Cuando
salió, Sara estaba sentada al lado de Stone en uno de los sillones, Y para sorpresa
de Romano, Santos estaba recostada en el regazo de esa tarada… parecían reírse
de algo, que por supuesto Laura no estaba enterada que era.
-Hola
– La saludó Sara y se sentó derecha al lado de Stone.
-Buen
día – Respondió.
-¿Ya
se conocieron? – Preguntó mirando a Stone.
Romano
miró a Stone y vio como esta la miraba de arriba abajo, parecía que la estaba
comiendo con la mirada, fue cuando se dio cuenta que estaba envuelta en una
toalla. Como no la iba a mirar, si estaba casi desnuda. “Estoy mal, no reacciono” pensó Laura.
-Sí,
ya nos presentamos – Y sin decir más nada, Romano se fue a “su lado”, buscó en el placard ropa y se cambió. Ellas
seguían hablando y riendo. Mientras Laura se cambiaba, mientras se vestía, recordó
la foto que había visto del “lado enemigo”. No el portarretratos debajo de la
almohada sino la foto donde aparecía Sara con dos hombres, y se dio cuenta que uno
de esos hombres, no era tal, sino que era Stone. “Uy Dios donde me metí, me tocó
compartir cuarto con una lesbiana, marimacho, loca, antisocial…” pensó dando
por sentado la condición sexual de Stone. “El
otro quién sería” pensó porque
era realmente guapo. Poco después lo conocería, era también parte del equipo,
un tal Estévez.
Sara
dijo que se iba, que las vería más tarde. Y Stone la saludó y se metió detrás
del biombo, al verla meterse en su habitación, Laura supuso que se acostaría a
dormir o no sé qué… iría a buscar algo. Pero no salió. Ciertamente se acostó a
dormir.
Por su
parte, trato de reacomodar mejor su ropa
en el placard y luego de una hora, se dedicó a responder mails de sus amistades
tirada en su cama. Pasó todo el sábado siendo ignorada por “Su oficial
entrenador y compañera de cuarto”…
Por
la noche, volvieron a salir con Sara y Carla al bar. La pasaron muy bien bebiendo y charlando…
Ya para
el domingo, al levantarse pensó que la antisocial le hablaría, pero no fue así.
Seguía metida en sus computadoras y papeles. Si le dijo “Buen Día” fue mucho. Realmente pensó que sería muy difícil convivir
con alguien así.
A la
mañana siguiente, era su primer día de trabajo. Todo el mundo estaba presente en
la sala. El Jefe la presentó con el equipo, y les anunció que estaría a cargo de Stone hasta que
terminara su etapa de entrenamiento.
Apenas
terminaron las presentaciones, el equipo se separó en grupos de cinco personas,
y cada uno tomó un caso. O más bien el jefe les designó un trabajo. Se sorprendió Laura cuando
al nombrar a Stone, está ya no estaba en la sala. “¿Dónde se había metido?” Al
jefe se le notó la cara de enojo y salió de la sala. Sara Le dijo en voz baja:
“Uy, Se arma…” y se rió.
Sara
dio orden a Carla y a Laura, para que buscaran información sobre un sospechoso.
Fue así que con Carla en la sala de los escritorios, comenzaron a buscar a este
individuo por internet. Carla decía: “Ya sabemos que si existe, seguro esta en
internet”.
Los
oficiales pasaron media mañana buscando y comparando información. Cuando encontraron
lo que les servía, se reunieron con Sara en la cafetería. Allí entre las tres revisaron la información y
Santos dijo que la entregaría a Estévez que era el encargado de ir a buscar al
sospechoso.
-¿Por
qué va Estévez, si nosotras tenemos el dato de dónde podría estar? – Preguntó
Romano.
-Porque
nosotras sólo somos el equipo informático y de investigación, él tiene el
equipo táctico – Respondió Sara.
-Acostúmbrate,
somos mujeres, no nos dejan salir mucho a la calle. Nos mantienen dentro
siempre – Acotó Carla.
-¿Qué?
¿O sea qué vine a hacer trabajo de escritorio? – Preguntó enojada.
-Ya, ya, cálmate… ya saldrás… - Dijo Carla –
Pero no será ya, y menos sin entrenamiento.
