Torbellino de amor - Black Moon - 11

Capítulo Once.

Suave y cautelosamente Alejandra recorría los labios de Andy con los suyos tratando de no lastimarla pero saciando la necesidad que Andy despertaba en ella. Cuando se entero del accidente que le había ocurrido, un hueco enorme se había abierto en su interior que no desapareció hasta el momento que vio los intensos ojos miel abrirse ante ella para perderse irremediablemente en sus profundidades. Indefensa ante los sentimientos que ya no se podían ocultar, que al contrario le gritaban que esa joven a quien ahora besaba era ya parte de sí misma sin ella siquiera poder evitarlo; en ese instante Alejandra comprendió que definitivamente no había marcha atrás ya no podía hacer como que eso no le ocurría, la quería, mas que eso la amaba y a pesar de sus circunstancias y de no buscarlo le estaba aconteciendo; se encontraba completamente indefensa ante tales sentimientos. Andy por su parte no sabía si estaba durmiendo y Alejandra era parte de sus sueños, así que se dedico solo a sentir los dulces labios sobre ella, a embriagarse por el perfume fresco y suave de la bella mujer.

Lentamente se separaron del beso, después de degustar los labios cálidos y carnosos de Andy que ahora le miraba con una luz en sus ojos miel que momentos antes no había identificado, Alejandra le sonreía completamente anonadada por lo recién ocurrido.

–De verdad estas aquí... No estoy soñando... Porque te juro que verte es como un sueño– luego entre cerró los ojos  – ¡Eres una alucinación por el golpe en la cabeza verdad! –

Alejandra sonrió alagada y divertida por las graciosas gesticulaciones de Andy –Estoy aquí. No. No estás soñando y confió que el golpe en tu cabecita no te deje secuela– beso la frente de Andy cariñosamente y se enderezo para contemplarla mejor   – ¿Te duele mucho? –

–Solo estoy un poco aturdida, no sé muy bien lo que paso. Recuerdo que en la mañana corría por que se me hacia tarde para llegar a la facultad debido a que mi auto no quiso acompañarme... Cuando de pronto vi una camioneta... Creo... Frente a mí y no pude quitarme y luego desperté rodeada de personas que me hacían preguntas y me aluzaban directo en mis ojos y con un dolor de cabeza que casi me partía en dos. Jajaja te juro que pensé que era un interrogatorio con federales... Hasta que distinguí bien que eran doctores... Aun que te confieso que no sé si hubiera preferido mejor a los federales– dijo buscando hacer sonreír de nuevo a la mujer frente a ella –Me informaron que me habían golpeado con un vehículo y luego me hicieron toda clase de pruebas y me ordenaron que no me durmiera por nada del mundo por las próximas tres horas, estaba a punto de sucumbir cuando escuche tus pasos... Reconocí tu perfume y no sé cómo pero estas aquí... –

–Sol–

– ¿Sol? –

–Mmmhum... Mi amiga ella conducía la camioneta, está en la sala de espera muy angustiada... Se asusto mucho... –

–Huy... Pobre... –

–No fue la única,... Pero me alegra que dentro de todo estés bien– tomo dulcemente la mano de Andy entre las suyas y deposito un beso en ella

Andy vibraba por el contacto de Alejandra sin poder controlarlo –No fue mi intensión, preocuparte, ni asustar a tu amiga, solo fue mi torpeza...–

–Shhit... Estas bien, completa eso es lo importante–

Prosiguió un agradable silencio acompañado de intensas miradas y sonrisas correspondidas, hasta que la curiosidad de Alejandra no pudo ser contenida por más tiempo

– ¿Por qué pensaste que eran federales? –

Las cejas de Andy se elevaron y una sonrisa traviesa cruzo su rostro –No se... yo.... mmm.... este… Te juro que la noche del 25 estaba en mi departamento, tengo testigos... pelusa el gato del vecino me vio–

Alejandra trato de reprimir una carcajada pero no pudo –Confió en tu palabra y segura estoy que tu testigo es de fiar y no mentiría–

Andy observaba complacida la sonrisa que iluminaba el hermoso rostro de Alejandra y como los ojos verde esmeralda centellaban con un brillo particular que realzaban aun mas las bellas facciones de la mujer, satisfecha por hacer reír a la morena se olvido del sordo dolor que había estado sintiendo momentos antes de que ella apareciera.

–Me alegra mucho que estés aquí... Tú siempre me haces muy feliz, con tu presencia logras que todo lo malo que pueda estarme ocurriendo desaparezca–

Las facciones de Alejandra se enternecieron por lo dicho por la joven y se acerco de nuevo para ver más de cerca los ojos miel –Tu a mí también me haces feliz Andy, no tienes idea de cuánto– nerviosa se acerco mas a la chica tendida en la camilla, tan cerca que respiraban el mismo aliento y cuando cerraba sus ojos para besarla nuevamente, una persona en la puerta se aclaraba sonoramente la garganta como un claro anuncio de su presencia, los ojos de ambas se abrieron por la sorpresa, Andy inmóvil de su cuello no alcanzaba a ver bien quienes eran los intrusos, Alejandra por su parte giro su rostro hacia la puerta para encontrarse con tres pares de ojos que les miraban atentos.

Un calor tiño de rojo las mejillas de ambas mujeres y de forma automática Alejandra se colocó rápidamente de pie aun tomada de la mano de Andy a quien miraba de reojo también visiblemente sonrojada, su concentración de nuevo se situó en la rubia mujer que le miraba con una sonrisa burlona y que era acompañada de un oficial de tránsito y del joven doctor, quienes no podían ocultar su clara confusión y morbo por lo que habían presenciado segundos antes

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