Ella, Tu, Yo... Te amo - Mayra (Capítulo 31)

Capitulo 31.

Celos, engaños, malos entendidos y… ¡más pasión!

Después de aquella avalancha de palabras y gritos por parte de Daniela, Victoria hizo el intento de responder a que se debía toda esa furia y cuando apenas hizo el intento por preguntar… Daniela la fulminó con la mirada y giró rápidamente hacía la salida, estrellando nuevamente la puerta del despacho… -Victoria se quedó aún más intrigada sin llegar a comprender que había sido todo ese incidente…

Por su parte Daniela salió a toda prisa como alma que lleva el diablo, furiosa contra todas las mujeres, no quería saber nada de relaciones, romances y nada donde interviniera el género femenino, hasta cruzó por su cabeza “Sí fuera hetero quizás no sufriría tanto. Los hombres son tan básicos que sólo requieren de unas cervezas y su mando a distancia. Se conforman con poco, los haces felices en tanto los alimentes y se les proporcione un poco de atención. No tienen problemas con todo ese rollo hormonal”… -¿Que estoy pensando? que me pasa, igualmente ellos son tan infieles y mentirosos como ellas…

Estaba tan triste y decepcionada que pensaba puras incoherencias… con su mente en blanco abordó su auto con rumbo a la autopista, al entrar a ésta aumentó la velocidad para tratar de despejarse y que el viento se llevara tanta rabia y decepción que llevaba por dentro. Después de un par de horas de conducir a la deriva decidió que era momento de regresar a casa. Ya caía la noche cuando llegó a su departamento, entró con tan poco animo, se sentía todo tan vació y silencioso, dejó botado su bolso y sus llaves sobre la mesita de la entrada y pesadamente se tumbó sobre el sofá con su cabeza echada hacía atrás, y así permaneció por un rato, después de algunos minutos se incorporó y se dirigió hacía la mini bar y del enfriador de vinos tomó una botella de Cabernet Sauvignon, lo descorchó y lo dejó oxigenar sobre la barra. Se dirigió a su habitación se dio una ducha rápida y sin secar su cuerpo ni su cabello se puso el albornoz y egreso por el vino que la esperaba. Tomó una copa sirviéndose una generosa porción la cual bebió lentamente apreciando la suave esencia de grosella y cerezas… Volvió a rellenar su copa y se echó nuevamente sobré el sofá… ya llevaba algunas copas cuando el timbre llamó, sobresaltándola y sacándola de sus pensamientos.

Se levantó con muy poco animo al ver que no cesaban de timbrar, cuando finalmente llegó a la puerta se asomó por la mirilla, su sorpresa fue mayúscula al observar que quien llamaba era Victoria, la pareció una desfachatez que después de lo que había sucedido antes en su despacho tuviera el cinismo de venir a buscarla a su propio departamento… Ahora que mentiras le iba a decir, que era su gran amiga, pero que no pudo resistirse a la tentación de Cristina o que la perdonara…

Sin mayor preámbulo abrió la puerta de un jalón quedando frente a frente una de la otra sin decir palabra alguna, sólo la tensión se percibía en el ambiente y la molestia y decepción por parte de Daniela…

-Hola Dani… Buenas noches, será que podemos hablar….

-¡ja! que cínica - rió incrédula- tu y yo no tenemos nada que hablar

-Dani…

Daniela si esperar más hizo el intento de cerrar la puerta pero Victoria que no pensaba dejar las cosas de esa manera la empujó y se abrió paso para introducirse…

-¿Qué te pasa? ¿Estás loca? Que parte no entiendes de “No quiero hablar contigo” Haz el favor de marcharte no tengo nada que escuchar, mucho menos quiero volver a verte -gritó con furia Daniela al verla dentro.

