Encuentros
El día había llegado Ana y Susana, después de pasar por Elena se dirigían a casa de Laura donde las esperaban las demás, cuando estacionaron frente al portal las tres bajaron de la camioneta; Elena subió al edificio a meterle prisa a las chicas que aun no daban señales, mientras tanto Susana y Ana esperaron en la camioneta.
Ana sacó su tableta para entretenerse con ella, hasta que después de un rato escuchó las voces, levantó la vista para encontrarse frente a ella, a Laura que la abrazó.
-Hola churris - le dijo a Laura entre risas por aquella manera de abrazarla.
-Hola – contestó Laura - se soltaron del abrazo.
-Hola Lucia -le dijo al verla tras de Laura.
-Hola -contestó Lucia, un poco cortada pero aun así se acercó a darle un beso en la mejilla.
- Pues si ya están vámonos que ya es tarde -dijo girándose rápidamente.
-Espera falta ¡ah! ¡Mira ahí viene! Cris mira, ella es Ana -escuchó decir a Laura, se giró de nuevo para ver a quien le presentaban y se encontró con unos ojos verde aceituna que la miraban cosa que la hizo sonreír.
-¿Tú?- preguntó Cristina al verla.
-Te dije que el destino quiere decirnos algo - dijo sin dejar de sonreír.
-¿Ya se conocen?- Preguntó extrañada Laura
- Si
-No - Contestaron al mismo tiempo haciendo que Laura las mire interrogativamente.
-Tuvimos un encontrón desafortunado - contestó Cristina.
-¡Dos! De hecho fueron dos, pero yo no los llamaría desafortunados, un poco fuera de lo común nada mas - dijo riendo.
-¿Nos vamos o no? -Preguntó seria Cristina.
-Claro, ahora más que nunca quiero llegar a la playita - abrió la portezuela, esperó que tomaran lugar, lo cerró y rodeó el auto para luego subir a el, miró por el retrovisor y pudo ver a Cristina que miraba por la ventana, sonrió poniéndose las gafa, pero antes de poner el motor en marcha dijo:
-Chicas ya saben que soy un poco despistada se me olvidaba, les presento a mi amiga Susana salúdenla.
-Hola Susana- dijeron todas.
-Hola chicas - dijo ella, que estaba en el asiento del copiloto
Ya llevaban una hora de viaje, tan sólo faltaba media hora pero aun así decidieron parar en una gasolinera, mientras cargaban gasolina, las demás fueron al baño Ana dejó a Susana mientras ella fue a comprar unos cigarros.
Cuando Cristina salió del baño dejando a las demás dentro, fue en busca de unas aguas, al traspasar la puertas de cristal se quedó mirando una revistas pensando en comprar una para entretenerse el resto de camino que quedaba, tomó una y la hojeó hasta que sintió un contacto en su espalda que le erizó toda la piel.
-¿Sabés? Yo no creía en el destino pero ahora contigo, ya he empezado a creer - sintió a aquel susurro muy cerca de su oído tanto que sintió el aliento golpear el lóbulo de su oreja, por algo ese susurro se le hizo conocido.
Cuando pudo reaccionar se giró, vio salir a Ana que la miraba con una sonrisa triunfante, por alguna razón le molestaban sus provocaciones pero tampoco podía evitar sentirse atraída por ella.
Cuando por fin llegaron a la casa tanto Cristina como Susana se quedaron sorprendidas al ver la bella piscina y una palapa con barra y unas sillas de bambú que se encontraba en la parte trasera de la casa que fue por donde entraron, pero mas fue su asombro al entrar a la casa, lo primero que vieron fue la cocina minimalista de muy buen gusto, luego el salón amplio con muebles modernos bien decorado, cuadros artísticos y amplios ventanales de cristal que dejaban entrar la claridad que le daba un brillo al piso de madera frente al salón, una mampara de cristal que le daba vista hasta la terraza con unos sillas de descanso.
-¿Te gusta? -le preguntó Ana.
-Si tienes muy buen gusto -contestó ella.
-Si por eso me gustas tú - le sonrió dejándola sin poder decir nada –
-¡Bueno chicas! - llamó la atención de todas-nosotras somos seis y mañana llegan cuatro mas y aquí hay cinco habitaciones, dos aquí y tres en la planta de arriba, por lo tanto tenemos que ver como acomodarnos, mi habitación la voy a compartir con Susana.
