19
Si terminaba con lo que
tenía enfrente, podría tener tiempo suficiente para comenzar a vectorizar el
segundo personaje. Eso sería muy bueno porque entonces tendría más tiempo
para la animación. Había hecho rendir
las dos horas que llevaba en la oficina, ¿solo dos horas? Le parecían muchas
más, unas cinco o seis, pero es que el tiempo ese día transcurría lento. Había
llegado antes que todos a su escritorio, como a eso de las siete y cuarto de la
mañana, porque su cama parecía catapultarla fuera. Pues sí, si la idea era
dejar de pensar en todo lo que pasó esa anoche, entonces era necesario tomar
distancia del sitio exacto en el que permanecía el aroma de Luna y el recuerdo
de su cuerpo. Probablemente nunca volvería a conciliar el sueño en esa cama.
Ok, ya estaba de nuevo ahí su tendencia a la exageración. Pero es que sí.
Independientemente de todo lo improbable que sería volver a tener una
experiencia íntima con un ser alienígeno, para tener punto de comparación,
hacer el amor con Luna había sido incomparable con cualquier cosa. Pero no era
momento de pensar en eso, había que pensar en vectorizaciones.
Una hora más pasó. No
tenía idea de dónde estaba Luna. La verdad se había escabullido de la casa sin
avisar. Tenía entre temor y esperanza de que Luna apareciera en su oficina.
Claro que ella la había mandado con Nora a arreglar el flujo de la realidad;
entonces tenía entre temor y esperanza de que estuviera con la escritora.
No estaba celosa, sería
muy estúpido estar celosa, porque los celos son cosa que ella había aprendido a
controlar al haber estado media vida enamorada de su mejor amiga heterosexual
con novio. Estaba entrenada en eso de dejar ir a las personas de su lado. Pero
es que Luna no era una persona, era una marciana, su marciana y ¡basta! No
estaba celosa porque aquello tenía que pasar con Nora y finalmente, Nora era su creadora y pues así
era aquello. Un bien superior. Un estúpido bien superior.
¡Claro!, ahora le
importaba… hacía unas horas el bien superior había valido mucho menos que una
garrapata y se había ido a la cama con Luna. Fue hasta que recuperó la razón
que se dio cuenta del enorme error que habían cometido. A lo mejor hubiera bastado con enseñarle
fotografías porno a Luna para despertar su deseo, pero no, se había dejado
embriagar por una Luna confundida porsus sensaciones primitivas y las insinuaciones
de Sara. ¡Todo era culpa de Sara! Si no la hubiera besuqueado de aquella manera
frente a Luna, la galáctica no se habría hecho malas ideas y si no la hubiera
dejado a ella con ganas, no hubiera procurado saciarse con Luna. Ok, no,
aquello era lo más tonto que había pensado. No era culpa de Sara, no era culpa
de Luna, no era culpa de nadie.
¿Estaría con Nora?
¿Lo averiguaría?
Quizás podría marcar y
preguntar y simplemente salir de dudas.
Marcó a su casa. Hugo
contestó de inmediato.
“¡Fea! Te teletransportaste
el día de hoy. No te vi por la mañana y eso que salí a correr apenas amaneció”
“Hey… hoy tenía que
estar en la oficina más temprano”, mintió.
“¿Y qué tal? ¿Todo
bien?”
“Sí, claro, todo bien.
¿Qué no tendría que estar bien? Yo estoy perfectamente”
“Válgame. ¿Algo va tan
mal?”
“Ya te dije que no”
“Sí, quedó claro.
Bueno, ¿para qué llamaste? ¿Te paso a tu mamá, papá, prima extraña?”
“¿Todos están en casa?”
“De hecho no. Nadie.
Solo intentaba sacarte con quién van mal las cosas”
“Buena táctica. Pero no
va nada mal con nadie… ¿Luna salió muy temprano?”
“De hecho no. Hace
apenas unos quince minutos. Y ya que la mencionas… Mar, yo la vi un poco rara.
Osea, ella es rara en sí misma, rara sexy, pero hoy parecía como perdida. La
descubrí poniéndole mayonesa al pan, en lugar de mantequilla. Se lo comió como
si nada. ¿No es terrible que haya alguien que no tenga problemas con las
calorías? ¿Mi comentario fue demasiado gay?”
“Bastante gay, sí.”
“¿Pasó algo entre
ustedes?”
“¿Por qué lo
preguntas?”
“¿Lo dices en serio?
‘Mar es la única que puede enseñármelo todo… yo soy su Luna’”
“Buena imitación. Pero
la voz de Luna no es tan chillona”
“¿Qué pasa entre
ustedes?”
