Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Inevitable - Eugeene (Cap. 18)


-¿No escuchaste? – pregunto la secretaria a la otra chica en el ascensor.
-No… todo el mundo comentaba algo de una ‘’llegada’’ pero no entendía mucho
-Bueno… es algo así como que llega una especie de genio – dijo en tono de admiración.
-¿Otra? – Pregunto confundida - Yo creo que ya tenemos bastante al tenerla a ella aquí.

-Yo creo lo mismo – coincidió – pero dicen que es sumamente hermosa e increíblemente inteligente.
-¿Mas que… – en aquel momento la puerta del ascensor se abrió y revelo a una rubia de metro setenta entrando, en una mano el café y en la otra un iPhone. El silencio reino en la jaula de acero y por un momento pensaron que la habían incomodado. La puerta se abrió en el decimo quinto piso y la mujer salió con aire elegante y sin mucha rapidez - ¿crees que nos escucho?
-No lo se, pero realmente da un aura superior… ¿Crees que la que venga sea igual que ella?
-Seguramente, esa aura viene con el pack de inteligencia y hermosura.
Y ciertamente las había escuchado. Pero eso ya no importaba. Poco realmente importaba. Suspiro y tomo otro trago de su café. Saludo a Lane su secretaria, quien le informo que Gordon quería verla. Le pareció extraño pero no protesto. El siempre dejaba las reuniones para la tarde, por alguna razón en la mañana se sentía de mal humor y si te cruzabas con el debías tener tu autoestima bien alto. Dejo su maletín en su silla y corrió las cortinas. El sol matutino inundo la habitación y siempre se sentía purificada después de realizada la acción. Dejo su café en la mesa, prendió la computadora y navego en los problemas de la red hasta que considero oportuno ir a hablar con su jefe.
-¿Me buscabas? – pregunto luego de haberse anunciado con su secretaria y luego de que esta le diera permiso de pasar.
-Oh mi pequeña hija – dijo el hombre en un tono afable- siempre te busco – le hacia señas que pasase. Hoy estaba de terrible buen humor.
-Me encontraste- dijo al momento en el cual entraba en una especie de abrazo cariñoso con su jefe. ¿Tuviste sexo anoche? Nunca le preguntaría aquello pero estaba segura que lo había tenido. Nunca era tan bueno - ¿Pasa algo?
-Tenemos buenas noticias, ¿Lo escuchaste? – su subordinada era sumamente solitaria inclusive en semejante empresa.
-Si, oía a unas chicas hablar en el ascensor ¿Vendrá alguien importante?
-¡Vendrá! – No pudo evitar emocionarse – Ella es sumamente importante hija – dijo en modo cariñoso - ¿Y no sabes quien la entrenara?- Oh oh… Ahora sabía por que la había llamado y por qué se portaba tan insoportablemente cariñoso con ella
-Si ella es importante y tu la has pedido derivada a esta área, dudo que necesite mi ayuda – no quería hacer de niñera. Nunca más – esta es la vida Gordon, no podemos cuidarnos unos a otros siempre – muchos decían a su espalda que su mirada congelaba y esperaba hacerlo ahora, así no la mandaban de canguro.
-Ella es especial… vamos… por favor hija – ladeo su cabeza – ¿recuerdas a Esme? Ella te ayudo a ti.
-Eso fue diferente-protesto
-No lo fue, ella tenia la misma posición que la tuya y mírala ahora – la amabilidad estaba a punto de abandonarlo – ¡y mírate a ti! Hicimos mucho por ti – la mirada de ella era mas dura que de costumbre – vamos, hazlo por mi ¿Ok?
-Bien – contesto de mala gana - ¿Cuándo llegara?
-Dentro de unos momentos pero antes –dijo acercándose y hablando en tono confidencial – debo advertirte una cosa…


