Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Inevitable - Eugeene (Cap.6)


Todo había pasado frente a sus ojos muy rápido, aunque ella siempre fue capaz de actuar a la altura de las circunstancias. Y esta vez no era diferente. Había predicho o quizás adivinado lo que haría su alumna y como siempre, no pudo evitar ayudarla. Era algo magnético, quizás hasta mágico que la impulsaba cada vez que aquella perfecta anatomía se ponía en peligro. Pero llegaba un punto en que se preguntaba ¿qué tan estúpida era? ¿Saltaría frente a todos los vidrios ante los cuales la morena se fuera a estrellar? Tenía que parar, en algún punto debía parar o de lo contrario terminaría igual que aquellos cristales… rotos y esparcidos por todo el piso.

Se lamento en silencio, sino Naomi creería que seria su culpa o algo así. Y si no lo creía Naomi alguien mas vendría y le diría ‘’si no querías terminar así ¿por qué saltaste?’’ y no podría responder esa pregunta, por la sencilla razón que no lo sabia. Temía respirar, temía que el olor de la sangre se impregne en su piel y que alcance su nariz. Era su único punto débil. Intento pensar en sus casos, otras cosas, pensar inclusive en Tom, por lo menos ahora le vendría bien que intentara burlarse de ella así podría distraerse y olvidarse de la sangre. Sonrió ante este pensamiento, nunca antes se había imaginado que le gustaría que se burlasen de ella mientras estaba tirada en el piso rodeada de vidrios y sangrando.
-Oye-la movían del brazo y reclamaban su presencia: por lo menos la verbal no la mental- ¡Profesora!- la voz se empezaba a tornar desesperada.
-¿Estás bien?-dijo al momento que tiraba todo su aire  e inhalaba con miedo el olor a sangre.- ¿te has hecho daño?
-No…- se notaba la timidez en la voz de Naomi. Abrir los ojos solo la intimidaría pensó- debo llevarte a la enfermería.
-No te preocupes- se empezó a enderezar y abrió sus ojos encontrándose con los celestes de Naomi- no tengo nada…son solo unos rasguños- Naomi la miraba reprochándola.
-¡De ninguna manera!-quizás salvarla solo traía problemas pensó- te llevare a la enfermería y si no lo haces-¿la estaba amenazando?- hablare con mi papa-sentenció Naomi.
-¿Olvidas que te salve con Chang?-tenia que huir de allí antes de descomponerse y mostrar su debilidad. Si herir el orgullo de su mejor alumna era un paso a seguir, lo haría.
-Y te estoy agradecida- sonaba sincera- pero ahora-la miraba con preocupación.-tenemos que hacerte ver esas heridas.-
¿Por qué era tan terca? Saltaba por un vidrio para amortiguar su caída pero… ¿no quería ver a un doctor? ¿Que clase de persona no le teme a una gran ventana de vidrio pero si a una simple doctor que lo único que hará será curarte? Estaba agradecida, había salvado todas sus bases de confianza que pensaba intactas hasta el momento: su futuro, su amistad y ahora su salud. Tenia que llevarla a que le revisasen si tenia algún vidrio incrustado o pero aun si  tenia alguna infección. Pero la profesora solo se dignaba a rechazar su invitación a la sanación. La había amenazado y como respuesta recibió una pisoteada de orgullo pero no le importo por que lo único que quería en ese momento era curar aquellas heridas que se hallaban repartidas por el cuerpo de su joven profesora.
-Por favor- empezó a palpar la sangre del dorso de la mano izquierda que parecía bastante profunda- déjame llevarte a la enfermería- su voz se había tornado una suplica, solo le faltaba llorar. Si tenia que llorar lo haría. Vio la resignación en los ojos de su adversario y una invitación a algún secreto. Se acercó con su oído a su boca y escucho.
-Con una condición- hablaba en susurros y solo escuchaba porque estaba cerca, sino el bullicio que hacia la gente alrededor que solo buscaba ayudar, habría ensordecido esa petición.-solo tu puedes venir conmigo.
Había cedido, no podía escapar fácilmente una vez que todo el mundo se había acercado, no podría haber huido si no era Naomi alguien mas la obligaría a dirigirse a la enfermería. Y aunque odiase la sangre tenía que revisarse. Si era Naomi por lo menos le guardaría el secreto, después de todo ella había hecho cosas por ella ya, algo de devolución era bueno aunque no le gustase pensar que era una deuda. Naomi había despedido rápidamente a los curiosos e informado a su profesora de gimnasia que la acompañaría a la enfermería. La profesora asintió sin reprocharle nada, después de todo ser hija del director tenia sus privilegios. Caminaban con rumbo a la enfermería en el segundo piso y ya podía sentir como la fuerza se escapaba de sus manos sin importarle dejar su cuerpo tirado en el camino. Tenía que hablar con Naomi y decirle que en cualquier momento se desmayaría. Pero antes de darse cuenta tenia a su alumna en su costado izquierdo haciéndole palanca y brindándole su ayuda. Sonrió, después de todo en su cara debía llevar escrito ‘’me desmayare’’.
Entraron en la habitación destinada a primeros auxilios pero no había nadie. Gracias a Naomi que tenía una copia de la llave maestra de la escuela. Sin pedir permiso ni nada se recostó en la camilla, cerró sus ojos, y con la única mano sana la poso en ojos para evitar la claridad o la vergüenza. Por lo menos estaba cerca de una ventana y esta traía aire fresco constantemente alejando el olor a sangre que parecía ser su mejor amigo desde hacia 15 minutos.
-Gracias- no quería retenerla- ya puedes regresar a clases.
-mmm- la escuchaba dudar o fingir duda-no lo creo- trajo una silla hasta el costado de la camilla en la cual ella misma había dormido hacia un par de días.
-Naom- se detuvo y aclaro su garganta- señorita Clark, le ordeno que valla a clases.
-No eres mi profesora ahora- sonaba a burla o quizás preocupación, no estaba muy concentrada en eso sino en la punzada que sentía en su mano izquierda que se hizo presente en el momento que la dejo colgando al lado de la camilla.
-Llamare a tu padre- hizo el esfuerzo de sacarlo de su bolsillo izquierdo instintivamente con su mano izquierda- ¡Agghh!- ahogo un grito de dolor en su mano derecha.
-¿Te duele?-Naomi se había parado y revisaba la herida con la mirada- llamare a Méndez- saco su celular y se alejó unos metros en busca de privacidad.
Esto era malo, muy malo. Podía sentir el vidrio en su interior, y la fobia ya casi se apoderaba de su ser ¡CONTROLATE! Debía tener total confianza, manejar la situación y lo mas importante de todo no arrastrar al pánico a la alumna que solo quería ayudarla. Escucho un par de gritos negativos por parte de Naomi que unos minutos seguidos volvió con una mirada bastante triste y complicada.
-Esto…-parecía que recibía la entrada de un doctor anunciando que su hijo moría- esto es complicado- la veía caminar en círculos mientras fregaba nerviosamente las manos con el celular- Méndez no esta libre en este momento y…- no era tan malo, la doctora siempre podía tener percances- mi papa no esta en la academia…-bajo la cabeza después de hablarle.
-¿Cuál es el problema?- no entendía el por qué Naomi parecía tan triste.
-No hay nadie para tratarte la herida de inmediato…-susurro mientras levantaba la mirada, el cielo en esos ojos parecía enturbiado por una tormenta ¿eran lágrimas?
-Eso no es problema- no debía llorar por aquello, era insignificante para Kall- la tratare cuando vuelva a casa- se levanto de la camilla y comenzaba a caminar.
-¡No puedes!- Naomi la había agarrado del brazo- casi no puedes ni caminar- la señalo en el espejo y tenia la cara mas pálida que el mármol de piso.- Crecí prácticamente en esta sala, Méndez para mi es como una madre- la veía agachar la cabeza- se como curar esa herida…- dejo escapar las palabras tan bajito que de no se porque estaba mirando su cara en el espejo hubiera jurado que lo imagino.

