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Eran
las dos de la mañana. Mar estaba esperando en la estación a Nora. ¿No podían
llamarle o enviar un mensaje o un e-mail, con las noticias? A lo mejor, pensaba,
era la manera mediante la cual Luna logró que Nora se fuera de su lado. Luna se
había contactado mentalmente con Mar para decirle que Nora iba en camino y
llevaba noticias. Sin Nora, el canal para la comunicación no tenía
interferencias (a Mar le gustaba, aunque no lo admitiera del todo, pensar en el
“sin Nora”, descartando de tajo la debilidad de los maestros).
El
camión procedente de la costa arribó. Nora fue uno de los últimos pasajeros en
bajar. Vio a Mar y con paso decidido se acercó a ella. Mar la saludó con un
“hola” apagado. Nora correspondió con otro.
“¿Quieres
ir conmigo a casa de Sara?”
“¿Te
quedas ahí?”
“Sí.
En mi casa tienen a Hugo y yo no quise hacer el ambiente más pesado con mi
presencia”
“Muy
considerado de tu parte. Gracias, pero prefiero ir a mi departamento. ¿Quieres
pasar la noche ahí? Hay un par de cosas de las que debemos hablar. Luna,
seguramente estará bloqueando la conversación entre nosotras, aunque tengo
entendido que los maestros están debilitados gracias a ti”
Bien,
Mar no quería pasar la noche en casa de Nora. Nora tampoco quería la compañía
de Mar, pero pues, como Mar había aprendido, no siempre se puede hacer lo que
una quiere.
“Sí,
vamos a tu casa. ¿Tienes hambre? Podemos pasar a comprar algo”
“Sí,
pasemos por cualquier cosa, seguramente lo que tengo en el refrigerador es
inservible, fueron cuatro semanas con Luna, fuera de casa”
Mar
asintió, ignorando lo de “con Luna”. Ambas mujeres decidieron comprar panes,
jugo y café en una tienda de autoservicio en la misma estación. Después,
tomaron un taxi hasta el piso de Nora.
“Bonito
lugar”, dijo Mar, por decir cualquier cosa, una vez instaladas en el sofá de
Nora quien apuraba su segunda pieza de pan.
“¿Estuvieron
en la costa?”
“¿Disculpa?”
“Luna
y tú… tienes un buen bronceado. Supongo que, si trabajaron tanto, tu color se
debe a que estuvieron cerca del mar”
“Sí.
Luna eligió el escenario ideal para no dejar de pensar en ti”
Mar
sonrió mentalmente. Nora continuó.
“Tengo
instrucciones de irme mañana mismo de la ciudad y volver con mi familia, así que
procuraré ser breve, el viaje fue largo y me espera otro tanto”
“Escucho”
“Tu
mensaje fue respondido por 78 vínculos. Luna se quedó con esa información y hoy
mismo contactará con ellos y sus viajeros, para hacerles partícipes de lo que
viene. Ojalá pudieras leer la reacción de muchos. Tu carta pareció encender en
ellos las ganas de gritar al mundo que habían descubierto el amor en estado
puro. Uno de ellos, en particular, era una joven de 17 años. Según recuerdo, su
viajera llegó al morir su madre y tomó la forma de una anciana a la que la
chica nombró ‘abuela’. Su abuela viajera es el único ser que tiene en la vida,
es realmente conmovedor”
Mar
sintió un gran remordimiento porque sabía que de funcionar el plan, la chica
continuaría cuerda, pero perdería a su abuela. Nora notó el cambio en el
semblante de la diseñadora.
“Estás
haciendo lo correcto, Mar. Las pérdidas que puedan sufrir los vínculos humanos
son necesarias”
“Espero
que ellos lo sepan”
“En
unas horas lo sabrán y también estarán de acuerdo. Los vínculos tienen algo en
común: son las personas más consideradas del mundo”
El
tono en que Nora dijo aquello hizo dudar a Mar si aquello era un cumplido o un
insulto. El aire era denso en aquella habitación. Mar supuso que Nora estaba
sufriendo por la pérdida de Luna, pérdida que hace mucho había ocurrido. La
escritora continuó:
“Luna
localizó a 89 viajeros, creo conociste al más poderoso de ellos. Todos están
listos para actuar en cuanto Luna lo indique. Mar, ¿ya saben lo que van a
hacer?”
“Tengo
una idea…”
“¿Y
si las cosas toman un giro no tan pacífico?”
Mar
no tenía una respuesta, Nora lo sabía, pero la diseñadora no podía quedarse
callada.
