Capítulo 23
Una
frase, luego dos aparecieron en la pantalla. Está caluroso aquí dentro.
Presionando con sus pies, rodó su silla hacia la puerta de cristal corrediza y
la abrió, dejando entrar el aire de la noche a través del mosquitero.
Inmediatamente el olor ya conocido de marihuana mezclado con incienso invadió
el aire. “Hmm…”,
inhaló por la nariz
el aire otra vez. “No es cereza o
vainilla. ¿Es lila?”. Poniendo atención, escuchó los sonidos de un vaso de
vidrio seguido por el sonido del encendedor de Crystal. El olor de la marihuana
se hizo más fuerte.
Poniéndose
de pie coloco su silla debajo del escritorio, Laura abrió la puerta y caminó a
través del pasillo y se paró enfrente del dormitorio de Crystal. Tocó
ligeramente.
—¿Estas
ocupada?
—Uh.
—Laura oyó una gaveta abrirse y cerrarse, a lo que ella asumió que era la droga
que estaba siendo escondida—. Entra.
—Yo…
um —“Ok, ¿y ahora qué?”—. Sólo me
preguntaba que aroma de incienso estabas usando,
Ella
pasó a un lado del tocador y observo la pequeña vara encendida en el plato de
metal.
—Se
llama Lluvia. —Crystal estaba sentada sobre su cama, sentada al estilo indio.
La lámpara al lado de la cama estaba encendida, un espejo en la pared reflejaba
la luz sobre el techo blanco, dándole al cuarto un brillo tenue. La stripper se
había puesto unos pantalones cortos grises y una camiseta blanca, sus pechos se
notaban a través de la delgada tela blanca.
—Creo
que no habías usado este aroma antes. —Ella cogió la caja llena de varas de
incienso y leyó la etiqueta, manteniendo deliberadamente sus ojos fuera de los
obvios atributos de su compañera—. Difícil saberlo, sin embargo, ya que parece
que usas una gran variedad de aromas.
—Depende
de mi estado de ánimo. Abre esa gaveta sobresaliente.
Laura
obedeció y encontró varias cajas de incienso, así como también varias varas
largas sueltas y un pedazo de madera curvado para sujetarlas.
—Esta
parece de... —Ella tomó uno olfateándolo y se encogió de hombros—. Reflexión.
—Supongo
que es una forma de llamarlo.
—Los
usas bastante. ¿Es sólo para esconder el olor a marihuana? No puedo imaginar
que la fumes mucho todo el tiempo.
—No,
no la fumo a cada minuto del día —Crystal sonrió quitando importancia a sus
palabras— Me gustan los olores. Cuando estaba creciendo, todo olía como a mi
padre. Sus cigarrillos, su colonia barata… —La pausa causó que Laura la mirara
fijamente y viera a Crystal estremecerse—. Simplemente todo —dijo molesta la
joven, tratando de alcanzar sus cigarrillos.
—Bien...
—“¿Ahora qué digo? Si tuviese a un padre
como el tuyo, haría lo que fuera que estuviera en mi poder para no recordarlo
también”.
—Me
gusta el olor. Hace que toda la parte de este piso huela muy agradable. Si
quieres encender alguno —“y nada más que
eso”, añadieron sus ojos silenciosamente—, puedes dejar tu puerta abierta.
—Laura,
¿te puedo preguntar algo?
—Seguro,
cualquier cosa. —Ella intentó mirar los ojos de Crystal, pero estaban
escondidos detrás de unas pequeñas rayas. “Realmente
debes de haber fumado mucho de eso antes de que entrara”, pensó—. ¿Te
importaría si me siento?
Crystal
hizo señas con su pie hacia la cama.
—Adelante.
—Ella dio un largo golpe a su cigarrillo, luego observó el humo gris formar
remolinos hacia arriba—. ¿Alguna vez tu padre te golpeó?
—Cuando
era pequeña me gané una zurra o dos, pero no de la forma que te imaginas. Él
nunca hizo nada más que eso. —Laura estiró sus pies cruzándolos sobre la cama—.
Algunas veces él actuaba como un sargento de entrenamiento, pero aun así él
sabía la diferencia de tratar con sus reclutas y con sus hijos.
