Capítulo 24
ABIGAIL
Mi corazón iba a mil por hora mientras
intentaba que Alejandra respirara. La conversación con el padre de su hijo no
había ido bien desde el principio. Sabía que era él quien llamaba antes de que
Alejandra repitiera su nombre para hacernos saber que era él, su cuerpo se
había tensado tanto como el mío al escuchar ese nombre. Lo primero que pensé
cuando lo escuché fue: No, ahora él no,
no puede venir a arruinar mi familia, pero rápidamente me reprendí a mi
misma. No podía ser tan egoísta, tenía que preocuparme por Alejandra.
Su cara fue cambiando según el transcurso de
la conversación hasta acabar en una expresión de total terror. Cuando soltó el
teléfono estaba blanca y sus piernas le temblaron haciéndola caer al sillón. Su
madre empezó a preguntarle insistentemente qué pasaba y las lágrimas de
Alejandra salían sin control, entonces fue cuando noté que sus respiraciones se
hacían cada vez mas desesperadas en busca de una bocanada de aire completa que
nunca llegaba, le faltaba el aire. Estaba teniendo una crisis de ansiedad.
Busqué con mi mirada alguna bolsa de plástico o de papel pero nada, no había
ninguna lo suficientemente cerca. Victoria empezó a agobiarse y a agobiarla a
ella.
-
Cariño, ¿qué te pasa?- repetía una y
otra vez.
-
Por favor Victoria, déjale un poco de
espacio, déjala respirar- intenté mantener la calma, la aparté con cuidado y lo
mas amablemente posible, cogí una revista de la mesa y empecé a hacerle aire.
Me posicioné delante suya para que me mirase- Mi vida mírame- ella fijó sus
ojos llenos de pánico en los míos y yo hice un esfuerzo sobrehumano para no
derrumbarme- respira, intenta imitar mi respiración- respiré de forma exagerada
sin quitar mis ojos de los suyos. Era la única manera que se me ocurrió para
solucionar eso. Si seguía mucho rato así la tendría que llevar a un hospital
para que le suministraran calmantes.
Con mucho
esfuerzo, ella logró controlar su respiración. Seguía llorando, pero al menos,
respiraba. Ella se abalanzó hacia mi abrazándome y yo la acogí entre mis
brazos. Mi postura y su impulso nos hizo caer a las dos, pero fue muy
lentamente. Ahí, en el suelo, la acuné como si de una niña pequeña se tratase.
Eran tan frágil y delicada como un bonita figura de cristal.
-
¿Mami?- se escuchó al final del
pasillo. Víctor se había despertado al escuchar el llanto desesperado de su
madre y estaba al lado de su puerta mirando hacia el salón mientras se frotaba
uno de sus ojitos verdes con su mano. Miré a Victoria y ella reaccionó
rápidamente yendo a por él.
-
¿Dónde vas señorito? A la cama-
intentó que su voz sonara todo lo natural posible. Lo agarró de la mano y lo
llevó a su cuarto mientras que él le preguntaba algo que no llegué a escuchar
con su voz pesada a causa del sueño.
Unos pocos
minutos después el llanto de Alejandra comenzó a calmarse.
-
Mi vida...- acaricié su sedoso pelo-
¿qué te ha dicho?- no quería ni decir su nombre.
-
Él- intentó empezar pero sus sollozos
se lo impedían- Él... Él quiere ver a Víctor... Me ha dicho que no intente
prohibírselo porque sino lo pedirá por vía judicial- Mordí mi labio para no
lanzar improperios contra ese bastardo y tuve que apretar mi puño contra el
suelo para no golpear nada, ese hijo de
puta venía a exigir después de diez años, diez, deseaba tenerlo frente a mi
para darle una paliza- dijo que mañana llamaría para acordar la hora de la
visita... quiere verlo este mismo fin de semana- volvió a llorar mas fuerte y
yo la apreté contra mi. Tenía tanta rabia en mi interior que tuve que
tranquilizarme a mi misma para no ponerme a llorar o ponerme a patear cosas.
Tenía que ser el pilar donde Alejandra se apoyara y eso significaba que ella no
podía verme flaquear.
-
Ven, vamos a sentarnos en el sofá- me
levanté y ayudé a Alejandra a levantarse y nos llevé a las dos al sofá. Nada
mas sentarme, ella se sentó casi encima mía volviéndose a acurrucar como antes
en el suelo. Me limité a consolarla en silencio, sabía que cualquier palabra
que saliera de mi boca en esos instantes sería contraproducente.
Minutos
después, Victoria salió del cuarto del pequeño. Su cara seguía reflejando
preocupación por lo ocurrido. Su hija se encontraba sollozando con la mirada
perdida, su preocupación no era para menos. Le expliqué lo poco que me había
dicho su hija y ella reflexionó sobre eso en silencio.
-
Tendremos que hablar con Víctor mañana
y preguntarle si está de acuerdo en ver a su padre- La palabra padre se clavó
en mi pecho como un puñal. Padre... ese
desgraciado no se merecía llamarse así. No había estado ni un minuto de la
vida de Víctor, nada, ni una llamada ni una visita, nada y ahora quería hacer
valer sus derechos como padre...ese
malnacido. Yo asentía a Victoria sin decirle nada- quizás seria lo mejor
acabar con esto pronto, que lo viera el sábado por la tarde un rato.
