Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Mi Madre - Riba


Mi madre, era diferente a las demás, desde que recuerdo a ella le gustaba todo el mundo de lo esotérico. La casa de mis padres fue para mí como una casa mágica.
Recuerdo a mi madre en aquella habitación tan especial que ella llamaba la mágica habitación, estaba llena de velas encendidas, de incienso con sus miles de olores, estrellas colgantes, bolas de cristales de todos los tamaños y colores, y en el centro aquella mesa con su tapete que tanto me imponía.






Recuerdo mi octavo cumpleaños, me sentó en aquella mesa delante de una bola de cristal de mil colores se puso al otro lado y estrecho mis pequeñitas manos entre las suya dejando en medio la bola de cristal y por encima de esta los ojos de mi madre me miraban con ternura y misterio.
Y me dijo estas palabras: “tú vida será mágica, encontrarás el amor de forma mágica, y tú tendrás que  saber, ver, recibir, y dar de esta forma mágica que forma parte de tu vida, por muy raras que sean las cosas míralas siempre con el alma y el corazón tan mágico que tienes”.
Aquellas palabras dichas por la mujer que más quería en mi vida dejaron su huella en mi.
Y veinte años después, mi vida no tenía nada de mágica. Me hice arquitecta, y el amor en mi vida no podía tener menos capítulos y mal escritos. Trabajaba para el ayuntamiento de la ciudad, y vivía en un apartamento de alquile.
Desde hace un par de semanas, cada mañana me sentaba en el parque con mi perro Aníbal, compraba el periódico y hacía ver que leía, pero muy lejos de la realidad, lo que hacía era observar a una mujer que cada mañana a la misma hora, con cascos puestos, zapatillas de deporte, una camiseta y un ancho pantalón de chándal, pasaba corriendo.
Nunca le podía ver el rostro por mucho que me lo propusiese.
Me llamaba la atención, porque estaba siempre como ausente, aunque por el rabillo del ojo la pillé observándome, y cuando me giré para verla continuó su marcha. Aquella mañana, me propuse seguirla, y como tenía la manía de poner nombre a todo, la llamaría: “la mujer ausente”.
Como dije la seguí, después de salir del parque volteo por la calle mayor, subiendo una pequeña pendiente, se encamino lentamente hacía la derecha de un amplio callejón, por un momento me pareció que la perdía de vista, pero para  mi sorpresa, la divisé  parada colocándose una zapatillas, prosiguió su camino hacía un túnel que separaba la ciudad de la zona alta donde la arquitectura de las casas para mi eran una maravilla, todas eran
antiguas. Ella se introdujo en una casa, la tercera saliendo del túnel y que casa.
Y allí acabo mi persecución, estaba emocionada, siguiendo a esa desconocida, la había seguido a través de media ciudad, sin ser vista o eso creía yo.
Di vuelta silbe a mi perro y nos fuimos. No me fije con la emoción que detrás de unas cortinas alguien me miraba y sonreía.
La mañana siguiente amaneció lluviosa, lo que no permitió mi salida matutina y pensé que no podría ver a la mujer ausente.
Como el día era bastante oscuro, decidí salir a un centro comercial, con mi amiga Lisa, la llamé y le comuniqué los planes que tenía. Como siempre Lisa se apuntó encantada, no sin antes decirme que estaba esperando una llamada de  Teresa, esta era su prometida, como ella le llamaba.
Quedamos a las cinco en el centro comercial, me fui caminando, respirando el aire con ese olor a tierra mojada que me encantaba en esto días lluviosos.
Una vez allí no encontré  a Lisa, decidí esperarla mirando alguna que otra tienda, pues la puntualidad no era una virtud en ella. Me metí en mi tiendo preferida que visitaba siempre  que podía, y que me  recordaba a mi madre.
Era una tienda que tenía cosas esotéricas, horóscopos, sueños, vidas pasadas, tarot, auras, ángeles y mucho más. Siempre me llamaba la atención una vitrina con un libro, bastante viejo con tapas de terciopelo, me hubiera gustado comprarlo, pero como ya intente varias veces fue imposible, estaba vendido.
La dueña de la tienda era una mujer misteriosa, que siempre que entraba me sonreía de una manera que me desconcertaba.
En el momento que mis ojos se encontraban con aquella vitrina el recuerdo de mi madre y de la magia volvían a mi vida.
Era un libro misterioso incluso la portada no se distinguía muy bien el dibujo que tenía, era viejo, pero fascinante, precioso.