Pero Victoria la ignoró, entrando hasta el salón donde observó la copa y una botella de vino a la mitad. Entonces reflexionó preguntándose si sería buena idea confrontarla bajo el influjo del alcohol… Pero seguramente como estaban las cosas con Daniela no tendría mejor oportunidad que esa, tampoco tenía opción ahora que estaba ahí frente a ella. Estaba decidida a aclarar el malentendido, las cosas no se podían quedarse de ese tamaño. No podía dar marcha atrás…

-No has escuchas que quiero que te vayas de mi casa-volvió a decir Daniela con la misma actitud de molestia

Victoria se dio vuelta para mirarla y se encontró con unos ojos llenos de rabia, sintió el impulso de esquivar su mirada pero se limitó tan solo aclarar su garganta

-No pienso marcharme hasta que hables conmigo, necesito que aclaremos las cosas de una puta vez- dijo ya armada de valor

-No quiero…

-¡NO!- dijo en una inflexión enérgica. Ahora te callas que te toca a ti escucharme y lo vas hacer lo quieras o no - terminó de decir. Tomó un poco de aire para continuar enfrentando su mirada acusadora.

Ambas se quedaron mirándose por unos segundos, Daniela al verla tan decidida a hablar y sabiendo que no se iría hasta que lo hiciera, no le quedaba más que aceptar escucharla. Finalmente era lo justo ella había entrado como tromba a su despacho sin darle oportunidad a nada, así que en un acto de civilidad se tranquilizó fue hasta la botella de vino lleno su copa y se dirigió a Victoria…

-Bien te escucho, por favor di lo que tengas que decir y márchate

-Agregó para luego beber un sorbo de su copa simulando poco interés

- Dani… Yo no tengo porqué soportar tus groserías ni malos tratos pero si estoy aquí es únicamente por dos razones la primera es porque no acepto que me culpen por cosas de las que no tengo ni puta idea -Daniela rió sarcásticamente sin tomarle importancia a lo que ésta decía… -La segunda es porque aunque no lo creas te ofrecí de corazón mi amistad y me da mucha pena que tu no lo veas así… Por esas razones te voy aclarar lo que tanto te está quemando por dentro… No sé porque anticipaste conclusión de que ese ramo de rosas eran mías, pero intuyo que me vistes con ellas antes de dejarlas en la oficina de Cristina

-¡Exacto! -la interrumpió Daniela llenando de nuevo su copa- más claro no puede estar-dijo segura de su argumento, Victoria sonrió con tristeza- ¿te estás riendo de mi?- pregunto de nuevo enojada

-Si- contestó Victoria- me rió de dolor, de tristeza porque creía que eras más inteligente más racional no alguien que no puede ver más allá de sus ojos…

-No te permito que me insultes y menos en mi casa

-No pretendo insultarte te respeto demasiado para hacerte una grosería… El que yo haya llevado esas rosas al despacho de Cristina no es suficiente razón para culparme de ser su amante ¿No se te ocurrió pensar que tal vez fui yo quien las recibió en su ausencia y que tan solo fui “el mensajero” por desgracia el mensajero es siempre quien recibe la peor parte tan sólo por dejarlas…

Daniela quedo en silencio por unos minutos mirando fijamente a Victoria, luego observó su copa…

-Lo siento pero no te creo-dijo sin volver la mirada

-está bien si no quieres creerme –dijo con matiz triste- si no lo haces es porque no te importa mi amistad y creo que a mi tampoco debería impórtame la de alguien que no cree en mí, porque creo que te he demostrado con hechos que me importas -se dio la vuelta para marcharse hacia la salida, pero antes de hacerlo se detuvo por unos segundo, sacó de su bolso una nota y la puso sobre la mesa- Tal vez no debiera hacer esto pero siento pena el verte tan perdida buscando culpables…

¿Qué es eso?- pregunto extrañada Daniela, mirando la nota sobre la mesa…

-Es el nombre y la dirección de la florería que envió las rosas para Cris, también está el nombre del repartidor que las llevo al bufete… Estoy segura que si haces las preguntas correctas te dirá quien las envío, ya que llevan un registro de todos los envíos, sobre todo si son de sus mejores clientes.

-De verdad crees que soy tan tonta para creerme esas estupideces es absurdo…

-Lo absurdo es verte tan fuera de ti puedes creerlo o no eso ya es cosa tuya -sin esperar más se dio vuelta y marchó dejando a Daniela. Ésta al quedarse a solas observó con interés aquel trozo de papel extendido sobre la mesita.

