Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Luchadora - Riba


Iba conduciendo deprisa nunca le importo el peligro, no tenía por que, no le esperaba nadie. Ya de pequeña sintió en sus propias carnes el abandono de sus padres, no fue una niña mimada ni consentida, desde que levantaba un palmo del suelo tuvo que aprender a buscarse la vida. 


Esa vida que siempre parecía  burlarse de ella. Pero allí seguía como echándole  un pulso a su existencia. Iba por la autopista se sentía segura, tenía por la mano ese trayecto lo realizaba dos veces al día por eso conducía de prisa, a veces demasiado deprisa, pero era la única manera de sentirse de alguna forma viva. Necesitaba la adrenalina, de más joven hizo de todos esos deportes considerados de riesgo donde el valor es necesario para su realización: puenting, parapente, rafting, caída libre, y así podríamos  enumerar muchas más. Nuestra heroína no tenía miedo a la muerte o por lo menos eso nos quería hacer creer.
Era una chica que no sabía lo que era ser amada, como ya apuntaba de pequeña sus padres nunca le dieron el amor necesario. Hija de dos balas perdidas que se dedicaba más a sus trapicheos con las drogas que a formar un hogar.
Ella no sabía lo que era una caricia, un tierno abrazo, un beso, lo que conocía muy bien eran las collejas de su padre y las miradas de enojo de la madre. Y que decir de su época de colegio, si es que se puede llamar así  porque iba uno y faltaba treinta, las compañeras las niñas como ella ni la miraban, era la hija de los drogadictos. Así se hizo mujer, con muchas carencias de afecto y de amor, pero no por ello dejo  de luchar, supo salir adelante con lo que la vida le había ofrecido, por eso nunca pidió nada, siempre lucho por lo que quería, tenía un lucha con esa vida donde ella siempre decía:
“conozco lo que me das pero se que tienes que tener algo mejor,y algún día tendrás que dármelo así que esperaré”.
Ya estaba llegando a su casa, bueno a un almacén que habilito para residir en el, allí tenía su taller de pintura, ella era pintora, en  los lienzos sacaba ese amor que nunca conoció.
Al entrar lo primero que te llamaba la atención era un enorme cuadro de una mujer, era un cuadro hermoso, no tenía muchas florituras solo la desnudez de una mujer de mirada clara y ojos azules profundos como el mar, su silueta era unos trazos perfectos para ensalzar la hermosura de la mujer. Siempre que entraba en casa se paraba a mirar a aquella mujer que amaba.
Desde que su madre una vez para obtener una dosis de droga le metió a un señor en su habitación odió por completo a los hombre, esa experiencia resulto traumática.
Se cambió de ropa y se preparó algo para cenar, cuando sus ojos vieron que el contestador tenía un mensaje, se encamino a la mesa donde estaba presionó el botón y mientras ponía la mesa escucho una voz femenina que decía:
 -hola Zara, mañana por la mañana si tuvieras un rato han concertado una cita de la empresa  “Artes contemporánea” para interesarse por tu colección de tempestades. Si no pudieras, llamame , y si no lo haces te espero a la once de la mañana, saludos.
Esa era Romina, su fiel secretaría y lo más parecido a una amiga que tenía.
Estaba cansada , desde que tuvo uso de razón siempre estaba cansada, si no era de una cosa era de otra, el esfuerzo acumulado durante toda la vida para alcanzar sus objetivos empezaban a cobrarle factura, tenía todo lo que se había propuesto, era una mujer rica, acomodada, tenía su trabajo al que adoraba, fama, se había hecho famosa con sus cuadros, era considerada allí donde pasaba, se había ganado el respeto del mundillo en el cual se movía, pero en su interior algo le faltaba.
Eran la diez y media, y allí iba Zara por la autopista a toda pastilla, se decía  “un día tendré un percance por mi obsesión de correr” pero aun así no levantaba el pie del acelerador.
Puntual como un reloj estaba en frente de su galería, era un edificio de gran prestigio en la ciudad y ella tenía en la planta de abajo su exposición. Y allí radicaba el núcleo de su negocio y Romina la encargada de dirigirlo.
Entró y se dirigió con paso seguro (lo que el destinó le negó en afecto, se lo dio en porte y belleza) hacía la oficina, donde pudo ver a varias personas a lo lejos.
Entró con una sonrisa angelical, y saludando a Romina, y a los allí presentes, estrechando la mano cuando Romina les iba presentando, al llegar a ella sus ojos se detuvieron por un instante que pareció una eternidad.