-Yo con Cris - dijo Laura.
-Lucia y yo podemos compartir - dijo Elena.
-No tu tendrás que dormir sola hoy mañana compartes con Dani, porque lo más seguro es que Lucía quiera dormir con Marcos ¿No?-dijo Ana, que sin esperar respuesta continuo –Bien, entonces los tres cuartos de arriba los ocupamos nosotras cinco y Lucia se puede quedar en uno de los de aquí abajo para que mañana que llegue su novio y le haga compañía.
-Pero hoy se puede quedar conmigo ya mañana se puede cambiar para que no se sienta solita - dijo Elena.
-Pues como quieran, lo decía porque es lo que creo, pero a mí me da igual –tomó su mochila - bueno vamos les enseño sus habitaciones para que se acomoden.
En la parte de arriba se encontraban un pequeño salón con una mesa de billar, y de ajedrez, una televisión, un sofá, frente a este una puerta de cristal corrediza que daba hacia un balcón que tenía vista al mar, del otro lado estaban el pasillo que llevaba a los cuartos primeros dos que estaban divididos por un baño y frente el otro cuarto que era el de Ana ya que era el principal porque era el más grande de la casa y el otro extremo un balcón con vista a la piscina.
Más tarde Ana esperaba a las chicas bajar, miraba de pie hacia la playa, había pasado ya más de dos años que había estado en ese mismo lugar donde entregó todo y perdió todo, desde eso no había puesto un pie en esa casa y ahora estaba de nuevo ahí pero ya no era la misma que entregó su alma llena de sueños, ilusiones con un corazón cálido, ahora era una mujer con el alma vacía y el corazón congelado. En eso estaba cuando escuchó unos pasos tras de ella pero no se giró.
-Todo sigue igual, nada ha cambiado- escuchó decir tras su espalda, sabía quién era no hacía falta girarse
-De alguna manera quería congelar lo vivido en este lugar, no sé si para aferrarme al recuerdo o para recordar el daño que me causa – dijo sin aun mirar a su acompañante.
-Ana yo…bueno nunca volvimos hablar y… creo que debemos hacerlo… quiero.
-¡No!- ahora si se giró para clavar su mirada en ella y continuo con más calma-antes quería respuestas, razones del por qué, hiciste lo que hiciste pero ahora…ahora ya no me interesa-regresó su mirada hacia donde minutos antes.
-No sabía cómo explicarte estaba confundida, sé que tal vez me odias
Ana sonrió de lado negando
-No te odio, quise, deseé con todas mis fuerzas hacerlo, pero no pude
- Se escucharon las voces de las chicas que bajaban - ya he pasado página, no creo que seamos las amigas que fuimos pero no tenemos por qué llevarnos mal ¿no? - caminó hacia ella, le puso la mano en su hombro para luego ir al encuentro de las demás; por la orilla caminaban para ir a un bar que se encontraba muy cerca de la casa, mientras las dos hermanas y Elena platicaban y reían, un poco más atrás Susana iba colgada del brazo de Ana que se encontraba muy silenciosa y pensativa cosa que Susana respetó ya que aunque tenía poco tiempo viviendo con ella siendo muy observadora había aprendido a conocerla y saber respetar su espacio.
Cuando ya se encontraba cerca del Bar, como saliendo de su pensamientos Ana miró a Susana sonriendo.
-¡Pequeña! ¡Lista para comer los mejores platillos de mariscos!
-¡Sí! - quedaron unos segundos en silencio - ¿Ana?… - no estaba muy segura de hacerle la pregunta - ¿ella es la que bailó con Venus la otra noche en el Nigth verdad?
-¿Quién? - preguntó muy tranquila.
-Ella, Cristina.
-No, no es ella estás confundida
-Estoy segura.
-¡He dicho que no! ok-la miró muy seriamente, Susana afirmó en silencio.
Al entrar al bar un hombre de unos 40 años alto abrazó a Ana levantándola efusivamente por los aires cosa que hizo reír a las demás.
-¡Santi! Un día de estos me vas a tirar-dijo Ana ya estando en el piso.
-Eso nunca mi niña, estoy feliz de que estés por aquí, ya tenias mucho sin venir.
-Sí, dos años y un poco más, ven te presento, a dos hermosa mujeres - lo llevó hasta ellas- esta pequeña es Susana-Santi le dio dos besos - y esta de ojos bonitos es Cristina - el hizo lo mismo-bueno y a estas ya las conoces - Laura, Elena y Lucia.