—Debió
ser agradable. —La cabeza del cigarrillo brilló de nuevo con una luz anaranjada
cuando inhaló otra vez—. El mío solía pensar que todo se solucionaba con los
puños. Él… —La voz de Crystal disminuyó y apartó su mirada—. Él solía
la...lastimarme.
El
corazón de Laura dio un vuelco cuando escuchó la dificultad para hablar en la
voz de su compañera. Hasta ese momento Crystal había ocultado el abuso y sin
más lo confesó.
—Um,
sabes que él ya no te puede lastimar ahora —aseguró.
Crystal
respondió cogiendo su vaso medio lleno y bebiéndolo completamente.
—Aún
después de todo este tiempo tengo pesadillas de que me encuentra y me lleva
arrastrando de regreso a casa con él. —Los párpados pesados por el efecto de la
marihuana sólo dejaban ver una pequeña raya medio abierta de su ojo izquierdo
pero aún podía enfocar su atención en Laura—. Esta noche... —Ella miró con
anhelo la gaveta de la mesita de noche, obviamente queriendo el escape que le
ofrecía lo que había dentro de ella.
“No, no me dejes ahora”, pensó Laura. “¡Vamos, Crystal, lo estás haciendo muy
bien!”. Ella se apoyó sobre su rodilla.
—¿Qué
pasó esta noche?
—Yo…
eso... —Crystal comenzó y se detuvo varias veces y sacudió sus manos por la
frustración. Provocando con esto tirar la ceniza del cigarrillo sobre las
sábanas.
Laura
rápidamente sacudió para remover la ceniza antes de que las quemara. Al fin,
ella terminó atravesada diagonalmente en la cama, sus hombros al ras de la
cadera de Crystal. Giró sobre su lado y se apoyó en un codo.
—Shh.
—Arrulló—, Simplemente aspira profundamente e inténtalo de nuevo.
—No,
está bien, yo...
—Crystal
—interrumpió, poniéndose sobre sus rodillas otra vez—. No puedes sentarte aquí
y decirme que lo que pasó hoy no te ha molestado. Tienes tu labio prácticamente
partido en dos, un cigarrillo quemó tu espalda y sabe Dios que más pasaría que
no me has dicho. —Corriendo el riesgo, se acercó más a ella, sus rodillas
quedaron a sólo unos centímetros de las de Crystal, quien permaneció con las
piernas cruzadas a la cabecera de la cama—. Y creo que cualquier cosa que haya
pasado hoy te hizo recordar a tu padre.
—¿Y
eso es nuevo? —Ella bufó, apagando el cigarrillo en el cenicero—. Ese bastardo
lo fastidió todo. Todo lo que él tocó, todo lo que él dijo… —Ella alcanzó la
bolsa de papel y sacó la botella de whisky—. Lo odio.
“Eso es poco”, pensó Laura.
—¿Te
puedo decir algo? —Ella esperó hasta que Crystal asintiera con la cabeza—. Sé
que no tenemos mucho tiempo de conocernos, no somos exactamente las mejores
amigas…
—No
exactamente. —La rubia estuvo de acuerdo.
Laura
le sonrió ante la respuesta.
—Pero
de igual forma te he ido conociendo un poco más y te considero una amiga. No sé
si debería decir algo o no, pero cuando pienso en lo que él te hizo..., la
manera en que te ha lastimado, bueno..., yo lo odio también.
Los
ojos de Crystal se abrieron con sorpresa. Ella abrió su boca como si quisiera
decir algo, pero no lo hizo, en lugar de eso llenó el vaso con whisky.
Recostándose hacia atrás con el vaso en sus manos, miró hacia el líquido ámbar
oscuro.
—Patty
lo odiaba también. Creo que mamá también lo odiaba, pero fue demasiado débil
como para dejarlo. Ella simplemente no nos protegía —gruñó, sacando el veneno
con sus palabras—. Ella nos dejó solas a su merced. —El vaso fue llevado a sus
labios y una buena tercera parte de su contenido se redujo drásticamente—. ¿No
te esperabas una compañera de departamento tan jodida, huh?
La
bombilla de la lámpara emitía bastante luz para que Laura notara el brillo de
lágrimas en sus ojos. Crystal colocó el vaso sobre la mesita de noche.