Esta es Renata le decía Romina, pero en ese momento Zara no estaba escuchando, se había perdido en los ojos de aquella mujer.
Cuando reaccionó se dirigió al grupo y charlaron de lo que querían de ella.
La propuesta era alquilar su colección de tempestades para exponerla en al fiesta inaugural de la mansión “Raf” una familia multimillonaria que se había afincado a esta ciudad después de hacer múltiples donaciones para obras benéficas. Zara no sabía si aquello era una buena inversión pero al mirar a aquella mujer no supo porque pero dijo que si que estaba dispuesta a un trato.
La vio alejarse con el grupo, y su mirada puedo observar como uno de los acompañante le cogía por el talle, cosa que molesto de una forma rara a Zara.
-Que te parece Zara? - la sacó de su estado Romina,
-Bueno no estoy muy segura pero ya está hecho.
-Ah! antes que vinieras y haciendo suposiciones de que aceptarías la propuesta, Renata digo que ella se encargaría de todo los detalles juntamente contigo.
Zara sonrió y pensó “algo bueno sacaré de todo esto”
Renata llamó a la galería al día siguiente y digo que si estaba libre  para hablar de los detalles del evento.
-Si, claro, si te parece bien podríamos quedar en “Belle Epoque” era el rincón favorito de Zara un bar tranquilo con música de fondo y muy acogedor.
Y allí estaba Zara esperando a Renata, cuando a lo lejos la pudo ver bajarse de un coche, y al mismo señor del otro día despedirse de ella con un beso y otra vez Zara notó como ese gesto le molestaba en exceso y se pregunto el porque de aquella reacción, pero no puedo contestarse porque vio como Renata la buscaba con la mirada se levantó de la silla y le hizo un gesto con la mano acompañado de una encantadora sonrisa.
Se saludaron, y pasaron la tarde ultimando detalles, pero eso fue algo secundario, porque entre ellas algo más estaba pasando, algo que a ninguna se le escapó, pues por lo visto fue una atracción mutua.
-Que te parece -dijo  Zara - si mañana después de enseñarme el lugar donde queréis poner los cuadros, podemos ir dar una vuelta.
-Renata le contestó me encantaría pero me es imposible pues tengo el día ocupado.
-Esta bien -Intento disimular su desencanto por la negación de Renata.
-Pero si te parece podemos quedar para el próximo lunes.
-Me encantaría, como nos veremos estos días ya quedaremos en los detalles.
-De acuerdo ha sido un placer pasar este rato contigo.
-igualmente -Contesto ella.
Y la vio alejarse y nuevamente  aquel tipo, allí esperándola.
Conducía a toda pastilla, pero el recuerdo de Renata la hizo aminorar la marcha, y  en su pensamiento aquella sensación de plenitud cuando estaba con aquella mujer.
Al llegar a casa tenía en la puerta un ramo de flores enorme y muy bonito, se extraño no tenía costumbre de esos detalles y una tarjeta que decía "Gracias me has hecho pasar un rato maravilloso, hace mucho que no estaba tan bien con alguien. Renata."
Su corazón se llenó de algo,  ese algo era amor.
Se puso a pintar y sin darse cuenta, poco a poco, el lienzo tomaba forma y que forma, la forma de Renata, como si la presencia de esa mujer estuviera presente posando para ella no le faltaba detalle era el vivo retrato de Renata, cansada pero satisfecha de su obra se  quedó dormida en el sofá.
Llegó a la galería feliz, alegre Romina al verla de dijo:
-A ti que te pasa? llevas una semana diferente, no tienes nada que contarme, ese cambio no sera por tu nueva amiga, esa que pasa más tiempo contigo que haciendo la labor que tenéis que hacer.
-Romina soy feliz, no sabía muy bien que se podía  ser tan feliz, creo que la vida me esta abriendo una nueva puerta y espero que no me la cierre  antes de que la haya pasado.
-Me alegro por ti Zara, te mereces todo eso y mucho más, si puedo ayudarte en algo no dudes, ya sabes que me tienes aquí.
-Gracias ya lo se y aunque no te lo demuestro sabes que eres importante para mi.
Un ruido las sacó a las dos de su charla en la puerta un coche se paró y apreció ella la mujer que le estaba cambiado la vida, y de nuevo aquel hombre que de alguna forma odiaba otra vez besando a Renata.
Y su rabia, esa amargura que siendo niña sintió muchas veces cuando su madre le daba un beso a otra niña pero a ella nunca se lo dio, esa amargura por un instante la alejó de Renata.
-Hola Zara -dijo ella ajena al sufrimiento de Zara.