-Pues mucho gusto en tenerlas aquí-miró a Ana-siempre tan rodeada de mujeres hermosa ¿eh? - sonrió -vamos les llevó a su mesa.
Cuando todas se sentaron en la mesa Santi preguntó qué era lo que querían para comer a lo que Ana contestó por todas.
-Santi quiero un servicio especial de mesa tendida.
-¡Hecho! ¿Y de tomar?
-Cervezas para todas – afirmó.
-No - dijo Cristina, Ana la miró - yo no bebo cerveza, no me gusta.
-¿Cómo que no te gusta? Ya verás que buena sabe además hace buena compañía a lo que vamos a comer, tu trae cerveza - le dijo a Santi.
-Pues que lo traiga pero de una vez te digo que no lo voy a beber - dijo seria -¿Siempre decides por las demás? Sí, claro, eres de esa que les gusta hacer lo que se les antoje, pero conmigo no es así.
-Cris no exageres, te está pasando-dijo Lucia medio regañando a su hermana.
-No déjala, tiene razón - miró de nuevo a Cristina - me gusta que sea sincera, pide lo que gustes Cris, siento mucho si pareció que te obligaba, no fue mi intención - miró a las demás - chicas si quieren pedir algo diferente pídanlo, yo ahora vengo voy al baño un momento - se levantó y se fue hacia los baños.
-Te has pasado -la recriminó Lucia.
-Ya, lo sé - contestó ella, poniendo todo su peso sobre la silla mirando hacia donde Ana se había ido.
Cuando Ana regreso del baño sobre la mesa ya todas tenía sus cervezas menos Cristina que había decidido tomar un sex on the Beach, se sentó comenzó a beber la suya, vio que las chicas estaba algo cortadas decidió bromear.
-Es una lástima que con lo de mariscos que vamos a comer nadie tenga pareja esta noche con lo afrodisíaco que es - dijo riendo.
-Pues eso hay que arreglarlo, salimos esta noche a la disco para ver si pescamos algo ¿no? - dijo Laura siguiendo la broma.
-Claro pero creo que aquí hay dos que no entran en la lista - dijo mirando a Lucia y Elena - así que solo seremos tres.
-De eso nada que nosotras venimos a divertirnos no nos puedes hacer a un lado.
-Vale, las vamos a llevar pero se portan bien que si no mañana que lleguen Marcos y Juan se arma la bronca.
-También Luis que anda aquí loquito por ver a Cristina, dijo que no permitamos que ligue-dijo Elena.
-¿Luis? ¿Tú y Luis?-preguntó extrañada Ana a Cristina.
-¡No! nada, si sólo lo he visto una vez-dijo ella con cara de susto cosas que las hizo reír a todas.
-No pues si que tiene buen gusto - su móvil sonó - perdón chicas- miró el móvil pero no conocía el número - no sé quien es – contestó - ¿sí?... ¡Sara! - Lucia y Laura se miraron - si…pues te dije que vendría a la playa… si hace unas horas que llegamos vamos a comer ahora…claro que si…ok me llamas y quedamos…ok. Besos guapa-colgó - ¿en que estábamos? - preguntó pero en eso llego Santi con un mesero con charola en mano para dejar sobre la mesa una inmensidad de diferentes platillos de mariscos.
Después de disfrutar de esos ricos platillos un poco más alegres por lo que ya habían ingerido de alcohol se encaminaron a la casa donde al llegar todas se fueron hacia sus habitaciones a cambiarse dispuestas a darse un baño en la piscina, mientras ella subieron a su habitaciones Ana se quedó, sacó el frigo Bar, lo llenó de cervezas, preparó todos los utensilios para prepara algún coctel.
Primero se asomaron Lucia y Elena que se sentaron en la sillas de bambú, ella fue hacia ella y les dio una cervezas a cada una.
-¿Tú no te piensas cambiar? Mira que si no te tiramos tal y como esta –le dijo – Lucia.
-¿Ustedes solas? ¡Ja! No creo que puedan – les dijo riendo.
Sus dos amigas se miraron con una sonrisa maliciosa para luego levantarse y correr tras ella alrededor de la piscina, así estuvieron por unos segundos hasta que una se fue de un lado y la otra del otro dejándola acorralada, viéndose de esa manera, se acercó hasta Lucia con la intención de ser ella quien la tirara al agua para quitarla de su camino antes de que Elena llegara.