-
¿Crees que con eso se terminará?- se escapó
de mis labios. El nivel de escepticismo en mis palabras era abrumador. Ella me
miró con una leve sonrisa triste.
-
Acabo de empezar a rezar porque sea
así- imité su expresión y asentí- Será mejor que te vayas a la cama, Alejandra,
mañana será un día muy largo.
Ella asintió
sin mirarla, alzó un poco su cabeza para mirarme.
-
¿Te quedarás conmigo?- me dijo en
apenas un susurro.
-
Por supuesto- le ayudé a levantarse-
ve a la habitación, enseguida voy- se fue por el pasillo abrazándose así misma.
Se veía tan frágil. Cuando entró a su cuarto Victoria aprovechó para hablar.
-
Estos días te va a necesitar mucho,
Abigail- asentí.
-
Haré lo que esté en mi mano para que
ese hombre no os hagas daño, te lo prometo- dije firmemente. Victoria besó mi
mejilla.
-
Lo sé, cariño, que descanséis.
Fui al baño,
me lavé los dientes y me fui a la cama. Me cambié y me acosté recibiendo entre
mis brazos a Alejandra que aun sollozaba.
-
Cariño...
-
Si, mi vida- acaricié su espalda y su
pelo para intentar calmarla
-
Siento haber arruinado nuestra noche
es que yo, yo...
-
Sshh no es nada preciosa, tenemos toda
la vida, además, me encanta tenerte entre mis brazos, soy feliz así.
-
Tengo miedo Abi, mucho.
-
No va a pasar nada vida- quería creer
mis palabras pero la verdad era que yo también sentía miedo. Miedo de que
Víctor prefiriese a su padre, miedo de que Felipe lo pusiera en mi contra,
miedo... de que rompiera mi familia.
Intenté distraer a Alejandra hablándole de
otros temas hasta que, por fin, se durmió acurrucada en mi pecho y yo cuidé de
ella el resto de la noche.
Apenas pude dormir un par de horas seguidas,
pude ver como las horas pasaban en el despertador de Alejandra, todas las
preocupaciones se arremolinaban en mi cabeza y me impedían dormir.
Las horas pasaron y la noche se hizo día.
Eran las siete y media de la mañana cuando la puerta de la habitación se abrió
y de ella apareció una pequeña cabecita castaña y unas gafas de pasta negra. Al
ver que yo estaba despierta sonrió y yo le sonreí, le hice una señal con el
dedo para que no hiciera ruido y que se montara en la cama. Él haciendo el
mínimo ruido posible vino hasta la cama, se montó con igual delicadeza, se
tumbó encima mía y me abrazó, yo besé su cabeza.
-
Buenos días peque- le dije en voz
baja.
-
Hola mami- me dijo de igual forma. Mami... Esa palabra que tanto amaba... Sentía mucho miedo porque, por culpa
de Felipe, eso cambiara...me destrozaría el corazón.
-
¿Por qué te has levantado tan pronto
peque?
-
Porque la abu me ha despertado- empecé
a hacerle cosquillas en la espalda, sabia que le encantaba- tengo que ir al
cole.
-
Oh, es verdad, es viernes, pringaillo-
él me sacó la lengua.
-
Me ha dicho la abu que nos va hacer
tortitas- mi cuerpo estaba sumido en una paz y una calma enorme. Tener a mi
mujer abrazada a mi y a... nuestro hijo de la misma forma me llenaba de una
felicidad infinita, los amaba, los amaba muchísimo.
-
Que buenas- nos sonreímos.
-
¿Puedo despertar a mamá?
-
Claro que si, renacuajo- mi peque
comenzó a acariciar la mejilla de su madre y ella poco a poco abrió los ojos.
La sonrisa de mi mujer estaba cargada de amor y felicidad.
-
Hola mami- le dijo con una sonrisa al
ver que abría sus ojos.
-
Hola mi amor- se veía de lo mas tierna
con sus ojos somnolientos y su voz ronca por el sueño- hola cariño.
-
Hola vida- acaricié su mejilla.
-
La abu va a hacer tortitas- la sonrisa
de Alejandra era preciosa.
-
Que bien, mi amor- aunque estaba
disfrutando de cada segundo con ellos, pensé que sería mejor levantarnos y
hablar con el peque antes de que se fuera a la escuela.
-
Será mejor que nos levantemos, así
ayudamos a tu madre- miré a Alejandra para que entendiera que pretendía hacer y
ella lo comprendió en seguida ya que su sonrisa se desvaneció enseguida. Los
tres nos levantamos y fuimos hasta la cocina donde Victoria estaba preparando
la masa de las tortitas. Alejandra y yo la saludamos con un beso.
-
Buenos días, ¿cómo habéis dormido?
-
Bastante bien
-
Abi creo que no puede decir lo mismo-
me dijo mi suegra- te ves un poco ojerosa.
-
Si... La verdad es que he dormido
poco- Alejandra me miró con tristeza y yo le esbocé una pequeña sonrisa, se me
hacia imposible disimular mi preocupación.
Cuando ya
estaba todo preparado, desayunamos los cuatro juntos y justo cuando terminamos
Victoria decidió hablar con Víctor.
