Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

La Médico - Eliza

Estaba tan enfrascada en mi mundo de aventuras literarias, que jamás me di cuenta, de las personas que pasaban a mi lado. Estaba en mi servicio social, y lo único que se me pedía era ayuda de vez en cuando, sacar copias, comprar cosillas pequeñas, de ahí en más nada.
No sabía ni la mitad de los nombres de las personas que trabajaban ahí, pero no me preocupaba mucho, tampoco no todos sabían mi nombre.



Al día siguiente, sólo tomé las hojas, ni siquiera le vi el rostro; lo obvio copias, pero dijo algo más: “Por Favor Anita”, lo curioso era que si bien nadie sabía mi nombre, mucho menos lo mucho que me molestaba que lo minimizaran, pero lo acepté, lo había pedido de buena manera, sólo me di la vuelta.

Regresé, le entregué el encargo y el dinero restante, y por fin vi su rostro, lo único que noté era que tenia una mancha del lado derecho de la cara, no muy grande, pero algo que no era fácil tapar con maquillaje, me parecía lindo, pero supongo que no le di la importancia, era sólo una persona mas, y la verdad, había pasado desapercibida, de no ser porque a la hora del almuerzo, en vez de alimentarme con comida como el resto de la población, lo hacia con libros o música, se sentó a mi lado y preguntó lo mas obvio: “¿Qué estás leyendo?”

Soy bastante sarcástica, de un humor muy ácido, lo que hubiera respondido no le hubiera agradado mucho así que traté de contestar lo más normal: “Un libro”. Y soltó una risa muy pegajosa así que también reí un poco, sin pensarlo solté el libro y empezamos a platicar, y me di cuenta de algo que me hizo sonreír mucho, no estaba tan sola después de todo.

Mientras platicábamos era como si existiera otra dimensión, en la que a pesar de estar en paz en confianza, sentía la presión de las miradas, de los pensamientos, del ambiente de desaprobación.

Después del desayuno, me fui al aula a cuidar a algunos niños, durante toda la mañana sentía que todos me veían y que murmuraban a mis espaldas, esta bien que sea gay, lesbiana, camionera, lencha, leñadora o invertida, pero ¿tanto se me notaba?, ¿mi atuendo de siempre es playerita, jeans y tenis, que no se viste así el 90% de la población mundial?

Se acercó una maestra conmigo, y así como yo lo presentía en su mirada y en su tono de voz pensé que me haría la pregunta más obvia del mundo; pero no hizo, una pregunta que me dejo en shock:
-¿Tú y la doctora se conocen hace tiempo?

Mi respuesta fue obvia: No, ¿Por qué lo pregunta?

Y me platicó la tan reveladora historia, que por cierto las miradas y las habladurías se debían a ella y no a mi.

La médico había llegado hacia unos pocos meses, se estableció en una pequeña área de la estancia, y si bien se sentaba con las compañeras trabajadoras en la hora del desayuno, sólo solía escucharlas y a veces, hacer uno que otro comentario, para ellas era muy introvertida y discreta.

Si bien yo no soy tan extrovertida como cualquiera de dos décadas de edad, sé entablar una conversación, empezarla y terminarla, y aparte siempre me han dicho que soy un alma vieja en un cuerpo muy nuevo, así que a veces, en vez de platicar con personas de mi edad termino hablando con personas más maduras.

Así que todas las compañeras se sorprendieron cuando en vez del monótono desayuno con ellas, la doctora decidió sentarse conmigo, reír un poco con el chiste del libro, presentarse y platicar como dos personas maduras, eso si más gracioso porque estábamos sentadas en las mesas y sillas de niños de primaria.

Después del desayuno, nos levantamos y cada quien tomó su propio camino, lo que paso el resto de la mañana era algo que nadie se lo esperaba...