“Entonces
también nosotros giraremos”, dijo Mar, ecuánime.
“Supongo
que eso es todo para mí. Sea cual sea el resultado, jamás me enteraré”
“Ojalá
pueda seguir leyéndote, Nora”
“No
sé si seré capaz de seguir escribiendo sin ella…”, Nora sintió que la voz le
fallaba, lo único en lo que podía pensar era que necesitaba a Luna, la
necesitaba ahora y la necesitaría siempre.
Mar
pudo, por un momento, entender la desesperación de Nora.
“Ojalá
las cosas fueran diferente…”, comenzó a decir Mar.
Nora
no pudo soportar escuchar aquello. Se había prometido a sí misma no decir nada
sobre la resignación de Mar, pero antes de frenarse, las palabras comenzaron a
escapar de su boca:
“No
lo entiendo… no entiendo por qué deseas que las cosas hubieran sido diferentes.
Si así fuera, tú nunca habrías conocido a Luna. Yo sería capaz de renunciar a
todo por ella y eso no es suficiente. El vínculo lo comparte contigo, con
alguien que permite que Luna duerma con otra. A mí me enferma verte con ella.
Pero tú siempre has estado dispuesta a dejarla ir. ¿Por qué eres tú y no yo la
que va a enfrentar al universo junto a ella?”
Nora
había hablado enérgicamente y no se arrepentía. Tenía que sacar de su sistema
todo eso antes de olvidar por qué lo sentía y enterrar sus emociones en un
trozo de papel. Mar, por su parte, sintió algo arder dentro de ella, ¿qué sabía
Nora de lo que ella sentía?, nada.
“No
me importa lo que pienses, Nora. No me importa si no entiendes, tampoco yo
entiendo. La simple idea de la ausencia de Luna mata algo dentro de mí. Tengo
que dejarla ir porque es lo único que puedo hacer. No sólo renuncio a Luna, con
ella también renuncio a volverme a sentir plena, renuncio a volver a amar de la
manera en que lo hago. Sin Luna, me va a tocar recomponerme para seguir y ni
siquiera sabré por qué nada me llenará, ni mi familia, ni mi trabajo, ni mis
dibujos. Voy a tener que construirme cada día, a obligarme a seguir adelante.
Dices que tú no renunciarías a ella, bueno, yo sí y con esa renuncia, también
renuncio a mí. Si el amor que Luna y yo sentimos puede salir de nosotras y
darnos a todos otra oportunidad, quizá sea ese el sentido de que exista”
Mar
también se había exaltado. Nora tomó el resto del café que quedaba en su vaso
de cartón, mismo que apretó entre sus manos.
“Su
amor es tan grande que puede salvarnos a todos. ¿Tienes idea de lo cursi que es
eso? El autosacrificio nunca ha sido lo mío, creo que ya pasó de moda y no creo
que sea algo por lo que optaría”
Mar
aún luchaba consigo misma para recobrar la compostura. Nora suavizó su tono
para continuar:
“Ya
entiendo por qué te ama. No eres simple, como pensé al inicio, creo que tienes
una tendencia a abarcarlo todo. Eso es bueno para nosotros, si podemos ver otro
día, cuerdos. Mar, personas como tú podrán encontrar la plenitud en muchas
otras cosas y caminarás, hasta el día en que vuelvas a encontrar a tu Luna”
Nora
se acercó hasta Mar, quien asimilaba lo que la escritora acababa de decir,
¿había hecho las paces, cierto? Mientras Mar lo pensaba, Nora se inclinaba
hacia ella, buscando su rostro…
“No”,
se frenó Nora a medio camino hacia los labios de Mar. “Las cosas ya son
demasiado raras…”
“¡Ibas
a besarme!”, reaccionó Mar. “¿Por qué ibas a hacer eso?”
“Parte
del drama”
“Estás
loca”
“Es
probable que sí”
Mar
se echó para atrás en el sillón, poniendo toda la distancia posible entre ella
y la escritora.
Nora
sonrió. Tenía que ser una broma cósmica que la persona que tenía enfrente fuera
su salvadora y el amor de su amor. Por otro lado, ahora no podía pensar en
alguien mejor.
“Voy
a dormir, Mar. ¿Quieres usar la cama o tomas el sofá?”
