Le obligó a clavar el pie derecho sobre el
colchón y esa pierna quedó a su entera disposición, y solo con la yema de dedo
mayor y con algo de timidez comenzaba a despertar un tímido ardor… La morena
suspiró cargada de deseo y mojó sus labios para soportar el calor… Tembló
porque no se explicaba la tibieza ni la yaga que abría en la piel un simple
roce… Aquella “perversidad” no la juzgaría ningún tribunal así que a resistir los
tumbos que daba el corazón y los nudos que se ataban en el vientre y en la
garganta.
Emma era el asaltante y las esposas se
cerraban, inicuamente, sobre sus muñecas y perdía la capacidad para guiarla y
quedó como mera espectadora del suave beso en el lateral interno de su muslo. Cerró
los ojos porque sólo necesitaba la sensación de como desaparecían los presagios
y las fragilidades y por descuido una boca se estrellaba contra su suspiro. Las
manos cayeron en su cuello, y en la terneza del aliento, y sus dientes
mordieron el beso. Tarde e infame se estaba cumpliendo la fantasía, no era tan
fácil arder estando a punto de quebrarse.
31 años tardó en sentir amor de una forma
inexplicable y sólo los segundos que dura un giro para sentir lo suave de la
tela en la espalda y como la piel de sus muslos se rozaba. Mientras la indigencia
se volvía incontrolable, reptaban entre besos y lamidas hasta apoyar la cabeza
en las almohadas. Emma se quitó la remera rápidamente dejando ver lo agitado y
blanco de su pecho, los lunares y las pecas y lo tentador del surco entre sus
senos.
Si quería el sufrimiento de la hoguera lo
despertó a gritos pasando la lengua por donde no debía, y estaba entre débil y dócil,
entre excitada y expectante y entre seductora y seducida… Y es que parecía que
nada en este mundo podía impedir el encuentro, las cadenas y el engarce… Y se
avivaba a besos, a rezos y suplicas, que eran gimoteos en negaciones
incoherentes muriendo en la oreja de Emma.
Se hundía, aún vestida, sobre suelo desierto
e inexplorado ¿Podía refugiarse entre sus piernas para toda la vida? ¿Cuánto le
estaba dando? ¿Cuánto se estaba guardando? ¿Quién cedía realmente?...
Simplemente estaba sintiendo miedo y simplemente porque sabía que ya no podía
esconder el corazón y menos lo que llevaba dentro de él… Y otra vez esa
sensación extrañamente inoportuna y se ahogaba de una pasividad que no era
digna de ella. Pum! Se escuchó en seco y de pronto todo era estática.
Emma tenía la vista clavada en el perchero de
pie que ahora estaba en el piso y el terror se hacía más punzante cuando se
centró en ella. Le descubría porque Emma le leía insultantemente, con ella no
había manera de ocultarse, no podía escapar de su mirada. Y ver como esos ojos
pasaban de incinerar a indagar le provocó tragar pausado… Los ladridos del
perro volvieron a llamar la atención de Emma… Y suspiró porque ese perro se
acababa de convertir en su mejor amigo al hacer sonar la campana una vez más…
- Lo siento… – Emma sonrió disculpándose y
resbalando sobre su cuerpo para abandonar la cama
- Quizás quiera ir al baño – sugirió lo
primero que se le pasó por la cabeza
- Entonces lo llevaré afuera – Buscó su ropa,
que estaba desperdigada por toda la habitación y por último se acercó a dejar
un beso en sus labios – lo siento… – Volvió a disculparse
- No tienes porque… – sonrió algo nerviosa
por la mentira y por lo injusto del giro ¿Cómo era que Emma debía
responsabilizarse y encima disculparse? – No, si vuelves a la cama – intentó
ronronear sensualmente
- Volveré… – le aseguró
- ¿Qué te pasa Jenny??? – se preguntó a ella
misma mientras pasaba las manos desesperadamente por su cabello. Golpeó el puño
contra una almohada como si la misma fuera a soltar en confesión alguna
explicación, alguna fórmula mágica para volver a estar entera – ¿Qué mierda
pasa??? – Miró todo su cuarto y esta vez no había excusas ya no se sentía
enferma, ni cansada ni extraña. Una vez más volvía a fallar, a fallarle a la
mujer que amaba. ¿Qué demonios le diría? ¿Otra vez que era la hora de dormir???
Llegó hasta el espejo del baño, se buscó en
el reflejo y no hallarse, no hallar ni siquiera un pedacito de ella, fue uno de
los golpes más duros que había recibido en un largo tiempo… Y tembló al saber
que no podía hacer más que apretar los puños y cerrar los ojos con fuerza, no
con Emma dando vueltas en casa… Apeló a su poder de actuación, no quería
mentirle pero tampoco dañarle innecesariamente con la verdad. El problema no
era Emma, era ella y esa “conexión” que se perdía entre el cuerpo y la mente a
la hora de la cama… Cuando tuvo el coraje para salir lo primero que se encontró
fue a Emma mirando hacia su cama…
- ¿Recuerdas la no…??? – La miró de pies a
cabeza, lo sensual y lo femenino, y por más de haber pasado por varias locuras
antes de llegar al amor todavía tenía la impresión de primer momento, adorarla
sería el premio y el castigo, el principio y el fin y la vida y la muerte…
estaba totalmente agradecida de que fuera con alguien como ella, jamás nada le
había hecho sentir tan viva… ¿Pero qué iba a recordarle?... Si ella sabía,
mejor que nadie, lo cobarde de los pretextos para la demora – ¿Recuerdas?
- Claro… – Sonrió mirando todo el lugar, todo
estaba igual menos ella y eso si recordaba patente cuando había ocurrido: la
mañana después de aquella noche, recordaba todo lo que había sentido y como se
repetía mañana tras mañana y noche tras noche. Bajó la mirada porque también
recordaba como quería saciarse de ella y hacerle gemir hasta cerciorarse de que
no era ni mejor ni distinto de nadie. Nunca había buscado comprenderle si no
arrodillarla ante el sexo – Claro que lo recuerdo – Qué equivocada que
estaba!!!
- ¿Qué querías? – preguntó con la voz
vacilante pero estaba dispuesta a escuchar cualquier cosa que le dijese esa
boca – Realmente, ¿qué querías, Jennifer?
- Quería… – Volvió a escarbar en la memoria y
sacar todo lo que estaba demás, hasta el ahora complicado sexo. Siempre lo había
sabido pero hace una estación atrás reconocer la llevaría a golpearse la cabeza
contra la pared hasta quitarse la idea – Quería… – caminó hasta quedarse a su
lado mirando también a la cama – Quería un abrazo para poder… respirarte
tranquila… y sin sufrir por desearlo, me encanta tu aroma y tu temperatura… –
Sonrió y negó con la cabeza, aquellas eran las dos cosas que más laceraban
después de la cordialidad, estaba peor de lo que creía
Para el asombro de Jenny, Emma se lo concedía
allí mismo, le abrasaba suavemente, cruzaba los brazos por su cintura y le llevaba
contra su pecho. Apoyó los labios, sin pretensiones, en su cuello y solo
respiraba, agradeció el gesto simplista y la caricia en el alma. Estuvieron así
un buen tiempo, sintiéndose tranquilas y completas. Se miraron, se sonrieron y
magnéticamente volvieron a besarse. De un salto, la morena estaba encima de
Emma y como siempre, Emma, las trasladaba a la cama.
- ¿Es que no podías pedirlo hablando? – Emma
preguntó sonriendo – Noooo! Tuviste que hacerme beber tres botellas de vino y
hacerme tambalear por toda la casa…
- Jajaja. Lo siento – Dejó un suave beso en
sus labios – Es que no sabía cómo decírtelo – dijo poniendo su mejor cara de
chica tímida ante la mirada desconfiada de Emma – Y te ves muy graciosa media
anestesiada. ¿Y tú?