Con agilidad giró a Lucia y la levantó de la cintura con intención de tirarla pero al ver a Elena ya cerca a ellas la utilizó como escudo, dando pasos hacia atrás haciendo que se tropezara y casi cayera, eso provocó que soltara a Lucia que se giró hacia ella quedando frente a frente, mirándose hasta que se escucharon una risas que la hicieron mirar hacia donde venían, ahí pudo ver a Laura pero su mirada se dirigió más a Cristina que portaba un traje de baño estilo trikini color negro y estampados que la hacía ver su hermosa figura que la había dejado embobada, tanto que se sintió caer o mejor dicho, cayó al agua ya que Elena aprovechó para tirar tanto a ella como a Lucia.
Las tres chicas que se encontraban fuera del agua reían mitras las otras dos salieron a la superficie; Ana nadó hacia el otro extremo donde se encontraban las escalera que fueron por donde salió para acercarse a Laura y Cristina que no habían parado de reír.
-¿Se divierten?-dijo justo quedando frente Cristina.
-La verdad si - contestó Cristina.
-¡Bien! – la agarró de la cintura y la levantó.
-¡No! ¡Suéltame! ¡No te atrevas a tir…- sin poder terminar de hablar cayó al agua.
-¿Te sigues divirtiendo? - le preguntó después de verla salir.
-Ya me las pagaras – le contestó seria.
-Vale, pero antes me voy a cambiar-le sonrió para luego darse la vuelta y entrar a la casa.
Cristina después de verla desaparecer por la puerta sonrió cosa que percibió muy bien Laura que se sentó en la orilla cerca de donde estaba sujetada Cristina.
-¿Qué fue todo eso? - preguntó Laura mientras jugaba con sus pies en el agua.
-¿Qué cosa? - la miró.
-Pues eso que acaba de pasar ahorita, hace una horas casi te peleas con ella y ahora parece que hasta le sigues su juego de coqueteo.
-¿De qué hablas, Lau? Yo no le sigo nada.
-¿Segura?
-Sí, Lau tranquila ¿Por qué te preocupa tanto?
-Ana también es mi amiga, por eso sé qué… bueno, ella no es la mujer que tú buscas - no sabía cómo explicarlo - ella es una mujer libre que no busca relaciones serias ¿me entiendes?
-Ya. Es un picaflor ¿no?
-¡Chicas! Vengan aquí - las llamó Elena desde la Barra.
-¡sí! - les contestó Laura, luego miró a Cristina - no pienses mal de ella ya luego te iré contando.
Laura se puso de pie pocos segundos, ella hizo lo mismo y fueron hacia la barra donde estaban las otras dos chicas.
Cuando Ana salió de la casa, Laura y Susana estaban Jugando dentro la piscina con una pelota mientras que las demás tomaban el sol tumbadas con los ojos cerrados, muy cerca de la Piscina, caminó hasta quedar en la orilla de la piscina y se lanzó salpicando a las tres chicas que tomaban el sol.
Cuando Cristina sintió las gotas de agua sobre su cuerpo se incorporó de golpe buscando quien había hecho tal cosa, entonces vio a Ana nadar hacia la parte baja de la Piscina, cuando estaba a punto de reprimirla se quedó muda al verla subir por las escaleras y caminar hacia ellas con una sonrisa que vio después de haber recorrido con la mirada todo ese cuerpo que le llamó, tanto que se asombro de sentirse un poco excitada.
-Lo siento chicas no quise mojarlas - dijo riendo pero sin dejar de ver a Cristina, ya que había notado esa manera en la que la había mirado.
-Yo…voy a meterme a la piscina-se levantó evitando seguir mirando a Ana y se tiró a la piscina - volviendo mojar a las otras dos.
Ana se quedó mirándola por uno segundos para luego irse a preparar unas bebidas, que pocos minutos después les llevó a las chicas en una charola, cuando ya les dejó a Lucia y Elena llamó a las otras dos para que se aceraran dejando de último a Cristina que se quedó del otro extremo, por esa razón tomó las dos copas que quedaban y fue hacia ella rodeando la piscina
-Ya sé que no te gusta la cerveza por eso he preparado este coctel espero que te guste, se llama “Sueños Rosas”.
-Espera voy a salir – esperó que salga sentada en el borde de la piscina
–Gracias -.le dijo tomando su copa y sentándose junto a ella.