“Nada”
“Ese nada sonó a todo”
“¿Podemos hacer de
cuenta que no fue así?”
“Claro. Podemos hacer
de cuenta lo que quieras, pero tarde o temprano las cosas encuentran su cauce,
sobrinita.”
“No siempre es así. Una
toma decisiones y es todo lo que hay”
“Vale. Lo que tú digas,
hasta la tarde”
“Hasta la tarde”
Y lo que había era
apoyar, guiar y olvidar a Luna.
Durante el resto del
día estuvo tentada varias veces a comenzar comunicación telepática. Pero se
resistió bastante bien. Apenas había recurrido a tres cigarrillos para la
ansiedad. Y también había terminado todo el trabajo pendiente. Y ahora le
esperaba una tarde torturante en casa porque Luna no había llegado. Afortunadamente,
despedir a Hugo la mantendría ocupada. Desafortunadamente, detestaba despedirse
de su tío. Hugo, también pésimo para las despedidas, sugirió a Mar fueran a dar
una vuelta a la ciudad en la moto. Como la mamá de Mar sentía nostalgia por la
partida de su hermano, no fue tan difícil convencerla de que los dejara partir.
Mar agradecía el aire
contra el casco y también agradecía el ruido del motor que servía de cortina a
sus propios pensamientos. Aquel simulacro de libertad le ahorraba perderse en
su mente.
Habrán conducido por la
ciudad unos cuarenta y cinco minutos, hasta llegar al mirador habitual. Hugo
habló un par de veces sobre volver a la ciudad pronto y Mar prometió visitarlo
en cuanto le fuera posible. Ambos entendieron, en el consecuente silencio, que
sería difícil mantener esas promesas, no era casual que se vieran pocas veces
durante el año.
Mar deseó no tener más
razones para estar triste esa tarde. Bueno, tampoco podía ponerse en actitud
trágica, todo tiene un fin; todas las visitas tienen un fin, las familiares y
las intergalácticas, se convenció. Hugo le preguntó si quería helado. ¿Qué
clase de pregunta era esa? Siempre era buen momento para helados, sobre todo en
mitad de una despedida. Entonces montaron de nuevo y se dirigieron a su
gelatería favorita.
Mar examinaba los
trozos de chocolate de su helado de chocolate y menta, sentada en una banqueta.
Se había dejado convencer por Hugo de probar algo nuevo, para variar. No estaba
mal, de hecho no estaba nada mal. Por su parte, Hugo no estaba tan contento con
el sabor café almendrado, al parecer estaba amargo. Mar se burló de su mala
elección, presumiendo la delicia del suyo. Hugo guardó silencio. Vamos, no era
para tanto, solo puntualizaba que eso le ocurría por presionar a las personas a probar cosas
diferentes. Hugo continuaba callado. Mar sintió un escalofrío de anticipación y
volteó a verlo de frente. Su tío tenía la mirada fija, perdida.
“Hey, ¿qué te pasa?”
Preguntó Mar y luego
sintió pavor al reconocer un velo blanco dentro de los ojos de su tío.
Hugo dejó caer su cono
de helado.
Mar lo tomó por los hombros dispuesta a
sacudirlo.
“En tu lugar, no lo
moveríamos”
Angustiada, levantó la
vista hacia la voz. Ahí estaban los tipos de la cafetería, los que comían
cacahuates, amenazantes. Mar se quedó paralizada de miedo. Sintió un vacío en
el estómago cuando uno de los sujetos retiró una enorme aguja de la parte
trasera de la cabeza de Hugo. Mar vio cómo los ojos de su tío se cerraban y su
cabeza caía hacia adelante, inconsciente.
“Considera esto una
advertencia. Los humanos son tan frágiles…”
Mar no supo si los
hombres desaparecieron o si se alejaron caminando, de lo único que fue
consciente es que gritó por ayuda, la gente los empezó a rodear y un rato
después, las sirenas de una ambulancia se abrían paso por la calle.
Todos estaban en la sala
de espera. Todos menos Luna. Su mamá sorbía su quinta lata de soda sabor limón en
menos de dos horas y su papá detenía a cada médico que pasaba cerca. Nadie
tenía información. Al parecer Hugo había sufrido una especie de accidente
vascular en el cerebro y su estado era delicado. Mar abrazaba sus dos piernas
sobre la silla de la que no se había movido desde el momento en que llegó al
hospital. En su cabeza repetía una y otra vez la imagen de aquel ser extrayendo
el utensilio de la cabeza de Hugo. ¿El monstruo ese había sonreído mientras
hablaba de la fragilidad humana? Mar no estaba segura. ¿Dónde estaba Luna? La
había llamado mentalmente varias veces y nada. ¿Estará bien? Quizá esos
loquesea también tenían a la marciana o se la habían llevado para siempre y
quizá nunca volvería a verla. ¿Por lo menos podría recordarla? ¿No podría ni
despedirse? ¿Qué le estaban advirtiendo? ¿Por qué a ella? ¿Por qué a Hugo? Hugo
no tenía nada que ver con el asunto intergaláctico, ni siquiera conocía más que
de vista a Nora. Nora era el problema, ¿cierto?