- ¿Yo qué? – Enredaba los rizos entre sus
dedos
- ¿Qué querías? – preguntó melosa mientras
acariciaba su nuca
- Mmm… – La morena sonreía mientras la veía
pensar, si esquivaba o mentía a su pregunta daba igual, una vez más sólo le
estaba sosteniendo para no dejarle caer, esta vez en la preocupación por su
fallo sexual – Quería… – mordió sus labios como signo de que se debatía entre soltarlo
o no – No te asustes porque vas a escuchar, eh – Le advirtió y suspiró al ver
que la morena le esperaba – Quería… Bueno, yo quería… “Dormir contigo” – sonrió
nerviosa – Pensé que era mi única oportunidad…
- ¿Cómo? – preguntó curiosa
- Eso… – se encogió de hombros y al instante
estaba colorada – Quizás nunca más se volviese a repetir…
- ¿Cuando dices “dormir”???
- Me refiero a “yacer”– Asintió con la cabeza
cortando las dudas de la morena – Sabía que no pegaría ojo, bueno, intenté no
dormir pero la bebida me venció… Eres la
primera persona con la que realmente quiero tumbarme y no hacer nada… – La dejó
suavemente en la cama, comenzó a quitarse
nuevamente la ropa y después se tumbó mirando hacia ella – Quizás sólo
quería descansar a tu lado…
- ¿Estabas cansada? – Preguntó mientras
colocaba bien su flequillo
- Un poco… – Suspiró relajándose y cerrando
los ojos – Y esta cama se ve de lo más suave y cómoda… – Comprobó la
elasticidad haciendo peso con el cuerpo – Esta cama es perfecta para mí…
- Jajaja… No es la cama bonita… Es la
compañía – Dijo presumida mientras pasaba la mano en una caricia por el muslo. Trajo
la mantas desde lo pies y susurró a su oído, para que todo quedara en
confidencia – Eres testadura y los cambios no son tu fuerte… – Enredaban sus
piernas
- Los cambios no son el fuerte de nadie – se
justificó a ella y a todo el planeta
- Un día dolerá hasta el aire… y se hará
imposible respirar… – Habló desde la experiencia propia, ya había amado y se
sintió en la obligación de advertirle que no todo siempre saldría según lo
planeado – A veces se hace imposible
respirar sin lo que más quieres…
- Entonces deséame suerte – susurró con total
seriedad y pensando que por primera vez no sabía a dónde ir
- Suerte bonita – sonrió y terminó de
acomodarse entre sus brazos
Los tres golpes en la puerta le hicieron
levantar la cabeza de la almohada sintiendo un tirón en el lateral del cuello.
Cerró los ojos porque no sabía de dónde venía toda esa luz de sol y volvían a
golpear. Agarró su bata y fregó sus ojos dormidos. Miraba hacia todos lados y
el único signo del paso de Emma por la casa era el desayuno, todavía no se
acostumbraba a estos despertares casi vacíos, sin despedidas, ni buena suerte…
sin un beso.
- ¡¡¡Hola Morena!!! – quedó perpleja al ver
al hermano de Emma y a su novia parados en la puerta de su casa – ¿Cómo estás
de la panza?
- ¿Bien??? – respondió confusa y preguntando
sin hablar que hacían allí
- Eso lo decidiremos nosotros… Permiso –
Entró a la casa sin esperar la contestación
- Hola Jenny – le saludó con un beso
- Hola Kristen – respondió lo que pudo
- Es Kerstin – le corrigió sonriente
- Lo siento… Kerstin… – Señaló su
cabeza y sus problemas para recordar los nombres – Adelante! – Al menos ella
era respetuosa.
- Tienes una casa
preciosa – le dijo Norbert – Tiene mucho estilo
- Gracias… – Puso
calentar el café, los miró un instante y preguntó lo que tenía en la cabeza – ¿Le
ha pasado algo a Emma?
- No… Aunque creo
que se volvió lesbiana…– respondió sonriente, mientras miraba un papel que
estaba encima de la mesa de la cocina – Y de esas “hartantes y empalagosas”
porque pone: “Llámame por cualquier cosa e hidrátate” y deja su número por si
lo has olvidado… Jajaja – levantó la nota por una punta y la alejó de su vista
como si le tuviera asco
- Dame eso… – Jenny
se la arrebató de las manos y no pudo
evitar leerla
- Norbert… – La
novia le enviaba una mirada que rayaba entre el reproche y la crítica a la
actitud entrometida
- Es que no me lo
creo!!! – levantó los brazos indignadísimo – Es que no sabe lo que tiene que
hacer la pobre… no se lo tengas en cuenta Jenny
- ¿Qué dices? –
Jenny ni le miraba, los ojos estaban fijos en la combinación de dígitos que
sabía de memoria pero que nunca se le había entregado, hasta hoy… y ese “por
cualquier cosa” disparaba locuras de todo tipo en su cabeza
- Bah! Da igual…
mátala a besos si quieres – Y Jenny seguía sin escuchar – Veo que Emma te ha
cuidado bien – Levantó el frasco de medicina y leyó su nombre – Es para los
vómitos… – le aclaró al ver que Jenny le miraba investigadora – Te lo receté
anoche
- ¿En qué
momento??? – Preguntó irónica y la verdad es que no recordaba haberlo visto
- Cuando volabas de
fiebre… – le respondió sonriente – Siéntate morena – señaló una silla – Yo me
encargo de ese café
- Ok… – se sentó a
ver y a esperar que harían aquellos dos en su casa y con ella
Perfecto! Como mínimo había 150 personas en
el salón si no era que más, cerró la puerta detrás de sí y miró a todos lados
esperando que Bodo la rescatase pero él único que avanzaba en su dirección era
Piet Vogel con su descarada sonrisa. Por dos segundos pensó en dar la vuelta y
volver por donde había venido, demasiada gente y demasiada incomodidad, pero
Piet ya la tenía bien agarrada fuerte por el antebrazo
- Nos honra con su presencia profesora – Dejó
un beso en su mejilla y comenzó a guiarla
- Encantada… – dijo bajito. Todavía no
aguantaba más de dos pares de ojos encima de su persona y caminar por el
pasillo central cuchicheando con unos de los integrantes de la Junta, hacía que
todos volteasen a verla y que ellos también cuchichearan
- En serio – frenó la caminata – no sabes el
favor que me estás haciendo, tengo a estos alumnos esperando hace más de tres
horas – le sonrió y avanzaron hasta llegar a donde estaba Bodo, Ben y Jenny
junto a otros profesores.
- Bueno, aquí está la profesora Müller –
Todos la miraron nuevamente y se ruborizó, era una mierda ser el puto centro de
la atención – Creo que podemos empezar…
- Creo que será mejor postergarlo – Todas las
miradas cambiaron de dirección – No creo que Mathilda esté de acuerdo con este reemplazo – Emma no hizo más que
arrugar los labios, esa tal Mathilda debía ser la profesora de canto que estaba
designada principalmente para el trabajo. Ella ayudaría a Piet con las cuerdas y
con la elección de los violinistas
- Mathilda lleva
una mañana de retraso – dijo Piet – La profesora Müller hará su trabajo – tocó
su espalda y le hizo dar un paso al frente – Está capacitada para hacerlo…
- ¡¡¡Dios!!! Ayer
se intoxicó – volvió a rebatir y a mirarlos a todos como si fueran unos
desalmados
- Y Bodo y Jenny… y
sin embargo aquí están – fue la respuesta de Piet – y deja de poner en
evidencia “lo bien que te cae Mathilda” – dijo con tono cansino y las risas
burlonas aparecieron. Aquella expresión de la morena le robó una sonrisa a Emma.