Salí de la tienda no sin antes volver a mirar el libro, que me daba la sensación que me llamaba, porque al mirarlo sentía como la necesidad de no salir de allí, sino de acercarme nuevamente hasta el, en ese preciso momento alguien me estiraba del brazo, me giré y Lisa sonriéndome me preguntó.
-¿Cómo estás?
Que sentía mucho su retraso pero Teresa llamó a última hora y por eso llegaba tarde.
-¿Compraste algo?
Le conteste que no, pero que  había un libro que me gustaba, aquí terminó la curiosidad de mi amiga, que no me dio pie para explicarle lo sucedido.
Pasamos una tarde bastante entretenida, Lisa era divertida, y muy habladora, no te daba tiempo de aburrirte a su lado.
Apunto de marcharnos y estado Lisa pagando, mi mirada se perdió en el gentío que a esas horas paseaban y disfrutaban de un sábado lluvioso por el centro comercial, divagando mi mirada se paró de pronto sobre un cuerpo que miraba un escaparate, y ¡que cuerpo! Enfundado en un jersey casimir, un falda negra de tubo y una melena negra recogida con dos pasadores, y unas piernas largas con unos tacones al final de ellas, que te hacían perder el aliento, estaba fija en ella cuando nuevamente Lisa me llamó y al volver la cabeza para contestarla, ni un segundo tarde pero al volver la escaparate, ella yo no estaba allí.
Llegué a casa después de dejar a Lisa en el metro, nos despedimos le di recuerdos para Teresa, me puse el pijama y me recosté en la cama, mi pensamiento se fue a la tienda  donde estaba aquel libro de tapas de terciopelo, no pase una buena noche mi mente estaba alborotada, con sueños extraños, me desperté por lo menos quinientas veces, para beber agua, para hacer pis, para ver la hora...y no se cuantas cosas más.
Así que agradecí de alguna manera que el despertador sonara para indicarme que empezaba mi último día festivo, con lo que costaba llegar a ellos y lo rápido que se iban.
No me acordé para nada de la mujer ausente, saque a mi perro cerca de casa,  cogí unos churros de la churrería y subí para dar buena cuenta de ellos, en ello estaba cuando sonó el teléfono, me acerque el auricular a la oreja y pregunte alegremente, quien era. Detrás de la línea escuche una voz muy suave, acariciadora, que me preguntaba con una entonación que desee que no acabara nunca, si esta era la casa de una tal...
no me acuerdo del nombre que me pregunto porque esa voz me dejo fuera de juego. Intente no contestar muy pronto pero en el fondo pensé, que si no decía algo me iba a considerar un poco pava, cosa que me traía sin cuidado, pues no la conocía de nada. Así decidida a retener a tan maravillosa y susurrante voz, me hice la sorda y volví a preguntar.
-¿Perdone por quien pregunta usted?.
Para colmo lo hice tartamudeando, supongo que me consideraría más pava que antes. Sentí una suave risa y un chasquido y la línea dejó de estar ocupada, me había colgado, claro que no me extraño, después de mi actuación debió pensar que era sorda y tonta.
La tarde la pase leyendo, oyendo música, y arreglando alguna que otra planta. Y ya en la cama me acordé de la mujer ausente, de la señora del escaparate, y que decir de esa voz que me había enamorado. Y así pasó el domingo.
Ya estábamos acabando otra semana el ajetreo del trabajo me tenía bastante ocupada, ya casi volvíamos a estar a sábado, pero para ello faltaban dos días.
Llegué a casa y tropecé con la cartera, era una chica regordeta, de cara alegre y muy simpática.
-Te traigo un paquete Susana.
Cogí la caja me la puse bajo el brazo le firmé el albarán le di las gracias y subí las escaleras hasta mi rellano. Abrí la puerta tire los zapatos contra la pared deje las llaves y me senté en mi hermoso sofá, después de quitarme de encima a Aníbal.
No le permitía subir al sofá, recuerdo cuando lo compré me costó diez días dar con el, después de recorrer todas las tiendas de la ciudad.
Allí sentada desenvolví el papel, rompí la caja y ¡ZAS! Me quedé de piedra, no podía ser, que era aquello, era una broma, como era posible.
Miré el papel que había roto, busque por todos los sitios alguna dirección, algún nombre, pero fue en vano, no hallé nada ni en el papel ni en la caja. Me quedé tocando, acariciando la portada aterciopelada del libro, aun estaba sorprendida, como era que había llegado a mí, quien me lo mandaba, como supieron.
