Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Qué Hice - Vero0278


Hola me llamo Sofía, tengo  26 años y soy Licenciada en Administración de empresas, trabajo en una empresa multinacional, en la que por esos días, me habían otorgado un permiso especial para realizar un post grado de gestión, al que debo asistir todos los miércoles  

Era Septiembre, hacía calor, me regresaba a casa luego de viajar durante tres horas desde Capital, donde cursaba el post grado. Al salir de la terminal de micro, la vi, se veía más hermosa de lo que la recordaba. Ana una ex compañera de la universidad con la que siempre tuvimos muy buena química, varias veces nos juntamos a estudiar, nos divertíamos mucho entre nosotras cuando los libros se volvían tediosos, nos la pasábamos riendo y buscando modos para recordar mejor y realmente nos funcionaba.


Ana era una persona divertida, abierta y suelta respecto a su homosexualidad, y evidentemente sabe cómo hacer sentir bien a una mujer, y yo, que salía solo con hombres, disfrutaba mucho siguiéndole el juego del coqueteo. Ana era la persona que al llegar a clase buscaba con la mirada, con quien siempre trataba de armar grupo, o cualquier escusa valía para chatear con ella, pero lo tomaba como algo normal, nos entendíamos y la pasábamos bien juntas, nada más. Además yo tenía novio y ella novia.   

Cuando nos reencontramos la alegría fue inmensa y evidente en ese abrazo fuerte que nos dimos, me hizo sentir un hormiguero por todo el cuerpo, al decidí no darle importancia, hacia un año que habíamos terminado la universidad y si bien nos comunicábamos por MSN, Facebook, no nos habíamos vuelto a ver en persona. La invité a casa, anhelaba aquellos días de estudios juntas, y para mi sorpresa ella aceptó con ganas, sin dudar. Y empezamos a contarnos cosas de nuestras vidas; cosas sin importancias.

Ya en mi departamento nos sentamos en el sofá frente al ventanal que da una vista preciosa de la ciudad y nos tomamos unos mates, mientras veíamos caer el atardecer, me contó sobre su trabajo, yo del mío, después le hable de lo triste que andaba, pero sobretodo frustrada porque una vez más, había terminado con el idiota por novio y ella me contó que su novia le había metido los cuernos, aunque seguían juntas, las cosas no andaban bien. A todo esto estábamos sentadas bastante cerca, tanto que podía oler su exquisito perfume, sentir su latir, me tenía inquieta, en constante alerta, sentía una mezcla de curiosidad, miedo. Siendo consciente de ello – “sofí necesitas un buen novio”, me dije – traté de calmarme y volví a réstale importancia

Ella se levantó a calentar más agua, yo simplemente la seguí con la mirada, estaba de espalda y puede apreciar su figura armoniosa, sencilla y a la vez, elegante. Vestía con una camiseta blanca sin manga ajustada, y un jeans que marcaba su culo bien formado, su pelo desmechado castaño, lo traía atado con varios mechones rebeldes suelto que caían sobre sus hombros, y vi que bajo la nuca había un tatuaje, era de un sol y una media luna. Me imaginé besando ese tatuaje y sentí una delatadora humedad entre mis piernas, vi que estaba por volver así que me acomodé lo más casual y bonita que me pudiera ver. Ella se acomodaba para seguir con los mates, mientras yo me preguntaba… ¿Qué hice?....
  
Ana – ¡que silencio! ¿En qué piensas?

“¡ay! si supieras…” Al entregarme el mate, nuestros dedos se rozaron, y sentí una electricidad que recorría todo mi ser, al mismo tiempo que me encontré con su mirada, tan intimidante como hermosa y sexy, por unos eternos segundos, era evidente que mis sentidos estaba a mil, así que me dije; tranquila; no es más que uno de sus interminables juegos, ella sabe que eres hetero… ¡uuhh si muy hetero!…¡¡Dios!!

Ana – Che... ¡Sofí!  - Buscó mi mirada y tocó mi pierna, queriendo llamar mi atención,  me sobre salté y volqué el mate. Ella reaccionó más rápido que los bomberos, en un abrir y cerrar de ojos estaba junto a mí, con un paño para limpiar el desastre, nos agachamos al mismo tiempo para juntar el mate, nuestras cabezas se chocaron fuertemente y caímos sobre el sofá. 

– ay…¿estás bien?

