Yo era feliz, vaya que lo era, lo
tenía todo. Ese todo por lo que debes luchar en la vida y te dicen de pequeña
que es lo que debes alcanzar y si lo obtienes, entonces estarás….completa, una
mujer entera. Había estudiado muchos años para adquirir un titulo y luché
algunos otros para obtener un puesto en una compañía reconocida, sólida y
profesional. Tenía una casa, un auto y
un perro, no solo un perro sino el mejor perro del mundo; suena ilógico, pero
el si sabía escuchar, claro sin olvidar el hecho de que no hablaba ese es un
punto importante.
A través de mi vida había formado
buenas relaciones con los demás, ya saben amigos, compañeros; algunos van y
vienen y otros permanecen, sin embargo en general ese círculo de personas a mi
alrededor siempre estaba ocupado. Mi familia era un tesoro, mis hermanos y mi
mamá, mi padrastro, éramos una familia real a pesar de que mi padre nos había
abandonado ya hacía mucho tiempo, cuando tenía dos años para ser exacta y mi
mamá se había vuelto a casar. Ya ni recordaba que había tenido un padre que se
había ido y la verdad no hacía falta, porque teniendo tres hermanos mayores y
un hombre que mi mamá había escogido más como padre que como esposo, aunque era
perfecto en ambos roles, no necesitaba de nada más. Ese hombre sin duda era mi
padre, había pasado los últimos 25 años junto a él y no necesitaba en pensar en
un padre ausente que no recuerdo. La ironía de la vida es que me parezco más a
mi padrastro que a mi mamá, y es en todo el sentido de la palabra, físicamente
somos muy parecidos, nuestras actitudes son exactas y compartimos pensamientos
y sentimientos bastantes afines…y yo aunque ya soy toda una mujer soy su
pequeña princesa. Pocas personas saben que él es mi padrastro y no mi padre y
los que lo saben comentan que tanto parecido debe ser señal de que aunque no
llevo su sangre, ni uno de sus espermatozoides luchó por llegar primero, él me
procreó con el corazón y la verdad…a mi me funciona esa explicación.
Y para completar mi felicidad tenía un
novio de esos de portada de revista, era un buen hombre, tenía todo lo que una
mujer desearía para ser feliz. Jorge me amaba, de eso no cabía duda, me había
propuesto matrimonio ya hacía algún
tiempo y no había respondido afirmativamente, le expliqué que no estaba
preparada, que no era el momento. Y ¿Cuál era el momento?, comentó él en esa
ocasión, si ya estaba realizada como mujer profesional, había logrado mucho más
de lo que esperaba y lo tenía todo, ¿Qué más esperaba?, era el momento de poder
realizarme como esposa, madre, compañera y tener una familia…y el tenia
razón…si lo tenía todo, ¿Por qué no podía disfrutar del todo?, todos podían
soñar con lo que yo poseía porque esa era la felicidad que otros añoraban y
¿Por qué yo no me sentía plena?, ¿Por qué no podía tomar decisiones que me
llevaran a comprometerme para siempre en el amor?.
El hecho que me hablaran de matrimonio
e hijos hacia que me diera jaqueca por dos semanas y tres días; suena algo
extraño ya que soy una persona comprometida, ahogada en miles de compromisos,
pero en mi vida no había espacio para entregarme en cuerpo y alma…al menos no
por ahora. Era obvio que algo le quería, ya estaba junto a él casi por dos años
y me sentía bien a su lado, pero debo confesar que no era feliz, honestamente
no lo era. Lo sabía, estaba segura de ello, pero lo ignoraba, ignoraba ese
sentimiento a diario ocupando mi vida con las miles de cosas que tenía que
realizar y si no buscaba miles de más para no tener tiempo para analizar mi
situación. Mi vida era normal, así que… ¿Por qué no disfrutar de mi
normalidad?...
Mi trabajo siempre ha sido mi pasión
más desenfrenada y en eso volcaba mi interés, mis pensamientos y mis días, no
solo porque me deleitaba sino también porque era una forma de escape segura y menos
dolorosa. Era el mejor lugar del mundo hasta…hasta que llegó ella. Si ella, la
persona más grosera y egoísta que pude conocer sobre toda las faz de la tierra
y si se puede de las constelaciones también. Era prepotente, arrogante,
orgullosa, tenía un genio de los mil
demonios y era…hermosa, demasiado hermosa para ser real, pero toda esa belleza
era opacada por ese compendio de cualidades inaceptables para mí.
Su nombre era Katherina y era mi nueva
jefa. Esa joven de tan malos hábitos y de pesadas actitudes era la hija del
dueño de la compañía, había pasado sus últimos años en España dirigiendo las
oficinas sedes en ese país. Ahora que su padre estaba deteriorado de salud ella
tomaba las riendas de la empresa. Había escuchado tanto de ella durante estos
años, su padre nunca cesaba de hablar de lo orgulloso que lo hacía sentir que
ella se haya interesado por el negocio y continuara con los ideales de la
familia.
La había visto varias veces antes en
actividades de la empresa, cuando venía a visitar a su familia o en las decenas
de fotos que decoraban la oficina de mi jefe, pero no había pasado de ser mas
que encuentros casuales. Ya me había hecho una imagen completamente opuesta de
la mujer que se encontraba ocupando la oficina de su padre. La pensaba idéntica a él, sensible,
honesta, humilde, sensata y con un carácter llevadero y dócil, sin embargo eso
no fue lo que encontré en ella, ¿La habrían cambiado en España todos estos
años?, bueno no lo sé, lo que si sabía es que se me estaba haciendo difícil trabajar
con aquella mujer, hermosa e insoportable mujercita…
Todos los días era una nueva aventura
con la Srta. Katherina, todo lo que a su alcance estuviese me lo
imposibilitaba, todo lo que había hecho bien a través de los años, para ella
era un mal diseño, una mala perspectiva, una terrible publicidad. Esta mujer
era una real maldita patada en mi
trasero. Era como tener agua suspendida de un salten repleto de aceite
hirviendo…ya anticipaba el cataclismo y no precisamente el de Damocles.
Una noche…tenía que trabajar hasta
tarde porque después de cambiarme los diseños cinco veces había perdido
suficiente el tiempo como para terminar a la hora acordada. Esa noche había
enviado a casa a todos bajo mi supervisión, ya que el trabajo que restaba me
competía a mí.
-“Ya voy de salida, ¿Terminaste?”
- escuché decir detrás de mí, hasta que
el sonido se sus tacones terminó justo a mi lado.
-“Sí, justo” – respondí sin quitar mi
vista del trabajo.
Moví mis manos para alcanzarle el
trabajo finalizado, lo tomó, frunció el entrecejo y con una voz segura dijo:
- “Es uno de los mejores trabajos que
he visto” - es cuando alzo mi vista y me encuentro con sus ojos, sus hermosos
ojos, eran de unas tonalidades entre marrón y verdes que hacían la combinación
perfecta para resaltar sus facciones y sin darme cuenta me perdí en ellos,
hasta que ella dijo mirando a los míos:
- “Y hablo de uno de los mejores
trabajos aquí o allá, eres una excelente artista, por algo mi padre siempre
hablaba de ti con tanta satisfacción.”
El sonido de su voz me hace apartar
mis ojos de los suyos y tan solo decir:
- “Gracias” - no supe que decir a esa
mujer que por primera vez en meses era amable conmigo, hasta algo de ternura noté
en su voz al decirme esas simples palabras, pero más que eso estaban sus ojos,
los que me cautivaron por unos segundos , esos ojos que nunca me había detenido
a mirar de tan cerca porque simplemente
todo lo demás era agobiante y era tan odiosa que todo lo de ella no era
importante en lo absoluto… en cambio esos ojos hablaban más que sus acciones,
expresaban mucho más de lo que se escapaba a la vista
- “Es hora de irnos somos las únicas
empleadas de excelente calidad que aún trabajan a estas horas” - su comentario
me hizo asomar una tímida sonrisa, tomé mis pertenencias, apagamos las luces y
caminamos juntas hasta el ascensor. Bajamos los cinco pisos en silencio y al
llegar al estacionamiento, preguntó dónde estaba mi auto y me acompañó hasta
el, cuando estoy próxima a entrar dice:
- “Buenas noches, Gabriela, descansa,
sabes que me enoja que mis empleados lleguen tarde, así que te veo mañana a
primera hora y por favor con café en mano” -
terminó con una sonrisa sínica en su rostro y se retiró hasta entrar en
su auto.
Y pensé que tanta amabilidad no podía
ser cierta o al menos no duraría mucho. Ella tenía una capacidad para hacerme
enojar que no le había conocido a nadie más, me desubicaba por completo, esa
mujer me desencajaba el mundo.
Esa noche fui a casa, me di una ducha
revitalizante, me recosté en la cama a leer un libro y me asaltó el pensamiento
de ella, como era posible que una mujer como ella fuese tan jodidamente
insoportable para mí; era brillante, segura, imponente, agobiantemente hermosa y terriblemente sexy, ¿Sexy?, maldita
sea, ¿Qué es esto?, eso pensé por Dios…y que hacía yo pensando de esta forma de
mi jefa a las 11:30 de la noche cuando debería estar durmiendo y disfrutar mi
tiempo sin tener que soportar su irremediable actitud, no lo sabía así que me
propuse dormir, planificando en que no apareciera la pervertida en mis sueños…
Mi vida transcurría completamente
normal fuera del trabajo; la familia,
los amigos y Jorge que aún esperaba mi respuesta a su proposición, sin embargo
yo solo me limitaba a no pensar en ello, en realidad no quería pensar en eso,
pero el si…
- “Gabi, entiendo que quizás no estás
en el momento más adecuado para tomar tu decisión sobre el matrimonio, aún así
creo que estas siendo un poco egoísta con todo este asunto, solo estas pensando
en ti y no en nosotros.
Lo miré por un largo rato y me hubiese
gustado decirle Jorge ’you suck’, pero el tenia razón, odiaba que siempre tuviese la maldita razón,
estaba siendo egoísta porque yo no quería hacerlo…realmente ¿No quería hacerlo
con él o no quería hacerlo en general?, este asunto me estresaba cada vez que
lo dialogábamos y me enojaba conmigo por no tenerle una respuesta, no quería
lastimar a Jorge, pero tampoco quería ser una infeliz el resto de mi vida por
tomar las decisiones correctas que harían feliz a los demás.
- “Y lo peor Gabriela, es que
permaneces callada con el asunto como si no te importara, como si no te
interesara ir más allá y aunque no quiero presionarte tampoco quiero esperar
una década cuando te sientas preparada o dejes atrás tus miedos…”
-“No permanezco callada porque le
reste importancia, tal vez sea porque le doy demasiada importancia y no quiero
decir cosas que no resolverían la situación y está bien tienes razón estoy
siendo muy egoísta contigo y si debo tomar una decisión, así que disculpa por
no haberlo hecho, es solo que…” - puse
mis manos sobre mis sienes, suspiré y miré nuevamente a Jorge - “Es sólo que no
puedo decidir el resto de mi vida ahora, espero que entiendas eso”.
-“Lo entiendo, pero es el resto de
nuestras vidas, que no lo olvides y tienes tu tiempo, sin embargo ese tiempo no
es eterno, así que entiéndeme tu a mí” -
terminó con voz pausada, acercándose y besando mi frente.
¿Por qué tenía que ser de esta
manera?, cualquier mujer en mi lugar
abría dicho si antes que el preguntara, cualquier mujer estaría feliz que un
hombre como Jorge le pidiese que pasara el resto de su vida junto a él,
cualquier mujer, pero… yo no soy cualquier mujer, no soy cualquier mujer y ¿Qué
mujer soy?, ¿Qué estoy esperando? O ¿A quién estoy esperando?…
Estando en mi oficina, siento la
negatividad entrar por la puerta y desordenar mi vida por completo:
- “Anderson, pasa por mi oficina” -
sonó más a orden que a pedido, me sacaba de onda que fuese tan grosera y
arrogante que lo único que salió de mi boca fue:
- “Por favor” - manteniendo la mirada fija en ella con una
actitud de total seguridad.
- “Por favor ¿Qué?” - respondió ella
con tono desafiante, pero con esa sonrisa sínica que siempre tenía reservada
para mí y que no puedo negar que me gustaba porque la hacía ver…interesante
diría yo.
Le respondo con mi mano aguantando mi
barbilla
- “Por favor Gabriela, podría pasar
por mi oficina cuando pueda, lo apreciaría mucho”.
Katherina camina hasta mi escritorio
pone sus manos en el, dobla todo su cuerpo y se acerca hacia mí lo suficiente
para dejar su rostro frente al mío, donde podía verme reflejada en esos ojos,
podía respirar su perfume y podía sentir su respiración cerca, demasiado cerca
diría yo y con la misma sonrisa dice en tono de burla:
- “Gabriela, eres tan amable de
deleitarme con tu hermosa presencia en mi oficina, eso me agradaría mucho… ¿Mejor?” - No
pude responder porque estaba distraída con los gestos de su cara y me enloqueció
el olor de su perfume, ¿O era su olor natural?, no lo sé, sentí que me ardían
las mejillas, supongo que por el sonrojo o por los nervios…cuando
reaccioné ya salía por la puerta y se
volteo para decir:
- “Es ahora Anderson que para luego es
tarde y tengo millones de cosas más importante que hacer”.
- “Maldita mujer, Señor, que hice para
merecer esta cruz” - dije por lo bajo, pero aún así sonreí…
Toqué la puerta y escuché cuando dijo
que pasara, entré, me pidió que cerrara la puerta y me invitó a sentar.
Esta mujercita me ponía nerviosa, no
solo en esa relación de jefa-empleada, o lo imponente que era sino también su
cercanía me hacía sentir intimidada, al menos eso pensaba yo. Se sentó a mi lado y no en el escritorio, con
unos papeles en la mano que continuaba viendo y comenzó a hablar:
- “Gabriela, este proyecto ha llegado
a nosotros y es uno muy importante, es un proyecto internacional y hay que
crearlo desde cero o sea tenemos el nombre y el dinero, lo demás, presentación,
publicidad, arte, concepto…es nuestro problema” - dijo extendiendo su mano y entregándome los
papeles. Continuó diciendo, en esta ocasión mirándome a los ojos - “y dirás que eso es lo que hacemos todos los
días aquí, allá y mas allá y lo hacemos bien, no obstante la pequeña diferencia
es que solo tenemos un mes para realizarlo todo” - ella alzó sus cejas y frunció su boca en
señal de disculpa y yo abrí mis ojos en señal de sorpresa.
- “¿Un mes Katherina? eso
es….imposible, es muchísimo trabajo en poco tiempo y….”
Ella se puso de pie y se sentó esta
vez sobre su escritorio pasando sus manos por su cabello castaño y rascando
su cabeza.
- “No he dicho que si aún, sé que es
un trabajo arduo y estamos cortos de tiempo, pero estoy convencida que lo
podemos lograr y es importante para continuar abriendo horizontes y dejando
nuestro nombre muy bien plantado en otros lugares”
-
hizo una pausa y dirigió entonces su mirada a mí - “No he aceptado porque la única manera que lo
haré es que tú me ayudes con el proyecto, necesito que seas tú quien esté junto
a mi enfrente del mismo, si tú dices sí, yo acepto”.
Me quedé sorprendida con esas
palabras:
- “¿Yo?, porque debo ser la persona
que esté junto a ti frente al proyecto…Katherina en esta empresa hay excelentes
profesionales que pueden con este o con
cualquier trabajo, pero ¿Yo?...”
- “Gabriela, precisamente tu eres una
de esas excelentes profesionales, ¿No te has dado cuenta?, quizás yo no sea
santo de tu divina devoción y nuestra relación no ha sido… ya sabes; sin
embargo puedo decir que todo lo que mi padre hablaba sobre ti era mentira
porque en la realidad eres mejor de lo que el comentaba…” - se quedó observándome con una mirada que
nunca le había reconocido y asomó esa sonrisa que me encantaba diciendo:
- “obviamente eres la mejor después de
mi”.
No pude evitar sonreír porque era tan
engreída e insoportable, pero había algo en ella, había ciertamente algo en
ella que no podía explicarme, que me hacía perder la calma y la concentración,
tenía razón con lo que decía que yo era la mejor después de ella porque a su
lado yo embrutecía…
- “Bien, agradezco tus palabras y
claro no me importa ser la segunda mejor” -
le sonreí al decir esto - “y más que todo aprecio tu confianza y si es
tu deseo acepto el reto doble” terminé diciendo con una mueca casi hecha
sonrisa.
De seguro ella entendió el comentario
de reto doble; el trabajo más ella, porque dejó salir una carcajada que nunca
le había escuchado, se bajó del escritorio, se detuvo frente a mí aún
sonriendo:
- “Gracias, te lo agradezco mucho,
sabía que podía contar contigo…vamos, ve a casa, descansa que este mes que nos
espera será bastante ajetreado, te veo mañana” - me da la espalda y camina
hacia su escritorio y permaneciendo así escucho que dice:
- “yo también espero sobrevivir el
reto doble…”
Y ahí me quedé observando ese cuerpo
hermosamente definido, sonreí mordiendo mi labio inferior
inconscientemente y me dije a mi misma,
‘Gabriela Anderson, estas tan jodida’ y no solo porque sabía que estaba jodida
llena de trabajo sino también porque estaba
totalmente jodida pasando más tiempo con esta mujer, algo estaba
pasándome que no entendía…o tal vez si entendía y aún así no quería enfrentar…
esto sería una tortura.
Transcurrían los días y el proyecto
adelantaba vertiginosamente, aunque casi vivía en la oficina y por consiguiente
pasaba más tiempo con ella; aunque dentro de mi sabía que era una muy mala
idea, que eso estaba cambiando mi vida o de alguna manera la estaba
redirigiendo…era evidente que nuestra relación estaba cambiando mientras más tiempo
pasábamos juntas, ella era más atenta, más amable, mas compresiva…y yo más
idiota, más embrutecida, más hipnotizada y eso me obligaba a preguntarme ¿Qué
me pasaba?, ¿Qué me estaba haciendo sentir esa mujer?, por qué si era una
mujer…su mirada me enloquecía, sus roces me estremecían, su cercanía me
descontrolaba y su presencia alborotaba mis sentidos…
Ese día no habíamos alcanzado ir a
dormir porque trabajamos toda la noche, estábamos en la oficina y ella tenía una reunión temprano en la mañana, así
que resolvió lavar su rostro, maquillar sus facciones para estar presentable en
su reunión. Y como una reacción normal, como por inercia quitó su camisa y me
pidió que le alcanzase una que estaba colgando cerca de mí, una sensación de
excitación recorrió mi cuerpo, se erizó mi piel y me quedé petrificada. Y allí
de pie me quedé observando sus curvas, sus pechos, su belleza, su
delicadeza…inmovible, inmutable, ignorando que ella estaba frente a mí
observando cada uno de mis gestos…
- “Gabi, estoy esperando, estoy en
sostén en medio de mi oficina y me estoy muriendo de frío” - escuché decir
sacándome de mi encantamiento.
