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Serenpidia - Eldest88 - Capítulo 19


Buen día/noche para aquellos que aún siguen la historia, no tengo excusas para mi retraso, pero espero que el siguiente cap recompense un poco la espera.

CAPITULO 19 MASCARAS
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Compartir el mismo espacio era la muerte, que tonta fue cuando pensó que podría tolerar su presencia a pesar de todo, en realidad se dio cuenta de lo poco preparada que estaba… decir que aquellos días fueron el infierno, fue la madre de los eufemismos. Y allí estaba, a la espera de una sentencia silenciosa que le hablaría al mundo de su infortunio.

Pero todo había comenzado en el momento mismo en el que su prima la visitó aquella tarde en su habitación, una semana atrás y a los dos días de aquel frustrado encuentro en la biblioteca con la princesa Kruger. Aquel día nefasto, tras su triunfo ante los mercenarios y la recuperación del tesoro real para la botica, una cosa alabada por todos los súbditos y lo que sería un motivo de alegría, en realidad no importó mucho, la forma en la que su amada la miró al salir de aquella habitación, con aquella decepción y dolor en los hermosos ojos esmeraldas, cuyo rostro exponía una amargura inmensa, pensando tal vez lo peor de ella... ese acto entonces resultó ser la cosa más dolorosa que le había pasado en el término de toda una vida y que pese a ser princesa no recordaba haber tenido una vida de un color pastel, siendo un terrible precedente. 
Así que cuando su querida prima, a la que consideraba una hermana fue a su lado y con la esperanza de desahogar sus penas, así mismo como darle la mejor noticia que había tenido la oportunidad de oír… teniendo esperanza en ese hecho, el semblante serio y preocupado de la morena la obligó a callar, en espera de eso que la muchacha más joven tuviera para decir.
―Shizuru...― susurró con ternura, y fue extraño en extremo, porque Nina era demasiado formal, la mayor parte del tiempo, aunque estaba segura de su amor y lealtad, más allá de lo que podría exponer sobre cualquier persona en su proximidad. ―¿Es cierto que pronto seré tía?― la duda en su voz no hizo más que exponer la emoción que contenía, como si la posibilidad de lo contrario pudiera herir gravemente su corazón.
―Aparentemente, es así.― y el firme abrazo que tuvo lugar le reconfortó el alma, al menos por un breve, pero apreciable momento. ―Ha sido amiga y consuelo la cubeta bajo mi cama cuando el alimento parece odiar la idea de quedarse en mi estómago más de 10 minutos.― bromeó un poco. ―Pero la idea de esta pequeña persona creciendo dentro de mí, ha traído tantas emociones a mi corazón… 
―¡Por los Dioses! Que hermosa noticia, aunque no es nueva… no para mí, pero quería tanto oírlo de tus labios.
―¿Cómo lo has sabido?― Levantó una ceja curiosa.
―Natsuki me contó.
Una expresión de disgusto en el ceño de la castaña surgió fugazmente. Las dudas como flechas de incertidumbre la acosaron de inmediato, ¿desde cuándo la autonombrada enemigo número uno de la princesa petulante se tomaba la atribución de llamar a la susodicha por el nombre? ―Es particularmente extraño que te relate tales confidencias a tí, de entre todas las personas.― Intentó contener en su voz suave y controlada la molestia que ese hecho le ocasionaba.
―Ella en verdad parece devastada por la noticia, por sus implicaciones... pero aun así te ama más de lo que adora a su orgullo.― Expuso con firmeza lo que hizo cambiar su opinión, pues no conocía a nadie dispuesto a realizar un sacrificio semejante. Que Kruger fuera odiosa, petulante y una verdadera casanova, no cambiaría el valor de la promesa que cumpliría a costa de un dolor insondable, si es que la afirmación de su amor por su prima era cierta y solo por lo que vería adelante podría confirmar o negar tal cosa, aunque proteger un hijo ajeno ya decía suficiente. ―Nosotras velaremos por ese niño con nuestras vidas y le procuraremos todo el bienestar de este mundo, tendrá… dos tías que lo amarán muchísimo.