¡ah pensé en Lisa!
Tomé el teléfono y mientras marcaba pensé que ella lo tenía reservado para mí pues sabía de mi interés  por el.
-Hola Teresa  ¿está lisa?
-No Susana, ella todavía no ha llegado.
-Sólo quería saber si me habéis comprado algo, o si Lisa te ha comentado algo de un libro.
-De comprarte no te hemos comprado nada, y si Lisa lo hubiera hecho me lo habría comentado, de todas formas cuando llegue se lo comentaré.
-Gracias Teresa a dios.
-A dios Susana.
Y allí estaba yo sin atreverme a levantar la tapa, me extraño mi miedo ¿qué esperaba encontrarme?, el dibujo medio borrado de la tapa era ya por si un enigma, no podía muy bien adivinar su rostro, ya que se encontraba como oculto borroso, no sabría explicar, pero aun así me resultaba hermoso.
Decidí abrir el libro, lo hice despacio para no romper nada, era bastante viejo.
Y la primera página decía.
si quieres continuar pasando página tendrás que adivinar el siguiente acertijo, y ciertamente era verdad  porque lo intente sin conseguirlo.
               “si tú fueras yo y yo fuera tú este libro sería nosotras. Pero si yo fuera yo y tú fueras tú ¿qué sería el libro? “.
Toda la noche estuve pensando en esa dedicatoria, la magia había vuelto a mi vida, esto era irreal que clase de libro no te deja pasar página si no adivinas algo,
¿qué quería decir?. No me consideraba una persona muy paciente, pero esto me iba a llevar algún tiempo en resolverlo.
Me desperté y antes de llegar al trabajo, me pase por la tienda esotérica, y al llegar le pregunte a la dependienta.
-Buenos días, ayer recibí un libro de esta tienda, y me gustaría saber si recuerda quién  se lo compró.
Note un brillo raro en la mirada de la chica que me dejó y fue a llamar a la dueña.
Algo hablaron y la dueña se acercó hasta mí con aquel misterio que me recordaba siempre  al de mi madre.
-Hola, preguntaba por un libro.
-Si, es aquel libro que estaba en la vitrina y lo tenía vendido,me gustaría saber a quien se lo vendió si no hay inconveniente.
-Ya se el libro mágico ese tan especial, si ya recuerdo, se lo vendí hace tiempo a una mujer.
-Por casualidad no tendrá alguna dirección.
-No pagó en metálico y se marcho, nos dejó una dirección donde mandar el libro y el otro día nos dio orden de mandarlo. Es un libro que sólo las personas elegidas las predestinadas para el amor mágico son capaces de resolver.
Y sin más me miró de aquella forma, dio media vuelta y allí me dejo con todas mis preguntas sin resolver y añadiendo ella una cuantas más.
Salí y me encaminé al trabajo, en esto que sonó el móvil y me encontré hablando con Lisa, que vino a confirmarme lo que yo ya sabía que ella no me había comprado el libro. Mientras caminaba hablando me dio la sensación de ver a la mujer ausente corriendo y dando la vuelta cerca de donde yo trabajaba.
Me pasé todo el día pensando en la dedicatoria  del libro, cosa que me llevó a que mi jefe me llamara la atención por mi distracción, me disculpé pero no pude  evitar seguir todo el día ausente de la oficina aunque el cuerpo se encontrara allí.
                 “si tú fueras yo y yo fuera tú este libro sería nosotras. Pero si yo fuera yo y tú fueras tú  ¿qué sería el libro? “.
Y en mi mente continuaba esa frase. De pronto se me iluminó algo las palabras de mi madre: “tu amor te encontrará de forma mágica” y pensé
¿qué sería el libro?  NUESTRA HISTORIA, eso era nuestra historia, estaba segura que lo había acertado, pero no lo sabría hasta llegar a casa, iba de prisa estaba ausente de lo que me rodeaba, del bullicio de la ciudad, mi atención estaba centrada en llegar pronto a casa y probar si podía pasar página, estaba tan distraída que choque con alguien, levante la vista para ver a quién había lastimado, cuando me quede delante de la ¡mujer del escaparate! Era ella la misma mujer del centro comercial, la elegancia la identificaba, me sonrío, madre que ¡hermosa! Que dientes, eran blancos como el algodón, los tenía perfectos, y unos labios, que invitaban a algo más que mirarlos,¡señor que preciosidad de mujer!. De pronto olvide por un momento mi libro, mi enigma, sólo contaba para mi ella, su aroma me envolvía, tenía un olor suave que me
gustaría seguir oliendo toda mi vida.