- “¿Ah?”, fue la única estupidez que
salió de mi boca.
- “Mi camisa Anderson, ya sabes esa
que esta a tu lado colgando, blanca, de botones… ¿Sí?” - dijo ella con una
sonrisa pícara y una mirada de satisfacción señalando en dirección de la
camisa.
- “Si, cierto tu camisa” - tomé la
camisa, caminé hasta ella, se la acerqué y nuestras manos se tocaron en el
intercambio y así permanecieron un poco más de tiempo del normal, mientras
nuestros ojos se encontraron…sentí que la respiración me faltaba, que mi ritmo
cardíaco se elevaba, que me fallaban las piernas y que mi corazón me delataría,
si alguna otra cosa no había delatado que estaba completamente extasiada por
esa mujer que tenía enfrente…ella miro mis labios y yo solo suspiré. Bajé mi
mirada hasta nuestras manos y en un reflejo acaricie su mano con mis dedos y la
miré a los ojos nuevamente. Me costó un momento, demasiado largo diría yo, retroceder finalmente y cuestioné por mi
vacilación de no hacerlo, por un momento había deseado…
- “Voy por un café, quieres uno” -
dije al llegar a la puerta y me volteé para verla aún con la camisa en su mano
justamente donde la había dejado segundos antes con una sonrisa tan hermosa y
yo en la puerta con una vergüenza espantosa.
- “Me encantaría” - le escuché decir y
yo salí de la oficina como alma poseída por un deseo indescriptible, necesitaba
salir de ahí porque si me quedaba me hubiese dejado arrastrar por ese
deseo; mientras me alejaba pensaba que
en algún momento me había dicho que estaba jodida, pero no, para nada, no
estaba jodida lo que estaba era jodidamente jodida y eso es peor de lo que
pensé…
Tardé una década en ir por café, ni
siquiera recordaba a que iba en esa dirección porque lo único que llevaba en mi
mente era sus ojos, su delicada piel, mucha piel, demasiada piel, hermosa piel.
Ya ni decir que estaba jodida me funcionaba porque tenía que aceptar que me
gustaba ella y no en la forma de agradar sino en la forma de necesitar escuchar
su voz, de añorar su compañía, de disfrutar su aroma, de desear todo su ser…
‘Es increíble Gabriela, que vergüenza más espantosa con ella, pensará que soy
una idiota pervertida o peor una lesbiana psicópata… ¿Lesbiana?...yo lesbiana,
¿Pero qué demonios te pasa Gabriela?’. Me puse las manos en la cara y agité mi
cabeza de un lado a otro y no pude más que decir ‘Ahhhhhhhhhh por Dios’, me
sentía tan diferente, tenía el pulso acelerado y parecía que todas las estúpidas
mariposas habían emigrado a mi estómago, me sentía mareada, mi corazón latía
100 veces más rápido, sentía fiebre y si no fuera porque estaba segura que esos
eran síntomas secundarios de mi intoxicación de ella hubiese pensado que me
estaba muriendo… ‘soy tan patética’,
pensé.
Ya más calmada regresé con los cafés,
solo pidiéndole a Dios que Katherina se hubiese puesto esa maldita camisa y que
no me estuviese esperando en el mismo lugar con ella en las manos porque eso
sería una excitante tortura. Entré en la oficina con la mirada baja, no podía
mirarle a los ojos porque me sentía
avergonzada y ella mejor que nadie sabía qué había pasado en esa habitación...
- “Gabi, no solo me dejas semidesnuda
con un frío de los mil demonios sino que vas por café y pareciera que fuiste al
Starbucks de Madagascar y no suficiente con eso traes una cara como si hubieses
visto al mismísimo…” - dijo esto con una
risa divertida y señalando hacia abajo - “ya sabes”.
Sonreí porque ella trataba de manejar la situación para que no me sintiera
incómoda y me dije - si claro si lo hubiese visto le hubiese escondido su
tridente, pero a ti solo me dieron deseos de arrancarte todo lo que estorbaba
para ver tu desnudes… por Dios, está comprobado soy una pervertida
- “No para nada me encontré con…”
señalando irónicamente hacia abajo, - “solo que no había café jefecita, ¿No
recuerdas que sólo nosotras las empleadas de excelencia trabajamos hasta la
mañana y nadie nos prepara café?” - dije con una sonrisa brillante como quien
sale de un aprieto.
Ella se acercó, me quedé paralizada y
los nervios regresaron nuevamente, tomó el café de mi mano y me ofreció una
hermosa mirada que no supe cómo interpretar solo que me derritió y si puedo ser
más pervertida aún me pareció bastante sensual…
- “¿No piensas asearte un poco? Tienes pinta que pasaste toda la noche
trabajando, además de que llegaremos tarde a nuestra reunión” - completó
retirándose tomando un sorbo de su café y regresando al escritorio.
- “¿Nuestra?” - pregunto entrecerrando
mis ojos.
- “Si nuestra, este es nuestro
proyecto, no es raro que estés junto a mí, en la reunión, has llevado este
trabajo y ha sido excelente así que dejaré que tomes algo del crédito…pero no
todo, ehhh”
- “¿Siempre eres así?”.
- “¿Así cómo?” - se volteó para
mirarme.
- “Así tan…odiosamente presumida” -
tomando un sorbo de mi delicioso café aunque era solo para disimular mi
sonrisa.
“Mmm” - dijo como si estuviese
recordando - “No siempre, solo amo ver tu cara cuando me comporto odiosa y
presumida.
La observé con leve sonrojo y casi
petrificada - “¿Tan transparente soy?”.
- “No, para nada, muy expresiva y
quizás un poco fácil de leer”.
- “Bueno eso solo depende de quién me
lea” - ¿Qué estoy haciendo?, ¿Qué rayos estoy haciendo?, ¿Por qué le dije eso?
- “Pues yo soy una lectora asidua”.
- “¿Ah sí? y ¿Te gusta lo que lees?” -
tras de pervertida, DESCARADA.
- “Hasta donde me lo he permitido, sí, me mantiene
interesada, me fascina, es difícil tan solo dejar de leer; tiene acción, drama,
comedia, hasta un poco de misterio…de seguro reconozco un buen libro cuando lo tengo enfrente, este
sin duda es uno muy bueno…” - comenzó a caminar hacia la puerta y se volteó a
verme - “y siempre me gusta llegar al
final” - dijo esto mordiendo su labio
inferior, se volteó nuevamente - “Anderson, tienes diez minutos para estar
preparada para la reunión, te espero” y se perdió por el pasillo.
Hoy sin lugar a dudas ha sido el día
del WTF with me!, tuve que cerrar mis ojos y respirar porque si eso no fue
lanzarme a mares abiertos sin salvavidas y con tiburones hambrientos a mi
alrededor, no sé que fue entonces, ¿Qué si te gusta lo que lees?, Cristo, ¿cómo le dije eso?, ¿ pero estoy
loca?, no loca no, a mi llegó la demencia senil…concéntrate Gabi, diez minutos,
reunión importante, proyecto en curso, mujer hermosa, sensual, mujer,
divertidamente presumida, deliciosamente arrogante, mujer, mujer, mi jefa
mujer….irremediablemente apetecible…
La reunión fue un éxito los clientes
estaban satisfechos con el trabajo realizado en estas pasadas dos semanas así
que autorizaron a continuar con los
demás pasos para el desarrollo del proyecto; además de anunciar que nos
entregarían nuevos pedidos aunque no con tan rápida fecha de entrega. Era una
situación de victoria y de celebración porque la adquisición de estos proyectos
resultaba en expandir los dominios de la empresa y dejar establecido, una vez
más, la excelencia de nuestro trabajo.
Katherina estaba eufórica por toda la
situación, tanto que resolvió dejarme ir a casa a descansar no sin antes decir,
“Gabi, esto hay que celebrarlo, Srta. Anderson, es tan amable de deleitarme con
su tan hermosa compañía a una cena en celebración de este logro tan importante
alcanzado por nuestras capacidades tan genuinas y totalmente impresionantes”,
hizo ademán de estar saludando a la realeza.
- “Wao, Kathy, me halagas, ¿Tú puedes
hacer eso?”
- “¿La cena?”
- “No lo de pedir algo tan
amablemente” - haciendo una señal de estar totalmente sorprendida.
- “Ahhh eso” - alzando la mano en
todas direcciones - “si cuando me lo propongo lo logro además de que tengo
otras habilidades mejores que esas”.
- “Vaya es bueno saberlo, así no me
sorprenderé cuando te vea en plena acción”.
- “Aún así te dejaría con la boca
abierta, pero no le digas a nadie me gusta ser totalmente humilde”.
- “Si claro, eso lo tengo bastante
claro”.
- “Y la respuesta es, ¿Sí?”.
- “A que”.
- “A la cena”.
Cierto cena, ¿Quería que yo fuera a
cenar con ella?, esto es un sueño
- “por supuesto, solo si las cámaras
de los paparazzi no están por cada esquina y tus fans no están pidiendo
autógrafos, eso realmente estropearía la velada” - comenté con tono cínico - “ya sabes con eso
que eres una DIVA” - y una diosa…
- “HaHaHa, no te preocupes les daré la
noche libre a los paparazzi”.
- “Me parece estupendo entonces”.
- “A las 9:00, ¿Estaría bien?”.
- “No hay problema”
- “Llegas a mi casa y de ahí partimos,
¿Bien?”.
- “¿A dónde me llevas?” - comento algo
sorprendida.
- “Ehh… ¿Siempre eres así?” - puso cara de hastiada.
- “¿Así cómo?”.
- “¿Tan insoportablemente ansiosa?”
- “Sabrás, tengo otras habilidades”
- “Me imagino, si son así no quiero
verte en acción”.
- “Para nada, son mejores….” - y ahí voy
otra vez.
Con mirada inquisidora
- “¿Si?, ufff ya veo que estas llena
de sorpresas…”
- “Ni te lo imaginas” - comencé a
caminar fuera de la oficina
- “¿A las 9:00, en tu casa?, te veo
más tarde”.
- “Hecho, es una cita”
Es una cita…es una…cita… ¿es una
cita?, traté de cómo pude no pensar en su comentario para poder caminar y
respirar a le vez porque de no ser así algo hubiese fallado. Te veo más tarde suspiré, estaba comprobado,
estaba perdiendo mi sanidad mental o simplemente estaba coqueteándole a esa
mujer…cuando estaba con ella me sentía como…si nada más importara.
Resolví ir a casa llevando en mi mente
miles de pensamientos que me daban mucho temor, pero aún así conservaba una
sonrisa en mi rostro, que si mi madre hubiese visto me diría ‘hija comete un limón para que quites esa
estúpida sonrisa que tienes en tu cara’; mi ma, esa que toda la vida me ha
seguido en todas mis aventuras y locuras más extravagantes y aún así siempre me
ha dicho que aunque este chiflada siempre está orgullosa de mi, ¿qué diría de
esto?...
Llegué a su casa y de allí partimos a
un restaurante, todo era un hermoso sueño para mí, pero era realidad aunque me
costara creerlo, se sentía tan bien compartir con ella fuera del ambiente de
trabajo. Había una sensación irreconocible dentro de mí que me hacía sentir en
confianza, en plena libertad. Durante la cena hablamos de trabajo, de temas
meramente banales, terminada la cena, todo cambio.
- “…España es un lugar fascinante,
diría yo hasta mágico, vivir allá es como vivir en un mundo dentro del mundo,
todo muy parecido, pero al mismo tiempo particularmente diferente” - completó
diciendo en añoranza - “es por esto que
después de terminar mis estudios, decido establecerme y tomar el mando de la
compañía en este país, pero bueno ya conoces parte de las razones por las que
estoy aquí ahora”.
- “Parte… ¿Por qué hay alguna más que
la salud de tu padre?”.
- “Tal vez, siempre hay algo
más…siempre lo hay”.
- “Supongo que en algún momento
regresarás, ya sabes tu vida, el trabajo… ¿Los amores?, porque los españoles
deben estar dementes sino enloquecieran con tenerte con ellos” - yo no soy
española y ya enloquecí por ti me encontré hablando en mi interior.
- “Ni tanto, ¿Sabes?, al parecer he
podido alcanzar grandes cosas en diferentes facetas de mi vida, he alcanzado
grandes metas y triunfado como mujer profesional, pero el amor no ha sido sino
un departamento con bajo presupuesto y mala publicidad” - suspiró pudiendo reconocer en sus ojos una
tristeza pasajera.
- “¿Estas bromeando, no?, si eres una
mujer hermosísima” - eso fue lo que pensé
y lo que no debí decir… ¿Dónde estaba mi botón de mute, Dios mío? - “digo que
eres…ya sabes…es que…” - soy una idiota - “cualquier hombre estaría orgulloso
de tenerte en su vida”.
- “¿O mujer?”.
Algo se desconectó entre mi cerebro y
el resto de mi cuerpo porque mis sentidos me estaban jugando una broma o
realmente entendí su comentario. La miré por mucho tiempo y no supe que decir,
no me atrevía a hablar…ni siquiera sabía
si respiraba. Ella solo me miraba con cara de estar pensando si fue
correcto haber dicho ese comentario y yo analizaba si era correcto mirarla con
cara de decir…yo podría ser esa mujer…
- “Si quieres nos podemos ir ahora” -
dijo interrumpiendo el silencio.
- “¿Qué?”.
- “Lo siento Gabi, no quise…”.
- “¿No quisiste que Katherina?” - la
miré alzando mis cejas.
- “Hacerte sentir incómoda”.
- “No lo has hecho es sólo que…”.
- “¿Qué te he sorprendido?”.
- “No, bueno… si, es que…tu sabes,
yo…no pensé, obviamente esto…” -
¡¡mierda!! Esto era peor de lo que pensaba porque sabiendo que esta
mujer frente a mi le gustaban las mujeres, todo se complicaba, porque siendo
hetero, este sentimiento sería una fascinante fantasía y listo, pero ahora…no
estoy tan segura de ello
-
“No me hagas caso simplemente no me lo esperaba, pero no tengo ningún
problema con esto si a eso te refieres” -
no para nada, no tengo problemas con esto, no, si mi vida toda es un
problema desde que llegaste…
- “¿Segura?” - preguntó un poco avergonzada.
- “Totalmente, reformulo mi pregunta,
¿No habrás dejado alguna española con el corazón roto o sí?” -
porque aquí me tienes a mi babeando por ti.
- “Para nada, en esos casos soy yo la
que siempre termino con algo roto, y sí, hubo alguien importante en algún
momento, en algún lugar, pero asunto terminado para mí…” - suspirando - “y como
bien te dije antes acerca del amor, ¿No se puede tener todo en la vida no?”.
No claro dije en mi mente, eres una
profesional, brillante, hermosa, creativa, hermosa, hermosa y hermosa,
deliciosamente hermosa y yo he enloquecido por ti…y ¿No se puede tener todo en
la vida?, yo te quiero a ti.
- “Bueno, no tengo la suerte que
tienes tu de tener a alguien con quien compartir…ya sabes la vida”.
- “¿Ahh?” - respondí con un suspiro - “honestamente no
es tan fácil, pareciera serlo, pero créeme que no lo es”.
- “Si, pero siempre es bueno tener a
quien amar y quien nos ame, ¿No crees?”.
- “Por supuesto, si es la persona a la
que amas en verdad, por la que suspiras, con la que sueñas, ¿No crees?”.
Un silencio prosiguió mis palabras,
solo hubo un contacto de ojos como quienes hablan con la mirada y se dicen
todo, reconociendo sentimientos no hablados, respondiendo preguntas
inaudibles…parecía el momento de sincerarnos de alguna manera… ¿Si es la
persona que amas en verdad? Nunca me había planteado esa pregunta y nunca tuve
pensada una respuesta hasta ahora, hasta este momento, hasta este instante, ¿Era
Jorge el amor? o era solo mi excusa para no ver mi realidad, la realidad…que
tenía en frente de mi.
- “¿Quieres salir de aquí e ir a otro
lugar?” - interrumpió mis pensamientos
con la pregunta.
- “¿Si eso quieres?” - respondí casi
sonriendo.
- “Sí, ¿y tú?”.
- “Por supuesto”.
¿Por supuesto?, por supuesto, contigo
al infinito y mas allá. Ella me había hecho una confesión y ¿Qué tal si le
confesaba algo también?…no sería tan valiente, no tenia las agallas, pero ¿Y si
lo hacía?, ¿Qué pasaría?...Anderson estás jugando con fuego y te vas a quemar, ¡Oh!
Por Dios pero sería tan rico quemarse en sus brasas.
Mi mente estaba entre miles de
pensamientos, miles de sentimientos recorrían mi sentir, miles de sensaciones
incontrolables invadían cada rincón de mi cuerpo, parecía una adolescente
enamorada por primera vez, adolescente no soy, pero ¿primera vez? Estos
sentimientos eran nuevos, irreconocibles, una sensación como nunca antes,
¿entonces que era?, si no solo mi corazón estrena sentimientos, sino también mi
cuerpo conocía nuevas sensaciones.
Terminamos en una disco y pasamos un
rato de ensueño, fue la emoción, la euforia o los tragos, pero me sentía
mareada…la verdad fueron los tragos, demasiados tragos para mí no son
saludables por mis inhibiciones o mejor dicho por no tener ninguna. Salimos del
lugar entrada la madrugada y Kathy me pidió que subiera a su casa para
prepararme un café, no soy capaz de decirle no a un café, menos a ella y más, aunque
estaba algo subidita de copas.