Sólo si me hubieran grabado lo hubiera creído, estaba en una de las tantas salas de la guardería y de repente tocaron a la puerta, era la doctora con su bata blanca impecable, unos bonitos jeans, playerita y para mi sorpresa tenis, empezamos a retomar un poco la plática del otro día, hasta que surgió la pregunta "Tengo que hacer algunas cosas en el hospital ¿Me acompañas?”  ¡¡¡OMG!!!

Me quedé paralizada, pero a pesar de eso, traté de decir: "si", bajamos las escaleras y seguía sin creer que iba a acompañarla era la hora del desayuno con lo que no contaba era que no tenia un carro, tenia una bestia con llantas, era tan grande que tuve que sostenerme de la puerta para subir, me canse del esfuerzo, lo que me causo mucha gracia, era pensar que si yo era mas alta que ella, como demonios se subía, y de repente su voz me saco de mis pensamientos: "¿Me ayudas a subir?” le tomé la mano, y lo sentí, sentí chispas y también sentí algo más, durante todo el trayecto platicamos de mi, de mi, de mi, la verdad no entiendo como es que me sentí en tanta confianza, solo ella me escuchaba, eso si de todo se reía, y eso me encantaba.

Cuando llegamos al hospital nos dirigimos hacia una oficina, y nos sentamos en las sillas naranjas, me volteo a ver y me pregunto si no estaba aburrida y le conteste “No contigo, no”, nos reímos, pero sentí que fue una risa nerviosa, se abrió la puerta de la oficina y ella entro, dejaron la puerta abierta, hacia demasiado calor, se sentó, yo no dejaba de ver su perfecto perfil, de repente me volteaba para que no pareciera tan obvio, pero era imposible, se levanto, estrecho la mano a algunas personas y salio, me dio la mano y me levantó de un brinco de la silla, nos dirigimos a los elevadores estábamos en el segundo piso, pero ella no sabia que para mi los elevadores son el mejor invento del hombre blanco, a un lado estaban las escaleras, le solté la mano para disponerme a bajar las escaleras, me tomó de la mano otra vez y dijo: "Vamos a bajar por los elevadores", pues dicho y hecho nos subimos en el elevador, presiono PB y el instante en que se movió, le tomé la mano más fuerte, no se quejó, salimos del hospital y nos dirigimos a la guardería, después de ese día sentí que nada seria igual =)


Después de aquel día, todo  estaba muy bien. Almorzábamos juntas, platicábamos de muchas cosas, pero mi servicio estaba a punto de terminar, así que me sentía muy feliz, pero muy triste a la vez, no es que nunca la fuera a volver a ver, pero no era lo mismo, verla durante seis horas al día, lo bueno es que nunca sospecho nada, lo malo, es que nunca se dio cuenta.

El miércoles Elizabeth llegó a la guardería, mi amiga de toda la vida, le presente a la doctora, y se dieron la mano, Elizabeth es de mente muy abierta así que sabia lo de mi orientación, y en cuanto salimos del edificio se dio cuenta de que me gustaba la doctora. Y empezó a molestarme diciéndome cuando podría decirle lo que en verdad sentía, frustrada me levanté del sillón, y la dejé hablando, minutos después subió y me pidió disculpas, algo que en ella, era muy raro, pero sabia que lo hacia de corazón.

Salimos al centro y compramos unas cervezas. Nunca había ido a ese lugar, cerca de ahí, estaba un cine ya muy viejo, seguía proyectando películas, pero la verdad, no en muy buena calidad de audio y sonido, así que no me percataba de los lugares alrededor, empezamos a caminar entre una colonia de casas, me gustaba caminar porque así apreciaba más el detalle de las cosas y aparte porque reconozco que no sé manejar muy bien, el lugar era bonito con casas grandes y de patios amplios, iba tan distraída que no escuchaba a Elizabeth, sólo sentí que algo me golpeo, ¡¡¡¡¡auuchhhh!!!!!


