Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Solo un suspiro - Mi Respuesta - 10


CAPITULO 10


Pablo: ya era hora de que llegaras – mi hermano miró como mi cuerpo se recostaba en el umbral de la puerta de entrada a la habitación mientras Ricardo me sostenía – Tete? Estas bien? – me dijo mientras se apresuró a sostenerme antes de que el balance se perdiera – por Dios Tete apestas a alcohol!!!! Dime que paso!!! – miró a Ricardo con total indignación –


Me cargó en sus brazos, y delicadamente me llevó hasta la cama, me quito los zapatos y me arropó con cariño mientras iba repitiendo – pero que hiciste hermanita? Que paso? – sentía las manos de mi hermano tratar de calentar mi cuerpo con frotes en mis brazos, yo sabía que estaba tiritando de frío pero solamente lo sabía, no tenía frío ni podía sentir nada, estaba totalmente adormecida por el alcohol. – Yo ya me tengo que ir – le dijo Ricardo, mientras salía de la habitación

Pablo: espera – le dijo mi hermano mientras se separaba de mi para levantarse de la cama – dime que paso?
Ricardo: no lo sé, así la trajeron y como yo la conocía pues la recibí y la traje aquí
Pablo: ¿quién la trajo? – pregunto mi hermano desesperado
Ricardo: una señora, no me dijo su nombre sólo me preguntó si la conocía, yo le dije que si, entonces me dijo que la llevara a su habitación y sin darme cuenta ella desapareció
Pablo: gracias muchacho…te debo algo?
Ricardo: no, no se moleste, es un favor que cualquiera que la conozca lo hubiera hecho
Pablo: gracias – le dio una palmada en el hombro y lo vio partir –

Mi última imagen era aquella figura al verla partir, no me dedico ni una sola mirada, no se digno a esperar por mí, ni nada, ¿cual pudo haber sido mi refugio después de eso?...el alcohol, el maldito alcohol adormecedor de mentes, voluntades y de dolores, eso era el maldito alcohol un endemoniado recurso más para tratar de olvidar. No tengo recuerdos y casi todos son vagos, pero el empezar a llorar en ese estacionamiento fue lo primero, me quede mirando como ese auto se iba y con el mi entendimiento de lo que había pasado, ella me miró, pero no hizo nada; yo sabía que era demasiado absurdo que yo esperara algo, pero no esperaba que el ignorarme doliera más que si me odiara o aborreciera.

No sé en qué momento tomé la decisión de irme a beber a “El diablito”, pero recuerdo bien como llegué, como me senté en “nuestro rincón”, como bebí y bebí y entre lágrimas, todos los de allí parecían amigos o familiares queriendo consolarme o diciéndome que entendían mi situación, todo para sacarme una copa más…fui tonta al irme allí, pero fueron las horas en las que menos pensé…todo es muy borroso y no recuerdo bien como llegué al hotel, pero estaba segura de que alguien me había llevado, tampoco estaba segura si había sido en el auto rentado o en otro auto, vagamente recuerdo una silueta en el asiento del conductor que me decía que ya llegaríamos y que acariciaba mi rostro con compasión, y esa misma silueta borrosa me pedía que no me moviera que no me haría daño,  lo que sí recuerdo es a Ricardo llevándome hasta mi habitación y en susurros en el fondo de mi mente unas frases de recomendación y agradecimiento escuche.

Pablo: hermanita que hiciste? – escuchaba a mi hermano con los ojos cerrados, mientras mi cuerpo no dejaba de temblar pero ahora con mayor intensidad – Dios mujer que paso? – me dijo mientras se echaba a mi costado y me abrazó para darme calor –
Teresa: - ya me sentía menos adormecida y el frío penetrante se metió hasta mi espina – tengo frío Pablo – fue lo único que pude decir mientras mis labios tiritaban –
Pablo: te estoy calentando, vas a estar bien, quizás deba llevarte a un hospital – me dijo cerca del oído –
Teresa: no, un baño, dame un baño – en mi media lengua y con un poco de pensamiento pude decirle –

Sin esperar mucho mi hermano me preparó la tina, y él se encargó de mi como cuando éramos pequeños, no sólo me desvistió y me colocó en esa tina con toda la experiencia de un padre, sino que no se despegó de mi ni un segundo…cuando entré a esa tina sentí el agua fría como un témpano de hielo, pero estaba caliente, sólo que el alcohol aún no me dejaba recuperar mis sentidos, en mi mente no recordaba la última vez que había bebido así, pero mi recuerdo no se demoró en hacerme retomar que la última vez fue precisamente a causa de la misma mujer.

Recosté mi cabeza en el brazo de mi hermano que no me había soltado en ningún momento, y dejé que mi cuerpo luchara con el licor por recuperar el control de mi temperatura, y al cabo no sé de cuanto tiempo, no sólo recuperé mi control pero también mi pensamiento.

Teresa: ya me siento bien Pablo – le dije a mi hermano mientras levantaba mi cabeza de su abrazo –
Pablo: espera traigo la toalla y te llevo a la cama – me dijo mientras se paraba del piso donde había estado sentado abrazado a esa tina –
Teresa: gracias

Me trajo la toalla y elevándome en los aires me llevó cargada hasta la cama otra vez, me dio una bata y así me metió dentro de la cama, como si yo fuera su hija chiquita, me envolvió en los cobertores y se volvió a echar a mi costado y me  envolvió en su abrazo paternal y no me dejó ni un momento.

