Me pasé, me pasé tres pueblos y más… fue una noche desaforada, ansiosa,
descontrolada. Aún trato de poner en pie todo lo que pasó y sobre todo trato de
ordenar lo que a partir de despertar al día siguiente empecé a sentir.
Era una tórrida
noche de agosto en una pequeña ciudad de interior, yo estaba visitando a una
amiga de toda la vida, una amiga que incluso llegó a ser la novia de mi hermano
cuando eran adolescentes. Estaba de paso por que llevaba todo el verano de aquí
para allá visitando a todos mis amigos para no pensar mucho en la reciente
separación de mi marido después de una tortuosa relación de 15 años. No era mi
primera noche descontrolada desde la separación, no, acostumbraba a beber
demasiado y sentía tendencia a no parar para así no tener que pensar.
Esa noche comenzó temprano, es decir comenzó a mediodía pues quedamos para comer. Hacía mucho tiempo que no veía a Lola y como solíamos hacer cuando nos reencontrábamos, nos dimos un homenaje. Nos fuimos al mejor restaurante de la ciudad y aparte de pedir los mejores manjares de la carta lo regamos con el tinto más caro, lo que significaba que no dejaríamos ni una sola gota en la botella.
A mi, comer y
beber bien me produce un efecto placentero y positivo que me acompaña durante
mucho tiempo y de la forma que lo habíamos hecho ese día produjo en mi una
sensación anestesiante y optimista que llevaba mucho tiempo sin sentir. Tenía
ganas de seguir disfrutando, de prolongar esa experiencia, que no acabara,
seguir, seguir, seguir…
Cuando salimos
del restaurante eran casi las cinco de la tarde y decidimos ir a tomar un café
(con copa por supuesto) a algún lugar. Tardamos en decidirnos y el calor en la
calle era sofocante por lo que cuando por fin arribamos al sitio elegido con
aire acondicionado encendido a la máxima potencia esa sensación de placer se
multiplicó hasta hacerme sentir feliz. Si, estaba feliz, ¿por el vino?, ¿por la
comida?, ¿por el aire acondicionado?, ¿por la compañía?
Lola era una
mujer divorciada desde hacía ya varios años y hablar con ella me reconfortaba
pues estaba más que de vuelta con el tema rupturas, conflictos y demás. Me
encantaban sus consejos, su serenidad, como quitaba importancia a todo lo
dramático que sentía, hablar con ella era como sentarse frente al psicoanalista,
desahogaba, aliviaba.
La combinación
era perfecta, alcohol y Lola. El día no podía ir mejor, desde mi separación
podía decir, no me había sentido tan bien en ningún momento, era como una
ruptura definitiva con todo lo anterior, la sensación de que tomaba las riendas
de mi vida y nada me daba miedo.
Con esos gratos
sentimientos acompañándome bebí y bebí hasta perder la noción del tiempo y casi
del espacio por que cuando abrí los ojos a la mañana siguiente no sabía muy
bien donde estaba. Abrí un ojo lentamente pues la luz me martilleaba el
cerebro, no reconocí en principio la habitación, luego el característico color
carmín de las paredes del dormitorio de Lola me situó de momento. Me incorporé
(estaba completamente desnuda), me giré y me sorprendí al ver junto a mí el
cuerpo también desnudo de Lola. No es que no la hubiera visto desnuda nunca,
pues nos habíamos vestido millones de veces en el mismo baño o habitación, fue
el escalofrío que sentí al mirarla.
No recordaba nada
que me indicara como habíamos acabado allí las dos (me vuelve loca cuando me
ocurre esto, no recordar nada), yo tenía mi equipaje en la habitación de
invitados y en teoría tendría que haber dormido ahí… ¿porqué estaba
completamente desnuda junto a Lola y sintiendo esta sensación que me recorría
todo el cuerpo? La misma sensación que sentía antes de perder la noción del
tiempo y el espacio. Sentía que controlaba mi vida a pesar de no recordar y
sobre todo no tenía miedo.
Me levanté, es
algo que me ocurre desde hace años, la cama me escupe, una vez me despierto ya
no hay manera de volverme a relajar. No quise despertar a Lola, se la veía tan
plácida y realmente tan hermosa… me vestí y me fui al centro a desayunar. Eran
apenas las 9 de la mañana y ya hacía calor, me senté en una terraza y pedí un
café con leche y… primer flash… una imagen tremendamente clara en las escaleras
del bar donde tomamos las copas besándome con Lola apasionadamente. Se me
erizan todos los vellos del cuerpo, mi corazón se acelera a mil por horas, no
se si de placer, de confusión, realmente no se. Hace meses que dejé de fumar y
por primera vez siento un impulso irrefrenable de fumarme un cigarrillo. ¡Qué
nervios! controlo la necesidad de fumar y comienzo a serenarme… segundo flash… estoy
tumbada en la cama y lamiendo un pecho de Lola. ¡Dios! De nuevo se me erizan
los vellos, se me acelera el corazón, me excito muchísimo… ¿qué pasó? Respiro
hondo y me digo… Mara, ¡serénate! simplemente haz caso de tus sensaciones y en
ellas no hay remordimiento, no hay malestar, no hay miedo… tercer flash… estoy entre
las piernas de Lola. ¡Oh my God! ¿Cuándo aprendí yo a hacer eso? me acelero, me
excito de nuevo, me ruborizo, puedo sentir el rojo de mi tez, la sensación
térmica ha subido 10 grados, la sienes me palpitan a punto de estallar.
Todo está
confuso, son solo flashes, comienzo a relajarme, siento mariposas en el
estomago, sonrío, suspiro y de repente me doy cuenta que no recuerdo todo con
detalles pero que estoy deseando volver a casa de Lola y meterme de nuevo en la
cama. Se me encoge el estomago solo de pensarlo, me apetece muchísimo, quiero
besarla, quiero amarla de nuevo.
Regresé corriendo y excitada y cuando llegué al dormitorio Lola no estaba,
el corazón me dio un vuelco, me quedé paralizada, al segundo percibí el leve sonido
de la ducha, me dirigí hacia el baño, di un par de golpecitos en la puerta que
estaba entreabierta y asomé la cabeza. Lola se estaba duchando, nunca había
reparado en su cuerpo de la manera en que lo hacía ahora, ¡que hermosa era! ¡que
perfección! se dio la vuelta y me miró, me sonrío y me extendió la mano
haciéndome un gesto para que fuera a la ducha junto a ella, yo sonreí y me fui
desprendiendo ansiosamente de la ropa mientras me acercaba, desnuda junto a
ella le miré a los ojos profundos, azules, y le pregunté ¿Qué pasó? Ella puso
su dedo en mis labios, susurró shshsh y me besó tan profundamente como jamás lo
había hecho nadie…
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i need more
ResponderEliminarJosefa
Arg
sencillamente encantadora.... gracias mara :)
ResponderEliminar:::DANIELA:::ARGENTINA:::
es una historia que te envuelve y te deja con ganas de seguir leyendo
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