Recostada contra la pared del ascensor esperaba que el aparato se llenase cuando se abría en un piso y se descomprimiera cuando dejaba otro. Odiaba Nueva York, siempre tan atestada de gente. A diferencia de Massachusetts, que tenía su buena población, la gran manzana parecía desbordar personas. Inclusive en esta empresa sumamente importante donde las personas eran seleccionadas cuidadosamente y eran ‘’pocas‘’, el ascensor se llenaba rápidamente y eso que no era ni siquiera hora pico. El numero 15 se ilumino y las puertas se abrieron una vez mas. Salió rozando varios cuerpos y emprendió camino a su pasantía. No era cualquiera, era ‘’la pasantía’’. Solo se la daban a los graduados en honores de Harvard y como era de esperarse, ella había salido primera en todas las clases de ciencias sociales.
Se cruzo con la que seria su nueva secretaria compartida. Era una mujer de unos 30 años, piel trigueña y un acento muy londinense. No le extrañaba, esta empresa debía estar llena de extranjeros.  La siguió con paso firme a través de todas las puertas. La gente empezaba a murmurar a sus espaldas y supo el por qué. Media aproximadamente 1,75 peros con tacos debía medir 1, 85 o más. Sin mencionar que la ropa de abogados convencional ella la detestaba y se vestía con ropa de j-crew elegante. Entraron en la sala principal donde la recibiría su nuevo jefe. Estaba vacía, y decidió sentarse. Pasaron unos minutos antes que el ruido de la puerta la trajera de vuelta a la realidad. Se levanto y vio entrar a un hombre de su altura, robusto y muy sonrisal. Por atrás entraba una chica que no pasaría de su edad. Tenía algo extrañamente familiar y su corazón parecía reconocerla por que latía como loco pero su mente la ignoraba completamente.
-Buenos días – dijo el hombre – esperaba que llegases mas tarde.
-Supongo que es la ansiedad – respondió la morena al momento que estrechaba la mano – y también el miedo de llegar tarde, Nueva York esta inesperadamente llena de personas – dijo con una sonrisa.

Odiaba las mañanas de lunes y mas ahora que tenia que hacer de niñera de una recién graduada. Eran tan ingenuos, pensaban que la vida sonreía siempre y que por haber estudiado todo iría bien. Esquivaba su mirada principalmente por eso. No quería verla, estaba de muy mal humor pero tenia que presentarse y pasar la mayoría de tiempo con ella así que en algún momento debía enfrentarla. Cuando levanto la mirada unos ojos azules la penetraron profundamente. El corazón se le paro repentinamente. Los conocía, y de no ser por ese color tan intenso quizás no podría haberla reconocido de lo cambiada que estaba.

-No te preocupes, te acostumbraras al ritmo de la manzana –dijo su nuevo jefe – por cierto, soy Gordon Ray- justo la había soltado y al frente tomo la mano de la chica que se había quedado helada al verla.
-Estoy segura que lo hare – se perdió en los ojos verdes por un segundo y se acordó que tenia que presentarse – Soy – se vio interrumpida por la rubia.
-Naomi – susurro.
-¿La conoces Kall? – pregunto sorprendido Gordon.
El contacto visual no se había roto todavía y supo que debían haber pasado muchos segundos por que Gordon repitió la pregunta un poco más fuerte. Por la cara de Naomi no la había reconocido – Ella fue una de mis estudiantes en la academia Preston – justo después de decir aquello Naomi soltó la mano y se quedo entumecida.
-¿Kall? – Esto no puede estar pasando – ¿Trabajas aquí?- intento no sonar desesperada pero tenia muchos cambios en su vida en menos de un día. Había dejado Harvard, así como Alex. Se movía en una ciudad completamente nueva, llena de gente ¿y ahora trabajaría con Kall?
-Bueno eso me ahorra muchas cosas – dijo Gordon mientras le sonreía a Kall. Casi como si dijese ‘’no es tan malo después de todo’’. Y esto era malo, muy malo – dejare que se pongan al corriente. Y Kall – la mira de vuelta – has sentir a gusto a Naomi ¿si? – y salió de la oficina dejándolas solas.
-Si – sonrió lo más que pudo pero la sorpresa de encontrar a su ex mejor alumna en esta empresa, en nueva York era simplemente imborrable. Había cambiado considerablemente. Como si desafiase a la ciencia había crecido luego de marcharse y sus facciones eran las de una mujer.  Su pelo que antes contenía ondas irremediablemente salvajes ahora estaban aplacas, como si el mismísimo pelo hubiese madurado. Sin mencionar la increíble aura de elegancia y sensualidad que irradiaba. Cosas de las que carecía a sus 17 años y de las que  debía haber adquirido en la universidad. Debía concentrarse o pronto estaría babeando la sala – Veo que te fue bien en la universidad – comento para emprender charla.
-Eso parece – le regalo una sonrisa. Había sufrido tanto por aquella mujer frente a ella en su primer año de universidad que su cerebro la había bloqueado. Posiblemente por que era lo mejor. Pero no se engañaría otra vez. Y si podría hasta jugaría con ella – entonces eres abogada – afirmo.
-Podrías definirme así – dijo Kall.
- ¿Serás la que me enseñe aquí? – pregunto de mala gana. Odiaba volver al ciclo del alumno y profesor y más con esta persona.
-Parece que el destino te quiere como mi alumna – dijo en tono divertido.
-Así parece, en fin, ¿vamos? – cuanto antes saliese de su nuevo-infierno trabajo, mejor. Kall la condujo mostrándole todo amablemente pero distante. Al principio pensó que era por que su pequeña acosadora había vuelto (ella) pero luego se dio cuenta que era así con todos. Rara vez saludaba a alguien a no sé que sea por presentación. Era más correcta que antes y más distante de lo que nunca la había visto. Emanaba un aura de elegancia y frialdad. Todos parecían respetarla. Pero se sentía increíblemente solitario a su alrededor, quizás por eso no muchos se acercaban.
-Eso es todo por hoy Naomi – dijo mientras se dirigía a su secretaria – Lane, dale a Naomi todas las claves de seguridad de la web y una llave de mi despacho.
-¿Compartiremos despacho? – no esperaba una oficina para ella sola pero tampoco quería compartirla con Kall.
-¿Te molesta? - cuando ella había llegado había obtenido un triste cubículo ¿Cómo podía Naomi quejarse?
-No – dijo más fríamente. Debía calmarse.
-Bien – le sonrió – te veo mañana.
-Adiós – se quedo aun más helada cuando vio aquella sonrisa. Antes esa sonrisa la movilizaba entera pero ahora parecía tan falsa que solo le producía escalofríos. Kall no había cambiado nada con los años, excepto por el largo de su pelo que antes era hasta la cintura ahora apenas rozaba sus hombros. Hasta parecía mas joven que antes pero también madura. Suspiro por lo bajo y emprendió camino a su nuevo departamento. Con suerte hoy abrían llegado sus pertenencias y podría ponerle un poco de amor a este lugar tan desconocido.