Pablo: ¿Qué pasó hermanita? – Por fin se atrevió a preguntar después de largos minutos en silencio –
Teresa: ella pasó, la vi Pablo, y sé que ella me vio pero no intento nada, ni hizo nada…no debí haber venido aquí, ella ni se acuerda de mi, vine a recuperar a mi corazón cuando ella seguro que lo botó a la basura el día que me dejó – mi hermano me abrazaba más fuerte mientras me escuchaba –
Pablo: y por eso bebiste?, porque ella no tuvo ningún instinto para contigo?
Teresa: no Pablo, bebí porque perdí a Magnolia por ella, y ahora me doy cuenta que nunca valió la pena semejante sacrificio…perdí a mi Magnolia, el norte en mi vida, sólo me quiero ir de aquí, mañana mismo nos vamos a Perú ok?...creo que me hará bien estar en mi tierra – mi hermano sólo me escuchaba y abrazaba sin decir nada – mi mamá estará a gusto de verme no crees?
Pablo: Tete, dime, hicimos semejante viaje para que ahora nos vayamos sin que hayas aunque sea intentado hablar con ella?
Teresa: Pablo, pero si te estoy diciendo que me ignoró
Pablo: ¿porque crees que te ignoró?
Teresa: No sé, porque no se acuerda de mi o porque no quiere saber nada de mi…yo que sé
Pablo: te lo dijo?
Teresa: no me dijo nada, sólo la vi y cuando iba a decirle hola su novia llegó y me escondí
Pablo: pero mujer hubieras empezado por ahí…no te ignoró se estaba cuidando porque la novia apareció
Teresa: ella me vio y no vi nada en ella hacía mí, incluso le dejé algo que pensé recordaría, pero tampoco vi reacción en ella…esa mujer que vi es fría, es un témpano de hielo, su sonrisa y risa tan suya me engañó, ella no es la mujer que yo una vez amé, ésta es otra, es diferente es,  es muy chilena.
Pablo: ay hermanita, como puedes asumir eso, si ni cruzaste palabra con ella
Teresa: Pablo, porque lo sentí, a esa mujer la conocía mejor que a mi misma, y esa mujer que vi allí no tenía nada…Magno tenía razón, la mujer de la que me enamoré murió porque esa jamás me hubiera dejado.
Pablo: ok hermanita, no diré más, mañana llamaremos a la aerolínea y nos iremos a Perú ok?
Teresa: si hermano es lo mejor, yo ya no tengo nada que hacer aquí
Pablo: puedo decirte una última cosa?
Teresa: dime…
Pablo: no sabes todas las cosas que perdemos por miedo a perder

Mi hermano se acurrucó más a mi espalda, y su abrazo fue más firme, y con esas palabras en mi mente, intenté cerrar los ojos para descansar algo, pero eso no pasó en ese momento, esas palabras resonaban en mi cabeza, pero mi raciocinio me decía que debía irme, que la humillación debía parar, que ya era suficiente de sufrimiento por alguien que no valía la pena, que debía romper esa cadena de dolor, pero la imagen en mi mente de su rostro, de su sonrisa, también me atormentaba, era endemoniadamente hermosa, ese rostro lo recordaba en todos sus detalles desde cuando se recostaba en mi regazo mientras yo leía un libro o ponía su carita triste cuando pedía un beso y yo estaba concentrada en otra cosa…se me hacía tan difícil entender que aquella mujer haya desaparecido.

Sus manos rodeaban mi cintura, siendo ella más alta que yo, estaba en ventaja…sus labios se acomodaron para rozar mi oreja y susurrar – tu piel no ha cambiado de sabor – me dijo mientras sus labios se enterraron a besos en mi cuello…sus labios acariciaban mi piel mientras sus manos no soltaban mi cintura, la suavidad de esa boca no había cambiado nada, seguía acariciando con perfección todos mis sentidos…su sonrisa acompaño a su rostro cuando me miró de frente y yo sonriendo de vuelta, sólo quise acercarme a sus labios, los juntamos perfectos, el roce necesario de caricia, la cantidad necesaria de pasión, un jalón delicado le di a su labio inferior que logró que sus manos se aferraran más a mí, todo era como antes, mi cuerpo seguía vibrando a su tacto y besos…con pasitos cortos nos fuimos acercando a la cama mientras nuestros labios y bocas seguían entregándose todos los detalles de cómo habíamos llegado a ese momento, su mano ya no estaba presa por la indecisión y apretándome de una nalga me levantó en peso y con una sonrisa me cargó para acomodarme en la cama…ella estaba dominando toda la situación y aunque no estaba acostumbrada a que ella fuera la iniciadora, esa nueva faceta suya me encantaba…entre sonrisas fue despacio abriendo mi blusa, botón a botón iba besando el lugar que ya no ocupaba la tela de esa prenda, yo me sentía en el cielo, y acariciando su cabello le daba a entender que lo que hacía, era perfecto, su tacto y besos, eran perfectos, y mientras más iba rodando hacia el sur de mi cuerpo, más temblaba mi ser, me estaba entregando otra vez, pero lo que más deseaba era volverla a besar, quería esos labios que tanto había extrañado, quería esos besos que todavía sentía tan míos…dejándola saber que era su boca la que deseaba, ella apresurada subió al encuentro de mis labios, y besando con ternura, sentí sus labios quemar otra vez, su lengua mojar mi boca con la dulzura de su saliva, y con cada encuentro de nuestras lenguas, mi vientre llenarse del deseo que sólo ella podía provocar –Tete despierta!! – mis manos no dejaban de sentirla toda mientras iban despojándola de su camiseta para apoderarme de la piel de su espalda – TETE!!! DESPIERTA!!!.

Mis ojos se abrieron de par en par, y el sol que entraba por el ventanal, quemaba mi visión, con un salto de susto me levante de la cama, busqué a mi hermano con la mirada, porque lo único que quería hacer era matarlo – te voy a matar Pablo!!!...ayyyyy mi cabeza – me sostuve con las dos manos mi cabeza porque el dolor era increíble, me senté al borde la cama y no pude hallar a mi hermano y es que hasta voltear mi cabeza causaba un tremendo dolor…trate de sostener más mi cabeza, pero no podía, dolía demasiado así que la bajé hasta casi tocar mis rodillas…- toma, esto te va a ayudar – me dijo mi hermano mientras veía una pastilla en su palma que puso hasta donde estaba mi cabeza.

