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Los
bocetos fueron aceptados sin cambios, pero todavía tenía que revisar el
currículum de veinte personas para seleccionar a su nuevo asistente. Mar estaba
descartando de tajo aquellos resúmenes de vida profesional desordenados o con
muy mala presentación. Teniendo tantas posibilidades de ordenar sus datos,
información y referencias (unas trescientas formas o más), le parecía
inaceptable que los aspirantes a trabajar en la empresa, no se tomaran la
molestia de pensar en el orden y la buena y creativa presentación.
Suspiró
y después se llevó las manos al cabello para alborotarlo un poco y luego
alisarlo, porque aún estaba en horario de oficina. Sin embargo, no sería por
mucho. Mar ansiaba que dieran las cuatro de la tarde para salir disparada a
repasar una vez más (y eso que ya lo había hecho por la mañana), el orden de la
exposición de sus dibujos, collages y diseños.
La
inauguración sería a las seis. Ana, la dueña de la galería de artistas urbanos
independientes, era muy puntual y no admitiría retrasos. Se lo había recordado
a Sara y a su mamá muchas veces, “seis en punto”, les dijo. Era un buen
horario, Matilde tendría tiempo suficiente para dejar a su papá descansando de
la terapia que tomaba ya únicamente dos veces por semana. Desde aquel accidente
cerebro-vascular habían tenido que pasar por casi dos años de altibajos, sin
embargo, ahora todo parecía favorable, su papá hablaba con fluidez, recordaba
todo, tenía buen humor y hasta volvía a hablar sobre patos mientras abrazaba a
su esposa. Sólo quedaba trabajar los lapsos en los que parecía perderse en una
nube de fantasía llena de luces blancas. Pero si seguía como hasta ahora, su
papá se recobraría totalmente durante los próximos meses.
Por
otro lado, Sara terminaba su jornada a las cinco de la tarde. Realmente había
sido un acierto que buscara otro trabajo, bueno, quizá un poco tardío porque
finalmente había tenido que dejar el departamento que antes rentaba con Iván, sin
embargo, unas horas más de trabajo y un departamento más modesto, bien valían
la libertad que le ofrecía la soltería.
Mar
estiró la espalda. Aquella noche en el bar, hacía un par de semanas, Sara le había declarado sus intenciones
lesbianas con ella después de casi diez años de anhelarlo. Sin embargo,
mientras escuchaba a su mejor amiga declarar su devoción, Mar se dio cuenta de
que probablemente a esas alturas de su vida ya no deseaba estar con Sara de esa
manera. No se inventó una excusa, aunque fue su primer impulso; no quiso
decirle que un romance entre ellas terminaría con su amistad, porque no era
cierto, nada terminaría con su amistad. Optó entonces por decir la verdad, que
había esperado tanto, que no supo en qué momento la espera y no sus
sentimientos, se había convertido en lo más importante. “Ya estamos juntas,
Sara. Ya somos compañeras”, le había dicho. Sara se había puesto roja de la
cara y balbuceado algo como, “yo no hablaba en serio, ni siquiera me gustan las
mujeres”, y Mar comprendió con eso, serenamente, que había tomado la mejor
decisión.
Aclaradas
las cosas con su mejor amiga todo pareció más fácil, ya no sentía ese incómodo
cosquilleo al pasar la noche en su casa, ni volvió a dejarse atraer por sus
labios en un jugueteo tonto durante la juerga. La atracción por la
imposibilidad que representaba Sara, había desaparecido. El amor, pensaba Mar,
para ella, tenía que ser un poco más que anhelar platónicamente durante diez
años. A veces pensaba en los sentimientos de Sara y se sentía culpable, pero si
ella había podido superar su enamoramiento, Sara también sería capaz.
¿Mujeres?,
nunca le habían faltado propuestas, pensó Mar, sonriendo, vanidosa. De hecho
justamente había pensado en algunas insinuaciones fugaces de Ana. Habían pasado
mucho tiempo juntas el último mes. Ana era una crítica de arte filosa, no tenía
recato a la hora de puntualizar que sus trazos parecían sucios, desarticulados
y entonces se sentaban a discutir y luego hablar durante horas sobre el arte,
sobre la vida, sobre elefantes, sobre todo. Mar apreciaba esa nueva complicidad
igualitaria, era algo nuevo.
Con
la idea de invitar a salir a Ana, Mar llegó a la galería y sonrió al ver que la
dueña del lugar ordenaba enérgicamente al electricista/iluminador que los spots
estuvieran perfectamente dirigidos.
“¿Sí
sabes que solo es una inauguración local? Creo que ni siquiera vendrán los de
la televisión... no tienes por qué torturar a los trabajadores", dijo Mar,
a modo de saludo.
“Debo
cuidar mi reputación. Si tus trabajos fallan, por lo menos que fallen bien
iluminados”, dijo Ana, acercándose a saludar, luego se apresuró a decir: “…no
es que crea que puedan fallar, tú eres una maldita estrella”
Mar
sonrió, primero tímida y luego con un poco de orgullo.