Sofía – ay…. Si ¿y vos? – la miré preocupada, entonces comenzamos a reírnos sin parar, de forma tal que su cuerpo termino sobre mío, y sentí sus pechos sin sujetador, mi corazón se acelero – “uy estás grave” - al mismo tiempo que se calmaba nuestras risas, y me dejaba sin aliento, sintiendo su calor, su respiración, su mirada en mi rostro, pero no la miré. Solo me estire para levantar el mate. Entonces vi de reojo  a Ana levantarse con desgana y algo de decepción – “no… ¡qué hiciste!...discúlpate…”-  Mientras ella en un par de movimientos, limpio con el paño, el desastre que yo había hecho. Luego se dirigió al lavatorio de la cocina, la seguí, me paré a su lado esperando a que terminara con lo que hacía. Tenía que decirle algo, este silencio me estaba torturando, pero fue ella quien volvió a hablar.

Ana – ¿Qué pasa sofí? -  preguntó, dejando lo que estaba haciendo y me miró con eso ojos tan tiernos, que siempre fueron capaces de derribar, cualquier muro que se interpusiera entre nosotras. Supe en ese momento que lo sabía…

Sabía sobre la lucha interna que estaba teniendo, – “¡di algo!”- intente hablar otra vez, pero no pude, - “¡sofí afonía ahora no!...”- algo que ocurre cuando me siento expuesta, mi garganta estaba muda, a medida que el silencio se hacía más intenso, me desesperaba mas, – “¡¡haz algo!!…” - así que sólo me quedaba actuar y lo hice… la besé… - “¡ups!”

Me encontré con su boca dispuesta, suave, dulce. Acarició mis labios con los suyos, sacó su lengua, la pasó por mis labios hasta que la metió en mi boca, la absorbí y acaricié con mi lengua en un profundo beso. El sabor de su beso era único y supe que jamás lo olvidaría. Comenzamos a acariciar nuestros cuerpos, sentí su cuerpo excitado, acaricié su nuca, su espada, mientras ella metía su mano debajo de mi buza, erizándome la piel, subiendo por mi espalda, pegando mi cuerpo al de ella.
Entonces su condenado celular sonó, y nos trajo de nuevo al planeta tierra, nos soltamos bruscamente, ella fue en busca del teléfono, pero cuando llegó había dejado de sonar.

Ana -  es Laura… debo irme... – dijo sin mirarme, sólo tomo sus cosas y se fue tras su novia, sin siquiera despedirse.

Y me quedé tratando de entender lo que acababa de pasar – “¡Guauuu, que beso!… ¡dios!.... ¿Qué hice?”

Los siguientes días me la pasé entre tratando de olvidar aquel beso y mirando el teléfono esperando encontrar una llamada, un mensaje de Ana, pero nada… La verdad es que no intercambiamos teléfonos, por eso yo no tenía el suyo, así que tal vez ella no tenía mi número. Me estaba volviendo loca, por lo que decidí dedicarme al trabajo, sin un minuto de descanso, apenas dormía – “si a eso se le llama dormir” -

Era martes, estaba en casa terminando de acomodar la ropa y los apuntes para viajar en la madrugada, cuando el portero sonó, supuse que era Lucas, mi compañero de trabajo, él qué me remplazaba cada miércoles.

Sofía – hola  Lucas ¿qué pasa?  …

Ana – no, no soy Lucas…

Mi corazón se aceleré de alegría al solo escucharla, pero su voz estaba quebrada, hasta sonaba insegura, y de la alegría pasé a la preocupación

- ¿Ana?…- quería asegurarme de no estar alucinando

Ana – ¿estás sola Sofía?… necesito… no sé… perdona… no debí…

Sofía – sube…- ella siempre fue una mujer muy segura de sí misma, era la primera vez que la escuchaba así. Algo grave debía de estar pasando – “¿será el beso?...eso quisieras” -

Al abrí la puerta, me encontré con sus ojos chocolates tristes, hinchados, estaba claro que estaba conteniendo un llanto, el mismo que soltó, en cuando me abrazó, podía sentir su dolor, tanto que hasta me dolía a mí, la invité a sentarse en el sofá y le serví algo de agua para calmarla, ahí me contó entre llantos que su relación había tocado fondo, y ya no pudo hablar más, la tomé entre mis brazos e hice que apoyara su cabeza en mi pecho, y así nos quedamos dormidas.

