Todos estaban sentados alrededor de la mujer parada en
el podio, quien hablaba con términos científicos que solo sus compañeros de gremio la entenderían, pero allí estaba
hablando toda esa basura que se escuchaba muy intelectual y a la misma vez no
ayudaba en nada. Es cuando extiende una de sus manos a una de las jóvenes que
se encuentra sentada a su lado y la invita a pasar al frente; a la vez ella
toma el asiento de la joven y se dedica a atender lo que la ella dirá. La joven
se detiene en el podio con cara de resignación y comienza a hablar…
“Hola, soy Lesbianeth”
“Hola Lesbianeth”, respondieron los presentes.
“Y soy aaaaadi…c..taa, bueno, soy a..dic…, no
necesariamente adicta lo que se dice adicta, pero me gustan…es que no sé cómo
decir que…” suspiró ruidosamente.
“Vamos, Lesbianeth, aquí estamos para ayudarte, debes
tener confianza. El primer paso es aceptar que tienes una adicción y que estas
enferma”, le señaló sutilmente la terapista.
La chica agitó su cabeza observando detenidamente a la
terapista, “¿Adicta?, ¿enferma?, es que ni soy adicta ni estoy enferma, acabo
de tener la influenza y ya pasó, así que me siento mejor y a mi entender eso si
es una enfermedad real”
“Lesbi, te puedo llamar así, ¿no?” dijo la terapista.
“Of course not, mejor llámame Less, me hace sentir
cómoda, en mi esencia natural, “confirmó Less con una leve sonrisa.
“Bien Less, a lo que voy, no debes avergonzarte, todos
aquí llegaron por unas situaciones que los estaban llevando a la sepultura”.
“ ¿Ahh?” preguntó Less con cara de asombro,” yo no me
estoy muriendo o al menos eso creo”
“Ahí está, la duda; entonces debes aceptar que estás
actuando incorrectamente y tu conciencia te está hablando” afirmó la terapista.
“¿Es en serio?, porque nunca he tenido una
conversación con ella y honestamente si me hablara”, diciendo esto como susurro
y con cara de demencia, “definitivamente buscaría ayuda porque sería una
especie de esquizofrénica”.
La terapista alzó sus ojos al cielo en expresión de
impaciencia, “Ok Less, estos asuntos los tratamos luego, ahora debes
presentarte”.
“Como quiera, pero no me voy a presentar como adicta o
enferma, que eso quede claro” respondió Less con un tono totalmente desafiante.
“Debes aceptarlo si viniste por ayuda”, le refutó la
terapista y con tono alarmante dijo, “y ahora comienza que por ti nos llevará
unas cuatro horas esta reunión”.
“Bien, per…fec…to”, dijo Less con sarcasmo, y comenzó
nuevamente, “Hola, soy Less”
“Hola Less, otra vez”, respondieron las personas a su
alrededor, esta vez con más ánimo y esbozando una sonrisa.
“Y aquí la Dra. me ha pedido que diga que soy adicta y
estoy enferma” comentó Less señalando a la susodicha.
Se escuchó unas risas sarcásticas entre los presentes
y la terapista abrió la boca para decir algo, pero no salió nada de ella, tan
solo llevó su mano al rostro y dijo para lo bajo ‘esto será más duro de lo que pensé’.
La terapista se puso de pie y preguntó,” ¿A qué eres adicta,
Less?”.
Una sonrisa irónica y la respuesta, “Pues al parecer
soy adicta a las mujeres”.
Las carcajadas se hicieron más altas e incontrolables.
La terapista pidió silencio con cara de enojo contenido y a punto de estallar.
“Less, debes aceptar tu problema, la situación comienza
de esta manera como lo han hecho todos tus compañeros de terapia esta noche”.
“¿Qué problema?, que soy lesbiana Dra. y estoy aquí
para que me desintoxiquen de mi adicción a mis gustos de las personas de mi
mismo sexo, porque eso es una enfermedad que está consumiendo mi vida y me está
arrastrando a la sepultura. Además, que este problema le está robando el sueño
a mi familia que se avergüenzan de mi adición”, dicho con sarcasmo, “y es por
esto por lo que he tenido que mentir sobre mi vida a todos porque nadie quiere
aceptarme con una persona normal y me tratan como un engendro del infierno;
como si tuviese una enfermedad contagiosa que fuese a aniquilar a la
humanidad”, suspiró Less sonoramente como si hubiese dejado salir algo que le
atormentara.
