Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Física, Química y Piel - Fanfic Jemma - Memo (Parte 27)


Le obligó a clavar el pie derecho sobre el colchón y esa pierna quedó a su entera disposición, y solo con la yema de dedo mayor y con algo de timidez comenzaba a despertar un tímido ardor… La morena suspiró cargada de deseo y mojó sus labios para soportar el calor… Tembló porque no se explicaba la tibieza ni la yaga que abría en la piel un simple roce… Aquella “perversidad” no la juzgaría ningún tribunal así que a resistir los tumbos que daba el corazón y los nudos que se ataban en el vientre y en la garganta.


Emma era el asaltante y las esposas se cerraban, inicuamente, sobre sus muñecas y perdía la capacidad para guiarla y quedó como mera espectadora del suave beso en el lateral interno de su muslo. Cerró los ojos porque sólo necesitaba la sensación de como desaparecían los presagios y las fragilidades y por descuido una boca se estrellaba contra su suspiro. Las manos cayeron en su cuello, y en la terneza del aliento, y sus dientes mordieron el beso. Tarde e infame se estaba cumpliendo la fantasía, no era tan fácil arder estando a punto de quebrarse.   

31 años tardó en sentir amor de una forma inexplicable y sólo los segundos que dura un giro para sentir lo suave de la tela en la espalda y como la piel de sus muslos se rozaba. Mientras la indigencia se volvía incontrolable, reptaban entre besos y lamidas hasta apoyar la cabeza en las almohadas. Emma se quitó la remera rápidamente dejando ver lo agitado y blanco de su pecho, los lunares y las pecas y lo tentador del surco entre sus senos.

Si quería el sufrimiento de la hoguera lo despertó a gritos pasando la lengua por donde no debía, y estaba entre débil y dócil, entre excitada y expectante y entre seductora y seducida… Y es que parecía que nada en este mundo podía impedir el encuentro, las cadenas y el engarce… Y se avivaba a besos, a rezos y suplicas, que eran gimoteos en negaciones incoherentes muriendo en la oreja de Emma.

Se hundía, aún vestida, sobre suelo desierto e inexplorado ¿Podía refugiarse entre sus piernas para toda la vida? ¿Cuánto le estaba dando? ¿Cuánto se estaba guardando? ¿Quién cedía realmente?... Simplemente estaba sintiendo miedo y simplemente porque sabía que ya no podía esconder el corazón y menos lo que llevaba dentro de él… Y otra vez esa sensación extrañamente inoportuna y se ahogaba de una pasividad que no era digna de ella. Pum! Se escuchó en seco y de pronto todo era estática.  

Emma tenía la vista clavada en el perchero de pie que ahora estaba en el piso y el terror se hacía más punzante cuando se centró en ella. Le descubría porque Emma le leía insultantemente, con ella no había manera de ocultarse, no podía escapar de su mirada. Y ver como esos ojos pasaban de incinerar a indagar le provocó tragar pausado… Los ladridos del perro volvieron a llamar la atención de Emma… Y suspiró porque ese perro se acababa de convertir en su mejor amigo al hacer sonar la campana una vez más…

- Lo siento… – Emma sonrió disculpándose y resbalando sobre su cuerpo para abandonar la cama
- Quizás quiera ir al baño – sugirió lo primero que se le pasó por la cabeza
- Entonces lo llevaré afuera – Buscó su ropa, que estaba desperdigada por toda la habitación y por último se acercó a dejar un beso en sus labios – lo siento… – Volvió a disculparse
- No tienes porque… – sonrió algo nerviosa por la mentira y por lo injusto del giro ¿Cómo era que Emma debía responsabilizarse y encima disculparse? – No, si vuelves a la cama – intentó ronronear sensualmente  
- Volveré… – le aseguró  

- ¿Qué te pasa Jenny??? – se preguntó a ella misma mientras pasaba las manos desesperadamente por su cabello. Golpeó el puño contra una almohada como si la misma fuera a soltar en confesión alguna explicación, alguna fórmula mágica para volver a estar entera – ¿Qué mierda pasa??? – Miró todo su cuarto y esta vez no había excusas ya no se sentía enferma, ni cansada ni extraña. Una vez más volvía a fallar, a fallarle a la mujer que amaba. ¿Qué demonios le diría? ¿Otra vez que era la hora de dormir???

Llegó hasta el espejo del baño, se buscó en el reflejo y no hallarse, no hallar ni siquiera un pedacito de ella, fue uno de los golpes más duros que había recibido en un largo tiempo… Y tembló al saber que no podía hacer más que apretar los puños y cerrar los ojos con fuerza, no con Emma dando vueltas en casa… Apeló a su poder de actuación, no quería mentirle pero tampoco dañarle innecesariamente con la verdad. El problema no era Emma, era ella y esa “conexión” que se perdía entre el cuerpo y la mente a la hora de la cama… Cuando tuvo el coraje para salir lo primero que se encontró fue a Emma mirando hacia su cama…

- ¿Recuerdas la no…??? – La miró de pies a cabeza, lo sensual y lo femenino, y por más de haber pasado por varias locuras antes de llegar al amor todavía tenía la impresión de primer momento, adorarla sería el premio y el castigo, el principio y el fin y la vida y la muerte… estaba totalmente agradecida de que fuera con alguien como ella, jamás nada le había hecho sentir tan viva… ¿Pero qué iba a recordarle?... Si ella sabía, mejor que nadie, lo cobarde de los pretextos para la demora – ¿Recuerdas?
- Claro… – Sonrió mirando todo el lugar, todo estaba igual menos ella y eso si recordaba patente cuando había ocurrido: la mañana después de aquella noche, recordaba todo lo que había sentido y como se repetía mañana tras mañana y noche tras noche. Bajó la mirada porque también recordaba como quería saciarse de ella y hacerle gemir hasta cerciorarse de que no era ni mejor ni distinto de nadie. Nunca había buscado comprenderle si no arrodillarla ante el sexo – Claro que lo recuerdo – Qué equivocada que estaba!!!
- ¿Qué querías? – preguntó con la voz vacilante pero estaba dispuesta a escuchar cualquier cosa que le dijese esa boca – Realmente, ¿qué querías, Jennifer?
- Quería… – Volvió a escarbar en la memoria y sacar todo lo que estaba demás, hasta el ahora complicado sexo. Siempre lo había sabido pero hace una estación atrás reconocer la llevaría a golpearse la cabeza contra la pared hasta quitarse la idea – Quería… – caminó hasta quedarse a su lado mirando también a la cama – Quería un abrazo para poder… respirarte tranquila… y sin sufrir por desearlo, me encanta tu aroma y tu temperatura… – Sonrió y negó con la cabeza, aquellas eran las dos cosas que más laceraban después de la cordialidad, estaba peor de lo que creía     

Para el asombro de Jenny, Emma se lo concedía allí mismo, le abrasaba suavemente, cruzaba los brazos por su cintura y le llevaba contra su pecho. Apoyó los labios, sin pretensiones, en su cuello y solo respiraba, agradeció el gesto simplista y la caricia en el alma. Estuvieron así un buen tiempo, sintiéndose tranquilas y completas. Se miraron, se sonrieron y magnéticamente volvieron a besarse. De un salto, la morena estaba encima de Emma y como siempre, Emma, las trasladaba a la cama.
               