Dios tan necesitada estaba de amor, o sólo era el amor de ella.
Cuando iba a pedir perdón, alguien se acerco para ver si nos encontrábamos bien, que casualidad nadie en esta ciudad se preocupa por nadie y hoy precisamente hay un alma caritativa que ha interrumpido mi historia de amor.
-¿están ustedes bien? A sido un buen golpe.
-Si, si gracias, casi conteste con irritación, no por el golpe sino por el.
Y ya sabéis lo que pasa cuando uno se acerca ¿no? Que se acercan un montón, y con tanta gente al final cuando quise buscarla ya no estaba.
Me fui apenada por mi suerte tan buena en un momento, y tan esquiva al otro.
Pero la pena que sentía la amortiguaba las ganas de ver si podría pasar página, corrí, no, volé y allí estaba sentada en mi sofá, con el libro en mis pierna y aunque suene raro nerviosa, feliz, por pasar página, mis manos temblorosas se acercaron al papel con suavidad cogí la punta y ¡sorpresa! Se estaba moviendo lentamente volví la hoja entera y apareció el dibujo de la portada, parecía adquirir forma en esta página, así como un ángel.
Y otra frase que decía.
                “Te vi porque te conocía si tu me ves será porque  no me conoces, pero si me conoces entonces si no me amas, no me verás.”Esto superaba mis expectativas, no se si podría resolver tanto enigmas, pero se había convertido en un reto par mí.
Era todo tan extraño el libro, la forma de pasar páginas, los acertijos, lo que me había dicho la dueña de la tienda.
La frase parecía entendible así que volví a pasar otra hoja y ¡hurra! Pude pasarla a cada hoja pasada el dibujo parecía tomar forma y no era sólo un ángel había algo más. Se podía adivinar el trazo de una boca, parecía absurdo pero me vino a la mente la boca de la mujer con la que tropecé “la llamaría mi  diosa divina”. Por lo menos la boca que yo recordaba y juro que la recordaba muy bien.
Que estaba pasando en mi monótona vida de golpe era como si lo astros se hubieran aliado par ponerla patas arriba , cuando pude controlas mis emociones, seguí pasando la siguiente hoja, y apareció una casa antigua ¡espera! De que me sonaba esa casa!.
No...no, no podía ser era la casa en la cual se perdió la mujer ausente, esto no podías ser casualidad, increíble, irreal, si pero se suponía que tenía que haber alguna explicación a tantas coincidencias, y os prometo que las iba a resolver todas aunque me fuera la vida en ello.
Salí de casa decidida  a visitar a la mujer ausente, y mientras yo me introducía en el metro rumbo a la zona alta de la ciudad, desconocía lo que en casa estaba sucediendo, el libro estaba cambiando, en la portada dos cuerpos por arte de magia tomaban forma.
Llegué a la zona miré de lejos la casa, tomé aliento, me animé a mi misma y con el poco valor que recuerdo me quedaba, toqué a una majestuosa aldaba con el dibujo de un búho.
Esperé...Me pareció una eternidad lo que tardaron en abrir la puerta.
Señorita, la están esperando, por favor pase.
Me quedé...sorprendida, asustada, no sabría decir, apunto estuve de echar a correr, pero allí estaba quitándome la chaqueta, y mientras con atención me dedique a dar un vistazo a todo lo que me rodeaba. Era una casa, antigua y con una exquisitez en la decoración, desde mi posición a mano derecha una lujosa escalera, como la de las películas cubiertas con una alfombra roja, en la pared fotos de mujeres, todas ellas muy hermosas a pesar de la avanzada edad que parecían tener, un mueble del siglo XVIII donde la doncella estaba introduciendo mi abrigo, a lo largo un pasillo en el fondo una puerta de roble puro, a la izquierda dos puertas, la doncella amablemente me hizo una seña par que la siguiera, y me indicó la segunda puerta a la izquierda, yo sin hacerme ninguna pregunta inicie mi caminar para entrar en la sala, como podéis imaginar esa sala era mil veces más bonita que la entrada, pero lo que tenía frente a mi no me permite describir la sala, pero si otra vez a  mi diosa divina, la mujer ausente. ¡O dios! Eran la misma persona, No tenía adjetivos para describir tanta belleza tanta dulzura, tanta...como podía ser que esa mujer fuera la misma que yo llame ausente no podía creer que el cambio fuera tan radical, esta mujer no podía ser la misma que yo había visto en el parque. Y me quedé pensando en el enigma.
