Ella, Tu, Yo... Te amo - Mayra (Capítulo 30)

Capítulo 30.

“Pasión y desconcierto”

No necesitaron decir palabra alguna, se estrecharon en un cálido abrazo, sus cuerpos temblaban por la emoción de al fin poder estar juntas, en un acuerdo tácito donde los desacuerdos y conflictos personales quedaban excluidos. Con inmensa ternura unieron sus bocas que gradualmente aumentaron su pasión. Las manos de una acariciaba ávidamente el cuerpo de la otra, íntimamente estrechándose cada vez más, sus labios se unían transformándose en apasionados besos llenos de desespero por la emoción del reencuentro después de todo el tiempo conteniendo tanto deseo, por las circunstancias que les impedían dar rienda suelta a tan furiosa pasión.

Inmersas en tremenda locura no se percataron de los que a su alrededor sucedía perdiendo la noción de la realidad debido al estado de exaltación de sus sentido por tanta pasión y locura cómo si éstas cayeran en un extraño estado inconsciencia que solo les estaba permitía sentir y disfrutar una de la otra. Se besaban con tanta fuerza que pareciera se les iba la vida en ello, sin darse cuenta estaban de pronto en la habitación. Se habían tumbado sobre la cama, saboreando sus deliciosos labios turgentes por la excitación, en tanto sus lenguas jugaban íntimamente en su interior, sus respiraciones eran tan agitadas que se habían convertido en jadeos. Cristina metió sus manos dentro de la camisa que llevaba Ana, se miraron, con una mirada intensa llena de deseo, un suspiro nervioso por parte de Cristina hizo que Ana contraatacara sus hermosos labios, volviéndolos a besar con infinita ternura. Esta vez fue Cristina quien la tomó por la cintura, la atrajo hacía ella y la beso apasionadamente, con su mano dentro en contacto con su piel acariciándola toda hasta rozar con sus dedos uno de sus pechos, Ana gimió de placer sin poderlo evitarlo, con una aparente calma entre jadeos y sacudidas de sus cuerpos se fueron despojando de sus ropas. Sus pupilas dilatadas reflejaban la atracción sentida la una por la otra y la intensa pasión que estaban experimentando en ese momento. Sobre la cama buscaron el roce íntimo de sus pieles desnudas, Cristina suavemente se colocó sobre Ana, sus labios húmedos la recorrían con delicados besos y mordiscos los cuales buscaba abarcar cada espacio de su piel. Su lengua la recorría con ansias, Ana sentía como ese pequeño trozo de carne húmeda y caliente de Cristina atacaba las zonas más erógenas de su cuerpo cómo el lóbulo de su oreja, la línea recta entre sus senos y después bajaba hasta su ombligo. Cristina levantó su rostro y le dedico una breve pero intensa mirada a Ana, ésta como respuesta le regreso dulcemente una sonrisa de medio lado. Posteriormente Cris continuó con su procesión de caricias y besos, de pronto bajó suavemente a su ombligo dejando una estela húmeda dibujada con su lengua, descendiendo como una poseída hasta su sexo que empezó a lamer con absoluta devoción...

Ana como si estuviera hechizada se dejó hacerlo por vez primera, era ella quien declinaba en esa competencia dejándose vencer sin oponer resistencia a nada cómo si tras su desnudez no hubiera ningún secreto por ocultar. Cediéndole el control total de su placer como si de ésta manera se entregara completamente a ella en cuerpo y alma. Al no oponerse a la faena que estaba por iniciar, notó como las manos de Cristina pasaban suavemente sobre su pubis perfectamente depilado. Después abrió hábilmente su sexo viendo como estaba mojado, fue esa acción que le hizo tragar saliva y su boca se secó por su propio deseo contenido que la estaba dominando. Observó como Ana abría más sus piernas como si su sexo fuera una ofrenda que le entregaba sin límites para ser devorado. Cristina subió su mano y con su pulgar comenzó a jugar con uno de los pezones de Ana, mientras pasaba suavemente la punta de la lengua sobre su clítoris ya endurecido. Succionaba y saboreaba su sexo, Ana se acomodó sobre el colchón, aunque no era la primera vez que le hacían sexo oral, sí era la primera vez que se abandonaba y dejaba el control total a su amante, perdiendo todo razonamiento en ese acto. Cristina jugueteaba con su ya humedecido sexo, Ana gemía de placer y del suave dolor que le producía la excitación. Abriendo deliberadamente más sus piernas y con sus mano sobre la cabeza de Cristina la empujaba para ejercer mayor presión sobre su sexo lo cual le provocaba movimientos involuntarios que le hacía querer frotar enérgicamente su pelvis contra la boca de Cristina quería fundirse en ese fugo que le hacía vibrar todo su vientre. La estaba volviendo loca, cerraba sus ojos y echando su cabeza para atrás, dejó sus manos del agarre de cristina y se sujetó de sus sábanas en un fuerte agarre, moviendo vigorosamente su pelvis y en cada envestida sentía más y más la penetración de la lengua de Cristina en su vagina inundada por tanta excitación, esparciendo generosamente su deliciosa humedad que era bebida por ésta…

-Así... así... sigue... Mmmmmmmmmm

-¿Te gusta?