- ¿Es que no podías pedirlo hablando? – Emma preguntó sonriendo – Noooo! Tuviste que hacerme beber tres botellas de vino y hacerme tambalear por toda la casa…
- Jajaja. Lo siento – Dejó un suave beso en sus labios – Es que no sabía cómo decírtelo – dijo poniendo su mejor cara de chica tímida ante la mirada desconfiada de Emma – Y te ves muy graciosa media anestesiada. ¿Y tú?
- ¿Yo qué? – Enredaba los rizos entre sus dedos
- ¿Qué querías? – preguntó melosa mientras acariciaba su nuca
- Mmm… – La morena sonreía mientras la veía pensar, si esquivaba o mentía a su pregunta daba igual, una vez más sólo le estaba sosteniendo para no dejarle caer, esta vez en la preocupación por su fallo sexual – Quería… – mordió sus labios como signo de que se debatía entre soltarlo o no – No te asustes porque vas a escuchar, eh – Le advirtió y suspiró al ver que la morena le esperaba – Quería… Bueno, yo quería… “Dormir contigo” – sonrió nerviosa – Pensé que era mi única oportunidad…
- ¿Cómo? – preguntó curiosa
- Eso… – se encogió de hombros y al instante estaba colorada – Quizás nunca más se volviese a repetir…
- ¿Cuando dices “dormir”???
- Me refiero a “yacer”– Asintió con la cabeza cortando las dudas de la morena – Sabía que no pegaría ojo, bueno, intenté no dormir pero la bebida me venció…  Eres la primera persona con la que realmente quiero tumbarme y no hacer nada… – La dejó suavemente en la cama, comenzó a quitarse  nuevamente la ropa y después se tumbó mirando hacia ella – Quizás sólo quería descansar a tu lado…
- ¿Estabas cansada? – Preguntó mientras colocaba bien su flequillo
- Un poco… – Suspiró relajándose y cerrando los ojos – Y esta cama se ve de lo más suave y cómoda… – Comprobó la elasticidad haciendo peso con el cuerpo – Esta cama es perfecta para mí…
- Jajaja… No es la cama bonita… Es la compañía – Dijo presumida mientras pasaba la mano en una caricia por el muslo. Trajo la mantas desde lo pies y susurró a su oído, para que todo quedara en confidencia – Eres testadura y los cambios no son tu fuerte… – Enredaban sus piernas   
- Los cambios no son el fuerte de nadie – se justificó a ella y a todo el planeta    
- Un día dolerá hasta el aire… y se hará imposible respirar… – Habló desde la experiencia propia, ya había amado y se sintió en la obligación de advertirle que no todo siempre saldría según lo planeado –  A veces se hace imposible respirar sin lo que más quieres…  
- Entonces deséame suerte – susurró con total seriedad y pensando que por primera vez no sabía a dónde ir 
- Suerte bonita – sonrió y terminó de acomodarse entre sus brazos    


Los tres golpes en la puerta le hicieron levantar la cabeza de la almohada sintiendo un tirón en el lateral del cuello. Cerró los ojos porque no sabía de dónde venía toda esa luz de sol y volvían a golpear. Agarró su bata y fregó sus ojos dormidos. Miraba hacia todos lados y el único signo del paso de Emma por la casa era el desayuno, todavía no se acostumbraba a estos despertares casi vacíos, sin despedidas, ni buena suerte… sin un beso.

- ¡¡¡Hola Morena!!! – quedó perpleja al ver al hermano de Emma y a su novia parados en la puerta de su casa – ¿Cómo estás de la panza?
- ¿Bien??? – respondió confusa y preguntando sin hablar que hacían allí
- Eso lo decidiremos nosotros… Permiso – Entró a la casa sin esperar la contestación
- Hola Jenny – le saludó con un beso 
- Hola Kristen – respondió lo que pudo 
- Es Kerstin – le corrigió sonriente
- Lo siento… Kerstin… – Señaló su cabeza y sus problemas para recordar los nombres – Adelante! – Al menos ella era respetuosa.
- Tienes una casa preciosa – le dijo Norbert – Tiene mucho estilo 
- Gracias… – Puso calentar el café, los miró un instante y preguntó lo que tenía en la cabeza – ¿Le ha pasado algo a Emma? 
- No… Aunque creo que se volvió lesbiana…– respondió sonriente, mientras miraba un papel que estaba encima de la mesa de la cocina – Y de esas “hartantes y empalagosas” porque pone: “Llámame por cualquier cosa e hidrátate” y deja su número por si lo has olvidado… Jajaja – levantó la nota por una punta y la alejó de su vista como si le tuviera asco
- Dame eso… – Jenny se la arrebató de las manos  y no pudo evitar leerla
- Norbert… – La novia le enviaba una mirada que rayaba entre el reproche y la crítica a la actitud entrometida   
- Es que no me lo creo!!! – levantó los brazos indignadísimo – Es que no sabe lo que tiene que hacer la pobre… no se lo tengas en cuenta Jenny
- ¿Qué dices? – Jenny ni le miraba, los ojos estaban fijos en la combinación de dígitos que sabía de memoria pero que nunca se le había entregado, hasta hoy… y ese “por cualquier cosa” disparaba locuras de todo tipo en su cabeza             
- Bah! Da igual… mátala a besos si quieres – Y Jenny seguía sin escuchar – Veo que Emma te ha cuidado bien – Levantó el frasco de medicina y leyó su nombre – Es para los vómitos… – le aclaró al ver que Jenny le miraba investigadora – Te lo receté anoche
- ¿En qué momento??? – Preguntó irónica y la verdad es que no recordaba haberlo visto
- Cuando volabas de fiebre… – le respondió sonriente – Siéntate morena – señaló una silla – Yo me encargo de ese café
- Ok… – se sentó a ver y a esperar que harían aquellos dos en su casa y con ella                                                                                                                                                            


Perfecto! Como mínimo había 150 personas en el salón si no era que más, cerró la puerta detrás de sí y miró a todos lados esperando que Bodo la rescatase pero él único que avanzaba en su dirección era Piet Vogel con su descarada sonrisa. Por dos segundos pensó en dar la vuelta y volver por donde había venido, demasiada gente y demasiada incomodidad, pero Piet ya la tenía bien agarrada fuerte por el antebrazo

