Todo
había pasado frente a sus ojos muy rápido, aunque ella siempre fue capaz de
actuar a la altura de las circunstancias. Y esta vez no era diferente. Había
predicho o quizás adivinado lo que haría su alumna y como siempre, no pudo
evitar ayudarla. Era algo magnético, quizás hasta mágico que la impulsaba cada
vez que aquella perfecta anatomía se ponía en peligro. Pero llegaba un punto en
que se preguntaba ¿qué tan estúpida era? ¿Saltaría frente a todos los vidrios
ante los cuales la morena se fuera a estrellar? Tenía que parar, en algún punto
debía parar o de lo contrario terminaría igual que aquellos cristales… rotos y
esparcidos por todo el piso.
Se
lamento en silencio, sino Naomi creería que seria su culpa o algo así. Y si no
lo creía Naomi alguien mas vendría y le diría ‘’si no querías terminar así ¿por
qué saltaste?’’ y no podría responder esa pregunta, por la sencilla razón que
no lo sabia. Temía respirar, temía que el olor de la sangre se impregne en su
piel y que alcance su nariz. Era su único punto débil. Intento pensar en sus
casos, otras cosas, pensar inclusive en Tom, por lo menos ahora le vendría bien
que intentara burlarse de ella así podría distraerse y olvidarse de la sangre. Sonrió
ante este pensamiento, nunca antes se había imaginado que le gustaría que se
burlasen de ella mientras estaba tirada en el piso rodeada de vidrios y
sangrando.
-Oye-la
movían del brazo y reclamaban su presencia: por lo menos la verbal no la
mental- ¡Profesora!- la voz se empezaba a tornar desesperada.
-¿Estás
bien?-dijo al momento que tiraba todo su aire
e inhalaba con miedo el olor a sangre.- ¿te has hecho daño?
-No…-
se notaba la timidez en la voz de Naomi. Abrir los ojos solo la intimidaría
pensó- debo llevarte a la enfermería.
-No
te preocupes- se empezó a enderezar y abrió sus ojos encontrándose con los
celestes de Naomi- no tengo nada…son solo unos rasguños- Naomi la miraba reprochándola.
-¡De
ninguna manera!-quizás salvarla solo traía problemas pensó- te llevare a la
enfermería y si no lo haces-¿la estaba amenazando?- hablare con mi
papa-sentenció Naomi.
-¿Olvidas
que te salve con Chang?-tenia que huir de allí antes de descomponerse y mostrar
su debilidad. Si herir el orgullo de su mejor alumna era un paso a seguir, lo
haría.
-Y
te estoy agradecida- sonaba sincera- pero ahora-la miraba con
preocupación.-tenemos que hacerte ver esas heridas.-
¿Por
qué era tan terca? Saltaba por un vidrio para amortiguar su caída pero… ¿no quería
ver a un doctor? ¿Que clase de persona no le teme a una gran ventana de vidrio
pero si a una simple doctor que lo único que hará será curarte? Estaba
agradecida, había salvado todas sus bases de confianza que pensaba intactas
hasta el momento: su futuro, su amistad y ahora su salud. Tenia que llevarla a
que le revisasen si tenia algún vidrio incrustado o pero aun si tenia alguna infección. Pero la profesora
solo se dignaba a rechazar su invitación a la sanación. La había amenazado y
como respuesta recibió una pisoteada de orgullo pero no le importo por que lo
único que quería en ese momento era curar aquellas heridas que se hallaban
repartidas por el cuerpo de su joven profesora.
-Por
favor- empezó a palpar la sangre del dorso de la mano izquierda que parecía
bastante profunda- déjame llevarte a la enfermería- su voz se había tornado una
suplica, solo le faltaba llorar. Si tenia que llorar lo haría. Vio la
resignación en los ojos de su adversario y una invitación a algún secreto. Se acercó
con su oído a su boca y escucho.