―Nina… ¿de qué estás hablando? No puedo seguir el hilo de tus ideas. ¿Dos tías? Yo no tengo a nadie más a quien consideré digno de tal posición además de ti, claro.
―Shizuru, hablo de Natsuki y de mí… ella hará cualquier cosa por ver que tu hijo esté sano, sea cuidado y amado.― La morena sujetó su mano tratando de transmitir toda su devoción, todo el afecto que construyeron durante años y eso apaciguó por un momento la tormenta en los ojos borgoña. ―Deja que te cuente, cuando venía a verte desde la mañana, terminé por error en el laberinto de arbustos, se supone que era un atajo, pero me perdí… allí encontré al Diamante Plateado, honestamente tuvo suerte, no sabía que la tarea con los mercenarios le hubiera dejado la cabeza rota.
―Por Rød… tengo que… tengo que verla, no la vi tan lastimada ese día. Que tonta fui… ella debe saber, entender la verdad.
Nina la detuvo por la muñeca. ―No… no puedes.― Suspiró, tampoco era tan mala persona para conceder que Shizuru terminara de destrozarla más de lo que se la veía. ―Ella no quiere verte… está sumida en una amargura que no puede ser falsa, nadie podría fingir tan bien.
Aquello solo aguijoneó más el deseo de acudir a su lado, sobre guardias, reyes y quien fuera. ―¿Qué dices? No es tu decisión, es muy mía Lady Wong― Estaba a un paso de recordarle su posición a la Duquesa, un título muy por debajo de suyo… quien sería reina en unos años. ―Harías bien en soltarme. 
Nina vio el peligro detrás de aquella mirada mortalmente fría, y obedeció soltando el antebrazo. ―Ella… ha trazado un plan suficiente para reinar y con ello proteger al fruto de tu amor, sea que quieras profundamente a otro hombre o que fuera un error con alguien y yo en verdad puedo entenderte si eso es lo que pasó. Siempre estaré a tu favor y por tu bienestar reté a Kruger a superar esta situación, pese al desprecio o la idea de la traición dijo que te protegerá… y al bebé― Nina se aproximó a la cesta que trajo consigo para camuflar cierto peluche, y traer algunas viandas para su querida prima. ―Te mandó esto, para… él o ella, dijo que era un tesoro precioso, algo que obtuvo de su madre― Le entregó el osito, que pese a tener tantos años de uso, estaba en perfectas condiciones y tenía un perfume impregnándose hasta ser parte inherente de la fragancia del osito, tal vez ella nunca sabría que Natsuki llenaba el peluche del perfume de su mamá para consolarse por la pérdida tiempo después de su muerte.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, entre la dicha y la pena, comprendiendo rauda el juicio que las personas que más amaba lanzaron sobre ella, sin siquiera preguntar. ― ¿Cómo puede ser tan dulce y tan cruel al mismo tiempo? ― había tanto amor en el obsequio para su hijo no nato, su pequeño Shura, del que no estaba segura si sería niño o niña, ya que el nombre que le dio el dragón era un tanto ambiguo.
―Es una persona ambigua, te ama y te detesta… tal vez solo está dolida, por la parte que involucra al padre del bebé― Y no podría Wong decir que ella misma no tuviera la curiosidad sobre el secreto que involucra a la otra parte de esa historia. ― ¿Es impropio preguntar quién es el padre?― El que sería hombre muerto si alguien llegara a saberlo y estaba segura que por la espada de cualquiera de los dos Kruger. ―Debemos tomar acciones que eviten un descrédito, es algo que debemos cuidar por ti.― Intentó justificar lo anterior, más allá de la malsana curiosidad.
La risa amarga que salió de la garganta de Shizuru dijo bastante al respecto. ―Si las personas que más “confían” en mí, han dado por sentadas las cosas ¿Realmente importa que intente explicar nada en primer lugar?