- Nos honra con su presencia profesora – Dejó un beso en su mejilla y comenzó a guiarla
- Encantada… – dijo bajito. Todavía no aguantaba más de dos pares de ojos encima de su persona y caminar por el pasillo central cuchicheando con unos de los integrantes de la Junta, hacía que todos volteasen a verla y que ellos también cuchichearan
- En serio – frenó la caminata – no sabes el favor que me estás haciendo, tengo a estos alumnos esperando hace más de tres horas – le sonrió y avanzaron hasta llegar a donde estaba Bodo, Ben y Jenny junto a otros profesores.
- Bueno, aquí está la profesora Müller – Todos la miraron nuevamente y se ruborizó, era una mierda ser el puto centro de la atención – Creo que podemos empezar…
- Creo que será mejor postergarlo – Todas las miradas cambiaron de dirección – No creo que Mathilda esté de acuerdo con este reemplazo – Emma no hizo más que arrugar los labios, esa tal Mathilda debía ser la profesora de canto que estaba designada principalmente para el trabajo. Ella ayudaría a Piet con las cuerdas y con la elección de los violinistas  
- Mathilda lleva una mañana de retraso – dijo Piet – La profesora Müller hará su trabajo – tocó su espalda y le hizo dar un paso al frente – Está capacitada para hacerlo…  
- ¡¡¡Dios!!! Ayer se intoxicó – volvió a rebatir y a mirarlos a todos como si fueran unos desalmados
- Y Bodo y Jenny… y sin embargo aquí están – fue la respuesta de Piet – y deja de poner en evidencia “lo bien que te cae Mathilda” – dijo con tono cansino y las risas burlonas aparecieron. Aquella expresión de la morena le robó una sonrisa a Emma. No hubo respuestas por parte de aquel muchacho simplemente atropelló todo lo que tenía en frente mientras se retiraba – ¡¡¡Qué gente, por dios!!! ¡¡¡Atenea!!! – Emma le miró de enseguida porque sabía que se estaba dirigiendo a ella – Fácil! Más fácil que sumar uno más uno… sólo debes decirme quienes son buenos cantantes… ¿Podrás???
- Bueno, debe ser un poco más explicito en lo que desea que haga – agarró con fuerza la tira de su bolso ya sintiendo el cansancio de solo pensar que debía escuchar a una centena de personas – todo depende de lo que deban cantar – Ella decidió no ser explicita, Piet era violinista 
- ¡Esto! – Piet se pasaba una hoja con la lista de canciones. Estaba en apuros, no conocía ni una sola y así que no sabría la tesitura adecuada – Pero solo los coros…
- Cómo? – una luz parecía abrirse en lo oscuro del cielo. Armar un coro era fácil… eso era como sumar uno más uno
- Pero he aquí el problema Diosa de la sabiduría – Piet la tomó por los hombros y le hizo mirar a la todos los alumnos – No quieren separarse… Son como hermanos gemelos… O cantan todos juntos o no cantará ninguno
- Es comprensible – dijo después de observarlos un rato – Deben llevar años cantando juntos y ellos no tienen una idea individualista… Son un grupo de personas que cantan juntas – sonrió – Son un coro y saben que en su caso la unión hace a la fuerza
- Cómo me gustaría que todos los alumnos de esta academia pensaran como ellos – Bodo aprovechó para meter bocadillo – no tendríamos más esas mierdas de charlas de psicopedagogía y el bullying
- Jajaja… – todos rieron
- Me dijiste que grabarías en estudio, ¿no?… – le dijo Emma a Piet mientras pensaba en cómo resolver el problema
- Es lo que tengo pensado – se sentó en un banquillo algo frustrado – Si consigo un coro que cante para mi…  Y ahora mismo, lo veo imposible…  
- Pues… – resopló un poco, era una decisión un tanto discriminatoria y más aun si probar sus voces pero agilizaría bastante la búsqueda – No puedes aceptar más de 15 personas, opacarían la voz principal… Del coro sólo tres voces serán las destacadas pero sólo una será la más importante – pensó un poco más – Ya sabes, la persona que tiene mejor voz que el propio cantante…     
- ¿Te quieres casar conmigo? – Piet y sus ocurrencias hacían la proposición mientras dejaban un beso en el dorso de la mano de Emma. La morena aguantó la ganas de partirle la cara a golpes había que ser descarado para decirle tal ridiculez a Emma           
- Eso es cierto – Bodo apuntó con el índice y corroboró algo en la planilla que tenía en sus manos – Lo cual reduce la cantidad de coros solo a tres y en los tres hay 15 personas – Le levantó una ceja diciéndole a su amiga que más exacta no podía ser la cifra que había tirado –  Iré a decírselos
- Bodo – Jenny le llamó – sé suave… por favor
- Claro… – asintió con la cabeza aceptando el consejo

¡¡¡Dios!!! Suspiró largo y tendido, llevaba más de dos horas escuchando a los coros… La música le encantaba y el canto era su adoración… ¿Pero cómo era que todavía quedaban profesores que fueran tan cerrados en cuanto a lo diferente???  Los tres coros eran estupendos, estaban totalmente sincronizados pero no dejaban de ser eso, un coro mixto, otro de hombres y otro de mujeres. Desde hacía dos horas ya tenía la respuesta, ya podía señalar quienes eran los mejores pero faltaba la gracia, la diversión y la actitud…
- ¿Emma qué opinas??? – Bodo la sacó del pensamiento – No terminan por convencerte???
- Las canciones que interpretarán son actuales, ¿no? – le preguntó en confidencia – No reconozco ni un solo nombre de los autores – Le explicó  
- Sí – le afirmó Bodo – Sólo tres son de los 80-90, en algo a que complacer a Sebastian ya que la fiesta es suya. ¡¡¡Oye!!! – Bodo la codeó – Pero el villancico de recién sí que lo conocías, ¡¡¡te escuché tararearlo!!!     
- Te pones más tonto cuando quieres… Y sí, mamá me lo cantaba cuando era pequeña
- Es que muero del aburrimiento – puso su mejor cara de lastimero – Cantan “Noche de paz” y muero aquí mismo – se tocaba el pecho simulando una puñalada       
- Mmm… Escucha – Algo estaba mal, Ben que estaba sentado a su lado se la había pasado jugando con su teléfono, Jenny miraba sus uñas y había cambiado de postura unas 20 veces. Piet y el director de orquestas discutían vaya a saber qué… Nadie estaba mirando… centró su visión en una persona en particular pero siguió hablando – tengo decidido el coro, pero la segunda voz es un espejismo, está intentando engañarme  
- ¿Qué? – preguntó totalmente perdido y mirando hacia donde Emma intentando ver lo que ella veía y nada, no veía una mierda  
- Me gusta el coro de voces blancas – sonrió, aquella cantante de voz dulce se había ganado completamente su atención – dile a los otros coros que se vayan y despeja el salón. Yo hablaré con las ganadoras.

Pensó en que decir para convencer a estas Srtas. No tenía encanto ni galantería, sólo experiencia y jerarquía por una vez en su vida y la verdad es que no sabía cómo usarla – Ejem! Ejam! – aclaró su garganta para hacerse notar y para no pasar vergüenza con un agudo fuera de lugar en frente del mejor coro de la academia – Srtas. Quiero decirles que he quedado fascinada con su performance. Ese Ave María fue impresionante! – terminó sonriendo al posar la mirada en ella y al ver cómo le esquivaba   
- ¡Gracias! ¡De nada! – era la respuesta a “coro” por su halago
- Pero tenemos un problema – dijo penosamente – no es lo que estamos buscando
- Perdone profesora – Una alumna comenzó a defenderse en vano dado a que nadie le estaba atacando – Pero nosotras vinimos porque leímos un papel en el tablón que decía:…
- Lo sé… créeme que lo sé… – la interrumpió levantando la mano – Y quiero informarles que son el coro ganador – La mayoría de ellas expresaron su felicidad entre gritos y abrazos, sólo unas cuantas quedaron dubitativas
- Y entonces como es que no somos lo que están buscando?
- Eso… – Emma sonrió – Eso tiene una explicación – le pidió con la mano que se acercasen –  ¿Ven a esos tres hombres que están a mi espalda, en línea recta?
- Sí… El director de la academia, el director de orquesta y el violinista del último grado
- Perfecto – asintió con la cabeza – ellos no saben nada acerca de coros – la frase hizo sonreír algunas – Bueno, puede que el director de orquesta sepa algo pero él no se siente confiado porque no es su área, él dirige instrumentos artificiales aparte de este proyecto – las miró a todas y como de pronto le prestaban total atención. Ya lo entendían: la que sabía, aquí, de coros era ella – Quiero que sepan que yo soy la última opción, la profesora que está a cargo se intoxicó ayer por comer un sándwich en mal estado – se estaba yendo por la ramas – Igual, yo iré con ellos y les diré lo fantásticas que son pero creo que sería mejor que ustedes se lo demuestren
- ¿Con qué más? Hemos cantado 5 canciones, profesora
- Con estilo y con talento – les aconsejó sonriendo – Y con algo que llame su atención, convénzanlos de que pueden cantar cualquier cosa que esté escrito en una partitura – se acercó al atril para ver lo que allí había, pasaba hojas y todo era mierda así que volvió a acercarse a ellas con un golpeteo nervioso de sus dedos sobre el mentón – ¡Lo haremos a cuatro voces!!! Los sopranos primarios por aquí… los secundarios aquí… – Comenzó a reordenarlas y a darle forma a la idea que tenía en la cabeza

