-Espera
- le costó un montón de esfuerzo
desistir de aquel beso que la estaba llevando a la locura pero tuvo un poco de raciocinio.
-¿Qué
sucede? – Preguntó Naomi asustada - ¿te he hecho doler? - ¿acaso era posible?
Si ni siquiera se habían desnudado, recién estaban besándose.
-
¿No escuchaste? – preguntó Kall casi sin aliento ignorándola por completo.
-¿Escuchar?
– apenas podía escuchar la voz de su novia, si su corazón estaba como loco a la
espera y ansiedad de reconciliarse con ella; tanto que la aturdía con su forma
de latir.
-Alguien
ha venido – afirmó más que pregunto.
-¿Y?
– Naomi seguía en su mundo lujurioso.
-
Que es tarde – dijo enderezándose. Estaba preocupada – Nosotras no tenemos
visitas tan tarde – miró en dirección a la puerta.
-¿Quieres
que vayamos a ver? – intentó quitar todo rastro de excitación para comprender
mejor la preocupación de Kall, y cuando lo logró o intentó hacerlo, se dio
cuenta que tenía razón. La gente no visitaba tarde, lo hacían en un horario
apropiado a menos claro que fuese una emergencia.
-
Por favor – rogó desde su posición contra la pared donde había tenido lugar su
corto intentó de reconciliación.
-Está
bien – sonrió y le dio un beso rápido,
porque le encantaba cuando le rogaba – vamos – y tomó su mano con rumbo
a la escalera.
-No
sé si yo hablo en chino o ruso – lo dijo de modo tan bajo y amenazante que si
no fuese por las altas horas de la noche y su tranquilidad posiblemente no se
hubiese escuchado nada – pero creo haberte dejado en claro que no quería verte
de nuevo por acá – y Cristina comenzó a estudiar las posibilidades de echarla
sin hacer ruido, prácticamente imposible.
-Recuerdo
haberte respondido que volvería – respondió la mujer con tono firme.
-No
puedes volver ahora – la miró con una furia, que la mujer color ojos avellanas,
temía en serio sufrir daños, por tan solo ser observada - ¿Qué esperas? – Se
acercó a ella en busca de intimidarla lo más posible - ¿Qué Kall te
perdone?
-¿Sería
un pecado venir a pedir disculpas? – y habló desde el fondo de su corazón. No
había ninguna ley en contra de eso.
-¡Lo
es cuando abandonas a tu ser preciado por ocho malditos años! – y no pudo
evitar gritarle la verdad en el rostro.
Kall
sostenía la mano de Naomi firmemente mientras caminaban por el pasillo, y
sintió algo. Fue como una premonición… silencio. El silencio no era bueno. Toda
la casa se escuchaba en calma. La misma calma que anuncia la tormenta y se
asustó. Cuando llegaron a lo alto de la escalera se encontró con que todo el
departamento estaba tranquilo. No había signos de Cris visibles o de cualquier
persona ajena. Pero estaba segura, lo había escuchado.
-¿Cris?
– Naomi se percató del nerviosismo de Kall y le tomó la mano con mayor fuerza
para hacerle notar que estaba con ella.
-Debe
estar en su dormitorio – expresó en un intento tranquilizador – ya es tarde.
-Ella
y yo dormimos en el mismo cuarto – le explicó mientras bajaban las escaleras.
Esperó que con eso fuese suficiente pero Naomi la seguía mirando cómo sin
entender – nuestro dormitorio está arriba – y con ello Naomi terminó de
comprender.
Al
terminar el descenso, soltó la mano de Naomi. Algo no se sentía bien. Si Cris
estuviese en algún sector de la planta baja, el ruido sería evidente. Si no
estaba arriba y no estaba abajo… entonces tendría que estar afuera. No le
alarmaba que se haya ido. Cristina era lo bastante grande y fuerte para
cuidarse por sí misma, más después de que aprendiesen kick boxing juntas. Lo
que le alarmaba, era que Cristina no se iba sin avisar, menos a esa hora. Miró
directamente a la puerta y notó que la misma no estaba del todo cerrada. Ella
estaba afuera pero no del todo ya que había dejado la puerta así apropósito
¿Con quién estaba Cris que no quería, ni recibirla ni irse?