-Hola -contestó secamente ella, y al momento se sintió mal por aquella contestación tan seca, pero ya la había dejado escapar.
-Pasa algo? Te encuentras mal? - Y al hacerle esas preguntas se acercó a Zara para tocarle la frente haber si tenía fiebre, haciendo que Zara se retirara recordando los tortazos de su madre.
-Oh! perdona no quería hacerte nada.
-Perdona tu Renata, pero es que no me pasa nada, no me lo tengas en cuenta .
-Claro, claro, tienes tiempo para hablar.
-Mira Romina se encargara de todo yo tengo un asunto que no puedo demorar - y diciendo eso se alejo, dejando a Renata en un mar de dudas, y extrañada de la actitud de Zara.
-¿Que le pasa? - Pregunto Renata a Romina.
-Creo que tiene que ver por lo que la conozco con el amigo que te acompaña cada vez.
-Renata soltó una carcajada,  y se puso hablar con Renata de la colección.
Llegó el día de la exposición todo estaba preparado. La casa lucia de espectáculo, los cuadros de Zara eran únicos, daba a la casa una belleza fuera de lo común.
Estaba ella allí frente al bar recibiendo la felicitaciones de todas las personas, cuando la vio entrar cogida del brazo de aquel señor, y su ira, fue en aumento, por un momento hizo el ademan de irse, pero un mano amiga la sujeto, y le dijo -no vayas a cometer una locura de las tuyas, tu lugar esta aquí así que sonríe -le digo Romina.
Renata la vio a lo lejos y intentó acercarse a ella, cosa que no le fue fácil , porque la gente no paraba de felicitarla por tan buen evento.
Sus ojos se iban encontrando en vez en cuando, los de Zara de enojo y los de Renata de ternura, al cabo de un rato se juntaron.
-Hola Zara felicidades tu obra esta siendo un éxito
-Tu tienes la mayor parte en este éxito. Tu novio debe estar buscándote .
Renata estaba disfrutando de los celos de Zara y no pensaba sacarle tan pronto de su error.
-Te molesta que tenga novio?
-Porque tendría que molestarme?
-No se por tu actitud diría que no te gusta.
Zara estaba apunto de estallar, siempre había luchado para conseguir lo que quería y en esos momento lo que quería era a esa mujer y de que forma la quería, de una forma que ella no imaginaba lo que sentía cada vez que la miraba era como una pincelada de amor que pintaba en su corazón el lienzo de su alma. Solo tenía los colores de aquella mujer, no había color que no pudiera utilizar, pues Renata tenía todos los matices y sus manos. su corazón y toda ella estaba manchada por esa pintura que era Renata.
-No me gusta él porque me gustas tú, eres lo más bonito que me ha pasado en mi vida, y cada vez que te veo con él siento como se me clavan mil espadas en el estomago, los besos que le das a él los quisiera para mi me muero por tenerte conmigo, estas tranquila ya, eso es lo que querías oír, pues si Renata me he enamorado de ti, como una loca.
Renata la cogió de la mano y la llevo a una sala contigua,  el roce de esa mano hizo que Zara perdiera el sentido.
-Zara ese hombre que me acompaña es mi hermano, y me encanta que te sientas celosa de él te ves guapísima cuando estas enfadada, y quiero que sepas que estoy enamorada de ti antes de acudir a tu galería para hacerte este encargo ya formabas parte de mi, y cuando vi que tu también me correspondía no sabes lo feliz que fui y que soy.
 Y se fueron de la fiesta, las dos en el automóvil de Zara iba por la autopista, a una velocidad prudencial los ojos de Renata  puesto en todo momento en el rostro de Zara su mano en su pierna, y ese roce estaba provocando un montón de sensaciones a nuestra protagonista
Llegaron a su apartamento y al abrir la puerta en frente el cuadro de una Renata hermosa, perfecta.
-Oh! Zara es precioso.
-Tu si que eres preciosa eso sólo es una imitación, y cogiéndola por la cintura la llevaba suavemente hasta  la habitación.
Renata empezó suavemente a quitarle la ropa, prenda a prenda, sus manos expertas acariciaban a Zara que parecía morir con cada roce de aquellas manos, los labios que no paraban quietos en el cuerpo de Zara eran como el más lindo de los placeres. Y Zara pensó y dio gracias a la vida porque tarde le enseño los afectos del amor, las caricias del alma, pero ahora que la vida le había dado todo eso agradeció no tener recuerdos para  comparar y centrándose en Renata vacío en ella todo ese amor que tenía dentro de ella, en aquella mujer que supo enseñarle lo que puede hacer un beso y una caricia.


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