Entramos y ella pide que me ponga
cómoda y comienza su labor en la elaboración de mi café, me paseo por la casa y
observo alrededor tratando de mantener mis sentidos en orden, primero por haber
pasado una noche especular y ahora por estar en su casa ebria…tres copas son
suficientes para subir mi tono y lo sé, pero en algún momento me olvidé de mi
para concentrarme en todo lo demás, en ella. Y ahí estaba tratando de
mantenerme de pie, pero era imposible, definitivamente difícil de superar, lo único que me faltaba era ver elefantes
rosas bailando, oh por Dios no eran rosas eran naranja. Me senté finalmente e
incliné mi cabeza que me daba vueltas y vueltas y vueltas hasta que Katherina
se sienta a mi costado y pone una gran taza de café en mis manos de la cual
comienzo a ingerir pequeños sorbos.
- “Parece que alguien no es muy fuerte
con el alcohol” - dice riendo muy
divertida.
- “Para nada… puedo con algo más”.
- “Vamos Gabi tomaste unas tres copas
menos que yo y estas mareada, bueno mareadísima” - nuevamente riendo y esta vez con su ceja
derecha arriba.
- “Mmm…tu…te estás…burlando”.
Una carcajada sonora y la respuesta
- “jamás haría una cosas como esa” – Terminó,
con su mano en el corazón no pudiendo
aguantar lo divertida que estaba con la escena.
- “Naaa….y no estoy…yo estoy…bien,
podría caminar en línea…..”
- “¿Recta?”.
- “Eso…haciendo equilibrio” - traté de
ponerme de pie, no pudiendo; entonces ella estira su mano para tomar mi taza de
café.
- “Si claro, eso dicen todos los
ebrios”.
- “¿Me llamaste ebria?
- “Si, eso parece”.
- “¿Sabes?, eres agradable”.
- “Si claro me dices eso cuando estás
mareada”.
- “Sabes, Kathy…no es…porque estoy
algo marea…da es en general, puede que, ya sabes…cuando llegaste te veía
diferente…” - no perdiendo la
oportunidad de mirarla a los ojos.
- “Diferente, ¿Cómo?, aún soy la
misma” - dijo con cara de curiosidad.
- “Lo sé…ahora, pero mi percepción es
que eras odiosa, arrogante, perdón arrogante, engreída, prepotente…”
- “Ufff, ¿Algo más?”
- “Si…insoportable”
- “Oh, vamos mejorando” - tratando de mantener una cara de seriedad que
ni su madre le creería.
- “No….Kat…pero ¿Sabes?, yo quizás…tu
sabes…no quería ver que eres amable….sensible, honesta… hu… milde, sensata…una
mujer brillante…emprendedora, y muy hermosa, sobre todo hermosa, demasiadas
cualidades para ser increíble…no se…es que es increíble que una mujer como tu…”
- me incliné hacia ella sin dejar de mirar sus ojos hasta que pude sentir su
respiración en mi propio rostro, bajé mis ojos hasta su mano, la acaricie y la
enlacé a la mía. Una sensación de excitación recorrió todo mi cuerpo por su cercanía, por su tacto, por su aroma,
por su mirada… La miré nuevamente a los ojos y la sorprendí mirando mis labios,
con la misma necesidad miré los suyos y me acerqué mucho más hasta casi tocar
sus labios con los míos.
- “Gabi, no hagas nada de lo que
puedas arrepentir mañana” - dijo como un susurro perdiéndose dentro de mis
propios ojos.
Sentía el calor que emitía su cuerpo,
y su respiración tan rápida como la mía
- “No lo haré” - respondí casi
inaudible.
- “Estás loca”.
- “Tú me vuelves loca…”.
Sus labios callaron cualquier otra
palabra que pudiese haber dicho y ya nada más importó. Mis labios vagaron sobre
los de ella, eran tan suaves y de tan delicioso sabor que me consumían.
Suavemente ella acarició con su lengua mi labio inferior hasta que se encontró
con mi lengua dentro de mi boca y sentí como un escalofrío recorría todo mi
cuerpo, todo mi ser…cada fibra que no conocía y despertaba con su contacto.
Sentí la necesidad de tocarla, de ir más allá; mi mano soltó la suya que llevé
hasta su cuello, acaricié todo su brazo hasta llegar a su cintura, acercando su
cuerpo más hacia mí.
El beso se intensificaba con cada
movimiento de nuestras caricias hasta que ella se detuvo, miró mis ojos con un
deseo que nunca le había visto antes y sus labios me regalaban una sonrisa
seductora.
Deslicé mi lengua por mis labios
recogiendo el sabor de los suyos impregnados en ellos ya extrañando su
contacto, ella mordió su labio inferior con una sonrisa, acarició mi rostro y
puso sus dedos en mis labios acariciándolos suavemente, entonces suave y
dulcemente dijo, - “Gabi, esto está mal”.
La miré con un halo de tristeza
pensando que cometí un error y que ella no había disfrutado como pensé de ese
beso que tanto deseaba todos estos meses, entonces dije:
- “¿Por qué eres mi jefa y yo tu
empleada?”
- “No, porque estás ebria y yo sobria”
- apartó sus dedos de mis labios, los besó tiernamente, se puso de pie y caminó
unos pasos pare luego voltearme a ver - “pienso que deberías pasar la noche
aquí en la casa, por nada del mundo te dejaría ir a tu casa en ese estado” -
continuó su paso hacia su habitación.
- “Uyyy, tendré que cuidarme…que no te
quieras, no se…aprovechar de esta indefensa chica” - comento cínicamente y algo
confundida con la situación.
Ya Kathy se había perdido en la
habitación cuando asoma su rostro por la puerta y dice: - “no te preocupes no
me aprovecho de chicas ebrias, solo cuando están sobrias y en sus cinco
sentidos” - se adentra a su habitación y
nuevamente asoma su rostro para finalizar - “ahhh y tu de chica indefensa no
tienes absolutamente nada, ni estando sobria ni ebria, ehhh”.
Suspiré e incliné mi cabeza hacia
atrás, ¿Indefensa?, está en lo cierto que indefensa era que prácticamente me
lancé sobre ella, soy una descarada sin duda, sonreí maliciosamente y pase mis
dedos por mis labios recordando el contacto de los suyos, me estremecí de tan
solo pensar en su delicioso sabor y su excitante aroma; como deseaba no estar
mareada y haber tenido el mismo valor de besarla, obviamente hubiese sido otra
la historia…
Abrí mis ojos para encontrarme en una
habitación extraña y un segundo después
sentí un dolor de cabeza insoportable que me hizo permanecer más tiempo en la
cama en donde tuve algunos ‘flashbacks’ que me hicieron sentar de repente y
poner mi manos en mi rostro, esto debió ser un sueño, Gabriela Anderson,
respira…respira, eso es, tranquila no pasó nada, volteo mi rostro a mi costado
para ver una camisa de Kathy sobre la cama, la tome entre mis manos y la lleve
hasta mi nariz donde absorbo todo ese aroma que me enloqueció y trajo mas recuerdos a mi mente…prometo
solemnemente sobre esta camisa y recostada en esta cama no consumir más alcohol
en todo lo que reste de mi pervertida y descarada vida y ¿ahora?...muchos
sentimientos, muchos pensamientos, bueno resolvería que la ebriedad haría su
trabajo, muy cobarde de mi parte, pero más seguro ya que estaba caminando sobre
arena movediza y si me descuidaba me succionaría sin piedad.
Caminé hasta la cocina donde la
encontré en la preparación del desayuno, ¡Ohhh! Dios es tan bella, es irreal,
es tan…
- “Hey, cunetera, ¿Cómo te sientes?” -
con una sonrisa de oreja a oreja.
La miré entrecerrando mis ojos -
“Ehhhh, cunetera nada, terminé ebria en tu casa no borracha en una cuneta…y bueno
me siento como si hubiese boxeado 15 rounds” -
puse mis manos en la barra de la cocina y bajé mi cabeza sobre ellas.
- “12” - le escuche decir.
- “¿Qué?”.
- “Cariño, son 12 rounds no 15” - bajó la mirada un poco sonrojada al
percatarse de haberme llamado cariño y me dio la espalda para continuar con su
faena y a mi esa palabra me hizo estremecer todo el cuerpo.
- “Por eso, así me siento como que
fueron 15 y lo peor es que perdí, rayos” traté de reír, pero se me partió la
cabeza en dos con tan solo intentarlo. ¿Que estaba pensando ella? , acaso diría
algo como ‘Gabriela lo de anoche fue un error y espero que ahí se quede todo
este asunto así que no tenemos porque hablar sobre ello’ y yo solo pensando en
lo delicioso que sería sentir sus labios sobre los míos, una vez más, maldita
cobarde porque no vas y la tomas en tus
brazos y le dices que sientes lo mismo por ella ebria, sobria, de día, de
noche, en el trabajo, en la casa, despierta y dormida…
- “¿Café?”.
- “Por favor”.
- “¿Dormiste bien?”.
- “Como nunca”.
- “Si lo sé, roncaste toda la noche”
Con mirada inquisidora - “No ronque”.
- “Si lo hiciste”.
- “Oh, vamos, no lo hice o ¿sí?” - con
cara de genuina preocupación.
Con una carcajada sonora dijo: - “Tu
cara es de total espanto, la verdad es que fuiste buena compañera de cuarto”.
- “Cuando quieras” - sosteniendo mi
cara con mi mano sobre la barra de la cocina
le sonreí sin dejar de mirar toda la piel que se escapaba de la poca
ropa que llevaba, muy poca ropa diría yo, debería ser un delito andar en esos
paños…
Se hizo un silencio eterno entre
nosotras como quienes quieren decir tanto y no se atreven a decir nada, yo
hacía como que no recordaba nada y ella pensaba lo mismo y así quedamos con
nuestras miradas diciéndolo todo y con
toda una gama de sentimientos guardados. Me quedé callada, pero estaba segura
de algo, estaba…enamorada de esa mujer y por más que luchara en contra de ese
pensamiento, más acrecentaba el sentimiento, el deseo y la necesidad de ella. Y
aunque estaba siendo cobarde con ella tenía que ser valiente en aceptar que
ella era el centro de mi vida y era momento de completar lo inconcluso en mi
vida.
Quedé con Jorge de encontrarnos en mi
casa horas más tarde ese mismo día. Había llegado la hora de dar respuesta a la
propuesta que tanto había evitado. Y por primera vez estaba segura de hacer lo
correcto para todos, era el momento de hacer las cosas a tiempo sin lastimar a
nadie aunque la única que saliera dañada fuera yo.
- “Jorge, yo…necesitamos hablar”
- dije con la mirada perdida.
- “Hace mucho Gabriela, hace mucho
tiempo que debimos hacer esto”.
- “Lo sé, créeme que lo he intentado
con todo mi corazón, con toda mi alma, con todo mi ser”.
- “¿El qué?”.
- “El tomar un decisión y que mi
respuesta fuese un sí. Eres un gran hombre, eres extraordinario y…”.
- “Y si soy todo eso que dices porque
tu respuesta es no, ¿Por qué no quieres casarte conmigo Gabriela?”
- “Porque no puedo casarme contigo
Jorge, porque junto a mi serías el hombre más infeliz del mundo, no podría hacerte
feliz como mereces, yo te quiero muchísimo pero…” - Interrumpió con una mirada
llena de gran tristeza - “pero no me amas, ¿Cierto?” - se acercó hacia mí y me
miró esta vez a los ojos,
- “Siempre lo he sabido, pero juré que
haría lo posible porque llegaras a amarme, que podría luchar en contra de miles
de demonios que no reconozco, pero que estoy seguro llevas dentro… He vivido
esperanzado tanto tiempo de ver en tus ojos la llama del amor, que me vieras
como el todo de tu vida, que te derritieras por mí, que me desearas” - sonrió
con algo que pareció más una mueca -
“pero no lo logré”.
Unas lágrimas se apresuraron a
recorrer mis mejillas - “Lo siento Jorge, todo esto es mi culpa quizás debí
luchar más”.
- “No, sólo debiste hablar antes y
expresar tus sentimientos, aún así debo reconocer que estamos a tiempo de ser
sinceros y poder ser felices, aunque no sea juntos” - tomó mis manos con un
gesto dulce
- “Te amo Gabi, pero no puedo
obligarte a que tú hagas lo mismo, entonces estaría siendo egoísta porque no
eres feliz a mi lado y muy idiota mintiéndome a mí mismo… y me duele, claro que
me duele, pero el amor es de dos y en esta situación lamentablemente siempre he
sido yo”
A estas alturas, no podía contener mis
lágrimas porque el dolor que sentía dentro era muy punzante, no me había
equivocado, Jorge era un hombre extraordinario, aún así no le amaba, no ahora,
ni al comienzo, sino nunca, de alguna manera lo engañé todo este tiempo o al
parecer no… pero a quien he engañado por mucho es a mí, no sabiendo o no
queriendo reconocer mi esencia…
- “Jorge, perdóname, tú no tienes
porque pagar por mis indecisiones y mi cobardía, yo no quería…”
Y me abrasé a él como nunca antes lo
había hecho, con la seguridad de que por primera vez en mi vida estaba haciendo
lo correcto, por mucho que nos doliera esa era la verdad, Jorge no es y nunca
fue el hombre de mi vida, y muchos dirán entonces, ¿Por qué estabas con él?... ¿Por qué era mi
mejor opción para no reconocer mi realidad?, ¿Por qué tenía miedo de ver esa
realidad?, ¿Por qué no había encontrado el amor?, ¿Por qué pensé que podría
luchar mucho y rendirme al amor que él me entregaba?; no lo sé, tantas razones lógicas o ilógicas
que llegan a una sola conclusión…no le amaba. Y quizás yo no tenga futuro con
ella porque no sé cómo lidiar y como continuar con este sentimiento, pero
tampoco tengo futuro con Jorge y ahora que estoy segura de lo que quiero aunque
no lo alcance, debía solucionar toda una vida de preguntas, inseguridades y
miedos.
Y ¿Ahora qué?... honestamente no sabía
cómo proseguir, pero estaba segura que no lucharía mas contra mis sentimientos,
no estaba lista para nuevas batallas, en esta ocasión me rendiría si era
necesario.
Los días continuaban, Kat y yo no
habíamos cambiado nuestro trato una con la otra después de aquella noche, pero
ahí estaban los sentimientos en silencio, las miradas, los roces, los
comentarios pícaros subidos de tono y la necesidad…esa necesidad de tenernos
cerca era lo único que nos confirmaba lo que nuestras voces callaban. Aunque me moría por gritarle lo que me
enloquecía y esta vez totalmente sobria, pensaba idiotamente que aquella noche
ella sólo se dejó llevar, que ni siquiera le había gustado nuestro beso o
simplemente no tenía sentimientos hacia mí… me pude equivocar en eso…
Nuestros días eran más largos, ya que
estábamos en la semana final de la entrega del proyecto, todo era una locura,
noches sin dormir, trabajo excesivo. Esa noche estábamos en la oficina de pie
una al lado de la otra analizando los artes del proyecto, muy cerca para que
nuestros hombros se rozaran, muy cerca para respirar nuestro aroma, muy cerca
para sentir el calor que emanaban nuestros cuerpos, muy cerca para mi…en un
movimiento torpe o quizás muy consciente de mi parte rocé su mano y la acaricié
como aquella primera vez, mucho más diría yo, miré sus ojos que ya buscaban los
míos con atención. Sentí que mi corazón se saltaba algún latido y no sé qué
fuerza extraña me hizo retroceder y comenzar a caminar en la dirección opuesta
a ella.
No sé qué estaba haciendo, pero tenía
mucho miedo, era obvio que esta vez estaba completamente sobria y era una
cobarde, maldita cobarde, idiota, tonta y... siento una mano que toma mi
antebrazo y me gira hacia ella, con una mirada desorbitada dice - “¿adónde
demonios crees que vas en esta ocasión?” - acercándome hacia ella sin dejar de
mirar mis ojos, ninguna apartó la mirada y yo me sentí desfallecer.
Ella aflojó la presión que tenía en mi
antebrazo y bajó una de sus manos hasta la mía y la otra la posó en mi nuca
atrayéndome más hacia ella, hasta que ambas respirábamos el mismo aire y como
un susurro dijo: - “si no recuerdas yo te haré recordar lo que nunca olvidarás”
- y sentí el contacto de sus labios contra los míos tierna, suave, pero
sensualmente y… ya no pensé en absolutamente nada más. Solté la mano con la que
me sujetaba y la situé en sus caderas hasta que nuestros cuerpos estuvieron
presionados uno contra el otro.
Despegué el contacto de sus labios por un segundo, que parecieron horas
por la necesidad de cercanía para decir casi inaudible - “Es lo único que he
recordado todos estos días… sólo deseando más” - Ella sonrió mordiendo su labio
inferior y una mirada tentadora.
Nuestros labios se encontraron
nuevamente, esta vez con más intensidad, con más deseo, con más necesidad;
sujeté con más fuerzas sus caderas hasta no quedar más espacio entre nuestros
cuerpos. Sus manos en mi espalda, en mi cuello, en mi trasero…en todos lados,
me hacían respirar jadeantemente, su lengua acariciaba la mía y me sentía en el
cielo cada vez que sentía su contacto...acerqué mis labios hasta su cuello y
respiré todo su aroma embriagador, enloquecedor, lo besé, tracé su contorno con
mi lengua mientras ella ladeaba su cabeza hacia un lado y de su boca dejaba
salir un gemido que me hizo erizar la piel, subí mi boca hasta su oído - “Por
Dios, me vuelves locas”.
Acaricié su espalda, dibujé con
caricias su figura, sus curvas, hasta que dejé mis manos en su trasero para
atraerla con leves movimientos hacia mí, nuestros gemidos morían dentro de
nuestras bocas con cada movimiento de nuestras caderas.
Kat me dirigió hasta el borde del
escritorio y me acorraló con su cuerpo contra él, acomodó sus manos en mi
trasero y levemente me hizo sentar en
el, y como por instinto enredé mis
piernas alrededor de sus caderas dando comienzo a roces intensos. La besé
nuevamente dejando que mi lengua vagara
con libertad dentro de su boca; desesperada, hambrienta de ella. Ella besaba
con deseo mi cuello y dejaba tras cada beso la humedad de su lengua hasta
llegar a mi pecho y sujetar con sus manos mis senos, para luego subir
nuevamente y besar mis labios con desenfreno, un descontrolado gemido murió dentro de su boca.