Desperté con sus labios rozando los míos, me invitaba a besarla, a quererla, a calmar su dolor. Aunque me dolía que amara a otra persona. Quise detenerme, pero no me dejo, sentí que le hacía falta, quizás para poner a prueba sus latidos, o tal vez para compararme, no sabía qué, pero yo estaba ahí, para cuidarla. Esa noche la robe para hacerla mía y yo ser suya, para descubrir el sabor de su piel, acostumbrarme a su calor, y conocer el camino directo al paraíso, para besarla, acariciarla, susurrarle… que me haz hecho…mientras duerme, para luego dormirme en su boca. Esa noche conocí el placer de amar y de dar placer…

Veinte minutos después de quedar dormida, el despertador sonó, y como pude me levanté, sin despertarla, para apagarlo antes de que volviera a sonar, debía irme, la empresa costeaba el post grado, era mi responsabilidad. Me bañé, cambié y me fui, no sin antes dejarle una nota:

¨Lo siento debo irme a la capital, vuelvo en la noche, quédate el tiempo que necesites. Cualquier cosa llámame 1154525784 besos. Sofí ¨

Quería escribir más cosas pero el miedo y el tiempo a contra reloj no me dejaron

Ya en el micro, mi cabeza comenzó a torturarme con los recuerdos de la noche anterior y con la culpa de dejarla sola, de no estar allí al despertar, para hablar, aclarar…, aclarar eso sería bueno, porque yo no entiendo nada… ¡Dios! ¿Qué hice?

La clase era muy interesante, trataba sobre diferentes paneles de control en empresas, pero la verdad a mi me interesaba más que sonará el condenado teléfono aun siendo en el medio de clases, entonces descubrí que no tenia más batería, con esa amargura intenté concentrarme en clase para dejar de pensar, pero inútil fue porque volvía a ella, a su piel, su aroma, su manera de tocar, de mirar, de besar….
Subí al micro, ansiando llegar cuanto antes, me tocó el asiento junto a la ventanilla, en cuando me senté, la mujer que venia detrás de mí, se sentó en el asiento continuo al mío

Desconocida – Discúlpame... ¿Te conozco?

Sofía – mmm… no que recuerde…

Desconocida – no te preocupes, ya me acordare… ¿estudias? – señalando con la mirada mis apuntes

Sofía – si, un post grado…. ¿y vos?

Desconocida – acabo de presentar mi último examen de Licenciatura en Psicología… ¡ya sé!… ¿¡fuiste tu!?

Sofía – yo… ¿Qué?

Desconocida – Hace dos años choque con la moto, iba sin casco, así que mi cara dio con el pavimento, sangraba sin parar y de toda la gente que se amontonó a ver, tu fuiste la única que se acercó, me dijiste que no me moviera, sacaste de tu cartera un pañuelo, y limpiaste mis heridas, para ver que tan profunda eran, mientras me preguntabas de todo para que no quedara inconsciente…

Sofía – ¿eres tú? La verdad no recuerdo mucho, pero bueno... lo importante es que estés bien

Desconocida - No solo estoy bien, sin cicatrices, sino que ahora uso casco…- ante ese comentario nos reímos ambas – apropósito me llamo Ana y gracias… por lo de ese día

Sofía – ¿Ana?... – tal debió ser mi reacción que ella dijo

Desconocida – si Ana…mmm... ¿Qué te pasa con Ana?

No sé si fue la necesidad de hablar,  o que, pero le conté todo lo vivido desde hace exactamente una semana. Al terminar de contarle me preguntó si me arrepentía de haberlo hecho. Le dije que no, para nada, aunque no dejaba de preguntarme qué había hecho. Entonces preguntó qué era lo que creía que estaba haciendo, y se disculpo porque habíamos llegado a su parada, por lo tanto debía irse, pero antes de hacerlo me dijo

Desconocida - ¿sabes? no está mal hacer y vivir lo que uno siente…

En el resto del viaje me dedique a pensar ¿Qué creía que había hecho?... Para mi esta clarito, siempre te gusto hacer tortillas, de zapallito sobre todo, las  torta, de chocolate y vainilla…conclusión soy una lesbiana, come coño… ¡oh! come coño… (En eso subió una gitana, sucia, sin diente ni ropa interior, de la pollera se le traslucía sus partes íntimas) Guacala… ¿eso qué quiere decir?... me gusta Ana, sus ojos, su boca, su manera de tocar…hay como toca… ¡para!.. Que te mojas…ok…conclusión...Te gustas las amigas con derecho… ¡ay dios!….estoy más loca que King Kong

Llegue a casa y la busqué, pero sólo encontré con una nota en el refrigerador

¨Te llamé, pero tu celular daba apagado, mi número es 223154568 llámame besos”

Puse a carga el celular mientras me bañaba, cuando terminé me senté en el sofá cómplice y testigo de nuestra pasión. Marqué, después de sonar tres veces alguien que no era Ana atendió, una voz en el fondo la llamó Laura, y corté…. ¿Qué hice?