El rostro de Nina fue un poema, apretó el mimbre de la agarradera de su cesta como si fuera un escudo. ―Yo… yo solo quiero que entiendas que sin importar cuál sea la situación, te quiero y te apoyaré… ya lo hago, ya… yo haría lo que fuera por ti. Incluso la cosa más detestable...― Desvió la mirada incómoda y sonrojada, ligeramente culpable.
Una cosa para despreciarse a sí misma y Shizuru leyó un acto grave. ―¿Qué has hecho… Nina?― Daba miedo, la chica era conocida por sus decisiones radicales.
La pelinegra dejó la cesta a un lado. ―Kruger derrocará a su padre…
―Eso lo sé, ella me habló de su plan con detalle… no he estado de acuerdo con la idea de su boda para conseguirlo, pero ella insistió en que no había otro método, aun así, Tokiha o Greer, ninguna de ellas es…
―Oh...― Se llevó las manos a la boca. ―Ellas… ellas la traicionaron.
―¿Que?
―Ahora todo tiene sentido...― Anunció Nina con un aparente entendimiento que comenzaba afectar los nervios de la castaña, quien estaba considerando seriamente chasquear los dedos para obligar a su prima a centrarse en lo importante, y al final así lo hizo, lo cual guio los ojos de fuego rojizo sobre los suyos de tono sangría. Nina se aclaró la garganta. ―Ella, no confía en nadie ahora… aparentemente Greer y Tokiha son amantes, y murmuró cosas de alces.
Decir que los ojos de Shizuru se ampliaron sorprendidos, o que tuvo una parte de cruel alivio por saber que ninguna de las dos mujeres estaba realmente interesada en su pelinegra, fue lo más exacto por decir. ―Porque le disgustaría, ¿su supuesta afirmación de amor verdadero no va en contra de algún interés por ellas?
―Al parecer, tiene el corazón roto… o es una gran actriz, ella haría cualquier cosa por, superar este momento y lo que ella considera es una traición, tras otra mucho más sensible― La pelinegra suspiró. ―Ella no contará con ninguna de las dos para el plan, de manera que ha tenido que cambiar la propuesta.
―¿Y ahora con quien se supone que va a casarse?― Frunció el ceño, ¿con cuantas mujeres tendría que ver retozar a Natsuki? incluso si fuera una pantomima.
El temblor en las extremidades de Nina debió ser un indicio, sin embargo, Shizuru no estaba a su máximo potencial, entre malas noches con sueños fugaces, la incapacidad de sostener el alimento en su estómago, y las constantes alertas ante la presencia de Arashi quien podía ser más furtivo ahora que se sabía evadido, mermaron su siempre perceptivo pensamiento, aquel que la había tenido un paso por delante de sus rivales a lo largo de su vida. Así que cuando su prima, supuestamente la única mujer confiable en su vida, levantó su mano y giró el anillo cuyo ornamento escondía en la cara oculta de su dedo, mostrando el zafiro gélido que era una joya exclusiva de la princesa Kruger, inherente a su título, algo muy semejante a las familiares náuseas y arcadas propias de todos los días invadió a Shizuru, junto con una palidez digna de un anémico terminal. Salvo que nada tenía que ver la formación de su hijo en aquello…
―Soy yo… el reemplazo, me temo que nadie más se prestaría a la tarea, por las genuinas razones que…
La bofetada que inclinó el rostro de Nina en una dirección un tanto anómala, junto a la marca rojiza que se formó de inmediato en la mejilla izquierda de la Duquesa delató la fuerza tras la mano ‘delicada’ de una que era guerrera antes que princesa. La incredulidad en los ojos magma por otra parte, se convirtió pronto en una tristeza del tamaño de un abismo.
―Estas dolida, y sensible...― Intentó pensar en una razón para merecer el golpe, mientras una lágrima se desplazaba por su mejilla derecha. ―Porque… tú jamás me harías daño. ¿estoy en un error?
