidad de los protectores- Murmuró apenado el pelinegro. -Pero ¿Cómo lo has
notado? No esforzamos en refinar hasta los más pequeños detalles-
-Aquellas delicadas manos, su ausente manzana de Adán y rasgos tan
estilizados solo podrían pertenecer a una mujer. Hay cosas que no se pueden
esconder Suichiro-san... lo mismo podría decir de Yukito-san- Dije con toda
tranquilidad, como si fuesen las noticias.
-...Aun me sorprende porque no ganaras el carnaval Shizuru, siendo tan
suspicaz... pero quien te culparía...- Sonrió algo más animado, quizás
orgulloso. -Supongo que se debe a que combatiste a Natsuki Kuga, tú y ella eran
las mejores, las más preparadas y aunque admito que los métodos de Kuga-san no
fueron los más ortodoxos ambas fueron derrotadas por la otra, yo lo llamaría
empate... nadie imaginaba que la dueña del Child de fuego venciese en aquel
evento-
Sentí el pulso caer por los suelos de forma abrumadora, casi me vi
forzada a sentarme para tolerar tanta información junta, ellos estuvieron al
tanto de todos mis movimientos, ¿De... de las bajezas que cometí también?
-Cada familia tiene un modo de fortalecer a una Hime, cada método es
distinto- Afirmó mi madre, al parecer ella estaba más enterada de lo que
admitiría jamás.
Entonces me llené de rencor, al entender que todo fue un juego,
planes de los que nunca se nos consultó. -Y su método era... ¿Experimentar con
nosotros como si fuéramos ratas de laboratorio?- Ahora entendía porque Yukito
contaba con un arma tan similar a la de Nao, el diseño de Mara si no me
equivoco involucraba a Mai-san.
-¡Shizuru!- Mi mascara permanecía intacta a pesar de todo, pero mi
madre encontraba imperdonable mi actitud.
-Deja que se exprese... ya no necesita esa muralla, el carnaval dejo
de existir hace tiempo- Suichiro sujetó con amabilidad el hombro de mí madre,
impidiendo todo acercamiento a mi persona.
-Usted se lucró de nuestro sufrimiento- Dije con todo desprecio.
El de ojos de fuego me miró seriamente, y tanto el cómo mi madre tomaron
asiento. -Sus rivales serían todas Hime, seres nacidos con capacidades
excelsas, algo que solo ocurre cada 300 años, yo velaría por mi familia en el
fin del mundo...- Suspiró un momento. -Tus padres eligieron hacerte brillar
entre las multitudes, excelsa en todo lo que te propones, incapaz de expresar
emociones, pero perceptiva y manipuladora, tu mascara fue siempre tu mejor
arma... no tu Naginata o Kiyohime- Sonrió, realmente me tenía muy analizada
aquel sujeto. -Mucho se definía en ese evento Shizuru o es que no te cuestionas
¿Cómo supieron que fuiste tú la atacante del primer distrito?-
-Sería contradictorio que Suichiro-san proporcionara tal
información, si es que la vida de su propia hija le importa algo- Dije
venenosa, dedicándole una mirada asesina. Shizuma se abstuvo de hablar.
-Muchas más personas estaban al tanto de todo, porque el mundo
entero tenía puestos sus ojos sobre ustedes... Sears quiso sacar provecho, el
primer Distrito estaba al servicio de Lord Kiyoku, los demás aunque no pudiésemos
intervenir tampoco evitaríamos observar el que sería el destino del mundo en
los siglos venideros- Habló parsimonioso Suichiro, algo ocultaba, algo más que
esto pero esa información la extraería de otra persona.
-Todo es negocio, eso no lo dudo... solo que no esperaba tales
acciones venir de mis queridos padres, pero sé que usted no me revelará más ¿O
me equivoco?- Otra pequeña guerra de miradas entre aquel hombre y yo.
-Yo no te daré más explicaciones, si lo hice pequeña Shizuru, es
porque te has ganado mi respeto, no así permito que nadie me juzgue- El hombre
nos hizo un ademán que exponía la salida, el camino lo conocía mi madre así que
la seguí en silencio. Ahora solo me resta descubrir la verdad oculta tras todo
esto y tu querida Nataru Blan me lo dirás.
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