Capítulo 7
(Pepa en off)
Sentada en la sala de espera de aquel hospital, viendo
familias destrozadas llorando, gente que entra y sale, batas verdes, batas
blancas.
Mi familia sentada, demacrada, esperando noticias,
esperando el milagro que no llega...Lucas destrozado, repitiéndose una y otra, ¿quién
ha podido?
¿Quién ha sido? Tienen la sospecha que es un ajuste de
cuentas de un caso que llevaron conjunto entre Paco, Lucas, Silvia y
Mariano...Una red de pederastas
y tráfico de niños...Don Lorenzo se mueve nervioso
hablando por teléfono...ella sentada junto a su hermana, yo...lejos...apoyada
en la máquina de café... en
mi mundo...en mi triste mundo...
La conciencia me reconcome por dentro, he mentido, he
engañado a Adriana...y sigo haciéndolo...
Mis sentimientos hacia Silvia son duros, puros,
largos, existentes, imborrables, siguen ahí...dentro, muy dentro de mí, de mis
entrañas.
El engaño, esa palabra, engañar, ¿realmente estoy
engañando? Por un lado pienso que siempre fui fiel a Adriana, nunca le engañe
en mis convicciones, siempre
supo que existía Silvia en mi vida pero después de
estos días, si...si....la estoy engañando...soy infiel, soy una perra, una mala
persona que a la primera
de canto se tira a los brazos de su antigua novia...no
tengo perdón...no me merezco nada.
¿Pero engañar? ¿qué es engañar? ¿Quién se está
mintiendo aquí? ¿Yo? ¿por pensar que quiero a Adriana cuando realmente nunca he
dejado de querer a Silvia?
Es tan fácil juzgar a las personas desde fuera, pero
no desde dentro...y me siento sola en esto, en este agobio
Ojala supiera interpretar el papel de la novia feliz y
contenta cuando llegue Adriana pero no puedo, no sé hacerlo, no sé mentir, mis
ojos se van hacia Silvia cada vez que tengo oportunidad, de mirarla, desearla a
cada momento.
Me siento enferma, de ganas, de conciencia, de celos,
de despecho, de rabia contenida por el daño que me hizo y a la vez siento en mí
este amor enfermizo que me transporta mentalmente a sitios oscuros donde solo
estamos las dos para desearnos, para tocarnos con ganas, con fuerza...Pero son
solo segundos
Mentales...para despertar y encontrarme en la
realidad, que sigo en esta sala de hospital, esperando un resultado de mi
sobrina, que ella sigue ahí, sin
mirarme, sin hablarme desde que ha llamado Adriana, sintiéndose tan culpable
como yo...por el engaño, por el beso que quizás nunca debió pasar por
estos días, por estos momentos, las miradas intensas cargadas de tantas cosas,
deseo, perdón, rencor y al final...amor.
Por un momento nuestras miradas se han encontrado en
medio de esta sala pero al notar mi presencia ha desviado sus ojos...que estará
pensando...
Silvia en off
Definitivamente soy la peor persona del mundo...que
estoy haciendo? Sentada al lado de mi hermana en un hospital, esperando
noticias que no llegan y
yo solo pensando en el sabor de la piel de ella, de sus labios recorriendo mi
espalda, de ella moviéndose en mí, del contacto de mi cuerpo con su cuerpo...sintiéndome
culpable a cada momento de este engaño, celosa por pensar que Adriana estará
aquí en pocos días, de saber que ella ahora es la que ocupa el lado izquierdo
de su cama...
Y por otro lado, no mirarla es inevitable, no desearla,
no acariciarla con mis ojos...enferma! estoy enferma de celos, de amor, de
locura por ella, enferma
durante años de alguien a quien no puedo tener, solo desear en la oscuridad,
calmando mi hambre con otros que han posado sus manos en mi cuerpo aunque
ninguno con su maestría, con su sabiduría, con su amor...Y es que ella hace que
yo pierda los papeles...los perdí cuando tenia 18 años y los sigo perdiendo
años después...
