Capítulo 17
—Crystal,
cuando escapaste, ¿cómo le hiciste para sobrevivir? Debiste haber necesitado
documentos para poder obtener un trabajo en dondequiera y está, por supuesto,
la preocupación de que un oficial te descubriera por ser menor.
La
mujer más joven vaciló antes de contestar y cuando lo hizo, deliberadamente
miró a cualquier parte menos a Laura.
—¿Realmente
quieres saber la respuesta a esa pregunta?
“¿Qué diría Jenny en esta
situación?”.
—Um, sólo si tú quieres decírmelo. —“ Bien…,.esa
fue una contestación correcta”, Laura se dijo a si misma.
—Digamos
que en algunos trabajos no se requieren papeles para trabajar o identificación.
—¡Oh…!
—La escritora cambió de posición con inquietud y ahora fue ella quien fue
incapaz de mantener cualquier contacto visual. “Crystal comentó una
vez que el streep tease fue sólo un paso mas arriba”—.
Entiendo, bueno... um... —Negando con la cabeza, Laura quedamente admitió—: no
sé qué decir.
—No hay
nada qué decir de cualquier manera. —Crystal se encogió de hombros—. Hice lo
que tuve que hacer. —Ella movió el mouse—. ¿Y ahora qué sigue?
Le
tomó a Laura un segundo para poner a funcionar sus engranajes mentales y fijar
la atención en la información en la pantalla.
—Pon
el puntero sobre la búsqueda y da un click sobre él —miró todos los temas
sobresalientes y negó con la cabeza—. Tienes que desplegar la página hacia
abajo.
—¿Ahora
me lo podrías decir en español?
Ella
le sonrió ante su error, complacida de ver la cara de confusión de Crystal.
—Lo siento. Se me olvidaba. Es sólo parte del
vocabulario que suelo utilizar. No estoy acostumbrada a que las personas sean
capaces de entender de lo que les estoy hablando.
Ella
le explicó cómo navegar por la pantalla, dándose cuenta para su sorpresa que
Crystal aprendía rápido y raras veces necesitó explicarle las cosas más de una
vez. En algunos minutos más encontraron un sitio que ofrecía los programas de
estudio.
—Esto
es perfecto —dijo—. ¡Mira esto!
Excitada
por el descubrimiento, Laura, sin darle importancia, se apoyó para asumir el
control del mouse.
—Puedes
trabajar en cada tema hasta que estés lista y hacer un auto examen al final.
Eso lo facilitará. Aquí —dio un click sobre un enlace—. Mira todos los módulos
disponibles.
Los
ojos de Crystal se ensancharon.
—Nunca
seré capaz de aprender todo eso.
—Por
supuesto que puedes. No es tan difícil como parece.
—Fácil
para ti decirlo. Tú tienes una Licenciatura de la Universidad. Yo ni
siquiera termine el noveno grado.
—
Oye, no nací con esa Licenciatura, ¿sabes? Tuve que aprender todo también.
—Ella dio un click sobre el mouse otra vez—. No tienes que aprender todo al
mismo tiempo. Intenta hacer uno de los módulos. ¿En qué temas eras buena?
—No
lo sé. Realmente nunca puse mucha atención en la escuela —Crystal se encogió en
un gesto ya familiar—. Estoy sorprendida pues sólo fallé en un grado. —Ella
empujó hacia atrás la silla, colocando su tobillo izquierdo en la rodilla
derecha—. No soy estúpida o algo así, es sólo que estudiar y hacer la tarea en
ese entonces no era importante para mi —entrelazó sus dedos y los apoyó sobre
su regazo—. Apuesto que tú fuiste una estudiante sobresaliente. Obteniendo
puras A y todo eso.
—Bueno,
en su mayor parte fueron A —admitió Laura.
—Uh
huh —dijo Crystal, sabiendo que era así—. ¿A donde fuiste, Harvard o Yale?
—A
ninguna —contestó—. Se suponía que iría a Punta Oeste* pero termine yendo a
Colgate*.
—¿A
Punta Oeste? Oh, ya me parecía. Eres una pequeña diablilla Militar. ¿Y por que
no fuiste allá?