—Solía
preguntarme que había hecho mal para merecer una familia tan mala —dijo,
bajando la mirada hacia su regazo.
Laura
reaccionó de la única forma que sabía, se acercó a ella y envolvió sus brazos
alrededor de la asustada pequeña rubia.
—No
podemos escoger a nuestras familias —comenzó, atenta a la rigidez del cuerpo
que sujetaba—, pero cuando nos convertimos en adultos podemos escoger nuestra propia
familia.
—Con
mi suerte sería algo así como cuando te dejan de lado cuando escogen a los
miembros de un equipo de fútbol. —dijo Crystal quedamente.
—Oh,
no —susurró Laura, ajustando más su agarre de modo que la cabeza de la mujer
más joven quedara debajo de su barbilla—. Yo siempre te escogería a ti para que
fueras de mi equipo.
“¿No puedes creer que alguien
pueda quererte? ¿Crees que no eres digna de importarle a nadie?”
Laura
terminó el abrazo con un apretón rápido y retrocedió, dándole a Crystal su
propio espacio.
—Amo
a mi hermano con todo mi corazón pero siempre tuve la ilusión de tener una
hermana pequeña. —Crystal le dio una mirada—. Bueno, tal vez no tan…compleja
como tú, pero es igual. —Laura intentó, aliviada cuando vio una gran sonrisa asomar
en la cara de su compañera.
Para
sorpresa de la escritora, Crystal golpeó cariñosamente su muslo.
—Creo
que estoy siendo un total desastre, pero gracias. —Ella se frotó sus manos—.
Creo que es hora de dormir por ahora.
Entendiendo
la indirecta, Laura se movió a un lado de la cama y se puso de pie.
—Te
veré por la mañana entonces. Buenas noches.
“Está bien si por ahora no quieres
decir más”. Sintió
un gran progreso entre ellas y se sintió satisfecha con eso.
********
Laura
entró con su Jeep en el aparcamiento, buscando cuidadosamente un lugar para
aparcar.
—Hay un lugar por allí, al lado del coche de
Jenny —señaló Crystal.
—No,
está demasiado cerca del campo. ¿Has visto la forma en que las pelotas caen por
esta zona?
—Oh,
creí que era porque no querías que se te llenara de polvo.
—Bueno,
por eso también —admitió Laura, estacionándose en un lugar sombreado cerca de
algunos árboles—. Venga, es hora de que veas como el equipo de las Abejas nos
patea el trasero.
—¿Es
buen equipo, huh?
—El
mejor de la liga y ellas lo saben. —Salieron del Jeep y fueron hacia la parte
de atrás. Laura abrió la puerta trasera y sacó su mochila de deporte—. Es como
si jugaran Tinker y Evers, pero aquí son las gemelas Winters.
—¿Huh?
—Supongo
que tendrías que saber de béisbol para que entiendas lo que hablo, es decir,
que casi es una garantía de que todas las pelotas que nos lancen serán out.
—Oh.
—Crystal se encogió de hombros—. ¿Así que estaremos aquí, sudando con todo este
calor y ensuciándonos, sólo para perder?
—Así
es. —Laura colgó la mochila sobre su hombro—. Tú llévate la hielera.
—Caramba,
gracias.
—Ni
lo menciones. —Laura usó su hombro para darle un codazo en broma a su
compañera—. Ahora vamos, es hora de ver a las Airhearts darle a las Abejas un
juego fácil.
Jenny
sonrió y saludó con las manos cuando vio a las dos acercarse. Le dio a Laura un
abrazo.
—Me
alegraría que tú pudieras hacerlo también. —Le dijo a Crystal, quien permanecía
fuera de su alcance.
—Pues
bien, he escuchado que aquellas dos son de cuidado. —Crystal señaló hacia las
gemelas.
—Definitivamente.
Tengo un sentimiento que será un juego muy rápido. ¿Qué le pasó a tu cara?
—Oh,
um... Mala noche en el trabajo. Laura, voy a dejar la hielera por allí y a
conseguir un asiento.
—Ok.
Jenny
esperó hasta que la rubia se retirara antes de preguntar a Laura.