Cerro lo ojos, esto tenia que ser alguna especie de pesadilla. Si, eso era, un sueño. Seguramente cuando abriera los ojos de vuelta estaría en su cama, y seguro Cris estaría abrazada a ella por que no quería dormir abajo sola. Después de un par de patadas y almohadazos para darle un dulce despertar a su amiga harían la rutina de la mañana. Desayunarían, reirían y cada una partiría a su respectiva pasantía. Esa era la rutina programada por lo menos por tres meses hasta que terminara el ciclo lectivo en la academia. Inspiro profundamente y abrió los ojos. Pero no, no era un sueño ni una pesadilla, allí todavía sentía la mano de Naomi agarrando su ante brazo pidiéndole en silencio el permiso para sacar restos de vidrios y coser su herida.
-Apenas eres…-dejo la frase inconclusa- no te preocupes, pido un taxi y me voy a un hospital.
-No, sabes que la academia esta alejada de la ciudad-punto a favor para Naomi- y con las fuerzas que tienes no creo que resistas mucho sin quedarte inconsciente.-segundo a favor-llamar a una ambulancia seria un gasto totalmente inútil para tal herida- strike tres, ganadora Naomi.

Tenia que convencer a su profesora que estaba capacitada para hacerlo. Méndez siempre estaba ocupada por que alguien siempre se lastimaba, cada vez que jugaban alguien venia con un herido en brazos y como nunca le molesto la sangre siempre observaba ese procedimiento que se repetía una y otra vez con la aguja y el hilo de cerdo. Un día sin mas, le dijo a su amiga mayor  que sabia como coser y como la misma no le creía la puso a prueba. Con un simple ejercicio demostró su facultad a la única figura materna que había tenido en los últimos años y se gano la aprobación de ella: que cuando alguna emergencia se presentara, ella no estuviese presente y la herida no superase sus capacidades, podría coserla o trabajarla. Era de público conocimiento su capacidad de tratar de heridas, pero esa anatomía lastimada no conocía nada de la academia y por ende no sabia de sus habilidades. Debía conversarla.

-Yo…-lo mejor era empezar por el pasado- siempre jugaba con la doc.- tragó saliva- era la única que quería jugar conmigo desde pequeña- bajaba la cabeza de vergüenza, odiaba hablar del pasado- pero alguien siempre interrumpía…con un herido- intento explicar como cargaban con las victimas ficticias.- siempre observaba como los curaba y así aprendí el oficio.- corto, simple y con firmeza en la voz.

