La etiqueta de la vida - Sankh

Etiqueta: f. Marca, señal o marbete que se coloca en un objeto o en una mercancía, para identificación, valoración, clasificación, etc… para ser totalmente honesta, ODIO las etiquetas. Nosotros, cuando digo nosotros lo digo en general raza humana, tenemos la bendita costumbre de etiquetarlo todo y cuando digo todo es TODO; debo aceptar que algunas son necesarias pero, otras, ¿para qué?

Tomemos un ejemplo sencillo o más bien algo complicado, imaginemos la foto del universo, con sus planetas; Sol, Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno, Plutón…y ¿como sabemos cuál es cual?, obviamente por las pequeñísimas etiquetas que los identifican, porque de no ser así yo viviría en una de las tres lunas de Plutón y Marte seria su Sol. Así que etiquetamos la constelación entera con la Vía Láctea y los agujeros negros, los planetas y satélites y así profundizamos en ese mundo desconocido donde a las galaxias no le importa si son elípticas, espirales o irregulares y las estrellas no se dan por enteradas si son ligadas, aisladas o estelares…
Y que me dicen de los ríos, si no fueran etiquetados, clasificados, marcados, localizados y señalados, ni idea donde nace el Titicaca, donde atraviesa el Amazonas, cuanta longitud tiene el Danubio y donde muere el Nilo, ese que ni lo conozco pero espero conocer algún día. En fin, si mi abuelo hubiese llamada Rio Yuquiyu al Rio Misisipi aun así, tendría su mismo caudal y seria uno de los ríos más largos de América del Norte…
En cuanto a la comida, chef de cocina no soy y ni imaginen que lo estoy tomando en alguna seria consideración y ni añoren que lo sea algún día; es por esta razón que soy muy amigable con el microondas (recuerden que no lo soy con las etiquetas y las odio), aun así, tengo y estoy en la necesidad inherente y por el bien de la humanidad leer que mi pasta necesita solo 10 minutos y no el tiempo que a mí se me ocurra tenerla dando vueltas dentro de esa espectacular y fantástica caja, es obvio saber que sin etiqueta mi microondas y yo no tuviéramos una relación de amor e interés placentera…


¿Qué cuantas calorías tiene esto, que las grasas, que si el sodio? Mi entrenadora personal me dice, me ordena, me obliga a entender “quema más calorías de las que consumes si quieres mantenerte delgada” (Dios pareciera que la estoy escuchando ahora) y le respondo “¿Cuánto es eso?”  y ella me lanza la mirada matadora 105 y dice “ lee las etiquetas de lo que comes” y la miro con la mirada de WTF!  2.33 y le doy mi mejor respuesta “¿ah?” y entonces pienso que perdida mas insensata de mi tiempo en leer las etiquetas de lo que comeré si lo único que quiero es comer porque me estoy muriendo de hambre. Aunque odioso e intolerable mi entrenadora tiene razón así que he aprendido a leer las etiquetas, aunque sea después que haya comido lo que contenía la etiqueta; al menos es un avance. Además he aprendido que el agua tiene 0 calorías, 0 grasas, 0 sodio, 0 carbohidratos y 0 proteínas y eso con tan solo leer la etiqueta…

Bueno parecieran indispensables las etiquetas porque si no rotularan las calles, las entradas, las salidas, el arriba, el abajo y el no entres yo me despaciaria por este mundo como diría Shakira bruta, ciega, sordomuda, torpe, traste y testaruda.

Y pensándole mejor, ¿se imaginan si mis medicamentos no tuviesen sus etiquetas?, a la hora de salir de la farmacia ingeriría Maxalt para los problemas de tiroides y Levoxyl para las migrañas y obviamente eso sería malo, muy malo, terriblemente malo.
 Como dije antes lo etiquetamos TODO y bien es cierto que muchas son necesarias para nuestros conocimientos básicos para vivir o saber vivir, pero porque pasamos de la necesidad común a la mediocridad individual. Pasamos de etiquetar un objeto, una mercancía, un rio, una galaxia, un medicamento, un equipo electrónico a etiquetar gentes, personas, individuos…vidas. Que si este es negro, aquella blanca, el otro trigueño, unos cuantos amarillos y ¿algunos azules?...alta, bajo, delgada, grueso…clásico, rockera, merenguero, baladista, reguetonero…católica, budista, protestante…mujer, hombre, ¿extraterrestre?...americana, japonés, puertorriqueña, francés, argentina…occidental u oriental…hetero, less, gay, trans, bi, ¿tri?...xenofobia, racismo, homofobia, misoginia, etnocentrismo; etiquetas…
No me van las etiquetas, ya lo dije ¿no? Etiquetar es separar y cuando lo hacemos con las personas los estereotipamos, ¿por qué?, por su color de piel, por su lugar de nacimiento, por sus creencias…por saber amar. Si soy mujer en un mundo de hombres soy menos, si soy negra en un mundo de blancos soy diferente, si soy occidental en un territorio oriental estoy equivocada y si amo el alma y no el cuerpo soy un engendro del ultramundo. Que bendita necesidad de etiquetarlo todo.
Es lamentable saber que si soy mujer es malo, pero si soy mujer y latina  es terrible…y si soy mujer, latina, bisexual o lesbiana es la catástrofe mundial. Ser “diferente”, ¿ser diferente?, ¿diferente en qué?...respiro unas 12 a 20 veces al minuto y mi corazón palpita unas 100.000 veces por día, a pesar de eso soy diferente y etiquetada porque decido a quien tomarle la mano, porque deliro con una caricia delicada, porque disfruto un beso tierno, porque me pierdo en unos ojos sensibles, porque me enloquece un aroma embriagador, porque deseo un cuerpo parecido y amo un alma sublime y sin género. Y, ¿no es eso justamente lo que todos buscamos en el amor?, ¿entonces?, ¿de qué estamos hablando?...todos buscamos la felicidad de alguna manera…y me parece justo que si encontramos el verdadero amor nos aferremos a él con ambas manos independientemente donde le encontremos…aunque odio las etiquetas si he de llevar colgando alguna con orgullo diría…ser que ama sin limitaciones…

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