—Es
muy largo de contar. —Viendo la apariencia expectante en la cara de Crystal,
Laura movió su barbilla señalando hacia el balcón—. Vayamos allí afuera. Será
más cómodo.
—¿Qué
pasó? —Crystal preguntó, una vez que ya estaban en el balcón.
—Bien.
Tienes que entender que la vida militar no es la misma que la vida de civil.
Las cosas no se manejan tan fácilmente .—Laura agradeció la oscuridad,
haciéndole más fácil contar su historia—. La apariencia lo es todo y los
chismes se mueven a través de las tropas más rápido de lo que te puedes
imaginar. Era una sénior en la escuela secundaria y mi padre había sido situado
en West Point cuatro meses antes. En el otoño tienen un baile de etiqueta para
celebrar durante el fin de semana el regreso a casa. Mi padre me arregló una
cita para salir con un cadete de cuarto año llamado Eugene Watkins.
—¿Eugene?
—Crystal bufó y buscó sus cigarrillos—. ¿Por qué alguien avergüenza a un niño
con un nombre como ese?
—Probablemente
porque él fue Eugene Watkins tercero, el nieto del General Eugene Watkins y el
hijo del Capitán Eugene Watkins.
—Aun
así, es una razón pésima para llamar a su niño Eugene.
—De
cualquier manera, el ego del Cadete Watkins estaba sólo empequeñecido por sus
hormonas, especialmente después de haber tomado varios sorbos de no se qué
licor que llevaba escondido en su chaqueta. Después de pasar la mayor parte de
la noche hablando de sí mismo, el Señor Personalidad pensó que tenía derecho a
más que sólo unos cuantos bailes formales.
—¿Quieres
decir que él intentó ...?
—Oh,
sí, ciertamente lo intentó —dijo Laura—. Dimos un paseo por la base y él hizo
todo lo posible por abrazarme. Yo lo empujé y comencé a caminar de regreso,
dispuesta a dejarlo pasar sólo como una mala cita, pero él no se dio por vencido
tan fácilmente. Me empujó contra un árbol e intento meter sus manos por debajo
de mi vestido. Ahí fue cuando grité y le di con la rodilla.
—Bien,
el bastardo se lo tenía merecido —dijo Crystal, dando una larga calada a su
cigarrillo—. Deberías haberle pateado las pelotas.
—Hubiera
deseado haberlo pensado mejor en ese momento —admitió Laura—. Darle con la
rodilla no fue suficiente para quitármelo de encima. Me derribó al suelo y
comenzó a golpearme. Otro cadete escuchó mis gritos y corrió hacia mí. Si él no
hubiera estado paseando por ahí, Dios… Estábamos demasiado lejos del resto de
la fiesta.
—¿Supongo
que como era el nieto del General no le castigaron ni nada, verdad?
Laura
suspiró y descansó su pie en su rodilla opuesta.
—No
es tan simple. La Academia
es muy estricta en hacer cumplir el Código de Honor.
—¿Qué
pasó?
—Estaba
bastante alterada para cuando el cadete me trajo de regreso. Cuando llegamos a
la puerta principal ahí estaba parado mi padre, el General Watkins, y otros
oficiales de alto rango. Imagínate cómo me veía. Allí estaba, con mi vestido
desgarrado, todo lleno de lodo y hierba y manchas en toda mi espalda. Mi padre
me hizo pasar a un cuarto privado y le dije lo que había sucedido. Él salió y
regresó algunos minutos después para llevarme a casa.
Mirando las estrellas centelleantes, Laura
dejó que sus emociones flotaran en su mente de nuevo.
Mi
padre nunca me mintió, y se lo agradezco. Él me dijo que era mi palabra contra
la de Eugene y por supuesto ya sabrás cual fue su historia.
—Qué
tú lo deseabas. —La stripper adivinó.
—Él
dijo que yo lo había provocado y que cuando él se rehusó a acceder a lo que yo
quería comencé a gritar.
—Por
supuesto. —Crystal dio un bufido.
—Padre
también me dijo que el General Watkins le recordó que el padre de Eugene había
muerto como un héroe en Líbano cuando Eugene aún estaba en el bachillerato.