—¿Qué
le pasó?
Mirando
a Crystal mientras se retiraba hacia las gradas, Laura colocó sus antebrazos
sobre uno de los rieles superiores de la cerca junto al campo de juego.
—Odio
que trabaje allí. Me dio una pobre excusa de que un hombre la golpeó.
—Oh,
Dios mío, ¿qué pasó?
—Ella
no me dio todos los detalles. Su cara se ve mejor hoy que anoche. Se quemó su
espalda con un cigarrillo también.
—¿Estaba
ella..?
—No.
Eso ocurrió durante una de sus funciones. —Laura miró hacia el campo, levemente
notando los uniformes amarillos con negro del otro equipo que calentaban
haciendo tiros con las pelotas—. Jen, la hubieras visto anoche.
Jenny
apretó su hombro.
—¿Cómo
estás tú?
—¿Yo?
Yo no fui a la que golpearon. —Sacándose la gorra, ella suspiró y comenzó a
juguetear con el ala de la gorra—. Algunas veces, ella es un verdadero dolor de
cabeza pero anoche... —Laura hizo una pausa, lamiéndose los labios para dar
tiempo y meditar sobre la situación—. Cuando le vi su cara no lo podía creer.
¿Cómo pudo alguien hacerle eso a ella?
—Malas
cosas le pasan a gente buena, Laura. Así es la vida.
—No
puedo soportar ver que ella regrese de nuevo a trabajar allí después de lo que
pasó.
—Es
su trabajo.
—Ella
podría encontrar otro trabajo. Le dije que Michael estaba contratando gente.
Tal vez, si ella trabajara con él por unos días mientras se recupera ella ya no
quiera regresar a trabajar al club.
—Tú
no puedes planificar eso—dijo Jenny—. Quizás a ti no te guste el trabajo que
ella hace, pero tienes que aceptarlo pues es su manera de vivir. Lo mejor que puedes
hacer es estar allí para ella.
La
actividad en el campo de juego cambió, las pelotas fueron recogidas y la
catcher ya estaba tomando su posición.
—Creo
que será mejor salir a jugar y esperar a que nos tengan un poco de misericordia
—dijo Jenny.
—Iré
con la coach para que me de las indicaciones —avisó Laura—. Si te da sed ve con
Crystal, ella está a cargo de la hielera.
—Oh,
qué bien. Ni siquiera me acordé de traer algunas bebidas hoy. ¿Trajiste agua
fría para mí?
—Hay
agua, soda, jugo y cerveza… Lo sé, lo sé, dejarle a Crystal hacerse cargo de la
hielera es como dejar a un zorro protegiendo un gallinero, pero sólo hay un
paquete de seis cervezas allí dentro. Dudo que ella pueda terminarse todas en
lo que dura el juego.
Jenny
se burló.
—Uh
huh, y tu deseo se hará realidad si se lo pides a la primera estrella de la
noche.
—Sí,
bueno... —Laura le dio un pequeño golpe a la gorra de Jenny—. Gracias por
escuchar.
—Cuando
quieras, cariño. Deséame suerte.
—Con
suerte sólo podrías hacer strikes y quedar fuera —dijo Laura, poniéndose su
gorra—. Por otra parte, podrías mandar esa pelota directamente a su guante y
quedas fuera también.
—¿A
cual de las dos?
—Nunca
he sabido cual es Carol y cuál es Coral. La medio campista.
—Esa
es Carol.
—Sí,
ella. Te juro que ella tiene un imán en su guante que atrae a la pelota como si
esta fuera de acero.
Las
mujeres se rieron y caminaron hacia la banca.
Jenny
era la primera en pegarle, y dio un golpe lento que atrapó la medio campista.
Ella trotó de regreso hacia la banca y colocó su bat junto con los demás junto
a la cerca.
—Bueno
eso sí que fue rápido —dijo Jenny.
Crystal
caminó hacia ellas, con cerveza en mano.
—Creí
que la idea era pegarle a la pelota y mandarla fuera del campo, y no
mandárselas a ellas.
—Qué
graciosa. Toma un bate intenta un tiro, sabelotodo.