-Con
una condición- hablaba en susurros y solo escuchaba porque estaba cerca, sino
el bullicio que hacia la gente alrededor que solo buscaba ayudar, habría
ensordecido esa petición.-solo tu puedes venir conmigo.
Había cedido, no
podía escapar fácilmente una vez que todo el mundo se había acercado, no podría
haber huido si no era Naomi alguien mas la obligaría a dirigirse a la
enfermería. Y aunque odiase la sangre tenía que revisarse. Si era Naomi por lo
menos le guardaría el secreto, después de todo ella había hecho cosas por ella
ya, algo de devolución era bueno aunque no le gustase pensar que era una deuda.
Naomi había despedido rápidamente a los curiosos e informado a su profesora de
gimnasia que la acompañaría a la enfermería. La profesora asintió sin reprocharle
nada, después de todo ser hija del director tenia sus privilegios. Caminaban
con rumbo a la enfermería en el segundo piso y ya podía sentir como la fuerza
se escapaba de sus manos sin importarle dejar su cuerpo tirado en el camino. Tenía
que hablar con Naomi y decirle que en cualquier momento se desmayaría. Pero
antes de darse cuenta tenia a su alumna en su costado izquierdo haciéndole
palanca y brindándole su ayuda. Sonrió, después de todo en su cara debía llevar
escrito ‘’me desmayare’’.
Entraron en la
habitación destinada a primeros auxilios pero no había nadie. Gracias a Naomi
que tenía una copia de la llave maestra de la escuela. Sin pedir permiso ni
nada se recostó en la camilla, cerró sus ojos, y con la única mano sana la poso
en ojos para evitar la claridad o la vergüenza. Por lo menos estaba cerca de
una ventana y esta traía aire fresco constantemente alejando el olor a sangre
que parecía ser su mejor amigo desde hacia 15 minutos.
-Gracias- no quería retenerla-
ya puedes regresar a clases.
-mmm- la escuchaba
dudar o fingir duda-no lo creo- trajo una silla hasta el costado de la camilla
en la cual ella misma había dormido hacia un par de días.
-Naom- se detuvo y
aclaro su garganta- señorita Clark, le ordeno que valla a clases.
-No eres mi profesora
ahora- sonaba a burla o quizás preocupación, no estaba muy concentrada en eso
sino en la punzada que sentía en su mano izquierda que se hizo presente en el
momento que la dejo colgando al lado de la camilla.
-Llamare a tu padre-
hizo el esfuerzo de sacarlo de su bolsillo izquierdo instintivamente con su
mano izquierda- ¡Agghh!- ahogo un grito de dolor en su mano derecha.
-¿Te duele?-Naomi se
había parado y revisaba la herida con la mirada- llamare a Méndez- saco su celular
y se alejó unos metros en busca de privacidad.
Esto era malo, muy
malo. Podía sentir el vidrio en su interior, y la fobia ya casi se apoderaba de
su ser ¡CONTROLATE! Debía tener total confianza, manejar la situación y lo mas
importante de todo no arrastrar al pánico a la alumna que solo quería ayudarla.
Escucho un par de gritos negativos por parte de Naomi que unos minutos seguidos
volvió con una mirada bastante triste y complicada.
-Esto…-parecía que recibía
la entrada de un doctor anunciando que su hijo moría- esto es complicado- la
veía caminar en círculos mientras fregaba nerviosamente las manos con el
celular- Méndez no esta libre en este momento y…- no era tan malo, la doctora
siempre podía tener percances- mi papa no esta en la academia…-bajo la cabeza
después de hablarle.
-¿Cuál es el
problema?- no entendía el por qué Naomi parecía tan triste.
-No hay nadie para
tratarte la herida de inmediato…-susurro mientras levantaba la mirada, el cielo
en esos ojos parecía enturbiado por una tormenta ¿eran lágrimas?
-Eso no es problema-
no debía llorar por aquello, era insignificante para Kall- la tratare cuando
vuelva a casa- se levanto de la camilla y comenzaba a caminar.