Teresa: que es esto? – le dije tomando la pastilla de su palma y levantando la cabeza para verlo –
Pablo: una aspirina, toma – me dijo mientras me daba el vaso con agua y se alejaba de mi –
Teresa: gracias – tomé la pastilla con el agua y me tiré de espaldas a la cama – me duele demasiado, me voy a meter a la cama y no me voy a mover de aquí hasta que este dolor pase
Pablo: no puedes, ya van a ser las 11 tienes que irte si la quieres alcanzar antes de que entre a trabajar – escuche todo lo que mi hermano dijo pero no podía entender nada –
Teresa: alcanzar a quien Pablo de que hablas? – cerré los ojos y con la almohada me tape la cara –
Pablo: a Ángela tarada, parece que el alcohol no solo te emborracho pero te mato las neuronas
Teresa: A ÁNGELA!!!! – tiré la almohada por los aires – estas tu loco Pablo?, te dije que ya había terminado con aquello
Pablo: y yo te dije que no habíamos venido hasta aquí para que ni siquiera cruzaras palabra con ella, así que báñate, vístete y apúrate que hoy entra a las 12 a trabajar, la tienes que alcanzar antes – me dijo mi hermano, mientras me tiraba la almohada a mi rostro –
Teresa: no Pablo – me senté en la cama – auu duele demasiado, no Pablo Ángela se acabó, no voy a buscarla, es mejo así, ella está feliz con su novia, mujer, esposa, lo que sea, y yo tengo que de alguna forma luchar por Magnolia intentar recuperarla – me sostenía la cabeza y cerré los ojos para no pensar en el dolor –
Pablo: - sus manos me agarraron de los hombros, y poniéndose a mi nivel me hizo abrir los ojos para verle – Tete, escúchame por favor…ayer, ayer te vi como hace mucho no te veía, el dolor salía por tus poros, pero también vi, como el amor se desgarraba, ayer vi a la Tete que pensé ya no existía, ayer te vi ser tan TU…Tete habla con ella, recupera lo que tengas que recuperar y pierde lo que tengas que perder, nos acostumbramos tanto a esta Tete que olvidamos la de ayer, la que vivía con las ganas a flor de piel, la que lloraba con el alma, la que entregaba la vida por lo que quería, la Tete que vivía y no sólo dejaba pasar la vida por enfrente…si Ángela logró sacar eso de ti con sólo una mirada imagina lo que lograrás si te encuentras con ella...hazlo….te lo dije ayer, no sabes de las cosas que te pierdes por miedo a perder.

Mi hermano se paró de mi lado y yo quedé allí con la vista distante al gran ventanal del que se podía ver como el sol casi de medio día iluminaba los edificios de aquella ciudad, la cabeza se me partía pero aún así sabía que lo que mi hermano hablaba era nada más que verdad, estaba casi segura que ver a Ángela seria perder y perder, pero que más tenía que perder si lo único que temía perder ya lo había perdido, mi Magnolia.

Me alisté en minutos, esta vez no fue como aquella vez en Iquique, esta vez no me preocupe de verme bien, no me importaba estar agradable para ella, mi objetivo no era gustarle, lo que quería era finalizar la perdida, igual sabía que la Ángela que yo había guardado con tanto celo en mi recuerdo y que había mantenido intacta como aquella muchacha de sonrisa hermosa y ojos verdes encantadores, ya no quedaba nada, hasta el color de sus ojos había cambiado, de ser esmeraldas ahora eran casi color aceituna, e incluso más oscuros, Magnolia tenía toda la razón había guardado en mi recuerdo a la Ángela de quien me enamore y no de la Ángela que fue cruel.

Faltaba un poco más de 20 minutos para las 12 y allí estaba yo, en ese mismo estacionamiento del día anterior, pero ahora me acompañaba una resaca tremenda, quien haya sido quien me llevo anoche al hotel, me había hecho el favor de no llevarse el auto…ahora sólo quedaba esperar…y esperé, vi su auto llegar y con el poco pensamiento que me quedaba sobrio, bajé del carro y camine hasta su lugar de estacionamiento, y seguí esperando; en esa espera mi corazón me traicionaba, latía a mil por hora, y la boca se puso aún más seca, temblaban mis manos y aunque le eché la culpa al alcohol sabía muy bien que eran los nervios, me temblaba todo en realidad, pero con lo poco de cordura y lo poco de ebriedad que aún quedaba en mi ser decidí adormecer mis nervios y demostrar toda la soltura e indiferencia posible.

Miré todos sus movimientos, medité las palabras que le diría, pero el sol, la resaca, no me dejaban pensar con claridad, tenía que ser convincente de mi indiferencia pero tenía la mente aún demasiado borracha, así que dejé de ensayar y esperé que no saliera una estupidez…vi abrir la puerta, y a ella salir con el bolso en la mano, no sé cómo, pero de algún sitio me salió la valentía de acercarme a ella y tomando su mano la quise ayudar a salir del auto.

Ángela: tu – sus ojos se abrieron de par en par e inmediatamente soltó mi mano – tu tu, que haces a a aquí?
Teresa: Hola Ángela, se saluda primero – le dije mientras le volvía a extender mi mano para que salga del auto –
Ángela: Ho hohola – su voz temblaba y yo no entendía el porqué – disculpa hola Teresa, disculpa la grosería, es que tu aquí – tomó mi mano y yo me perdí en la suavidad de esa piel – no esperaba
Teresa: lo sé, ha pasado tiempo – la ayude a salir y cerré a puerta de su auto después de ella –
Ángela: si bastante – me miraba y no se movía del costado de su auto –
Teresa: - me vi reflejada en sus ojos y por poco pierdo la compostura – pues nada, me gustaría hablar contigo, si se puede claro, y esteee…puedes soltar mi mano? – rápido soltó mi mano y se sonrojó –
Ángela: si claro perdón, no me fije – su rostro se ponía aún más rojo –
Teresa: no te preocupes, entonces qué me dices?
Ángela: acerca de qué? – su mirada no me dejaba, me miraba directo a los ojos y eso me ponía más nerviosa –
Teresa: de que me gustaría hablar contigo? – me miró con duda y su rostro se ponía aún más rojo –
Ángela: de que? – estaba a punto de perder mi cordura y control porque todo ya empezaba a temblarme –
Teresa: tienes razón no hay nada que hablar…te ves bien, cuídate adiós – le di un beso en la mejilla y me di media vuelta esperando que ella me dijera algo pero ya estaba llegando a mi auto y ella no dijo nada –