Me detuve a ver con que me había golpeado, y la camioneta me pareció familiar, pero sabía que había más como la de ella,  Elizabeth  se río por varios minutos y con eso esfume ese pensamiento

Seguimos caminando, trataba de escucharla, en la siguiente cuadra volví a ver la camioneta, pero con ella adentro no se detuvo hasta que alce la mano para saludarla, metió reversa y abrió la puerta del pasajero la salude en la mejilla y saludo a Elizabeth, me pregunto que estaba haciendo tan lejos de casa, con sorpresa le pregunte:

-¿Sabes dónde vivo?

-Si, te seguí en la camioneta, vives cerca de la guardería, ¿cerca del parque, verdad?

- Si, pero oye, si me seguiste, ¿no podrías haberme dado un aventón?

-Nooo, vives muy cerca, puedes caminar jajajajjaa - su sonrisa era de lo más hermosa, se le hacían unos hoyuelos y su mirada se iluminaba

-¿Qué tomas?- preguntó todavía sonriendo.

-Cerveza, ¿gustas?

Tomó la botella y le dio un trago, me tomó por sorpresa, me devolvió la botella

-Ya me tengo que ir, te veo después - Dijo con cara de niña que no se quiere ir.

- Sí, te veo luego - Me despedí y cerré la puerta.

Elizabeth se dio cuenta, de todas mis expresiones, dice que soy increíblemente transparente, que todo se me nota, y una vez más, empezó a molestarme y luego dijo algo curioso

-Tómale a la botella, será como haberla besado - con mi gran imaginación, no sólo imagine el beso también algo más.
Sentí un golpe, Eli no era muy cariñosa, así que su amor lo expresaba con empujones, abrazos asfixiantes y otras clases de muestras de cariño extrañas.

-¿Por qué me golpeas? - pregunté

-Despierta, estás en las nubes, deja de soñar, no te pela y no lo va a hacer, ¿tienes idea de cuántos años tiene? Probablemente el doble que tu, es heterosexual, tiene novio y no creo que a estas alturas vaya a cambiar de orientación y sobretodo por una adolescente.

 "Vaya mi amiga, ¡si qué sabe como subir los ánimos! ¿Verdad?"

Abrí los ojos, y sentía unas ganas inmensas de decirle lo que sentía, de  decirle lo mucho que la quería, y que iba a extrañar tanto las platicas, y las idas al hospital, me metí a bañar, salí de la casa y empecé a caminar esas cuadras que se me hacían eternas, no quería llegar a la guardería pero tenia que ayudar en los preparativos para la graduación de los niños de preescolar, el vestuario, las rutinas de baile, y decorar el escenario.

En el teatro, durante todo este circo no pude hablar con ella, las dos estábamos ocupadas,

En un minuto que tuve libre, me senté en el centro del escenario a pensar en como podría decirle, todo esto que guardaba mi corazón, me deje llevar por mis pensamientos tanto que no me di cuenta de nada durante segundos....

-¿En qué piensas? ¿O mejor en quién? - escuché su voz y en vez de contestar su pregunta, me quedé en silencio

-Tierra llamando a Ana, Tierra llamando a Ana jajaja- Seguía hablando mientras yo sólo la veía

- Perdón, estaba pensando cosas tontas, muy tontas, sin sentido, sin explicación, cosas que me imagino y que jamás podrán pasar- Hable sin parar, que sólo me ocurría cuando me ponía muy nerviosa.

-OK me voy, tengo que ir con los niños, nos vemos luego en "show"- dijo de manera sarcástica.