-
Cariño tenemos que contarte una cosa-
Víctor, que estaba sentado en mis rodillas, me miró y luego a su madre.
-
¿Pasa algo malo?- preguntó con su
carita de pena que me derritió el corazón.
-
No pasa nada malo, cariño- le dijo su
madre cogiéndole la mano- es solo que... que...- me miró angustiada, las
palabras no salían de su boca.
-
Cariño- le ayudé yo pero mis palabras
estaban, igual que las de Alejandra, atrancadas en mi garganta- lo que pasa
es... que... tu papá ha llamado a tu mami para que os veáis.
-
¿Mi papá?- preguntó sorprendido, miró
a su madre que le asintió aguantándose las lágrimas- ¿Mi papá me quiere ver?
-
Si, cariño- mi peque parecía
confundido y pensativo.
-
¿Por qué mi papá me quiere ahora y no
antes?
-
Cariño...- no sabía que decirle por lo
que Victoria ayudó en la conversación
-
Víctor él si te quería- las tres
sabíamos que era mentira y ninguna sabíamos porqué tenía tanto empeño ahora por
verlo- solo que se tuvo que ir- el pequeño asintió, se veía triste y ami se me
partía el alma verlo así.
-
Víctor- lo llamé para que me mirase-
¿tú quieres ver a tu papá este fin de semana?
-
Solo lo verás si tú quieres- le aclaró
su madre. Él peque pareció pensárselo. Levantó su cabeza con una pequeña
sonrisa.
-
Vale- dijo simplemente. Alejandra
suspiró con pesar y yo lo entretuve para que no notara el pesar de su madre.
-
Bueno peque, ve a vestirte, hoy te
llevo yo al cole- sus ojos se iluminaron.
-
¿Si? ¿Y mami también?- miró a su
madre.
-
Claro que si, cariño.
-
¡Bien!- se bajó de mis piernas y fue
corriendo a su cuarto a vestirse.
-
Todo va a salir bien mi vida- le dije
a Alejandra apretando su mano.
-
Eso espero...- dijo con la mirada
perdida.
Animé a
Alejandra a no pensar mas en ello y a que fuéramos a prepararnos para llevar al
peque al cole.
ALEJANDRA
El despertar
que tuve ese día fue precioso. Con mi mujer a mi lado y mi hijo tumbado encima suya
los dos sonriéndome. Por un momento pensé que había muerto y estaba en el
cielo. Me habría quedado así durante todo el día pero mi peque tenía que ir al
cole y antes de eso debíamos tener con él la conversación que mas odiaba. Los
tres nos levantamos y fuimos a la cocina donde estaba mi madre preparando el
desayuno.
Desayunamos en
familia aunque me costó bastante ya que, por los nervios, mi estómago estaba
cerrado.
Justo al
terminar nuestro desayuno, hablamos con Víctor y la verdad es que no quedó muy descontento
a diferencia de mi ya que yo estaba conteniendo mis lágrimas.
Abi me animó
para vestirnos y llevar a mi hijo al colegio y, media hora mas tarde, los tres
íbamos en el coche a la escuela. Él parecía muy contento a diferencia de mi, yo
intentaba distraerme mirando por la ventana para no pensar en todo lo que
podría suceder y mi chica habló con Víctor todo el camino para que no notase la
tensión que ella y yo teníamos.
Llegamos al
parking y los tres nos fuimos, de la mano, a la entrada del cole donde estaba
Lola recibiendo a los críos. Nada mas vernos esbozó una gran sonrisa y nos
saludó.
Abi le puso su
mochilita a Víctor en los hombros y las dos le dimos dos besos despidiéndonos
de él. Todas las madres tenían sus ojos en nosotras y Abi, para provocarlas,
pasó su brazo por mi cintura mientras que yo le comentaba el tema de Felipe a
Lola, para que estuviese preparada por si Víctor sacaba el tema.
Cuando llegó
la hora y la sirena del colegio sonó, nos despedimos de Lola y volvimos a casa.
Fue un viaje silencioso. Abi intentó sacar conversación un par de veces para
distraerme pero yo, que agarraba con fuerza su mano derecha, no estaba de humor y apenas le respondí con
monosílabos por lo que dejó de insistirme.
Llegamos al
piso y mi madre nos avisó de que Felipe ya había llamado y ella le había
indicado que había ido a llevar Víctor. Lo pensé por un momento pero al final
decidí devolverle la llamada, no podía huir de él así que decidí enfrentarlo de
una vez por todas.
Abi se sentó
en el sillón que estaba al lado de la mesita del teléfono fijo y yo me senté
encima de ella, cogí el teléfono y le di al botón de devolver la llamada. Solo
fueron necesarios dos toques para que Felipe aceptara la llamada.
-
¿Si?- su voz me heló pero la mano de
Abi en mi espalda calmándome me dio la fuerza necesaria para responderle.
-
Soy Alejandra.
-
¡Oh! Hola, Alejandra, acababa de
llamar.
-
Si, me lo ha dicho mi madre, estábamos
llevando a Víctor al colegio.
-
¿Estábamos?