—Ella negó con la cabeza, distraídamente identificando las diversas
constelaciones flotando en el cielo—. Todo lo que hubiera pasado es que con
solo una llamada del general, mi padre hubiera sido enviado fuera de Anchorage,
o algo peor.
—¿Así
es que tu padre te hizo retirar los cargos?
Laura
asintió con la cabeza.
—No
había realmente mucho de donde elegir. Si presentaba una queja, habría traído a
los medios de comunicación y habrían destrozado a la academia y al General
Watkins. Mira lo que les hicieron a los Kennedy. ¿Imagínate si al nieto de un
general e hijo de un héroe de guerra fuera acusado de intento de violación?
—Apoyando sus codos sobre los brazos de la silla, entrelazó sus dedos—. Padre y
el general acordaron algo a puerta cerrada. Él nunca me dijo qué pasó, sólo que
se había terminado y que yo debería olvidarme del asunto. Escuché a uno de los
cadetes decir que Eugene había perdido su rango como Comandante del Batallón y
estaba recluido en la base, pero que aun así se le permitió graduarse.
—¡Oh!
que gran castigo. —Crystal se burló.
—De
hecho perder un rango en la academia es un punto negativo para tu carrera. Él
nunca podrá subir un rango más en la cadena de orden. Pero de lo que sí estoy
segura es que no piensa en tocar a otra chica de nuevo.
—¿Por
qué no? Él logró salirse con la suya una vez, ¿qué podría detenerlo?
—Los
otros cadetes. Después de una semana del incidente, un grupo de cadetes atrapó
a Eugene en las regaderas y supongo que le dieron una buena paliza. Él pasó un
par de días en el hospital, pero nunca reveló quién estaba involucrado.
—Se
lo merecía. Espero que hicieran un buen trabajo de modo que él ya no pueda
usarlo de nuevo.
—Bueno
no creo que hayan llegado a tanto —dijo Laura, con tono de cólera en su voz—.
Creo que mi padre sabía quienes lo hicieron, pero jamás me lo dijo.
—¿Estabas
molesta con él porque no te defendió?
“¿Estaba molesta con él?”. Se quedó con la mirada fija hacia
las estrellas de nuevo.
—En
ese momento estaba furiosa con él por que creí que no estaba de mi lado. Culpé
al Ejército por haberlo obligado a encubrir al general. Por eso es que acepté
una beca para Colgate. No fue hasta que fui adulta que entendí por qué hizo
esas cosas de la manera en que las hizo.
—No
lo entiendo —dijo Crystal.
—Jenny
me dijo una vez que algunas veces la única forma de ganar es comprometiéndose.
Eso fue lo que tuvo que hacer mi padre con el General Watkins. Él no pudo
lograr echar a Eugene de la academia pero se aseguró de que su carrera fuera
arruinada. Cada vez que le ofrezcan un ascenso, será cuestionado por ese
incidente. Por hostigamiento sexual y porque oficiales se aprovechan de las
reclutas femeninas, no creo que pueda jamás tener un ascenso en su carrera.
—¿Y
consideras que con eso ganaste?
—Claro
que si. No tienes que cortar las manos de un hombre solamente porque robó una
barra de pan. Eugene todavía podrá tener una carrera en el Ejército, sólo que
no será nada cómodo.
—Aun
sigo pensando que lo tuvo demasiado fácil —se quejó Crystal—. Siempre lo hacen.
Sólo porque el tipo tiene dinero o poder puede salirse con la suya. —Un
cigarrillo fue encendido—. Ah, a quien engañamos. Hasta los patanes borrachos
piensan que pueden salirse con la suya cada vez que se les da la gana.
Laura
de nuevo deseo tener una vela sobre la mesa y poder ver la expresión que
provenía junto con ese duro tono de voz.
—¿Pasó
algo en el trabajo esta noche?
—Nada
que no haya ocurrido antes —dijo la stripper con un suspiro—. fue sólo un
riesgo típico del trabajo. Un idiota decidió esperarme fuera de la salida hasta
que yo saliera. Habría estado bien si Rick hubiera estado donde se supone debía
de estar.
