Soñé que me miraba a los ojos fijamente tan de cerca que
no podía verla, veía en sus ojos deseo y pasión, también vi duda y temor, que
no podía creer lo que estaba pasando.
La había mirado tanto y tenerla así frente a mí me hacia
estremecer, porque era tan hermosa con su ojos oscuros bien redondos, tanto que
eran hipnotizadores en combinación perfecta con sus cejas tan bien formadas, su
boca tan apetecible y besable, tan llena de besos que no conocía y que se
avecinaban mientras entreabría lentamente los labios acto reflejo de mi
cercanía, que era evidente porque pude oler el aroma de su pelo tan bien
cuidado, y sus pupilas vi dilatar mientras dejé de respirar teniendo miedo de
romper el encanto, de mover un músculo, ella tenía un imán invisible que me
atraía de forma inevitable e irresistible y es que su rostro se convirtió en lo
más perfecto para mí y ahí en esas cuatro paredes solo fui consciente de ella,
del tono de su piel.
Me acerqué más rozando su nariz con la mía absorbiendo su
fragancia y el rubor de sus mejillas mientras sentí el temblor de sus labios en
el toque casi invisible con los míos. Entreabrí mi boca para atrapar la suya
con suavidad, un beso cerrado y profundo que pareció detener el tiempo y al
apreciar la dulzura y suavidad de sus labios carnosos, se detuvo mi respiración
con estupefacción y luego los solté un segundo para sentirlos con más
efusividad al sentir que me correspondía y floté en el aire mientras aun no me
atrevía a tocarla con mis manos, solté de forma lenta sus labios nuevamente y
abrí mis ojos despacio para encontrarme con su mirada tardía, y mirándonos una
vez más esos momentos me parecieron eternos hasta que tomó mi mano con
delicadeza y sujetando mi rostro me atrajo hacia ella en busca de un nuevo
beso, uno diferente en forma e intensidad. Beso a beso llegamos a la cama y me
posé sobre ella con cuidado separando nuestras bocas para proceder a
desabrochar su camisa entonces pensé que tenía demasiados botones mientras los
desabrochaba. Botón a botón quedaba su piel al descubierto y su pecho subía y
bajaba a causa de su respiración, era tan sensual que me debatía entre mirarla
y tocarla. Parece que tardé demasiado en decidir porque ella se incorporó y se
quitó la camisa de forma mecánica pero con timidez, dijo que quería sentirme,
me ayudó a quitarme la blusa y me sentí al descubierto pero sin miedo tomé su
rostro entre mis manos y la besé una y otra vez, y entre besos dejé de medir
mis acciones y me di la libertad de explorarla a mi antojo pero con calma para
no espantarla. Hundí mi cara en su cuello y le di besos suaves con mordiscos
leves y le acaricié con mi lengua que curiosa descendió por en medio de sus
senos y antes de que se recostara nuevamente crucé mis manos tras su espalda y
le quité el sostén y vi los senos más hermosos jamás vistos, tan redondeados y
claros con erguidos pezones que pedían mi atención. Los tomé con las manos como
si fuesen dos frutas nuevas que creía que no eran de verdad pero lo eran, ella
entera una realidad irrefutable. Acaricié sus senos con mis manos mientras
buscaba su boca que parecía conocer la mía a la perfección, sentí sus manos
temerosas en mi espalda y sentí mi sangre a velocidad luz. Mi boca bajó hasta
sus senos y me deleité en esos manjares que ella me ofrecía, formando un
espiral con mi lengua por todo el seno hasta llegar al pezón y mordisquearlo
con cuidado para luego succionarlo y proceder a seguir hasta que la sentí estremecer
bajo mi cuerpo, hasta que su cuerpo transpiraba deseo. Olvidé todo, lo demás me
dejó de importar porque estaba ahí con ella. Quería hacerla sentir lo
importante que era para mí, quería que sintiera en cada caricia y cada contacto
de mis manos, mi boca y mi cuerpo con su cuerpo que nada más importaba en esos
momentos, quería que sintiera que nadie la tocaría como yo, que no desearía a
nadie más que a mí, quería que sintiera que la vida se me iba en amarla porque
yo me encargaría de besar cada herida y sanar cada aflicción que la abarcara,
quería que se sintiera plena y completa.