“El
sofá. Mañana te espera un largo viaje”
“Muy
considerado de tu parte. Buenas noches”
Mientras
Nora se acostaba en la cama y apagaba la luz cercana a ella, Mar pensaba en lo
que Luna siempre había dicho sobre Nora, sobre ser un torbellino de emociones
que se dejaba arrastrar sin freno con ellos, tenía razón. La escritora estaba
loca. Se tendió en el sillón, apagó la luz y durmió con la idea de una pobre
huérfana.
***
Nora
partió de la ciudad a las 7:15 de la mañana. Mar la acompañó hasta que el
camión arrancó y se perdió tras doblar la esquina. Tenía 45 minutos antes de su
hora de entrada a la oficina. Aunque la amenaza de un gran acontecimiento
cósmico era buena excusa para faltar, no era algo por lo que pudiera conseguir
un formato de incapacidad. Tenía el tiempo suficiente para ir a cambiarse a
casa de Sara y luego iría a la no-tan-grande-empresa a continuar sus nuevas
maquetas. Tenía la boca seca, así que pasó por un café y compró otro para Sara.
Entró al departamento sin hacer ruido, se dirigió a la habitación y encontró a
su anfitriona durmiendo a pierna suelta, abrazada a la almohada que Mar había
utilizado las últimas noches.
Mar
se sentó en la orilla de la cama, cerca del cuerpo de la mujer dormida. La
llamó suavemente primero y luego con más fuerza, hasta que Sara abrió lentamente
los ojos y al verla sonrió.
“Si
me das un beso, probablemente sea el mejor despertar de mi vida”
“Exagerada.
Te debo el beso, pero traje néctar de los dioses”, Mar acercó a Sara el vaso de
café. Sara se sentó, recostando su espalda en la cabecera. Tomó el vaso que Mar
le ofrecía y bebió con cuidado.
“¿Arreglaste
tu asunto con Nora?”, preguntó Sara. Mar se había inventado un rollo sobre Nora
queriendo ser su amiga e invitándola a ilustrar su nueva novela. Mar no sabía
si Sara se había creído el cuento por completo.
“Faltan
afinar detalles, pero sí”
“Y
bien, ¿cómo está ella? ¿Qué tal le sentó la luna de miel?”
“Su
bronceado es excelente”
“¿El
par de intensas están oficialmente de regreso, entonces?”
“Nora
regresó con su familia… unos días”, se apresuró a completar Mar, Sara no tenía
por qué enterarse de que sería para siempre, con suerte, ni siquiera recordaría
a Nora.
“Entonces
Luna estará libre por el campo…”
“Luna
estará ocupada trabajando en algo importante… Sara, yo también voy a trabajar en
algo. Esta noche me quedo en casa y allá estaré también mañana”
“Sutilmente
me pides guardar distancia de ti hoy y mañana…”
“Sí”
“¿Estarás
con Luna?”
“Sí.
Si todo sale bien, pronto estaremos como antes. Luna partirá de regreso y…”, y
Mar sintió una presión en su garganta. Probablemente no debió tomar café tan
fuerte y caliente.
“Ah…
entonces te quedas con ella para despedirla. Es curioso, porque siento que de
quien te despides es de mí”
“No
digas eso”, Mar tomó a Sara de las manos, “¿cómo podría despedirme de ti?
¿Quién va a hospedarme en su casa cuando uno de mis familiares enloquezca?”,
Mar sonrió tristemente. Sara, también. “Te veré dentro de un día”
“Hasta
entonces”, Sara se acercó a besar la mejilla de Mar. Luego dejó el vaso sobre
el buró y volvió a las cobijas. Mar escuchó un pequeño sollozo, pero no había
nada que pudiera hacer. La diseñadora se levantó, tomó un baño, se vistió y fue
a trabajar, porque a veces la rutina es el único medio para mantener algo de
control. Sí, aquello se había sentido como una despedida, pensó Mar, mientras
observaba cómo el vagón del metro se llenaba de personas. ¿Cuánto tardaría si
se despedía de cada una?
***
Por
la tarde, Mar cruzó la puerta del jardín de la casa de descanso donde estaba su
papá. Ese jardín era diferente de los otros porque tenía una especia de
estanque-fuente, ni grande ni profundo. Ahí se sentaba su papá, en silencio,
durante horas. Mar se acercó a él, lo saludó con un beso en la cabeza y sin
saber ni tener nada más que decirle, le rodeó los hombros con un brazo y dijo:
“Mañana
volverás a nosotros o nosotros iremos a ti”
Y
sin más, se sentó a su lado, convencida de que en ese lugar debería haber
patos.