Ana esperaba a Cristina en un callejón dos cuadras de su departamento, la razón de que aguadara ahí era a petición de Cristina, con el argumento de que “Daniela” no se debía enterar, pudo más el no querer lastimar a su amiga que tuvo que aceptar lo propuesto por Cristina. Porque según ésta era mejor hacerlo de esa manera ya que era muy prematuro y no deseaba que nadie lo supiera. Lo cual disgustaba Ana ya que eso le hacía recordar su etapa de relación con Lucía donde se tenían que esconder. Por lo que odiaba tener que hacerlo de nuevo.

-Perdona que haya tardado-dijo Cristina entrando al auto- pero es que Laura me entretuvo

-No te preocupes cariño…pero lo que si te debe de preocupar es darme mi besito, que ya llevo varias horas sin que me des uno

-Uyy Es verdad -cogió su rostro con ambas manos y le plantó tremendo beso, tan intenso que dejo Ana sin aliento

-Mmm ¿Podemos dejar la cena para luego? Preguntó con cierta complicidad -comenzando a besar su cuello, Cristina sonrió…

-Cariño eres insaciable-dijo entre risas pero dejándose sin oponer resistencia ya que le encantaba las demostraciones de amor tan espontáneas de parte de Ana, ésta continuó besándola en el cuello

-Si pero insaciable de ti, de tu piel, de tu aroma, de tus besos, de toda tu esencia -siguió besándola y en la primera oportunidad que tuvo Ana colocó el respaldo hacía atrás para dejar a Cristina recostada.

Anticipándose a lo que seguía Cristina intento detenerla pero fue imposible ya que sintió como las hábiles manos de Ana levantaban su falda y se abrían paso entre sus piernas para acariciar su sexo sobre sus bragas, mientras sus bocas se devoraban ávidamente Ana introdujo dentro de su blusa su mano experta y desabrochó su sostén y se adueño sus senos.

-Ana…nos puede ver alguien- dijo Cristina en un susurro que pareció mas un gemido

-Shhh solo déjate llevar cariño…

Era imposible detener aquello Ana estaba dispuesta a tomarla en ese momento, y Cristina ya estaba muy excitada sumergida en esa pasión. Embriagada de deseo, era una locura que nunca imaginó poder realizar ya que ella siendo tan conservadora, ni siquiera lo podía pensar… Pero ahora estaba en esa calle desierta dentro del auto follando con la mujer que la enloquecía. Le encantaba sentirse tan excitante por la situación de estarlo haciendo en un lugar público y que alguien las pudiera observar. Cerró los ojos cuando sintió como hacía un lado sus bragas para tocar su sexo llenando su mano con su humedad. Ana se acomodó en el asiento para quedar casi acostada sobre su cuerpo mientras su mano seguía acariciando su sexo que había comenzado a palpitar, a pesar de lo incomodo de la situación la excitación había llegado a su máximo, su dedos acariciaban su clítoris ya hinchado de tanta excitación, se sentía tan húmedo y caliente. Su respiración cada vez más acelerada le decía que estaba deseosa de sentirla dentro y, así lo hizo introdujo uno de sus dedos en su vagina provocando gemidos en Cristina, los cuales fueron ahogando en su boca lo que enloqueció más a Ana quien atrapó su lengua con ansiedad, mientras que sus manos se apretaba a su espalda, su pelvis se levantaba pidiendo sentirla más, ésta metía y saca su dedo con mayor velocidad y rozaba su clítoris con la palma de su mano

-Ahhh si…sigue…sigue

-¿te gusta?

-si…si…Ahhh

-¿quieres más?

-Si…sigue…sigue...mas ¡Cariño no pares!

Ana obedeciendo la petición de Cristina introdujo un dedo más y aceleró el ritmo de su penetración, sintiendo como las paredes de su interior apretaban sus dedos para luego sentir una oleada caliente derramándose. Cristina llegó aun orgasmo tan intenso que no puedo reprimir su grito, su cuerpo se estremecía intensamente sin control, aun vibraba cuando Ana se las ingenió para bajar hasta el centro de su sexo que aun palpitaba de tanta excitación, y sedienta del néctar de cristina se bebió toda su humedad…

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