No hubo respuestas por parte de aquel muchacho simplemente atropelló todo lo
que tenía en frente mientras se retiraba – ¡¡¡Qué gente, por dios!!! ¡¡¡Atenea!!!
– Emma le miró de enseguida porque sabía que se estaba dirigiendo a ella – Fácil!
Más fácil que sumar uno más uno… sólo debes decirme quienes son buenos
cantantes… ¿Podrás???
- Bueno, debe ser
un poco más explicito en lo que desea que haga – agarró con fuerza la tira de
su bolso ya sintiendo el cansancio de solo pensar que debía escuchar a una
centena de personas – todo depende de lo que deban cantar – Ella decidió no ser
explicita, Piet era violinista
- ¡Esto! – Piet se
pasaba una hoja con la lista de canciones. Estaba en apuros, no conocía ni una
sola y así que no sabría la tesitura adecuada – Pero solo los coros…
- Cómo? – una luz
parecía abrirse en lo oscuro del cielo. Armar un coro era fácil… eso era como
sumar uno más uno
- Pero he aquí el
problema Diosa de la sabiduría – Piet la tomó por los hombros y le hizo mirar a
la todos los alumnos – No quieren separarse… Son como hermanos gemelos… O
cantan todos juntos o no cantará ninguno
- Es comprensible –
dijo después de observarlos un rato – Deben llevar años cantando juntos y ellos
no tienen una idea individualista… Son un grupo de personas que cantan juntas –
sonrió – Son un coro y saben que en su caso la unión hace a la fuerza
- Cómo me gustaría
que todos los alumnos de esta academia pensaran como ellos – Bodo aprovechó
para meter bocadillo – no tendríamos más esas mierdas de charlas de
psicopedagogía y el bullying
- Jajaja… – todos
rieron
- Me dijiste que
grabarías en estudio, ¿no?… – le dijo Emma a Piet mientras pensaba en cómo
resolver el problema
- Es lo que tengo
pensado – se sentó en un banquillo algo frustrado – Si consigo un coro que
cante para mi… Y ahora mismo, lo veo
imposible…
- Pues… – resopló
un poco, era una decisión un tanto discriminatoria y más aun si probar sus
voces pero agilizaría bastante la búsqueda – No puedes aceptar más de 15
personas, opacarían la voz principal… Del coro sólo tres voces serán las
destacadas pero sólo una será la más importante – pensó un poco más – Ya sabes,
la persona que tiene mejor voz que el propio cantante…
- ¿Te quieres casar
conmigo? – Piet y sus ocurrencias hacían la proposición mientras dejaban un
beso en el dorso de la mano de Emma. La morena aguantó la ganas de partirle la
cara a golpes había que ser descarado para decirle tal ridiculez a Emma
- Eso es cierto –
Bodo apuntó con el índice y corroboró algo en la planilla que tenía en sus
manos – Lo cual reduce la cantidad de coros solo a tres y en los tres hay 15
personas – Le levantó una ceja diciéndole a su amiga que más exacta no podía
ser la cifra que había tirado – Iré a
decírselos
- Bodo – Jenny le
llamó – sé suave… por favor
- Claro… – asintió
con la cabeza aceptando el consejo
¡¡¡Dios!!! Suspiró largo y tendido, llevaba
más de dos horas escuchando a los coros… La música le encantaba y el canto era
su adoración… ¿Pero cómo era que todavía quedaban profesores que fueran tan cerrados
en cuanto a lo diferente??? Los tres
coros eran estupendos, estaban totalmente sincronizados pero no dejaban de ser
eso, un coro mixto, otro de hombres y otro de mujeres. Desde hacía dos horas ya
tenía la respuesta, ya podía señalar quienes eran los mejores pero faltaba la
gracia, la diversión y la actitud…
- ¿Emma qué opinas??? – Bodo la sacó del
pensamiento – No terminan por convencerte???
- Las canciones que interpretarán son
actuales, ¿no? – le preguntó en confidencia – No reconozco ni un solo nombre de
los autores – Le explicó
- Sí – le afirmó Bodo – Sólo tres son de los
80-90, en algo a que complacer a Sebastian ya que la fiesta es suya. ¡¡¡Oye!!! – Bodo la
codeó – Pero el villancico de recién sí que lo conocías, ¡¡¡te escuché
tararearlo!!!
- Te pones más tonto cuando quieres… Y sí,
mamá me lo cantaba cuando era pequeña
- Es que muero del aburrimiento – puso su
mejor cara de lastimero – Cantan “Noche de paz” y muero aquí mismo – se tocaba
el pecho simulando una puñalada
- Mmm… Escucha – Algo estaba mal, Ben que
estaba sentado a su lado se la había pasado jugando con su teléfono, Jenny
miraba sus uñas y había cambiado de postura unas 20 veces. Piet y el director
de orquestas discutían vaya a saber qué… Nadie estaba mirando… centró su visión
en una persona en particular pero siguió hablando – tengo decidido el coro,
pero la segunda voz es un espejismo, está intentando engañarme
- ¿Qué? – preguntó totalmente perdido y
mirando hacia donde Emma intentando ver lo que ella veía y nada, no veía una
mierda
- Me gusta el coro de voces blancas – sonrió,
aquella cantante de voz dulce se había ganado completamente su atención – dile
a los otros coros que se vayan y despeja el salón. Yo hablaré con las ganadoras.
Pensó en que decir para convencer a estas
Srtas. No tenía encanto ni galantería, sólo experiencia y jerarquía por una vez
en su vida y la verdad es que no sabía cómo usarla – Ejem! Ejam! – aclaró su
garganta para hacerse notar y para no pasar vergüenza con un agudo fuera de
lugar en frente del mejor coro de la academia – Srtas. Quiero decirles que he
quedado fascinada con su performance. Ese Ave María fue impresionante! –
terminó sonriendo al posar la mirada en ella y al ver cómo le esquivaba
- ¡Gracias! ¡De nada! – era la respuesta a
“coro” por su halago
- Pero tenemos un problema – dijo penosamente
– no es lo que estamos buscando
- Perdone profesora – Una alumna comenzó a
defenderse en vano dado a que nadie le estaba atacando – Pero nosotras vinimos
porque leímos un papel en el tablón que decía:…
- Lo sé… créeme que lo sé… – la interrumpió
levantando la mano – Y quiero informarles que son el coro ganador – La mayoría
de ellas expresaron su felicidad entre gritos y abrazos, sólo unas cuantas
quedaron dubitativas
- Y entonces como es que no somos lo que
están buscando?
- Eso… – Emma sonrió – Eso tiene una
explicación – le pidió con la mano que se acercasen – ¿Ven a esos tres hombres que están a mi
espalda, en línea recta?