-
Si, mi pareja y yo- antes de que
dijese ningún comentario o pregunta fui a lo que realmente íbamos- le he
preguntado a Víctor y ha accedido a verte así que hemos decido que lo veas
mañana por la tarde y para la hora de la cena volverá a casa.
-
Me parece bien. Iré a recogerlo a las
cuatro y luego cuando quiera lo llevo de vuelta.
-
No- dije con firmeza- a las ocho
iremos a recogerlo, creo que es suficiente tiempo para la primera vez que os
veis
-
Bueno, está bien, si no hay otra
manera, a las cuatro estaré allí.
-
Bien, adiós.
-
Adiós.
Colgué el
teléfono y lo puse en su suporte notando que mi mano temblaba. Abi me abrazó y
yo me dejé caer acurrucándome en ella, sus brazos me trasmitían calma, sentía
que ellos eran mi refugio y mi salvación.
-
Lo has hecho muy bien mi vida- sus
suaves palabras y sus besos en mi frente fueron reconfortantes- todo saldrá
bien- rezaba porque fuera verdad, estaba aterrorizada, si Felipe cambiaba mi
relación con mi hijo yo... yo... me sentiría morir. Era un niño tan alegre,
simpático y cariñoso... no quería que una mala experiencia con su padre lo
hiciera cambiar.
-
Gracias- esbocé un pequeña sonrisa al
separarme y mirarla a los ojos, le di un pequeño beso en los labios y volví a
abrazarla.
-
¿Qué te parece si tu madre, tú y yo
nos vamos un rato de tiendas? Quería comprarme alguna falda o un pantalón para
el trabajo y así nos distraemos.
-
A mi me parece bien- dijo mi madre
desde la cocina y las dos nos reímos. Abi se quedó mirándome esperando una
respuesta.
-
Vale.
-
Genial- besó mis labios.
Cogimos
nuestros bolsos y las tres nos fuimos hacia uno de los centros comerciales de
la capital en el coche de Abi. Comenzamos a pasear por los pasillos del colosal
centro mirando escaparates.
Al final de la
mañana, Abi llevaba mas bolsas mías que suyas. Se le había ido la mano.
Primero, insistió en comprarme todo lo que dije que me parecía bonito, le
compró un par de cosas a mi madre después de mucho insistirle en que las
aceptara, ropa para Víctor y un juguete para jugar con él y, para rematar,
compró una cama de matrimonio para mi cuarto y todas las sábanas y mantas
necesarias con la excusa de que estaba acostumbrada a una cama grande. Quedamos
con los de la tienda que la llevarían mañana por la tarde a casa. Aunque el
tema de Felipe estuvo todo el rato en mi cabeza, logré distraerme al menos por
un rato con todas las bromas y tonterías que Abi decía. Sabía que ella también
estaba muy preocupada y que se esforzaba por mantenerme ocupada dejando a un
lado sus propios miedos y eso era digno de admirar.
Cuando la hora
de recoger a Víctor se acercó, las tres fuimos a por él.
La cara de mi
hijo al vernos a las tres allí fue única. Su sonrisa no le cabía en la cara.
Corrió hasta nosotras y se colgó en Abi que lo cogió entre sus brazos para
darle un abrazo, luego se separó de ella y aun en sus brazos me abrazó a mi y a
mi madre.
-
¿Cómo te ha ido mi amor?
-
¡Genial! ¿Y a vosotras?
-
Muy bien también- le contestó Abi-
hemos estado de compras y te hemos comprado algunas cositas.
-
¡Que bien!
Lola salió y
aproveché para preguntarle si mi niño había hablado del tema o no, pero no, ni
lo mencionó. Hasta Lola se sorprendió ya que mi hijo era muy hablador y le
contaba todo lo que hacía o lo que pensaba. No le di muchas vueltas, no quería
hablar del tema. Nos despedimos de ella y fuimos a casa a pasar el día los
cuatro juntos.
ABIGAIL
Pasamos el
viernes juntos en casa. A la hora de dormir, Víctor, que estaba tumbado encima
mía, me pidió que lo llevara yo sola a la cama. Lo monté a caballito y, después
de que se despidiera de su madre y su abuela, los dos fuimos a su cuarto. Lo
metí en su camita arropándolo con sus sabanas de superhéroes y me senté en el
filo de la cama.
-
¿Te lo has pasado hoy bien peque?
-
Si, siempre me lo paso bien contigo y
con mami.
-
Me alegro- acaricié su pelo castaño.
-
Oye Abi...- jugó con sus dedos- si mi
papá quieres verme mas... ¿Tengo que dejar de decirte mami?- esa pregunta se
hincó en mi corazón como un puñal, pero entendía que el peque estuviera
confundido. Respiré hondo y cogí su mano.
-
Cariño...- miré sus pequeños deditos
que se entrelazaban con los míos- me puedes decir lo que te apetezca, lo que
sientas... siempre estaré aquí para ti, siendo para ti lo que tú quieras que
sea- nos sonreímos.
-
¿Siempre?
-
Siempre
-
Bien- se recostó- pues quiero seguir
llamándote mami- limpié una lágrima de mi mejilla, acomodé las sabanas y besé
su frente.
-
Buenas noches, cariño.
-
Buenas noches, mami.
Con una
sonrisa fui hasta la habitación donde me espera Alejandra ya acostada.