-Suéltame
– amenazó una vez más pero Cristina no la escuchaba – me estás lastimando –
ciertamente no lo hacía, pero si con ello se libraría de ella, entonces lo
utilizaría.
-Si
tienes un poco de aprecio y respeto por ella, vete – era la segunda vez en la
noche que sostenía un antebrazo para impedir que avance hacia el departamento,
pero esta vez era diferente. Cuando sostuvo a Naomi no imprimió la fuerza que
ejercía ahora y se debía posiblemente a
la rabia que le tenía a esta persona en especial. A Naomi deseaba ayudarla, a
ella quería matarla y aunque Kall se enojase con ella, ciertamente no le
importaba estar lastimándola, de hecho hasta lo disfrutaba. Apenas era un uno
por cierto de lo que su mejor amiga había sufrido, se lo merecía en cierto
caso.
-Si
ella no quiere verme está bien –y esta vez estaba decidida a verla, aunque
fuese una reacción o respuesta negativa. Giró su rostro y la miró. Sabía que
Cristina estaba intentando proteger a Kall pero no le importo. Por primera vez
no dudó y con todas sus fuerzas, de un tirón se soltó del agarre que le impedía
su objetivo – pero no puedes decidir por ella.
Y
tenía razón. Esa misma tarde lo habían hablado con Kall. No podía decidir por
ella, podía apoyarla, sí, pero no decidir. En aquel pequeño segundo de
indecisión, su interlocutora lo aprovechó. Se dio cuenta cuando ya era
demasiado tarde. El pasado estaba entrando al departamento.
Se
dirigían camino a la puerta cuando un movimiento alertó a Kall. La puerta se
abrió y aunque ella estaba a una distancia apropiada, casi tropieza cuando Kall
frenó bruscamente. Estaba a punto de preguntarle qué pasaba porque se dio
cuenta que estaba sumamente recta y temblaba ligeramente. Observaba demasiado a
Kall y no a la puerta. Cuando lo hizo, no pudo reconocer a la mujer que estaba
frente a ellas.
-Tiempo
sin verte, Kally – su voz era dulce y melodiosa. Tenía el pelo largo color
castaño y era de una contextura física pequeña y delgada. Miraba a Kall con
ojos tristes y aunque tenía una sonrisa en su rostro, la misma también
trasmitía angustia. No pudo seguir observándola, ya que lo próximo que advirtió
fue el ruido del cuerpo de Kall en el piso.
Se
desperezó en un intento de aflojar un poco los músculos agarrotados mientras
bostezaba sin delicadeza.
-Oye,
¿podrías taparte la boca? – reclamó su amigo desde su espalda.
-Oh,
no me molestes, hemos viajado por más de 12 horas – miró a su rubio amigo que
negaba de un lado al otro.
-Está
bien que seas bonita pero sé mas femenina – buscó con la vista sus maletas y
como si el destino estuviese de su lado, las encontró en menos de 10 segundos –
así no te querrá ningún hombre – se burló de ella antes de dirigirse a buscar
sus pertenencias.
-¿Quién
dice que los necesito? – Odiaba el machismo – como si realmente se fuese una
mujer por tener al lado un ejemplar de
homo sapiens- y aunque ella no le importase, muchos hombres se quedaban
boquiabiertos por su figura y su acento en cuanto la veían pasar.
-Lo
que tú digas – levanto su maleta con una mano y con la otra tomo la de ella.
Salieron del aeropuerto y pararon un taxi. Suspiro, otra vez sentados –
repíteme otra vez ¿qué hacemos en Nueva York?