Laura
alarmada, se enderezó.
—¿Te
lastimó? ¿Por qué no me lo dijiste antes?
—Estoy
bien. He trabajado por mucho tiempo lo suficiente como para saber cómo
arreglármelas con un borracho estúpido —dijo despectivamente.
—Pero
aun así te molesta. —Laura intentó reprimir un bostezo pero falló—. Ya me estoy
haciendo vieja para las desveladas. El sol saldrá en un par de horas —esperó
por una respuesta y no recibió ninguna—. Bien, supongo que es hora de...
—¿Puedes
usar el ordenador para encontrar personas? —preguntó Crystal.
—Um
… sí, hay lugares en línea donde puedes buscar personas. —“Debería estar ya acostumbrada a la forma en que rápidamente cambia de
tema”, Laura pensó—. ¿Piensas buscar a tu hermana?
—No
lo sé, tal vez.
—Bien,
eres bienvenida para usar el ordenador y tratar de encontrar a tu hermana si tú
quieres.
“Olvido la vela, voy a comprar una de esas
linternas de baterías”. Algunos segundos pasaron antes de recibir un
gruñido de la rubia.
—¿Sabes
que hay compañías que se dedican a buscar personas pagándoles una retribución?,
preguntó Laura.
—Lo
sé. Hace tres años gasté cerca de quinientos dólares en buscarla. No sabía el
número de su seguro social así que no había mucho que ellos pudieran hacer.
—Laura escuchó el sonido de la silla raspando la madera mientras Crystal se
ponía de pie—. Sólo estaría desperdiciando mi dinero otra vez. —Crystal golpeo
ligeramente la mesa—. Estoy cansada. Buenas noches.
Laura
se quedó sentada ahí por pocos minutos después de cerrarse la puerta,
escuchando los sonidos de la noche. Pensando acerca de su infancia, trató de
recordar como había sido su vida a los quince. Imágenes de ella en bicicleta,
largas sesiones de llamadas telefónicas, videos de música y sus visitas a
parques vinieron a su mente. “¿Cómo pudo
sobrevivir ella? A los quince años nunca habría sido capaz de valerme por mi
misma”. Se estremeció al pensar por lo qué Crystal tuvo que haber pasado y
se encontró a si misma pensando en su compañera de apartamento con gran
admiración. Con un gran bostezo se levantó y entró.
El
ordenador la tentaba a ir, pero la cama le tentaba más. Después de quitarse la
ropa, la dobló pulcramente y la metió en el cesto. Vistió su pijama de seda y
una esquina de la manta fue doblada pulcramente hacia un lado antes de apagar
la luz y meterse en la cama.
Capítulo 18
Laura
sonrió al dar click sobre el botón de guardar. Se había despertado sólo hacía
dos horas, y ya había logrado escribir cuatro páginas completas. Estaba tan
concentrada en su escritura, que no escuchó los primeros dos timbrazos del
teléfono.
“No ahora”, suspiró, haciendo rodar su silla
con ruedas hacia el borde de la cama y contestó el teléfono que estaba sobre la
mesita de noche.
—¿Hola?
—¿Me
has estado llamando?
—¿Peter?
—Usó sus pies para empujar la silla de regreso al ordenador—, ¿dónde has
estado?
—Mira,
Laura, solo escúchame ¿Ok? Sé que debes estar un poco molesta conmigo …
—¿Molesta?
—Ella puso su pie en el borde de su escritorio y puso el otro sobre él—. Creo
que molesta es una palabra muy sutil para esto, ¿no lo crees? ¿Sabías que ella
era la stripper del Tom Cat Club?
—Bueno,
err… um ...
—Peter,
tus orejas se están poniendo rojas. No me mientas, te conozco demasiado bien.
—Laura,
cuando ella entró en mi oficina pensé en que había sido una intervención
divina. Tú sabes que ya ha pasado mucho tiempo.
—No
necesito que me arregles encuentros amorosos.
—Te
lo recompensaré, lo juro —dijo él, con su voz subiendo de tono—. Ya le encontré
a ella otro lugar. Un dormitorio en el otro extremo del complejo. Y aún seguirá
pagando la misma renta que ahora.