Y así se llegó la hora de la graduación, primero los números de baile, donde yo estaba de un lado del escenario acomodando a los niños y ella del lado contrario haciendo lo mismo, ella lloraba cada que un número musical terminaba, porque sabia que no los volvería a ver y me dolía ver eso, tenia ganas de abrazarla, de consolarla, pero me detenía, y que bueno que me detenía, porque no yo sabia que podía pasar, cuando se acabo todo, traté de hablar con ella pero ya no pude , era mi ultimo día, y no pude despedirme

Pasaron las vacaciones y entré a la escuela de enfermería, y me olvidé un poquito del tema de la doctora, en el segundo semestre de la carrera ya te imponen ir a practicar a un hospital, no sabia donde trabajaba ella pero ansiaba descubrirlo, pare por fin decirle todo mi amor, estuve en dos hospitales y nada, no sabia donde trabajaba. El miércoles no íbamos a los hospitales, así que me di una vuelta por la guardería, no vi su carro, pero le pregunté al guardia y me dio la mejor noticia....

-Y no trabaja aquí- dijo el guardia

-¿y no sabe dónde trabaja ahora?- pregunté, con la esperanza que él supiera algo de ella

-Si, trabaja en un hospital cerca del centro - Se volteo para darme la dirección escrita en un papel, que por cierto, no le entendía muy bien.

Era sábado, y como parte del reglamento escolar los sábados son para educación física, ir a unos campos abiertos con canchas de basketball, tenis, voleibol y fútbol.

Cuando la clase terminó eran las 9:30 de la mañana, pensé en ir a darle una visita a la doctora, pero durante el camino lo único que recordaba eran las palabras de Elizabeth, parecía una tontería, pero tenían ese....

Traté de distraerme con un poco de música, pero no funcionaba, estaba ya cerca del hospital, seguía sin resolver que le diría exactamente y como se lo diría. Quité la música, y traté de pensar claramente, pero había un ruido que no me dejaba concentrarme, era mi llavero, de esos grandes con cositas pequeñas entre los espacios y ruidosos muy ruidosos.

Por fin, llegué al hospital, con el carnet de estudiante de enfermería era fácil pasar entre las áreas, busqué el área de pediatría, y me detuve en la pared al borde  de la puerta y pensé en escuchar su voz hasta que fuera real, y la escuché. Tomé valor, empecé a caminar hacia ella, estaba sentada detrás de un mueble de color blanco, no me reconoció al principio, había pasado tanto tiempo, y de repente, una sonrisa tan hermosa, que alumbró el lugar, había más personas, pero sólo la veía a ella, se levantó y me dio un abrazó, y lo recibí con tanta alegría, que pensé que la había lastimado, soy más alta que ella así que me encantó como su cabeza se acomodó en mi pecho, y pensar que por un segundo escuchó los latidos de mi corazón, ojala no haya notado mi arritmia.

Empezamos a platicar como antes, como si el tiempo no hubiera pasado, y entre la platica, de mi bolsillo saque el llavero, pensé en regalárselo, porque la verdad es que ni siquiera tengo llaves, le entregué el llavero y le pedí que lo cuidara mucho, sostuve sus manos, y ahí sabía que era el momento perfecto.

-Tengo algo que decirte...

Sonó el teléfono del área.

-Pediatría, Buenos  Días - contestó

Y lo supe, esa era la señal, la había estado esperando, pero no pensé que fuera hoy, me sentí triste, pero al fin aliviada.
Cuando volteo para contestar el teléfono, tomé la señal, y partí sin decirle nada, caminé con la mirada gacha, pero...

-Qué bueno que no le dijiste nada-

-Pues si, pero me siento tan mal conmigo misma, si tan sólo...

-No, no, no, el hubiera no existe, y aparte déjame decirte que estuvo muy bien que tomaras esa señal como tu le dices, porque lo hubieras arruinado todo. Imagínate que hubiera pensado si le dices todo lo que sientes...

-¿No que el hubiera no existe?

-Bueno, pero sólo piénsatelo, la amistad que tienes con ella ya no existiría, ¿cómo sabes que siente lo mismo que tu?

-No, no lo sé, pero que bonito pensar que si.