“¿Qué
te parece?”, preguntó Ana, abriendo los brazos teatralmente para referirse al
montaje de la sala.
Mar
lanzó una mirada crítica. Aunque sencillo, el lugar parecía todo profesional,
como un verdadero museo. Ana no esperó una respuesta para continuar.
“Desde
que vi todos los trabajos que querías exponer, supe que tenían que ser
ordenados de esta manera, es como si al observarlos rodeando la sala fueran…”
“Pequeñas
galaxias…de muchos colores”, Mar pensó que no había sido consciente del efecto
que sus trabajos podrían tener vistos de manera.
“Sí,
es como ver el universo de muchas maneras. No son mapas espaciales, ni
hiperrealismo de fotografías de la NASA, pero tienen ese efecto como de hacerte
sentir que puedes moverte entre uno y otro”. Ana se había quedado viendo un
cuadro en particular. “Ese es mi favorito”
También
el mío, pensó Mar, pero no lo dijo porque, por extraño que parezca, no podía
recordar todo sobre ese trabajo. Es decir, recordaba haber hecho el boceto,
luego pintado, luego adherido otros trozos de sus diseños… pero no recordaba
cómo había nacido la idea. Al centro del lienzo, oscuro casi en su totalidad,
una esfera pequeña parecía brillar por la enorme cantidad de colores que había
aplicado.
“¿Quiénes
vienen?”, dijo Ana, arrancándola de sus pensamientos.
“Un
montón de la gente del trabajo. Mi mamá, Sara, algunos compañeros de la
universidad…”
“Bien.
Yo invité a muchas personas. Repartí volantes. Publiqué en redes. Espero que el
vino alcance… ¿Lograste reconciliarte con ese tío tuyo que te está evitando?”
“El
otro día hablamos un poco, lo invité, pero Hugo todavía no quiere verme. Creo
que no se perdona lo del accidente. Hace
mal, no fue su culpa, esas cosas pasan. Ni siquiera fue tan grave, solo pasé un
día en el hospital. Desde entonces tampoco toca su motocicleta, no sé si la
vendió. Antes nos llevábamos muy bien, ahora, todo es incómodo”
“Algunas
situaciones cambian a las personas”
“Supongo”,
dijo Mar, pero no estaba tan convencida.
El
recuerdo del accidente y los nervios de su exposición le provocaron a Mar
comezón en la cicatriz del vientre. Comenzó a rascarse suavemente por encima de
la blusa. También tenía una cicatriz similar en la pierna y otra en el hombro.
No había alcanzado a explicarse cómo se había herido de esa manera por una caída
de la moto. Una esperaría un golpe en la cabeza, en el cuello… quizá una pierna
rota, pero no, a ella se le habían incrustado algunos trozos de metal (metales
muy bien afilados, seguramente), en partes específicas de su anatomía. Mar y su
suerte extraña.
Ana
fue a inspeccionar que los bocadillos y el vino estuvieran ordenados a su gusto
y se alejó de Mar, manoteando.
Mar
volvió a contemplar su cuadro favorito. Dieron las seis y Matilde y Sara
llegaron primeras, saludaron a Mar, emocionadas, cada una con un beso. Luego
llegaron sus compañeros del trabajo y un puñado de desconocidos. Ana parecía
una cabra saltarina recibiendo y hablando con los invitados hasta que una
llamada insistente en su pantalla del celular, retuvo su atención.
“Oye,
Mar. ¿Qué te parecería ilustrar una novela gráfica basada en ese libro que
acaba de salir de esa escritora rara…?”, le dijo Ana medio gritando, después de
colgar. Mar logró distinguir algunos murmullos de admiración, Ana y sus
estrategias de mercadotecnia…
Mar
asintió, pero no había puesto verdadera atención. De pronto había sentido que
el lugar se volvía ajeno a ella y las personas ahí reunidas eran absorbidas por
ese ambiente. La poca luz de la sala y la iluminación de sus cuadros provocaban
un efecto envolvente, los visitantes parecían ser parte del universo que no
sabía Mar había creado. Se movían desordenadamente. O quizá guiados por un
orden diferente, como cometas, como polvo cósmico.
Mar
se alejó de la sala. Salió de la galería y buscó un sitio oscuro y tranquilo.
Encendió un cigarro y volteó hacia arriba. Tuvo una idea. Entrecerró los ojos y
los rayos de luz de la luna se descompusieron en vetas de muchas tonalidades,
ya recordaba un poco más sobre su cuadro. Así se mantuvo unos quince minutos.
Era como si el brillo que inundaba sus ojos la mantuviera hechizada, quisiera
vivir en ese brillo, pensó. Entonces escuchó un trueno lejano. La noche parecía
clara, no había señales de tormenta. Un relámpago destelló, obligándola
instintivamente a cerrar los ojos. Al abrirlos, recordó que la esperaban, si se
demoraba más empezarían a preguntarse por su ausencia.Mar se encaminó de
regreso y devuelta en la sala, en ese universo-artificio en el que todos se
movían, Mar se movió también; después de todo, al final del movimiento, se
encontraría con ella.