Y ya no quería regresar, mi cuerpo
ardía en un calor excitante que se extendía a través de cada fibra, estaba
extasiada, nunca me había sentido tan fuera de control, tan fuera de mí, tan
descontrolada…
-“Srta. Ferre, aún continúa usted
aquí” - se escuchó decir al empleado de mantenimiento desde el pasillo, y sentí que mi corazón se paralizó,
quedé abrazada a Kat, con una respiración entrecortada y sin mover un solo
músculo.
Ella me observaba con sus cejas
arriba, tomando aliento y tratando que su voz pareciera la de siempre respondió:
-“Si, Alberto, aquí sigo, me quedaré un
poco más” - dijo con sus ojos mirando al cielo y mordiendo su labio inferior
como una niña malcriada - “lo despediré” - dijo como un susurro.
-“Bien Srta., dejaré las luces del
pasillo encendidas, no se quede mucho que ya es tarde, que tenga excelente noche”
- se escucharon sus pasos por el pasillo.
-“Gracias Alberto, buenas noches” -
exhalando todo el aire que había retenido para ocultar su respiración jadeante.
-“Por Dios, mi corazón era un músculo
sano hasta el día de hoy” - dije tratando de tranquilizar todos mis sentidos
descontrolados.
-“Pero necesita acción” - me dice
maliciosamente.
-“¿Cómo?”
-“Cariño como la canción, ‘mi corazón es un músculo sano
pero necesita acción’, el tuyo necesita algo de acción”.
Me detuve a mirarla mordiendo mi labio
inferior con una sonrisa, abrazada a su cuello y ella sosteniéndome aún por mi
cintura sobre el escritorio, me detuve a deleitarme con su hermoso rostro, a
enloquecerme con su exquisita mirada, a embriagarme con su cercanía.
-“¿Qué?” - se apresuró a preguntar.
-“Nada, sólo que… me gusta cuando me
llamas cariño y bueno… tus ojos, y tu mirada, tus labios y lo suaves y
deliciosos que son tus caricias y lo increíble que me hace sentir cuando me
tocas…”
-“¿Algo más?”
-“Si…me gustas tú”
Kat me regala una de esas sonrisas que
siempre he amado, acarició mi mejilla delicadamente, terminó posando sus dedos
en mis labios y los besó suavemente mientras me abrazaba fuertemente y
susurraba en mi oído - “Espero que mañana no hayas olvidado nada de esta
noche”.
Sonriéndole pícaramente le digo - “Bueno
siempre estás tú para hacerme recordar, ¿no?”.
-“Cuando quieras” - besó nuevamente
mis labios, tomó mi mano para que bajase del escritorio y salimos de la oficina
como ninguna otra noche antes…
Ya nada fue igual, ni después de esa
noche, ni nunca, no tenía dudas que era ella… era ella por quien había esperado
sin saberlo, sin esperarlo; era ilógico y estúpido resistirme a ese
sentimiento, era absurdo luchar en contra de mi verdad. Aunque, para ser
honesta sentía miedo, no duda, pero si mucho temor, no sólo de lo que sentía
sino de mi familia, lo que pensarían, lo que dirían, lo que harían, no me
importaba lo que el mundo pensara, si me juzgaban o despreciaban, pero sería
insoportable que las personas que más amaba me rechazaran. Ese sin duda era mi
temor más profundo y desconcertante. Aún así estaba segura que lucharía por el
amor que llegó a mi vida, que ya no sería la misma estúpida cobarde de años
atrás.
- “Hey, cariño llegas temprano” -
ofreciéndome una hermosa sonrisa y besando mi mejilla.
- “Si, es que no pude dormir bien”
- “Estoy aquí así que no pases la
noches soñándome” - apartando de mi rostro un mechón de mi cabello y
aprovechando para acariciar mi mejilla.
Con una sonrisa le digo: -
“Presumida”.
- “Ufff jamás… pero anda niégalo”
- “¿El qué?…que te sueño en la noche y
te pienso todo el día, que te extraño, y añoro cuando no estoy junto a ti y que
te deseo como una demente…” - Cristo,
trágame tierraaaaaaa, me sorprendí del comentario tan explícito, XXX para ser
específica.
- “Ohh, ¿me deseas como una demente?”
- tomando mi mano, enlazándola a la mía y posando su lengua en la comisura de
su labio; la sola acción me hizo hervir la sangre.
- “Bueno yo…no quise decir…es que…”
- “Uyy se me sonrojó la Srta.
Anderson, me encanta cuando tartamudeas, pero sólo por mera sádica y mórbida
curiosidad, ¿Tanto así me deseas?”.
Inhalé cerrando mis ojos y al abrirlos
ella estaba más cerca a mí con su mirada atenta a los míos. - “Nunca he deseado
nada más en mi vida con una pasión tan desenfrenada como ahora” - dije
aceptando mi realidad.
- “Mmm, ufff, demonios parece que el
aire acondicionando no está funcionando bien” - realizando una acción de estar
acalorada - “¿No sientes el calor que
emana del alguna parte?” - se detuvo a
observarme con una mirada inquisidora -
“¿Qué sucede cariño?”.
- “Es sólo que…no sé Kat, igual me da
un poco de miedo…” - dije mirando a nuestras manos entrelazadas.
- “¿Desearme?”.
- “No es eso, es que…bueno, si me da
miedo este deseo tan ardiente que nace dentro de mí porque nunca antes me había
sentido con una necesidad tan incontrolable, pero yo…nunca…”.
- “¿Tu nunca?” - tomando su mano y
alzando mi barbilla para encontrarme con esos hermosos ojos que me enloquecían.
- “¡Ohh”, demonios Kat, nunca he
estado con una mujer, tu sabes el…”
- “Hahaha” - fue lo único que alcanzó
a salir de su boca.
- “¿Estoy hablando algo serio y tu
solo te ríes?, te veo muy divertida con el asunto” - frunciendo el entrecejo.
- “Cariño, no es que no lo tome en
serio, es sólo que… ¿Qué piensas?, que cuando hagamos el amor serás un asco, yo
me desilusionaré y saldré corriendo en busca de quien satisfaga mis más íntimos
y pecaminosos deseos y necesidades
sexuales”.
- “Algo así”
-“Gabi, ¿sabes?” - esta vez
completamente seria - “cuando dos personas hacen el amor es eso, hacer el amor,
donde se involucra sentimientos, donde la necesidad del cuerpo es la necesidad
del corazón, la misma necesidad del alma, donde esperas ser amada en cada fibra
de tu ser, en el todo no solo en una necesidad carnal. Es un acto sublime donde
aunque, quizás, necesitas saciar un deseo, una llama que te quema, también, es
un acto donde dos personas que se aman se entregan sin inhibiciones. Yo te
deseo, Dios no sabes cuánto, pero no tan solo deseo poseer ese cuerpo que me
paraliza, me enloquece, me calienta; más que eso deseo poseer tu corazón y tu
alma, deseo tenerte completa y eso no tiene nada que ver con tu desempeño en la
cama, aunque sé que será genial” - dijo
esto último mordiendo su labio inferior.-
“Cariño yo no quiero que duermas conmigo yo tan solo quiero amanecer
contigo”. - Sus palabras me derritieron, me hicieron vibrar, me hicieron sentir
ganas de llorar y pensé, Cristo, es tan
hermosa, brillante, sensual…y cada día que pasa siento que la amo más… ¿Qué la
amo más?...si que la amo…la amo… “yo te…”, la miré profundamente perdiendo el
aliento y sintiendo que mi cuerpo desfallecía.
Kat
se acercó y me besó dulcemente en los labios - “Esto es paso a paso,
juntas de la mano, amor”.
- “Sabes, de la manera en que
describes lo que es hacer el amor, llego a la conclusión de que yo nunca lo he
hecho, no sé lo que es entregarme, no sé lo que es involucrar el cuerpo, el
corazón y el alma, no sé lo que es amanecer con alguien, no logro reconocer
esos sentimientos en ninguna parte de mis recuerdos y experiencias”.
- “Cariño, aprenderemos juntas, ¿Te
parece?...pero si no quieres…”
- “Oh no, como crees, yo la verdad he
pensado en hacerte el amor millones de veces y ha sido exquisito, mágico,
increíblemente fantástico, jodidamente perfecto”, dije como una confesión.
- “Uh, soy materia dispuesta entonces”
- con una mirada tentadora.
- “Rayos, no sabía que fueses tan
fácil” - digo pretendiendo estar molesta y atrayéndola por la cintura hacia mí.
Kat sonríe y se dedica a besarme
profundamente, intensamente, húmedamente, solo despegó sus labios de los míos
para susurrar,
- “solo contigo, mi amor” - para luego
pasar su lengua por mi labio, regresar a besarlos con la misma intensidad y ser
interrumpidas por el sonido de su móvil, maldito, infeliz e inoportuno móvil.
- “Mierda” - dijo Kat visiblemente molesta.
- “¿Qué?, no por Dios, no puede ser,
ya salgo para allá inmediatamente” - puso su manos en el rostro, respiró y me
miró con una cara de angustia que jamás le había visto - “es papa, está en el
hospital”.
- “¡Oh, santos cielos!” - la tomé de
las manos y le miré a los ojos,
- “tranquila amor, respira, todo va
salir bien con la bendición de Dios… ¿Quieres que te acompañe?” - le pregunté
algo insegura.
- “¿Lo quieres?, eso me haría muy
bien”.
- “Por supuesto” - tomé su rostro en
mis manos, lo acerqué a mí y besé su frente. Posé mi vista en sus ojos, esos
ojos que solo dejaban ver mucho temor y dije - “Vamos, ¿Sí?” - tomé su mano y
salimos caminando de prisa por el pasillo con dirección al hospital.
El viejo roble estaba caído, estos
meses su salud iba de mejor, regular a terrible y esta era una de las
terribles. Reconocía la angustia de Kat, sabia la relación que llevaba con su
padre a pesar que los últimos años vivió a la distancia, pero nunca ausente en
la vida de él. Katherina era la luz de los ojos de ese hombre, era su gran
orgullo y si el día tenía 24 horas el hablaba de ella 25 horas seguidas solo
comentando lo orgulloso que siempre le hacía sentir su hija. Gracias a que se
la pasaba hablando de ella sentía que la conocía de hacia mucho, porque todos
sus logros y locuras las compartía como si hablase de su súper héroe favorito y
con la pasión que eso involucraba.
Me dolía mucho que nuevamente recayera
no solo porque era el padre de la mujer que…amaba sino porque era el hombre que
me había dado la oportunidad de crecer profesionalmente y también personalmente
porque su experiencia y sabiduría cubrían toda mi vida.
Llegamos al hospital muy rápido,
demasiado rápido, una vez que el la reconoció en la puerta de la habitación, su
rostro demacrado se iluminó, fue como inyectarle vida.
- “Hija, quita esa cara de borrega
herida y perdida del rebaño, yo estoy bien”.
-“Vamos papá, si estuvieses bien, no
andarías de visita en el hospital” - acercándose, tomando su mano y besando su
frente.
-“Bah, la hierba mala nunca muere
hija, así que no sé porque se preocupan, son unos exagerados de mierda” -
moviendo su manos en el aire señalando a los que estaba a su alrededor.
--“Papá” - dijo Kat entrecerrando sus
ojos.
- “Katherina, te ves reluciente, ¿te
bañaste bien o hay otras razones que te hacen ver más bella aún?”.
Me quedé de pie en la puerta
observando la estampa, ese viejo no perdía su sentido del humor que parecía
inagotable y no lo dejaría ir tan fácilmente.
- “Hey Gabi, hermosa, estás aquí” -
dirigiéndose a mí con una sonrisa ya conocida - “acércate, prometo no
contagiarte con el virus de la rabia” - riendo y estirando su mano para que la
tomara.
Me acerqué, le sujeté la mano y la
besé. Observé sus facciones agotadas, pero había un destello de fortaleza en él
- “la comida del hospital es terrible” - le dije seriamente.
- “Lo sé, ni siquiera sé porque estoy
aquí…pero tú me podrías traer una comida decente como unas ‘hot wings’”.
- “¿Comida decente? - girando mi cabeza muy divertida con el
comentario - “¿o vamos, mientras mejor paciente seas más rápido saldrás de acá
y la realidad es que necesitas atención medica”.
Torciendo su boca en señal de
desaprobación - “te pareces a ella ya” -
señalando a Kat que estaba a su costado hablando con su hermana.
- “Gabriela, ¿has cuidado mis
plantitas en la oficina?, mira que si regreso y pasaron a mejor vida, tendrás
un serio problema porque si no lo haces tú, esta hija tan descuidada que tengo
sería capaz de tíralas del quinto piso”.
- “Están hermosas”
- “Y le hablas, ¿no?” - dijo con cara de interrogación.
- “¿A quién?”.
- “A las plantitas, sabes que
necesitan que les hables para que crezcan hermosas… ¿no le han hablado verdad?
Maldición lo sabía, es increíble que puedan estar enfrente de una empresa, pero
que no puedan cuidar unas plantas como ellas se merecen”.
- “Bien papá, le vamos a cantar a las
plantitas si quieres, serenata…”, con una sonrisa tan sínica como solo ella
podía regalar.
- “Katherina no es cantar, solo
hablarles si le cantas podrías matarlas, esa no es una de tus cualidades
hija, así que no es recomendable” -
diciendo esto con desaprobación ficticia. Al mismo tiempo me miró y luego a su
hija con una sonrisa misteriosa que no entendí para nada y le dijo - “ah ya
entiendo, por un demonio hija, ya era hora carajo”.
Kat lo miró con una cara totalmente
avergonzada para luego mirarme con una pequeña sonrisa y completamente
sonrojada. No entendí el comentario, ni la reacción de ella, tal vez mas tarde,
en algún momento sabría su significado, quizás…
Salimos del hospital horas más tarde
con la noticia que deberían operar a Don Ferre de su corazón porque de lo
contrario no resistiría mucho, aunque la recuperación seria lenta sus
expectativas de vida serian muy altas y podría vivir plenamente muchos otros
años. Aunque era lo mejor, Kat estaba aterrada por toda la situación, decía que
sabía que su papá estaba muy mal, pero el trataba de esconder todo lo que
sentía para no preocupar a los demás. Y era obvia su preocupación, era su padre
y tan solo pensar que lo podría perder le hacía entristecer el corazón.
La llevé a su casa para que pudiese
descansar un poco y estuviese preparada para los próximos días que serian
fuertes para la familia, yo estaría con ella sin dudas, no la iba a dejar sola.
También debería estar en la oficina ya que el proyecto se entregaba en dos días
y debía hacerme cargo de todo porque ella no tenía cabeza para eso ahora,
aunque era un proyecto muy importante su prioridad era su padre. Subimos hasta
la puerta de su casa donde le tomé la mano y le dije, “amor todo estará bien,
el es un hombre fuerte y podrá con esto
como ha podido superar otras situaciones en su vida”
- “Lo sé, pero tengo miedo”.
- “Es natural, pero confía y conserva
la fe de que él lo logrará, Dios no lo desamparará”
Me miró con una mirada de borrego
herido como decía su padre y dijo como una súplica. - “¿Quieres quedarte esta noche?,
te necesito conmigo”.
Era la primera vez que esa mujer tan
fuerte que había conocido se convertía en una niña aterrada y deshecha - “No
voy a ninguna parte”.
Esa noche me quedé en su casa, dormí
en su cama con ella abrazada, sin otras necesidades sino el sentirnos una al
lado de la otra, sabiendo que compartíamos el mismo sentimiento. El estar ahí
acariciar su cabello, secar sus lágrimas y tenerla en mis brazos era lo que
necesitaba en esos momentos, que ella supiese que yo estaba ahí para ella, no quería estar en ninguno otro lugar,
eso era suficiente…
La semana fue terrible, la operación se había pautado para el mismo
día de la entrega del proyecto. Los días me consumían en la oficina y lo único
que deseaba era estar con ella. Me entristecía sentir que de alguna manera la
dejaba abandonaba en estos momentos tan difíciles, pero también tenía la
satisfacción de que de alguna manera estaba completando sus deseos y planes
para la empresa.
Llegó el día de la entrega del
proyecto y me estaba muriendo de nervios, primero porque era el día de la
operación de Don Fer y segundo porque tendría que estar sola en la reunión con
los clientes; en cualquiera de los casos deseaba que ella estuviese a mi lado.
Llegaron los clientes, disculpé a Kat
por no estar presente en la misma y comencé por exponer todo el arduo trabajo
de un mes. La reunión fue una victoria, aunque las piernas me temblaban y
sentía que mi corazón estallaría de nervios, me enfoqué en pensar que si
llevábamos un mes sin vida trabajando en este proyecto no era posible que fuera
tan morupida en estropearlo justamente el último día.
Su única exigencia fue que viajáramos
hasta Florida y estar en la presentación del trabajo en unos tres días, fue una
petición sutil que sonó más a una obligación laboral. Obviamente acepté con una
sonrisa fingida mordiendo mis dientes pensando, carajo yo estaba segura que
teníamos suficiente de ustedes; estaba
segura que Kat no podría viajar y que tal vez y solo tal vez otra persona
podría representarnos en Florida; no quería pasar más tiempo lejos de la
situación por la que estaba atravesando. El sonido de mi móvil me saca de mis
pensamientos.
- “Hola, cariño” - escuchó a Kat decir
del otro lado.
- “Hey, ¿Cómo está todo por allá?”
- “A Dios gracias mejorando. Ya está
en recuperación y la operación fue un éxito” - dijo con gran entusiasmo.
- “Eso es increíble Kat, estoy muy
feliz, estaba segura que sería así”.
- “Y, ¿Cómo fue la reunión Srta.
Anderson?”.
- “Bueno debo darte la mala noticia
que los clientes quedaron encantados conmigo, así que tomé todo el crédito,
además que me invitaron a cenar y luego a tener sexo desenfrenado en una orgía
llena de alcohol y drogas alucinógenas.” - sonriendo descaradamente.
- “Hjum, y tu ¿Aceptaste?”.
- “Bueno…”
- “Si, sobre mi cadáver”
- “¿Tener sexo desenfrenado en una
orgia?”.
- “No cariño, el que te llevaras todo
el crédito” - escuché una carcajada sonora.
- “Vaya, eso es bueno saberlo” -
completamente decepcionada.
- “Gabriela Anderson el único sexo
desenfrenado que tendrás en tu vida será conmigo y a la única droga a la que te
harás adicta es a mi sensual y escultural cuerpo” - en un tono amenazante pero
obviamente fingido.