El enojo
de Romano se hacía cada día más evidente, pues sólo hacia trabajo de
escritorio. “Busca esto, consigue aquello”. Estaba harta. Encima de todo, Stone
la hacía entrenar todos los días, más de cinco horas, que una hora de gimnasio,
que práctica de tiró, que boxeo, que idioma, que defensa personal, que esto,
que aquello, y nunca le decía nada, la mayor parte del tiempo sólo la observaba.
Y lo peor era tener que compartir departamento con ella. Pues ni le hablaba
fuera del trabajo. Se la pasaba en sus computadoras o se desaparecía, pero
hablarle o mirarla nunca, la ignoraba. “Si que era antisocial, Por Dios esta
mujer” Pensaba Laura.
Pasó
más de un mes así. Algo aburrida de su entrenamiento, y enojada con Stone, cumplió años ese mes de Julio pero no sé lo
contó a nadie. Ni siquiera lo festejó. Se estaba arrepintiendo de haber
aceptado entrar al equipo. Encima rodeada de machistas. Porque los hombres del
equipo eran insoportables, siempre haciendo bromas o invitándola a salir.
Se
llevaba bien con Sara y Carla. Pero esta última se la pasaba saliendo con
hombres, no del equipo, pero siempre tenía un candidato para salir. Sara por el
contrario no era de salir mucho. Romano se daba cuenta que era la única persona
con la que Stone hablaba y hasta sonreía. Algo raro de ver, por cierto, ya que
siempre estaba seria. Y ya pensaba que algo entre ellas había. Ya que cuando
salían por la noche al bar, Carla siempre terminaba con algún tipo, pero Sara
coqueteaba con todos pero no se iba con ninguno. De Stone no podía decir nada,
pues no iba al bar, o por lo menos nunca la vio en el bar. Según comentario de
Sara, ella salía a otros bares, “algún bar de ambiente” pensaba Laura. La
cuestión era, que Stone era una mujer fría, seria y antisocial, e ignoraba siempre a Romano, sólo le dirigía la
palabra cuando estaba entrenándola. Luego casi ni la saludaba. Pero esa
personalidad cambiaba cuando estaba con Sara, Laura podía verla comportarse
gentilmente con ella, y de forma tierna.
Y el
tiempo pasaba, Laura entrenaba, y hacia simples trabajos de escritorio. Pero después
de casi dos meses de un entrenamiento
súper aburrido, el jefe comunicó que habría una infiltración en una banda que
asaltaba bancos. Y designó a Stone y a Estévez para esa infiltración.
-Disculpe,
Señor – Saltó Stone – Puedo sugerir que Romano vaya con Estévez – Dijo sorprendiendo
a Laura.
-¿Qué
decís infeliz? – Gritó Estévez – Esto no es un juego.
-Estévez,
tu confías en mi para salvarte las espaldas ¿no? – Lo enfrentó Stone.
-Así
es – Dijo mirándola seriamente.
-Pues
confía en mí cuando digo que Romano lo hará bien.
-¿Y
cómo sabes que lo hará bien?
-Intuición
tarado… - Y se acercó a él – Romano, es muy linda, y ha sido actriz en su
adolescencia…
-¿Y Queeé?
-Y
tiene un carácter de mierda – Prosiguió – No es ninguna carita bonita, ni es
tonta, dale la oportunidad – La defendió.
-Sabes
que si algo sale mal será tu culpa ¿no? – Le dijo enojado Estévez.
-Nada
saldrá mal – Sonriéndole Stone.
El
jefe los miraba discutir y miraba de reojo la reacción de Romano.
-Ok,
Ok, - interrumpió a los dos el jefe - ¿Stone estás segura que Romano está
preparada para esta infiltración? – Le preguntó Alterio a Stone.
-Sí,
Señor – Respondió con voz firme. No podía creerlo, le estaba dando la
oportunidad de demostrar que ella podía ser igual que ellos.
-
Está bien, Entonces, estás a cargo del procedimiento – Aceptó el Jefe
entregándole una carpeta con el expediente a Stone – Prepara todo.
El
jefe salió de la sala, y Stone comenzó a dar órdenes a todos los demás. Luego
miró a Estévez y a Romano y se acercó.