                 “Te vi porque te conocía si tu me ves será porque no me conoces, pero si me conoces entonces si no me amas, no me verás.”
Que pasaba yo veía ala chica del parque porque no la conocía, y ahora que pasaba me había enamorado de aquella mujer...sería eso mi alma se habías enamorado de ella y por eso la veía diferente más bella, más...
-Hola ¿querías verme?
Aquella voz ¡Oh! Dios mío mis piernas perdieron fuerza y a punto estuve de dar con mis huesos en el suelo, sino llega a ser porque unos brazos fuerte, suaves me agarraron por la cintura, haciendo que nuestros cuerpos quedasen unidos sin casi separación ya no sólo las piernas no me sujetaban, mi alma entera estaba desarmada, los brazos de ella rozaban mi espalda su mirada me robaba el poco aire que había en aquella sala, su boca muy cerca de la mía casi rozándome, pregunto.
-¿Te encuentras bien amor mío?
Ya no puede más mi cabeza al oír aquellas palabras hizo que mi corazón dejase de latir.
Cuando desperté, yo no estaba en la sala, sino en una habitación que me recordó a la habitación mágica de mi madre, por la posición de mi cuerpo supe que estaba tumbada en una cama mi mirada estaba fija en el techo, lleno de estrella, ángeles, soles y una nubes que hacías que todo el conjunto pareciera el paraíso.
Me incorporé y mis ojos se encontraron con los de ella.
-¿Ya te encuentras mejor?- Me preguntó con esa voz que tanto amaba, con ese susurro que me llenaba la mente y que decir del aroma que desprendía, mis sentidos estaban derrotados desde que la vi.
Te llevo esperando haces varias semanas, has tardado mucho en venir. Yo pregunté .
-¿Tú me conocías?.
Llevo un montón de días viéndote en el parque. Pensé que el día que me seguiste entrarías, pero te vi marchar y me quedé un poco triste.
-¿Te gustó el libro?
-Fuiste tú?.
-Sí, vi como lo mirabas en el centro y no puede contener la tentación de comprarlo para ti, como has podido observar ese libro contiene nuestra historia de amor escrita, es un libro mágico que solo esta destinado a dos almas gemelas en el podemos ir escribiendo la historia de nuestro amor.
Que me pasaba todo lo que me decía, era algo imposible de creer, pero os juro que a mi no me importaba nada, sólo quería estar a su lado, sentir eternamente su voz, de ver esos ojos que me acariciaban a cada palabra, de ver su cuerpo, de sentir su aroma. Mi madre digo tu amor será un amor mágico.
Y nunca quise nada antes como permanecer con aquella mujer que sin darme  cuenta había llenado mi vida, se había metido en mis huesos en toda yo.
Parecerá algo ilógico, pero ella era la sangre que corría por mis venas, era el aire que alimentaba mis pulmones, ella era mi hambre, estaba dispuesta a morir de hambre si tenía que comer algo que no fuera ella. Y vaya que si comí,comí como si hubiera estado famélica.
Pensaréis que esto fue rápido, tal vez tengáis razón, pero a mi me parecía lo contrario ella era mi otra mitad, mi alma gemela, la mujer que estuve buscando, la que llegó buscándome.
Y mientras nosotras estábamos entregándonos en cuerpo y alma.
Allí en mi apartamento un libro paso página. Y se pudo ver la cara de un ángel abrazado a otro ángel. Y una frase que comenzó a escribirse de forma automática.
“Dos almas gemelas se entregaban en cuerpo y alma en una casa antigua, en una cama donde el destino las había preparado una cita, y ellas dos están dando respuesta a la historia, ahogándose la una en la otra con su amor...”
El libro de la portada de terciopelo se cerró.
Y en la habitación de la casa antigua dos bocas se juntaron en un profundo y verdadero beso.
-Tardaste mucho en llegar.
Se oyó decir a la voz suave y susurrante que tanto amaba.
Y yo le contesté.
-Pero ahora ya estoy aquí y dispuesta a compensarte por mi tardanza.
Y mi último recuerdo fue par mi madre su predicción se había cumplido.
Allí estaba yo con la mujer de mi vida y de una forma mágica.



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