Fin.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Laura T.DX - Derechos Reservados
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Y llegamos al final. Gracias a la Teta Historias por el espacio. Gracias a ustedes, que dieron su tiempo para leer. Los finales siempre me han parecido extraños, llegar al de esta historia fue mucho muy extraño. Quedo a sus órdenes en 0.la.belle.indifference@gmail.com
ResponderEliminarY volveré.
Besos a todas.
Laura.
Falta el epilogo verdad???
EliminarDime que siiiii!!!!
Luna tiene q regresar d una u otra formaaaaa!!!
Regresa verdad??
Moriré x.x
Laura porque no sigues esta preciosa historia dandonos el gustito del reencuentro entre Mar y Luna solo un capítulo mas con reencuentro entre esta genial parejita extra galáctica por favor y saber que paso con Nora por favor di que siiiiiiiiii Laura T.D un saludo inmenso como la galaxia de Luna para ti desde Chile Gladys Urzúa
EliminarAy Laura regalame uno más y dime que Luna regresa a Mar porque así es el amor, es la fuerza más poderosa del universo. Liliana
ResponderEliminarExcelente final para esya bella historia... Muy inspiradora de verdad... Felicidades laura... Esperó leer nuevas historias tuyas pronto
ResponderEliminarAme la historia, pero este final no me gusto nada, por lo que mi amor por esta historia disminuyó considerablemente u.u
ResponderEliminarNecesito el epílogo ya! Jejeje
ResponderEliminarPor lo menos se reencontró con luna, o no? Que así lo entendí yo!
Siiiii necesitamos el epílogo por favor.
ResponderEliminarEsperaba un mejor final :(
ResponderEliminarAutora que linda Historia y al final Luna regreso con su Mar .. espero leerte pronto por aquí.. Me encanto la historia
ResponderEliminarWuao Mar la recordó y va a su encuentro
ResponderEliminarLaura felicitaciones por tu historia
espero que pronto nos regales otra y se te agrádese que hayas terminado la historia antes de mandar cada capítulo y a si nos regalaras todos los dias un capítulo a si la historia no perdió su continuidad muchas gracias Laura desde Chile hasta tu próxima historia espero sea muy prontooo
Un abrazó
Gladys Urzúa desde Chile
Me gustó la historia y ha sido especial y esta claro q la escritora tiene todo el derecho a darle el final q quiera pero no me gusto mucho el fin me hubiera gustado q fuera mas completo y despejara mas dudas mas detallista pero bueno fue muy bonita la historia. Muchas Gracias Laura y tb x la continuidad!! Carmen.
ResponderEliminarDebo decir que he disfrutado muchísimo con la historia, con tu derroche de imaginación, con tu forma de escribir , con la ansiedad que me creaba el final de cada capítulo y la alegría que me generaba encontrarme uno nuevo.
ResponderEliminarHas sido todo un descubrimiento. Me declaro tu ferviente admiradora, Laura T.D. y espero volver a verte en breve por aquí.
El final agridulce me encanta. Yo que soy tontorrona y pastelosa a la hora de escribir, admiro la valentía de cerrar una historia como se merece, como ya nos habías anunciado que iba a suceder. Luna observando y amando eternamente y Mar sintiendo en su corazón la sensación de lo que es el amor puro e incondicional. Mis felicitaciones.
Un abrazo, Laura. Hasta pronto
Despistada, debo admitir que leía los comentarios buscando los tuyos. Me resulta increíble leer tu admiración hacia Laura (que por cierto, comparto al 100%. Sos una genia Laura!!), cuando vos también sos una gran escritora! Amo la manera de redactar de ambas.
EliminarEl final, es brillante. Que mejor que dejar a la imaginación de una el encuentro o no con Luna. Debo decir que se me hizo un nudo en el estómago cuando leí la caída del rayo. Por supuesto hubiése soñado con la descripción romántica del encuentro, pero... ¿qué mejor que cada una imaginárselo?
Gracias por estas magníficas historias!!!
Florencia de Argentina
Muy bonita la historia pero el final me ha dejado descolocada. Laura espero q escribas más historias.
ResponderEliminarHola mil gracias x tu historia ... por el epilogo, yo espere a que todos los capitulos estubieran en la red baci baci sam
ResponderEliminarGracias por la historia de no a al per un final en el universo sin espacio ni tiempo puede ser un reencuentro al amor es mas i tenso y rope barreras eso espero
ResponderEliminarEs en serio, no puedes dejar ahí la historia. Se necesita más. Por favor.
ResponderEliminarGracias por compartir la historia.
Fue interesanta y claro q esta q muy bello gracias por esta historia ahora ya recuerdo mi proposito y sabes laura T D seria bueno un rencuertro entre luna y mar....y quiensabe tal ves en ese rencuentro puedas meter q tengan hijos seria curio y bueno y muy sastifactorio besos
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