No volteé, no miré, mi corazón estaba como loco, golpeando mi pecho, como diciéndome ve tras ella dile que quieres hablar con ella, pero mi mente ganaba, mi corazón en esto no tenía nada que ver, abrí la puerta del auto y subiendo a éste decidí encenderlo, me puse las gafas oscuras y me decidí a partir de allí, puse reversa y sin mirar atrás, empecé el retroceso, mientras mi mente procesaba que fui demasiado ingenua al pensar que Ángela dejaría de lado su orgullo y compostura para venir detrás de mí, fui tan tonta pensaba cuando de pronto mirando por el retrovisor tuve que frenar de golpe…era ella en mi vista.

Se cruzó por detrás y yo no la vi…salí rápido del auto y corrí hasta donde ella quedó parada, la tomé de la mano y me llene de la suavidad de ésta otra vez, apreté los ojos y recupere mi control – estas bien? – le dije mientras ella no me quitaba la vista de encima – Ángela estas bien? – le volví a repetir, pero no hubo respuesta y supuse que estaba en shock…estuve a punto de arrollarla era lógico…me quité las gafas y tomando su rostro con mis dos manos lo dirigí para que fijara la vista en mi – Ángela me puedes responder? Estas bien? – sus ojos se llenaron de destellos verdes, el sol iluminaba justo su mirada, y yo también quede pasmada, podría jurar que fue una eternidad ese momento, pero según el reloj fueron segundos, segundos en los que quedamos enganchadas por nuestras miradas y en los que desee apoderarme de esos labios que miraba y miraba…me acerqué muy lentamente y hasta empecé a cerrar mis ojos cuando un – Dra. Fusaro!!! Dra. Fursaro!!! – me sacó de mi trance y el de ella.
Me alejé de ella y le solté el rostro y a su encuentro llegó un hombre que la cogió por los hombros.

Hombre: Doctora está bien? – el hombre la miraba atenta y ella solo sacudía la cabeza –
Ángela: si si, estoy bien Francisco, gracias
Hombre: Doctora esa señorita casi la arrolla – le dijo dirigiendo su dedo inquisidor hacía mi –
Teresa: - escuche todo y tenía que defenderme – disculpe señor pero yo no la quise arrollar, yo iba sacando mi auto, y ella se me cruzó, ella debió fijarse mejor
Francisco: y quien es usted, este estacionamiento es privado, la puedo acusar de estacionamiento ilegal, usted casi arrolla a la doctora – me lo dijo con un tono de enojo y con una mirada de rabia, y ahí entendí que aquel hombre tenía un cariño especial por Ángela –
Teresa: mire, a la doctora no le paso nada, así que no hay nada de que lamentarse, yo me  retiro – volteé y dirigí mi mirada a Ángela – disculpe doctora me fijare mejor en futuras situaciones – me volteé y camine de regreso a mi auto cuando siento que tocan mi hombro, y casi por instinto pensé que sería el hombre y volteé con mi cara de rabia pero era ella quien estaba detrás de mí –
Ángela: salgo a las 8, puedes venir a esa hora y podemos ir a tomar un café o cenar – mi calma y control, desapareció, me empezó a temblar todo, y un frío me lleno el cuerpo – estas temblando estas bien?
Teresa: si si, recién me llega la impresión del incidente, a las ocho, ok, nos vemos – me acerqué a su mejilla y le di un beso y con total sorpresa ella me devolvió el beso en la otra mejilla –
Ángela: hasta las ocho entonces, chau Teresa, tu también te ves bien

No respondí, sólo me di vuelta y me metí de vuelta al auto que dejé encendido, miré por el retrovisor y la vi irse acompañada por ese hombre, cuando tomé la palanca para hacer el cambio, toda la compostura que me quedaba se esfumo, las manos me temblaban tanto que no podía agarrar ni el timón, mi corazón ya no parecía uno sino cientos latiendo al mismo tiempo, el frío me petrificaba y hasta la vista se me nublaba, yo seguía pensando que era resaca, la borrachera, y es que temía aceptar que Ángela todavía causara semejante efecto en mi.

Teresa: Aló!!, Diana se escucha fatal…Diana me escuchas?? – la interferencia era demasiada que a las justas se escuchaba la voz al otro lado –
Diana: si si, pero te escucho muy mal…que pasa Tete?
Teresa: como que, qué pasa?, prometiste llamarme, decirme de Magnolia y nada…no es que tuviera otro numero de celular, que está pasando Diana? – mi voz de duda era verídica –
Diana: nada Tete, que va a estar pasando?, Magnolia está bien, ya regreso a trabajar, y esta súper – me dijo con una alegría sospechosa –
Teresa: la has ido a ver o como sabes tú?
Diana: si, o sea digo he ido a su casa, por las mañanas – su voz era extraña y era difícil de creer –
Teresa: Diana que pasa?
Diana: nada, todo bien, yo te llamo de vuelta si?, se escucha fatal – agudicé mi oído y de pronto escuche una voz de mujer –
Teresa: Diana…Magnolia está ahí?...quiero hablar con ella por favor dile que quiero hablar con ella, que necesito hablar con ella – escuche a Diana hablar por detrás del teléfono pero no distinguía que decía –
Diana: no, Tete no es Magnolia, estoy ocupada mujer tu me entiendes no?
Teresa: estas con alguien?....ahh perdón, te llamo después entonces
Diana: si mujer, gracias…digo chau…cuídate bye

Mi mente estaba distraída, aquella conversación con Diana, no sólo no me convencía pero me parecía de lo más extraño, tenía un presentimiento negativo en mí, pero no sabía que era, no entendí al menos, me senté en la cama y vi como mi hermano se carcajeaba, mientras hablaba por skype con su hijo y Alejandra, su alegría me provocó una sonrisa cómplice pero el sentir, ese presentimiento no lo podía dominar y me estaba desgastando, eran las cinco aún, y yo sólo esperaba que Diana devolviera la llamada, necesitaba hablar con Magnolia, escuchar su voz…tenía que estar segura que ir con Ángela era lo que debía hacer, y para eso necesitaba escuchar a Magnolia…me había prometido que si hablando con Magnolia y sentía duda, sería suficiente para no ir donde Ángela y regresar a recuperar a mi mujer…pero esa llamada no se daba, así que no quise esperar más y le marque de frente a Magnolia, la llame más de 10 veces y deje unos 5 mensajes, pero no hubo respuesta, no me devolvió la llamada y cuando intente con Diana esta ya ni el celular lo tenía prendido…mi presentimiento crecía en mi vientre y no sabía qué hacer.