Esas platicas entre Diana y yo eran geniales, se extendían hasta la madrugada, y en la mañana seguir con la platica, desde otro punto de vista, ya un poco más despiertas. Durante vacaciones decidí viajar para olvidar el tema, pero por alguna razón se hacia presente en mi sueños e incluso en mis pesadillas, que sintiendo que la tengo en mis brazos, se escapa y ya no vuelve.

Pero esto no duraría mucho, entre viajes y caras nuevas, viví nuevas experiencias, que me revivieron y me hicieron sentir que lo pasado debía quedarse ahí.

Conocí a alguien más, de mi edad, un tanto aburrida, pero es normal, estoy acostumbrada a entablar relaciones con personas de una edad mayor, ya tenemos 3 meses, en los que sus ojos son los míos, sus acelerados latidos del corazón me pertenecen y cada bocanada de aire que respiro proviene de ella, estoy feliz, supongo, o tal ves me estoy engañando...

Sigo pensando en la doctora, temo, a veces, encontrármela en el hospital donde resida, pero aun con ese temor, reconozco que, a veces, si la veo en las calles por el centro, la sigo, no muy de cerca, pero lo suficiente, como para que su aroma me invada y me vuelva loca como siempre, no hablo con ella, voltea y me escondo entre la multitud, es un juego que me gusta jugar de vez en cuando

Dicen que soy masoquista, y a lo mejor si, pero les aseguro que no duermo sólo de pensar en el " hubiera..." pero luego los mismos pensamientos me cansan, caigo a la almohada, no la he vuelto a hablar con ella cara a cara, sólo en mis sueños.

P.D.: Esta historia no me la he inventado, es real, tengo 20 años, y sigo pensando en ella a pesar de estar con mi novia, ¿le quiero? si ¿le amo? no lo sé...



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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Eliza Derechos Reservados
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7 comentarios:

  1. Que linda historia!! te felicito... lastima que no haya pasado nada... aunque yo en lo personal hubiera preferido decirle lo que sentia... como dijo tu amiga el "hubiera" no existe... tal vez la Doctora te habria aclarado las cosas y demas
    pero el intento se hubiera hecho... ahora solo tienes el pensamiento de lo que pudo o no ser... lo que tomaste como una señal puede que solo haya sido mera casualidad... trabaja en un hospital las llamadas como esas que le hicieron son lo mas normal en un ambiente asi... creo que te pusiste alguna barrera que te impidio hacer el intento por decirle algo!!

    Val

    México

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  2. wow te quedas sin palabras al leer algo
    aveces todo no tiene un final feliz.

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  3. pues nunca es tarde!!!!! así que anímate!!!!!! no tienes nada que perder y mucha para ganar!!! saludos y un beso

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  4. las barreras son dibujos imaginarios hechos con el cutre lienzo de la melancolia y la soledad
    no se puede amar teniendo fronteras
    cerrandose en un circulo vicioso donde tan solo crece un vacio interno
    amparado por la desilucion
    no se puede hablar de amor conjugado con temor...

    La vida se trata de tomar riesgos, no importa lo que pase despues, tu seguiras tranquila sin que te acose ese "que hubiera pasado sí..." No dejes de vivir lo que sientes con la mujer que realmente quieres, si ella te siguió para saber donde vives nena, todo tiene una causa y efecto!!! No te rindas!

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  5. Muy buena historia y animate, el expresar tus sentimientos es lo mejor que puedes hacer, vida solo hay una!

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  6. Me encanto tu historia te recomiendo que te animes a decir lo que sientes¡¡¡¡¡¡ ♥

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  7. Ya ha pasado tiempo desde que escribiste la historia. ¿Te atreviste a decirle a la doctora lo que sientes? Espero que sí.
    Nunca es tarde para expresar nuestros sentimientos. Si lo hiciste y no te correspondió, no te desanimes, al menos lo intentaste y te quitaste el "hubiera" de encima. ;)
    ¡Saludos!
    Lidia Z.

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