Shizuru se mordió los labios, y la mano agresora reposaba temblorosa en su costado, como si rogara porque el exceso de fuerza no hubiera importunado a la criatura en su interior. ―De entre todas las personas… no tú.
―No hay nadie más Shizuru y en realidad sabes que no puedes confiar en otra persona. ¿No crees que si seduce a cualquier otra mujer hay un considerable riesgo en el hecho de que eso sea permanente?
―Ya hay un riesgo de que tu no retornes… Nina.
―Eso no pasará, entre nosotras no hay más que desprecio e indiferencia.
Shizuru se rio con ironía. ―Me recuerdo a mí misma hace tres meses… no menosprecies a Natsuki, ella es encantadora cuando quiere y tú, eres tremendamente dulce cuando alguien te importa, y al parecer ella te importa.
Wong negó, ―Me importó, porque a ti te importaba… pero estas siendo dura, con alguien que pensó primero en ti antes que en sí misma, alguien a quien ahora desprecias sin ninguna muestra de… humanidad.
―¿Hablas de ella o de ti?
―Hablo de nosotras, cuando no creí que pudieras romperme a mí. Tal vez ya la entiendo mejor.― La forma en la que su Fe fue pagada por la mano de Shizuru, estaba doliendo mucho, más que el golpe.
―No soy de la clase que comparte Nina.― Amenazó tácitamente, con la serpiente que se enrosca y se prepara para dar la mordida letal.
Conocía el modo, Wong había sido testigo de las muchas veces que la castaña empleó el truco en la corte, incluso con su padre cuando fue demasiado duro con Nina, lo cual hacía que ver aquel ataque dirigido a su persona terminara de romper sus esperanzas. ―Ya no hay marcha atrás, si no es por amor a ti… tengo la esperanza de que él o ella sea mejor.― Sentenció antes de darse la media vuelta y marcharse del lugar.
Decir que se quedó sola, como nunca en su vida pudo estarlo, era una aproximación suave por ejemplificar, mentiría si dijera que no sollozó durante toda la noche y que trancó la puerta sin preocuparse de los gritos de Arashi durante media hora fuera de la puerta cerca de la hora de dormir, o no que agradeció que se cansara de intentarlo alegando que le daría su espacio, salvo por las últimas palabras que le prodigó, porque nada dolió tanto como la parte en la que más allá de los improperios previamente mencionados en los que su madre estuvo al nivel de una meretriz, él amenazó con vengarse y no es que fuera nuevo, tan solo… por decir, «alimaña ponzoñosa, te haré pagar lo que le hiciste a mi familia, llorarás sangre por haber roto a mi hermana pequeña, por convertirla en un monstruo cuando era la persona más honesta que conocí.»
Se aferró al oso como si la vida se le fuera en ello, sin entender verdaderamente a qué se refería el imbécil de Arashi, porque, a fin de cuentas, Natsuki no había tenido el valor de confrontarla y solo estaba por ahí yendo lastimeramente por los pasillos, pensando lo peor, como si su voz no significara nada para ser escuchada, y odió la idea detrás de la comprensión que ello trajo consigo ¿qué tanto merecía su dolor y sufrimiento una persona que dudaba tan fácilmente de ella? Si algo aprendió con Izumi, es que nadie merecía sus lágrimas, mucho menos su tristeza, era inmune al veneno del rumor o la apatía, era una heredera por todos los dioses, y si Kruger podía ir por ahí pensando que había sido infiel, bien podría irse caminando por propio pie al averno. Ella tenía otra prioridad… su bebé Shura y nadie sería digno de su amor en mucho tiempo.
―Algún día tú madre verá la magnitud de su error y tendrá que pedirnos perdón.