-Mmmmm... Me estás volviendo loca mi amor…Mmmmmm, ¡¡no te detengas!!

-Mmmmmm estás tan húmeda... (Cristina le estaba haciendo perder la compostura y eso le encantaba)

- Sigue... sigue... ahhhhhh no puedo más ahhhhh (

El cuerpo de Ana comenzó a convulsionarse Cristina al darse cuenta que faltaba muy poco, la penetró suavemente con dos dedos, comenzó a moverlos dentro de ella, al mismo tiempo que subía sobre el cuerpo de Ana besando y chupando sus pezones apasionadamente, Ana gritó tan fuerte que hasta ella misma se sorprendió, explotó en un orgasmo que no recordaba haber sentido jamás. Cristina se recostó a su lado llena de gozo, estaba feliz de haberla hecho sentir tanto placer, la abrazó de lado y le susurró al oído suavemente

-Te vez tan hermosa cuando estas así

Ana la miró, quería provocar en ella lo mismo que le había hecho sentir, se dio la vuelta y se subió sobre ella a horcajadas, el cuerpo de Cristina le provocaba un sinfín de sensaciones, era algo ilógico pero ¡hermoso y apasionante! con la yema de sus dedos la acariciaba suavemente, de arriba para abajo, se acercó al pecho de Cristina y con su lengua experta la saboreaba, pero con ella se comportaba como si fuera la primera vez ya que le causaba ansiedad, como si ésta fuera el más rico de los chocolate o la fragancia más exquisita, comenzó a besarla y devorar sus pezones, quería ser capaz de devolverle en la justa medida todo lo que ella le había ofrecido, se mordió el labio ardientemente y con sus dedos tocó su sexo, “mmm… exclamó ¡estaba tan húmedo!” La acariciaba suavemente, tratando de aplicar todo lo aprendido en pasadas batallas…

-Mmmm ¡me gusta sentirte tan mojada! –dijo Ana en tono excitante

- Mmmmmmm... ahhhhhh -Gimió Cristina

Cristina trago saliva al notar como Ana iba descendiendo y dejando impresos sobre su piel una fila de finos besos, continuando hacia su sexo Cristina le facilitó el trabajo abriéndole el camino con sus propios dedos, entonces Ana con la punta de la lengua recorrió lentamente su sexo, Cristina jadeaba sin parar, sus caderas se movían buscando que Ana profundizara en la penetración con su lengua, Ana con sus labios succionó su clítoris que crecía y se endurecía.

-Ohhhhh...- gimió Cristina suavemente, Ana no paraba en su tortura, ¡su lengua experta y deseosa le estaba haciendo sentir tanto placer! Gemía y gemía hasta que no pudo aplazarlo más… llegando a un intenso orgasmo que Ana le había regalado

-Uffffff... ¡¡¡joder!!!...

Se quedaron tumbadas desnudas sobre la cama exhaustas de tanto placer. Estaban de lado, mirándose frente a frente con una linda sonrisa en sus labios aun inflamados por la excitación, al igual que sus pupilas dilatadas…

- ¿Te ha gustado?- pregunto Ana

- ¡Me encantó! –Contestó Cristina

-¿Si?, lo sabía por esa carita de boba… -Pude ver cuanto lo disfrutaste -Ana fingió hacerse la ofendida y le dio un suave golpe en un brazo y se subió a horcajadas sobre ella- ¿Cara de boba?

-Sí boba...pero una muy hermosa –agrego Ana y empezó a besarla, la besaba en los labios, percibiendo que éstos aun conservaban el “aroma” y el “gusto” de sus respectivas intimidades “umm su sabor en mi boca y el mío en ella” pensó…

-¿Ya tienes ganas de más? -le preguntó Ana con picardía

- Si pero…Gruuuuu- protesto de hambre su estómago, Ana empezó a reír a carcajadas, Cristina se apenó tiñendo su rostro de rojo…

-Vale ya entendí cambias mi amor por un suculento desayuno- dijo Ana aun riendo

Daniela Entro a su casa con caminar pesado y triste dejo sus cosas sobre la mesa y se dirigió con el mismo caminar hacía su habitación donde lentamente se fue despojando de de sus prendas, luego cómo una autómata entro al baño abrió el grifo de la ducha y se introdujo dentro dejando que el agua la cobijara y que al mezclarse con sus lagrimas éstas se lavaran llevándose su dolor. Se apoyo sobre las frías lozas sintiéndose ya derrotada y se fue resbalando hasta quedar sentada con sus piernas flexionadas, abrazándose a éstas, para luego ocultar su rostro entre ellas. Como una niña desvalida dio rienda suelta a su llanto por dolor de otra traición.