-Anda pruébalo a ver qué te parece.
-Si está muy rico sabe a fresa.
-Claro, porque lleva fresa, leche, clavel, canela y un poco de Ron blanco.
-Nunca antes lo había probado sabe bien.
-Qué bueno que te gustó - quedaron uno minutos en silencio jugando las dos el agua con sus pies.
-Siento mucho lo de antes en el Bar, me pasé un poco contigo.
-No, ya te dije que me gusta que seas sincera aunque siento saber que te parezco que voy de lista.
-No, no es eso - Ana la miró levantando una ceja - bueno un poco si pero no tanto - las dos rieron.
-Bueno pues si quieres y me lo permites te puedo demostrar como soy ya después tú dirás si es mucho o poco.
-Me lo pensaré.
-Vale tienes todo el resto del día de hoy, si te animas mañana a las seis de la mañana te espero en la terraza.
-¿A las seis? ¿Por qué tan temprano?
-Eso es una sorpresa, pero no te preocupes que no es nada malo.
Capítulo 8
La noche
Una música suave y no muy alta sonaba, acompañada de algunas cuantas risas, sobre la mesa había restos de pizza y botellas de cerveza y una que otra copa.
Se la estaban pasando bien, contando una que otra travesura de la anfitriona o de cómo fue que se conocieron, algunas ya no sabían de lo que hablaban sólo reían más por el efecto del alcohol que por lo que se contaba.
Cristina había subido por una cámara, quería guardar la imagen de esas cinco borrachas, pero cuando estaba a punto de llegar hacia ellas sólo pudo escuchar la voz de Ana gritar “¡no me interesa y no quiero escucharte!” para luego verla salir completamente furiosa.
-¿Qué ha pasado?- preguntó a las tres mujeres, porque la cuarta ya estaba dormida.
-Nada - contestó Lucia poniéndose de pie y desapareciendo por las escaleras.
-Bueno pues creo que la fiesta se terminó y yo me voy a dormir - dijo Elena marchándose tras de Lucia.
Cristina miró a Laura que se encontraba con la cabeza para atrás y tapada con la almohada, se sentó junto a ella.
-Tú no me vas a decir que pasó ¿Verdad?
-Pasó que Ana se molestó por un comentario y se fue furiosa, pero no te preocupes mañana estará como si nada ok, bueno pues yo me voy a dormir y me llevo esta que ya se ha dormido - dijo por Susana que se había quedado dormida junto a ella - ¿Te vienes?- le preguntó después de haber logrado poner de pie a Susana.
-No adelántate en un rato subo.
-Ok, no te duermas muy tarde - le dio un beso en la frente.
-Si mamá - dijo riendo.
Ya eran más de las dos de la mañana cuando regresó a la casa después de haber estado fumando unos cuantos cigarrillos junto a la playa. Al cruzar junto al salón pudo ver que un cuerpo tendido en el sofá en posición fetal con las manos mentidas entre las piernas, se acercó hacia ella y se puso en cuclillas, la contempló mientras que con su mano retiró un cabello rebelde que tenía en la cara.
-Eres hermosa - susurró muy bajito. Se quedó mirando sus facciones, hasta que la vio temblar por el fresco de la brisa que entraba por las ventanas.
-Cris…vamos despierta – la sacudió suavemente.
-Cinco minutos-la escuchó decir en un hilo de voz y sonrió al verla tan infantil, le pareció tan tierno.
-Vamos a tu habitación, mañana te va a doler todo el cuerpo si te quedas aquí…anda ¡Cris! -la volvió a sacudir
ummm - comenzó abrir sus ojos - ¡Ana! – se sentó de golpe.
ummm - comenzó abrir sus ojos - ¡Ana! – se sentó de golpe.
-Tranquila no pensaba abusar de ti - le dijo con una sonrisa única.
-No es eso, es sólo que no sé en qué momento me quedé dormida ¿Qué hora es?
-Cuarto para las tres - contestó mirando su reloj de muñeca.
-Por lo menos llevo dos horas dormida-le dijo tocando su hombro con una mueca de dolor.
-¿Te duele? - le preguntó a lo que Cristina afirmó en silencio-es por el haberte dormido aquí, anda, deja que te de un masaje.