La fortaleza que se dio a sí misma fue puesta a prueba cada día después de ese, porque las moiras se aseguraron de cuestionar sus palabras tan pronto las dijo… si antes rogaba por encontrarse con Natsuki dada la fortuita casualidad, ahora maldecía el deseo que pareció hacerse realidad por cuenta de algún dios con un muy mal sentido del humor. Para su propio descontento la princesa de Fukka cruzó caminos con ella en la cocina, cuando Natsuki intentaba no verla en ninguna de las ocasiones de probar alimentos en el gran salón y buscó su comida para ir a otra parte, y que coincidió cuando Shizuru tuvo que velar personalmente su sustento para asegurarse de que su sopa no contuviera garbanzos, los cuales dedujo fueron en más de una ocasión los causantes de sus irrefrenables náuseas.
Aunque el corazón de ambas se saltó un latido... una quiso perdonar las faltas de la innombrable traición del misterioso amante, y la otra se condolió del sufrimiento que marcaba el rostro pálido y ojeroso en favor de la reconciliación; pero cierta princesa de hielo era bastante hábil en el arte de correr y ella lo suficientemente orgullosa para no ir detrás.
―Cobarde...― Susurró al vacío, sin saber completamente a quien insultaba, si a ella misma o a la Kruger.
La siguiente vez fue en el jardín opuesto al que sabía que la pelinegra frecuentaba normalmente para leer pacíficamente un libro, dedujo que pese la belleza de aquel entramado de rosas y margaritas, la gente rehuía por el olor a estiércol que le quitaba puntos de atractivo al lugar por su proximidad con la entrada a los establos, que por esa hora no serían aseado por el personal del castillo, al menos no hasta el anochecer para justificar el esfuerzo. Lo que no imaginó la hija de Akihiro, es que un par de mujeres muy conocidas cabalgarían de vuelta por los alrededores justo a la misma hora en que se le antojó leer… así que cuando escuchó el relincho y las risas, se escondió por puro reflejo, como si cometiera algún grave delito por interesante en aprender de Lovegood, un escritor famoso de Carteya.
―No oí nunca que la llevaras a cabalgar, a conocer al pueblo… no imaginé lo mucho que te estima la gente― Nina no lo supo, como estrujaba la espina en el pecho de Shizuru ante la honestidad de ese hecho, a ella no se le reservaron esos privilegios.
―No es algo que el Hati haría, estaba siendo ese príncipe en ese momento― Justificó la de verdes ojos con el ceño fruncido. ―y en realidad esta soy yo, Natsuki Kruger, realmente no soy… el monstruo que has dibujado de mí, prometida.― Bromeó al final con la media sonrisa más divertida que se le había visto en los últimos días.
―No es mi culpa que estuvieras por ahí exhibiendo mujeres a diestra y siniestra, en verdad le hiciste la vida difícil a mi prima.― Reprochó Nina con honesta intensión, así mismo pensó en el hecho de que desde el momento en que se anunció su compromiso, no se supo de ningún desliz por parte de la princesa, lo cual era extraño.
―Al menos esos fueron rumores, más relacionados con el pasado de Arashi, a quien estaba interpretando entonces, yo no estaba interesada en hombres o mujeres y por ello fui apodada como ‘El doncel de Hielo’, en realidad estaba siendo una niña todavía, porque no me interesaba el amor ni tampoco tenía en mente las implicaciones de esas cosas, lo único que quería antes de que mi vida se torciera espectacularmente, era salir de este castillo y ver el mundo, obtener un conocimiento que solo por mi propio aprendizaje conocería, yo quiero a mi gente, pero siento que no conozco nada más allá de estas paredes o de las batallas con las criaturas del bosque… así que cuando pensaste que era un seductor desenfrenado, en realidad solo estaba siendo amable o pretendiendo la caballerosidad por lo que yo entendía de ese concepto, el cual descubrí más tarde, era demasiado idiota e idealista; entonces ninguna de las veces fue real para mí, hui de todas esas mujeres, porque no sabía la forma en la que podría hacerlo mejor… Excepto por Shiz… ella, y ya sabes cómo acabó, con otro en su cama...― Natsuki pateó con fuerza una piedra en el suelo, intentando no mostrar tanto esa mueca descompuesta. ―Esto no dolerá para siempre, espero.