Teresa: no voy a ir – hablé sin dirección mientras miraba por el ventanal, las luces de la ciudad –
Pablo: de que hablas Tete…tienes que ir, ya es lo último mujer después de esto nos vamos, vale?...no te quedes frente a la puerta sin entrar a la casa si? – mi hermano me tocó el hombro y me miró con ternura –
Teresa: tengo un presentimiento – levanté la vista y lo mire fijo –
Pablo: obvio, es un presentimiento de que algo va a suceder, y lo que vaya a suceder con Ángela si lo miramos realísticamente no creo que sea bueno, pero si beneficioso, así que no seas tonta y déjate de decir que no vas a ir y más bien cámbiate que ya se te hace tarde, y yo te llevare
Teresa: que cosa? Como niña chiquita?
Pablo: digamos que estoy tomando mis precauciones por si es que las cosas no salen ni beneficiosas, es mejor que no estés en el auto y más bien me llamas para recogerte si?
Teresa: ay hermano, como digas – me moví del ventanal y me fui a cambiar –

Estaba muy nerviosa, no sabía exactamente la razón,  pero el presentimiento me estaba carcomiendo el estómago, miraba de reojo a mi hermano y trataba de que su tranquilidad se me transmitiera, pero por más que quisiera eso no sucedía, mis nervios iban en aumento y mi presentimiento se hacía cada vez más grande, frotaba mis manos entre si y me mordía el labio, mi señal típica de nervios, mi hermano me miraba de reojo y se sonreía al verme…mi careta y mi expresión eran demasiado graciosas, pero no había nada de gracioso en lo que sentía por dentro…en esos momentos deseaba la cordura más cuerda, porque sabía que ese encuentro nada de cuerdo tenía.

Pablo: ya mujer bájate – miré a mi hermano con reproche –
Teresa: no me vas a dejar sola esperando, espera al menos que ella salga no?
Pablo: no Tete, tengo que llamar a Ale y también hablar con mi hijo – me quede viéndolo fijo – que me miras?, es cierto
Teresa: ok Pablo déjame sola aquí, con frío y esperando no se cuanto tiempo
Pablo: te dijo a las ocho no?...es 10 para las ocho así que no es mucho ahora bájate, que quede con Ale a las 8 – mi cara de indignación no tenía comparación –
Teresa: gracias buen hermano
Pablo: - me miró y me sonrió – me llamas para recogerte – lo miré con enojo y me bajé del auto – cuidate hermanita, chau
Teresa: chau – ni bien se lo dije el marcho –
Me quede unos segundos allí parada sin entender el apuro de mi hermano de partir, pero gracias a todo su apuro había olvidado un poco mi nerviosismo, las manos ya no me sudaban tanto, pero lo que ahora se empezaba a impacientar era mi latir, mi corazón empezó con sus latidos acelerados que hasta podía sentir su galopeo cerca de mis oídos…camine buscando el auto de Ángela y lo encontré estacionado en el mismo lugar que en la mañana y que el día anterior, me apoyé en la puerta del asiento del copiloto y esperé que ella saliera.

Extendí las manos y me di cuenta que estaba temblando, era de noche pero no hacía tanto frio como para tiritar, traté de esconder ese temblor y metí las manos dentro de la chaqueta, miré hacia el frente y de pronto la vi salir desde la oscuridad de la noche, estaba tan linda, con ese caminar tan peculiar y la sonrisa que nunca le faltaba, aquel mechón de cabello que le caía sobre la frente…decidí no moverme y esperarla exactamente donde estaba…agaché la cabeza y escuche sus pasos cuando se acercaba.

Teresa: Hola – la miré desde mi lugar y ella parada al pie del auto –
Ángela: - me sonrió nerviosa y yo compartí su sonrisa – hola esta haciendo frío entra al auto – me dijo mientras sentía como el seguro de la puerta saltaba de su lugar –
Teresa: - le di vuelta al auto y me apresuré a llegar a su puerta y abriéndola la esperé – adelante señorita – le dije con una gran sonrisa –
Ángela: gracias
Teresa: - esperé que entrara para regresar a mi lugar y me senté en mi asiento – y bueno a donde vamos? – la miré mientras ella encendía el auto –
Ángela: la verdad no sé, se te ocurre algo? – ella también estaba nerviosa su mano en las llaves también temblaba –
Teresa: lo mas cerca es bellavista y el único restaurante que hay por ahí…es pues…no sé quizás no quieras ir – la miré con duda no esperando su respuesta, mientras mordía mi labio –
Ángela: “Como agua para Chocolate”….yo también lo sé – me miró atenta – vamos entonces
Teresa: de acuerdo vamos – le dije mientras escondía mis manos nerviosas entre mis piernas y tomaba aire para tratar de controlar el galope de mi corazón –

El auto se encendió y empezamos a movernos…hubo silencio durante el trayecto, de reojo miraba todos sus movimientos, llevaba un anillo delgado en el dedo adecuado de su mano izquierda…mis manos seguían sudorosas así que las junte aún más entre mis piernas, ella vio esto y sonrió.