Un silencio sepulcral prosiguió el discurso antes
dicho y todos los ojos coincidieron en la cara de la terapista que trataba de
verse inmutable, mientras Jerry el chico de la esquina preguntaba, “O sea, ¿eres
adicta al sexo con mujeres?, ¿es ese tu problema?, entonces eres una ninfómana”.
“No ella no es ninfómana Jerry”; esto lo dijo Jessica que estaba al lado de la terapista,
“ella es cleptómana, ¿no escuchaste que le robaba algo a su familia?, dijo
Jessica pareciendo defraudada. A Less se le dibujaba una pequeña sonrisa
mientras fruncía su entrecejo.
La terapista tenía sus ojos cerrados y suspiró tan
sonoramente que ya se anticipaba su demencia momentánea. Es entonces que Arnold
dice a viva voz, “Pedazos de idiotas, ni ninfómana, ni cleptómana, es una
mentirosa compulsiva así que es una mitomaniaca, mira que mentirle a todo el
mundo sobre su vida y lo peor es que se lo cree. Realmente está muy mal,
necesita tratamiento urgente la pobre chica”, concluyó Arnold encogiéndose de
hombros.
Todo el mundo permaneció en silencio analizando la
situación y tratando de descifrar quien tenía la razón del problema de la chica
parada en el podio, pero era obvio lo que sucedía en el lugar, nadie entendía
porque Less estaba ahí. Era una chica muy bonita, de estatura media, de pelo
rizado castaño y de tez trigueña. Tenía una mirada pícara, algo traviesa y poseía
una personalidad agradable; un no sé que, con un no sé cómo; que hacía que
donde llegara encajara a la perfección. Vestía casualmente, unos jeans hasta
las caderas con una correa, una tshirt que leía “I shower naked” (me baño
desnuda) y unos converse. Tenía un tatuaje bajo su obligo, una especie de
escarabajo egipcio con alas; no muy grande, pero no muy pequeño como para pasar
desapercibido.
Entonces explota la bomba de tiempo 5, 4, 3, 2…. ”Me
parece increíble que nadie entienda, ni alcohólica, drogadicta, cleptómana, ninfómana,
mitómana, noooooo, ¿es que no han entendido? Es LESBIANA, es l-e-s-b-i-a-n-a, lesbiana,
está enferma, necesita ayuda y ustedes parecen no ayudar” vociferó la terapista
en un estado de descontrol total y se sentó hacia atrás con resignación.
El ambiente fue de escándalo en la habitación porque
todos hablaban y discrepaban, mientras Less ya tenía la mano aguantando su cara
encima del podio y con su otra mano movía sus dedos hacia arriba y hacia abajo
haciendo sonidos rítmicos, con cara de incomprensión y dijo para sí misma ‘esto
es una maldita mierda’.
En el murmullo se escucharon comentarios como, “yo
tengo una adicción de drogas, pero el lesbianismo no es una adicción, ¿o sí?”,
“no”, se escuchó la respuesta, “es un gusto o ¿qué carajo es?”, “si es una
enfermedad, ¿hay cura para ella?, pero para el cáncer no hay cura y es una
enfermedad”, replicó otro de los presentes, “no seas analfabestia, no hay cura
porque no es una enfermedad es como si te gustara la china y a mí la manzana es
una cuestión de elección, de lo que te gusta….”, continuaron la conversación en
donde aparecían más interrogantes que respuestas claras.
La terapista se levantó de su asiento con gran enojo y
gritó algo que nadie entendió, pero que todo el mundo interpretó como que era
hora de permanecer en silencio. “Nadie cuestiona lo que sí o lo que no es una
enfermedad en mi reunión. Todos ustedes son unos enfermos, necesitan ayuda y
aceptarlo es el paso que nos llevará al éxito de su mejoría y yo…yo soy la
profesional aquí; así que si me permiten proseguiremos con la reunión, ¿de acuerdo?”,
puntualizó la terapista con voz firme y fría.
“Como diga Dra.”, todos respondieron al unísono, pero
con sonrisas traviesas que adornaban sus rostros.
La terapista se acercó a Less al podio y con una
sonrisa hipócrita le preguntó, “¿En dónde nos quedamos?, a si ya recuerdo, Less
¿quieres contarnos tu historia?, ¿Cuándo es que te das cuenta y admites que
tienes un problema?”.