- “Pretenciosa”
- “Hahahaa, bueno fuiste tú la que
dijiste que me has hecho el amor miles de veces en tu mente y que me deseas… ¿Cómo
fue?... ah sí, ¿Cómo demente?”.
- “Si como demente” - mordiendo mi
labio inferior.
- “¿Y aúnlo haces?” - la pregunta no
se hizo esperar.
- “Por Dios…”.
- “Lo sabía, es que soy….mhhh…a ver,
¿irresistible?”
- “Sin duda lo eres”
- “No más que tu cariño. A ver
cuéntame en serio que pasó con los pervertidos de la orgia”.
- “Un éxito, quedaron más que
satisfechos, encantados, así que los tenemos como nuestros fieles clientes”.
- “Eso es fantástico, felicidades
Srta. Anderson”.
- “No, felicidades a ti Srta. Ferre”
- “Gracias”.
- “¿Por qué?”.
- “¿Cómo qué por qué?, por todo, por
aceptar el proyecto, por trabajarlo junto a mí, por presentarlo mientras yo
tengo mi situación, por no tomar todo el crédito obviamente, por estar junto a
mí en este momento...”
- “Me hubiese gustado estar más
presente a tu lado”, dije con sentida tristeza.
- “¿Bromeas?, has estado presente
todos los días cariño y te has echado todo este proyectazo encima tu sola, si
eso no es estar presente no sé lo que es entonces. Eres mi apoyo, mi sostén, mi
hombro en que llorar, eres mi amor hace ta…….” y guardó silencio.
Ese silencio que guardábamos cuando
por alguna razón no nos sincerábamos completamente, cuando queríamos decirlo todo,
pero las palabras eran silenciadas por el eco de algo desconocido; ese algo que
nos impedía desnudar el alma completamente una frente a la otra.
- “De eso se trata ¿No?, de estar
junto a la persona que amas cuando lo necesite y cuando no también y tu eres
esa persona para mí” - moví mi móvil de mi oreja, lo puse en mi frente y
comencé a darme golpes en la frente con el…’idiota, idiota, Gabriela eres una
idiota’, llevé mi móvil nuevamente a mi oído - “ amor, dentro de unas horas
salgo de acá y te veo en el hospital, ¿Sí?” - tratando de desviar la atención
de lo que había dicho antes.
- “Perfecto, cariño” - hizo un
silencio y luego dijo - “Gabriela”.
- “¿Si?”.
- “Ehhh…no, nada importante, te veo
más tarde, cariño, espero que no se te ocurra estar haciendo orgías con los
clientes”.
- “Hahaha ni pensarlo, ya me quedó muy
claro a que me estoy haciendo adicta”
- “Que mal te va, mira que no hay
rehabilitación para esa adicción”
- “No importa seré una adicta feliz”
- “Eso me gusta…entonces adicta, ¿Te veo
más tarde?”.
- “Dalo por hecho”
Ya no había duda, esa mujer me hacía
sentir las cosas más increíbles, maravillosas, fantásticas y me preguntaba
porque el temor me acobardaba cuando pensaba decirle todo lo que me hacía
sentir… ya lo había decidido la próxima vez que la viera no me cohibiría de
decirle que la amo y…demonios, me olvidé informarle del viaje a Florida, bueno
le diría en un rato cuando hablará con ella.
Varias horas después estaba en el
hospital. Se sentía bien ver que Don Fer había despertado de su operación y
dentro de su estado era el mismo curioso impertinente de siempre, ese viejo era
un hueso duro de roer.
Tan solo verme entrar por la puerta
preguntó con un poco de dificultad, -“¿Me trajiste mis hot wings?
No pude más que sonreír - “si las
traje, pero cuando me revisaron en la entrada y me pasaron por el detector de
comidas no autorizadas se las quedaron, apuesto que las enfermeras se las están
saboreando ahora mismo”
- “Por un demonio, vampiras descaradas
y rateras”, dijo frunciendo el entrecejo.
Caminé hasta él, besé su mejilla y le
dije al oído - “prometo que cuando salgas de aquí y estés recuperado tendrás
tus ‘hot wings’” - Me sonrió cuando me alejé de su rostro y dijo - “aún así
vigilaré a las vampiras nocturnas”
- “Hey, guapa” - escucho decir detrás
de mí.
- “Hola, extraña” - le respondo
sintiendo que se me erizó la piel tan solo por escuchar su voz.
Kat se acerca, me besa en la mejilla,
me abraza y susurra muy cerca de mi oído - “Te extrañé”- Si no fuese porque estaba en un hospital, y
su familia estaba con los ojos puestos en nosotras la hubiese besado
apasionadamente para demostrarle que también la había extrañado.
Ya lo dijo quien lo dijo, aunque no sé
quien lo dijo, pero lo dijo, ‘lo que se ve no se pregunta’, porque su familia
se nos quedó observando con unas sonrisitas divertidas y en aprobación hacia
nosotras. Kat se percató rápidamente, se separa del abrazo que me ofrecía y con
una de esas sonrisas pícaras que embrutecen a cualquiera pregunta, “¿Qué?, es
mi mejor empleada”.
Don Fer no se hizo esperar y respondió
- “Si que lo es, la mía también” - y
casi inaudible - “pero no la miro así”.
Kat me miró alzando sus hombros y me
tomó de la mano dirigiéndome hasta un
sofá que estaba en una esquina de la habitación.
- “Llegaste al fin” - sin apartar su
mirada de mi ojos, - “lo que dije antes de extrañarte es totalmente cierto”
- “Lo sé, me quedó bastante claro” - le
dije mirando en dirección a su familia.
- “Te sentiste incomoda”
- “No, como crees, muy al contrario se
sintió muy bien solo, quizás, fue un poco extraño porque sé muchas cosas que
siento, pero no sé lo que somos”.
Tomó mis manos para luego mirar mis
ojos y decir - “tienes razón, no hemos hablado sobre todo esto que nos ha
pasado, ha sido muy rápido, ¿no?, además está el hecho de que tu nunca has
tenido una relación con una mujer, obviamente, es algo nuevo para ti y para
todos los que te rodean…”
- “¿Crees que estoy confundida?”
- “La verdad no podría decir eso
después que fuiste tú la que se me lanzó encima, y me desea, y me ha hecho el
amor miles de veces en sus sueños más pervertidos, y la que me mira con esas
miradas llenas de deseo y lujuria…”
- “Shhhhhh”, la interrumpo, “te van a
escuchar, Katherina” - pegándole en el hombro - “Creo que este asuntito lo
debemos hablar cuando estemos las dos solitas en la intimidad, ¿Sí?”.
- “Ya, pero tú y yo solitas en la
intimidad, ¿Estás segura que hablaremos?” - con su ceja arriba.
- “Oh vamos, Kat, ya es suficiente” -
visiblemente sonrojada.
- “Bien cariño, lo hablamos luego,
pero quiero que sepas que lo único que quieres eres tú”.
Una sonrisa mordiendo mi labio
inferior fue la respuesta a su comentario…todo lo que yo quería era ella…
- “Oye amor, me olvidé decirte antes
que los Royers quieren que viajemos a Florida en los próximos días para su
presentación”.
- “Oh” - respondió sorprendida - “¿Qué
les dijiste?”.
- “Tuve que decir que si, aunque sé
que tu no podrás estar, pero…”.
- “Está bien, hiciste bien,
podremos…”.
- “Hola Kathia” - una voz interrumpió
sus palabras desde la puerta.
Alcé mi vista para ver la silueta de
una mujer de pie esbozando una sonrisa y observando a Kat. Era una mujer muy
bella, era alta, un cabello largo rubio y unos rayitos castaños o ¿Era castaño
con rayitos rubios?, no lo sé, pero tenía unos ojos verdes muy expresivos que
solo se dirigían a la mujer que tenia a mi lado.
Kat quedó rápidamente de pie como si tuviese
un resorte que la llevó de prisa arriba, miró la mujer que estaba enfrente para
luego bajar la mirada y observarme con una mirada llena de algo que no alcancé
a reconocer, pero pareció estar espantada. Apartó su mirada de mí para llevarla
nuevamente hasta ella, la mujer caminó unos pasos, abrazó a Kat fuertemente,
luego la apartó y besó sus labios.
En ese preciso momento sentí un golpe
en el corazón y se me heló la sangre, bajé mi rostro, recogí un mechón de mi
cabello para ponerlo detrás de mi oreja y puse mi mano en mi frente sosteniendo
mi cabeza.
- “Te he extrañado” - dijo la mujer.
- “¿Qué haces aquí?” - le cuestionó
Kat casi como un susurro.
- “Solo estando contigo”.
Alcé mi vista para mirar que a mi
alrededor todos se miraban unos a otros sin alcanzar a mediar palabra, para
luego tropezarme con la mirada de la hermana de Kat, Amanda; fija, profunda y
llena de empatía, en un gesto casi imperceptible movió su cabeza en señal de la
puerta y salió por ella. De alguna manera desconocida me levanté del sofá, miré
a todos a mí alrededor, le regalé una sonrisa fingida y caminé hasta la puerta.
- “Gabi, aguarda” - salió de la boca
de Kat.
Me volteo desde la puerta para
observarla y luego mirar a la mujer a su lado que aún permanecía parada frente a
ella esta vez con sus ojos puestos en mí.
- “No, Katherina, ya es muy tarde,
además ya sabes que tengo que organizar un viaje a Florida en los próximos
días”
- me sorprendí de lo dicho sobre el
viaje, no estaba siendo sensata en ese momento. Miré a Kat, luego a ella,
devolví mi mirada a Kat, le sonreí y
salí de la habitación. Caminé como por inercia hasta toparme con su hermana en
el pasillo.
- “¿Estás bien?” - preguntó tomando
una de mis manos.
- “Si”.
Me miró entrecerrando sus ojos y dijo
- “no tienes que ocultar con palabras lo que se grita con el rostro”.
Bajé mi rostro y pregunté - “¿Quién es
ella?”.
- “Es Laura, su ex pareja”
- “¿Ex?” - la miré al rostro.
- “No lo sé Gabriela, es un asunto que
debes tratar con ella, ¿Sí?”
Asentí con la cabeza - “me voy ya, si
pasa algo con el viejo me dejas saber, por favor” - besé su mejilla y comencé a caminar hacia el
ascensor. Una vez en el me volteo a mirarle - “Amanda, ¿crees que si te envío
unos documentos podrías aprobarlos?”.
- “Claro, lo que necesites”.
- “Gracias”.
Se cerró la puerta del ascensor y ya
no la vi más. La tristeza me golpeó, esta vez más fuerte; esta vez cargada de
muchos sentimientos, confusión, enojo, dolor…celos.
Nunca había sentido algo así, pero era
evidente que eran celos de esa mujer que besó sus labios frente de mi y no
cualquier mujer, sino precisamente esa mujer, que de muchas maneras ha
compartido más que simples besos y caricias con ella; que sin duda ha
compartido parte de su vida. Y mis lágrimas no se hicieron esperar…
Desperté temprano en la mañana para
dirigirme a la oficina con varios pensamientos en mente; pensaba si fue buena
idea salir huyendo anoche de esa habitación, si debí quedarme y decirle a esa
‘chica’ que Kat era mía ahora, si debí pedir alguna explicación, si debí tomar
a la tal Laura y ahorcarla con las cortinas de las ventanas…estaba segura que
había tomado la mejor decisión. ¿Qué éramos?, esa pregunta aún no fue
respondida en nuestras conversaciones, así que de alguna manera yo entendía que
no era nadie para exigir explicaciones, nuestra relación; si existía alguna, no
había pasado de miradas indiscretas, sensuales y lujuriosas, ricos y
apasionados besos, caricias intensas, intimas... ¡Ohh por Dios! me estaba
muriendo, el recuerdo de ese momento me aniquilaba cada minuto que pasaba,
quería hablarle y preguntar quién era ella, que hacia ahí, que derecho tenia
para besarla cuando yo solo quería ser la única que disfrutara de su sabor y
delicadeza. Observé mi celular y había varias llamadas perdidas de Kat y un
mensaje que decía, ‘debemos hablar, K’.
Tomé valor y me dirigí al hospital, no
solo para ver a Don Fer sino también para encontrarme con ella, porque ir
a su casa era muy arriesgado, no sabía
lo que encontraría allí. Llegué a la habitación con el corazón en la mano, si
ella estaba ahí no sabía que decir, como dirigirme, como reaccionar…pero no
estaba, suspiré no se si en señal de alivio o desilusión.
- “¿Y cómo está el paciente más guapo
de todo este hospital?”.
- “Uyy, Gabriela, que alegría verte,
ahora que mis ojos alcanzan a verte, estoy mejor”.
- “Ohh vamos Don Fer” - sonriendo por
su comentario.
- “¿Y para mí no hay nada como que
enorme alegría ver al cuidador más guapo y rico de todo los hospitales del
mundo?” - escuché decir al hermano de Kat que estaba acurrucado en el sofá de
la esquina.
- “Buenos días al cuidador más
engreído de todo el mundo” - con una de mis cejas alzada.
- “Bah, yo pensé que quedarías
derretida por este Adonis” - se sonrió y dijo suavemente - “pero ya veo que fue
por Afrodita”.
Abrí mis ojos hacia él, crucé mi brazo
derecho sobre mi vientre y coloqué el otro sobre él para apoyar mi barbilla
sobre mi mano y no poder contener la sonrisa que se asomó en mi rostro luego de
tal comentario.
Cuando iba abrir mi boca para decir
algo recordé las palabras de su hermana la noche anterior, ‘no ocultes con
palabras lo que se grita con el rostro’, Don Fer y él me miraban como esperando que respuesta estúpida saldría
de mi boca, “¿Y qué tal pasamos la noche?”, dirigiendo mi pregunta a Don Fer.
- “Yo muy bien, hija, ¿y qué me dices
de ti?, no parece que pasaste la mejor de las noches”.
Maldición, que bendita manía tenían en
esta familia de saber lo que me costaba tanto esconder, “muchas cosas que
pensar en la empresa, así que mire a ver si se repone para que regrese porque
me estoy volviendo loca con los proyectos, los empleados, la publicidad, el
arte, las plantitas…”
- “Mi hija” - interrumpió el viejo
tomando mi mano.
No pude más que suspirar y ofrecerle
una media sonrisa, bajé mi rostro cerca de su oído y le susurré unas palabras
que solo quedaron entre él y yo. Luego me aparté, le miré a los ojos y le besé
en la frente.
- “Bien Gabriela, haz lo que debas
hacer, pero no olvides que uno no escoge el amor, el amor nos escoge a
nosotros” - fue su respuesta a las palabras que le susurré.
- “Es hora de irme, solo quería estar
segura que estabas bien, ¿sí?”
- “Gracias”.
Le ofrecí una sonrisa y comencé a
caminar fuera de la habitación, sin voltearme dije - “te veo luego Adonis”.
- “Cuídate, Calisto”
Desgraciado dije en mi mente, sino
conociera a sus padres juraría que había nacido de una mata de plátanos y
continúe mi camino por el pasillo hasta que me tropecé con ella. Si ella, la
culpable de todas mis angustias, ¿Cómo era que se llamaba?...Laura, si esa era
ella.
- “Disculpa” - dije por haberla casi
atropellado con mi cuerpo, pero no sintiendo la disculpa para nada.
- “No hay problema” - dijo, para luego
pasar su mirada por todo mi cuerpo y terminar nuevamente en mi rostro - “¿Así
qué eres tú?”
- “¿Perdón?” - pregunté con mi
entrecejo fruncido.
- “Que eres tú la famosa Gabriela.
Sabes, pensé que eras poca cosa, pero me equivoqué eres bonita. Ya puedo ver
porque le llevó tan largo viaje un simple capricho a Kathia.
- “No la estoy entendiendo, además no
la conozco y usted a mi tampoco, así que no me hable como si me conociera.”,
dije fuerte, pero sin perder la calma.
- “Eres un capricho, Gabriela, algo
que Kathia deseaba poseer, ya sabes como una camisa nueva, un auto, un viaje de
lujo. Una vez que te tuviese, que te hiciera caer; regresaría, estaba segura de
ello”.
Sus palabras me estaban taladrando el
corazón y me lo estaba destrozando, sentía que se desangraba, la respiración me
faltaba y no podía procesar toda la información que esa mujer me estaba
ofreciendo. Ella tenía el conocimiento que esto me estaba doliendo, que me
estaba afectando, pero no se lo dejaría ver, no le daría el gusto de verme en
pedazos.
- “¿Qué te hace pensar que sólo soy un
capricho?” - le pregunté encarándola.
Laura se quedó pensando para luego
decir - “Mírate, si eres linda y todo eso, pero nunca le darás lo que yo le he
dado todo este tiempo”.
- “Y si es tanto lo que le has dado, ¿Por
qué vino tras de un capricho tan insignificante como yo?”.
El silencio se hizo presente, su cara
estaba desencajada y llena de enojo, hizo una mueca con su cara y dijo - “lo
único que te pido es que te apartes, vine por ella y no voy a regresar
dejándola aquí, soy todo lo que necesita y ¿tu?...eres un buen experimento de
ciencias, así que estas advertida” - finalizó con sus manos en la cintura y con
postura arrogante.
La miré con ganas de llorar, de
gritar, de trapear el pasillo con su cabello y averiguar si era rubia de
farmacia, pero…respiré, traté que mi corazón no latiera más fuerte delatando mi
dolor, debía mantener la compostura, esta mujer a quien ni conocía no merecía
verme quebrar, no aquí, no ahora…
Le sonríe con la sonrisa más hipócrita
que pudo salir de mis labios y le dije con un cinismo descarado - “¿No cree que
la que debe decidir eso es ella?, me parece que es Katherina quien debe decidir
¿Quién es el capricho y quién es… el amor?, además recuerda que tan solo soy un
capricho, ¿Cuál es el escándalo entonces, por qué la duda?”. Retomé mi camino
hacia el ascensor porque si me quedaba un segundo más alguien moriría, ella,
algún paciente en el hospital…yo, sobre todo yo que me estaba haciendo pedazos.
Esta vez, al cerrarse las puertas del
ascensor, ya era imposible contener mis lágrimas, estaba rota. Mientras miraba
los números del ascensor cambiar, mi único pensamiento era en las palabras de
esa mujer, ‘capricho’, ‘experimento de ciencias’; acaso era cierto que yo era
solo un juego…no podía ser. Esto no estaba pasando, ahora que estaba segura,
ahora que encontraba mi felicidad.