- Sí… El director de la academia, el director
de orquesta y el violinista del último grado
- Perfecto – asintió con la cabeza – ellos no
saben nada acerca de coros – la frase hizo sonreír algunas – Bueno, puede que
el director de orquesta sepa algo pero él no se siente confiado porque no es su
área, él dirige instrumentos artificiales aparte de este proyecto – las miró a
todas y como de pronto le prestaban total atención. Ya lo entendían: la que
sabía, aquí, de coros era ella – Quiero que sepan que yo soy la última opción,
la profesora que está a cargo se intoxicó ayer por comer un sándwich en mal
estado – se estaba yendo por la ramas – Igual, yo iré con ellos y les diré lo
fantásticas que son pero creo que sería mejor que ustedes se lo demuestren
- ¿Con qué más? Hemos cantado 5 canciones,
profesora
- Con estilo y con talento – les aconsejó
sonriendo – Y con algo que llame su atención, convénzanlos de que pueden cantar
cualquier cosa que esté escrito en una partitura – se acercó al atril para ver
lo que allí había, pasaba hojas y todo era mierda así que volvió a acercarse a
ellas con un golpeteo nervioso de sus dedos sobre el mentón – ¡Lo haremos a
cuatro voces!!! Los sopranos primarios por aquí… los secundarios aquí… –
Comenzó a reordenarlas y a darle forma a la idea que tenía en la cabeza
- ¿Qué hace la profesora Müller? – Ben preguntó
a Bodo, al ver que Emma tocaba tres notas en el piano
- Yo que sé… – Se sentó al lado de Ben a
observar que era lo que hacía su amiga. Las nota salieron limpias por las bocas
de las cantantes y Emma volvía a hablar con ellas
- Aquí está el café – La morena se lo pasaba
a Ben
- ¿No hay para mí, muñeca? – Bodo preguntó
burlón
- No me digas muñeca, sabes que lo odio! –
sonrió de mala gana y bebió de su café gozándolo
- Lo siento… “Muñeca”
- ¿Ben? – Emma le solicitaba – ¿Me das una
mano con ese piano???
- ¡Claro! – pidió un segundo – Toma, bebe el
mío y deja de pelear como un niñito – provechó para criticar lo infantil de su
actitud
- Esta es la mejor postura – Con las manos
apretó su diafragma y su espalda – Inspira, por favor… ¿lo sientes? – preguntó cuando
la fuerza llegó hasta su mano
- Sí – dijo aquella muchacha que ya estaba
toda ruborizada
- Hasta allí debe que llegar el aire Srta. –
le aconsejó con la modulación más dulce que tenía – Si no ese “Mi” no saldrá en
la vida
- De acuerdo – se acomodó el pelo detrás de
su oreja – lo intentaré…
- Bueno, Srtas. – las llamó levantando sus
manos – Solo tienen ese piano – señaló a Ben – Y estas manos que están
dispuestas a hacer lo imposible por guiarlas. Nuestra partitura será la
memoria… Lo demás depende de Uds. Y recuerden… – Recalcó con el dedo en alto – ya
son el coro ganador así que no hay razón para estar nerviosas – estaba a punto
de tomar su posición pero volvió para dar la última orden – Cuando se lo
indique Uds. – señaló a tres personas de la primera fila – dan un paso adelante
y se lucen. Crees que podrás con esto? – le lanzó una pandereta a una de las
integrantes y marcó el ritmo con palmadas – Repite, por favor… – Sonrió al ver
que salía a la perfección
- Creo que podré – respondió toda excitada
por su gran logro
- Tú… – Se acercó a esa voz en particular
para confesarle algo – Serás la novicia, la hermana Mary Roberts, creo que así
se llamaba… Así que sabes lo que espero
de ti – La muchacha sólo asintió con la cabeza aún mas ruborizada. Y es que el
papel le caía como anillo al dedo y tenía muchísimas ganas de escucharla en
toda su plenitud
- ¿Cómo es eso que recuerda a la hermana Mary
Roberts y no a Whoopi Goldberg que era la protagonista de la película? – Una
preguntó y el coro comenzó a reír a carcajadas
- Yo que sé… – se encogió de hombros – todos
recordamos a esa monjita tímida, nos robó el corazón… – las risas se escucharon
una vez mas y sabía que solo era porque estaban un poco nerviosas.
- ¿Estás celosa? – Bodo casi le hace escupir
todo el café que tenía en la boca
- ¿Pero qué dices imbécil? – secó sus labios
con el dorso de su mano – ¿Cómo haces para ser tan pendejo??? – no lo aceptaría
jamás pero tanto toqueteo y sonrisas no le estaba sentando bien. ¿Emma no
hablaba con nadie, no entendía ni un solo coqueteo y de pronto se colmaba de
roce con aquella???
- Echas fuego por los ojos Jenny… – le hizo
un movimientos de manos en frente de su cara – y… y tienes una expresión de encolerizada,
que transmite ira y desprecio… Quizás no comprendes que solo está ayudando a la
alumna con la respiración
- ¡¡¡No estoy celosa!!! – Murmuró apretando
muelas. Negar fue lo único se le pasó por la cabeza, dios sabía que no quería
quedar como una chiquilina y menos en frente de este idiota
- No lo parece – Dejó de molestarla porque no
entendía para qué demonios había preguntado. No era su amiga ni nada, Jenny le
importaba un carajo – Parecen que van a cantar de nuevo, a ver con que nos
duermen esta vez – y se acomodó en su silla para escuchar
- Hail, Holly Queen – le dijo a Ben lo que
cantarían – La versión de Sister Act, ¿la conoces? – preguntó al ver que
buscaba una partitura que nunca encontraría
- Claro! – Sonrió sorprendido pero encantado
– He visto la película como 100 veces. Es uno de mis musicales favoritos – Un guiñó
de ojo después llevó los dedos a las teclas del piano, un acto que solo significaba
que esperaba su señal. Al menos a él no debía guiarle
Tomó su posición como directora del coro y al
ver que sus manos estaban seguras no dudó tampoco y le indicó a Ben que podía
comenzar… Las primeras notas en el piano sonaron y la mano derecha marcó el
movimiento preparatorio y quedó en alto… Después de la última nota del preludio
le seguía la primera nota del himno, había
aprendido aquello primero y después a atarse los lazos de las zapatillas, de
ninguna manera había sido una niña “normal”.
Con movimientos suaves y uniformes marcaba el
tiempo y lo que escuchaba simplemente le hechizaba y comenzó a cantar, a
acompañar a su coro en vez de guiarlo, esa era la diferencia entre la
mediocridad y lo significativo. Los libros hablaban de algo que se llamaba “la
indicación de sentimiento”, estaba escrita encima de la primera línea de notas,
aquello le decía lo que debía sentir a la hora de cantar y gracias a la Virgen María,
en la cual ni siquiera creía, no tenía partitura…
Jenny sonrió al verla, una canción más “conservadora”
no había podido escoger, estaba rígida con un movimiento de manos acompasado.
Jamás había entendido como funcionaba eso de mover las manos y que los otros
cantaran o tocaran como si nada, debía preguntárselo, inventarse un paréntesis
para charlar un rato y quizás utilizarlo como excusa. Una nota alta, lo rítmicos
de las palmadas y los panderetazos la despertaron de sus pensamientos
- ¡¡¡Qué hija de puta!!! – vio como Bodo
llevaba las manos a su cabeza y negaba sonriendo
Emma avanzaba hacia el coro con un movimiento
de manos más enérgico y moviendo todo el cuerpo al ritmo de la música,
técnicamente bailaba y así recorrió cada fila, de principio a fin, para
alentarles a todas. Acompañaba a cada una de las voces que surgían con la
modulación correcta de la boca pero no dejaba escuchar su voz, solo se movía
incitándolas a moverse también. Volvía a su posición inicial escoltada por 3
chicas a su izquierda, chocó la cadera con la contigua indicándole que no se
quedara rígida y sonrió para que cambiase la cara de terror.
La morena ampliaba la sonrisa de a poco y
tomaba la mejor postura para ver tan grato espectáculo, porque estaban dando un
espectáculo, de eso no había duda, ahora todos las miraban con la boca abierta.