-
¿Qué pasa?- preguntó al ver mi sonrisa
mientras me cambiaba. Negué con la cabeza.
-
Nada, solo que os amo muchísimo- ella
sonrió y se alzó para besarme con ternura.
-
Y nosotros a ti mi amor- me acosté a
su lado abrazándola- aun no se por qué te has empeñado en comprar una cama de
matrimonio, con lo a gusto que estamos en esta- me reí.
-
Buenas noches vida- besé su nuca.
-
Buenas noches, mi amor.
Esa noche no
se me hizo tan dura como la anterior. La conversación con Víctor me había
tranquilizado bastante, aunque aun estaba la incertidumbre de que el niño
cambiara de opinión.
Esa mañana la
pasamos todos juntos, como el día anterior. Alejandra parecía tensa pero
intentaba que no se notara.
Según pasaban
las horas la tensión y los nervios aumentaban hasta que, desgraciadamente,
llegó la hora acordada con Felipe.
Eran pasadas
las cuatro cuando el timbre sonó. Víctor y yo estábamos en el suelo jugando con
sus juguetes y Alejandra, que nos miraba desde el sofá con su madre, fue a
abrir la puerta. Felipe venía solo.
-
Hola Alejandra- ella se apartó para
dejarlo entrar.
-
Hola Felipe- Víctor y yo nos pusimos
de pie y el peque estiró su ropa arreglándosela nervioso, lo miré y le sonreí.
-
Estás muy guapo- le susurré y él me
sonrió en agradecimiento.
Segundos
después Alejandra apareció en el salón con Felipe que saludó a Victoria luego
me miró interrogante. Víctor al verlo se abrazó a mi y yo pasé mi brazo por sus
hombros para reconfortarlo. Alejandra empezó con las presentaciones.
-
Ella es Abigail, mi pareja- aunque su
voz era nerviosa no noté ni una pizca de vergüenza en ella, todo lo contrario,
mostró decisión y orgullo. Felipe al escuchar las palabras, abrió los ojos como
platos y la miró. Yo como si nada, le extendí mi mano.
-
Encantada de verte de nuevo, Felipe-
estrechó mi mano, pude ver como su rostro cambiaba al recordar quien era yo. Ni
siquiera me contestó.
-
Y él es Víctor, tu hijo- animé a
Víctor a que se acercara poniéndolo delante mía ya que en vez de soltarse, me
abrazaba mas fuerte- cariño, él es Felipe, es tu papá.
Felipe se
agachó para estar a su altura.
-
Hola chaval- le extendió su mano.
Víctor me miró y yo asentí, él volvió a mirar a su padre y le dio la mano.
-
Hola- dijo tímido.
-
Aunque no le pregunté a tu madre que
juguetes te gustaban, te he comprado un regalo, lo he dejado en el coche, ¿te
apetece verlo?- miró a su madre, ella le asintió con una pequeña sonrisa y él
sonrió de la misma manera.
-
Vale
-
Bien, ¿te apetece que nos vayamos?
-
Si
-
Pues vamos- no se porqué pero, al
levantarse, me miró un tanto desafiante y yo no me quedé atrás.
Víctor fue
hasta al sofá y le dio dos besos a su abuela, luego, las dos los acompañamos
hasta la puerta. Cuando ya estábamos en la puerta pasé mi brazo por la cintura
de Alejandra y pude comprobar, por la expresión del rosto de Felipe, que no le
hacia ninguna gracia.
-
A las ocho iremos a recoger a Víctor-
dijo Alejandra seria.
-
Está bien- le contestó en el mismo
tono.
-
Pásatelo bien mi amor y hazle caso a
su padre- Alejandra abrazó a su hijo y le dio muchos besos seguidos, al
separarse de su madre, Víctor me dio dos besos y me abrazó.
-
Hasta luego mami- besé su cabeza.
-
Hasta luego cariño
Los dos se
fueron por el pasillo y Alejandra se abrazó a mi escuchando ya sus sollozos.
-
No llores Alejandra, no pasa nada, va
a estar todo bien- nos lleve a las dos adentro.
-
Abi, eso no lo sabes y si se encariña
de Felipe y él pide la paternidad o custodia compartida o...
Me separé de
ella y la tome de la cara para que me mirase.
-
Eso no va a pasar Alejandra, te lo
prometo. Haré todo lo que esté en mi mano para que eso no pase.
Ella se abrazó
fuerte a mi. Nos sentamos en el sofá y la consolé hasta que se calmó.
La tarde se
hizo interminable, la pasamos la mayor parte sentadas en el sofá mirando la
tele. Los repartidores trajeron nuestra nueva cama y, mientras que hicieron
todo el cambio, estuvimos entretenidas, pero cuando se fueron volvimos a la
agonía.
Mientras
estábamos esperando a que las horas pasaran, Victoria llamó a sus amigas del
pueblo para sacar información. Los padres de Felipe aún vivían allí y, como era
un pueblo pequeño, todo el mundo se enteraba de lo que pasaba. Después de hacer
varias llamadas y de mas de media hora de parloteos y cuchicheos, Victoria nos
dijo que en el pueblo se decía que Felipe, después de casarse con Rebeca, quiso
ser padre y que estuvieron intentándolo un par de años, como Rebeca no se
quedaba embarazada, fueron a un especialista y descubrieron que su mujer era estéril
y que nunca podría tener hijos con ella. ¿Sería esa la razón por la que
Felipe estaba ahora tan interesado por ver a su hijo? ¿Ahora que su mujer no
podía dárselos se acordaba de que ya tenía uno? No, eso no podía ser verdad...