***
A
la una de la mañana, Mar decidió dormir un poco, o intentarlo. No tenía sentido
estar despierta toda la noche esperando a Luna, porque era probable que Luna no
apareciera sino hasta la mañana. Apagó las luces, acercó su cobija a su cara,
olía a limpio. Había extrañado su cama.
“Mar”
La
llamó Luna en su cabeza.
“Hola”
Mar
sintió una punzada de desilusión, deseaba ver a Luna, estrecharla, hacerla
decir que todo saldría bien. Tenía miedo y necesitaba sentir el vínculo, no
bastaba el psicowifi.
“Mar”
“Hola”
“¿Mar
estás ahí?”
Mar
comprendió que Luna no podía escucharla. Sintió crecer su desesperación. “Mar, no puedo sentirte, ni escucharte. Pero
si el canal está abierto, significa que puedes oírme, eso espero. Los viajeros
no debemos sentir, no es nuestra función en el universo. Somos observadores,
aprendemos y seguimos nuestro camino.
Sin embargo, en este momento solo siento deseo, quizá la emoción más egoísta…
tan humana me he vuelto. Deseo más poder, para hacerte olvidar. Deseo nunca
haber aparecido en tu espacio-tiempo. Deseo que no necesites el vínculo después
de mañana. Deseo ver un futuro pleno para ti, Mar. Deseo que nuestro vínculo
sea ya sólo mío y poder observarte mientras trabajas, vives, amas, sientes.
Mar, yo seré tu eterna observadora. Mañana el cielo se iluminará y sabrás que
todo ha comenzado”
La
voz de Luna desapareció. Mar podría ponerse a llorar o a llamarla a gritos,
pero no tenía caso. No tenía caso. Mar cerró los ojos y pensó en la galaxia de
Luna. En su mente, el recuerdo brillaba con toda majestuosidad. Mar se cubrió
la cabeza con su cobija, ahí, bajo su colcha y ahí en la galaxia, estaría
segura.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Laura T.D - Derechos Reservados
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autor.
Hola a todas!!!
ResponderEliminarCasi llegamos al final. De hecho, muy, muy, casi. Queda un capítulo más y el epílogo. Así que aprovecho para agradecerles su tiempo. Estoy muy contenta con sus comentarios, aprovecho para dejar mi correo-e, por dudas, opiniones y hasta reclamos si no cumplo sus expectativas: 0.la.belle.indifference@gmail.com
Un abrazo a todas.
Un abrazo a la super administradora.
Laura T.D.
Wuaooo Nooooo yo quiero que Luna se quede con Mar no quiero que se valla No quiero que Mar olvide a Luna No seria justo Para Mar ni Luna
ResponderEliminarQue capítulo Laura un saludo desde mi madrugada Chile
Ouch creo que se me ha partido el corazón, se emergencia ha hecho un nudo en la garganta, espero que Mar no la olvide u_u' que encuentren la manera de estar juntas...
ResponderEliminarAhhhhh no se como lo haces pero me encanta, entre luna, mar y galaxia sencillamente yo floto y viajo en el espacio tiempo esperando la continuación de cada capitulo..... Gracias saludos desde aquí deseando que te encuentres bien =)
ResponderEliminarExcelenteee como siempre... Me encanta esta historia de verdad... Mar y Luna se merecen estar juntas... No hay mejor manera de demostrar amor q ser capaz de sacrificarte por el bien de todos
ResponderEliminarHa sido un placer volver a casa después de unos días sin tiempo ni ocasión para conectarme y leer de un tirón varios capítulos. Solo puedo decir que me está encantando tu historia, porque has armado una trama muy diferente que ha ido creciendo y cobrando sentido a medida que avanzaba y sobre todo me encanta la forma que tienes de narrarlo, tan ingeniosa, tan cuidada en los detalles y con esos toques de humor salpicados por todo el relato, que al menos a mí me descargan del drama que rodea a la historia.
ResponderEliminarEstá siendo un auténtico placer leerte. Un abrazo
Hola, llevó siguiendo la trama desde que inició y ps me ha gustado mucho, me encanta como caracterizas a cada personaje, pero no logró entender como Mar comparte por cualquier circunstancia a Luna, el amor nos vuelve egoístas en el sentido que queremos todos respeten a ser amado pero que nada absolutamente nada le ultraje, le transgreda, esta bn que proteja a su familia,... A la humanidad pero también debe proteger su ser amado... Y nada gracias por compartir esta hermosa y ficticia historia, saludos desde Colombia- Medellin...
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