“Al parecer nunca ha llegado ese día porque no creo
que tenga un problema, quienes tienen el problema son mis padres” replicó Less
un poco divertida, se gira hacia la Dra. y con una mirada penetrante le lanza
la pregunta, “ ¿Usted sabe que el problema no es la homosexualidad sino la
homofobia?, ¿lo sabía Dra.?, es como el alcoholismo, el problema no es el alcohol
sino el abuso de él, ¿no cree que es así?”, terminó Less mordiendo su labio
inferior, pero dejando ver una sonrisa de Jaque Mate.
La Dra. la miró sobre sus lentes con unas ganas de estrangularla,
pero solo se limitó a decirle, “Bien Less, ya que estas aquí al menos nos podrías
compartir como te diste cuenta de tu enf…tus gustos para con mujeres. Vamos,
desnúdate, desnuda tu alma ante nosotros”.
Less la miró con una ceja alzada y mientras dijo,
“bueno si usted lo dice”, alzaba su camisa para quitársela, cuando la terapista
gritó “nooooooooooooooooo!!!!!!!!”, pero ¿qué haces?, ¿estás loca?, no me
refiero a desnudarte de tus ropas sino a exponer tu historia frente a nosotros”,
mientras se ponía ambas manos en la cabeza y la movía de un lado a otro.
Al fondo se escucha una gran algarabía que decía “que
se la quite, que se la quite”, mientras en murmullo se escuchaba, “yo tengo 10
dólares aquí y el 20, nos puede hacer un striptease; ¿por qué no deja que se la quite Doc?” se
escuchaba entre los presentes.
Less con una sonrisa a flor de labios y con pleno
conocimiento de lo que había provocado devolvió su camisa a su estado anterior
y dijo, “¿Loca yo?, ¿no estaba enferma?, ¿ahora soy loca?; por Dios esto es más
complicado de lo que pensé…pero si quiere mi historia, ¿qué es lo que quiere
saber?, ¿cómo es que me doy cuenta de que mis gustos sexuales son diferentes? o
¿cuándo me doy cuenta de que no soy normal? … aquí, en este preciso momento, me
siento la persona más anormal del mundo; así que lo acepto Dra. SOY ANORMAL y no
porque me gusten las mujeres sino porque usted y el mundo me hace sentir
anormal, me miran como una anormal, me tratan como una anormal, me juzgan como
una anormal, me evalúan como una anormal…pero ¿qué es lo normal para usted?” la
pregunta quedó en el aire con cierto cinismo, pero con plena convicción.
La terapista simplemente alzó sus ojos al cielo y
luego los cerró dejando ir su cabeza hacia atrás con sus manos puesta a ambos
lados de su cadera y en esta misma posición dejó escapar de su boca “Less, basta,
vamos a hacer esto bien por favor, me has hecho perder ya bastante el tiempo”
ya mirándola a la cara y con algo de enojo, “ así que me parece que es mejor
que dejes el cinismo irónico que tienes y comiences a tomar la situación con
seriedad y madures. Yo no soy tu enemiga…
“Si claro, ya veo, si se nota muchísimo…si tuviese
agua bendita me hubiese bañado con ella”, murmuró Less.
“…estoy para ayudarte a enfrentar esta situación tan
dolorosa que está ocupando tu vida y te da infelicidad, soy una profesional y
quiero ayudarte. Así que porque no
continuamos.” terminó la terapista con aire de grandeza desmedida.
Less frunció el ceño y subió su vista del podio hasta
la terapista, “Como usted diga su ‘highness’, ¿de dónde quiere que comience?, dónde
me ilusioné de mi maestra de 7 mo grado o cuando tuve un novio a los 16 y me
gustaba más su mejor amiga que él o cuando simplemente tenía fantasías eróticas
excitantes con mi profesora de Inglés en la Universidad o cuando…” Less fue interrumpida
por la terapista que alzaba sus manos abiertas frente de ella en señal de que se detuviera,
pero Less no había terminado “…o mejor aun cuando enloquecí y babeaba a diario con
Olivia y añoraba que…bueno aun añoro, que alguien me mire tan sensual, profunda
y excitantemente como ella miraba a Natalia o que mi iría en este preciso
momento al Tombuctú, al Serengueti o hasta la misma Cochinchina, aunque no esté
en África, si una mujer como Arizona me lo pidiese o de la única manera que
aceptaría el matrimonio con cualquier ser vivo en este planeta fuese si Maca me
lo propusiese con esa sonrisa pícara o como Luce me enloqueció de pelirroja y
con ese acento Inglés de Inglaterra que me vuela la cabeza o como me excitaría
si Peyton me hiciera el……..”