Eran las siete
y estaba desesperada, daba vueltas por el salón como si fuera un león enjaulado
yendo de la cocina al salón. Con la excusa de ir antes de tiempo a por Víctor,
le dije a Alejandra que tenía que ir al piso a por unos papeles y que luego
aprovecharía para ir a por Víctor y a por la cena.
Me despedí de
ellas y fui directamente a la dirección de Felipe. Aunque ya era de noche la
ciudad estaba llena de gente y de coches y me llevó mas de lo que creía llegar
hasta su piso.
Eran las siete
y veinte cuando llegué y me encontré con una imagen que hizo que mi sangre
hirviese: Víctor estaba solo, sentado en los escalones del bloque de pisos,
llorando. Mi corazón se me quería salir cuando lo vi así. Dejé el coche a un
lado sin aparcarlo y fui corriendo hasta él. Víctor, al verme, corrió hasta mi
y se tiró a mis brazos.
-
¡Mami!
-
¿Qué ha pasado Víctor? ¿Qué haces aquí
fuera?- él solo lloraba y me apretaba fuerte en su agarre- ¿Te ha hecho algo,
cariño?
-
Llévame a casa mami- no dije nada mas,
lo llevé hasta el coche abriendo la puerta del copiloto como pude y lo dejé en
el asiento aunque pasaron unos segundos hasta que él me soltó.
Di la vuelta
al coche rápidamente y me monté. Antes de arrancarlo, lo volví a abrazar y le
limpié las lágrimas.
-
Ya estoy aquí cariño, ya está todo
bien- él, con su carita de pena, asintió- ¿qué te parece si conducimos hasta la
hamburguesería esa que te gusta y compramos la cena y mientras me cuentas qué
ha pasado?- él que seguía con su cara triste me asintió. No sabía qué había
pasado pero sabía que una buena distracción haría que se calmase aunque sea un
poco.
-
¿La mami y la abu quieren?- Me dijo
aún sollozando. Su madre y su abuela no querían que comiera comida basura muy a
menudo pero me pareció bien consentirlo.
-
Claro... Víctor, dime, por favor, qué
ha pasado- agarré su mano.
-
Papá me compró un coche de juguete,
fuimos a merendar y me preguntó cosas del cole y luego me empezó a preguntar de
mami y de ti... no me gustó las cosas que dijo de ti y de mami- frunció el
ceño. Al volver mi vista al frente pude ver que mis nudillos estaban blancos de
tanto apretar el volante, dejé de apretarlos e intenté tranquilizarme.
-
¿Qué decía?
-
Cosas feas... me dijo que no te tenía
que decir mami porque no eras mi mamá que solo tenía un papá y una mamá y yo le
dije que no, que yo te quería a ti como mi mamá y que tú a mi también me
querías y se enfadó un poco y empezó a decir en voz alta que, que, que- empezó a negar
-
¿Qué, Víctor?
-
Que tú y la mami estabais enfermas y
que lo mejor era que viviera con él- valiente hijo de puta... Me dieron
ganas de volver hasta su casa y partirle la cara.
-
Eso solo lo dice la gente ignorante,
Víctor.
-
Yo le dije que no tenía que decir eso
de mis mamis, que me enfadaría con él.
-
¿Por eso estabas en la calle?- negó
con la cabeza.
-
No, ahí aún estábamos en la cafetería
donde me ha llevado a merendar... Cuando terminé mi batido de chocolate, papá
me llevó a su casa y me la enseñó, me dijo que uno de los cuartos lo podríamos
decorar para que me quedase allí con él cuando quisiera y que podía dejar el
juguete que me había comprado allí para así tener juguetes en su casa. Aunque
yo no quería le he dicho que vale porque me ha dado un poco de miedo que me
volviese a hablar alto y nos hemos sentado en el sofá a ver la tele. Después de
un rato, su mujer ha venido y al verme allí, ni me ha saludado, se ha puesto a
gritarle a papá cosas feas, diciéndole que por qué estaba yo allí que ella no
quería el hijo de otra en su casa y menos de mi mamá- Víctor empezó a sollozar
otra vez- y papá también le gritaba muy fuerte diciéndole que no dejaría que su
hijo se criara con enfermas ahora que lo sabía y yo no quería estar allí así
que me fui de su casa y bajé hasta la calle, pero era de noche y no sabía
llegar a casa y tenía miedo- empezó a llorar otra vez mas fuerte. Quería matar
a ese desgraciado. ¿Quería ejercer su derecho de padre para esto? ¿para
pasar de él y dejarlo bajar solo a la calle? ¿Qué hubiese pasado si Víctor
hubiese intentado volver a casa? ¿Y si yo no hubiese ido a por él antes de
tiempo? Mi pequeño habría estado sentado en la calle por mas de una hora bajo
el frío de la noche enfrentándose a todos los peligros que una gran ciudad
tiene por la noche. Y ni siquiera bajó a buscarlo en todo ese rato... Ese
malnacido tendría que pasar por encima mía para tener algún derecho sobre
Víctor.
