Una admiradora - Riba

No tenía ilusión. Ella Era mayor y su vida trascurría de casa al trabajo, del trabajo a casa, compras y faenas …
Tenía un pequeño ordenador que se compró cuando todo el mundo lo hacía, eso si la tecnología la volvía loca, aunque no sabía muy bien el uso que podía darle, porque siempre que se ponía a buscar algo en el ordenador, le costaba horas encontrarlo.



Era una mujer tímida. Se miraba al espejo, y era como si no se viera. Tenía unos ojos enormes, expresivos, que iban perdiendo  su tamaño por los gafas que usaba para ver de lejos y de aquí a poco , para ver de cerca. Su sonrisa era agradable, tenía unos pequeños surcos en la comisura de los labios que le daban un aire juvenil. La nariz, pensaba ella, podría haber sido más bonita. Unas cejas no muy depiladas, su pelo en media melena de un color calabaza oscuro.
Para alguien que no fuera ella, ¡claro esta¡, sería una mujer bonita.
Su vida como he dicho antes, no era muy divertida; aunque como siempre digo "cada una escoge lo que quiere" y ella estaba bien así.

Un día sentada en el ordenador encontró una página, entró en ella por curiosidad, y empezó a leer, se sintió bien haciéndolo, era, como volver a la adolescencia, algo en su interior iba cambiando, se fue rejuveneciendo, cada día. Antes o después del trabajo se sentaba, con ilusión, como un niño con un caramelo, para ver que historia encontraría, que comentarios iba a leer. Ella era novata en esto quehaceres y no se dio cuenta, que se podía comentar, contestar e incluso algunas autoras contestaban¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Eso suponía una gran responsabilidad, no era llegar y soltar cualquier cosa.
“Las palabras que salen no regresan“ y pueden hacer daño y  molestar. De la misma manera que pueden levantarte el animo y hacerte sentir.
Pero un día se atrevió a poner algo  y se le abrió otro mundo; y ese nuevo mundo se le lleno de sueños .
Pensaba como un mismo sentimiento “EL AMOR” se podía  narrar de mil formas diferentes: ilusiones, tristezas, miedos, vergüenzas , frustraciones, deseos, ternura, llanto, mentiras, envidias, sexo, objetos, metáforas, suspiros.
Sabía que el amor era INAGOTABLE.
Y con cada lectura diaria, su vida se llenaba de amor. Por eso quiso dar las gracias a tantas personas, almas inquietas, que la hacen feliz, que llenan cada día un trozo de su vida, que la transportan a un mundo de sentimientos de amor, de ideas, realidades y sueños AJENOS.
GRACIAS, por la sencillez de compartir con tantas persona, por llenar espacios, por hacer rebosar corazones, con vuestra  GENEROSIDAD.

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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Riba Derechos Reservados

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