—¿Tú
le encontraste...?
Laura
vaciló. ¿Eso no era acaso lo que quería? No podía estar viviendo con una
bebedora, que fumaba marihuana, que era una stripper bastante mal educada,
quería que se fuera, ¿o no? Eso es lo que estaba deseando ¿no es así?
—¿Laura?
—Si,
aún sigo aquí, Peter. ¿Así es que le encontraste otro apartamento?
—Está
cerca de los contenedores y tiene sólo un baño, pero creo que será suficiente
para ella. Lo tomé por ciento setenta y cinco dólares y puedo hacer uso de los
viejos muebles y el hecho que no ha sido rentado en cuatro meses no causara
problemas con la oficina central. Será perfecto, Laura. Te prometo que le
gustará y se mudará —dijo él alentadoramente—. Todas las alfombras han sido
limpiadas y ella podrá mudarse a su nueva casa el fin de semana.
—Um...
—“Maldición, ¿qué estoy pensando?”—.
¿Peter? ¿Me puedes hacer el favor de no mencionarle esto a Crystal?
El
silencio invadió la línea telefónica.
—¿Escuché
correctamente? ¿No quieres que ella se mude?
—Bueno…mira,
tú dijiste que el apartamento no había sido rentado en cuatro meses, ¿correcto?
—Así
es. La gente siempre quiere muebles y alfombras nuevas y no se podrán remplazar
hasta el próximo año.
—Así
que si las cosas cambian y el apartamento está todavía disponible, ella podría
tenerlo al mismo precio, ¿correcto?
—Supongo,
pero no se lo puedo estar apartando. Si puedo conseguir un inquilino para el
apartamento, lo rentaré.
—Entiendo
—dijo Laura, sintiéndose mas confiada de que había tomado la decisión
correcta—. Creo que las cosas podrían funcionar por aquí después de todo.
—Oh,
¿en serio? —dijo él, acentuando más las últimas palabras—. ¿Tu cama esta
teniendo algo de más acción?
—Peter
Knight, basta con eso —lo reprendió—. Crystal es heterosexual y yo no estoy
interesada en mujeres heterosexuales. Es sólo que…, pues, nos estamos llevando
bien, eso es todo.
—Se
están llevando realmente bien, estoy seguro.
—¡Peter!
—Está
bien, está bien. ¿Estás segura de esto?
“¿Lo estoy?” Ella aspiró profundamente y soltó
el aire lentamente.
—Estoy
segura.
—¿y
ya no estás molesta conmigo?
—Ya
no estoy molesta contigo. Y dime, ¿cómo están las cosas entre tú y Michael?
—Lo
usual. Parece una perra celosa ya sea por una cosa o por otra. Es realmente
molesto, realmente no sabe cómo dejar pasar las cosas.
—¿Qué
hiciste esta vez? ¿O debería decir con quién?
—No
hice nada esta vez. Él sólo cree que sí lo hice.
—No
es como si él tuviera razón para dudar de tu palabra, Peter.
—Claro
que no. Bueno, al menos no últimamente.
—Exactamente
—dijo ella—. Así que ahora que ya no estoy molesta contigo, ¿cuándo venís
Michael y tú a cenar?
—¿Qué
tal esta noche? Él se queja que no sale lo suficiente.
—¿Te
sientes con ánimos de cocinar? —preguntó ella.
—Bueno...
Riéndose,
Laura negó con la cabeza.
—Bien.
No creo que Crystal tenga que salir a trabajar hasta las siete más o menos.
Hagamos la cena como a las cinco treinta.
—Maravilloso.
Michael ahora conocerá a alguien nuevo para quejarse sobre mí.
—¿Estás
a dieta otra vez?
—Oh,
cielos, por favor. ¿Con estos muslos? Ningún fettuccini Alfredo para mí.
—Bien.
¿Qué tal un pollo con limón?
—¿Quieres
que traigamos alguna cosa? Michael acaba de aprender a cocinar un soufflé de
espinacas de miedo.
—Suena
delicioso.
—Espléndido.
Él dice que no aprecio demasiado lo que cocina. ¿Casual o semi formal?