-Hey no te esperaba tan temprano – dijo sonriente mientras preparaba la comida.
-Adivina – dijo Kall fuerte por que su habitación estaba arriba.
-Mal día – contesto la cocinera.
-El peor – dijo Kall cuando volvió al comedor – soy una especie de profesora.
-Pensé que esos días habían quedado atrás.
-Soy la que le enseñara todo a Naomi.
-¿¡Naomi!? – el aceite que caiga suavemente sobre la ensalada delicadamente preparada se agolpo por salir cuando Cris casi vierte todo su contenido.
-La que viste y calza – dijo mientras se pasaba una mano por el pelo.
-Woaoo – ahora intentaba arreglar el aceite con ensalada -  tu si que tienes mala suerte K- Se burlo de ella - ¿Cómo esta?
-¿Naomi?, bien supongo.
-No genio, ¿como esta físicamente? - la miro para ver su expresión – han pasado 5 años.
-Hermosa – Kall nunca se preocupaba por las apariencias pero esta vez era diferente – realmente parece una mujer.
-Es una mujer – coincidió Cris.
-Lo se, pero es tan raro – la nostalgia la invadió – la ultima vez que la vi estaba tan frágil y tan niña.
-Tenia 17 años, no la subestimes tanto.
-Lo se Cris, pero era tan pequeña – se empezó a reír – ahora es mas alta que yo.
-¿En serio? – La idea hizo sonreír a Cris – eso debe ser interesante.
-Lo es – dijo Kall.


-¿¡QUE!?
-Alex – reprocho – no me grites en el oído.
-Disculpa pero la noticia es simplemente impactante.
-¿Lo es verdad?
-De entre todos los lugares de Estados Unidos tenias que ir a la pasantía donde Kall trabaja.
-Demasiada coincidencia – acoto Naomi mientras se pasaba el celular a la oreja izquierda – esto da miedo.
-No te preocupes, han pasado muchos años, tú ya la olvidaste.
-No hablo de Kall, hablo del departamento – miro neuróticamente para todos lados- da mucho miedo.
-¿Acaso no era espacioso? – escucho la voz de su mejor amiga preocupada.
-Lo es y quizás es por eso que tengo miedo.
-Nunca cambias Nao – dijo riéndose su interlocutora – oye debo irme, me pasare por allí en unas semanas – escucho como cambiaba de tono – pórtate bien.
-Si si mama – respondió automáticamente – te quiero
-Yo también – respondió Alex y se escucho la línea cortada.
Miro el gran ventanal-pared y suspiro. Seria un año largo. Era verdad que había olvidado completamente a Kall, pero también era verdad que había sufrido considerablemente al intentar olvidarla. Se sentía orgullosa de lo que era y no cambiaria por simplemente por intentar dar una buena impresión. El aire afuera era fresco así que agarro su cazadora negra y se la coloco al momento que agarraba las llaves y salía. Las calles estaban como la mayoría de la ciudad: congestionadas y no se alarmo. Tenia que acostumbrarse, se sentó en un bar que no daba la impresión ni de ser muy elegante ni muy antro. Tomo dos o tres vasos de cerveza cuando una mujer se le acerco.
-¿Puedo invitarte un trago? – movió la cabeza en su dirección y la persona en cuestión no estaba nada mal.