Tras el llamado, la angustia se apoderó de mí, no dejaba de pensar que estaba con ella, que nunca fue mía, el dolor era cada vez más fuerte, me sentí engañada, estúpida, aunque no sabía porque, si siempre lo supe. Aun así lloré, lloré sin parar, por todo lo que había vivido desde que la encontré en la estación, solo habían pasado siete días, y se sentía como una vida entera.

Golpearon mi puerta, y la escuché pedirme que abriera la puerta. Ana estaba aquí y no con ella. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que me quedé dormida llorando. Cuando abrí la encontré nerviosa, insegura, pero al ver mis ojos hinchados de tanto llorar, vi su preocupación. Yo sólo le di lugar a que pasara.

Ana - ¿Cómo estás?

Sofía – bien… - dije tratando de sonar normal y mirando por el ventanal, la ciudad iluminada

Ana – ¿te arrepentiste? – la escuché decir detrás de mí, casi en un susurro, con miedo.

Giré para mirarla a los hermosos ojos color chocolate, y vi una lágrima caer por su rostro, me dirigí a ella, para secársela, en ese momento, sin saber porque, recordé aquella frase… ¿sabes? no está mal hacer y vivir lo que uno siente…  entonces decidí ser sincera conmigo y con Ana

Sofía – no, no me arrepiento de amarte, me duele que tu no…  

En ese momento ella me besó, suave y dulcemente. Sobre mis labios dijo – yo te he amado desde siempre… -  y nos volvimos a besar, con las luces de la ciudad y el sofá de testigo. No quería que me dejara de besar, pero ella quería hablar.

Ana - Necesito que sepas que cuando nos besamos, fue un sueño hecho realidad, si me fui así fue porque, me había comprometido con Laura en una cena familiar y la verdad, necesitaba salir corriendo, porque me asuste, tenía miedo que te arrepintieras. Laura se dio cuenta que algo pasaba,  cuando llegué, discutimos como siempre. Quise llamarte, pero no tenía tu número, y la verdad que con Laura las cosas iban de mal a peor. El lunes en su intento de sexo reconciliación, la llamé Sofía, esa fue la gota que rebaso el vaso, todo se terminó definitivamente, pero no fue hasta el Martes, al volver del trabajo, cuando encontré mis cosas en el pasillo, que me di cuenta, de que todo se había terminado. No sabía qué hacer… - Hablaba rápido, sin parar, la besé otra vez, quería que se calmara, pero ella continuo su relato sobre mis labios – hoy fui por mis cosas, me mudé a una pensión de aquí a la vuelta…- y la volví a besar, a sentir, a amar.

Hoy se cumple cinco años desde aquel día en la estación, hemos pasado por muchas cosas juntas, buenas y malas, pero que quede claro cada día que pasa la amo más.
Y saben, ahora si sé que responder cuando me preguntó… ¿Qué hice?…


Te encontré y te deseé
Te besé y te perdí
Te pensé y te extrañé
Te recibí y te consolé
Te sentí y te amé
Te dejé y te busqué
Te celé y te lloré
Te escuché y te entendí
 Te siento y te vivo una y otra vez… 



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12 comentarios:

  1. uuuyy que buena..
    10 estrellas se pueden??


    Andre
    Chile

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  2. yo otras 10




    Aria
    España

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  3. me encantan los finales felices

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  4. Y yo 1O mas!!


    Andrea
    Colombia

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  5. 10 mas por aqui.
    Maru, Ginebra

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  6. linda historia la verdad me encanto...
    jime
    uruguay

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  7. Me gustó mucho la historia, y el final sobretodo, lo único que echo en falta son las pausas, es decir, los puntos y seguidos. Es como si al leerla te falta el aire. Por lo demás genial 10 más.

    Amor, España

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  8. Super encantadora la ame...!!!
    Daniella

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  9. Me enamorooo la hisroria kede wauuuuuu como me hubiese encantado que mi querida compañera hubiera tenido la decision se la hubiera jugado por lo q sentía o no se que pensar tal vez fue imaginacion mia ,besos RO ARGENTINA

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