—Oye,
rubita, ¿quién te hizo esto? —dijo Carmen, moviéndose suavemente al lado de la
stripper. Ella extendió su brazo y tomó la barbilla de Crystal con su mano—.
Joder, chica, esto sí que es una belleza. Oye, Taylor, ¿Es que no sabes como
tratar a un precioso espécimen como este?
—Yo
no lo hice —contestó Laura.
Capítulo
24
La
curiosidad causó que varias de las Airhearts dejaran el banco y se arrimaran
para ver la lesión de Crystal.
Recordando
que les había comentado que trabajaba de bartender, Crystal rápidamente les
contó una historia de que intervino en una pelea entre dos borrachos. Quedando
Lisa ponchada acabó el primer inning, obligando a las Airhearts a dejar la
conversación con Crystal y tomaron sus guantes para defenderse ahora que les
tocaba batear a las Abejas.
—¿Qué
fue lo que Laura te contó de esto? —Crystal preguntó con voz baja a poca
distancia de la primera base.
—Me
contó que no irías a trabajar por unos días —contestó Jenny.
—Yep.
—¿Cómo
te sientes por lo sucedido anoche?
Crystal
se encogió de hombros.
—No
lo sé. Es simplemente algo que ocurrió no hay ningún problema.
—Uh
huh— Jenny dijo dudosamente—. Sí, claro, yo siempre suelo recibir golpes en el
trabajo. —Ella interrumpió la conversación para posicionarse y recibir un lanzamiento
de la segunda base—. ¿Vas a trabajar para Michael esos días?
—No
lo sé. No creo que pueda hacer esa clase de trabajo.
—Supongo
que es más fácil darse por vencida sin intentarlo siquiera, ¿hmm?
Otra
vez su conversación fue interrumpida por el juego en curso cuando la medio campista
de las Abejas tomó la tercera base. En pocos segundos Carol Winters tomaba la
primera base y fácilmente logro tomar la segunda base también.
—No
se verá bien si les dan una paliza apenas en el primer inning, doc.
—Hey,
Crystal, muérdeme.
—Ooh,
ahora hay una oferta —gritó una de las Airhearts que estaba sentada sobre el
banco.
Thunk.
El bat conectó, esta vez enviando la pelota al jardín izquierdo. Laura
reaccionó rápidamente, tuvo que tirarse sobre la hierba seca y pudo atrapar la
pelota logrando un out, pero no quedó en buena posición de lanzarla hacia la
tercera base para evitar que la corredora llegara. Exasperada, pasó con sus
manos tallando inútilmente sobre las manchas de hierba en sus pantalones
mientras caminaba de regreso a su posición.
—¿Por
que está tan molesta? —preguntó Crystal—. Ella logró hacer un out.
—Quiso
evitar que Winters avanzara. Ahora si alguien conecta fuera del campo será una
carrera para ellas.
—No
te preocupes, cariño —dijo Carmen,
colocando su codo sobre el hombro de Crystal—. Estoy segura que ella te dejara
consolarla después del juego.
“¿En eso es en lo que piensan
solamente?”,
pensó Crystal, moviéndose ligeramente hacia la derecha para romper el contacto
con Carmen. La morena no se tomó a mal que evitara su contacto, de pronto se le
vino una repentina necesidad de asegurarse de no haber olvidado sus llaves en
el coche.
—Ella
es un caso serio —dijo Crystal cuándo la mujer cubana se retiraba.
—Ciertamente
lo es —contesto Jenny, vigilando como la bateadora abanicaba el tiro—. Vas a
tener que acostumbrarte a esto. Sin embargo, ¿por qué no te pusiste ese pequeño
top de la semana pasada? Nos hace falta tener toda la ayuda que sea posible.
—Una pelota atrapada por Toni acabó con el inning—. ¿Por qué no le traes una
bebida a Laura? Ella debe estar acalorada después de toda esa corrida por el
campo.
“Duh, por supuesto”.
—Seguro,
¿qué crees que prefiera?
—Té
helado, probablemente.
—Entendido.
—Crystal trotó hacia la hielera y levantó la tapa. Varias latas sobresalieron a
través del hielo raspado y localizó el té helado rápidamente. Regresó a la
cerca justo cuando Laura llegó y se sentó en la banca.