-¿Todavía no llego?
-No, ¿quieres que la llame?
-No, esta bien. Dile apenas llegue que venga a mi oficina.
-Es la de ella también Kall.
-Es verdad – miro de nuevo al reloj de su muñequera y ya pasaban de las diez de la mañana – entonces no le digas nada, gracias Lane.
-De nada Kall- respondió su secretaria mientras la veía alejarse tan condenadamente sexi. Después de haberla visto alejarse el ascensor se abrió y mostro a Naomi recién fresca con un café en su mano de Starbucks – Naomi, Kall te busca.
-Bien – respondió encogiéndose de hombros y guiñándole el ojo a Lane – de todos modos iba para allá – la broma le saco una sonrisa a su secretaria y se dio cuenta que era bastante hermosa con ese aire británico.

Estaba sentada cuando la puerta se abrió y Naomi entro a paso lento. Parecía despreocupada con su café y el matorral marrón a su costado del cuerpo. Tenia el pelo mojado y un traje Armani juvenil. Estaba realmente hermosa y Kall se reprendió mentalmente. Ella la había dejado escapar. No podía permitirse el lujo de jugar con ella de vuelta.
-¿Me buscabas? – pregunto de pie frente a una Kall que la miraba intensamente - ¿Kall? – llamo por que no respondía.
-A-ah – Maldición- ¿has visto la hora que es?- consiguió decir como una madre.
-Si – respondió aun mas despreocupada - ¿Cuál es el problema?
-Naomi aquí debes cumplir un horario – deseaba mas que nada correr ese mechón mojado de su rostro pero retarla le salía mas fácil – no puedes llegar cuando quieras.
-No eres mi madre Kall- escucho en un tono sumamente frío. La vio tomar un sorbo de su café y el acto le pareció demasiado sensual.  Naomi podía provocar aquella sensación y ahí realmente se dio cuenta de cuanto había crecido– se lo que tengo que hacer- dijo luego.
-¿Lo sabes?- pregunto irónicamente Kall.
-¿Pretendes salvarme? – Pregunto con el doble de ironía – me siento halagada, pero no funcionara de nuevo – tajo mientras miraba a su alrededor – ¿donde estará mi escritorio?
-Ahora no hay tiempo para ver eso – Naomi atacaba fuerte, ella también lo haría si las reglas eran estas – si hubieses llegado temprano, los chicos te hubieran ayudado.
-Bien – dijo como si no hacerlo fuera incluso mejor – será otro día ¿Qué debemos hacer?
-Reuniones.
-¡Que mejor que una reunión para comenzar el día! – dijo mientras se estiraba un poco.
-Medio día querrás decir – la volvió a retar.
-¿Nos vamos?- la ignoro  – realmente me encantaría quedarme para que me retes pero me aburriría demasiado – termino su café y lo tiro en el tacho de basura - ¿o puedo irme sin ti?
-No lo entiendes ¿verdad?- esta Naomi estaba lejos de ser la que había sido su mejor alumna – estas bajo mi protección.
-¿Y? – Pregunto en tono indiferente – ¿acaso debemos ir al baño juntas?- la idea no era mala si Kall no le hubiese roto el corazón hace 5 años atrás. Levanto una ceja en cuanto Kall tardo en responder.
-No… pero debes aprender de mi – la imagen de ellas dos en el baño todavía bailaba en su mente – solo iras a aquellas reuniones que yo te mande – se levanto – ahora vámonos. Llegamos tarde genio.
La siguió en silencio. Ya habían tenido bastante pelea para el primer día y todavía les faltaba un año. Salieron de la oficina y vio como Lane se devoraba a Kall con la vista y la susodicha ni se daba cuenta. Era comprensible estar enamorada de ella. Era hermosa, exitosa, joven y esa aura de elegancia y superioridad atraía hasta la persona mas fría. Maldición Naomi no caigas de nuevo. Sacudió su cabeza energéticamente para liberar esos pensamientos. Le había tomado un año, de dolor, sufrimiento, arrepentimientos y hasta errores en su carrera olvidar a Kall. No caería en lo mismo.
Las reuniones que tuvieron fueron breves pero intensas. Kall se mostraba concentrada en todo momento y comentaba solo cuando era oportuno. La presento ante todos como su colega y socio. Eso la sorprendió, ella era una simple ayudante en una triste pasantía. Pero nuevamente se reprendió mentalmente para no caer. Mientras salían de su despacho momentos después de haber llegado de lo que seria la ultima reunión se disponía a irse cuando Kall la tomo del brazo.
-¿A donde crees que vas?
-Hora de irse – dijo sin darse vuelta. Todos se agolpaban en los ascensores para llegar a tierra y evacuar a sus hogares. Se dio vuelta y la miro con furia por hacerle perder el ascensor.
-Nosotras nos quedamos – dijo firmemente.
-¿De que hablas? Yo me voy- intento zafarse pero la mano todavía persistía, sin hacerle daño pero indicándole quien mandaba.
-No lo harás – suspiro por que Naomi seguía siendo tan caprichosa – debes cumplir tus horas de llegar tarde.
-Obsérvame – dijo al momento que vio otro ascensor abrirse y se zafo de su mano. Emprendió un  camino firme y decidido hacia la jaula de metal y antes de que se cerrase, Lane puso la mano para ganar tiempo. Subió y le dedico una sonrisa a su secretaria – Gracias Lane.
-De nada – se sonrojo - ¿Qué le hiciste? – pregunto mientras con la mirada señalaba a Kall.
-Tsk – dijo mirando la hora en su reloj pulsera – quería obligarme a quedarme.
-Es increíble – se sorprendió pensando en voz alta y por la mirada de Naomi quería saber sus pensamientos –nunca había abandonado esa mascara perfectamente vacía- miro a Naomi y dijo – realmente la trastocas de alguna manera.
-Preferiría no hacerlo – dijo al momento que las puerta se abrían y podía por fin salir – preferiría no estar acá- y no supo si su secretaria la escucho o no. Pero quería alejarse desesperadamente del edificio.