-Visitamos
viejos amigos – e indico al chofer el nombre de hotel.
-Quítale
la ropa – ordenó a una Naomi que no entendía muy bien que estaba sucediendo.
-¿Qué?
-¡Que
le quites la ropa Naomi! - ¿Qué era tan complicado en la petición? Todavía
debía bajar y despachar a la causante de que a Kall le agarrase un ataque de
pánico – ¡Lo haces todo el tiempo! – reclamó ya que la misma no se movía.
Estaba quieta, estática, perfectamente inmóvil.
-Eso
es en otro contexto – se defendió.
-Mi
punto es que ya has visto el cuerpo de Kall – señaló.
-Bien
– no decidió discutir más o preguntar porque tenía que hacerlo. Miro a Kall que
estaba sobre la cama. Hacia unos escasos minutos deseaba quitarle la ropa, pero
ahora no. Y como si el destino se riese de ella, cuando quiso no pudo y cuando
puede no quiere.
Escuchó
a Cristina decir que se encargaría de la situación abajo. Se quedó sola,
comenzó a pensar ¿Qué había sucedido? De
un segundo a otro, una extraña hablaba con Kall y al otro segundo Kall estaba
en el piso. Sin mencionar que no estaba del todo desmayada como pensaba. De a
momentos balbuceaba frases intangibles y se movía. No se movía frenéticamente
pero lo hacía bastante rápido.
Comenzó
a quitarle la ropa e instantáneamente reconoció aquella piel porcelana que le
brindaba tanto placer. Cuando quitaba los pantalones, la sintió, estaba fría.
En un esfuerzo bastante complicado logro sacarle de todo y minutos más tarde
había hecho lo mismo con su remera. Quedo en ropa interior. Cerró los ojos por
un segundo, porque verla en ropa interior todavía despertaba la chispa que no
había podido apaciguar en el estudio. Suspiró largo y tendido, en busca de
tranquilizar su libido sexual. Incluso se reprendió mentalmente, Kall estaba
casi al borde del delirio moviéndose y hablando, mientras que ella solo pensaba
en besar cada milímetro de su anatomía.
Cuando
los abrió, se dio cuenta que Kall también, los tenia, abiertos. La estaba
mirando. Por un momento le pareció bueno.
-Kall…¿Cómo
te sien- fue interrumpida.
-Heck
– Su tono era quedo y la miro con una visión completamente perdida, aislada del
mundo.
-¿Cómo?
– no tuvo tiempo a preguntarle algo más ya que su amante empezó a quitarse la
ropa. Aunque claro, no tenía nada más que la interior. No entendía muy bien si
debía desnudarla completamente, no quería hacerlo pero Kall parecía incomoda
con su ropa interior, así que simplemente lo hizo - ¿está mejor así? – hizo la
pregunta pero por alguna razón supo que Kall no respondería ¿Qué estaba
pasando?
-Espero
que estés feliz – anunció al momento que se encaminaba por las escaleras. No
temió herirla, culpa suya su mejor amiga estaba en un pasado lejano y doloroso,
incapaz de salir por sí misma. La vio caminando de un lado a otro evidentemente
preocupada. Era extraño, no lo había estado en todo este tiempo pero ahora sí.
Casi le daban ganas de reírse.
-¿Cómo
esta ella? – ni siquiera escuchó la acusación de Cris. Le importaba Kally, más
nadie – ¿Ha recuperado el conocimiento?
-No
creo que eso cambie mucho el que te quedes o no – quería que se vaya ¡ahora!
-¡Por
favor Cristina! – no fue un grito de acusación o siquiera uno de ira. Fue un
grito ahogado. Intentó calmarse y buscar la forma de averiguar el estado de
Kally – dime como está y me iré – y resignándose una vez más, a merced del
pasado.