—Oh,
gracias —dijo Laura, tomando la lata—. No puedo creer que esté tan caliente
aquí afuera.
—Es
genial si te quieres broncear. —La rubia extendió su brazo para probar lo que
decía.
—Y
si te quieres insolar. —dijo la
escritora, sacándose la gorra y pasando un paño sobre el sudor de su frente.
Dio otro largo trago a la lata antes de devolverlo a Crystal—. Soy la primera
en batear, te veo en un rato.
—Buena
suerte. Sácala fuera del campo de juego.
—Lo
intentaré.
Jenny
camino y se apoyó contra la cerca.
—Wagner
es la pitcher. Laura siempre tiene problemas con su zurda.
—¿Siempre
le hacen out?
—No.
Usualmente ella le pega… —Thunk—. Justo hacia la medio campista —terminó.
El
área que protegían las gemelas Winters era llamado el Bloque de Hielo debido a
la dificultad que tenían de no poder traspasarlas. El bloque resultó
impenetrable todo el resto del juego y cada intento de las Airhearts cuando
bateaban para poder emparejar el juego fue siempre parado por el árbitro que
marcaba out. Ya para el séptimo inning, las Abejas disfrutaban de una ventaja
de cuatro a cero en el marcador. Jenny fue golpeada por una pelota. Con la
muñeca amoratada logró llegar a primera base. Donna logró pegar un buen tiro
para ir a primera base y poner una corredora en segunda sin ningún out.
Observando
desde la cerca, Crystal dio un codazo a Laura.
—Oye,
parece que tenemos una buena oportunidad.
—Yep,
es como mandar una pelota de nieve en el infierno. Toni es una de nuestras
mejores bateadoras pero ella siempre manda la pelota al jardín izquierdo. No
tiene ninguna posibilidad en contra de las gemelas.
—Tal
vez debí ponerme ese pequeño top después de todo —filosofó la rubia—. ¡Oh,
mira!
El
golpe de Toni fue directo hacia el piso tomando desprevenida a la pitcher ya
que la pelota dio un brinco inesperado como para atraparla. Para cuando las
gemelas Winters lograron llegar a la pelota, tres de las corredoras estaban a
salvo. La banca de las Airhearts estalló con frenesí, disfrutando por primera
vez el ver las bases con jugadoras de azul y blanco en lugar de amarillo y
negro.
—Las
bases están llenas y nuestra bateadora ya se colocó en el plato. —Laura ajustó
su gorra y ahuecó su boca con sus manos—. ¡Venga! ¡Adelante, Lisa! ¡Tú lo
puedes hacer !
Crystal
aplaudió y se unió a Laura.
—¡Sí,
Lisa!
—Será
mejor que me vaya al círculo de práctica. Soy la siguiente si ella no logra
pegar un hit para una doble jugada.
¡Swish…
thwap! —¡Strike uno!
Laura
aplaudió de nuevo, alentando a sus compañeras de equipo para hacer lo mismo.
—Eso
está bien, Lisa. Es sólo un strike —volteó a mirar a Crystal—. Deséame suerte.
¡Swish…
thwap! —¡Strike dos!
—Buena
suerte.
Laura
recogió su bate y caminó hacia círculo de práctica. Apenas había entrado a la
zona de práctica cuando escuchó swish… thwap seguido por las ya esperada
palabra:
—¡Fuera!.
“Oh, genial, ahora todo esta en
mis manos”.
Sujeto el bate con ambas manos, lo levantó sobre su mano estirándose,
consciente de la humedad bajo sus brazos. Camino hacia el plato, Dio una mirada
a Jenny que esperaba en tercera base, le sonrió y le levantó sus pulgares en
apoyo.
—Ok,
Julie, un out más,
Gritó
la catcher en lo que Laura tomaba su posición en el plato. Mirando hacia el
campo de juego, las gemelas dejaron en claro que no tenían la intención de
dejar pasar ninguna pelota a través de ellas. “Sólo debo concentrarme y pegarle a la pelota”. Por supuesto que
era más que sólo golpear la pelota. Tenía que asegurarse que debía mandarla lo
suficientemente alta para poder pasar al Bloque de Hielo. pero no tan alta para
que alguna otra jugadora la atrapara. Flexionando sus dedos alrededor del bat,
se apoyó en su pie de atrás y esperó a que la pitcher lanzara.