Nina posó su mano en el hombro de Kruger, incapaz de permanecer indiferente a su amargura o sus ojos cristalinos, lo cual era más frecuente de lo que le gustaría o podía lidiar en realidad. ―Pero… nunca la confrontaste.
Se mordió la boca, quizás un poco fuerte. ―¿Y dejarla mentirme en mi cara? ¿Sabes lo que me haría eso? Me lanzaría a los cocodrilos de mil amores, a verla reírse así de mí― Se detuvo, intentando apaciguar las pulsaciones en su pecho, o el ardor en su garganta sin siquiera saber que la causante de todos sus males estaba tan cerca mirando y cuestionando sus palabras, más que indignada por ser juzgada como la peor persona tan injustamente.
―Ella no es así…― Defendió Nina, aunque Shizuru no era su persona favorita desde la cachetada.
―Entonces dime ¡¿quién es el padre?! Y lo mataré con mis propias manos, o no… o lo dejaría vivir porque debe ser importante para ella, y debería entonces arrojarme a la fosa.
―¡No lo sé!― Gruñó igual de molesta por las circunstancias. Ella también perdía cosas con los eventos y no andaba por la vida tan miserablemente. ―Sabes que odio la autocompasión, no soy vista como la mejor persona ahora mismo, mi prima cree que estoy interesada en ti y nada más alejado de la realidad… y al final, qué más da todo eso, si realmente piensas que no te quiere, ¿serás siempre tan pusilánime? Enfrenta el asunto y supéralo, o sufre en silencio― Manoteó en medio de cada palabra, como lo hacía cada vez que se estresaba por algo y era demasiado directa como para tener filtro en primer lugar.
Natsuki negó suavemente, divertida por la ironía o la bofetada mental, que tenía algo de verdad. ―Realmente es absurdo que me llamen la princesa de hielo, cuando tú eres la que parece tener un pedazo de hielo en lugar de corazón.
―Soy eficiente, ahora estas enojada en lugar de sollozante, es una mejora.― Se cruzó de brazos frente a su falsa prometida, aunque Shizuru no sabía si simpatizar con su prima o disgustarse por su falta de tacto para los magullados sentimientos de su ex amante, quien aparentemente todavía le dolía de algunas formas.
―Serás una buena reina, pero asegúrate de entender lo peligroso que es retarme… Wong.― Dijo Natsuki con un tono repentinamente sombrío, la temperatura bajó, al menos en la mente de Wong que nunca vio tanta intensidad en los ojos esmeraldas de la princesa de esas tierras, tragó saliva ante la sospechosa proximidad de la pelinegra, dando algunos pasos hacia atrás con la intención de huir si fuera posible a la menor oportunidad, aunque no sirvió de mucho cuando su espalda se topó con un árbol a unos escasos metros del escondite de cierta castaña. ―Una esposa, no puede darse un lujo semejante… y no concederé que me dejes en ridículo, ya no me lamentaré, pero tendrás que ser más participativa en la falacia que todos tienen que tragarse por completo, no hagas que te enseñe tu lugar… pequeña― Amenazó con una voz tan grave y sensual, que si bien pudo ser escuchada con dificultad por Shizuru, de algún modo logró extrañamente encender la pasión que parecía olvidada en pro de su disgusto, porque cuando Kruger tomaba el control de las cosas, incendiaba el cuerpo de cierta princesa de ojos rojos, más que forjas del mismísimo infierno.
Las piernas temblorosas de Wong le impidieron seguir el plan original de huir, y pocas opciones tendría cuando los brazos de Natsuki se posaron a cada lado de su cabeza. En ese momento Nina entendió la gravedad de su error, entendiendo el magnetismo que alguna vez Shizuru le describió con suma confianza… tragó saliva, pensando en la posibilidad de ser devorada en aquel bosquecillo y no estar tan clara si un oso salvaje sería más gentil.