Teresa: - giré mi rostro y sonriendo le dije – porque te ries?
Ángela: - con la mirada fija al frente me dijo – es que recordé lo friolenta que eras, bueno parece que lo sigues siendo
Teresa: si, no ha cambiado eso
Ángela: y otras cosas si han cambiado?
Teresa: muchas…como tu supongo…seguro muchas cosas en tu vida han cambiado no?
Ángela: es cierto….esteee…tu estas en una relación?
Teresa: si, vivo con ella desde hace dos meses – sabía que Magnolia ya no era mi mujer, pero no quería revelar que no era así – se llama Magnolia y es mi vida.
Ángela: - se quedo en silencio unos segundos, hizo un gesto con el labio que no pude reconocer – que bueno, yo tengo una relación estable desde hace mucho
Teresa: si lo sé, Daniela, desde hace un año no?...viven juntas
Ángela: como lo sabes?
Teresa: simplemente lo sé…
Ángela: me viste ayer con ella
Teresa: si te vi….pero lo sabía desde hace mucho, siempre supe que me habías dejado por ella, así que era lógico
Ángela: eso no es tan así como… - su voz se lleno de nostalgia –
Teresa: está bien Ángela, yo no deseo hablar del pasado si? – la miré fijo pero no compartió mi mirar –
Ángela: tienes razón – asintió con la cabeza sin mirarme – llegamos…estás segura que este lugar está bien?
Teresa: por mi está bien…si quieres ir a otro lugar también está bien
Ángela: - me miró cómplice y sonrió – vamos baja o te quedaras en el auto – le sonreí y junto con ella bajamos del auto –

Mientras caminábamos hacia la entrada, los recuerdos volvieron a golpear mi mente, la última vez que había estado en este lugar ella y yo íbamos de la mano, y las miradas cómplices de dos amantes era lo que dominaba, ahora no sólo caminábamos separadas, sino que no había ni una sola mirada, yo miraba al frente y ella al piso, todo era tan distinto aunque pareciera algo parecido, pero ya nada era igual…entramos a aquel lugar que era tan conocido para nosotras, y me sonreí cuando vi aquella mesa llena de pétalos que era una cama, y me sonreí aún más cuando vi aquella pileta en el centro del lugar, esa pileta llevaba demasiada historia nuestra que no me atrevía a dar ningún comentario…nos sentamos en una mesa lo más alejada a todo lo que para mí tenía significado y muy calmada le jale la silla para que se sentara y luego me senté  frente de ella.

Teresa: no ha cambiado nada, casi todo está igual, quizás esas paredes de otro color, pero en general todo está igual – la miré mientras me colocaba la servilleta en el regazo –
Ángela: si, hace mucho que no vengo, después de…bueno desde cuando estábamos juntas quizás vine sólo un par de veces, a Daniela no le gusto mucho, lo encuentra demasiado cursi, romántico no sé – me miró intensamente como esperando que replicara –
Teresa: tiene razón es un lugar demasiado cursi, desde el nombre…como yo, tan cursi soy que me sigue encantando, si vengo de paseo a Santiago con Magno, este será el primer lugar que la traeré – su mirada dejó de enfocarse en mi y ya no le quedó más que replicar –
Ángela: hasta el menú sigue igual – se sonrió mientras leía la carta – parece que hubiera regresado en el tiempo – levantó la vista y me observó leer –
Teresa: - le correspondí la mirada y le sonreí, escondí mi mano sudorosa, para hablar – no sé, se me ocurrió algo…quieres participar de mi locura? – levanté mi ceja esperando respuesta –
Ángela: jajaja que dices lesita – me miró y se quedó pensando y después de segundos me dijo – ok participo
Teresa: pues bien, yo ordenaré tu comida…para ver si aun recuerdo tus gustos, y tu lo harás por mi, de acuerdo, creo que será divertido – mi sonrisa era divertida y sus ojos me decían que la idea le agradaba –
Ángela: - me miró complacida y sonriente y sólo asintió – si, será divertido

Nos quedamos unos momentos en silencio observando aquella carta, yo leía  con detenimiento cada plato, y cada sabor conocido, ese sitio era especial para nosotras y no era para nada desconocido, casi todos los platos que ofrecía en aquella carta habían sido degustados en las innumerable veces que habíamos visitado ese restaurante, y al leer otra vez aquellos nombres yo pude recordar exactamente cuáles eran sus favoritos y porque…a diferencia de aquella primera vez cenando juntas en Iquique, esta vez, yo conocía y recordaba bien todos los gustos de Ángela.

Mozo: Buenas noches, las señoritas están listas para ordenar? – nos dijo el muchacho muy complaciente –
Teresa: si por favor..uhmm Ángela te apetece un aperitivo, un piqueo?
Ángela: me parece muy bien
Teresa: perfecto entonces…me traes un “suspiro de amor” entonces, deseas ensalada? – la miré atenta –
Ángela: sabes que si – me sonrió acomodándose el cabello –
Teresa: ok entonces me traes una “ensalada atrevida” y de plato de fondo un “tu y yo” bien cocido – me miraba sonriente mientras le acertaba a su comida aún favorita –
Mozo: y para usted?
Teresa: ella ordenara por mi – le dije sonriendo mientras señalaba a Ángela –
Ángela: si, ensalada?
Teresa: claro que si – asentí, mientras ella sonreía –
Ángela: pues bien, le traes a la señorita una “ensalada seducción” y de plato de fondo un “filete de vigor y pasión” termino medio por favor – la miré y sonreí agraciadamente, aquellos eran mis platos favoritos –
Mozo: perfecto entonces, enseguida les traigo sus órdenes..ohh perdón y que desean para beber?
Teresa:  - levanté mi vista y miré al mozo sonriente - para mi vino tinto y para ella un pisco sour
Mozo: perfecto – Ángela reía en silencio mientras miraba al mozo partir –
Teresa: de que te sonríes tan amena? – le pregunte gustosa –
Ángela: del pisco sour…no sé si lo recuerdes, pero yo sí recuerdo aquel tour del pisco al que me trajiste aquí mismo…y como quedamos – la miré con una gran sonrisa y asentí –
Teresa: cómo olvidar, quería probarte que el pisco peruano era el verdadero y además era la celebración de nuestro primer mes juntas…y fue allí en esa misma mesa – levante el brazo y señale la mesa que era una cama – terminamos tan ebrias que nos metimos a la pileta – me reí con nostalgia –
Ángela: si, que vergüenza – escondió su rostro entre sus manos –
Teresa: es que en ese tiempo no nos importaba nada, no sentimos ni una pizca de vergüenza, y lo disfrutábamos hasta de las cosas penosas muchísimo – la sonrisa y la risa se le acabó, y su rostro se oscureció con mis palabras –
Ángela: - se acomodó en la silla y me miró – has ordenado perfecto por mí – me dijo tratando de bajar la tención que se apodero del ambiente – veo que no has olvidado mis gustos ni siquiera como me gusta la carne
Teresa: y yo con sorpresa reconozco que tu también lo has hecho bien – nos colocaron las bebidas y la miré como invitándola a tomar su copa – un brindis? por no sé que aun recuerdas mis gustos…y supongo que por el reencuentro no?
Ángela: salud – levanto su copa y yo la mía y mirándonos fijo como era nuestra costumbre nos dijimos salud –