- ¿Jenny, que tal la pronunciación? – Piet le
preguntaba a gritos desde el otro extremo. Y levantó el pulgar respondiendo que
era perfecta
Algo sonó mal y estaba detrás de ella, Emma
giró solo para acomodar su espalda, no olvidaba que era la mejor voz pero necesitaba
un poco ayuda para salir impecable… Jenny repiqueteaba con sus dedos contra la
tasa el ritmo pero se tensó entera al ver que la escucha de Emma era ganada por
la muchacha del medio. Ahora las manos parecían olvidarse del coro y solo se
dirigían hacia ella, la esperaban y sonó. La voz era realmente buena, tan buena
que había barrido a las demás y había hurtado una sonrisa que era de ella. Negó
con la cabeza, estaba agigantando las cosas, no significaba nada.
Y para aturdirla más si se podía, “aquella”
decidió agarrarse de su mano busca de fuerza y Emma parecía gustosa de consentirle.
Siguió mirándolas, mientras soportaba la estocada… una “simple canción de
iglesia de pueblo” las conectaba, cerraba un circulo y creaba un mundo que las
obligaba a mirarse a los ojos y apretarse cada vez con más fuerzas las manos.
Una simple “corista sin tetas” había
conseguido al primer intento lo que ella no lograba ni divorciándose, ni
rechazando a los hombres, ni convirtiéndose en la lesbiana mas compresiva del
planeta. Sólo lograba tenerla de aquella manera en la cama y ahora ni siquiera
podía follar como dios y la virgen “no “mandaban… Era demasiado así que decidió
irse
- Y después el niñito soy yo, eh – Bodo eligió
el peor momento para bromear
- ¡VE-TE A LA MI- ER-DA Pendejo! – le gritó
en la cara
- Adiós simpática… – Sabía que mañana se le
pasaría, no era más que una “chiquilina”
Marcó el corte y escuchó como comenzaban los
aplausos de las 5 personas que estaban presentes, se giró para el cordial
saludo al público y la vio retirarse. Mientras doblaba el torso la alegría se
terminó y no era de extrañarse, todo tenía un precio en la vida… tanta
tranquilidad resultaba intimidante pero no dejaba de preguntarse qué le había
molestado esta vez y si ella era la causa y si podía enmendarlo.
- ¡¡Genial!!! – Ben le daba un brazo – Ha
estado genial!!! – sonreía sin poder contener la alegría, era fabuloso trabajar
con ella y con esa potencia que se escondía en lo más profundo de su ser – lo
reafirmo, eres buenísima en la materia!!!
- Gracias… – Dijo mirando hacia ella y no
prestándole nada de atención
- Está enojada – le aseguró al percatarse de
lo que Emma miraba. Llevó sus dedos a los oídos para tapárselos y la puerta
estalló, solo se encogió de hombros, inevitablemente las que más sufrían sus
enojos eran las puertas
- Alguien debe enseñarle a dejar de golpear
las puertas así, me sacará el corazón por la boca – Piet señalaba su pecho y se
quitaba del cuerpo todo el susto con un rápido escalofrío
- Yo se lo enseñaré – Emma fue detrás de ella
ignorando la mirada espesa y rigurosa que le devolvía Bodo
- ¡Claro que sí! Diosa de la sabiduría – Piet
reía – Nadie mejor que tú para impartir el conocimiento… Jajaja
- Profesora Hartmann! – Levantó el tono en
medio de ese pasillo desolado y apuró el paso al ver que se detenía – ¿Qué pasa?
¿Te sientes descompuesta? ¿Nauseas de nuevo? – Miró la tasa en su mano y
decidió no decirlo porque corría con el riesgo de aumentar más el enojo
- ¿Nauseas? – Era irónico que Emma pudiese
ver todo lo complejo y no lo más simple… Los celos… Estaba apestada de ellos y
sabía que no había razón pero no podía evitar sentirlos. Y no quería vivir
atormentada – No! Estoy bien, gracias por preocuparte – intentó seguir adelante
- No lo parece – Emma volvió a insistir una
vez mas pero sin mover su posición
- No me hagas hablar… – suplicó con una
sonrisa que se torcía –…no diré cosas maduras – cuadró la mandíbula y se tomó
un segundo para ver lo inocente de la apariencia de Emma. ¿Cómo era que no lo
veía?
- ¿Es por la hermana Mary Roberts??? – señaló
a la puerta por la cual habían salido
- ¿De qué hermana me hablas Emma? – levantó
los brazos por la poca paciencia y por la incongruencia que le tocaba escuchar
- Digo… Por la corista… Yo sólo estaba… –
Intentó explicar ¿Qué le explicaría? Explicar en este caso era sumir
- No eres tú ni la corista… Soy yo – se
señaló – y mi idiotez – Vio como Emma asentía con la cabeza y pensó en alejarse
y meditar en tranquilidad. Pensó en bailar con todas esas preguntas que no
tenían respuesta y con toda la cobardía que no le dejaba preguntar – Nos vemos…
- El café profesora… – había intentado no
decirlo pero si no aconsejaba no sería ella. Y no era bueno después de su
intoxicación. Y Jenny como buena rebelde y caprichosa bebió mientras se alejaba
– Perfecto… – susurró sabiendo que el berrinche era más importante que la
salud.
Los tres golpes de rigor y el “adelante”
pertinente… Estaba intranquila y enojada, el mejor estado posible para recibir
un regaño por parte de Stefan.
- Siéntate… Jenny – ¿Qué más le ordenaría?
¿Su mejor cara de pena cuando le sancionara? Se sentó y dejó que él comenzara,
no tenía cabeza ni cuerpo para discutir – La alumna Eichkamp…
- Lo sé… – la
interrupción y la entonación llamaron a la desconfianza de Bergmann
- ¿Lo sabes?
– preguntó sonriendo
- Sí, yo
misma la eché de mi clase…
- De acuerdo!
– se puso feliz de no tener que explicar nada, de poder saltar la parafernalia
e ir a lo que él le resultaba importante – ¿Cómo te llevas con la profesora
Müller???
- ¿Qué??? –
aquello la dejó fuera de foco
- ¿Son
amigas? – preguntó mientras se acercaba a ella
- No… – No
era bueno mentir, este viejo endemoniado lo sabía todo – sólo compañeras de
trabajo… Somos casi de la misma edad… así que tenemos mucho sobre que hablar… –
pensó que sería un buen argumento
- ¡¡Mejor!!!
– Exclamó entusiasmado – Y sé que hablas con ella… – se acercó hasta la ventana
y Jenny cerró los ojos al recordar que daba al estacionamiento – lo he visto… –
Intentó no adelantarse a nada pero ya le era fácil adivinar lo que quería y no
podía dejar de ponerse rígida. Estaba a punto de ver como se desataba la
tempestad… – Jenny… – se sentó en el borde de su escritorio para quedar lo
cerca posible – Me recuerda a Bea…
- Solo ocupa
su puesto… – intentó luchar contra el maldito fantasma de Bea que ahora no
hacía más que condenar a Emma – Eso no quiere decir nada…
- Solo quiero
asegurarme… – le explicó – No quiero que la academia pase por lo mismo…
Perdimos la mitad de los alumnos con lo de Bea…
- Lo sé –
asintió con la cabeza pero también sabía que a la Srta. Vogel sólo la habían
quitado del camino de la manera más ruin y enfermiza, solo por cubrir sus
porquerías. Volvió a pensar en Ben ¿En dónde demonios estaba cuando todo había
ocurrido? – También despediste a la mitad de la currícula de profesores
- ¿Cómo se
supone que iba a pagarles si no tenía alumnos??? – Fue su tesis inmunda –
Quiero que la observes de cerca, solo por precaución…
- ¿Qué??? – Preguntó
alucinada – ¿Cuándo??? Yo doy clases de Ballet y ella de canto, Stefan!