-¡No puedes!- Naomi
la había agarrado del brazo- casi no puedes ni caminar- la señalo en el espejo
y tenia la cara mas pálida que el mármol de piso.- Crecí prácticamente en esta
sala, Méndez para mi es como una madre- la veía agachar la cabeza- se como
curar esa herida…- dejo escapar las palabras tan bajito que de no se porque
estaba mirando su cara en el espejo hubiera jurado que lo imagino.
Cerro lo ojos, esto
tenia que ser alguna especie de pesadilla. Si, eso era, un sueño. Seguramente
cuando abriera los ojos de vuelta estaría en su cama, y seguro Cris estaría
abrazada a ella por que no quería dormir abajo sola. Después de un par de
patadas y almohadazos para darle un dulce despertar a su amiga harían la rutina
de la mañana. Desayunarían, reirían y cada una partiría a su respectiva
pasantía. Esa era la rutina programada por lo menos por tres meses hasta que
terminara el ciclo lectivo en la academia. Inspiro profundamente y abrió los
ojos. Pero no, no era un sueño ni una pesadilla, allí todavía sentía la mano de
Naomi agarrando su ante brazo pidiéndole en silencio el permiso para sacar
restos de vidrios y coser su herida.
-Apenas eres…-dejo la
frase inconclusa- no te preocupes, pido un taxi y me voy a un hospital.
-No, sabes que la
academia esta alejada de la ciudad-punto a favor para Naomi- y con las fuerzas
que tienes no creo que resistas mucho sin quedarte inconsciente.-segundo a
favor-llamar a una ambulancia seria un gasto totalmente inútil para tal herida-
strike tres, ganadora Naomi.
Tenia que convencer a
su profesora que estaba capacitada para hacerlo. Méndez siempre estaba ocupada
por que alguien siempre se lastimaba, cada vez que jugaban alguien venia con un
herido en brazos y como nunca le molesto la sangre siempre observaba ese
procedimiento que se repetía una y otra vez con la aguja y el hilo de cerdo. Un
día sin mas, le dijo a su amiga mayor que sabia como coser y como la misma no le
creía la puso a prueba. Con un simple ejercicio demostró su facultad a la única
figura materna que había tenido en los últimos años y se gano la aprobación de
ella: que cuando alguna emergencia se presentara, ella no estuviese presente y
la herida no superase sus capacidades, podría coserla o trabajarla. Era de público
conocimiento su capacidad de tratar de heridas, pero esa anatomía lastimada no
conocía nada de la academia y por ende no sabia de sus habilidades. Debía conversarla.
-Yo…-lo mejor era
empezar por el pasado- siempre jugaba con la doc.- tragó saliva- era la única
que quería jugar conmigo desde pequeña- bajaba la cabeza de vergüenza, odiaba
hablar del pasado- pero alguien siempre interrumpía…con un herido- intento
explicar como cargaban con las victimas ficticias.- siempre observaba como los
curaba y así aprendí el oficio.- corto, simple y con firmeza en la voz.
-Te creo- acaricio la
mano mientras se deshacía de su agarre- pero no es por ti, es por mí.-Y ese era
el problema, creía y confiaba en que llevaría a cabo el mejor de los
tratamientos o suturas pero con un paciente normal. Ella no era normal, la
fobia que sentía por los doctores, por la sangre y exagerar el dolor la
convertían en todo un duelo para cualquier profesional que intentara curarla.
Era algo inevitable, algo que no podía controlar y aunque pusiera todo su
autocontrol no lo lograría, ya lo sabía. No podía someter a Naomi a semejante
prueba, como se supone que la dejaría si lo único que haría sería gritarle que
parase y hasta podría echarse a llorar ¿Cómo exponer a un alumno a semejante
reto en su primera batalla? Sería como dejar a un policía recién recibido
enfrentarse al más metódico asesino. No podía dejar que pasase.
-Lo lamento- puso su
voz lo mas suave posible para no lastimar los sentimientos de su alumna que con
valentía se enfrentaba a una situación que superaría a cualquiera.-prefiero el
taxi-se disponía a salir de nuevo pero una mano la volvía a detener.