-Bueno,
chicos, se infiltraran en un bar. Tú serás una nueva camarera del lugar – Dijo
mirándola – Y tú serás un ladrón aspirante a entrar en la banda. Sara está
haciéndote un verdadero prontuario para que sea más creíble tus antecedentes – Les
explicaba todo - Como sabemos, el lugar donde se reúnen es en ese bar – Tiró
sobre la mesa una foto del lugar - Así que te acercaras a ellos y trataras de
ganarte su confianza. Estévez, fingirás que Romano es tu chica – La miró
sonriendo - Así que cuídala, no hace falta que la regales a los tipos para que
confíen en ti. – Dijo algo irónica - Y tu Romano, debes acercarte a alguno de
ellos para sacarle información, ya sabes – Y le guiñó un ojo - finge que “tu
chico” – Mirando a Estévez - no sabe qué vas detrás del que elijas para sacarle
información.
-Una
pregunta – habló Estévez.
-¿Cuál?
-¿Quién
es el jefe de la banda?
-Un
tal Joaquín González – Le respondió y continúo dándole el prontuario a Estévez.
-Ve
por ese – Dijo Estévez mirando a Laura – Seduce al jefe.
-¿Y
si seduzco a todos? – Dijo riéndose Romano.
-Jajá
– Se rieron los dos.
-Ok,
si puedes ser Mata Hari, ¡Genial! – Sostuvo Stone retirándose. Estévez le
siguió hasta la puerta hasta que ambos salieron de la sala. Él volvió unos
minutos después y comenzaron a hablar del plan. Se pusieron de acuerdo para el
trabajo que les tocaba. Si que era machista, y a Laura le parecía raro, pero se
daba cuenta que Estévez no tenía ningún problema en trabajar ella. Sólo le
gustaba sentirse seguro con el compañero con quien le tocara infiltrarse.
Fue
así que estuvieron infiltrados como una pareja, él, ladrón de poca monta
tratando de entrar a la banda y ella, camarera del bar donde se reunían siempre
los de la banda, durante más de un mes y medio. Aún cuando no podían llevar
micrófonos encima, se les hizo fácil pasar la información a sus compañeros.
Siempre había alguna forma de comunicarse, que algún compañero se infiltrara
como cliente en el local, que usar teléfonos públicos… hasta tirar avioncitos
de papel por la ventana para que los policías que vigilaban lo encontraran.
Y
cuando la banda decidió dar su próximo golpe, ambos oficiales encubiertos se apresuraron
a pasar la información, lo que hizo que la policía los esperaba para
arrestarlos. Dejando primero claro está, que cometieran el delito y zas,
atrapados con las manos en la masa. Fue un trabajo muy fácil. Estévez la
felicitó por su desempeño. Y el ego de Laura subió. Había demostrado que era
capaz, y todos en el escuadrón la miraban ahora con más respeto. Sólo ella, Stone,
la ignoraba.
Volvió
cansada al departamento, después de no estar un mes y medio, y al entrar no la
vio. Así que fue directo al baño a darse una ducha. Sólo quería dormir en su
cama.
Cuando
salió, allí estaba ella, sentada en uno de los sillones tomando una cerveza. La
miró seriamente, y levantó su cerveza para decirle:
-“Bien,
Romano, Lo hiciste bien” - Aunque notó que su sonrisa era algo forzada y falsa.
-“Gracias”
- simplemente le contestó y trató de cubrir su cuerpo desnudo con la toalla que
traía enroscada a su talle. “¿Por qué siempre que salía del baño estaba ella
ahí parada o sentada, mirándola?” Pensó Laura.
Por
su parte, Stone siguió bebiendo y tomó el diario y como siempre… la ignoró. Esa
actitud estaba sacando a Laura. “¿Quién
se creía que era?” Ya no la soportaba… Su silencio y su mirada clavada
siempre en ella, pero fingiendo que no la veía. Tenía que salir de ahí.
Fue
a “su lado” y se cambió rápidamente, miró el reloj en la mesa de luz, apenas
eran las 9 de la noche, “Mejor me voy a
tomar unos tragos al bar”, pensó. Cuando se dirigía a la puerta, al abrir
esta se encontró con Sara que estaba a punto de golpear.
-Hey,
¿Sales?
-Sí,
necesito aire – Le respondió, dándole lugar para que pasara al departamento y
saliendo ella.