Ana no esperó respuesta, se acomodó tras de ella y colocó sus manos sobre esa zona dejando suaves pero efectivos masajes. Cristina quiso decir algo pero al sentir aquel contacto, cerró los ojos y apretó los labios al tiempo que se dejaba llevar por esa sensación de alivio que le hizo soltar un pequeño gemido de placer, que aunque fue muy silencioso fue claramente escuchado por Ana que no pudo evitar sonreír para sí misma.
-¿Voy bien? - le preguntó con un susurro muy cerca de su oído
-Si…- le contestó con apenas un hilo de voz.
-¿Sí? ¿Te gusta? – le volvió a preguntar pero esta vez rozando su cuello con sus labios.
De nuevo Cristina no pudo contestar sólo pudo sentir las palma de sus manos bajar por toda su espalda, hasta llegar a su cintura donde se colaron bajo la blusa para acariciar parte de su estómago.
Ana sintió como se había estremecido ante aquella caricia y sonrió de gusto al ver el efecto que causaba en ella, dejó un corto y suave beso sobre su cuello para luego separarse, haciendo que Cristina sintiera el gran vacío que dejaba ese espacio.
Ana sintió como se había estremecido ante aquella caricia y sonrió de gusto al ver el efecto que causaba en ella, dejó un corto y suave beso sobre su cuello para luego separarse, haciendo que Cristina sintiera el gran vacío que dejaba ese espacio.
-Ya es hora de ir a dormir ¿vienes?- la vio ponerse de pie.
-¿Eh?... Si, vamos - contestó aun intentando asimilar lo que había pasado.
Cuando llegaron a sus habitaciones ya que una estaba frente a la otra Ana se detuvo junto a ella y cogió su mano.
-Cris ¿te has pensado en lo de ir conmigo mañana? - le preguntó.
-Pues…no sé, mirá la hora que es ¿Crees que me voy a despertar a las seis de la mañana?
-Me gustaría mucho que vinieras para conocernos y eso - dijo sinceramente sin soltar su mano.
-Lo voy a intentar, no te prometo despertarme, es que soy muy dormilona.
-Bueno pues con que lo intentes me conformo-le dio un beso en la mejilla - que duermas bien.
-Tú…tú igual - le contestó y la vio entrar, se giró para entrar a su habitación pero antes de que lo hiciera la vio salir de nuevo.
-¿Qué paso? - le preguntó.
-Pues que mi lado de la cama está ocupado - le contestó cruzada de brazos.
-¿Cómo que está ocupado?- le preguntó extrañada.
-Sí, Susana está en el.
-¿Susana? Pero si ella duerme conmigo - abrió la puerta de su habitación y vio que en su cama no había nadie.
-Bueno después de todo sí tendré que dormir en el sofá-escuchó decir a sus espaldas.
-De eso nada -la miró- a ver, tu duermes aquí, hay suficiente espacio para las dos, esta cama es mucho más grande que las de las otras habitaciones.
-Pero es que…
-Pero es que nada - la cortó - Cris, esta cama es lo suficientemente grande para que ni nos rocemos, si eso es lo que te preocupa, anda quédate a dormir conmigo.
- Está bien, voy ponerme la pijama.
Cuando Cristina regresó, ya cambiada, pudo escuchar el agua corriendo en el cuarto de baño de la habitación, sabiendo que estaría dándose un una ducha, decidió esperarla para saber de qué lado de la cama prefería, la vio salir sólo con el albornoz y el pelo cubierto con el gorro de baño.
-Necesitaba un baño, tenia arena hasta en las orejas - le dijo dirigiéndose hacia el closet - pensé que ya estarías en la cama.
-Es que quería preguntarte de qué lado de la cama prefieres dormir -dijo viendo como de espaldas a ella se metía por debajo del albornoz unas bragas.
-No tengo ninguno en especial, puedo dormir en cualquier lado.
-Bien pues yo prefiero izquierdo - se puso de pie para ir de ese lado, pero entonces se quedó parada al ver su espalda descubierta cuando dejó caer el albornoz para meterse la camiseta de tirantes.
-Ya estoy - la escuchó decir y fue cuando se dio cuenta que se había quedado mirándola.
Cuando Ana se estaba dando la vuelta, todo fue demasiado rápido, Cristina nerviosa, se movió de prisa para no ser descubierta en Babia pero para su mala suerte se tropezó con el pie de la cama
-¡Auch! – gritó.
-¿Qué paso? - preguntó Ana que sólo pudo verla dando saltitos.
-Nada es sólo que estoy practicando unos pasitos de baile - le contestó con sorna mientras ya sentada en la cama se sobaba los primeros dedos del pie.