Daniela se había mantenido fuerte a toda costa se sentía tan herida que no quería que nadie sintiera lastima por ella ni siquiera la misma Cristina. Dentro de ella habían muchos sentimientos, enojo, tristeza, decepción, estaba dolida con Cristina, enojada con ella misma por haber vuelto a confiar, ella siempre fue una mujer integra, compresiva, amorosa, cariñosa y a pesar de eso su anterior pareja y ahora Cristina se la volvían aplicar. Podía entender que no la amaran aunque eso doliera podía entenderlo lo que no aceptaba era el engaño y la traición el que le mintieran y la traicionaran ¡No! Eso no, nada justificaba la “mentira”, volvían a golpearla en su orgullo y en su amor propio viéndole la cara…

Después de haber pasado un delicioso fin de semana juntas la mañana siguiente las sorprendió abrazadas en la cama. Ana fue la primera en despertar, se quedó observándola por un rato, depositó un suave beso sobre sus labios, Cristina balbuceó unas palabras incomprensibles y continuó durmiendo, Ana se levantó lentamente para no despertarla y fue directo a la cocina. Regresando después de un rato a la habitación con una charola con el desayuno, colocó el recipiente sobre una mesita que había a un lado y observó el cuerpo desnudo de Cristina que se había colocado boca abajo, se subió sobre la cama y empezó a darle besos…

-Cariño despierta, cariño -ya colocada sobre la espalda de Cristina le besaba suavemente, el lóbulo de su oreja, hizo a un lado su cabello y continuó con su cuello, con su espalda, bajó por toda su columna, hasta llegar a sus nalgas duras y redondeadas no pudo resistirse se acercó y le dio un suave mordisco ¡estaba tan provocativa!

-Ahhhhh, ¡¡¡no seas mala!!! –se quejó Cristina, Ana rió

- Estabas despierta ehhh, ¿te hacías la dormida? vamos, traje desayuno

-Siiiiiiiiiiiiiiiii –dijo contenta, estaba disfrutando sus caricias, abrió los ojos se dio la vuelta y vio la charola con el desayuno que había preparado Ana- Mmmmm ¡¡¡que rico!!! Servicio a la habitación, ¡que lujo! –le dio un beso tomando su rostro

Y así lo hicieron, desayunaron entre besos, risas, cosquillas, se bañaron juntas y aprovecharon sus últimos instantes en esa habitación que se había convertido por ese fin de semana en “su nido de amor”

Por la tarde después de tanto pensarla salió de la empresa sin rumbo fijo, cuando tuvo conciencia se dio cuenta que estaba con dirección al buffet al llegar desde la distancia vio a Victoria con un ramo de rosas, acelero el paso para poder saludarla pero se detuvo al verla entrar al despacho de Cristina donde no tardo nada en salir, sin que se percatase de su presencia, la vio dirigirse al otro extremo donde sabia quedaba su despacho, ella continuo con paso firme en dirección al estudio de Cristina, al ver que no se encontraba y no habiendo nadie a su alrededor entró, su mirada se enfocó en el ramo de rosas sobre el escritorio quiso evitar la tentación de tomar la tarjeta y leerla, pero a pesar de dudar por unos segundos no lo pudo evitar fue hasta ella y leyó lo que decía:

“Reina mía no dejo de pensar en ti, ni en lo hermoso que fue hacer el amor contigo. No imaginé ni por ni por un instante que fueras tan maravillosa. Mi cama huele a ti y en mi cuerpo han quedado las huellas de cada una de tus caricias, te extraño a cada minuto que estas lejos de mi” ¿Volverás a mi lado esta noche?...

Besos para mi Reina

Tu Guerrera

-Después de leer la tarjeta su rostro que al principio era tranquilo y triste, de manera instantánea se transformó en rabia y frustración. Ella había visto desde lejos quien había depositado las rosas en ese escritorio minutos atrás. Tomó la nota y la dobló con coraje entre sus manos giró sobre sí misma y salió hecha una furia del despacho sin percatarse que Martha la secretaria se había detenido en la puerta, era tan grande su enojo que tropezó con ella cuando salió de ahí, pero no le importó ni siquiera se detuvo para disculparse, siguió su camino y al llegar donde quería abrió la puerta con brusquedad…

-Lo que sobresaltó a Victoria que levantó el rostro sorprendida al verla y después escuchar como ésta azotaba la puerta, sin poder hacer nada, mucho menos reaccionar vio como Daniela rápidamente se acercó a ella.

-Así que puedo contar contigo ¿no?- dijo aventándole la nota en la cara- ¿Cuánto tiempo pensabas seguir burlándote de mi? -Lo que te habrás reído ¿verdad? y yo de idiota pensando que realmente querías mi amistad… -Sí mi amiga…

Victoria estaba enmudecida, no salía de su asombro ya que desconocía de qué iba toda aquella bronca. El rostro apacible y el trato siempre amable de Daniela y, ahora verla tan descompuesta hecha una furia en su contra… Simplemente no correspondía con la desquiciada que le gritaba. El rostro de Victoria sólo mostraba desconcierto al verla tan enojada contra ella…

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