-No tenemos otra
opción- dijo mientras la conducía a la camilla
y sacaba su celular marcando un número. –Tom, ven para la enfermería, ahora.-cortó.
-¿Qué...?-se vio
interrumpida
-Es medico- soltó la
información con desgana.- el sabrá curarte- le sonreía abiertamente pensando
que había encontrado la solución.
Se sintió mal, la
había rechazado hasta el punto en que Naomi había llamado a la persona que la
paralizaba para que le brindase servicios. Pero aquello no era lo que quería,
menos a Tom curándola, sabría su punto débil y se burlaría hasta el fin de los
días. Solo habían intercambiado unas palabras contadas pero la mitad eran
burlas para ella. Estaba perdida, después de todo salvarla y pedirle que la
ayude solo traerían problemas pensó.
-Siéntate- Naomi solo
se preocupaba por ella después de todo. No podía odiarla.-llegara en cualquier
momento.
-Gracias- debía
agradecerle, el esfuerzo que su alumna había hecho era enorme. La vio
ruborizarse, capaz que nadie agradecía hoy en día.
-No es na-nada- ¿se
pondría a tartamudear ahora?- ¿necesitas llamar a alguien?
-¡Sí! – Se acordó del
buffet.- gracias – recibió el teléfono y le sonrió por hacerle acordar.
-De nada
-Mark, si si, hoy no iré,
¡no seas idiota! Puedes arreglártelas sin mi, apenas pueda me doy una vuelta,
no te prometo nada, ¡aja!- verla hablar por teléfono tan confidencialmente con
alguien la hacia demasiado joven, y la
ropa aunque estaba manchada de sangre le daba unos ¿veinte? ¡Era absurdo! ¿Cómo
podría tener veintes años? Era una profesora, no podría tener esa edad. Se dio
cuenta que la estaba mirando demasiado por lo que le dio la espalda. Pensar en
su edad no ayudaría en nada, al menos que su sed de curiosidad por su profesora
le sirviera de algo para la aguja y el hilo de cerdo. Otro pensamiento arribo a
la mente de la morena. Estaban solas, se había dado cuentas desde que ella le
susurró que solo quería que ella la acompañase, cosa que la hizo vibrar entera
y saltar su corazón como loco. Ayudarla cuando parecía no tener fuerzas para
caminar solo hizo que consiguiera tener su perfume impregnado, solo la había
ayudado un piso pero su perfume todavía lo tenía en la ropa. Y la forma en que
le sonrió por recordarle algo, la había dejado fuera de combate, respondió por
inercia y se agradeció a si misma por esa respuesta semi automática de lo
contrario la hubiese mirado con la boca abierta. Algo andaba mal… nunca nadie
tenia tanto poder para hacerla tartamudear, ni siquiera su hermano.
-Señorita Clark-
escucho a su espalda- aquí tiene.- le devolvía el móvil. Cuando lo tomo en sus
manos accidentalmente toco la piel de Kall.
Si la primera vez que
había tocado su piel un impulso eléctrico se había desplazado por su mano hasta
el ante brazo ahora… ahora era completamente diferente. No era una simple
corriente eléctrica, era un rayo que recorría desde su mano hasta su cabeza, su
otra mano y finalmente descendía a sus pies. Se quedo helada por la vibración
provocando la caída del celular. Kall instantáneamente se disculpo y bajo en
busca del celular, se dio cuenta que todavía seguía petrificada haciendo el
mejor esfuerzo por volver a la realidad. Volvió en si en menos de un segundo y se
agacho para evitarle a su profesora la movilidad pero se dio cuenta que ambas
estaban de punta de pies en el suelo y con la cara a escasos centímetros de la
otra. No la estaba tocando pero la electricidad corría por su cuerpo sin
dejarla respirar.