Paré en el
aparcamiento de la hamburguesería y lo invité a que se montara encima mía para
acunarlo.
-
Shh, ya está peque, ya está, no hace
falta que vayas mas si no quieres.
-
No quiero ir mas mami, yo solo quiero
estar contigo, con mami y con la abu.
-
Está bien cariño, no lo dejaré que se
acerqué mas a ti.
Estuvimos un
rato abrazados hasta que se calmó. Quité sus gafas de pasta y limpié su carita
con un pañuelo, limpié sus gafas y se las puse.
-
Guapísimo- nos sonreímos- ¿vamos a por
nuestra cena? Mamá y abu nos esperan.
-
Vale mami, pero ¿podemos no contarle a
mami lo que papá dijo? no quiero que se enfade y lloré mas- me derritió oír
como Víctor, aun estando triste, se preocupaba por su mamá.
-
Está bien cariño- nos chocamos la
mano.
Los dos
bajamos del coche y entramos a la hamburguesería y, después de veinte minutos
de cola, volvimos al coche con un montón de comida basura para los cuatro.
Víctor ya
estaba mas animado, aunque aún se veía triste y yo intenté dejar a un lado todo
el odio y el rencor que guardaba por Felipe para intentar estar bien y distraer
a peque. De camino a casa incluso lo escuché reírse y eso hacía que mi corazón
sintiera calidez.
Llegamos al
piso de Alejandra y le di un par de bolsas a mi peque y yo llevé las demás. Tocamos
y Alejandra nos abrió enseguida. Pude ver la cara de preocupación que puso al
ver los ojos rojos de su hijo pero antes de que preguntara negué con la cabeza
para que no preguntase. Ella intentó cambiar su semblante, se agachó y abrazó a
su hijo cogiéndole las bolsas.
-
¿Cómo te lo has pasado con tu papá mi
amor?
-
Bien- dijo escuetamente.
-
Hemos ido a por la cena preferida de
Víctor: hamburguesas.
-
Perfecto, vamos a poner la mesa rápido
antes de que se enfríen- Víctor corrió por el pasillo y Alejandra me miró muy
preocupada.
-
Luego hablamos- le dije en voz baja-
no ha ido bien, Víctor no lo quiere volver a ver.
-
Está bien, luego hablaremos.
-
Mamis- nos gritó para que fuéramos a
ayudarlo
Entramos y el
peque ya había puesto el mantel. Victoria, que salía de la ducha nos saludó y
también se preocupó por Víctor, era difícil ocultar que había estado llorando,
el peque tenía la cara hinchada y los ojos aún un poco rojos. Alejandra se
apresuró a decirle a su madre que no dijera nada que luego hablaríamos.
En menos de dos
minutos estábamos los cuatro comiendo. Comimos hasta reventar ya que, aparte de
las hamburguesas, había patatas, aros de cebolla, nuggets, en resumen,
demasiada comida para tan poca gente.
A mitad de la
cena el teléfono fijo sonó y yo me levanté a cogerlo sabiendo perfectamente
quien era. Antes de aceptar la llamada me fui fuera del piso para que no
escuchara nadie mi conversación.
-
¿Si?
-
Alejandra, oye ha habido un problema-
se le notaba muy nervioso.
-
Claro que ha habido un problema pedazo
de mierda- le dije apretando los dientes conteniendome para no gritarle- el
puto problema es que he dejado que te lo llevaras.
-
¿Quién cojones eres?
-
Soy Abigail. Me he encontrado a quien
tu dices que es tu hijo sentado en la calle llorando. ¿Después de tantos años
vienes para eso? Te juro que como vuelvas a llamar o intentes buscar a Víctor
saldrás muy mal parado hijo de puta- colgué. Me tomé un par de minutos para
respirar hondo y volver al piso. Cuando entré Alejandra me miraba preocupada,
yo el sonreí y seguí comiendo.
Recogimos todo
y nos sentamos a ver una peli todos juntos. Víctor se sentó, como siempre
encima nuestra y no aguantó ni la mitad de la película. Se quedó dormidito
agarrando mi jersey. Intenté levantarlo con cuidado para llevarlo a su cama
pero se despertó.
-
¿Qué pasa?- Me dijo medio dormido.
-
Te llevo a tu cama para que duermas a
gusto- él se aferró ami con fuerza
-
¿Puedo dormir con mami y contigo esta
noche?- era imposible decirle que no a esa carita de ángel.
-
Claro que si cariño- lo llevé al
cuarto de Alejandra y lo metí en nuestra cama nueva aunque él ni lo notó. Lo
metí en la cama, lo tapé con las sábanas y casi enseguida se volvió a quedar
dormido.
Salí del
cuarto con cuidado y fui hasta el salón para aprovechar el momento y contarle a
Alejandra y a su madre lo que el pobre había sufrido esta tarde y se puede
decir que casi me arrepentí de decírselo a Alejandra ya que se puso a llorar de
rabia e impotencia y era normal.
Cuando nos
tranquilizamos no fuimos a la cama. Ya no había nada que hacer, el daño estaba
hecho pero lo que teníamos las tres bien claro es que ese engendro no se
acercaría a nuestro pequeño nunca mas.