- ¿Qué hace la profesora Müller? – Ben preguntó a Bodo, al ver que Emma tocaba tres notas en el piano
- Yo que sé… – Se sentó al lado de Ben a observar que era lo que hacía su amiga. Las nota salieron limpias por las bocas de las cantantes y Emma volvía a hablar con ellas
- Aquí está el café – La morena se lo pasaba a Ben
- ¿No hay para mí, muñeca? – Bodo preguntó burlón
- No me digas muñeca, sabes que lo odio! – sonrió de mala gana y bebió de su café gozándolo
- Lo siento… “Muñeca”  
- ¿Ben? – Emma le solicitaba – ¿Me das una mano con ese piano???
- ¡Claro! – pidió un segundo – Toma, bebe el mío y deja de pelear como un niñito – provechó para criticar lo infantil de su actitud 

- Esta es la mejor postura – Con las manos apretó su diafragma y su espalda – Inspira, por favor… ¿lo sientes? – preguntó cuando la fuerza llegó hasta su mano
- Sí – dijo aquella muchacha que ya estaba toda ruborizada
- Hasta allí debe que llegar el aire Srta. – le aconsejó con la modulación más dulce que tenía – Si no ese “Mi” no saldrá en la vida
- De acuerdo – se acomodó el pelo detrás de su oreja – lo intentaré…
- Bueno, Srtas. – las llamó levantando sus manos – Solo tienen ese piano – señaló a Ben – Y estas manos que están dispuestas a hacer lo imposible por guiarlas. Nuestra partitura será la memoria… Lo demás depende de Uds. Y recuerden… – Recalcó con el dedo en alto – ya son el coro ganador así que no hay razón para estar nerviosas – estaba a punto de tomar su posición pero volvió para dar la última orden – Cuando se lo indique Uds. – señaló a tres personas de la primera fila – dan un paso adelante y se lucen. Crees que podrás con esto? – le lanzó una pandereta a una de las integrantes y marcó el ritmo con palmadas – Repite, por favor… – Sonrió al ver que salía a la perfección
- Creo que podré – respondió toda excitada por su gran logro
- Tú… – Se acercó a esa voz en particular para confesarle algo – Serás la novicia, la hermana Mary Roberts, creo que así se llamaba…  Así que sabes lo que espero de ti – La muchacha sólo asintió con la cabeza aún mas ruborizada. Y es que el papel le caía como anillo al dedo y tenía muchísimas ganas de escucharla en toda su plenitud
- ¿Cómo es eso que recuerda a la hermana Mary Roberts y no a Whoopi Goldberg que era la protagonista de la película? – Una preguntó y el coro comenzó a reír a carcajadas
- Yo que sé… – se encogió de hombros – todos recordamos a esa monjita tímida, nos robó el corazón… – las risas se escucharon una vez mas y sabía que solo era porque estaban un poco nerviosas.

- ¿Estás celosa? – Bodo casi le hace escupir todo el café que tenía en la boca
- ¿Pero qué dices imbécil? – secó sus labios con el dorso de su mano – ¿Cómo haces para ser tan pendejo??? – no lo aceptaría jamás pero tanto toqueteo y sonrisas no le estaba sentando bien. ¿Emma no hablaba con nadie, no entendía ni un solo coqueteo y de pronto se colmaba de roce con aquella???    
- Echas fuego por los ojos Jenny… – le hizo un movimientos de manos en frente de su cara – y… y tienes una expresión de encolerizada, que transmite ira y desprecio… Quizás no comprendes que solo está ayudando a la alumna con la respiración 
- ¡¡¡No estoy celosa!!! – Murmuró apretando muelas. Negar fue lo único se le pasó por la cabeza, dios sabía que no quería quedar como una chiquilina y menos en frente de este idiota
- No lo parece – Dejó de molestarla porque no entendía para qué demonios había preguntado. No era su amiga ni nada, Jenny le importaba un carajo – Parecen que van a cantar de nuevo, a ver con que nos duermen esta vez – y se acomodó en su silla para escuchar

- Hail, Holly Queen – le dijo a Ben lo que cantarían – La versión de Sister Act, ¿la conoces? – preguntó al ver que buscaba una partitura que nunca encontraría
- Claro! – Sonrió sorprendido pero encantado – He visto la película como 100 veces. Es uno de mis musicales favoritos – Un guiñó de ojo después llevó los dedos a las teclas del piano, un acto que solo significaba que esperaba su señal. Al menos a él no debía guiarle              

Tomó su posición como directora del coro y al ver que sus manos estaban seguras no dudó tampoco y le indicó a Ben que podía comenzar… Las primeras notas en el piano sonaron y la mano derecha marcó el movimiento preparatorio y quedó en alto… Después de la última nota del preludio le seguía la primera nota del  himno, había aprendido aquello primero y después a atarse los lazos de las zapatillas, de ninguna manera había sido una niña “normal”.

Con movimientos suaves y uniformes marcaba el tiempo y lo que escuchaba simplemente le hechizaba y comenzó a cantar, a acompañar a su coro en vez de guiarlo, esa era la diferencia entre la mediocridad y lo significativo. Los libros hablaban de algo que se llamaba “la indicación de sentimiento”, estaba escrita encima de la primera línea de notas, aquello le decía lo que debía sentir a la hora de cantar y gracias a la Virgen María, en la cual ni siquiera creía, no tenía partitura…

Jenny sonrió al verla, una canción más “conservadora” no había podido escoger, estaba rígida con un movimiento de manos acompasado. Jamás había entendido como funcionaba eso de mover las manos y que los otros cantaran o tocaran como si nada, debía preguntárselo, inventarse un paréntesis para charlar un rato y quizás utilizarlo como excusa. Una nota alta, lo rítmicos de las palmadas y los panderetazos la despertaron de sus pensamientos

- ¡¡¡Qué hija de puta!!! – vio como Bodo llevaba las manos a su cabeza y negaba sonriendo

Emma avanzaba hacia el coro con un movimiento de manos más enérgico y moviendo todo el cuerpo al ritmo de la música, técnicamente bailaba y así recorrió cada fila, de principio a fin, para alentarles a todas. Acompañaba a cada una de las voces que surgían con la modulación correcta de la boca pero no dejaba escuchar su voz, solo se movía incitándolas a moverse también. Volvía a su posición inicial escoltada por 3 chicas a su izquierda, chocó la cadera con la contigua indicándole que no se quedara rígida y sonrió para que cambiase la cara de terror.

La morena ampliaba la sonrisa de a poco y tomaba la mejor postura para ver tan grato espectáculo, porque estaban dando un espectáculo, de eso no había duda, ahora todos las miraban con la boca abierta.
- ¿Jenny, que tal la pronunciación? – Piet le preguntaba a gritos desde el otro extremo. Y levantó el pulgar respondiendo que era perfecta  
       
Algo sonó mal y estaba detrás de ella, Emma giró solo para acomodar su espalda, no olvidaba que era la mejor voz pero necesitaba un poco ayuda para salir impecable… Jenny repiqueteaba con sus dedos contra la tasa el ritmo pero se tensó entera al ver que la escucha de Emma era ganada por la muchacha del medio. Ahora las manos parecían olvidarse del coro y solo se dirigían hacia ella, la esperaban y sonó. La voz era realmente buena, tan buena que había barrido a las demás y había hurtado una sonrisa que era de ella. Negó con la cabeza, estaba agigantando las cosas, no significaba nada.