No quiero mirarla, no quiero...no quiero que me vea
que la miro, porque en realidad, no quiero que no pase nada entre nosotras...no
podemos, no puedo, engañar
a esa pobre chica, aprovecharme de ella, de su
distancia...pero...egoístamente...deseo tanto a Pepa...tanto... entonces
vuelvo a ese mundo paralelo donde solo nos encontramos las dos, otra vez, para
desnudarla ante mí, igual que aquella vez en Londres...
Donde me dejé llevar por ella, por sus palabras en mi
oído, susurrándome amor eterno, siempre mía, siempre tuya...Y de nuevo salto a
la noche de fin de año en
el hotel, entrelazada por sus largas piernas en mi diminuto cuerpo blanco,
desnudas, comiendo las uvas, imaginándonos todos los fines de año juntas
de la larga vida...pero entonces...me doy cuenta de que fui yo la única
culpable, y el sentimiento de culpabilidad me ataca de nuevo...
Ella no me perdonará nunca y yo ya no estoy
dentro de su juego, de su mundo...
Pero entonces la voz del doctor que anuncia que Sara
se recuperará me devuelve a la realidad...Y Lucas se abraza a Paco llorando por
la buena noticia, la bala
no ha dañado órganos, y aunque está débil, está fuera de peligro, y mi padre se
abraza a mi hermana...para quedarnos tu y yo, solas ante nadie y es cuando su
sonrisa me anuncia que si, que podemos abrazarnos, que me da permiso…y noto sus
brazos en mi cintura aprisionando su cuerpo al mío y mis brazos rodeando su
cuello, pegadas…
P: (Susurrando en su oído) Silvia…tenemos que hablar…
¿Qué es la pasión?
El deseo se dice del anhelo de saciar un gusto.
La pasión es aquello que nos ciega, nos empuja y nos traslada a un
mundo desconocido.
Nos sentimos flotando sumergidas en burbujas de agua caliente arrastradas
por los instintos primarios...porque quizás...no dejamos de ser...primarios...
El ser humano tiene la facilidad de perderse en olas de pasión, de no
pensar, de ser irracional, de olvidar y arrasar con todo a su paso...
Y yo...después de aquel abrazo necesitaba saciar mi hambre...devorar...matar
ese anhelo que llevaba en mi tantos años...esa espina clavada en mí...la voz de
Pepa en mi oído es sensual, para ese tenemos que hablar no suena a reproche, a
lamento, a furia, suena a sexo, a necesidad de nuestros cuerpos, y por un
momento pienso: "¿Me estoy volviendo loca?" solo son imaginaciones
mías...pero no...no lo son...porque noto los labios calientes de Pepa en mi
cuello y en voz baja....suplicándome..."vamos de aquí" con una voz
cargada de sexo, de deseo, de niñas de 18 años que se reencuentran alteradas
por tocarse...
Siento las miradas de mi familia en nosotras pero ha dejado de
importarme, solo tengo ojos para ella, pensamientos para ella...
Asiento con la cabeza a su mirada mientras ella se aleja de
mí...despacio, sin dejar de mirarme...
Me despido de mi hermana diciéndole que me avise en cuanto podamos ver
a Sara, ella sonríe...sabe a donde voy y con quien...
Bajo las escaleras que me llevan a la calle...y allí sentada en la
puerta está ella...con sus gafas de sol ocultando su mirada...quizás no quiera
mostrar más...dudo por segundos, pero lo nota y agarra mi mano...tirando hacia
la parada de taxis...
Ninguna habla...cada una en un lado del coche...sin tocarnos, sin
hablarnos...
No hay tiempo para las dudas cuando introduzco las llaves del portal de
mi casa pero Pepa sigue callada, sin mirarme...se sitúa pegada al lado opuesto de
mi en el ascensor sacándose las gafas para dejarme ver que con solo una mirada
me está desnudando y yo sigo pegada a la puertas corredera notando el aire y el
ruido que hace mientras sube...aterrada...y excitada...