Cuando ya
estuvimos listas para dormir, cada una se puso en un lado de la cama dejando a
nuestro hijo en medio. Besé su cabeza castaña y Alejandra me vio sonriéndome.
-
Tú eres la única persona que se merece
ser la madre de Víctor, solo tú mi amor.
-
Te amo
-
Te amo- nos dimos un pequeño beso en
los labios y nos dispusimos a dormir con nuestro precioso hijo entre nosotras.
Esa era la razón por la cual prefería una cama mas grande.
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por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Muchas emociones en este capítulo, por una parte sentí felicidad porque ahora está más que claro que son una familia, que los 4 son felices como están y que Alejandra y Abigail se aman demasiado.
ResponderEliminarSentí mucho enojo por la aparición y los comentarios de Felipe que se nota que es un ignorante y que refleja el pensamiento de muchas personas actualmente, cosas erróneas y estupidas.
Espero que ese tal Felipe no se interponga en la felicidad de ellas dos y que se valla por donde llegó.
Un saludo a la escritora y mis felicitaciones por tan bella historia.
Un beso y un abrazo desde México.
Felipe que poca, a eso no se le puede llamar padre y espero que no intente nada.. porque Abi va a defender a su familia y a su hijo...Un capitulo muy intenso.
ResponderEliminarPor Dios ya vienen los problemas, q alguien le pateé los..... al cabronazo de Felipe.
ResponderEliminarEspero el próximo capitulo
M.S(galicia)
Si Felipe es un hijo de las mil putas y Rebeca es peor...Si Rebeca es esteril que vayan a una clinica especializada o busque un vientre de alquiler.Despues de 10 anos recuerda que tiene un hijo.La ironia es que se enamoro de una mujer que es esteril y fue "amiga" de Alejandra.La abuela fue muy sagaz al recopilar la informacion de lo que sucede.Si Abigail estaba como una leona enjaulada, ahora le va a dar un zarpazo en la yugular a Felipe.Me hicieron sufrir,llorar y maltrataron a mi adorado renacuajo de los ojos verdes.Ya Abi. le dijo a Felipe que ni se acerque a Victor tendran que ir a la Justicia...
ResponderEliminarEste capitulo me tenia con los nervios de punta...Victor se quedo sentadito en la escalera del piso,menos mal que no se movio de alli.Abi. presentia que algo no estaba bien y salio rauda y veloz a buscar Victor.
Gracias Xiion! Valio la pena,la espera.La historia cada vez se pone mejor y mejor...
Ame este capítulo, a pesar del desgraciado de Felipe y sus intenciones de arruinar esta hermosa familia, se que no se va poder acercar de nuevo a Víctor. Me encanta esta historia. Xxion gracias por escribir tan genial, saludos desde Colombia.
ResponderEliminar- Maria
Wuao que capítulo bueno es la realidad de muchas vidas de tener un lastre de ser humano por desgracia como padre de muchos hijos que solo aparecen para provocar daño para envenenar el alma porque sus vidas son una mierda si el hubiera tenido hijos con su mujer nunca se habría acordado de que existía Victor nunca es un ser despreciable porque mas en sima busca envenenar la mente de un niño que solo ha tenido a su madre y a su abuela para criarlo y ahora Abigail que ha llenado ese vacio de padre que faltaba Abigail hará todo para alejar para siempre a ese mal nacido como hombre y ser que solo ocupa lugar en esta vida porque solo respira
ResponderEliminarUn capítulo lleno de emociones que muchas mujeres madres viven no importa la condición sexual que vivan mas de alguna tiene un lastre en su vida que les amargan la vida por momentos a todas ellas fuerzas y siempre la vida ofrece a estos seres su castigo el desprecio y la soledad a tra vez de los años
Buen capítulo Xiion
Desde Chile un saludo fraterno
Que maldito padre se puede ser tan..hdp .cada capitulo mas atrapante hermosa historia besos
ResponderEliminarEste capitulo demustra que padre no es el que engendra, ese ser no merece a ese niño hermoso, pero abi movera el universo para que no se meta mas con su familia.... Excelente capituló xion
ResponderEliminarGracias por seguir compartiendo tu historia y gracias a la Teta Feliz por brindarnos el espacio para disfrutarlas. Liliana
ResponderEliminar..ay ese Felipe solo apareció para poner la trama patas arriba... Veremos cual es el siguiente paso.... Gracias Xiion por este encantador relato... Un abracito, Atenea Palas!!!!
ResponderEliminarNo deja de encantarme esta historia esta preciosa😀
ResponderEliminarHola Xiion
ResponderEliminarNo te has olvidado de nosotras verdad? Xiion necesitó mi capítulo. Liliana
Hola chicas! siento deciros que esta semana os voy a fallar... estoy un poco atareada con la facultad y no he tenido nada de tiempo :( lo siento... en cuanto pueda me pongo a ello
Eliminarun saludo a todas
No te preocupes ante todo lo mas importante q me imagino q se acerca época de exámenes nos morderemos las uñas hasta q publiques pero aquí seguiremos ;-)
ResponderEliminarM.S(galicia)
Seguiremos esperando, lo importante es la Escuela..
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