Shizuru por su parte estuvo a punto de arrojar el libro de Lovegood en la cabeza de esa maldita princesa por la que tantos deseos como celos sentía, casi maldiciendo la hora de haberla conocido y es que en realidad se puso de pie, estrechando con fuerza su arma mortal -dígase libro del tamaño de una biblia- cuando la inesperada carcajada naciendo límpidamente de la garganta de Natsuki dejó fuera de base a las dos mujeres emparentadas por lazos de sangre.
―Debiste ver tu cara...― Natsuki se torció a un lado riéndose del espanto que Nina dejó ver en toda su gloria, pues hasta posiblemente tenía unas gotas de sudor frío en su cuello. ―Dioses, ¡eres tan crédula!
Nina la empujó por toda respuesta y le lanzó un puñetazo, que Natsuki evadió, poniendo distancia para poder reírse a gusto. Los improperios que la Duquesa empleó para referirse a su falsa prometida, hicieron reír más a la hija de Saeko, pues ni siquiera los consideraba verdaderas ofensas… ―Tú… ¡Idiota! ¡Desgraciada! Me las pagarás…
Un correteo de 5 minutos después, se dio hasta que Natsuki se detuvo frente a un libro de la biblioteca real que extrañamente había llegado a parar al jardín, pero ni rastros de su dueño. ―¿Tu trajiste un libro bajo falda o algo así?
―No seas tonta, las enaguas no vienen con bolsillos… a veces no pareces mujer Kruger.
―Me sentiría ofendida, pero viene de ti… y ahora me resbala.

La situación que no estaba dirigida con seriedad, afectó bastante a Shizuru, nunca escuchar la risa de Natsuki la hizo sentir tan incómoda, porque notar que su ex-amante era tan genuina con su prima como nunca pudo serlo en su presencia, despertaba a la quimera de los celos que aparentemente no hacía otra cosa que crecer en su interior. La mala noticia es que esta, la verdadera Natsuki no hizo otra cosa que enamorarla incluso más, lo que ya era abrumador; y sentir incluso más que envidia por Nina, pese a que la chica estaba siendo fiel a su palabra sobre el desinterés sobre la pelinegra.
―No creo que eso dure para siempre, ella tiene la capacidad de retirar murallas y castillos enteros en el alma de una persona sin siquiera darse cuenta...― Susurró para sí misma de camino a su habitación, porque en el fondo sabía que Nina no tenía el corazón de hielo del que Natsuki habló, nada más alejado de la realidad.


Lamentó entonces la estupidez detrás de la circunstancia de haberse deshecho de su única aliada en la inmensidad de aquel castillo, lo que no esperó nunca y es que en realidad era la cosa menos probable por ocurrir… pero pasó, Arashi se convirtió -sin su intención- en un aliado para hacerle alguna incomodidad a la nueva pareja, cuya fiesta de compromiso sería celebrada en poco tiempo. No confiaba en el príncipe pequeño, de mente y corazón pobre, sin embargo, el hombre se las arregló para no volver a acosarla con el asunto de acostarse, aunque no imaginaba que renunciara permanentemente a la idea, no se le podría pedir tanto a uno de su clase, empero, su mayor cualidad fue aparecer e importunar a Nina y a Natsuki cuando fingían a expensas de la corte su recién descubierto amor, que toda la multitud creyó, solo por la conveniencia del enlace. harían de la vista gorda cualquier cosa por la idea de tomar partido sobre cierto puerto tan estratégicamente dispuesto y de la propiedad de los Wong, cuyo dote garantizó una interesante participación.
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4 comentarios:

  1. Muy buen capítulo es un placer volver a leerte. Espero que los capítulos sean más constante nada más saludos desde Argentina

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  2. Estaba esperando con ansias el capítulo. Muchas gracias

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  3. Que bonito que sigas escribiendo me encanta tu historia porfa sigue continuando no nos avandones mucho porfitas..

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  4. Para cuando la continuacion porfa sigue continuando con esta historia que me fascina no la dejes de escribir pliss..

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