Y para aturdirla más si se podía, “aquella” decidió agarrarse de su mano busca de fuerza y Emma parecía gustosa de consentirle. Siguió mirándolas, mientras soportaba la estocada… una “simple canción de iglesia de pueblo” las conectaba, cerraba un circulo y creaba un mundo que las obligaba a mirarse a los ojos y apretarse cada vez con más fuerzas las manos. Una simple  “corista sin tetas” había conseguido al primer intento lo que ella no lograba ni divorciándose, ni rechazando a los hombres, ni convirtiéndose en la lesbiana mas compresiva del planeta. Sólo lograba tenerla de aquella manera en la cama y ahora ni siquiera podía follar como dios y la virgen “no “mandaban… Era demasiado así que decidió irse

- Y después el niñito soy yo, eh – Bodo eligió el peor momento para bromear
- ¡VE-TE A LA MI- ER-DA Pendejo! – le gritó en la cara
- Adiós simpática… – Sabía que mañana se le pasaría, no era más que una “chiquilina”

Marcó el corte y escuchó como comenzaban los aplausos de las 5 personas que estaban presentes, se giró para el cordial saludo al público y la vio retirarse. Mientras doblaba el torso la alegría se terminó y no era de extrañarse, todo tenía un precio en la vida… tanta tranquilidad resultaba intimidante pero no dejaba de preguntarse qué le había molestado esta vez y si ella era la causa y si podía enmendarlo.

- ¡¡Genial!!! – Ben le daba un brazo – Ha estado genial!!! – sonreía sin poder contener la alegría, era fabuloso trabajar con ella y con esa potencia que se escondía en lo más profundo de su ser – lo reafirmo, eres buenísima en la materia!!!
- Gracias… – Dijo mirando hacia ella y no prestándole nada de atención 
- Está enojada – le aseguró al percatarse de lo que Emma miraba. Llevó sus dedos a los oídos para tapárselos y la puerta estalló, solo se encogió de hombros, inevitablemente las que más sufrían sus enojos eran las puertas
- Alguien debe enseñarle a dejar de golpear las puertas así, me sacará el corazón por la boca – Piet señalaba su pecho y se quitaba del cuerpo todo el susto con un rápido escalofrío
- Yo se lo enseñaré – Emma fue detrás de ella ignorando la mirada espesa y rigurosa que le devolvía Bodo
- ¡Claro que sí! Diosa de la sabiduría – Piet reía – Nadie mejor que tú para impartir el conocimiento… Jajaja  

- Profesora Hartmann! – Levantó el tono en medio de ese pasillo desolado y apuró el paso al ver que se detenía – ¿Qué pasa? ¿Te sientes descompuesta? ¿Nauseas de nuevo? – Miró la tasa en su mano y decidió no decirlo porque corría con el riesgo de aumentar más el enojo
- ¿Nauseas? – Era irónico que Emma pudiese ver todo lo complejo y no lo más simple… Los celos… Estaba apestada de ellos y sabía que no había razón pero no podía evitar sentirlos. Y no quería vivir atormentada – No! Estoy bien, gracias por preocuparte – intentó seguir adelante
- No lo parece – Emma volvió a insistir una vez mas pero sin mover su posición  
- No me hagas hablar… – suplicó con una sonrisa que se torcía –…no diré cosas maduras – cuadró la mandíbula y se tomó un segundo para ver lo inocente de la apariencia de Emma. ¿Cómo era que no lo veía?
- ¿Es por la hermana Mary Roberts??? – señaló a la puerta por la cual habían salido
- ¿De qué hermana me hablas Emma? – levantó los brazos por la poca paciencia y por la incongruencia que le tocaba escuchar
- Digo… Por la corista… Yo sólo estaba… – Intentó explicar ¿Qué le explicaría? Explicar en este caso era sumir 
- No eres tú ni la corista… Soy yo – se señaló – y mi idiotez – Vio como Emma asentía con la cabeza y pensó en alejarse y meditar en tranquilidad. Pensó en bailar con todas esas preguntas que no tenían respuesta y con toda la cobardía que no le dejaba preguntar – Nos vemos…
- El café profesora… – había intentado no decirlo pero si no aconsejaba no sería ella. Y no era bueno después de su intoxicación. Y Jenny como buena rebelde y caprichosa bebió mientras se alejaba – Perfecto… – susurró sabiendo que el berrinche era más importante que la salud.


Los tres golpes de rigor y el “adelante” pertinente… Estaba intranquila y enojada, el mejor estado posible para recibir un regaño por parte de Stefan.
- Siéntate… Jenny – ¿Qué más le ordenaría? ¿Su mejor cara de pena cuando le sancionara? Se sentó y dejó que él comenzara, no tenía cabeza ni cuerpo para discutir – La alumna Eichkamp…
- Lo sé… – la interrupción y la entonación llamaron a la desconfianza de Bergmann
- ¿Lo sabes? – preguntó sonriendo
- Sí, yo misma la eché de mi clase…
- De acuerdo! – se puso feliz de no tener que explicar nada, de poder saltar la parafernalia e ir a lo que él le resultaba importante – ¿Cómo te llevas con la profesora Müller???
- ¿Qué??? – aquello la dejó fuera de foco
- ¿Son amigas? – preguntó mientras se acercaba a ella
- No… – No era bueno mentir, este viejo endemoniado lo sabía todo – sólo compañeras de trabajo… Somos casi de la misma edad… así que tenemos mucho sobre que hablar… – pensó que sería un buen argumento
- ¡¡Mejor!!! – Exclamó entusiasmado – Y sé que hablas con ella… – se acercó hasta la ventana y Jenny cerró los ojos al recordar que daba al estacionamiento – lo he visto… – Intentó no adelantarse a nada pero ya le era fácil adivinar lo que quería y no podía dejar de ponerse rígida. Estaba a punto de ver como se desataba la tempestad… – Jenny… – se sentó en el borde de su escritorio para quedar lo cerca posible – Me recuerda a Bea…  
- Solo ocupa su puesto… – intentó luchar contra el maldito fantasma de Bea que ahora no hacía más que condenar a Emma – Eso no quiere decir nada…   
- Solo quiero asegurarme… – le explicó – No quiero que la academia pase por lo mismo… Perdimos la mitad de los alumnos con lo de Bea…
- Lo sé – asintió con la cabeza pero también sabía que a la Srta. Vogel sólo la habían quitado del camino de la manera más ruin y enfermiza, solo por cubrir sus porquerías. Volvió a pensar en Ben ¿En dónde demonios estaba cuando todo había ocurrido? – También despediste a la mitad de la currícula de profesores
- ¿Cómo se supone que iba a pagarles si no tenía alumnos??? – Fue su tesis inmunda – Quiero que la observes de cerca, solo por precaución…
- ¿Qué??? – Preguntó alucinada – ¿Cuándo??? Yo doy clases de Ballet y ella de canto, Stefan!     
- Ahora trabajarás con ella en los contratos – le dijo mientras volvía a su silla 
- No! – pensó rápido que decir  y como rechazar – El contrato con la discográfica de Edwin se perdió por su culpa… Trabajé meses y ella lo echó a perder en 2 segundos – apoyó el índice sobre el escritorio
- A ella le costó una suspensión – le recordó
- Y la llamaron a los días rogando porque volviera – también le recordó 
- Los alumnos exigieron su incorporación, extraño, no? No harían eso por cualquiera… Solo por la Srta. Vogel y todos sabemos lo que Bea hacía con sus alumnos… – la boca de Jenny de pronto estaba cerrada y le ceja de Stefan se levantaba avivando las conjeturas       
- ¿La profesora Müller lo sabe??? – cambió de tema sabiendo que no podía decir más
- Mañana se lo comunicaré – le aseguró mientras encendía un puro – A partir de ahora trabajas con ella – comenzar a tirar humo como una chimenea 
- Me queda incómodo el horario – comenzó con las excusas – La profesora no tiene disponibilidad por la mañana, a la tarde da clases aquí y a la noche suelo dormir… así que se hace como imposible…  
- Eso lo coordinas con ella – le indicó que se levantase, que él la escoltaría hasta la puerta – Yo sólo haré los ajustes por el pago de la horas extras y los viáticos para las dos – le sonrió cálidamente – Jenny – la llamó antes de que se marchara – Respeto tu autonomía eres mi mejor profesora de baile…  La alumna Eichkamp no volverá a tu clase ni tampoco saldrá antes de la clase de la profesora Müller
- ¿Respetas también su autonomía? – preguntó irónica
- Mientras respete a la institución… será respetada, tenlo por seguro.