Ana no pudo evitar sonreír ante esa respuesta y más al verla con esa cara de niña haciendo su berrinche después de alguna travesura mal hecha. Se acercó a ella sin quitar la sonrisa y con delicadeza le agarró el pie para ser ella quien se lo sobara.
Cristina volvió a quedar en Babia cuando la vio tomar su pie y masajearlo olvidó el dolor, sólo pudo fijarse de nuevo en su cuerpo que sólo portaba las bragas y la camiseta de tirantes “¿acaso no piensa ponerse nada más? ¿Quiere matarme?” pensó.
-Te has dado un buen golpe esperemos que mañana no te moleste - le dejó el pie con delicadeza sobre el piso - ¿Quieres que te ayude a pasarte del otro lado o puedes sola?
-Puedo sola - se puso de pie lo más rápido que pudo ya que no quería que la ayudara porque si la tenía más cerca aun no sabía si se podría controlar.
Comenzó a retirar el edredón y la sábana para introducirse dentro de ella cuando vio Ana hacer lo mismo.
-¿Vas a dormir así? - le preguntó
Ana se miró
-Si ¿te molesta? - le contestó.
-Más que molestarme me es incómodo.
-Pues lo siento pero es que no puedo dormir con nada más.
-Ni siquiera con un pantalón cortito.
-Nop, pero si no te gusta, puedo dormir en bolas - le dijo con una sonrisa traviesa.
-¡ayss! Olvídalo -le dio la espalda – buenas noches loca.
-Serán buenas madrugadas -la corrigió- descansa guapa.
A Cristina a pesar de sus nervios no le costó tanto dormirse, en cambio a Ana si le costó un poco más de trabajo pero al final también se dejó abrazar por Morfeo.
Un fuerte pitito comenzó a sonar en la habitación pero ninguna de las dos tenía intención de levantarse, pero ese fuerte sonido las hizo removerse.
-Apaga eso por favor - le dijo Cristina sin abrir los ojos, sin tan siquiera moverse.
-Ya…ya voy - contestó y tanteando sobre la mesita de noche buscó ese escandaloso despertador.
Después de lograr apagarlo se volvió a acomodar pero sus sentidos ya estaban despiertos, así que pudo sentir un peso sobre su pecho y su cintura, abrió los ojos lentamente y miró a ver qué era lo que la aprisionaba la mitad de su cuerpo y lo primero que vio fue su rostro enterrado entre su pecho y como su brazo rodeaba su cintura y se sintió tan bien, tan a gusto, que se limitó a tan sólo sentir el sube y baja tan tranquilo de su respirar. Le retiró los cabellos que le caían por la cara y la contempló como lo había hecho la noche anterior, pero ahora con más calma, deseó besar esos labios que parecían sonreír, pasó lentamente la yema de su dedo corazón sobre su hombro hasta llegar a la mano que posaba sobre su estómago. Miró de nuevo hacia su rostro y se encontró con sus ojos que la miraban.
-Buenos días - dijo después de ese cruce de miradas.
-Buenos días - le contestó sin dejar de verla, sin siquiera moverse.
-Ya que has despertando levántate que nos vamos - Le ordenó pero tampoco se movió.
-¿Y dónde vamos?
-Te voy a llevar a conocer un lugar-le informó ya intentándose levantar sin lograrlo.
-Ana apenas hemos dormido cuatro horas ¿En serio tienes ganas de levantarte?
-Mira cuando veas donde te voy a llevar se te va a quitar el sueño.
-Ana yo no quiero, quiero seguir aquí durmiendo.
-Bueno pues tú te lo pierdes-dijo ya soltándose un poco de su peso, quedando sentada.
-Quiero seguir durmiendo contigo-la escuchó decir, se giró a mirarla y como si con los ojos le hubiera respondido Cristina la volvió a acostar y se acomodó de nuevo sobre ella pero ahora enterrando su rostro entre su cuello.
-Cris...yo quiero.
-¿Qué? - la cortó levantando el rostro para mirarla
-Besarte - y así lo hizo, la besó y su beso fue correspondido.
Se sonrieron y se volvieron a besar así estuvieron hasta que Cristina se acomodó de nuevo sobre su pecho mientras Ana jugaba con su cabello y acariciaba su espalda.
-No sé qué me pasa, te acabo de conocer y no sé ni qué coño estoy haciendo.