Y con ese salud!, mis nervios se disiparon, y fue el primer momento de la noche donde sentí que nos habíamos relajado por fin, ya no se sentía esa tensión del principio, así que empezamos inevitablemente a recordar, y eso fue todo lo que hicimos, recordar, ninguna quiso utilizar ese tiempo juntas para hablar de la vida que separadas habíamos llevado, ni tampoco yo quise regresar a aquel día en el que ella me dejó, ni mucho menos en preguntar  ¿ qué demonios estaba haciendo allí?, simplemente no quería arruinar el momento…recordamos las mil y una anécdotas en aquel restaurante siempre evitando recordar o mencionar las escapadas románticas al baño para comernos a besos y los toques sensuales debajo de la mesa…pero en nuestras miradas lo decían cuando traíamos algún recuerdo sobre la mesa, el silencio callaba pero nuestras miradas hablaban de aquellos momentos que también eran recuerdos, se escondían de las palabras que no querían mencionarse pero allí estaban sin olvidarse…la noche fue ligera, y a pesar de los nervios primeros, cuando llegamos al plato de fondo ya casi todo eran sonrisas cómplices, fue una cena como no había tenido en mucho tiempo, y la compañía no decepcionó.

Ángela: ok ok, te acuerdas cuando aquel mozo confundió toda la orden?...y tu de buena gente te comiste esos camotes que tanto detestabas?...no podía creer que fueras tan linda, no querías hacer problema ni que le llamaran la atención, hasta dejamos buena propina – me miró llevándose el último bocado a la boca –
Teresa: soy linda, siempre lo he sido y sabía lo que es ser mesera, sabía que le llamarían la atención y que tendría que pagar el plato por eso no quise hacer problema, y aún detesto los camotes – me lancé en una risotada que contagió a Ángela –
Mozo: listas para ordenar los postres? – nos dijo el mozo poniéndose casi a la altura de nuestras miradas –
Teresa: yo quiero…
Ángela: - me sostuvo de la mano para evitar que ordenara quedándome helada al sentir su toque – espera yo ordeno si? – mi cara de espanto lo decía todo pero ella parecía no haberse dado cuenta –
Teresa: si claro – la miré y bajé la mirada para ver su mano sobre la mía y allí ella se dio cuenta y la soltó de golpe –
Ángela: lo siento no me di cuenta – mi corazón que había estado quieto y tranquilo otra vez, empezó a galopar sin control –
Teresa: esta bien, ordena el mozo esta esperando – le dije haciéndole una seña –
Ángela: ahh si claro, para la señorita le trae un “pechito moreno” y para mí un “entre blancos y negros”
Mozo: perfecto, enseguida se los traigo – ambas seguimos al mozo con la mirada para luego sonreírnos otra vez –
Teresa: aún recuerdas que me gusta la lúcuma – la miré complacida, tratando de controlar mi corazón latente –
Ángela: claro…sé que ese postre te fascinaba por eso…por la lúcuma que lleva, tu sabor preferido.
Teresa: y yo no he olvidado que el pistacho es el tuyo – la miré y sonreí –

Nos trajeron los postres y en segundos, quizás en minutos esos postres fueron degustados, no comí de prisa, porque me dedique a mirar como Ángela degustaba aquel postre de chocolate blanco y negro, como saboreaba el mus de chocolate de su cucharilla y como hasta cerraba los ojos para sentir la textura de ese dulce en su boca, había casi olvidado que aquella mujer era la muestra ideal de lo que se llamaba “disfrutar la comida”, todo su cuerpo demostraba el disfrute que sentía al saborear, y eso logró sonrojarme y aún más al recordar su carita cuando saboreaba otros sabores.

Ángela: estas bien?...te pusiste rojita – me miraba divertida –
Teresa: si todo bien, el vino ya se me subió creo – agaché la mirada para esconder mi avergonzar –
Ángela: riquísimo, tal y como recordaba su sabor, que tal el tuyo? – me dijo señalando al postre que a las justas había probado –
Teresa: bien, muy rico, pero es suficiente para mi…ya es tarde seguro tu novia se debe estar preguntando donde andas – su mirada se agachó en la mesa –
Ángela: ella sabe que vendría a cenar con una amiga – me miró dejando de lado su cucharilla –
Teresa: somos amigas entonces…- la miré fijo esperando una afirmación –
Ángela: pediré la cuenta ok? – se levantó de su asiento y no dio respuesta –

El silencio incomodo otra vez nos inundaba, desde que salimos del restaurante no habíamos vuelto a cruzar palabra más que ella para ofrecerme llevarme al hotel y yo para agradecer la gentileza, pero después de esas 4 o 5 palabras no se había vuelto a decir nada más…miraba por la ventana la ciudad oscurecida y tenía dentro de mi esas ganas increíbles de decirle tantas cosas…tantas cosas guardadas de aquel día fatídico, y de su vida, quería saber si era feliz, si me había extrañado, si aún quedaba algo, pero obviamente mi cobardía estaba presente, y no quise decir nada, aunque lo necesitaba…miré de reojo su apacible silueta y otra vez volví a recordar esos viajes juntas al campo, donde mi mano no soltaba su mano mientras manejaba o como le daba besos furtivos en su cuello mientras manejaba, o aquellas caricias en su espalda que le causaban cosquillas…todo regresaba y es que con ella al lado era inevitable no regresar a esos detalles y momentos, pero todo ese recordar se acabó cuando se estaciono frente a la puerta del hotel.