Tenía un ojo puesto en la pantalla de su notebook y otro en observar detalladamente como el perro se ensañaba con el cojín… hizo una muesca de asco al notar que el café estaba helado… Pensó en qué hacer porque obviamente no podía concentrarse en el trabajo, quizás limpiar la casa, leer un poco o ver Tv ahora que tenía ese enorme rectángulo en la cocina… No recordaba ni como encenderla así que desistió de ella…

No moriría así que no se explicaba por qué razón estaba tan inquieta y expectante, dejó la tasa en el fregadero y miró el reloj… Faltaban horas para ir a la cama y el tiempo parecía correr más lento que nunca… Pensó en tocar un poco el violín y probó que los dedos estaban imprecisos, no se alarmó sabía que sin un incentivo la perfección era inalcanzable e irreal.

Apretaba sus dedos intentando relajarlos si algo tenía de imperfecto era lo caprichoso e infiel de las manos, se iban detrás de cada cosa nueva y ardían si no podían tocar lo que querían. Una infancia con las cuerdas, una adolescencia con las máquinas y una adultez con… ¿Qué querían? Volvió a mirar el reloj pero no la hora… Y las manos las metió al bolsillo, esta noche no sería posible, Jennifer estaba fuera de quicio. Suspiró y pensó lo que podía hacer con su tiempo.

Escuchó la música salir desde el interior de la casa y comenzaron las fantasías… quizás bailaba, quizás cantaba y quizás lloraba mientras bailaba y cantaba, quizás demoliendo sus muebles y quizás no estaba haciendo nada más que pensar… Sonrió y pidió no tener la cara de estúpida que suponía que ponía cada vez que la morena le abría la puerta y que la vida le diera un respiro dejando de lados las sorpresas… Pulsó el timbre…

- Emmaaaa!!! – Ben le recibía con un abrazo. La envolvió en un círculo en el cual reinaba el olor del alcohol, el tabaco y buen perfume – Emma, Emma, Emma… – la mecía de un lado a otro, estaba pasado de copas.
- ¿Cómo estas Ben? – preguntó sonriente, no había razón para estar lejana ni apática. Era el amigo de Jennifer y era una persona agradable, siempre tenía buena vibra con ella
- Bien… Bien… Genial… Tomando una copa – levantó su copa, bebió y puso su mejor cara de deleite – de esta refinada champaña…
- Me alegro… – pasó un tiempo en el cual ninguno de los dos dijo nada, un momento incomodo para Emma, debía decir exactamente a que había venido y no a Jenny sino a Ben – Oye, yo…
- Oh… ¡¡¡Pasa, pasa, pasa!!! – le indicó con la mano – Jenny está adentro…

Y sí, efectivamente, Jenny estaba adentro… lo que no le había dicho era que estaba acompañada. Desde la puerta podía verla sentada en el regazo de aquel muchacho, beber y hablar animadamente con toda la gente que estaba a su alrededor. Aquellas manos masculinas que estaban en sus muslos no parecían tener importancia, no para Jenny. Sintió la mano de Ben en su espalda y pensó que la empujaría hasta dejarla enfrente de todos… así que ya se anticipaba a la vergüenza.

- ¿Quieres que la llame? – Estaba borracho no deficiente así que decidió ayudar un poco   
- Gracias – Afirmó con un movimiento de cabeza, Ben realmente la caía bien
- Bueno, iré a sacarla de las manos de ese imbécil – Dijo apenas vio en dónde estaba y con quién la morena. No tenía del todo claro cómo funcionaba esto del lesbianismo pero para él ya era motivo suficiente para partirle una botella en la cabeza a ese estúpido que la tocaba – Está algo tomada…
- Siempre le justificas? – preguntó al recordar que era la segunda vez en un mismo día que Jenny y sus comportamientos recibían el amparo de Ben
- Noooo…  – señaló hacia el sillón en donde estaba sentada – Yo solo intento recordarte algunas cosas que supongo sabes o al menos imaginas – La miró y se compadeció de ella, había que ser fuerte para soportar la vida y el estilo abierto de Jenny y lo que Emma estaba viendo era una simple reunión de “amigos” que había surgido de la nada – Iré a…
- Gracias… – contestó sonriente

Supuso que lo mejor era llevar las manos a los bolsillos, cruzar los brazos sobre el pecho era una pose de “vigilante” y ella no era eso. Aunque las píldoras sobre la mesilla si la sorprendían un poco…  Y ahora comenzaban a nacer algunas cuestiones que no había tenido en cuenta y quizás marcaba una “verdadera” diferencia: Eran distintas y tenían distintos límites, de ninguna manera podría sentirse a gusto en una jocosa fiesta psicodélica… tampoco viéndola en las manos de alguien más… Y se preguntó cómo era que debía actuar… Escuchó lo firme de los tacones y entendió que esto costaría mucho más dolor que el que imaginaba…