Al abrirse las puertas del ascensor
alcanzo a ver a Amanda y su madre que esperaban para subir. Como pude disimulé
mis lágrimas, pero no pude, ya era tarde. Las miré con una mueca que trató de
ser una sonrisa. Ellas se miraron una a la otra, la madre de Kat se acercó,
besó mi mejilla y en mi oído dijo suavemente -
“Gabriela, no todo lo que se ve es realidad, no todo lo que se escucha
es la verdad”, y se alejó subiendo al ascensor. Amanda tomó mis manos y luego
subió una hasta mi rostro y limpió el rastro de esas lágrimas que había dejado
salir sin vergüenza ninguna.
- “¿Has hablado con ella?” - Moví mi
cabeza de un lado a otro en señal de una respuesta negativa.
Se acercó más, me abrazó y dijo.
“sabes, en ocasiones viajamos el mundo entero buscando algo, ese algo que
deseamos, que añoramos, que necesitamos, pero no sabemos qué es y sin embargo
cuando encontramos ese algo que no sabíamos
que buscábamos, reconocemos de inmediato que nuestra búsqueda ha terminado. El
Alquimista hace un viaje en la búsqueda de su tesoro y pasa los años luchando y
atravesando difíciles momentos solo para comprobar que su tesoro estaba en
casa, justo donde comenzó todo, pero más que eso Gabriela”, se apartó y me miró
a los ojos, “el alquimista se hizo sabio en su travesía y cuando regresó era
otra persona segura de lo quería en la vida…debes hablar con ella, ¿Sí?”, besó
mi mejilla y me sonrió. La miré y continúe mi camino hacia fuera del hospital.
Hoy era el día en que todo el mundo
pretendía hablar en claves y si alguien más me hablaba en clave lo enviaría
directo, sin escala y sin boleto de vuelta a las islas del carajo. No tenia las
ganas, ni la capacidad de prestar atención y analizar las benditas claves; que
si no todo es lo se ve, que si el alquimista, que mi importa el maldito
alquimista ahora, ¿Por qué no me
hablaban directamente?, al menos un, “sabes Gabi eres una tonta, idiota, ilusa
pensando que Katherina te tomaría en serio, ella es una mujer que puede tener
algo mejor que tu”. Sin duda eso dolería mucho, pero era mejor que Afrodita y
el alquimista, mucho mejor.
Llegué a la oficina y resolví meter
todo mi tiempo en la infinidad de cosas que debía resolver, traté de hacerlo,
juro que traté, pero mientras trabajaba me asaltaban pensamientos de ella, cada
vez que me tocaba, cada vez que me besaba, que me miraba y me hablaba como
susurro en mi oído, Dios, ¿Cómo pude ser tan tonta?, yo era solo su capricho y
yo me había enamorado de ella, estaba enamorada de ella, seguía enamorada de
ella…la amaba. Puse ambas manos en el escritorio y doble un poco mi cuerpo
hacia él, descansando parte de mi torso y bajando mi cabeza.
- “Cariño, ¿Podríamos hablar?”
Esa voz tan familiar me hizo girar
rápidamente hacia ella, me quedé apoyada en el escritorio porque si daba algún
paso, sin duda sentiría desfallecer - “¿Trabajo o placer?” - fue lo único que
respondí cruzando mis brazos frente a mi pecho.
Me miró sin ningún tipo de gesto en su
rostro - “Ninguna de las dos, sino sobre nosotras”.
- “¿Y no es lo mismo? Katherina”.
“No te entiendo, Gabi”, dijo esto
entrecerrando sus ojos.
Me giré nuevamente hacia el
escritorio, dándole la espalda, “que soy tu caprichito más suculento”, esta vez
me volteé nuevamente y la miré con mis ojos llenos de esas lágrimas que no
quería que salieran, “sabes, es halagador que hayas venido hasta acá de tan
lejos para sólo ser tu proyectito de feria científica”.
- “Gabi…yo…tu no… ¿hablaste con
Laura?” - esta vez con su rostro totalmente desencajado.
Le di una media sonrisa - “Así es que
todo es cierto, aún tenía la esperanza que no fuera cierto, pero era obvio, ¿Qué
excusa me vas a dar?”.
- “Gabi escucha, no es lo que
piensas”.
- “Para mí está muy claro, todo encaja
a la perfección, además lo que pasó ayer fue una afirmación de todo”.
- “Gabi solo fue…”.
-“¿Un beso, Katherina?, no tienes que
recordármelo, por si no lo recuerdas estaba ahí, se muy bien lo que fue y no
hiciste nada para evitarlo” - diciendo esto y sentándome sobre el escritorio.
Kat bajó el rostro, cuando lo subió
sus ojos estaban llenos de lágrimas, comenzó a acercarse hacia mí y me dijo
con voz entrecortada, - “Cariño, tienes
razón, esto quizás es muy complicado, pero no es lo que estas pensando ahora.
Eso no significó nada, no significa nada…”
- “No necesito que digas nada, de
cualquier manera te entiendo”
- “Lo siento Gabriela” - diciendo esto
en tono molesto
-“si quieres entenderme al menos
tendrás que escucharme”.
La miré, cerré mis ojos y respiré
profundamente, tenía el alma destrozada no solo por mi sino por verla a ella en
ese estado, lo único que quería mi corazón era abrazarla y dejar todo el asunto
hasta aquí, pero mi razón no me lo permitía, el maldito orgullo, el enojo y el
dolor que me atrapaban el corazón no lo dejaban hablar.
“Gabriela” - prosiguió hablando -
“Laura fue mi pareja por los últimos años, pero…”
- “¿Fue Katherina?, ¿Realmente lo
fue?, porque eso no fue lo que pareció”
- levantándome del escritorio y caminando lejos de ella - “Pero que caso tiene
que esté molesta y reclamando por toda la situación si tu y yo no somos nada,
¿Cierto?”.
Kat se acercó a mí, me toma por mi
antebrazo fuertemente y me atrae hacia ella, luché por zafarme de su agarre,
pero no me dejó escapar. Sentí erizar mi piel tan solo por el contacto, por su
cercanía, no había cambiado lo que ella me hacía sentir, sentí la loca
necesidad de besarla, cerré mis ojos y uní mis dientes fuertemente para evitar
cualquier movimiento.
Entonces ahí sujetándome fuertemente
la escuché decir - “¿No somos nada?, tu dices que no somos nada… mírame cuando
te hablo” - abrí mis ojos para encontrarme los suyos atentos - “Dime que no
somos nada, anda dímelo, porque si no fuéramos nada, no estaríamos teniendo
esta conversación en este preciso momento, si tu no fueses nada yo no estaría
aquí tratando de decirte que…”.
- “Gabriela” - entró mi asistente a la
oficina, y Kat soltó mis brazos y yo me separé rápidamente de ella
- “Umm, lo siento yo solo…Srta. Ferre,
que bueno verla, espero que Don Ferre este mejor” - dijo dirigiéndose a Kat
algo nerviosa.
- “Bien, Paola, gracias por preguntar”
- le dijo Kat tratando de disimular la tristeza de su rostro.
“Qué bueno” le dijo a ella, mientras
se giraba hacia a mí y me ofrecía los papeles que traía en sus manos,
“Gabriela, son todos los documentos que me pediste del proyecto, la convención
está confirmada y los boletos de avión están dentro de la carpeta azul y no te
olvides que sales mañana, cualquier cosa que necesites ya sabes dónde
encontrarme” ofreciéndome una sonrisa cómplice y mirando a Kat le dice, “Srta.
Ferre fue un gusto verla por aquí, espero que pronto esté de vuelta”, caminó
hasta la puerta y la cerró después de salir.
Ella se quedó mirándome con cara de
confusión hasta que preguntó, “¿A dónde crees que vas?”.
- “Florida, ya sabes la presentación”
- le dije sin mirarla siquiera.
- “Yo no he autorizado ningún viaje
Gabriela y si hubiese autorizado alguno precisamente no serias tu” - dijo
mirándome seriamente.
- “Amanda autorizó todo, por supuesto
tú estabas un poco ocupada”.
- “Juro que mataré a esa hermana mía”
- dijo por lo bajo - “no puedes irte, Gabi, no ahora”.
- “Si puedo, ya sabes presentación,
Florida, trabajo, los Royers…alguien debe hacerlo y esa soy yo”.
- “Puede ir cualquiera, Gabriela”.
- “No, para nada, tu y yo estábamos
frente al proyecto así que lo justo es que una de las dos dé la cara”
- “Estas huyendo” - visiblemente
molesta.
- “No, es mi trabajo Srta. Ferre y
cumplo con el” - dije recogiendo otros documentos de mi escritorio y
preparándome a salir.
- “Eres una cobarde egoísta”.
- “Tal vez, si lo soy, pero creo que
es lo mejor en este momento, así tu puedes arreglar tus cosas y yo puedo pensar
las mías”.
- “No me parece justo”
- “A mí tampoco”
- “Entonces por qué carajo estas
escogiendo tu, porque no me permites explicarte…”
- “No quiero escuchar nada ahora
porque…”
- “¿Porque te comportas así Gabriela?,
estás siendo fría…”
- “Basta” - la interrumpo.
- “y pareciera que no te importa nada...”
- ella continuaba hablando mientras se acercaba a mí.
- “No continúes, Katherina…” - sentía
que mis ojos se llenaban de agua que en cualquier momento saldrían sin darle
permiso.
- “Mírate, estás tomando tus
decisiones sin siquiera escucharme, eso no es muy maduro de tu parte, estas
pensando en ti y no me escuchas…”, alzando más la voz.
- “Ya…ya…ya…”, le repetía una y otra
vez.
- “y yo no importo para nada, ¿por qué
estás haciendo esto?, ¿por qué demonios actúas así?, por qué…
- “Porque te amo” - grité, no pudiendo
ocultar ese sentimiento por mas tiempo, ni las lágrimas que guardaban mis ojos.
Me quedé paralizada frente a ella, sin saber que más decir, sin saber porque
dije esto precisamente ahora cuando había tenido mejores momentos para decirlo antes,
respiré y añadí como punto final, “y me duele amarte”.
Kat parecía inmutable, estaba ahí
parada mirándome, perpleja y con lágrimas en sus ojos que recorrían sus rojas
mejillas, cerró sus ojos y dejó caer su cabeza hacia atrás.
Ya estaba dicho y no podía decir, ‘oh
sabes Kat, no quise decir eso, retiro lo dicho’, era hora que lo dijera en alta
voz, no es lo mismo saberlo y decirlo para mí; que decirlo de mi boca para
fuera, además era cierto. Fuese cual fuese la situación ahora, me sentía bien
haberlo dicho, al menos ella sabría lo que había provocado en mi vida.
Caminé hasta ella, mientras baja su
cabeza de su posición anterior y trató de decir algo, pero la interrumpí - “Es
hora que me vaya, ¿sí?, esto es lo mejor ahora” - aparté las lágrimas de esos
hermosos ojos que me hacían sentir lo mismo que la primera vez que los miré
profundamente, ¿debía besarla?, ¿abrazarla?, ¿decirle nuevamente que la
amaba?...no, sólo quería salir de ahí, corriendo si era posible, la miré a los
ojos, luego a sus labios y llevé los míos a su mejilla, la besé y le susurré al
oído - “es lo mejor para ambas, amor” - y acaricié su rostro nuevamente.
Caminé hacia la puerta, la abrí y me
volteé a verla por última vez, quería llevarme su esencia conmigo, quería
llevarme a la mujer que amaba dentro de mi corazón, entonces caminé por el
pasillo hasta perderme por el… no para siempre, sólo por ahora.
Caminaba con la vista nublada y
limpiando de mi rostro las lágrimas que no podía ocultar, las lágrimas que no
quería ocultar y que solo dejaban visible el dolor que llevaba dentro. Llevaba
miles de preguntas dentro a las que no quise escuchar respuesta, solo quería
crear distancia entre nosotras, quería estar lejos y ya que tenía la
oportunidad la aprovecharía, para cualquiera esto era una mala decisión
desaparecer sin luchar por el amor y dejarla servida en bandeja de plata a la
otra. Pero como le había dicho a Laura,
solo Kat era la que debía escoger, yo había escogido, la había escogido a ella por
más que me doliera toda la situación, pensaba que tal vez, solo tal vez habría
una explicación para todo esto, pero yo no quería escucharla ahora porque más que poner en
orden mis pensamientos y sentimientos era ella quien lo debía hacer.
Me dirigí a casa a preparar mi
equipaje para el viaje, todo fue tan rápido que estaba haciendo todo de último
minuto. Florida estaba bien, me mantendría ocupada y lejos de todo esto. No
sabía si estaba haciendo las cosas bien, pero si veía a la corbeja hija de la
mala sangre de Laura esa nuevamente en el estado que me encontraba…por Dios que
estaba pensando, era obvio que estaba celosa de esa mujer, con su ‘yo soy mejor
que tu’, si claro mejor que yo, ujum, idiota.
Cada vez que pensaba en la
conversación que tuve con ella me hacia lanzar la ropa que sacaba de mi armario
a mi maleta sin siquiera doblarla y acomodarla en ella. Al darme cuenta del
escándalo que tenía, puse mis manos en mi cintura, bajé mi cabeza y respiré
profundamente, Gabriela, tranquilízate, ¿sí?, tu ropa no tiene la culpa…Cristo
¿en qué estoy pensando?, una ducha, una buena siesta me arreglará, sabía que no
me arreglaría, nada de eso curaría mi corazón, pero al menos por ahora
ayudaría…
La mañana me tomó por sorpresa y mi
primer pensamiento fue para Kat, recordaba que hacia unas noches había dormido
abrazada junto a ella, había amanecido con ella, amanecido…esas fueron sus
palabras en algún momento, ‘no quiero dormir contigo sino amanecer junto a ti’,
suspiré tan solo de recordarlo…cada paso
que daba, cada movimiento que hacía, cada objeto que miraba ahí estaba ella, mi
concentración era una soberana mierda y mi apariencia un asco total.
Salí de casa con mi equipaje en
dirección a ver a mis padres antes de partir al aeropuerto. No podía irme sin
despedirme, aunque fuese por unos días, parecerían meses.
Mi padre estaba sorprendido de la
rapidez del viaje y preocupado por mí - "Hija, ¿Estás bien?" - preguntó inquisitivamente.
- “Claro, pa” - le sonreí para que no
viese la batalla que llevaba dentro.
Se quedó parado con sus brazos
cruzados como tantas veces había hecho cuando estaba seguro de uno de sus
pensamientos, - “Es por ella ¿no?”.
Mi respiración se detuvo y sentí como
mi corazón comenzó a palpitar más rápido de lo normal, era como un ataque cardíaco…
- “¿De qué hablas papi?” - le dije con
la mirada en otra parte y con voz nerviosa.
- “De ella…” - dijo esta vez un poco
más fuerte.
Esto no está pasando, esto no está
pasando, despierta, despierta, “¿De ella quién?”, esta vez mirándolo.
-“Hija, te conozco demasiado como para
no reconocer la batalla que llevas dentro y estaría ciego si no viera que
estás enamorada”.
No es broma, pero tuve que
arrinconarme de la pared para no caerme - “¿Enamorada pa?, pues claro de
Jorge”.
- “No bebé, tu nunca has estado
enamorada de Jorge”.
- “ ¡Ohhhh! ¡Por Dios papá!, no me
hagas esto ¿Sí?”.
- “No Gabriela, no te hagas eso tú”.
- “¿Hacerme qué?”- mirándolo con
resignación.
- “Huir como lo estás haciendo,
mientras continúes huyendo nunca serás feliz”.
Puse mis manos en mi rostro y comencé
a llorar porque ya no aguantaba más, me estaba matando el sentimiento, me
agobiaba el silencio, el miedo me
inmovilizaba, no podía mentirle al hombre que más amaba en mi vida. “¿cómo lo
supiste?”.
El se acercó y me miró, “con tan solo observarte, corazón,
se que nunca has amado a Jorge, pero te has conformado todo este tiempo, tu
tendrás tus razones. Una vez que llegó ella a tu vida en poco tiempo iluminó
tus días, aunque estabas teniendo una batalla dentro de ti, eras otra persona,
tenías una razón para cantar, una razón para reír, una razón para amar. Hija te
he visto ya casi dos años con Jorge y sólo varios meses junto a ella y me ha
sido evidente todo”.
Continúe mi llanto y me abrasé a él
como si en ello se me fuese la vida, y allí abrazada a él le dije - “perdóname
papito, traté de luchar tanto, traté de evitarlo…”.
- “¿Y cómo luchas contra tu destino,
hija?, ¿vas a continuar viviendo el resto de tu vida con una máscara?”.
- “Pero papi…”.
-“No hija, no hay peros que valgan…yo
te amo, eres mi hija y eres junto a tus hermanos mi mayor orgullo y mi mejor
regalo de parte de Dios. Tu madre, tus hermanos; somos tu familia y cualquier decisión que
tomes nosotros te apoyaremos, pero que esas decisiones sean sólo para tu
felicidad y no para la de los demás, ¿sí?
Tan sólo quiero tu felicidad”, se separó del abrazo y me miró con una
sonrisa que me hizo sonreír junto a él.
- “Gracias” - le dije limpiando mis
lágrimas - “te amo pa, en un par de días me tendrás de vuelta, así que no
busques un remplazo de hija”.
- “Ufff, ni pensarlo, créeme eres
única” - regalándome una carcajada.
- “Sí que es única esta niña”, escucho
la voz de mi madre detrás de mí y me dirige una sonrisa con sus brazos abiertos
- “ven acá bebe” - me abrazó y besó mi cabeza.
- “Mami yo…”
- “¿Sabes cuántas hijas tengo?, una,
se llama Gabriela y la amo infinitivamente, eso es suficiente para mí” -
tomándome de las manos y besando mi mejilla - “Y es hora que te vayas o
perderás tu vuelo”.
Era cierto perdería mi vuelo, pero
también era cierto que mis padres me conocían más que lo que yo misma lo hacía,
había vivido escondiéndome en una normalidad en la que no encajaba para nada,
solo para satisfacer a todos los demás, mientras la única persona que importaba
era la más perjudicada y la más dañada…yo.