La
miraba y a la vez no. Kall seguía… en aquel estado. Estaba helada y transpiraba
por ello, la tapó pero de a momentos aquello parecía molestarla. Era una eterna
lucha, Kall se destapa y ella la volvía a acobijar. Había escuchado algo salir de su boca pero lo
único identificable era ‘’Heck’’ y ‘’limpiarme’’. Cada vez que lo decía su
cuerpo se retorcía como si doliese algún musculo. Sentía impotencia. Quería
saber por lo que estaba pasando Kall, ayudarla y solucionarlo.
De
un momento a otro aquella impotencia se transformó en dolor. Ella era su novia
y sin embargo ignoraba que sucedía con su novia. De repente la palabra
confianza se le volvió extraña casi extranjera. Había escuchado que el secreto
del éxito en una pareja, era la confianza absoluta y no le pareció errado.
Porque ahora se sentía completamente ajena a la vida de Kall. Ella debería
estar abajo sacando a patadas a la fulana de tal que había provocado aquella
reacción en su novia. Y aunque ella debería estar haciéndolo, estaba aquí. Con
una Kall completamente inmóvil de a momentos y de a otros más viva que nunca
expandiendo un dolor tan tangible del cual Naomi no podía protegerla.
Pero
su dolor también se fundió en decepción. Kall no era la única con secretos y ella
más que nadie lo sabía. Un balde de agua fría le cayó encima, al recordar todo
lo que debía hablar con ella. Lo había intentado, en una que otra situación
pero cada vez que lo hacía, se perdía en los labios de su novia y no recordaba
absolutamente nada después. Lo había decidido. Si realmente amaba a esta mujer
y si realmente quería ayudarla, tenía que abrirse completamente a ella. Ya no
se trataba del aspecto sexual solamente. Se trataba de dejar a la luz del sol
cada pedazo de su vida y aunque fuese doloroso estaba segura que si Kall la
amaba, entonces la escucharía y hasta la comprendería. Por lo menos quería
creer ello.
Se
decidió. Averiguaría quien era esa mujer así tuviese que ser a la fuerza, y tal
cual caballero de cuentos de hadas, daría su vida si era necesario para
cuidarla. Todo con tal de que Kall nunca más sufra lo que hoy había pasado.
Miro en dirección a ella una vez más. Esta vez vio como pequeñas lágrimas se
aventuraban entre sus mejillas. Le atravesó el corazón como nunca antes y sintió
un dolor como nunca antes había sufrido.
-Heck
– volvió a decir pero de forma más desesperada – debo limpiarme – y empezó a
tomarse el pecho.
-Está
bien – acaricio su rostro barriendo su lagrima – yo te cuidaré – y con ello beso
su frente y la tapo. Se detuvo en la puerta, y
miró a Kall. Se prometió a si misma que esta sería la última vez.
-No
tienes el derecho siquiera de ello.
-¿Y
quién eres tú? – lo había intentado. Realmente lo había hecho, pero por Dios
que Cristina la sacaba de sus casillas.
-¡La
persona que te impidió entrar porque sabía que esto pasaría!
-¿Acaso
puedes predecir el futuro? – era una maldita pregunta que la ‘’protectora’’ de
Kall se negaba a responder.
-Puedo
predecir que Kall no quiere verte – y al decir cada una de aquellas palabras
pudo observar como el corazón de aquella mujer se rompía. No le interesaba. Era
la verdad.
-
Solo respóndeme lo que te pregunte – miro a otro lado, no quería que la viese
llorar. Se abrazó a sí misma en busca de un mínimo refugio - ¿Cómo se encuentra?
-Créeme
– la voz de Cristina fue suave. Ella la odiaba, cierto, pero la verdad era otra
cosa completamente distinta – Kall no quiere verte – y por una mísera vez en su
vida tuvo compasión de aquella mujer que le había desgarrado el alma a su mejor
amiga. No por entenderla, o por lastima, sino porque sabía lo duro que podía
ser perder una amistad como Kall. Para ella había sido una bendición en su
vida. Pero la vida era como una balanza. Cuando ella obtuvo la amistad de Kall,
aquella mujer la había perdido. Casi como si se tratase de un ángel que solo
puede tener determinadas cantidad de vínculos.