-¡Naomi!- el grito le
devolvió a la realidad y pudo respirar- ¿estas bien?- su profesora penetraba
con su mirada en sus ojos desarmándola entera.
Entonces lo vio, su
alumna estaba helada en el suelo, no se movía, no reaccionaba. Se preocupo,
capaz que si estaba lastimada después de todo. Lo noto solo porque estaba con
una colita, no la había mirado por el solo hecho que hacerlo la preocuparía más
con su cara pálida. Tenia una herida en la frente.
Por alguna razón la
sangre en la morena no parecía afectarle así que sin pedirle permiso toco su
frente. La vio asustarse – Tranquilízate, no te hare daño- el rubor estaba de
vuelta en la piel bronceada. – Te veré mejor en la camilla.- agarro su mano y
la condujo hasta la camilla, cuando la acostó se dio cuenta que el rubor estaba
mas presente que nunca. Quizás Naomi pensaba en otra cosa, por lo que decidió
explicar en voz alta – tienes una herida superficial en la frente, será mejor
desinfectarla y ponerte una gasa- y así
se dispuso a buscar los utensilios para curarla.
El corazón parecía
volver a su ritmo habitual luego de unas respiraciones para tranquilizarse. Por
un segundo pensó en cualquier cosa, por un segundo el corazón parecía querer
salirse del pecho al escuchar que la vería mejor en la camilla. ¿Qué pasa
conmigo? Se reprochaba en silencio mientras Kall volvía ya con lo necesario
para tratar su herida en la frente.
Mientras trabajaba
con su frente se permitió mirarla de cerca. Era simplemente perfecta, aun con
todos los pequeños rasguños que el vidrio había hecho en su cara, era
simplemente hermosa. La mujer más linda que su memoria le permitía recordar. Tenía
un semblante calmo, cualquiera que la viera desde su ángulo nunca adivinaría
que saltaba a un gran ventanal de vidrio para salvarla a ella. Cuando parecía
haber terminado una gota de sangre de la mano izquierda de su profesora toco su
mejilla.
-Ops, lo lamento- le
dijo al momento que con su dedo pulgar barría la gota de su piel. Hubiera
suspirado pero el momento lo corto unos golpes en la puerta- debe ser tu
hermano- se levantó para abrirle a su hermano y unas manos la detuvieron en su
brazo derecho.- por favor, ¿podrías dejarme a solas con el?- era lo segunda
cosa que había pedido en toda la tarde y sabia que tenia que decir que si. Pero
su garganta parecía no permitirle el paso a ninguna letra y le ardía demasiado.
Odiaba admitirlo pero no quería dejarla a solas con su hermano, no después de
ver la sonrisa con la cual su hermano había dicho ‘’interesante’’, sabia que
muy posiblemente iría por ella. Solo asintió y su profesora le soltó el brazo,
algo que le dolió demasiado- gracias- pudo notar a través del reflejo del
espejo como su profesora le regalaba una sonrisa, una autentica sonrisa. A
duras penas llego hasta la puerta y la abrió. Y allí estaba su hermano, con la
cara sonriente.
-¿Quién es el
herido?- preguntaba ignorante. Le hizo señas con la cabeza en dirección a la
camilla y vio como se le iluminaban los ojos mientras que la sonrisa se expandía
de oreja a oreja.- geniaaal- tenia que salir de allí, antes de que la
cuchillada que había recibido en el pecho la dejase sin respirar. Y salió sin
decir palabra. Alejándose lo mas posible de su hermano y su profesora, de la
enfermería y del dolor que la atormentaban en el pecho y
estomago.
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Me encanta ésta historia!!!
ResponderEliminarPor fin Naomi trata bien a Kall,ya era hora.
Sólo espero que no se enamore de Tom y que siga aumentando la relación entre ellas.
#TeamNaokall
Repito, lo unico que no me "gusta" de esta historia es el tiempo de espera de un capitulo a otro...muy interesante el manejo que le has dado hasta ahora a la historia, me encanta. Gracias eugeene por el tiempo q nos regalas
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