Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Lola - MaraLess


Me pasé, me pasé tres pueblos y más… fue una noche desaforada, ansiosa, descontrolada. Aún trato de poner en pie todo lo que pasó y sobre todo trato de ordenar lo que a partir de despertar al día siguiente empecé a sentir.


Era una tórrida noche de agosto en una pequeña ciudad de interior, yo estaba visitando a una amiga de toda la vida, una amiga que incluso llegó a ser la novia de mi hermano cuando eran adolescentes. Estaba de paso por que llevaba todo el verano de aquí para allá visitando a todos mis amigos para no pensar mucho en la reciente separación de mi marido después de una tortuosa relación de 15 años. No era mi primera noche descontrolada desde la separación, no, acostumbraba a beber demasiado y sentía tendencia a no parar para así no tener que pensar.



Esa noche comenzó temprano, es decir comenzó a mediodía pues quedamos para comer. Hacía mucho tiempo que no veía a Lola y como solíamos hacer cuando nos reencontrábamos, nos dimos un homenaje. Nos fuimos al mejor restaurante de la ciudad y aparte de pedir los mejores manjares de la carta lo regamos con el tinto más caro, lo que significaba que no dejaríamos ni una sola gota en la botella.

A mi, comer y beber bien me produce un efecto placentero y positivo que me acompaña durante mucho tiempo y de la forma que lo habíamos hecho ese día produjo en mi una sensación anestesiante y optimista que llevaba mucho tiempo sin sentir. Tenía ganas de seguir disfrutando, de prolongar esa experiencia, que no acabara, seguir, seguir, seguir…

Cuando salimos del restaurante eran casi las cinco de la tarde y decidimos ir a tomar un café (con copa por supuesto) a algún lugar. Tardamos en decidirnos y el calor en la calle era sofocante por lo que cuando por fin arribamos al sitio elegido con aire acondicionado encendido a la máxima potencia esa sensación de placer se multiplicó hasta hacerme sentir feliz. Si, estaba feliz, ¿por el vino?, ¿por la comida?, ¿por el aire acondicionado?, ¿por la compañía?

Lola era una mujer divorciada desde hacía ya varios años y hablar con ella me reconfortaba pues estaba más que de vuelta con el tema rupturas, conflictos y demás. Me encantaban sus consejos, su serenidad, como quitaba importancia a todo lo dramático que sentía, hablar con ella era como sentarse frente al psicoanalista, desahogaba, aliviaba.

La combinación era perfecta, alcohol y Lola. El día no podía ir mejor, desde mi separación podía decir, no me había sentido tan bien en ningún momento, era como una ruptura definitiva con todo lo anterior, la sensación de que tomaba las riendas de mi vida y nada me daba miedo.

Con esos gratos sentimientos acompañándome bebí y bebí hasta perder la noción del tiempo y casi del espacio por que cuando abrí los ojos a la mañana siguiente no sabía muy bien donde estaba. Abrí un ojo lentamente pues la luz me martilleaba el cerebro, no reconocí en principio la habitación, luego el característico color carmín de las paredes del dormitorio de Lola me situó de momento. Me incorporé (estaba completamente desnuda), me giré y me sorprendí al ver junto a mí el cuerpo también desnudo de Lola. No es que no la hubiera visto desnuda nunca, pues nos habíamos vestido millones de veces en el mismo baño o habitación, fue el escalofrío que sentí al mirarla.

No recordaba nada que me indicara como habíamos acabado allí las dos (me vuelve loca cuando me ocurre esto, no recordar nada), yo tenía mi equipaje en la habitación de invitados y en teoría tendría que haber dormido ahí… ¿porqué estaba completamente desnuda junto a Lola y sintiendo esta sensación que me recorría todo el cuerpo? La misma sensación que sentía antes de perder la noción del tiempo y el espacio. Sentía que controlaba mi vida a pesar de no recordar y sobre todo no tenía miedo.

Me levanté, es algo que me ocurre desde hace años, la cama me escupe, una vez me despierto ya no hay manera de volverme a relajar. No quise despertar a Lola, se la veía tan plácida y realmente tan hermosa… me vestí y me fui al centro a desayunar. Eran apenas las 9 de la mañana y ya hacía calor, me senté en una terraza y pedí un café con leche y… primer flash… una imagen tremendamente clara en las escaleras del bar donde tomamos las copas besándome con Lola apasionadamente. Se me erizan todos los vellos del cuerpo, mi corazón se acelera a mil por horas, no se si de placer, de confusión, realmente no se. Hace meses que dejé de fumar y por primera vez siento un impulso irrefrenable de fumarme un cigarrillo. ¡Qué nervios! controlo la necesidad de fumar y comienzo a serenarme… segundo flash… estoy tumbada en la cama y lamiendo un pecho de Lola. ¡Dios! De nuevo se me erizan los vellos, se me acelera el corazón, me excito muchísimo… ¿qué pasó? Respiro hondo y me digo… Mara, ¡serénate! simplemente haz caso de tus sensaciones y en ellas no hay remordimiento, no hay malestar, no hay miedo… tercer flash… estoy entre las piernas de Lola. ¡Oh my God! ¿Cuándo aprendí yo a hacer eso? me acelero, me excito de nuevo, me ruborizo, puedo sentir el rojo de mi tez, la sensación térmica ha subido 10 grados, la sienes me palpitan a punto de estallar.

Todo está confuso, son solo flashes, comienzo a relajarme, siento mariposas en el estomago, sonrío, suspiro y de repente me doy cuenta que no recuerdo todo con detalles pero que estoy deseando volver a casa de Lola y meterme de nuevo en la cama. Se me encoge el estomago solo de pensarlo, me apetece muchísimo, quiero besarla, quiero amarla de nuevo.

Regresé corriendo y excitada y cuando llegué al dormitorio Lola no estaba, el corazón me dio un vuelco, me quedé paralizada, al segundo percibí el leve sonido de la ducha, me dirigí hacia el baño, di un par de golpecitos en la puerta que estaba entreabierta y asomé la cabeza. Lola se estaba duchando, nunca había reparado en su cuerpo de la manera en que lo hacía ahora, ¡que hermosa era! ¡que perfección! se dio la vuelta y me miró, me sonrío y me extendió la mano haciéndome un gesto para que fuera a la ducha junto a ella, yo sonreí y me fui desprendiendo ansiosamente de la ropa mientras me acercaba, desnuda junto a ella le miré a los ojos profundos, azules, y le pregunté ¿Qué pasó? Ella puso su dedo en mis labios, susurró shshsh y me besó tan profundamente como jamás lo había hecho nadie… 


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3 comentarios:

  1. i need more

    Josefa
    Arg

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  2. sencillamente encantadora.... gracias mara :)
    :::DANIELA:::ARGENTINA:::

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  3. es una historia que te envuelve y te deja con ganas de seguir leyendo

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