- Ahora trabajarás
con ella en los contratos – le dijo mientras volvía a su silla
- No! – pensó
rápido que decir y como rechazar – El
contrato con la discográfica de Edwin se perdió por su culpa… Trabajé meses y
ella lo echó a perder en 2 segundos – apoyó el índice sobre el escritorio
- A ella le
costó una suspensión – le recordó
- Y la
llamaron a los días rogando porque volviera – también le recordó
- Los alumnos
exigieron su incorporación, extraño, no? No harían eso por cualquiera… Solo por
la Srta. Vogel y todos sabemos lo que Bea hacía con sus alumnos… – la boca de
Jenny de pronto estaba cerrada y le ceja de Stefan se levantaba avivando las conjeturas
- ¿La
profesora Müller lo sabe??? – cambió de tema sabiendo que no podía decir más
- Mañana se
lo comunicaré – le aseguró mientras encendía un puro – A partir de ahora
trabajas con ella – comenzar a tirar humo como una chimenea
- Me queda
incómodo el horario – comenzó con las excusas – La profesora no tiene
disponibilidad por la mañana, a la tarde da clases aquí y a la noche suelo
dormir… así que se hace como imposible…
- Eso lo
coordinas con ella – le indicó que se levantase, que él la escoltaría hasta la
puerta – Yo sólo haré los ajustes por el pago de la horas extras y los viáticos
para las dos – le sonrió cálidamente – Jenny – la llamó antes de que se
marchara – Respeto tu autonomía eres mi mejor profesora de baile… La alumna Eichkamp no volverá a tu clase ni
tampoco saldrá antes de la clase de la profesora Müller
- ¿Respetas
también su autonomía? – preguntó irónica
- Mientras
respete a la institución… será respetada, tenlo por seguro.
Tenía un ojo
puesto en la pantalla de su notebook y otro en observar detalladamente como el
perro se ensañaba con el cojín… hizo una muesca de asco al notar que el café
estaba helado… Pensó en qué hacer porque obviamente no podía concentrarse en el
trabajo, quizás limpiar la casa, leer un poco o ver Tv ahora que tenía ese
enorme rectángulo en la cocina… No recordaba ni como encenderla así que
desistió de ella…
No moriría
así que no se explicaba por qué razón estaba tan inquieta y expectante, dejó la
tasa en el fregadero y miró el reloj… Faltaban horas para ir a la cama y el
tiempo parecía correr más lento que nunca… Pensó en tocar un poco el violín y
probó que los dedos estaban imprecisos, no se alarmó sabía que sin un incentivo
la perfección era inalcanzable e irreal.
Apretaba sus
dedos intentando relajarlos si algo tenía de imperfecto era lo caprichoso e
infiel de las manos, se iban detrás de cada cosa nueva y ardían si no podían
tocar lo que querían. Una infancia con las cuerdas, una adolescencia con las
máquinas y una adultez con… ¿Qué querían? Volvió a mirar el reloj pero no la
hora… Y las manos las metió al bolsillo, esta noche no sería posible, Jennifer
estaba fuera de quicio. Suspiró y pensó lo que podía hacer con su tiempo.
Escuchó la
música salir desde el interior de la casa y comenzaron las fantasías… quizás
bailaba, quizás cantaba y quizás lloraba mientras bailaba y cantaba, quizás
demoliendo sus muebles y quizás no estaba haciendo nada más que pensar… Sonrió
y pidió no tener la cara de estúpida que suponía que ponía cada vez que la
morena le abría la puerta y que la vida le diera un respiro dejando de lados
las sorpresas… Pulsó el timbre…
- Emmaaaa!!!
– Ben le recibía con un abrazo. La envolvió en un círculo en el cual reinaba el
olor del alcohol, el tabaco y buen perfume – Emma, Emma, Emma… – la mecía de un
lado a otro, estaba pasado de copas.
- ¿Cómo estas
Ben? – preguntó sonriente, no había razón para estar lejana ni apática. Era el
amigo de Jennifer y era una persona agradable, siempre tenía buena vibra con
ella
- Bien… Bien…
Genial… Tomando una copa – levantó su copa, bebió y puso su mejor cara de
deleite – de esta refinada champaña…
- Me alegro…
– pasó un tiempo en el cual ninguno de los dos dijo nada, un momento incomodo
para Emma, debía decir exactamente a que había venido y no a Jenny sino a Ben –
Oye, yo…
- Oh… ¡¡¡Pasa,
pasa, pasa!!! – le indicó con la mano – Jenny está adentro…
Y sí,
efectivamente, Jenny estaba adentro… lo que no le había dicho era que estaba
acompañada. Desde la puerta podía verla sentada en el regazo de aquel muchacho,
beber y hablar animadamente con toda la gente que estaba a su alrededor.
Aquellas manos masculinas que estaban en sus muslos no parecían tener importancia,
no para Jenny. Sintió la mano de Ben en su espalda y pensó que la empujaría
hasta dejarla enfrente de todos… así que ya se anticipaba a la vergüenza.
- ¿Quieres
que la llame? – Estaba borracho no deficiente así que decidió ayudar un
poco
- Gracias –
Afirmó con un movimiento de cabeza, Ben realmente la caía bien
- Bueno, iré
a sacarla de las manos de ese imbécil – Dijo apenas vio en dónde estaba y con
quién la morena. No tenía del todo claro cómo funcionaba esto del lesbianismo
pero para él ya era motivo suficiente para partirle una botella en la cabeza a
ese estúpido que la tocaba – Está algo tomada…
- Siempre le
justificas? – preguntó al recordar que era la segunda vez en un mismo día que
Jenny y sus comportamientos recibían el amparo de Ben
- Noooo… – señaló hacia el sillón en donde estaba
sentada – Yo solo intento recordarte algunas cosas que supongo sabes o al menos
imaginas – La miró y se compadeció de ella, había que ser fuerte para soportar
la vida y el estilo abierto de Jenny y lo que Emma estaba viendo era una simple
reunión de “amigos” que había surgido de la nada – Iré a…
- Gracias… –
contestó sonriente
Supuso que lo
mejor era llevar las manos a los bolsillos, cruzar los brazos sobre el pecho
era una pose de “vigilante” y ella no era eso. Aunque las píldoras sobre la
mesilla si la sorprendían un poco… Y
ahora comenzaban a nacer algunas cuestiones que no había tenido en cuenta y
quizás marcaba una “verdadera” diferencia: Eran distintas y tenían distintos
límites, de ninguna manera podría sentirse a gusto en una jocosa fiesta
psicodélica… tampoco viéndola en las manos de alguien más… Y se preguntó cómo
era que debía actuar… Escuchó lo firme de los tacones y entendió que esto
costaría mucho más dolor que el que imaginaba…
- Emma –
Jenny avanzó decidida hacía su boca. Un simple beso que Emma no esperaba y que
le hacía olvidar lo que estaba dos pasos adelante. La miró a los ojos, no
estaba drogada ni tan tomada, estaba bien consciente de sus actos, quizás eso
era lo más punzante – Ven… – Jenny le agarró de la mano – Vamos a saludar y a
tomarnos algo…
- Solo
saludar – Dijo bajito, estaba algo confundida entre la efusividad,
espontaneidad y aceptación plena por lo que eran. Parecía no tener reparos en
decirles a todos sobre ellas pero tampoco dudaba al sentarse en las piernas de
nadie.
- Disculpa…
no te escuche – Dejó otro beso en sus labios y le sonrió
- Que solo
saludar… – Frenó sus pasos y se puso rígida – Mañana trabajo por la mañana…
- Entiendo… –
Asintió con la cabeza mientras sonreía – No tienes planeado quedarte… – la
morena miró su enlace de manos y jugueteó con esos dedos intentando una caricia
y que la desilusión no sea tan evidente – Entonces… A qué venías Emma? – Quería
no sonar hiriente ni mal educada pero sabía que había fracasado, Emma agachaba
su cabeza
- Jenny… yo… yo…
– No podía solicitar, no salía por la boca el deseo y solo porque se sintió un
estorbo – Nada, yo…
- ¿Tú? –
apuró porque igual que todas la veces perdían tiempo – ¿Emma?