- Emma – Jenny avanzó decidida hacía su boca. Un simple beso que Emma no esperaba y que le hacía olvidar lo que estaba dos pasos adelante. La miró a los ojos, no estaba drogada ni tan tomada, estaba bien consciente de sus actos, quizás eso era lo más punzante – Ven… – Jenny le agarró de la mano – Vamos a saludar y a tomarnos algo…
- Solo saludar – Dijo bajito, estaba algo confundida entre la efusividad, espontaneidad y aceptación plena por lo que eran. Parecía no tener reparos en decirles a todos sobre ellas pero tampoco dudaba al sentarse en las piernas de nadie.      
- Disculpa… no te escuche – Dejó otro beso en sus labios y le sonrió  
- Que solo saludar… – Frenó sus pasos y se puso rígida – Mañana trabajo por la mañana…
- Entiendo… – Asintió con la cabeza mientras sonreía – No tienes planeado quedarte… – la morena miró su enlace de manos y jugueteó con esos dedos intentando una caricia y que la desilusión no sea tan evidente – Entonces… A qué venías Emma? – Quería no sonar hiriente ni mal educada pero sabía que había fracasado, Emma agachaba su cabeza
- Jenny… yo… yo… – No podía solicitar, no salía por la boca el deseo y solo porque se sintió un estorbo – Nada, yo…   
- ¿Tú? – apuró porque igual que todas la veces perdían tiempo – ¿Emma?
- Yo quería saber cómo estabas… – ya estaba fucsia y escondiendo las manos en su espalda – Veo que te… que te encuentras mejor… – y sin querer queriendo miró a toda la gente que estaba allí.
- Estoy bien… Gracias por preguntar y por enviar a tu hermano para que me examinara – Y allí acabó todo… Fue de mirase un tiempo y de ver como vibraba la línea de cristal que las unía y sentir el terror
- Me alegro… – agachó la cabeza y miró al suelo intentando ubicarse, intentado ordenar todo por dentro y sin hacer un reproche fuera de lugar – Me voy…  No te importa si no… – señaló hacía sus amigos
- ¡No! – Dijo sonriendo – Te acompaño a la salida – Dieron, en silencio, los pocos pasos que las separaba del exterior. Jenny cerró la puerta y se recargó sobre ella – Bueno… Es una pena que no puedas quedarte – sonrió nerviosamente porque parecía como si todo fuera a derrumbarse de pronto, como un castillo de naipes en frente de un soplido impertinente, esta vez no necesitaban un terremoto ni una tempestad… solo necesitaban un poco de equilibrio y algo de suerte para alcanzar ese “punto en el infinito”…   
- Lo es… – Emma juntó el coraje para dejar un tímido beso de despedida – Adiós          
- Emma…  – No dijo mas mientras acercaba a Emma a su cuerpo.

Un beso que era fogoso y enamorado. Una tentativa de que la paciencia tenía sus recompensas y que la dulzura de algunos dolores era adictiva…  Tal vez porque se olvida todo y no porque pudieran contra todo… pero lo cálido de la saliva y lo amable de las manos siempre propulsaba para un mismo lado, aquel paisaje pintado de blanco y negro que ahora se lloraba por un gris… Y ya no estaban entre el amor u odio ni entre la profusión y vacio… sino intentando existir en la rotación normal del mundo.

- Cuida ese estómago por favor – dijo con la mano encima de él y sonriendo
- De acuerdo… – Y se quedó de pie mirándola marcharse… 

- ¿Y Emma? – le preguntó Ben apenas le vio – ¿Se ha ido?
- Sí – respondió mientras se disponía a fumar un cigarrillo, quizás mostrando el enojo con las manos, al hacer apresurado el ritual y la primera pitada – No podía quedarse…
- Una pena… – Sin acercarse demasiado le alcanzó una copa
- No! No es una pena… –pitó y la garganta molestó – Y si no se ha quedado es porque no ha querido – Apretó el cigarro con fuerza contra el cenicero, realmente no quería fumar 
- Quizás no se sentía cómoda… Parece que te olvidas como es la profesora Müller… – listo, había hecho la buena acción del día con las dos, ahora merecía la medalla del mejor amigo – Media anticuada y respetuosa – terminó por sonreír
- Eso no la justifica – Ben se asombró al escuchar aquello… esa era la respuesta a la pregunta de Emma
- A algunos nos cuesta más y otros menos – fue su simple explicación, Jenny estaba totalmente errada si pensaba que iban a sentir en conjunto
- A Emma le cuesta horrores – fondo blanco a la copa y es que era de pensar y enfurecerse – Esta es mi vida… y no voy a dejar que…
- Ya lo sé – la cortó porque era la hora de todo ese chorro de negación ante el conflicto y la estúpida idea de unas cuantas alteraciones nos hacían perder la esencia. Lo sabía de memoria, alguna vez había sentido lo mismo,  así que sonrió mientras llenaba la copa hasta el límite – Envenénate… – le aconsejó beber
- ¡Esto no arregla una mierda Ben! – Jenny gritó desesperada – Y de seguro que haré más estupideces – Aun sabiendo, llevó la bebida a su organismo…
- Lo sé – abrió sus brazos y su boca alucinado – Pero será como sueño…  No tendrás miedo, no sentirás culpa y lo mejor de todo – descorchó otra botella – no pensarás con claridad… Yo le echaré llave a la puerta – Se ofreció presintiendo como acabaría la noche

Estaba desterrada de la cama, sentada en una la única silla que había en el dormitorio y mirando a la oscuridad a través de la ventana. Le faltaba, no podía decirlo ni pensarlo directamente así que entramaba algunas complejidades para no ceder a la obsesión, pero igual le seguía faltando. Se puso de pie sólo para mirar lo transparente e impecable del cristal, no polvo, no huellas, no trazas… Condenadamente perfecta, como cada una de las cosas que estaba en su casa… El doblado de la sábana, la armonía de los muebles y esa silla que era perfecta para destrozar la ventana.

Cerró los ojos con fuerza y apretó los puños… ¿Qué haría con el tiempo sino podía dárselo? Destruir y reparar no era la solución… Y desde adentro se movía todo el infierno, le hacía temblar y encendía las ganas de arrancarse la piel. ¿Por qué no podía sentir “normalmente”? ¿Qué demonios era sentir normalmente? Estaba delirando así que decidió sentarse nuevamente… Mientras que todo pasase por dentro no era necesario el réquiem a la prudencia.

Como siempre, estaba sola y si así estaba era porque nunca había necesitado de nadie… Eran años de autarquía y nomadismo… No había ni un solo lugar ni un solo hogar ni una sola persona a la que quisiera pertenecer… Bueno, esa era una idea que ya no estaba clara del todo… Jennifer le hacía necesitar y querer romper cosas y eso no estaba bien… Se alarmó cuando sintió un lengüetazo por la canilla               

- No, no, no… – lo apartó un poco de sus pies – Ve a chupar la pata de la cama amiguito – Obviamente el perro volvió a acercase a ella – ¡No! – Un pequeño grito como regaño, que no daba ni miedo y el perro volvía a carga con la petición de atención. Emma subió los pies a la silla y bajó la mano para acariciarlo – Lo siento, me da impresión que me chupes la pierna – Las caricias por el cuello parecían ser suficiente pero ya comenzaba a morder sus manos y eso no era del todo de su agrado – ¿Te di de comer? Sí – Se contestó cuando lo recordó…

Lo miró detenidamente y esos ojos negros y tristes le partían el alma – No te hablaré – le dijo de pronto al perro – No te hablaré como mi madre le habla sus plantas… No lo haré porque creeré que realmente necesito a ese psiquiatra – Se mantuvo en silencio por un buen momento, mirándolo de soslayo y aguantando las ganas. Se repetía constantemente que era un “ser inferior” y que jamás comprendería más que un puñado de órdenes de su amo – Mierda amigo!!! – se quejó por sabía perfectamente que solo haría el descargo porque el perro jamás le juzgaría y que mientras le alimentase y lo acariciase todo estaría bien entre ellos….