-Te creo- acaricio la mano mientras se deshacía de su agarre- pero no es por ti, es por mí.-Y ese era el problema, creía y confiaba en que llevaría a cabo el mejor de los tratamientos o suturas pero con un paciente normal. Ella no era normal, la fobia que sentía por los doctores, por la sangre y exagerar el dolor la convertían en todo un duelo para cualquier profesional que intentara curarla. Era algo inevitable, algo que no podía controlar y aunque pusiera todo su autocontrol no lo lograría, ya lo sabía. No podía someter a Naomi a semejante prueba, como se supone que la dejaría si lo único que haría sería gritarle que parase y hasta podría echarse a llorar ¿Cómo exponer a un alumno a semejante reto en su primera batalla? Sería como dejar a un policía recién recibido enfrentarse al más metódico asesino. No podía dejar que pasase.
-Lo lamento- puso su voz lo mas suave posible para no lastimar los sentimientos de su alumna que con valentía se enfrentaba a una situación que superaría a cualquiera.-prefiero el taxi-se disponía a salir de nuevo pero una mano la volvía a detener.
-No tenemos otra opción- dijo mientras la conducía a la camilla  y sacaba su celular marcando un número. –Tom, ven para la enfermería, ahora.-cortó.
-¿Qué...?-se vio interrumpida
-Es medico- soltó la información con desgana.- el sabrá curarte- le sonreía abiertamente pensando que había encontrado la solución.
Se sintió mal, la había rechazado hasta el punto en que Naomi había llamado a la persona que la paralizaba para que le brindase servicios. Pero aquello no era lo que quería, menos a Tom curándola, sabría su punto débil y se burlaría hasta el fin de los días. Solo habían intercambiado unas palabras contadas pero la mitad eran burlas para ella. Estaba perdida, después de todo salvarla y pedirle que la ayude solo traerían problemas pensó.
-Siéntate- Naomi solo se preocupaba por ella después de todo. No podía odiarla.-llegara en cualquier momento.
-Gracias- debía agradecerle, el esfuerzo que su alumna había hecho era enorme. La vio ruborizarse, capaz que nadie agradecía hoy en día.
-No es na-nada- ¿se pondría a tartamudear ahora?- ¿necesitas llamar a alguien?
-¡Sí! – Se acordó del buffet.- gracias – recibió el teléfono y le sonrió por hacerle acordar.
-De nada
-Mark, si si, hoy no iré, ¡no seas idiota! Puedes arreglártelas sin mi, apenas pueda me doy una vuelta, no te prometo nada, ¡aja!- verla hablar por teléfono tan confidencialmente con alguien la hacia demasiado joven, y  la ropa aunque estaba manchada de sangre le daba unos ¿veinte? ¡Era absurdo! ¿Cómo podría tener veintes años? Era una profesora, no podría tener esa edad. Se dio cuenta que la estaba mirando demasiado por lo que le dio la espalda. Pensar en su edad no ayudaría en nada, al menos que su sed de curiosidad por su profesora le sirviera de algo para la aguja y el hilo de cerdo. Otro pensamiento arribo a la mente de la morena. Estaban solas, se había dado cuentas desde que ella le susurró que solo quería que ella la acompañase, cosa que la hizo vibrar entera y saltar su corazón como loco. Ayudarla cuando parecía no tener fuerzas para caminar solo hizo que consiguiera tener su perfume impregnado, solo la había ayudado un piso pero su perfume todavía lo tenía en la ropa. Y la forma en que le sonrió por recordarle algo, la había dejado fuera de combate, respondió por inercia y se agradeció a si misma por esa respuesta semi automática de lo contrario la hubiese mirado con la boca abierta. Algo andaba mal… nunca nadie tenia tanto poder para hacerla tartamudear, ni siquiera su hermano.
-Señorita Clark- escucho a su espalda- aquí tiene.- le devolvía el móvil. Cuando lo tomo en sus manos accidentalmente toco la piel de Kall.
Si la primera vez que había tocado su piel un impulso eléctrico se había desplazado por su mano hasta el ante brazo ahora… ahora era completamente diferente. No era una simple corriente eléctrica, era un rayo que recorría desde su mano hasta su cabeza, su otra mano y finalmente descendía a sus pies. Se quedo helada por la vibración provocando la caída del celular. Kall instantáneamente se disculpo y bajo en busca del celular, se dio cuenta que todavía seguía petrificada haciendo el mejor esfuerzo por volver a la realidad. Volvió en si en menos de un segundo y se agacho para evitarle a su profesora la movilidad pero se dio cuenta que ambas estaban de punta de pies en el suelo y con la cara a escasos centímetros de la otra. No la estaba tocando pero la electricidad corría por su cuerpo sin dejarla respirar.