Ángela: llegamos – me miró apacible –
Teresa: pues si, es mejor que baje de inmediato tienes que regresar donde tu novia – jalé la manija de la puerta y abrí la puerta –
Ángela: espera – su grito me hizo detener y cerré la puerta de nuevo –
Teresa: que pasa?
Ángela: la pase bien, me divertí recordando, pero estoy segura que por eso no fuiste a buscarme – la mire atenta y asentí con la cabeza –
Teresa: tienes razón, no fue para llevarte a cenar que te busqué…quiero hablar contigo de algo, pero presiento que necesitare el valor del alcohol para hacerlo – me sonreí cuando se lo dije –
Ángela: borrachita….- me devolvió la sonrisa y nos miramos fijamente –
Ángela y Teresa: “EL DIABLITO”!!!! – las dos gritamos al unisonó para después echarnos a reír –
Teresa: me encanta ese lugar
Ángela: a mí también, no he ido ahí desde….hace mucho – guardó una pausa al mencionarlo –
Teresa: ¿no vas allí con tu novia?
Ángela: es algo lejos de casa, preferimos algo más cerca para no tener que manejar
Teresa: claro, lo entiendo…..entonces?
Ángela: entonces ¿qué?
Teresa: entonces ya que no lo has pasado tan mal conmigo, te puedo invitar un trago allí mañana y hablamos de lo que no me atrevo ahora? – la miré con ternura –
Ángela: no sé, Tete, que le voy a decir a Dani, no sé…
Teresa: hazlo por los viejos tiempos ¿sí?
Ángela: - lo meditó un momento – está bien, pero sólo una copa, ¿ok?
Teresa: perfecto…entonces mañana te espero a la salida del trabajo ¿vale?
Ángela: si está bien
Teresa: ok entonces – volví a jalar la manija de la puerta – chau Ángela – y me fui parando del asiento para luego sentarme y voltear a verla, y sin pensarlo me acerqué para darle un beso inocente, que por confusión termino muy cerca de la comisura de sus labios – lo siento
Ángela: está bien – me dijo sonrojada –
Teresa: la costumbre – me sonreí –
Ángela: como la canción no?
Teresa: “y no sabemos si besarnos en la cara o en los labios”….si como la canción – me sonreí y me bajé del auto, cerré la puerta y desde la ventanilla le dije – la pasé muy bien, nos vemos mañana Ángela
Ángela: nos vemos – me alejé de la ventana y quedando ahí parada la vi partir, y viéndola irse me encontré con la sorpresa de que ella me dedicó una última mirada, la que yo correspondí con un adiós de mi mano –

Me quede allí parada viendo como el auto se perdía entre las luces de otros autos, y sin pensarlo puse mis dedos en mis labios, para tocar la sensación que aún estaba presente sobre mis labios…la había besado tan cerca de su boca que pude oler aliento y sentir su piel tan suave y tersa que no pude evitar sentir nostalgia de sus besos, aquellos besos que me llevaron a la locura y que me elevaron sobre el cielo, ahora sólo un vestigio quedaba pero aún así ese vestigio me admiró…cuando perdí de vista al auto me dispuse a entrar y en el camino me encontré con Ricardo que fumaba su cigarro.

Teresa: hola Ricardo… ¿cómo estás? – lo miré y sin pensarlo me acerqué a su mejilla para besarlo –
Ricardo: pensé que ni recordarías mi nombre – me miró sacándose el cigarro de la boca para besarme de vuelta –
Teresa: cómo olvidar, fuiste mi conciencia en una noche de insomnio…eso es Inolvidable – le dije con una gran sonrisa –
Ricardo: que bueno…me agrada ser la conciencia de alguien, pero después de anoche pensé que estarías con la conciencia adormecida o aún borracha jejejeje – me dijo agraciado –
Teresa: ¿anoche?...verdad que tú me llevaste a mi habitación 
Ricardo: - le dio otra piteada a su cigarro y luego contesto – si, ella te dejo, me pidió que te ayudara y yo sólo te llevé a tu habitación
Teresa: ¿quién es ella Ricardo?... ¿quién me trajo del bar lo sabes?
Ricardo: no sé su nombre ni me dejó averiguarlo, pero es ella – se quitó el cigarro de la boca y con él en los dedos señaló el horizonte de luces artificiales –
Teresa: - lo miré dubitativa sin entender lo que decía – ¿ella quién? ¿A quién te refieres?
Ricardo: la misma mujer que te vino a dejar al hotel ahora, fue en el mismo auto incluso, estoy seguro que era ella porque la vi bien cuando me dio las llaves de tu auto

Lo miré intensamente y con el pensamiento vacío  volteé al horizonte de luces artificiales y di dos pasos, sin entender como había sido posible que Ángela hubiera estado allí, como es que Ángela me hubiera buscado, y porque no me dijo nada…mi vista se quedó ahí estática en el horizonte de luces, y no supe que más pensar. 

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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Mi Respuesta Derechos Reservados
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3 comentarios:

  1. Me gusta mucho la historia,pero creo que el final será predecible y no me gusta :-(
    Ya veo cada vez más claro que Ángela y Teresa se quedaran juntas, al igual que Diana y Magnolia

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  2. Despues de todo el sufrimiento de de tete por Ángela no quisiera que terminaran juntas Ángela no.la quiere si se la jugó por ella hermosos capitulo

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