- Yo quería
saber cómo estabas… – ya estaba fucsia y escondiendo las manos en su espalda –
Veo que te… que te encuentras mejor… – y sin querer queriendo miró a toda la
gente que estaba allí.
- Estoy bien…
Gracias por preguntar y por enviar a tu hermano para que me examinara – Y allí
acabó todo… Fue de mirase un tiempo y de ver como vibraba la línea de cristal
que las unía y sentir el terror
- Me alegro…
– agachó la cabeza y miró al suelo intentando ubicarse, intentado ordenar todo
por dentro y sin hacer un reproche fuera de lugar – Me voy… No te importa si no… – señaló hacía sus
amigos
- ¡No! – Dijo
sonriendo – Te acompaño a la salida – Dieron, en silencio, los pocos pasos que
las separaba del exterior. Jenny cerró la puerta y se recargó sobre ella –
Bueno… Es una pena que no puedas quedarte – sonrió nerviosamente porque parecía
como si todo fuera a derrumbarse de pronto, como un castillo de naipes en
frente de un soplido impertinente, esta vez no necesitaban un terremoto ni una
tempestad… solo necesitaban un poco de equilibrio y algo de suerte para
alcanzar ese “punto en el infinito”…
- Lo es… –
Emma juntó el coraje para dejar un tímido beso de despedida – Adiós
- Emma… – No dijo mas mientras acercaba a Emma a su
cuerpo.
Un beso que
era fogoso y enamorado. Una tentativa de que la paciencia tenía sus recompensas
y que la dulzura de algunos dolores era adictiva… Tal vez porque se olvida todo y no porque
pudieran contra todo… pero lo cálido de la saliva y lo amable de las manos
siempre propulsaba para un mismo lado, aquel paisaje pintado de blanco y negro
que ahora se lloraba por un gris… Y ya no estaban entre el amor u odio ni entre
la profusión y vacio… sino intentando existir en la rotación normal del mundo.
- Cuida ese
estómago por favor – dijo con la mano encima de él y sonriendo
- De acuerdo…
– Y se quedó de pie mirándola marcharse…
- ¿Y Emma? –
le preguntó Ben apenas le vio – ¿Se ha ido?
- Sí –
respondió mientras se disponía a fumar un cigarrillo, quizás mostrando el enojo
con las manos, al hacer apresurado el ritual y la primera pitada – No podía
quedarse…
- Una pena… –
Sin acercarse demasiado le alcanzó una copa
- No! No es
una pena… –pitó y la garganta molestó – Y si no se ha quedado es porque no ha
querido – Apretó el cigarro con fuerza contra el cenicero, realmente no quería
fumar
- Quizás no
se sentía cómoda… Parece que te olvidas como es la profesora Müller… – listo,
había hecho la buena acción del día con las dos, ahora merecía la medalla del
mejor amigo – Media anticuada y respetuosa – terminó por sonreír
- Eso no la
justifica – Ben se asombró al escuchar aquello… esa era la respuesta a la
pregunta de Emma
- A algunos
nos cuesta más y otros menos – fue su simple explicación, Jenny estaba
totalmente errada si pensaba que iban a sentir en conjunto
- A Emma le
cuesta horrores – fondo blanco a la copa y es que era de pensar y enfurecerse –
Esta es mi vida… y no voy a dejar que…
- Ya lo sé –
la cortó porque era la hora de todo ese chorro de negación ante el conflicto y
la estúpida idea de unas cuantas alteraciones nos hacían perder la esencia. Lo
sabía de memoria, alguna vez había sentido lo mismo, así que sonrió mientras llenaba la copa hasta
el límite – Envenénate… – le aconsejó beber
- ¡Esto no
arregla una mierda Ben! – Jenny gritó desesperada – Y de seguro que haré más
estupideces – Aun sabiendo, llevó la bebida a su organismo…
- Lo sé –
abrió sus brazos y su boca alucinado – Pero será como sueño… No tendrás miedo, no sentirás culpa y lo
mejor de todo – descorchó otra botella – no pensarás con claridad… Yo le echaré
llave a la puerta – Se ofreció presintiendo como acabaría la noche
Estaba
desterrada de la cama, sentada en una la única silla que había en el dormitorio
y mirando a la oscuridad a través de la ventana. Le faltaba, no podía decirlo
ni pensarlo directamente así que entramaba algunas complejidades para no ceder
a la obsesión, pero igual le seguía faltando. Se puso de pie sólo para mirar lo
transparente e impecable del cristal, no polvo, no huellas, no trazas…
Condenadamente perfecta, como cada una de las cosas que estaba en su casa… El
doblado de la sábana, la armonía de los muebles y esa silla que era perfecta
para destrozar la ventana.
Cerró los
ojos con fuerza y apretó los puños… ¿Qué haría con el tiempo sino podía
dárselo? Destruir y reparar no era la solución… Y desde adentro se movía todo
el infierno, le hacía temblar y encendía las ganas de arrancarse la piel. ¿Por
qué no podía sentir “normalmente”? ¿Qué demonios era sentir normalmente? Estaba
delirando así que decidió sentarse nuevamente… Mientras que todo pasase por
dentro no era necesario el réquiem a la prudencia.
Como siempre,
estaba sola y si así estaba era porque nunca había necesitado de nadie… Eran
años de autarquía y nomadismo… No había ni un solo lugar ni un solo hogar ni
una sola persona a la que quisiera pertenecer… Bueno, esa era una idea que ya
no estaba clara del todo… Jennifer le hacía necesitar y querer romper cosas y
eso no estaba bien… Se alarmó cuando sintió un lengüetazo por la canilla
- No, no, no…
– lo apartó un poco de sus pies – Ve a chupar la pata de la cama amiguito –
Obviamente el perro volvió a acercase a ella – ¡No! – Un pequeño grito como
regaño, que no daba ni miedo y el perro volvía a carga con la petición de
atención. Emma subió los pies a la silla y bajó la mano para acariciarlo – Lo
siento, me da impresión que me chupes la pierna – Las caricias por el cuello
parecían ser suficiente pero ya comenzaba a morder sus manos y eso no era del
todo de su agrado – ¿Te di de comer? Sí – Se contestó cuando lo recordó…
Lo miró
detenidamente y esos ojos negros y tristes le partían el alma – No te hablaré –
le dijo de pronto al perro – No te hablaré como mi madre le habla sus plantas…
No lo haré porque creeré que realmente necesito a ese psiquiatra – Se mantuvo
en silencio por un buen momento, mirándolo de soslayo y aguantando las ganas.
Se repetía constantemente que era un “ser inferior” y que jamás comprendería
más que un puñado de órdenes de su amo – Mierda amigo!!! – se quejó por sabía
perfectamente que solo haría el descargo porque el perro jamás le juzgaría y
que mientras le alimentase y lo acariciase todo estaría bien entre ellos….
