Ayer preguntaste que si estaba loca y no supe que responder; incluso la pregunta ofendió hasta el más delgado hilo de mi orgullo. Pero, anoche al mirarme al espejo antes de dormir descubrí al otro lado un mundo lleno de fantasías e ilusiones que solo despiertan en los más profundo e íntimo de la locura.
Una locura inventada para, quizás, no vivir la penosa y ridícula realidad que me rodea. Entre ese mundo de la norma, la regla y la ley encontré al ser más puro y sublime que haya conocido; era mi alma. La que prisionera de una locura fingida era privada de descubrir el alivio de la realidad. Una realidad que es relativa, para ti puede ser un juego, para otro una enseñanza, para aquella un tormento, para cualquiera una confusión y para mí el fin de la locura. Esa misteriosa locura que llevamos dentro esperando a que un día decidamos no conocer la verdad; nos consume y aniquila, nos asesina día tras día hasta que no regresamos de ese peligroso viaje. Yo descubrí a través del espejo lo que no había alcanzado a sentir mi corazón. Descubrí, además, que la locura nos libera del sufrimiento, construye fantasías para consolarnos y nos cubre los ojos con la venda de lo iluso e irreal. Luego de adentrarme en lo más recóndito de mi ser, puedo responder a tu pregunta. Estoy loca pero, mi locura culmina hoy cuando reconozco que tu murmullo y crítica era la locura que atormentaba mi realidad. Me convertí en una idiota demente cuando comencé a escucharte y avergonzarme de mi esencia; sin razón, sin conciencia, sin siquiera reconocer lo sublime de un sentimiento diferente pero simplemente igual. Si la locura invadió mi vida un día, ya no mas, mi enfermedad ha sido curada justo cuando mi alma se liberó y aceptó frente al espejo y se enorgullece de ser vista en la realidad…
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