¡Swish…
thwap! —¡Strike uno!—
—¡Venga,
sácala fuera del campo!
Con
Crystal a su espalda, Laura no la podía ver pero fácilmente escuchó sus
palabras de ánimo. El sonido de un puño pegándole a un guante la hizo mirar a
la medio campista de pelo rizado. Una sonrisa abierta casi siniestra encontró
su mirada y tragó reflexivamente. “Tal
vez puedo sólo dar un leve toque a la pelota”. Miró esperanzadamente hacia
la primera y segunda base. Laura mantuvo ese pensamiento en su mente en lo que
la pitcher le lanzaba una pelota elevada.
Esta
vez su bate hizo contacto pero su golpe fue algo pronto, débilmente mandando la
pelota a zona de foul. Sujetando el bate entre sus rodillas, Laura se limpió su
labio superior y canalizó su mirada al plato de home. Un strike más y la
tradición de las Abejas dándole una paliza a los Airhearts continuaría. Apenas
escucho el grito de sus compañeras de equipo mientras nerviosamente asumía su
postura. Su jersey se sentía tan grueso en contra de su piel sudada y su sostén
deportivo estaba totalmente húmedo.
Casi
abanicaba un tiro cuando el arbitro gritó que era una bola*. Laura soltó un
profundo suspiro.
—Oh,
gracias Dios.
—¿No
estabas segura de esa, verdad? —bromeó la catcher—. Tú conoces a Carol, le
gusta esperar hasta que tú se la mandes directamente. Como si lo anticipara, la
gemela medio campista golpeó su guante y dio una mirada burlona a Laura.
“¡Por favor no me dejes que le
pegue justo hacia ella, por favor no me dejes mandarla hacia ella!”. Agarrando el bate más fuerte,
esperó para que el destino decidiera si sería la heroína o la perdedora del
juego.
Fue
un lanzamiento perfecto: Un lanzamiento lento justo a la izquierda del centro.
Comprometiéndose, Laura se meció tan duramente como pudo, el impacto de la
pelota en contra de aluminio del bat le hizo sacudir sus manos. Paso por encima
de la de primera base y cayo justo delante del jardín derecho. Se alegró tanto
de que no fuera atrapada por ninguna de las dos gemelas Winters que le tomó un
segundo en recordar que tenía que correr a primera base. Pensó la posibilidad
de correr hasta segunda pero se detuvo cuando vio a Toni regresar la pelota,
dejándola sin la posibilidad de avanzar más. Jenny y Donna anotaron carrera,
cortando la ventaja de las Abejas ahora de cuatro carreras a dos. Laura sonrió
y, con un pie en primera base, se apoyo firmemente unos segundos. Kelly tomó un
bate firmemente, era una gran bateadora, dándole al equipo la esperanza que con
dos corredoras en base tenían la oportunidad de emparejar a las Abejas.
Esperanzas que no llegaron, Nelly pegó un duro golpe pero justo hacia el Bloque
de Hielo. Carol recogió la pelota del suelo y la lanzó a su hermana, que
esperaba pacientemente en la segunda base haciéndole a Laura un out. Con un
movimiento casual de muñeca, Coral le lanzó la pelota al árbitro.
—Buen
tiro —dijo ella, antes de trotar hacia sus compañeras para chocar sus manos con
sus compañeras de equipo. Laura estuvo parada en segunda base por un momento,
mirando con incredulidad cuando se retiraban las jugadoras.
—Oye,
fue un buen juego — dijo Jenny mientras se acercaba detrás de ella.
—Aun
así perdimos —apuntó Laura.
—Pero
no perdimos por mucho gracias a ti. —Comenzaron a caminar hacia el banco de las
Airhearts—. Ve el lado bueno de las cosas, finalmente pudiste traspasar al
Bloque de Hielo. Ese es motivo de celebración, ¿No lo crees?
Laura
se detuvo y miro a Jenny.
—¿Cualquier
excusa es buena para ir a Ameilia's, hmm?
—De
hecho yo no puedo ir. Te lo dije, tengo que ir a ver a mamá esta noche.