Y mientras, ella me provoca, con su boca entreabierta, sus labios
húmedos, las palmas de sus manos pegadas la pared del ascensor, la mirada fija
en mí, su respiración ligeramente alterada...midiendo sus pasos...sus
pensamientos...entre sentarse a hablar o arrancarme la ropa...
Pero para cuando el ascensor quiere parar Pepa Miranda ha perdido los
papeles...
¿Deseo?
El deseo y la pasión juntas es una suma matemática que conlleva al
desastre...en eso precisamente es en lo que estoy pensando, que esto es un
desastre...
Pero abrazar a Silvia en el hospital ha levantado solo con el leve roce
de su cuerpo mi instinto bajo de poseerla...Y me olvido...y aunque ahora la
tengo a un escaso metro de mí en este ascensor que nunca llega a sus
destino...no puedo evitar pensar que soy la peor persona del mundo porque lo
que voy a hacer...pero no puedo, juro que lo he intentado...pero Silvia es para
mi ese huracán que lo arrastra todo a su paso...y a mi incluida...mojo mis
labios resecos y siento como se estremece al verme…y al morder mi labio
inferior …la locura se desata…Silvia Castro ha perdido los papeles…
Ya no recuerdo como entramos en casa, solo la sensación de la lengua de
Pepa recorriendo mi boca, buscando la mía mientras aprisiona con sus manos mi
cara, nos hemos encontrado en medio del ascensor…Mientras ella con la espalda
empujaba la puerta para poder salir de allí...y luego...la perdición...
Pepa es fuego, es pasión, es deseo, es locura...y volver a sentirla en
mí después de tantos años es inexplicable, por eso ahora me siento invadida por
ella y me cuesta reaccionar...
Sus manos se cuelan por mi ropa, arrancando cada botón que encuentra en
su camino, apoyando mi cuerpo contra la pared del comedor, hasta que vuelvo en
sí de mi letargo pasional...y ahora si...ya no hay vuelta atrás...todo nos
sobra, chaquetas, bolsos en el suelo, camisas sin botones, sus manos dentro de
mi pantalón apretando mi culo hacia ella, mi lengua apretando la suya,
recorriendo cada milímetro de su boca, cada espacio, cada momento que me hace pensar
y recordar su ausencia...7 años muerta para revivir hoy..."te quiero
dentro de mi...ya..." le susurro con mi voz entrecortada, porque se que
eso le excita, le vuelve loca, que le hable, que le diga lo que quiero, porque
mi cuerpo no se ha olvidado de ella en estos años...
Muerdo su cuello con ganas, sus manos aprietan mi piel para caer luego,
juntas en el suelo, porque no hay tiempo, porque la deseo ya...mientras ella lucha
por arrastrar fuera de mi cuerpo lo poco que me queda de ropa...manos que se
reencuentran, la piel que se reclama, besos húmedos, besos de te he echado
tanto de menos, labios que recorren el cuerpo añorado, cada trozo de mi ser,
cada trozo del suyo...sus piernas entre las mías reptando, sintiendo el
contacto que nos hace gemir, el contraste de la piel caliente con el suelo
frío...sus manos jugando a no llegar nunca a su sitio...pero cuando llegan grito...y
suspiro...y aprieto su cuerpo al mío...y me dejo llevar, y me muevo al ritmo
que me marca, ella manda y yo me abandono, y mis pechos la reclaman y ella
obedece, y mi gemidos acelerados me delatan que el final se acerca, que ya no
puedo esperar más...y ella lo sabe con astucia para mover más rápido sus manos,
para poseerme más...para que reviente de placer...
Y durante 2 horas...reventamos...juntas...sin hablar, solo el silencio
de la habitación, el sonido de nuestros besos, de mis gemidos unidos a los
suyos para caer al fin exhaustas para volver a buscarla, a provocarla, para que
no se vaya de mi lado, para que no me hable y me diga que esto es un error...
Su cuerpo desnudo pegado al mío, sudoroso descansa pero el leve
contacto de mis manos en su estomago, en su espalda hace que mil huracanes de
deseo vuelvan a despertar en ella la provocación de volver a poseerme, a amarme
igual que yo a ella, de tenerla entre mis brazos…entre mis piernas…
Y olvidarme al fin…de todo.