Entonces que fueran a advertirle a Nora, no a ella, no haciéndole daño a su
familia.
“Necesitas un cigarro y
café”
La voz de Sara la
arrancó del abismo de dudas en el que estaba perdida.
“No quiero moverme de
aquí”
“Me lo imaginé, por eso
ya traje el café. Sin pensarlo rompería la ley antitabaco por ti, pero es un
hospital y es desconsiderado”
Sara le extendió un
vaso desechable.
“Ten cuidado, está
caliente”, advirtió la recién llegada.
“Gracias por venir”
“Oye, eso no se
agradece. Sabes que siempre estaré para ti. No debiste pensarlo tanto antes de
llamarme”
“Ahora lo sé”, y lo
sabía, porque la cercanía de Sara era reconfortante. Sara la rodeó con sus
brazos y recargó su cabeza en la de Mar.
“Puedes hacer de cuenta
que soy una cobija humana”
Aquel comentario, bien
intencionado, Mar lo sintió como una patada en el estómago.
“Mar, todo va a estar
bien”
“No puedes saberlo”
“Creí que era lo que
necesitabas escuchar”
“Solo abrázame. Solo
eso…”
“Lo que necesites”
***
Estaban de nuevo solas
en su habitación. Luna lucía bellísima, más que de costumbre. Algo había
cambiado en ella y la hacía resplandecer. Nora deseó que aquel momento se
congelara parapoder describirlo detalle a detalle durante toda la eternidad.
Sin duda, contemplaría a Luna hasta el
infinito. Aunque la galáctica estaba callada, la escritora estaba conforme
observándola, así que permitió que Luna se sentara en silencio frente a ella,
sorbiendo lentamente un vaso con agua. Aquello se parecía mucho a la felicidad,
pensó Nora. Tenerla cerca era suficiente, poder verla era suficiente; su
búsqueda había terminado, Luna era real. Sí, aquello se parecía a la felicidad.
“¿Por qué sonríes?”,
preguntó Luna, cortando el silencio.
“Porque soy feliz”
“¿Por qué eres feliz?”
“Porque estás conmigo.
Estar cerca de ti me hace feliz”
Nora pudo notar la
sorpresa y luego comprensión dibujadas en el rostro de Luna.
“Siéntate junto a mí,
Nora”
Nora obedeció
enseguida, aun sonriendo, y entonces Luna besó esa sonrisa.
Cuando se separaron,
Nora no estaba sonriendo más. Mantenía los ojos cerrados y su respiración era
ligeramente más pesada.
“¿Estás bien?”,
preguntó curiosa la galáctica.
“Sí. Es solo que no me
habías besado así”
“¿Estuvo mal?”
“No, no, no. Estuvo muy
bien”
“¿Puedo besarte más?”
“Si es lo que quieres,
sí”
Y Luna la besó más. Más
segura, más fuerte, más profundo, más húmedo. Nora sentía que su corazón en
cualquier momento saldría disparado de su cuerpo. Luna era apasionada y si
seguía besándola de aquella manera, pronto los besos no serían suficientes.
“Luna…espera. ¿Sabes lo
que me provocas?”
“Deseo”
Nora fue silenciada con
una nueva ola de besos, tanta o más intensa que la anterior. Pronto el cuerpo
de Luna sobre ella la tenía presa en su cama. Las manos de Luna comenzaron a
moverse libremente por su cuerpo y Nora podía sentir cómo la razón se le
escapaba, cómo cada poro de su piel se volvía totalmente sensible al mínimo
roce de su musa.
“Luna…”
“¿Qué ocurre?”
“Es la primera vez que
estoy con una mujer… es decir, sé que solo es una forma que tomaste, pero te
ves como una mujer”
“¿Tienes problemas con
mi corporalidad?”
“No… es sólo que no
sabré qué hacer…”
“Yo sí. Déjame guiarte
como hicieron conmigo”
Luna comenzó a
desvestirla. Aquello se sentía delicioso. Luna era delicada, considerada y
también parecía saber exactamente lo que hacía, segura, seductora.