Al
parecer la mujer entendió el mensaje y rompió en llanto mientras se desplomaba
en el piso. Hasta sintió la necesidad de abrazarla y reconfortarla. Pero se
acordó que la vida era producto del karma y que lamentablemente nadie escapa a
él. De la misma forma que ella ahora estaba destrozada en el piso, pudo
recordar las muchas veces que vio a su compañera de cuarto así. Incluso peor.
Quería decirle que todo estaría bien, que no importaría en unos años, pero ni
siquiera estaba segura de ello. Al parecer ni Kall lo había superado todavía.
-Está
bien – lo había entendido. Fuerte y claro. La poca dignidad que le quedaba, si
es que así era, la impulso a levantarse del suelo. Ya no podía hacer nada o por
lo menos no ella. Se acercó a Cristina, quien inmediatamente se tensó. Cuando
llego a su lado, le extendió una tarjeta – por si ella cambia de opinión… -
Cris la tomo sorprendida pero asintió y la guardo en un bolsillo. Con ello, se
encamino a la salida del departamento y justo antes de cruzarlo, algo la atrajo
hacia atrás hasta estamparla contra una pared.
-¿Dónde
demonios crees que te vas? – Cerró los ojos producto del golpe y aunque
Cristina la había amenazado muchas veces de aquella forma, pudo reconocer que
esta vez no era ella - ¡¿pretendes escapar?! – y otra sacudida le recordó lo
duro de la pared contra la cual la estaban presionando.
-Naomi
tranquilízate – casi entra en pánico cuando vio a Naomi como una bala, tomaba a
la mujer y la estrellaba contra una pared, de manera violenta una y otra vez.
Tenía que pararlo. Tomó a la morena por los brazos e intento ejercer presión
para bloquear la fuerza, pero al parecer Naomi era o mucho más fuerte o no
ejercía ninguna influencia sobre ella. Tendría que aplicarle una llave.
-¿Qué?
– apenas pudo responder palabra ya que su interlocutora no la soltaba y la
sostenía en el aire. Nunca, ni con la compañera de piso de Kall había tenido
tanto miedo. Cristina era violenta, cierto, pero controlada. Esta mujer estaba
fuera de quicio y la golpeaba repetidamente contra la pared. Si quería dialogar
con ella, estaba evidentemente mal ya que no la dejaba pronunciar palabra.
-¡Naomi!
– la voz se alzó entre todo el alboroto que estaba sucediendo en la planta
baja. Todas se quedaron estáticas y mudas cuando reconocieron que la mujer que
estaba de pie sobre el final de la escalera… era Kall – Suéltala – ordeno a su
novia que la miraba perpleja – suéltala, por favor – y con ello Naomi obedeció,
por fin reaccionando. Bajo las escaleras de forma lenta y pausada, apenas podía
caminar sin marearse. Cuando llegó al lado de ellas, la miró - ¿estás bien? –
se dirigió a la mujer que apenas podía reconocer que había dejado de ser
azotada contra la pared.
-Emm,
si – el tono afable la confundió - ¿tú cómo estás?
-
Bien, gracias – ignoró completamente la presencia de su compañera y su amante –
apreciaría que momentáneamente te vayas – al instante que lo soltó se percató
de que hirió sentimentalmente a la mujer frente a ella, pero por una vez, solo
pensaba en Naomi y en que no cometiese asesinato.
-Está
bien- y como si dos puñales se clavasen en el mismo lugar avivando la herida,
el dolor se expandió como nunca antes por todo su cuerpo. Miró una vez más a
Cristina y la misma entendió el mensaje. Justo antes de irse, pudo sentir una
tercera puñalada, pero está no venía ni de Kall ni de su compañera; sino de
aquella morena que echaba fuego por los ojos.