- ¿Esta
cabeza inventa cosas, sabes? – se señaló el cráneo y la actividad del cerebro
que parecía nunca cesar – ¿y… y… y… no puedo con un “problemilla amoroso”??? ¡Es
injusto!!! – levantaba la voz a medida que el enojo crecía – ¡¡No puedo querer
salir a matar solo porque le han tocado un muslo!!! – Intentó serenarse pero el
fervor estaba en el mismo lugar – Muerde sus botas amigo! – la primer orden que
le daba a su perro – ¡¡Destrózalas!!! – Pidió sedienta de venganza su parte más
humana – Muérdeselas de la misma manera que ella me muerde la conciencia por la
no… – Escuchó el timbre – Es ella… – le dijo mientras se levantaba y colocaba
la silla en su lugar, lo mejor no era dejar rastro de sus “extrañas costumbres”
– que no se te olvide lo de las botas si pasa la noche aquí – Y fue a abrir la
puerta…
- Hola… –
dijo tímidamente al especular que quizás le había despertado y sabiendo que
estaba molestando porque mañana debía levantarse temprano
- Hola – Emma
sostenía la puerta y esperaba por saber que era lo que quería, si pasaría
dentro o si solo era una visita corta – ¿Te sientes bien??? – Preguntó al ver
que no hacía más que mirarle profundamente y la falta de parpadeo le hacía
pensar miles de cosas
- No… – Empujó
suavemente la puerta y avanzó – No me siento bien… – Repitió mientras
acorralaba contra la pared a una Emma que estaba demasiado preocupada en
descifrar cual era su estado – Te necesito… – susurró a su oído y en vez de
dejar el característico beso húmedo en su cuello decidió ser lo más explícita
posible pasando la mano por la entrepierna de Emma.
Estaba
cansada de escuchar las conversaciones infantiles de sus invitados, y las
últimas tres copas que Ben le había servido no la habían emborrachado, solo le
habían incitado a recordar sus caricias y el gozo de ese gemido que cargaba su
nombre, el sentirse tan dentro de su piel y tan cerca cada vez que podía
escuchar su corazón. Recordó que la única vez en la vida que olvidaba todo,
hasta los miedos, era cuando estaba envuelta en su fuego…
La exhalación
de Emma, cuando movió su mano, llegó directa a sus labios y se negó el beso
porque no tendría fin y quería decirle que esto no era lo mismo de siempre… Que
si podía entregarle todo, incluyendo la ternura que no sabía sentir en la cama,
tendrían un problema resuelto… Y subía con la mano desde la cadera, hacia
arriba, hasta su pecho… Y no dejaba de mirarle implorando el consentimiento
para hacerle el amor…
Masajeó la entrepierna
y la mano de Emma empujó la puerta hasta cerrarla mientras cerraba sus ojos
sintiendo el placer que se le entregaba… todo desaparecía y sólo porque se
moría por tenerle… y desde el cuello le traía reclamando el beso que debía
acallar el gemido… Pero la morena la dejaba jadeante y a la espera…
- Necesito
saber que hago falta – Jenny susurró encima de sus labios sin dejar de mover su
mano – Y que entregarás como me entrego yo…
- Sí – Jenny
sonrió porque la respuesta era rápida debido a la excitación y en vez de
menguar decidió la piel y el contacto más directo – ¡¡Dios!!! – Emma mordió sus
labios
- Necesito
que seas mía – frenó un instante mirándola a los ojos, un falso segundo para
pensar – Necesito respirar – hizo alusión a la noche anterior e indirectamente
volvía a decirle que era ella lo que más deseaba en este mundo. Mordió sus
labios – ¿Crees que podrás concedérmelo? – Preguntó mientras barría la saliva
que había dejado en los labios de Emma…
- Creo que
podré… – suspiró y alentó a esa mano, que estaba dentro de su pijama, a seguir adelante…
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autor.
"Muerde sus botas amigo" hahahaha Priceless!! Keep it going please!!
ResponderEliminar"Todos la miraron nuevamente y se ruborizó, era una mierda ser el puto centro de atención".
ResponderEliminar*suspiro* La historia de mi vida, pero más que nada por lo de ruborizarte cuando todos te miran xD
Atenea bahhahahaha... Piet me cae bien ^^
Y no hay mejor manera que soportar los celos con una sonrisa en los labios y los mejores insultos que se te puedan ocurrir en la mente xD... aunque hay que reconocer que Jenny nunca ha tenido que soportar que Emma "coquetee" con alguien, menos que los toque! (no al menos desde Bodo, que si mal no recuerdo, odiaba y envidiaba con todo lo que tenía porque podía acercarse a Emma).
-__________-! y casi se va todo a la mierda de nuevo (?) T_T... tanto trabajo que cuesta juntarlas, pero muchas gracias por recordarnos las abismales diferencias entre ellas y lo frágil de la relación (aunque si la situación fuera al revés y Jenny hubiera visto a Emma sentada en las piernas de alguien *cough* la corista *cough*, definitivamente se le hubiera ido encima).
La conversación con el perro y su autodebate por la sanidad mental fue absolutamente delicioso... y amargo :/... Emma no sabe estar en compañía todavía, le es totalmente extraño, pero ahora tampoco sabe cómo estar sola porque Jenny colma sus pensamientos.
Terminó perfecto ^^... mil gracias. Este es, sin lugar a dudas, uno de los mejores fics que he leído en toda mi vida (y he leído una barbaridad de ellos u_u).
pd. ya no hay la opción para dar estrellitas :(
!Excelente historia! A esperar no más qué se teje en un próximo capítulo, eres grande Memo!
ResponderEliminarNani, Chile
Muerde sus botas amigo! jajajajajajajajajajajajajajja me mato esa orden para el perro jajajajaja Sisi, definitivamente eres mi idola Memo :)
ResponderEliminarFlorencia Arg.
Impecable Memo! como siempre!Una gran historia, no me canso de decirlo...
ResponderEliminarMe encanta tu forma de expresar algunos pensamientos: "... y que la dulzura de algunos dolores era adictiva"
Muy buen final, siempre dejando con ganas de mas!
Gracias por compratir!
Saludos!
Embee (Arg)
Genial tu forma de escribir ¡¡ podria leer tu historia 10 veces y aun asi no me aburriria ¡¡ espero sigas con nosotras un largo tiempo ¡¡ besos y abrazos ¡¡
ResponderEliminarPorfa porfa porfa siguiente capituloooooooooo!!!
ResponderEliminarahhhh piedad jajaja siguiente capitulo cuandooo qe torturaaa XD!!!!! :(???
ResponderEliminarY el cap 28?????????????? es una tortura una espera tan larga!!!! XD! es q es adictiva esta historia!
ResponderEliminarjulia, uruguay
Dos meses con la agonia de saber que sucede con esta maravillosa historia....
ResponderEliminar¿Qué pasa? Que alguien me informe, por favor.
Dianis,Colombia.
estoy por inventarme el final de esta historia como sigan así... jooo en fin creo que se han cansado :( pues nada que se le va a hacer
ResponderEliminarNO SE DESANIMEN CHICAS MEMO TUVO UN PROBLEMILLA PERO YA ESTA TRABAJANDO EN EL NUEVO CAPITULO TRANQUILAS NOS VA A SORPRENDER.. TENGAN UNPOQUITO DE PACIENCIA OK
EliminarMILIMONT
MEXICO
Me estoy volviendo loca T_T... literalmente. Entro todos los días desde hace dos meses con la esperanza de encontrar un capítulo nuevo; ya a este punto, los síntomas del síndrome de abstinencia están haciendo estragos con mi organismo.
ResponderEliminarSolamente espero que pronto (muy pronto, DEMASIADO pronto) tengamos Física, Química y Piel nuevamente.
Tómate tu tiempo Memo, que esta historia es como el buen vino. Espero todo esté bien con vos.
ResponderEliminarEres definitivamente mala Memo.... tenernos esperando por tanto tiempo duele :(,
ResponderEliminarsi tienes tiempo estaria bueno que continuases la historia.
Saludos desde Argentina una fan dolida :(
Alguien sabe para cuando el próximo capitulo de química... es que si bien siempre se demora esta vez se tomo su buen tiempo... y como que da miedito a que sea otra buena historia sin final
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