Desabroché su pantalón y mientras lo deslizaba por sus
caderas vislumbré sus tangas color negro acorde con su blanca piel tan nueva,
sus piernas eran pura carne, esas piernas que tanto había observado de reojo
ahora las podía tocar y al quitarle por completo el pantalón acaricié de forma
tímida sus muslos como si buscara una herida bajando por sus rodillas hasta su
talón y vi sus pies tan delicados y femeninos y los besé, posé besos tiernos
marcando puntos por toda su pierna izquierda mientras con la yema de mis dedos
ascendía por la otra. Al llegar a su estómago hice un círculo con un dedo
alrededor de su ombligo y posé mis manos a sus costados con estilo y los
acaricié arriba y abajo y hacia dentro hasta que mis manos se encontraron y
subí, pasé mis manos por sus hombros
bajando por sus brazos hasta sus manos que tomé entre las mías y las llevé a
mis labios mientras la miraba a los ojos luego las dejé donde estaban mientras
me inclinaba para besar su pecho, dibujar su clavícula con la punta de mi
lengua y besar el hoyo que se forma en medio para subir recto por su cuello
mientras ella inclinaba la cabeza hacia atrás para darme acceso, mordisqueé su
mentón y le di besos bajo su mandíbula en dirección a su oreja, besé tras su
lóbulo para luego tomarlo entre mis dientes con cuidado y busqué el punto donde
se estremecía. Luego buscó mi boca para darme el beso número mil que se sintió
como el primero mientras sus manos sujetaban mi rostro y después de momentos
interminables rodeó mi cuello y me atrapó entre sus piernas para darle paso a
mi lengua que exploró todos los rincones del interior de su boca tan exquisita,
me abracé a ella, me hubiera quedado así para siempre.
Rato después de extasiarnos y explorarnos enredó sus
dedos en mi pelo tras mi nuca y me hizo girarme y se colocó sobre mí sin dejar
de besarme. Su lengua era una curiosa insaciable. Se incorporó a observarme. Se
veía tan cómoda a horcajadas sobre mí, ubiqué mis manos en sus caderas con
firmeza y ella acarició mis brazos mientras me miraba con su pelo suelto y su
silueta tenue fue algo maravilloso de contemplar, a ella también le gustaba lo
que veía porque me acarició por todas partes accesibles y sentí que me
estorbaba el sostén. Ella se dio cuenta y sonrió mordiéndose el labio inferior,
su timidez había desaparecido de pronto mientras se inclinó para besarme y me
alcé para facilitarle la operación de desnudarme. Con el simple hecho de sentir
sus manos en mi piel algo ardía en mi interior, sentía los latidos de mi
corazón en mis oídos mientras me observaba con mi sostén en sus manos, con sus
labios entreabiertos y sus ojos oscurecidos hasta la exageración, dejó aun lado
el sostén y tocó mis senos con sus manos, los acarició de mil formas buscando
mis puntos sensibles y explorando algo totalmente nuevo para ella y cuando se
inclinó a tomarlos con su boca quise explotar. Era increíble que me gustara
tanto, sentí que moriría de placer. Giré con ella y la coloqué debajo de mí una
vez más mientras procedía a besarla con locura, la toqué por todas partes e
inhalé su aroma fresco que me hizo enloquecer más mientras bajaba por sus
senos, su vientre hasta llegar a su centro y le deslicé despacio la tanga
mientras sentía que se estremecía ante mí separé con suavidad sus rodillas que
aun dudaban para verla a los ojos y ver su asombro pero también su disposición
y bajé a explorar esa parte de ella que nunca había tocado, que jamás había
sentido de la forma tan profunda en la que lo tenia planeado en ese instante.