La tenue luz de las farolas alumbra nuestro pequeño mundo encerrado
entre 4 paredes de tu habitación.
Todas ellas podrían inspirarme a seguir ahí, a tu lado, a observar
eternamente tu manera de respirar cuando duermes, tus parpados cerrados, una
tímida sonrisa que marca tu satisfacción, tu manera de agarrar mi mano para que
no me vaya de tu lado…
Eres preciosa, lo sé, siempre lo he sabido, tu melena pelirroja ahora
revuelta demuestra los síntomas de nuestra pasión, marcas rojas de mis
dedos en tu piel, labios cansados de besar, de recorrer mi cuerpo cansado
de esperarte día tras día…
No quiero levantarme porque si lo hago cruzaré esa puerta arrepentida
por lo que he hecho, porque si abro más los ojos y despierto de mi mundo,
saldré huyendo culpándome de mis actos, porque quiero tenerte un rato más, así,
entre mis brazos…
Amor, esa gran palabra, ese gran sentimiento, extraño en sí…algunos
dicen que es cuestión de hormonas y feromonas, del olor de la piel que se nos
mete por el olfato y nos llega al cerebro…y allí una explosión química que nos
anuncia …eso …el amor…pero…eso es…una nefasta teoría…
Siempre pensé que el amor era algo que no existía en sí, sino..un
conjunto de cosas…la amistad entre dos personas, la confianza, la convivencia,
el cariño…Pero un día te das cuenta de que el amor es…esa mezcla de pasión,
deseo, ganas de vivir a su lado, ganas de compartir, de convivir, de
confiar…mezclado con ese “buenos días” y “buenas noches” del resto de tu vida,
es compartir un libro, una película…es observar a esa persona de reojo mientras
se desnuda y desearla, es disfrutar de su compañía mientras te explica su día
laboral…y sobretodo…sentirla…sentirla adentro de ti a cada caricia, a cada beso,
a cada momento…
Por ello…Adriana sería esa mujer con la que puedes compartir, hablar,
sentir millones de cosas…pero Silvia…es la pasión, el deseo…las ganas de
meterme en la cama cada noche para arroparla con mis brazos y despertarla con
mis besos…
Me vuelvo a su lado una niña irresponsable, haciendo locuras como si
aun tuviera eso...19 años, desapareciendo de un hospital, dejando a mi familia
sola, para venir aquí, a esta casa a desnudarla, a perder el rumbo de mi vida…Y
es que Silvia no es buena para mí…no…
Y Adriana es la confianza, la tranquilidad, la paz en mi vida y
Silvia…el rencor, la perdida de cordura…
Pero sigo ahí, quita, abrazada a ella, a su cuerpo sin saber cómo
despegarme, como huir, como desaparecer de esa habitación pero no puedo porque
esa fuerza, la fuerza transparente de eso a lo que llamamos amor me une a ella…
Y aunque no quiera, vuelvo a perderme en ella, besando sus párpados,
para poco a poco ir bajando con mis labios a su nariz hasta llegar a sus
labios, recorriendo su cara con pequeños besitos, para llegar a su oreja, bajar
por su cuello poco a poco e ir descubriendo las reacciones de su dormido
cuerpo…sus manos que cobran vida abrazan mi espalda para luego abrir los ojos y
mirarme...como hacia tanto tiempo que no lo hacía…y sonreír…y contagiar su
sonrisa con la mía…porque ahora ya no importa…ya nada existe…solo estamos
ahí…las dos…abrazadas, regalándonos tímidos besos por la cara, por el cuello,
en el omoplato…tocándonos con fina suavidad la piel con las yemas de los dedos
para llegar a encontrarnos en el ombligo y entrelazar las manos…como la primera
vez…hermoso…sin prisa…porque ya no hay pasión en este momento solo sentir,
sentir como si esta fuera…la última vez.
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Reigh2008 - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Y quedar con la necesidad de continuar esta historia ya!
ResponderEliminar