—Casual,
por favor. Es una simple cena, Peter, no un banquete.
—Casual,
entonces. Las veremos a ti y a la señorita grandes tetas a las cinco.
—Peter,
ni siquiera se te ocurra hacer ese tipo de comentarios delante de ella —dijo
Laura, sabía demasiado bien que su amigo tenía ese hábito de señalar las
características más sobresalientes de las personas de una forma no muy sutil—.
Ella es un poco sensible.
—Ok
—Bye,
Peter
—Bye
Colgó
el teléfono y devolvió su atención a la escritura. Minutos más tarde escuchó a
Crystal salir de su habitación y entrar al baño. Después escuchó el chasquido
del cerrojo. Hora de bañarse, adivinó, y lo confirmó un minuto más tarde por el
sonido de agua corriendo. Decidió tomar un descanso breve, Laura vestía su
túnica y se dirigió hacia abajo.
El
ruido del secador de pelo ahogó por completo todos los demás sonidos en el
modesto cuarto de baño. Crystal observó su reflejo mientras usaba el secador y
cepillaba su rubio cabello. Necesito un corte de pelo, pensó cuando un largo
mechón se rehusó a acomodarse. Un olor agradable flotó en el aire por debajo de
la puerta.
“Mmm, maravilloso ¿que estará
cocinando? Huele bien”. Le dio a su pelo algunos cepillados finales antes de apagar el
secador y desenchufarlo. Vistió unos cómodos pantalones cortos y una camisa sin
mangas, esperando pasar el resto del día relajándose antes de ir a trabajar al
club más tarde. Deslizando sus pies en sus sandalias, lanzó su toalla sobre el
cubo de la ropa sucia y dejó el cuarto de baño.
Encontró
a Laura en la cocina retirando una bandeja de rollos del horno.
—Buenos
días.
—Buenos
días —contestó la escritora, colocando cuidadosamente la bandeja caliente sobre
el estante—. Realmente ya son diez minutos después de mediodía así que buenas
tardes —movió los rollos hacia un plato—. ¿Adentro o afuera?
Crystal
se asomó a las puertas de cristales corredizas y vio el cielo nublado.
—Mejor
adentro.
—Compré
un buen racimo de moras ayer, si es que quieres ponerle algo a tu cereal —dijo
Laura mientras llevaba el plato de rollos a la mesa—. ¿A menos que quieras
compartir una toronja conmigo?.
“¿Toronja? Ugh”.
—Gracias
pero yo me las arreglaré con mi cereal alto en azúcar —Ella cruzó el cuarto y
abrió el refrigerador, sacando la leche y las moras—. ¿Podrías llevarme a
Dunphy’s mas tarde? Es que debo recoger mi coche. Se supone que ya está listo.
—Seguro.
Tengo que ir al mercado de cualquier manera para comprar algunas cosas para la
cena. Peter y Michael vienen esta noche.
—¿El
tipo que me alquiló el lugar?
—Y
su novio mas reciente —dijo Laura mientras cortaba su toronja por la mitad.
Crystal
llenó un tazón de cereal y se dirigió hacia la mesa.
—¿A
qué hora vendrán?
—Alrededor
de las cinco. Calculé que podríamos cenar alrededor de las cinco treinta, así
que tendrás tiempo para prepararte para tu trabajo después.
Sorprendida
por la idea, Crystal sólo podía tartamudear como respuesta.
—Ee-eso
suena bien. ¿Viene Jenny?
—No.
Los viernes tiene sesiones de grupo hasta las nueve. Ella estará en el juego
mañana.
—Oh,
¿entonces sólo somos nosotros cuatro?
—Sí.
Pensé que sería genial que tuvieras la oportunidad de conocer a los chicos.
Peter es un amor. —Laura colocó un pedazo de toronja en su boca—. Y Michael te
recordará a un gran oso de peluche. Él es agradable cuando quiere, pero a veces
es tan frío como un refrigerador.
—Suena
como que son una pareja extraña.
—Lo
son. — Laura se rió—. Bien, tú ya has visto a Peter. Él mide más o menos como
un metro con sesenta centímetros —Crystal asintió con la cabeza en acuerdo—.