-Shhh - le acarició los labios haciéndola callar- ahora no pienses en nada.
Sin decir nada más después de un largo silencio acompañado de caricias las dos volvieron a quedar dormidas.
Más tarde Ana se despertó por el ruido que hacia el estómago de Cristina, sonrió al verla despierta abrazada a ella.
-Perdona no quise despertarte, pero mi estómago reclama.
-Ya lo he oído, vamos a ver qué hora es-dijo girándose para ver el reloj- son las tres de la tarde, anda cámbiate yo voy a preparar algo para comer, que seguro que las demás aunque ya estén despiertas no han comido nada - se puso de pie.
-Tú no pensaras salir así ¿verdad?
-Pues…si ¿se ve feo?
-No es que se vea feo, pero….ayss, no sé haz lo que quieras.
- No voy a salir así tonta - se volvió acercar a ella-pero te aseguro que más de una ahí afuera está acostumbrada a verme así -le plantó un piquito.
-Si no es sólo por ellas, es por mí, que me embobo mirándote - la vio quedar colorada.
-Así que te embobas ¿eh? No te preocupes siempre causo ese efecto-le dijo riendo.
-Creída - le tiró una de las almohadas.
Cuando salió de la habitación Ana estaba a fuera esperándola la cogió de la mano y la acercó a ella para besarla, pero ella se alejó.
-¿Qué pasa?-le preguntó Ana extrañada por aquel rechazo.
-Ana yo creo que es mejor que le paremos un poco a esto, nos acabamos de conocer, además que van a decir las demás si nos llegan a ver, mi hermana, ni siquiera sabe que me gustan las mujeres.
-¿Y no quieres que lo sepa?
-Si, se lo voy a decir, al igual que mi madre, pero cuando lo crea conveniente.
-Vale.
-Ana de verdad yo….
-¡Cris! – la cortó -Tranquila, no es para tanto mira tú y yo sólo compartimos cama y nos besamos, pero no estamos en plan novias ni nada de eso, así que tranquila ¿Si?, anda vamos a ver que comemos que tengo hambre.
La vio encaminarse hacia las escaleras, y la siguió intentando asimilar aquella aclaración “claro que no estamos en plan novias, pero de ahí a que diga que no es para tanto, ¡dormimos abrazadas!... ¡Me acarició…¡ la acaricié!...¡nos besamos durante algunas horas!...¡ y dice que no es para tanto! ¿No significó nada para ella? Pensaba, mientras bajaba las escaleras,
Cuando bajaron fueron directo hacia la cocina que encontraron vacía pero claramente escucharon las voces que venía de la parte trasera, sobre la mesa se encontraba algunos sándwiches, Cristina no perdió el tiempo y cogió uno mientras que Ana abrió el frigorífico para sacar una jarra de leche y otra de jugo de naranja.
-Tráete unos vasos - le pidió.
-¿Dónde están?-le preguntó.
-En la alacena de arriba –le contestó.
-¿En esta?- abrió la de al lado de la indicada.
-No, en esta-le contestó ya colocada detrás de ella, antes que cogiera los vasos sumergió su cara en la parte posterior del cuello logrando que el cuerpo de Cristina se erizara.
-Ana…- le dijo muy bajito.
-uhmm…
-Chicas ya se han…despertado
Al escuchar esa voz Ana se separó lo más rápido que pudo mientras que Cristina se quedó tensa sin poder mover un sólo músculo.
-¡Dani! Pensé que llegabas más tarde - dijo Ana yendo hacia ella a darle un beso.
-Pues ya ves que no-le contestó muy seria lo que a Ana le extraño.
-Hola Dani - dijo Cristina ya recompuesta y se acercó a saludarla con un beso.
-Hola Cris - contestó con una sonrisa amplia
Al ver el cambio de Daniela ante Cristina y esa sonrisa que ella conocía tan bien, se dio cuenta de algo que había olvidado “la mujer de estacionamiento, la de eso ojos que la perdían, la que acaba de dormir en sus brazos, la que besó por horas y acarició entre sueños, la que acaba de ser la primera mujer desde hace mucho que se despierta junto a ella para darle uno simples buenos días…esa…esa es la misma Cris que trae loca a su amiga ¡Claro es la compañera de Laura! ¿Cómo no se dio cuenta? ¿Cómo pudo olvidarlo? Pero lo peor es ¿Qué coño va hacer ahora?
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