Al verla con atención parecía que jamás había sido tocada
y dejé de preguntarme tonterías y procedí. Me acomodé y la acomodé a ella
mientras me sujetaba a sus muslos. Succioné suavemente su clítoris
interponiendo mi lengua para luego lamerla toda y buscar su punto, lo hice
varias veces hasta que la mano que tenia en su vientre subía y bajaba, entonces
empecé a succionar, besar, lamer y hacer círculos con mi lengua a su clítoris,
mientras lo succioné una vez más hice círculos a la vez hasta que lo sentí
endurecerse, entonces fui consciente de un palpito bajo mi mentón y lo
identifiqué de inmediato, se estaba excitando, lo estaba disfrutando, hice
entrar y salir mi lengua por su interior posando mi boca en su entrada y sin
saber cómo alterné las atenciones al clítoris y a la entrada hasta que se abrió
más a mí, me sujetó por los cabellos y aferró mi rostro a su sexo con
desesperación e impaciencia, sentía su humedad, su olor me embriagaba, y su
sabor era un deleite, mi saliva empezó el trabajo pero su propia humedad hizo
el resto, mi lengua se sentía como pez en el agua. Escuchaba sus gemidos y su
respirar agitado, tenia ese pálpito vibrante en su interior y toda su sangre se
había concentrado en un punto específico. Tomó una de mis manos y la llevó
hasta uno de sus senos y me hizo saber de su erguido pezón. Amaba sus senos
pequeños, macizos pero suaves al tacto, jugué un poco con el pezón y eso la
enloqueció. Continué mi labor hasta que sus gemidos se volvieron más sonoros,
entonces subí a su encuentro besando su vientre recto hasta sus senos para
trabajarlos mientras mi mano escurridiza se encargaba del lugar que había
ocupado mi boca, mi dedo mayor jugó con su sexo mientras mi boca mordisqueaba
uno de sus pezones. Ella abrió las piernas para darme acceso y se abrazó a mí
pidiéndome que me la comiera toda. Momentos después se retorcía bajo mí y me
pedía que la besara y así lo hice sin dejar de tocarla claro. Nos besamos como
si fuese nuestro ultimo beso, profundamente, lentamente, inspeccionando cada
sentir, cada estremecimiento, el corazón se me iba a salir del pecho al sentir
lo que yo le hacia sentir a ella, una vez más enredó sus dedos en mi pelo tras
mi nuca al parecer eso le gustaba, me pegó más a ella, sentía lo mismo que yo,
no quería que acabara nunca.
Sentí que sus dedos se tensaban y los cerraba entre mi
pelo con fuerza y soltó mi boca como cuando se regresa a la superficie después
de haber estado sumergido por horas, soltó todo el aire contenido mientras noté
que dejó de respirar un segundo mientras no apartaba su mirada de la mía, supe
que estaba en el punto final y la sujeté tras su espalda con mi brazo libre
cuando se desplomó extasiada y se aferró a mis hombros para luego abrazarme y
nuestros latidos se volvieron uno, luego buscó mis ojos otra vez y me dio un
beso casto en los labios y varios en mi cuello mientras inhalaba mi aroma
rozando su nariz en la curva de mi cuello, así se quedó largo rato mientras se
había sentado sobre mí como una bebe, así se quedó desnuda sobre mí, así la
dejé, sabia que tenia muchas cosas que pensar al igual que yo, momentos después
me hizo recostarme y se tumbó sobre mí en la cama entrelazando su mano con la
mía y besó mis dedos, pude sentir el momento exacto en que cerró los ojos como
si nada importara, como si no hubiese una realidad que afrontar y fui muy feliz
al saber que ella había sentido cuanto la amaba, que me correspondía y se
sentía segura de mí.
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