Dos horas y treinta cinco minutos el
vuelo hasta Florida, diez minutos de atraso por la turbulencia que me hizo
analizar si volar es tan seguro como parece o si debería practicar la tele
trasportación de ahora en adelante. En el aeropuerto me esperaba un
representante de la empresa que sabía de español lo que yo sé de coreano, 아무것도, (nada).
- “Hi, Miss Aderson, I’am Brandon
Thomas and I take you to your hotel” - dijo el hombre con una sonrisa amable.
- “Hi Brandon, nice to meet you” -
extendiendo mi mano para estrecharla con la de él.
- “The pleasure is all mine. ¿How was your flight?”
- “¿You really want to know?”
- “Yes”.
- “That sucks”.
Brandon se rió a carcajadas de mi
respuesta, me invitó a subir al auto y comenzamos el viaje al hotel.
Tenía en mi móvil varios mensajes de
texto de Kat, desde, ‘espero que tengas
lindo viaje’, ‘no tomes alcohol ni en el avión, ni en ninguna parte, sueles
perder la cabeza’, hasta, ‘te
extraño’, ‘responde por favor, sólo para saber que estás bien’ y el último
que decía, ‘soy tu jefa, si no me respondes ningún mensaje te despediré cuando
regreses!!!!!’, sonreí por su insistencia y ocurrencia, aunque había decidido
no responder a ninguno de ellos, me moría por hacerlo.
Tomé mi móvil, suspiré y decidí que no
perdía nada con responder, ‘recién estoy llegando, estoy bien, si es de
tu agrado con toda confianza puedes despedirme cuando regrese, también te ex…’,
el cursor quedo parpadeando, era cierto, la extrañaba mucho, pero no era buena
idea dejarlo saber ahora, así que decidí borrar la ultima parte y oprimí
enviar, mensaje enviado…todo estará bien Gabriela, me dije observando los
edificios de la ciudad a través de la ventana del auto y pensé en lo que dijo
Amanda del Alquimista, ¿Por qué habló del alquimista?, aún no comprendía eso de
irse lejos buscando su tesoro para entender que lo tenias en casa, yo siempre
he estado en casa la única que no lo ha estado es…suena mi móvil con un mensaje
de ella, ‘ni en tus mejores sueños y mis peores pesadillas te despediría…gracias
por responder’, me quedé observando ese mensaje en la pantalla y pensé,
¿Realmente soy un capricho para ti Katherina?, mis ojos como siempre que pensaba
en esto se llenaron de lágrimas, pero que ni creyesen que esta vez le daría
permiso para salir, no ahora.
- “¿Miss Anderson,
are you ok?” - preguntó Brandon mirándome por el retrovisor del auto.
- “Yes”
- “¿You know what?, one is not where their body is, but where is missed
most".
- “¿What?”
- “Just that simple” - guiñándome el
ojo y dirigiendo su mirada nuevamente al camino.
¿Era posible que todo el mundo se
hubiese puesto de acuerdo de joderme la vida con señales y lenguaje en códigos?
o ¿Acaso sabían algo que yo no?...uno no está donde el cuerpo sino donde más lo
extrañan, era evidente, yo estaba donde había dejado mi corazón…
Brandon me llevó al hotel y me informó
que mañana iría por mí para llevarme a la empresa. Mañana seria un día largo y
complejo, así que decidí tomar una ducha caliente para así poder despertar mis
músculos entumecidos de todo un día de viaje. Adoraba viajar, era un
experiencia excitante para mí, lo que odiaba de todo el proceso era esperar,
aunque era una virtud que estaba ejercitando últimamente, la espera tiene su
recompensa. Ya en la cama soñolienta lista para dormir en los brazos de Morfeo,
un mensaje entra en mi móvil, ‘que tengas dulces sueños’… dulces
sueños a ti también amor respondí como un susurro y cerré mis ojos.
En la mañana Brandon, me recogió en el
hotel a la hora acordada y me llevó a la empresa. Sin duda era todo un evento
los cambios de la compañía y era obvio que había funcionado porque el lugar
estaba repleto, empleados, invitados, prensa; toda una locura publicitaria.
Carl Royers, uno de nuestros clientes
me da la bienvenida y me indica la agenda del día, estaba muy complacido por
haberme tomado el tiempo y respaldarlos en su gran evento. Me dispuse a tomar
asiento y resignarme a lo inevitable, un largo y aburrido día. Y es hora de
comenzar, la multitud guarda silencio y toda la atención es para los Royers que
comienzan la presentación.
Y ahí estoy tratando de centrar toda
mi atención, cuando vibra mi móvil, “sé que puede ser aburrido, pero ni se te
ocurra morder tu bolígrafo, es un mal hábito, además no es bueno para nuestra
imagen, K”, sonreí,
entrecerré mis ojos y miré el bolígrafo en mi boca y dije, esta mujer me conoce
muy bien o tendrá cámaras de vigilancia. Miré de un lado a otro y sonreí
nuevamente mientras escribía, ‘nunca haría eso y menos en medio de una
gran convención’, retiré mi móvil y continúe escuchando.
Cuando escucho una voz muy familiar
que me erizó la piel - “Mentirosa lo estabas haciendo hace unos segundos” -
mientras se sentaba a mi lado.
Alcé mi cabeza y sentí que mi corazón
comenzó a palpitar rápidamente, dejé de respirar y si no hubiese estado sentada
la gravedad haría su trabajo y era obvio que mi rostro era de plena sorpresa
porque mis ojos eran más grandes de lo habitual y mi boca literalmente se quedó
abierta por unos segundos…
- “Cariño, es broma eso de que es mala
imagen lo de masticar el bolígrafo” - dijo Kat con una mirada que expresaba lo
divertida que se encontraba por toda la situación.
- “¿Qué haces aquí?, tu…no…debes…”.
- “¿Ya sabes que me encanta cuando
tartamudeas?”.
- “Si…digo…en serio Katherina, ¿Qué
haces aquí?” - insistí en la pregunta.
- “Es mi trabajo Srta. Anderson” -
alzando su mano y señalando a todos lados.
La miré con cara de interrogación y
haciendo una mueca.
- “Bueno, primero coño Gabi nunca en
mi vida dejaría que vinieras y tomaras todo el crédito tu sola, eso sería
imperdonable” - mirando esta vez a su alrededor.
La miré entrecerrando mis ojos y le
dije - “No cambias”.
- “Y segundo y más importante vengo a
evitar que hagas esas orgías con los Royers”.
- “¿Tu evitarlo?”.
- Completamente, eso está prohibido”.
- “Claro lo dices como jefa, eso es
conflicto de interés y sería completamente antiético, ¿no?”
- “No para nada, no te lo prohíbo como
jefa, te lo prohíbo como tu compañera, pareja, novia, amante, enamorada, amiga
con privilegios especiales, como quieras llamarlo, pero nadie tocará lo que por
derecho es mío” - dijo alzando sus cejas y con una actitud altiva.
Esas palabras retumbaron dentro de mí
- “¿Derecho?” - frunciendo esta vez mis cejas.
- “Si el derecho que me da el amarte”
- mirándome profundamente a los ojos.
Y me sentí desfallecer, comencé a
hacer ejercicios de respiración porque estaba olvidando como inhalar y exhalar,
y bueno ya que no pude ocultar la sorpresa, me propuse ocultar la alegría que
me causaba que estuviese allí y la excitación que me provocaron sus palabras.
Me acomodé en mi asiento con la vista fija hacia frente tratando de
concentrarme, pero era imposible, mi nivel de concentración se basaba en que
ella estaba sentada a mi lado y en las palabras que me había dicho antes - "estás
loca” - dije suavemente sin mirarla siquiera.
Siento como se acerca a mi oído y
susurra: - “¿Crees que después que me dijiste que me amabas te iba a dejar
escapar tan fácilmente?”
Giro mi rostro hacia ella y quedé tan
cerca que podía sentir su respiración cerca de mi boca, la miro a sus ojos y
luego a sus labios con una necesidad enorme de acariciarlos con los míos
propios.
Regreso a sus ojos y observo cada
detalle de ese hermoso rostro que ya extrañaba tanto, que en este momento
necesitaba acariciar, esos labios que ansiaba besar…pero no, Gabriela no,
convención, muchedumbre, trabajo y preguntas sin respuesta. Miro su rostro por
última vez y concentro nuevamente me atención a… ¿Quién habla?, ¿Qué dice?, no
lo sé… ¡Oh carajo! esto no será tan aburrido, pero será más difícil de lo que
pensé.
Un día largo y agotador como había
provisto, pero fructífero, todos los objetivos fueron cumplidos y lo mejor de
todo es que Kat estuvo en la presentación en esta ocasión, eso me satisfacía
porque ella trabajó mucho para lograrlo por un mes y me parecía justo que
tomara su tan merecido crédito.
Ya era hora de regresar al hotel,
estaba agotada tanto física como mentalmente, suponía que Brandon me estaba
esperando para llevarme devuelta. De pie en la salida observo a Kat a lo lejos
dialogando plácidamente con Carl y sonrío de lo increíblemente hermosa que se
veía cuando se concentraba en lo que le apasionaba tanto, su trabajo y verla
allí cuando debía estar en casa me hacia alegrar el corazón. Fue una sorpresa
que llegara de esta manera y más aún las palabras que me había dirigido horas
antes y eso me hacia entender que el momento de las respuestas estaba cerca y
estaba dispuesta a escuchar, quería hacerlo; el enojo, la angustia, el dolor,
los celos y la duda de alguna manera comenzaban a desaparecer. Sentía temor de
escuchar las respuestas, de aceptar la verdad, pero me estaba matando no saber
qué estaba pasando aunque fui yo la que decidió no escuchar.
Kat se acercó con una sonrisa
juguetona, se detuvo frente a mí y dice - “Tengo un grave problema Gabi”.
- “¿Qué sucede?”.
- “Es que sabes, yo no estaba en lista
para viajar a Florida, así que Carl no me separó habitación, sólo la tuya…así
que no tengo donde quedarme esta noche…”
La miré observando cada uno de los
gestos de su cara y le dije - “vamos Kat, no puede ser que no puedan encontrar
algo para ti”.
- “¿A esta hora Gabi? - imposible”.
-“Bueno debajo de un puente no te iría
mal” - comencé a caminar fuera del salón e iba pensando, está bien Gabriela
otras veces has dormido con ella y todo bien, así que ¿cuál es el drama?, no si
no hay drama, ninguno, para nada…me volteo para verla de pie donde la había
dejado - “¿Piensas quedarte ahí toda la noche?”.
Su sonrisa iluminó el salón, para
luego preguntar - “¿Siempre eres así?”.
- “¿Así cómo?”.
- “Tan insoportablemente arrogante”.
- “No, no es una cualidad mía, es
aprendida de alguien que conozco” - le sonreí cínicamente.
- “¿Y la conoces bien?”.
La miro cambiando mi sonrisa por una
mirada llena de tristeza - “No”.
- “Aún no, pero lo harás, te lo
aseguro”.
Y ya no hablamos mas, bajamos al
estacionamiento y Brandon nos llevó al hotel, donde sin duda comprendía que si
el día había sido largo y agotador la noche seria eterna.
Llegamos a la habitación y lo único
que deseaba era una ducha y así lo hice, mientras el agua caliente acariciaba
toda mi piel pensaba que ella estaría fuera esperando por mí, era evidente que
no viajó solo por la convención, estaba aquí para hablar y yo debía escuchar,
pero aún tenía miedo de escuchar. Salí del baño y ella estaba de pie en el
ventanal, donde se veía su reflejo, se voltea, me mira y comienza a caminar
hacia mí…me quería morir.
- “Ehh sabes Kat, sólo hay una cama y
es muy chica así que yo dormí en ella anoche, hoy puedo dormir en el sofá, no
tengo ningún problema” - hice una pausa para respirar porque ella estaba más
cerca de mí - “¿A menos qué quieras el sofá?
Ella sonrió y dijo: - “Gabi, la cama
no es chica, ¿la has visto bien?, caben cinco personas en ella”.
- “¿Uff, en serio?”.
- “Aunque si no quieres que duerma
contigo en la misma cama yo…”.
- “Oh no, digo, sí, bueno… no te preocupes
Kat, tienes razón”.
- “Sabes, Gabi, estoy harta” -
diciendo esto como si lo trajera dentro desde hace mucho.
- “¿Harta?, ¿A qué viene eso ahora?” –
preguntó algo sorprendida.
- “Sí, estoy harta y enferma de
guardarme las cosas, estoy harta y enferma de tener que estar viajando sólo
para llegar hasta dónde estás tú”.
- “¿Qué?” - la miró con cara de total
confusión.
- “Gabriela tú no eres un capricho en
mi vida, no eres un proyecto de feria científica y mucho menos una aventura en
mi vida, tu eres…eres…como explicarte...” - dijo tomando su cabeza entre sus
manos.
- “Por favor hazlo porque no logro
entender”.
- “Comenzaste siendo una fantasía,
para luego convertirte en una ilusión y ahora…”
Fruncí mis cejas y la miré sintiendo
cierto enojo - “No te entiendo Katherina, estas aceptando que solo soy eso en
tu vida, ¿Una maldita ilusión, una estúpida fantasía?”.
- “No Gabi, si me dejaras terminar,
que bendita manía tienes en no dejarme hablar” - completó esto con las manos
arriba - “lo que estoy tratando de decirte es que ahora eres mi realidad, que
yo no regresé solo por la salud de papá, sino que también lo hice por ti…” -
esta vez caminó hacia mí.
- “¿Por mí?, por favor Katherina si
nosotras antes de tu regreso no habíamos pasado de sólo encuentros casuales,
además, ¿Quién soy yo para que tu hayas decidido regresar?” - comienzo a
alejarme de ella y digo sin mirarla - “sabes Kat, tú estás loca”.
- “Sí, que lo estoy, me enamoré de una
mujer que veía por fotos, que oía de ella por mi padre, que veía en actividades
de trabajo y escuchaba su voz a larga distancia sólo para hablar de algún
proyecto de trabajo y para empeorar las cosas era hetero y ahora dime si eso no
es estar loca” - comienza a caminar y se detiene justo detrás de mí que estaba
parada de espaldas frente al ventanal con mis brazos cruzados en el pecho.
Podía observar su reflejo en la
ventana, observándome callada, inmovible, con una mirada triste, concentrada en
mí. Yo trataba de entender la situación, de asimilar cada palabra que ella me
decía, pero sentía que estaba fuera de mí.
- “Nunca has sido un capricho, jamás,
Laura y yo hemos tenido problemas desde siempre, cuando terminé la relación ya
hace un año, ella sabía que había alguien más, pero pensó que ese alguien
estaba en mi cama, lo que ignoraba es que estaba en mi corazón.
Ella siempre ha pensado que me hará
regresar, pero yo te tengo a ti y tú eres lo único que quiero. Esto es una
locura, pero te he amado desde hace tanto tiempo sin esperanza que me
correspondieras, eras un sentimiento muy hermoso que solo guardaba en mi
corazón, aún así sentía que era mi destino, mientras más me alejaba más la vida
me llevaba a ti sin saberlo”.
No sabía qué hacer, no sabía que
decir, no sabía si alegrarme o entristecerme, pero ¿entristecerme porque?, ella me amaba, esa
mujer que veía reflejada en el ventanal me amaba y yo a ella. Mi pensamiento me
llevó al Alquimista, entendí completamente el comentario de Amanda, ella
hablaba de su hermana, ¿Acaso yo era el tesoro que ella pretendió buscar en
otros lugares para solo darse cuenta que yo la esperaba en casa?, esto parecía
tan irreal…por mis ojos comenzaron a bajar las lágrimas, pero esta vez no de
dolor.
Sin moverme de mi lugar le preguntó -
“Kat, ¿Por qué no dijiste algo antes?”.
Sonríe con mi pregunta y responde -
“Cariño, como crees que llegas a alguien que en general conoces muy poco y le
dices, ¿Sabes qué?, pienso en ti, sueño contigo, me enamoré de ti y ni me
preguntes como, no sé si fue tu belleza tan inigualable, tu mirada tan
profunda, tu voz tan dulce, o las pláticas con papá de lo perfecta que eras, o
simplemente mi corazón te escogió porque necesitaba regresar a casa” - se
acercó a mi espalda sin tocarme, sólo estando muy cerca, encontrándome con su mirada que se
reflejaba frente a mis ojos, podría sentir el calor de su cuerpo cerca al mío,
podía respirar su aroma y juro que pude escuchar los latidos de su corazón,
pero era obvio que sólo eran los míos que acrecentaban a cada segundo…
- “Gabi, entiendo que debes estar…”
Dejo caer mi cabeza hacia atrás para
apoyarla en su hombro y llevar mi rostro junto al de ella, extiendo mis
manos, busco sus brazos para atraerlos a
mí y apoyarlos en mi vientre. Descanso mis manos sobre las suyas en mi vientre
y suspiro sintiéndome abrazada por ella.
- “Sabes Kat, yo pensé que lo tenía
todo, pero estaba tan equivocada, a mi vida le faltaba algo que no sabía que
era, algo que no sabía que buscaba, algo que no sabía dónde estaba y llegaste
tu. Desde el primer día que miré tus ojos me perdí en ellos y reconocí que eras ese algo que faltaba en mi vida.
Nunca me he sentido tan viva, tan plena, tan completa; tú eres sin duda la
razón de todos los hermosos sentimientos que nacen en mi corazón. Y si estas
harta de viajar para llegar hasta donde estoy yo, te prometo que permaneceré en
el mismo lugar…” - guardó silencio mientras comienzo a acariciar sus brazos que
me rodean fuertemente y entonces susurró -
“no iré a ninguna parte sino es contigo”.
Kat ladea su rostro y comienza a besar
mi mejilla hasta llegar a mi cuello, lo que me hizo sentir una placentera
sensación que estremeció todo mi cuerpo, esos labios tan deseados estaban
nuevamente sobre mí y yo solo me rendía al placer. Sus manos
acariciaban el contorno de mis caderas, mi cintura hasta llegar nuevamente a mi
vientre, mientras sentía sus pechos contra mi espalda y su pelvis chocar contra
mi trasero. Muevo mi rostro y encuentro
su boca que beso desesperadamente. Separo mis labios para decir casi
como un susurro, “nunca pediste otra habitación, ¿No?”.
- “Ni siquiera lo intenté” - dice muy
cerca de mi oído y con una voz llena de deseo.