- ¿Esta cabeza inventa cosas, sabes? – se señaló el cráneo y la actividad del cerebro que parecía nunca cesar – ¿y… y… y… no puedo con un “problemilla amoroso”??? ¡Es injusto!!! – levantaba la voz a medida que el enojo crecía – ¡¡No puedo querer salir a matar solo porque le han tocado un muslo!!! – Intentó serenarse pero el fervor estaba en el mismo lugar – Muerde sus botas amigo! – la primer orden que le daba a su perro – ¡¡Destrózalas!!! – Pidió sedienta de venganza su parte más humana – Muérdeselas de la misma manera que ella me muerde la conciencia por la no… – Escuchó el timbre – Es ella… – le dijo mientras se levantaba y colocaba la silla en su lugar, lo mejor no era dejar rastro de sus “extrañas costumbres” – que no se te olvide lo de las botas si pasa la noche aquí – Y fue a abrir la puerta…

- Hola… – dijo tímidamente al especular que quizás le había despertado y sabiendo que estaba molestando porque mañana debía levantarse temprano
- Hola – Emma sostenía la puerta y esperaba por saber que era lo que quería, si pasaría dentro o si solo era una visita corta – ¿Te sientes bien??? – Preguntó al ver que no hacía más que mirarle profundamente y la falta de parpadeo le hacía pensar miles de cosas
- No… – Empujó suavemente la puerta y avanzó – No me siento bien… – Repitió mientras acorralaba contra la pared a una Emma que estaba demasiado preocupada en descifrar cual era su estado – Te necesito… – susurró a su oído y en vez de dejar el característico beso húmedo en su cuello decidió ser lo más explícita posible pasando la mano por la entrepierna de Emma.

Estaba cansada de escuchar las conversaciones infantiles de sus invitados, y las últimas tres copas que Ben le había servido no la habían emborrachado, solo le habían incitado a recordar sus caricias y el gozo de ese gemido que cargaba su nombre, el sentirse tan dentro de su piel y tan cerca cada vez que podía escuchar su corazón. Recordó que la única vez en la vida que olvidaba todo, hasta los miedos, era cuando estaba envuelta en su fuego…

La exhalación de Emma, cuando movió su mano, llegó directa a sus labios y se negó el beso porque no tendría fin y quería decirle que esto no era lo mismo de siempre… Que si podía entregarle todo, incluyendo la ternura que no sabía sentir en la cama, tendrían un problema resuelto… Y subía con la mano desde la cadera, hacia arriba, hasta su pecho… Y no dejaba de mirarle implorando el consentimiento para hacerle el amor…

Masajeó la entrepierna y la mano de Emma empujó la puerta hasta cerrarla mientras cerraba sus ojos sintiendo el placer que se le entregaba… todo desaparecía y sólo porque se moría por tenerle… y desde el cuello le traía reclamando el beso que debía acallar el gemido… Pero la morena la dejaba jadeante y a la espera…

- Necesito saber que hago falta – Jenny susurró encima de sus labios sin dejar de mover su mano – Y que entregarás como me entrego yo…
- Sí – Jenny sonrió porque la respuesta era rápida debido a la excitación y en vez de menguar decidió la piel y el contacto más directo – ¡¡Dios!!! – Emma mordió sus labios
- Necesito que seas mía – frenó un instante mirándola a los ojos, un falso segundo para pensar – Necesito respirar – hizo alusión a la noche anterior e indirectamente volvía a decirle que era ella lo que más deseaba en este mundo. Mordió sus labios – ¿Crees que podrás concedérmelo? – Preguntó mientras barría la saliva que había dejado en los labios de Emma…
- Creo que podré… – suspiró y alentó a esa mano, que estaba dentro de su pijama, a seguir adelante…                                                                                                             

                          

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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Memo Derechos Reservados
© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del autor.

16 comentarios:

  1. "Muerde sus botas amigo" hahahaha Priceless!! Keep it going please!!

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  2. "Todos la miraron nuevamente y se ruborizó, era una mierda ser el puto centro de atención".

    *suspiro* La historia de mi vida, pero más que nada por lo de ruborizarte cuando todos te miran xD

    Atenea bahhahahaha... Piet me cae bien ^^

    Y no hay mejor manera que soportar los celos con una sonrisa en los labios y los mejores insultos que se te puedan ocurrir en la mente xD... aunque hay que reconocer que Jenny nunca ha tenido que soportar que Emma "coquetee" con alguien, menos que los toque! (no al menos desde Bodo, que si mal no recuerdo, odiaba y envidiaba con todo lo que tenía porque podía acercarse a Emma).

    -__________-! y casi se va todo a la mierda de nuevo (?) T_T... tanto trabajo que cuesta juntarlas, pero muchas gracias por recordarnos las abismales diferencias entre ellas y lo frágil de la relación (aunque si la situación fuera al revés y Jenny hubiera visto a Emma sentada en las piernas de alguien *cough* la corista *cough*, definitivamente se le hubiera ido encima).

    La conversación con el perro y su autodebate por la sanidad mental fue absolutamente delicioso... y amargo :/... Emma no sabe estar en compañía todavía, le es totalmente extraño, pero ahora tampoco sabe cómo estar sola porque Jenny colma sus pensamientos.

    Terminó perfecto ^^... mil gracias. Este es, sin lugar a dudas, uno de los mejores fics que he leído en toda mi vida (y he leído una barbaridad de ellos u_u).

    pd. ya no hay la opción para dar estrellitas :(

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  3. !Excelente historia! A esperar no más qué se teje en un próximo capítulo, eres grande Memo!

    Nani, Chile

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  4. Muerde sus botas amigo! jajajajajajajajajajajajajajja me mato esa orden para el perro jajajajaja Sisi, definitivamente eres mi idola Memo :)
    Florencia Arg.

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  5. Impecable Memo! como siempre!Una gran historia, no me canso de decirlo...
    Me encanta tu forma de expresar algunos pensamientos: "... y que la dulzura de algunos dolores era adictiva"
    Muy buen final, siempre dejando con ganas de mas!

    Gracias por compratir!

    Saludos!

    Embee (Arg)

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  6. Genial tu forma de escribir ¡¡ podria leer tu historia 10 veces y aun asi no me aburriria ¡¡ espero sigas con nosotras un largo tiempo ¡¡ besos y abrazos ¡¡

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  7. Porfa porfa porfa siguiente capituloooooooooo!!!

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  8. ahhhh piedad jajaja siguiente capitulo cuandooo qe torturaaa XD!!!!! :(???

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  9. Y el cap 28?????????????? es una tortura una espera tan larga!!!! XD! es q es adictiva esta historia!

    julia, uruguay

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  10. Dos meses con la agonia de saber que sucede con esta maravillosa historia....
    ¿Qué pasa? Que alguien me informe, por favor.

    Dianis,Colombia.

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  11. estoy por inventarme el final de esta historia como sigan así... jooo en fin creo que se han cansado :( pues nada que se le va a hacer

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    Respuestas
    1. NO SE DESANIMEN CHICAS MEMO TUVO UN PROBLEMILLA PERO YA ESTA TRABAJANDO EN EL NUEVO CAPITULO TRANQUILAS NOS VA A SORPRENDER.. TENGAN UNPOQUITO DE PACIENCIA OK

      MILIMONT
      MEXICO

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  12. Me estoy volviendo loca T_T... literalmente. Entro todos los días desde hace dos meses con la esperanza de encontrar un capítulo nuevo; ya a este punto, los síntomas del síndrome de abstinencia están haciendo estragos con mi organismo.

    Solamente espero que pronto (muy pronto, DEMASIADO pronto) tengamos Física, Química y Piel nuevamente.

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  13. Tómate tu tiempo Memo, que esta historia es como el buen vino. Espero todo esté bien con vos.

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  14. Eres definitivamente mala Memo.... tenernos esperando por tanto tiempo duele :(,
    si tienes tiempo estaria bueno que continuases la historia.
    Saludos desde Argentina una fan dolida :(

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  15. Alguien sabe para cuando el próximo capitulo de química... es que si bien siempre se demora esta vez se tomo su buen tiempo... y como que da miedito a que sea otra buena historia sin final

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