-Pues
espera, así vamos al bar todas juntas – Dijo Sara mirando a Stone. Quien levantó
la cabeza por encima del diario que leía y le disparó una mirada como diciendo
“con ustedes no voy a ningún lado”.
-Como
quieras – Dijo y se cruzó de brazos apoyándose en el marco de la puerta
esperando que Sara y Stone hablaran…
-Vamos
al bar Joan – Dijo Sara quitándole el periódico.
-Ufa
– Profirió Stone y se levantó con cara de perra rabiosa. Y haciendo gestos de
mala gana como una niña que la obligan a hacer algo que no quiere.
Y
salieron las tres del edificio hacia el bar, Sara decidió que fueran en su
auto, porque ella manejaría y no bebería esa noche.
En
todo el viaje hacia el bar, que si bien eran sólo unas pocas cuadras, alguna
conversación se podía haber emprendido, pero nada. Stone muda y seria. Sara
manejaba y miraba por el espejo retrovisor de vez en cuando a Romano. Y esta,
por supuesto sentada en la parte trasera del auto ni hablaba.
Al
llegar, entraron al bar. Y ahí Romano cayó en la sorpresa, pues estaban todos
los del equipo. Y se acercaron al verla entrar… Entre cinco compañeros la
llevaron en anda hasta la mesa de pool y la subieron arriba… los demás miraban
y aplaudían… Uno que otro silbaba, otros gritaban. Laura emocionada miró hacía
la barra y Estévez se paró y pedía silencio… a los gritos.
-Ya
cállense… ¡¡¡Silenciooooooooo!!! – Le costó pero la música bajó, y los
comensales callaron. Entonces, la sorpresa continúo para la novata.
– Si
bien, tu entrenamiento no ha terminado, podemos decir que ya has pasado la
prueba de fuego. Y podemos decirte Romano, que ya eres parte del equipo” – Dijo
Estévez.
Alguien
le dio una botella de cerveza para brindar. Y todos la felicitaban abrazándola
o palmeando afectuosamente su espalda. Pasó
bastante tiempo hablando con todos los hombres del equipo, machistas pero eso
ya no le importaba, por primera vez, la trataban como igual. Se sentía feliz,
sentada a la mesa con varios de ellos, bebían y reían. Varios, comenzaron a
contar sus hazañas y otros a reírse de sus anécdotas con ella.
Se
distrajo mucho con los muchachos, y olvidó de Stone y de Sara. Las buscó con la
mirada, pero entre tanta gente no las veía. Se paró y disimuladamente comenzó a
buscarlas por el local, pero no estaban. Cuando de pronto vio a Estévez caminar
hacia el fondo del lugar con unas cervezas en las manos… “Wow… ¡Qué buena cola!” Pensó. Y es que Estévez tenía un físico
espectacular, digno de ser admirado. Se quedó mirándole hasta que llegó a la
mesa más escondida y entonces, las vio ahí sentadas. Él se sentó al lado de
Sara y les convidó con las cervezas que había llevado.
Romano
caminó hacia ellos, y al llegar… no sabía de qué habrán estado hablando porque
los tres se callaron automáticamente al verla acercarse.
-Siéntate
– Dijo Sara señalándole el lugar vacio al lado de Stone.
-No
puedo creer todo esto – Exclamó Romano sentándose y mirando a Estévez.
-Jajá
Te tenía que tocar… si ibas a entrar en el equipo ¿no?- Dijo él mirando a Stone.
-Aún
no cantes victoria, que hayas pasado la primera prueba, no quiere decir que
seas la mejor. Tienes mucho que aprender – Dijo Stone.
-Eso
ya lo sé – Le contestó desafiante.
-Bueno,
bueno…. No hablemos de trabajo… es nuestra noche libre por favor – intervino
Sara.
-Es
cierto, y tú me debes una Stone… - Le dijo Estévez levantándose – Vámonos de
aquí – Tomó de la mano a Sara, quien miró a Stone y a Laura para que los siguieran.
Y así lo hicieron. Stone iba detrás de ella. Salieron del bar los cuatro.
-¿A
dónde vamos? – Preguntó la novata algo intrigada cuando subían al auto de Sara.
-A
bailar – Respondió Sara.
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Stone eres una perra 😡Tu enamorada de Sarah y ella nada y Romano si sigues si vas a caer enamorada de stone
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