Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

El Destino - Sonia

 Hoy he recuperado el cachito de mi vida, que perdí cuando te fuiste, y te lo llevaste contigo.

Verte, después de tanto tiempo, ha sido una alegría que no esperaba.
Había pensando en nuestro reencuentro, cada vez menos para serte sincera, pero la realidad me ha pillado desprevenida.

He descubierto que el pequeño rencor que aún guardaba hacia ti, ha desaparecido y casi no lo siento.


Es curioso, llegué a odiarte con todas mis fuerzas, al maldecir una y otra vez el haberte conocido. Incluso me odié a mi misma cuando acabé de hacerlo contigo. Por haberme dejado engañar con tus mentiras evidentes, que el calor de mi amor no me dejaba ver entonces. Pero el tiempo curó mis heridas y mi dañado corazón, y un día dejó de sufrir para volver a sonreír, a sentir.

El transcurrir de los días me cambió el dolor y el engaño por el recuerdo de todo lo bello, que al fin y al cabo, viví contigo.

Y hoy te he visto delante de mí. Con tu altiva presencia y tu penetrante mirada, que me deja claro el porque me enamoré de ti.
Nuestra charla ha sido cordial, a pesar de que yo me encontraba incómoda y eso me hizo estar a la defensiva.

El tiempo pasaba y nuestras conversaciones se iban intercalando entre nuestro nerviosismo, las dos queríamos hablar a la vez. Los temas se iban poniendo a la cola para salir, entonces tú sugeriste ir a tomar un café.

Miré el reloj como una tonta, no quería que se me notara la enorme ansiedad que ello me producía.
Pero cuando estaba dispuesta a rechazar la propuesta, con cualquier excusa vana, acepté.

Sonreíste y nos fuimos contentas y nerviosas, como dos chiquillas que salen del colegio para ir al parque, a una cafetería cercana.
Yo seguía sin estar tranquila. Estaba conversando contigo después de habernos gritado todo lo humanamente que había sido posible. Después de la infinidad de reproches que llevábamos a nuestras espaldas, y sabía que no tardarían en aparecer, después de todas las bellas palabras que nos habíamos dicho.
Pero para que mi estado de confusión se agravara no ocurría nada de lo que yo pensaba que iba a ocurrir teniéndote tan cerca.

Te escuché. Escuchaba como me contabas tu vida, tus nuevos proyectos, tus ilusiones y todo lo que te hacía tan feliz que se te reflejaba en la cara.

Yo hice lo mismo. Te conté mi vida sin ti, después de olvidarte. Y evite mencionar, en todo momento, cuánto te había echado de menos.
La tarde se nos iba consumiendo, como dos viejas amigas que se encuentran y empiezan a revivir sus viejas batallas.
Evitaba fijarme mucho en su mirada, porque sabía que si volvía a perderme en ella caería de nuevo ante tus pies. Caer de nuevo rendida a ti.

Rehuíamos con prudencia el tema de nuestra relación, pero los temas se agotaban y ese siempre quedaba sobre la mesa; como esperando que la más valiente se atreviera a abordarlo.
Tocamos el tema muy superficialmente. Esta vez sin reproches ni culpables.
Sólo nos quedó una pena, no haber sido capaces de llevar hacia adelante un amor como el nuestro.
Un amor que tenía futuro, porque yo te quería... ¡Dios, cómo te quería!, y sabía que debajo de toda esa frialdad, tú también te quemabas de amor.
Pero el destino nos separó. Y ya de nada servia lamentarse por nuestra suerte o cobardía.

Y hablando, riendo, he intentando averiguar cada una si éramos felices la una sin la otra, llegó la hora de despedirnos.
Y volvimos a decirnos adiós. Pero fue mucho menos doloroso que la primera vez.
Nos deseamos suerte y bellos sentimientos para que nos ayudaran en este camino, que volvíamos a emprender la una sin la otra.
Y volvió a irse. Se fue. La vi alejarse tranquila, igual que yo lo estaba. Tal vez no volveríamos a vernos, pero el destino que un día nos separó, nos había dado la oportunidad de enterrar nuestros pequeños odios, reproches y penas, que toda relación deja cuando se acaba....

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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Sonia Derechos Reservados
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