“Bastaaaaaaaaaa, to much information para mi gusto
Less” enloqueció la terapista, mientras
se quitaba sus lentes y llevaba su mano a la frente tapando sus ojos y de
alguna manera disimulando su estupor.
“¿Por qué usted vio esa película, no Dra.?” se le
quedó mirando Less con cara de interrogación, “porque asumo que si usted es una
profesional, como dice, que va a tratar
una situación o ‘enfermedad’ debe empaparse sobre el tema; así que supongo que
es una experta en la materia sexual lésbica, ¿o me equivoco?, porque si no es
así le puedo recomendar varias cosillas del mundillo para que se nutra” acto
seguido le guiñó el ojo a la terapista y en un tono evidentemente sensual le
dijo, “usted no se ve nada mal, así que le puedo mostrar como aprender
astrología, como apreciar la estrellas y créame que una vez que lo pruebe le
garantizo que nunca regresará atrás”, Less terminó diciendo burlonamente.
La terapista se puso de pie realizando respiraciones
sonoras; quizás para no morir del corazón, le lanzó una mirada despectiva a
Less o más bien una mirada de si pudiese matarte lo haría torturándote de la
forma más dolorosa y cruel que pudiese concebir mi mente retorcida y
maquiavélica. Pero lo que salió por su boca fue peor que la más abominable de
las torturas vistas por la humanidad, “ ¿Sabes?, personas como tú, son las que
desprestigia la sociedad, son las que hacen el mundo un lugar incomodo para
vivir, son las que hacen que sea una vergüenza salir a la calle y ver como se
multiplican, como si fuera una moda, deberían lincharlos a todos en la plaza de
cada pueblo y nosotros poder darnos el gusto de….”, la terapista es interrumpida
por Less.
“Sabe doctorcita”, enfatizando con cinismo esa última
palabra, “leí en algún lugar que el homosexualismo; así se llama Dra., está considerado
como una conducta normal y aceptable en algunas culturas, como un delito y un
crimen en otras, como una enfermedad mental y como un estilo de vida o una
opción en una tantas… ¿usted sabe la historia de los indios en América, en otro
tiempo, el racismo Nazi y el Holocausto, también, el racismo
estadounidense y las luchas por los "derechos civiles", y que me dice
de los años del “Apartheid” en Sudáfrica o de las cruzadas en Europa y que tal
de la homofobia del siglo XXI?. El mismo patrón ancestral de superioridad, pero
en diferente época y con diferentes grupos de personas. El ser humano continúa
cometiendo los mismos errores de la historia, pero sufrimos del yo no soy igual
que Hitler, no soy igual que los americanos, ni los españoles, ni los europeos.
La mentalidad de, no estoy asesinado a
nadie; físicamente no lo hacen, pero están asesinando almas, corazones y la
dignidad humana…y solo por amar. El amor es amor no importa el género, la raza,
el color, la altura, la distancia, el método, la rúbrica, la situación…el amor
es amor y punto, no hay manera de justificarlo, ni explicarlo, ni plasmarlo, ni
definirlo…el amor solo se define con otro amor al que se une y termina siendo 1
solo, sin importar la apariencia externa del corazón. Y usted siendo una
“profesional” de la conducta humana debería reconocerlo…además, no sé ni por
qué me encuentro aquí en una estúpida terapia…”
…y es entonces cuando escucho el ruido de mi peor enemiga…la alarma que
indica las 6 de la mañana. Me despierto, como siempre exaltada y es entonces
cuando comprendo que todo era un sueño o mejor dicho una amarga pesadilla…claro
porque eso no pasa en la vida real y cualquier parecido con ella es pura coincidencia; sin dudas, tan solo fue un sueño concebido por
esta mente retorcida y desequilibrada…
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y de pensar que hay tantas personas que nos ven como si tuviéramos una enfermedad contagiosa. lo siento mucho por esas personas por que son ellas las no dejan que el mundo cambie
ResponderEliminarcomo bn dices Zaory, para muchas personas somos enfermas mentales y mortales, pero nada mejor q estar orgullosas d quienes somos...gracias por leer...
EliminarSankh
Me encanto... es tan cierto lo que pones, pero creo que parte de ser así, "anormales" es también educar a las personas para que sepan que no lo somos y que no tienen por que excluirnos como si no fuéramos como ellos
EliminarSaludos :D