Michael mide por lo menos un metro con ochenta centímetros y pesa cerca de
ciento veinte kilos. —Otro pedazo de toronja desapareció en la boca de la
escritora—. Él es un hombre que hace de todo. Él puso los estantes del gabinete
y el armario en tu habitación.
—¿Tiene
un hermano que sea mecánico? —Preguntó mientras vaciaba la leche sobre las
hojuelas—. No puedo creer que me costara trescientos dólares arreglarlo esta
vez. Acabo de gastar doscientos cincuenta hace apenas tres meses.
—Creo
que su hermano es sacerdote.
—Mejor
aún. Él podría darle a mi auto los Santos Óleos —sonrió cuando Laura se rió,
pero por dentro ella se preocupó. Las reparaciones se estaban volviendo más
frecuentes y más caras. Sabía que no pasaría mucho tiempo para que tuviera que
comprar otro coche, pero estaba corta de dinero y el mudarse a este apartamento
le había costado mucho del dinero que tenía ahorrado. Además había pagado las
últimas cuentas de servicios públicos de su anterior apartamento y simplemente
no tenía dinero para otro coche. Lentamente masticó un bocado de cereal. “¿Qué voy a hacer? No pasará mucho tiempo
antes de que Laura me pida la mitad de las cuentas más recientes”. Iba a
ser un verdadero esfuerzo asegurar apenas el dinero de la renta para pagarla a
tiempo. El día de paga sería dos días después.
—¿A
que hora quieres ir a recoger tu coche?
—Oh
—La pregunta de Laura la sacó de sus pensamientos—. Creo que después de que
comamos. Cuando te hayas desocupado.
—Podemos
irnos dentro de una hora, más o menos. Tengo que darme una ducha y vestirme
primero. No creo que sea buena idea pasearme en pijama por las calles.
—A
alguien le gustaría eso, estoy segura —dijo Crystal, usando su cuchara para
seguir una mora de su cereal. Atrapándola, finalmente la metió en su boca—.
Éstas saben bien. Deberías comer algo.
—Pensaba
hacerlas en muffins caseros de postre para esta noche.
—Oh.
—Crystal sonrió entusiasmada y asintió con la cabeza, su boca se le hizo agua
ante el pensamiento—. Amo los muffins de mora.
—Entonces,
habrá muffins de mora para el postre.
—Genial.
—Apartando su tazón vacío, trató de alcanzar su café—. ¿Y qué habrá para la
cena?
—Pollo
con limón acompañado de arroz tipo oriental y soufflé de espinacas.
—Suena…
interesante —miró hacia arriba para ver los ojos azules de Laura que le
sonreían.
—La
comida sana no te matará.
—Eso
es lo que tú crees. Mi estómago no la reconocerá. —Se reclinó en su silla, ya
no sentía el deseo de irse rápidamente de la mesa una vez que terminaba la
comida. Laura le dio la confianza de que era bienvenida de sentarse y
quedarse—. ¿Puedo preguntarte algo sin que pienses que soy estúpida?
—Crystal,
puedes preguntarme cualquier cosa y no pensaré que eres estúpida.
—¿Qué
es el soufflé de espinacas?
—¿Nunca
has comido espinacas?
—De
vez en cuando durante alguna cena, pero nunca les di importancia. Usualmente
están frías cuando las he comido.
—Bien…
Se le llama soufflé cuando es horneado y las hace ser ligeras y vaporosas. Es
realmente muy bueno —Laura hizo una pausa—. Michael lo traerá.
“El que puede ser tan frío como un
refrigerador”,
pensó Cristal.
—Oh.
Supongo que no me matará si pruebo algo.
—Trataré
de poner una pequeña cantidad en tu plato.
—¿Quieres
que te ayude con la cena?
—No,
yo me haré cargo. Tú puedes entretener un rato a los chicos.
Historia Traducida por Alesita. Corregida por Abriles
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aww.... quiero saber que va a pasar en la cena...!!!
ResponderEliminarPinguino
estoy de lo mas enrollada con la historia hasta ahorita la mejor de las que he leido espero asi siga feliciades
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