-¡Naomi!- el grito le devolvió a la realidad y pudo respirar- ¿estas bien?- su profesora penetraba con su mirada en sus ojos desarmándola entera.
Entonces lo vio, su alumna estaba helada en el suelo, no se movía, no reaccionaba. Se preocupo, capaz que si estaba lastimada después de todo. Lo noto solo porque estaba con una colita, no la había mirado por el solo hecho que hacerlo la preocuparía más con su cara pálida. Tenia una herida en la frente.
Por alguna razón la sangre en la morena no parecía afectarle así que sin pedirle permiso toco su frente. La vio asustarse – Tranquilízate, no te hare daño- el rubor estaba de vuelta en la piel bronceada. – Te veré mejor en la camilla.- agarro su mano y la condujo hasta la camilla, cuando la acostó se dio cuenta que el rubor estaba mas presente que nunca. Quizás Naomi pensaba en otra cosa, por lo que decidió explicar en voz alta – tienes una herida superficial en la frente, será mejor desinfectarla y ponerte una gasa-  y así se dispuso a buscar los utensilios para curarla.
El corazón parecía volver a su ritmo habitual luego de unas respiraciones para tranquilizarse. Por un segundo pensó en cualquier cosa, por un segundo el corazón parecía querer salirse del pecho al escuchar que la vería mejor en la camilla. ¿Qué pasa conmigo? Se reprochaba en silencio mientras Kall volvía ya con lo necesario para tratar su herida en la frente.
Mientras trabajaba con su frente se permitió mirarla de cerca. Era simplemente perfecta, aun con todos los pequeños rasguños que el vidrio había hecho en su cara, era simplemente hermosa. La mujer más linda que su memoria le permitía recordar. Tenía un semblante calmo, cualquiera que la viera desde su ángulo nunca adivinaría que saltaba a un gran ventanal de vidrio para salvarla a ella. Cuando parecía haber terminado una gota de sangre de la mano izquierda de su profesora toco su mejilla.
-Ops, lo lamento- le dijo al momento que con su dedo pulgar barría la gota de su piel. Hubiera suspirado pero el momento lo corto unos golpes en la puerta- debe ser tu hermano- se levantó para abrirle a su hermano y unas manos la detuvieron en su brazo derecho.- por favor, ¿podrías dejarme a solas con el?- era lo segunda cosa que había pedido en toda la tarde y sabia que tenia que decir que si. Pero su garganta parecía no permitirle el paso a ninguna letra y le ardía demasiado. Odiaba admitirlo pero no quería dejarla a solas con su hermano, no después de ver la sonrisa con la cual su hermano había dicho ‘’interesante’’, sabia que muy posiblemente iría por ella. Solo asintió y su profesora le soltó el brazo, algo que le dolió demasiado- gracias- pudo notar a través del reflejo del espejo como su profesora le regalaba una sonrisa, una autentica sonrisa. A duras penas llego hasta la puerta y la abrió. Y allí estaba su hermano, con la cara sonriente.
-¿Quién es el herido?- preguntaba ignorante. Le hizo señas con la cabeza en dirección a la camilla y vio como se le iluminaban los ojos mientras que la sonrisa se expandía de oreja a oreja.- geniaaal- tenia que salir de allí, antes de que la cuchillada que había recibido en el pecho la dejase sin respirar. Y salió sin decir palabra. Alejándose lo mas posible de su hermano y su profesora, de la enfermería y del dolor que la atormentaban en el pecho y estomago. 

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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Eugeene Derechos Reservados
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2 comentarios:

  1. Me encanta ésta historia!!!
    Por fin Naomi trata bien a Kall,ya era hora.
    Sólo espero que no se enamore de Tom y que siga aumentando la relación entre ellas.
    #TeamNaokall

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  2. Repito, lo unico que no me "gusta" de esta historia es el tiempo de espera de un capitulo a otro...muy interesante el manejo que le has dado hasta ahora a la historia, me encanta. Gracias eugeene por el tiempo q nos regalas

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