—Bien,
entonces, probablemente yo también vaya a casa a ponerme a escribir algo. No es
divertido ir sola.
En
lo que se acercaban a las demás, Laura se dirigió a hablar con Crystal.
—¡Lo
hiciste genial! —dijo la rubia cuando su compañera se acercó—. Por un momento
creí que lo lograrían, chicas.
—Sí,
lo hice. —Laura admitió—. Fue un buen juego, aunque nos vencieron las Abejas
otra vez. —Ella recogió su guante y su bate—. ¿Puedes traerte la nevera?
—Seguro,
está más vacía ahora que cuando la trajimos. El agua del hielo ya la tiré.
Caminaron
por el estacionamiento, haciendo una pausa para que Laura intercambiara unas
palabras con sus compañeras de equipo. Crystal se apoyó contra el Jeep en
espera de su compañera mientras varias Airhearts hablaban sobre el juego. Después
de probar abrir la puerta dos veces, la rubia se dio por vencida y miró
alrededor. Un brillante anuncio atrapó su atención. Ella miró a Laura,
encontrándola todavía atrapada en un mar de uniformes azules y blancos.
Curiosa, caminó hacia el anuncio para leerlo.
—No,
de verdad. Tengo que ir a casa y lograr escribir algo. —Laura se disculpó—. En
otra ocasión me encantaría salir con ustedes.
Caminando
hacia su coche, notó la nevera sobre el suelo y no vio a su compañera por allí.
Divisó a Crystal parada cerca de un cobertizo. Despacio caminó hacia ella,
Laura leyó un anuncio sobre la pared promocionando una feria local.
—¿Lista
para irnos? —preguntó, causándole a Crystal dar un salto por la inesperada voz.
—Oh,
sí, supongo que sí.
—¿Te
gustan las ferias?
—Sí,
fui un par de veces cuándo era niña. —Crystal dio la vuelta y se encaminaron
hacia el Jeep.
—Deberías
ir —dijo Laura—. Tienen esas promociones de pagar tu entrada, y obtienes todos
los juegos mecánicos gratis.
—No,
no es divertido ir sola. —Crystal esperó a que quitara los seguros de las
puertas, y luego colocó la nevera en la parte trasera—. Además, no creo que mi
preciado coche logre subir la colina Azul.
Inclinando
la cabeza, Laura entró en el lado del conductor y metió la llave en el
encendido. Una rápida mirada de reojo le mostró algo de polvo a un lado de la
cara de Crystal, sin duda causada por todo el polvo provocado por el juego—. En
la guantera hay algunas toallitas húmedas, deberías limpiarte tu labio. No
queremos que se infecte —Ella observó como Crystal abría el paquete
cuidadosamente pasó una toallita por el área cortada y amoratada.
“No. Tengo que ir a casa y
terminar esa escena”, pensó Laura, mientras el Jeep encendía. “No tengo tiempo para ir a subirme a todos esos juegos y pasearme en el
barco pirata y...”.
—¿Sabes
qué? Ese fue un gran golpe que di hoy en el juego.
—Oh,
sí. —Crystal estuvo de acuerdo—. Yo estaba segura de que darías un buen golpe.
Nada hubiera sido peor que te sacaran teniendo todas las bases llenas.
—Estás
en lo correcto. Pienso que hay que celebrarlo. ¿Te sientes con ánimos para ir a
la feria? ¿Aunque sea solo un rato?
—¿Quieres
decir contigo?
—Por
supuesto. No he ido a la feria en años. Apuesto que será divertido. —Tomando la
decisión, Laura dio vuelta a la izquierda en lugar de la derecha, saliendo del
estacionamiento y conduciendo el Jeep rumbo a la colina Azul.
“Solo tendré que desvelarme hasta
tarde y me pondré al corriente”, ella se dijo a sí misma.
Historia Traducida por Alesita. Corregida por Abriles
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Podran creer cuanta es mi adiccion por esta historia que hasta me acuesto tarde para leerla porque no aguanto esperar hasta el dia siguiente
ResponderEliminarja, ya se porque ando a veces con sueño en la U
Muchas gracias por esta historia ya espero leer lo que sigue. saluditos n_n
Pinguino-Hn