-¿Puedes
explicarme quién demonios era aquella mujer? – llego casi hasta el punto de
gritar una vez la ‘’intrusa’’ se fue del departamento.
-¿Podemos
hablar luego? – Intentó ser lo más dulce posible. Enfocó hacia donde escuchaba
la voz, pero su vista era tan borrosa que apenas distinguía los bultos. Y como
si Morfeo le hubiese concedido solos unos minutos para mantenerse en pie, la
arrastró volviéndose todo negro. Solo deseaba, que Naomi no estuviese
enojada.
Nota de la Autora: Una
vez más pido disculpas por mi ausencia, no es fácil pero no por ello me
excusare... las autoras que pueden seguir con sus historias las felicito y se
llevan absolutamente mi respeto, de hecho, son mis héroes... pero
momentáneamente me esforzaré para no fallarles...
La
que quiera dejar de leerme, está en todo su derecho, si mi lectura se vuelve
jocosa y molesta, no sigan, porque no es lo que yo quiero generarles...
prefiero quedarme sin lectoras a generar cosas tan feas en ustedes... Al fin y
al cabo no escribo para mí, escribo para ustedes pero también escribo para que
se imaginen y sueñen las vidas de las protagonistas... quien ya no lo haga,
agradezco que alguna vez me haya leído con entusiasmo y siempre las atesorare
en mi corazón. Gracias, en serio.
No
se confundan, acepto críticas, pero críticas constructivas o que me ayuden,
tampoco voy a tolerar que se falten el respeto entre ustedes. Y realmente
lamento que se hayan eliminado los comentarios pero esto es un blog de lectura,
no de insultos, peleas o humillaciones. Así como yo las respeto, ustedes
respétense unas/os a otras/os.
Este
capítulo ira dedicado a mi hermana quien ha cumplido años hace poco. Te
amo.
Eugeene
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medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Pues a mi me da muchísimo gusto que continúes con tu relato, me parece muy interesante aún que tardarás en retomarlo, lectoras tendrás bastantes y muchas gracias por escribir para nosotras y por el gran esfuerzo que haces...
ResponderEliminarMónica
Un abrazo desde México ...
Buen capítulo, gracias.
ResponderEliminarFelicidades por continuar la historia. Leer es una actividad libre para toda persona. Por tanto para gustos colores, perfumes, canciones, historias,etc. Siguele, somos muchas las perosnas que nos interesa continuar leyendote.
ResponderEliminarMe alegra que puedas continuar con tu historia, me encanta. Espero el siguiente capitulo. Gracias.
ResponderEliminarQue bueno que sigues publicando la historia a mi encanta
ResponderEliminarSaludos
pues esta muy bien la historia, bien es cierto que has tardado, pero tus motivos tendras y es respetable
ResponderEliminarpor cierto si no sigues el hilo empieza por el principio y coges la trama enseguida
felicidades autora y sigue asi
Me acabas de dar una alegría.Gracias por continuar la historia,me gusta mucho.
ResponderEliminarUn saludo
lo importante es que has retomado la historia y nos has hecho feliz a muchas, gracias por el capítulo pero ya cuéntanos la historia de heck porqué se nos pone tan mal la protagonista muero de nervios jejeje saludos desde México.
ResponderEliminarlo mas importante es q sigas escribiendo,,,me encanto el cap!!!!!!!!!
ResponderEliminargracias hrmana qn diria q eras dulce, na ni cagando de dulce nada pero gracias tn te amo hueona
ResponderEliminarA la Autora
ResponderEliminarLa crítica es buena porque ilustra y puede mejorar la narrativa o el argumento. Las agresiones fueron bruscas e inútiles. Con respeto te digo que algo está faltando y en ocasiones se vuelve repetitiva, se haces uso excesivo de analogías. Quizás no te importe tanto mi comentario, te leo porque era un disfrute hoy lo hago pensando que mejorará… Hay errores gramaticales y partes difusas…
Saludos
Tany