- “Quiero dejar de soñar que me haces
el amor y que lo hagas una realidad”.
- “Será un placer” - dijo para
comenzar a trazar un camino de besos húmedos desde mi oído hasta mi hombro,
mientras sus manos bajan desde mi vientre hasta mi pelvis y de ahí hasta el
lado interior de ambos muslos, subiendo nuevamente hasta mi pelvis, acariciando
mi vientre y caderas, para continuar su viaje y detenerse en mis pechos, y
decirme - “este es el momento de arrepentirse”.
Me giro rápidamente para quedar justo
frente a ella y sin mediar palabra alguna le beso en los labios hambrienta de
su delicadeza, de su dulzura, de su humedad, la tomo de la cintura y la acerco
a mí, mientras comienzo a besar su
cuello, ella me toma por el cabello y dejando caer su cabeza atrás para hacer
mi trabajo más fácil dice - “¿Tú no eras la que quería que durmiera debajo de
un puente?”.
No respondo su pregunta porque toda mi
atención estaba dirigida en embriagarme con
toda la esencia de su piel, degustar su placentero sabor, disfrutar el
excitante roce de su cuerpo, extasiarme con su hermosura…no quería pensar en
nada mas, necesitaba sumergirme en este mundo de lo desconocido, pero completamente
excitante…
Kat acarició con su lengua mi labio
inferior y me sujetó fuertemente con sus manos en mis caderas. Nuestros besos
se intensificaban con cada roce; más profundos, mas húmedos, más ardientes y
nuestras respiraciones entrecortadas comenzaron a ser más sonoras. Mientras Kat
me atraía más hacia ella me abrasé a su cuello sin apartar mis labios de los de
ella. Sentía miles de emociones por mi cuerpo, nuevas sensaciones; el instinto,
la necesidad de ella me guiaba. El sabor delicioso y el rico aroma de su piel,
el roce delicado de cada caricia, la excitante humedad de cada beso… Yo estaba
fuera de control.
Su boca se encargó de trazar la forma
de mi cuello, mis hombros y sus manos acariciaron mis senos, suave,
delicadamente lo que me hizo exhalar jadeante. Kat dirigió sus manos a mi
cintura e introdujo sus manos dentro de mi camisa y así acariciar mi espalda
oprimiéndome más hacia ella, tomó el borde de la camisa y la quitó sobre mi
cabeza, para dejar mis senos al descubierto. Acaricia mi rostro, baja por mi
cuello y con un dedo acaricia mi piel desnuda, pasando entre medio de mis senos
hasta llegar a mi vientre y regresar con la misma caricia hasta detenerse en mi
pecho. Mi piel se erizó, todo mi ser gritaba de placer, de excitación.
Comienzo a desabrochar torpemente los
botones de su camisa, mientras no dejaba de besarla, por Dios se como
desabrochar una camisa, ¿porque me causa tanto problema?, ella, se percata de
mi nerviosismo y se aparta un poco para que pueda terminar mi tarea, su camisa
llega hasta el suelo y nuevamente veo
ese cuerpo que me enloqueció aquella mañana en la oficina…esta vez era
diferente, estaba frente a mí y podía tocarlo, podía saborearlo, podía hacerlo
mío. Acaricio sus pechos por encima del sostén y beso con suavidad lo que no
alcanza a cubrir la tela. Beso sus
labios, su cuello y poso mis manos en su espalda para desabrochar su sostén y
dejarlo lejos, muy lejos donde no estorbara entre nosotras.
El contacto de nuestros torsos
desnudos hizo que mis pulsaciones fueran más rápidas y mi respiración más
sonora. Kat acarició mi espalda, desde mi nuca, trazando mi columna hasta
llegar a mi cintura y colorar sus manos dentro de pantalón, oprimiéndome hacia
ella y acariciando mi trasero. Sin apartar sus manos, en un movimiento rápido,
quita mi pantalón y lo deja caer al suelo. Se separa unos centímetros para observar cada rincón de mi cuerpo casi
desnudo por completo mordiendo su labio inferior.
- “¡Oh! ¡Por Dios! Gabriela eres más
hermosa de lo que pensé, me estas volviendo loca”.
Sus palabras me estremecieron. Esta
vez puse toda mi concentración en desabrochar el botón y bajar la cremallera de
su pantalón, fue más rápido que con la camisa, beso sus labios, introduzco mis
manos por sus caderas y comienzo a bajar su pantalón, demasiado ajustado para
caer, así que me arrodillo lentamente para llevarlo hasta el suelo. Tomo su
cintura desde esta posición, alzo mi vista para buscar su mirada que tenía un
brillo particular y luego poso mis ojos en su estomago. Acaricio sus cintura,
sus caderas, me dedico a besar y succionar su estomago, trazo el contorno de
sus caderas con la humedad de mi lengua, mi cuerpo comienza a arder cuando
escucho gemir a Kat.
Estaba fuera de control, fuera de mi,
llena de deseo por la mujer que tenia frente a mí; la mujer que me enloquecía,
que me desequilibraba, que me enloquecía, pero más que eso la mujer que amaba.
Besé, acaricié, mordí, succioné y
humedecí cada espacio de su vientre, de su cintura, de sus caderas, de su
ombligo; delicada, pausadamente,
disfrutando cada segundo que me llenaba de ella. Paso tímidamente mi
lengua por encima de su ropa interior y
un quejido se escapa de su garganta, subo nuevamente a su vientre,
incorporándome comienzo un recorrido de besos hasta detenerme en sus pechos y
mi cálida y lujuriosa lengua los besa con gran necesidad, estaba como poseída
por un deseo nunca antes sentido en mis entrañas.
Kat toma mi rostro, buscando mi boca
desesperadamente para unir sus labios a
los míos en un beso totalmente húmedo y diferente en intensidad, pero
increíblemente excitante. Sus manos, su lengua estaba en todos lados, recorrían
todo mi cuerpo, descubriéndolo, explorándolo; por Dios me va a matar pensé.
Su mano que estaba en mi cuello
comienza un recorrido hacia lo lejano, baja por mis senos acariciándolos y
cubriéndolos con ambas manos, su mano aventurera continúa la trayectoria hasta
mi vientre, luego a mi cintura, mi cadera y la deja adentrase dentro de mi ropa
interior. Mi gemido fue más fuerte que cualquier otro antes proveniente de mi
boca que me hizo tomar entre mis dientes su labio inferior…¡Oh por Dios! no
sobreviviré a esto, todas mis emociones explotaban, todos mis sentidos se
descontrolaban, todo mi ser gritaba, ardía, toda las sangre de mi cuerpo hizo
su recorrido a un lugar muy especifico.
Ella me mira con una sonrisa sensual y
hasta malvada, pasa su lengua por mis labios y se dedica a explorar todo el
interior de mi boca con ella. Y comenzó a dirigirme sin dejar de besarme y
acariciarme hacia la cama. Me obliga sutilmente a recostarme en la cama con el
peso de su cuerpo y ahí debajo de ella ya no pude pensar más…debajo del peso de
su cuerpo me sentía la mujer más afortunada del mundo, me sentía llena,
completa, plena como nunca antes. Nada
de lo que había vivido antes era remotamente parecido a lo que se sentía que
ella me hiciera el amor. Amarla era la
experiencia más placentera que había experimentado.
- “Te amo” - con una voz entrecortada
y jadeante susurró en mi oído.
Fui suya aquella noche y esa fue mi
primera vez, la primera vez de hacer el amor con una mujer, la primera vez de
hacer el amor entregando el cuerpo, el corazón, el alma y todo mi ser, y la
primera vez de amanecer con alguien; la primera de muchas otra veces.
Ya no tenía dudas, ya no tenía
temores, no quería dar la vuelta cuando por fin había encontrado el amor. Ahora
todo era nuevo, diferente; no porque ella fuese una mujer sino porque mi cuerpo
y mi corazón experimentaban un sentimiento desconocido que jamás imaginé que
existiera para mí. Sólo ella logró despertar esas pasiones en mí, sólo ella
logró explotar esas necesidades en mi cuerpo, sólo ella logró descubrir
sentimientos únicos en mi corazón.
Sólo ella lo ha logrado desde el día
que me miró profundamente con sus hermosos ojos, ese día me perdí en ella, esa
mujer que me parecía tan arrogante, presumida, grosera se convirtió en la mujer
de mi vida, en la esencia de mí ser. Quién diría que ella sería mi inspiración
más creativa, mi locura más cuerda, mi pasión más desenfrenada, mi gran y único
amor.
He amanecido junto a ella por los
últimos cuatro años y sin equivocarme han sido los mejores años de mi vida,
ahora puedo decir que lo tengo todo, entendí que mi lugar, mi felicidad y mi
vida es permanecer a su lado. El amor, el deseo, la pasión que un día sentí por
ella ha acrecentado con el paso de los años, ella es todo lo que necesitaba mi
vida.
Y ahora estoy regresando a casa luego
de una semana en Florida, los Royers continúan siendo uno de nuestros clientes
más importantes y en muchas ocasiones viajamos a su compañía, en esta ocasión
fue mi turno. Al salir por las grandes puertas del aeropuerto, ahí está ella,
tan hermosa como siempre, con esa sonrisa que me enloquece y continúa
embruteciendo a pesar de los años.
Se acerca, me abrazo a ella con gran
efusividad, ella me abraza con el mismo sentimiento. Se aparta del abrazo y besa mis labios con
genuina necesidad, se acerca a mi oído y dice: - “Te amo cariño, te he
extrañado tanto”.
Sonrío acariciando su rostro para
luego decirle - “También te he extrañado, ¡Ohhh! no sabes cuánto mi amor”.
- “Lo sé, se nota en tu mirada lo
mucho que me has extrañado, ya sabes que soy irresistible y difícil de
olvidar”.
La miró con mi ceja alzada y muy
divertida le preguntó: - “¿Siempre eres así?”.
- “¿Así cómo cariño?”.
- “Insoportablemente presumida”
- “Si, pero eso te gusta, ¿no es así?”
- “Eres a la única presumida que amo
con todo el corazón”
- “Lo sé y que deseas también…”
- “Y que siempre deseo” - le sonrío
complaciente.
Me toma de la mano y caminamos fuera
del aeropuerto: - “vamos a casa, cariño”.
Y es en casa donde ansió estar, junto
a ella, todas la señales han cobrado sentido a través de todo este tiempo,
sobre todo la frase que dijo la madre de
Kat aquella mañana en el ascensor, ‘no
todo lo que se ve es realidad, no todo lo que se escucha es la verdad’,
por supuesto que no lo es, pero para mí Kat se convirtió en toda la realidad
que añoraba y en la única verdad que profeso.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Sankh Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
aaaaaaaa wowwww osea wowwww dios!! q bien escribes me encanto...queria al mismo tiempo llegar al final pero q no se acabe xD
ResponderEliminarhermoza historia
yfza
peru
gracias :$$$$, un placer q sea d tu agrado...
EliminarSankh
wooow!!!! hermosa historia te felicito...me ha encantado n_n'
ResponderEliminargracias zaory, q gusto q me leas, un beso...
EliminarSankh
Waoooo hermosa historia!! deberias hacer un libro de veras... espero que sean felices el resto de sus vidas :)
ResponderEliminar:$$$$$$ muchas gracias por tu comentario, me alegra q t haya gustado...
EliminarSankh
Wow! Me gustó mucho :D primera vez que leo una de tus historias y me encantó
ResponderEliminarEli - Chile.
Apasionante que historia... no he podido parar de leerla es increible, no se cuanto rato he estado porque he estado soñando mientras leía... me encantó guauuu puedo saber quien la ha escrito??? me encantaaa
ResponderEliminarSALUDOS desde españa ;) esta española si se ha vuelto loca por esta pareja!
Es mi historia favorita, de lejos es la que mas amo, que mas me encantó. Escrives perfectamente @_@
ResponderEliminarass: Dayanne ^^ saludos del brasil
¡Bunísima! te agradezco el entretenimiento y te felicito por tu talento.... también ya leí "Mi vida está fuera de contexto" y me divirtió mucho. Definitivamente voy a leer todas tus historias!!!! Saludos
ResponderEliminarwaooooooo..!! solo puedo decir eso..!!!
ResponderEliminarEsta historia me encanta quien quisiera que fuera real excelente trabajo :)
ResponderEliminaresta historia es mi favorita la q mas amo. oh cuanto me encantaria tner un amor asi.... excelent saludos d venezuela
ResponderEliminarmi historia favorita la he leído michas veces gracias
ResponderEliminarUna historia que engancha desde el principio y en la que una se puede ver reflejada.
ResponderEliminarLo único que me sacaba de la historia eran las faltas ortográficas, te aconsejo que le des un repaso.
Seguiremos disfrutando de tu talento. Gracias.
Su.
Me encanto la historia, es lo que muchas de nosotras a veces sentimos, y queremos creer, pero siempre el amor verdadero nos hace abrir los ojos y darnos cuenta de la realidad y de lo hermosa que puede llegar hacer.
ResponderEliminarSaludos desde México.
Hermosa historia <3 felicidades!
ResponderEliminarwao no se pero no soy de leer historias tan largas. no se pero en el primer momento me engancho y no pare hasta terminar de leerlo. felicitaciones por esta publicacion. si algun dia decides publicar un libro en verdad lo adquiriría .
ResponderEliminartalento sobra
saludos desde Perù
ESTA ES MI FAVORITA DE TODAS LAS HISTORIAS QUE HE LEÍDO, LO ESCRIBO CON MAYÚSCULA :'D
ResponderEliminarwouuuuuuuuu me encanta la historia
ResponderEliminarrac
peru
Amo esta historia! Lejos, lejos es mi favorita, sin mentirte la he leído facilmente unas 10 veces Hahahaha .... Si me hicieran una exámen sobre la Grabriela o Katherina, aprobaría con honores Hahahaha.
ResponderEliminarHablando en serio, creo que aún estoy a la espera de una Katherina Ferre (suspiro).
Felicitaciones por la gran historia.
Besos.
AUNQUE YA PASÓ MUCHO TIEMPO DE LA PUBLICACIÓN DE ESTA HISTORIA IGUAL QUIERO FELICITARTE SANKH, LA VERDAD NO SE PORQUÉ NO LA HABÍA LEÍDO ANTES... EN FIN, ESPERO SIGAS DELEITÁNDONOS CON MÁS HISTORIAS DERROCHANDO TALENTO.
ResponderEliminarBESOS :)
ALE.
HERMOSA HISTORIA!!! Te felicito!!!
ResponderEliminarQue historia tan bonita, me gusto mucho y quede con ganas de volver a leer, te hace sentir de verdad, te felicito y no me cansare de hacerlo, cada letra que escribes tienen un amor y sentimiento. Muuk gracias
ResponderEliminarX dios que bonita historia me he divertido y suspirado tmb.
ResponderEliminarGracias por escribirla....
En mi muy humilde opinión te pido de la manera más atenta que escribas más para la que somos tus fans. Desde qué me dejaste enganchada cada semana con esta hermosa historia me enamorado de lo que escribes. Y esta historia en lo personal es mi favorita. Gracias
ResponderEliminarSoy tu fan!!! Gracias
ResponderEliminartienes la capacidad de transmitir todas esas emociones con cada palabra escrita que dejas suspirando a cualquiera, continua asi me encanta esta historia ya es la 4ta vez que la leo y siento lo mismo que la primera vez
ResponderEliminarMaravillosa la historia no pare hasta acabarla. Te felicito linda la historia
ResponderEliminar¿Me podríais indicar otra historia como esta? Simplemente fantástica.
ResponderEliminarme encanto felicidades saludos ^_^
ResponderEliminarComo siempre deleitandome con tus historias te felicido besos ARGENTINA
ResponderEliminarComo siempre deleitandome con tus historias te felicido besos ARGENTINA
ResponderEliminarMe encanto esta historia, muchas felicidades a la escritora!!! Un saludo desde México, quisiera saber su tiene otras historia???? Alguien contesteme por favor!!!!!!
ResponderEliminarMe la recomendaron y no dejé de leerla hasta el final, muy buena. Sigue escribiendo, eres sin duda una de las buenas. Gracias por la historia.
ResponderEliminarDesde Chile
HOLA MUÑECA, SÉ QUE NO LEERÁS MI COMENTARIO PORQUE HACE TIEMPO QUE SE SUBIÓ ESTÁ HISTORIA, PERO NO IMPORTA, SÉ QUE OTRAS CHICAS AL IGUAL QUE HAN LEÍDO MÁS DE TRES VECES TUS HISTORIAS TAN GRANDIOSAS, LA VERDAD ES QUE ESCRIBES MUY BIEN
ResponderEliminarOJALÁ Y PRONTO SUBAS OTRA HISTORIA Y ASÍ NOS DELEITAMOS DE TUS ESCRITOS TAN BELLOS
TE AMO SANK
DIRÁN QUE ESTOY LOCA, PERO ES LA VERDAD, ES QUE COMO NO AMAR A SANK, SI ESCRIBE DIVINO
GISSEL
sankh esta historia me encanta quisiera adaptarla a camren y publicarla en wattpad con tu permiso si puedes responder aqui estare al pendiente
ResponderEliminarDios mío! Me ha encantado me hizo erizar te felicito eres muy buena en esto en serio es impresionante no me gusta leer cualquiera cosa pero has captado toda mi atención te admiro mucho gracias por esta historia es increible...
ResponderEliminar😏😏😏
EliminarQue maravillosa historia la leí con varios años de defase pero aún así me encantó creo que una peli estaría bien para esta hermosa historia y se que no vas a responder daño pero te felicito
ResponderEliminarQue maravillosa historia la leí con varios años de defase pero aún así me encantó creo que una peli estaría bien para esta hermosa historia y se que no vas a responder daño pero te felicito
ResponderEliminarAun recuerdo como nos tenias al filo del asiento, y como cada semanaera un aternidad esperando la proxima entrega. Hoy sigo leyendo esta maravillosa historia y me sigue cautivando como la primera vez. Hoy y siemore gracias Sankh
ResponderEliminarMe encanta esta historia, y tal vez no veas mi comentario o tal vez si, pero como un favor especial, pudieses hacer otra historia donde se narre la perspectiva del otro personaje, te lo agradecería muchisimoooooo... Porfis, porfis, siiiiiii.... :)
ResponderEliminarWaooo felicidades me gusto mucho buena historia en verdad
ResponderEliminar