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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Eugeene Derechos Reservados
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8 comentarios:

  1. Dejé este capítulo como el último para leer este día porque, a decir verdad, me moría de miedo de lo que podrías presentarnos. Ahora que ya lo leí, estoy con sentimientos encontrados; por un lado, ya sabía que el reencuentro sería de esta manera, pero por otro lado, igual me chocó... bastante. 5 años no es poco y no sé por qué me da la impresión de que tal vez haya alguien más en la vida de Kall?... ella ya ha tenido tiempo para estar en New York por lo visto y seguro que debe tener algún pretendiente (aparte de Lane, por supuesto, que parece que prefiere admirarla desde lejos).

    Bueno, mejor dejo de especular y espero a la próxima entrega de la guerra fría xD

    pd. de verdad postearás dos capítulos a la semana?... no juegues con mis sentimientos por favor *-*

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  2. Vaya... No puedo darte 10 estrellas? Dios esta historia es tan hipnotizante... Gracias con ansias del próximo capitulo

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  3. Me encanto este capitulo.. aaaww me fascina como va esta historia.. Muchas gracias!

    a la espera con muchas ansias del próximo capitulo
    Saludos

    Lilith, Chile

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  4. OH DIOS...OH DIOS!!!! siento q muerooo!!! otra vez juntas pucha pero estas van a estar como perros y gatos jajaja bueno no importa esto esta q arrrdeee!!! en el comentario anterior dije q te odiaba un poquis ahora TE AMO!!!! jajajaja esto esta buenisiiimooo!! bueno bueno en fin gracias x este capi de maravilla de seguro el siguiente va a estar puffff orgassssmiiiicooo LOL. xoxo
    Gia/Ecua

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  5. Gran capitulo!!! La semana de espera mereció la pena ,pero...no se supone que nos deleitarias con 2 capitulos,Eugeene?? ;-)

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  6. Eugeene, mejor q el anterior, me encanta, felicidades.
    Haidee
    R. Dominicana

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  7. :O este capitulo es de impacto, me encanta. PAOLA

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