“Luna, Luna, espera…
¿te han guiado? ¿Has estado con una mujer? ¿Has estado con un ser humano?”
Nora estaba confundida.
Luna no tenía tanto tiempo en el mundo, así que si se había acostado con
alguien más, tendría que ser reciente. Sabía que su vínculo terrestre era una
experta en búsqueda y conquista de mujeres y que Luna estaba interesada en esa
característica específica, pero de ahí a que se hubiera ya ido a la cama con
alguien le pareció poco congruente con la Luna que conocía.
Luna guardó silencio
sin bajar la mirada, aún sobre Nora.
Nora comprendió.
Comprendió más de lo que le hubiera gustado entender. Sintió una punzada al
saber que alguien antes que ella había tocado a su musa de aquella manera, pero
se recompuso. El cuerpo de Luna pegado al suyo, sirvió para olvidarse de que
ella no era la primera. Nora sonrió y Luna aceptó la invitación.
***
Hugo no despertaba,
pero por lo menos sus signos vitales se habían estabilizado. Al parecer ese
tipo de lesiones ocurrían en un porcentaje muy bajo de gente joven, pero
precisamente la juventud le daba mejores oportunidades de no tener secuelas
graves. Seguramente era un mal congénito que no se había detectado. Según los
médicos, tenía suerte de haber llegado con vida al hospital. La familia sintió
un ligero alivio con la estabilidad de Hugo, pero Mar continuaba totalmente
preocupada. Solo ella sabía qué era lo que había ocurrido. La idea de un
viajero galáctico superior rebanando el lóbulo temporal de su tío, con una gran
aguja, le daba ganas de llorar de angustia y espanto.
Además, continuaba
preocupada por Luna, quien seguía sin entrar en contacto. Su papá había dejado
una nota para la galáctica comunicándole lo ocurrido y la dirección del
hospital para que los alcanzara, pero nada, lo cual significaba que tampoco
había llegado a casa. ¿La tendrían ellos? Mar no tenía idea de dónde comenzar a
buscarla si era así, pero encontraría la manera, porque no permitiría que algo
le pasara a Luna, así tuviera que moverse por tiempos y espacios.
Sara se mantenía a su
lado. No había soltado su mano mas que para lo esencial. Mar aceptaba el gesto,pero
conforme su cuasinoviaamanteloquesea se portaba más considerada, como nunca,
valga decir, sentía un gusano de culpa dentro de ella. Si bien no eran tantas,
sí se había acostado con algunas mujeres durante su vida, pero sus sentimientos
por Sara nunca habían flaqueado, siempre le había sido fiel en su corazón sin
tener la mínima esperanza de estar con ella. De hecho, aun cuando se había
tratado de una novia más o menos formal, con la que había estado muchas más
veces que una noche, hubo momentos en los que a propósito cerraba los ojos para
ver a Sara. Sin embargo, con Luna solo
habían sido ellas dos. En serio, como si un pedazo de realizad se hubiera
sesgado del resto para que una pudiera existir en el cuerpo de la otra. Mar
suspiró porque el pensamiento le parecía cursi y a la vez verdadero, lo cual,
nuevamente, significaba que estaba realmente jodida con el asunto. ¿Por qué
justo ahora que podría tener a Sara para ella sola?
“Hugo va a estar bien;
es demasiado molesto… no se irá de este mundo sin dar guerra”
Sara logró dibujar en
Mar una pequeña sonrisa. “Oye, en serio. Vamos a pensar en otra cosa un
momento, los doctores dicen que está estable y tiene buenas posibilidades.
Tratándose de la cabeza, esas son buenas noticias”
Mar se esforzó para
repetir la débil sonrisa.
“Es en serio, mejor
pensemos en otra cosa. ¿Dónde está tu perro faldero?”
“¿Ah?”
“Luna, es raro no verla
por aquí”
“Sí…”
“¿No sabes dónde está?”
“No”
“Mar, ¿quieres que vaya
a buscarla o algo?”
“No. No. No. Quédate
conmigo”,pidió Mar, porque no podría con otra desaparición o no-accidente
vascular. No es que pudiera hacer mucho si alienígenas superiores decidían
atacar a Sara, pero por lo menos mantener contacto físico y visual con ella, le
daba tranquilidad.
Su papá, con la cara
enrojecida por la emoción, se acercó hasta donde se encontraba con Sara. Los
médicos habían informado que Hugo estaba despierto y aunque tenían que volver a
dormirlo para vigilar la evolución del episodio, primero harían unas pruebas y
un familiar podía verlo. Obviamente no sería Mar, sino su mamá, pero con todo y
que no podría verlo, que estuviera despierto y evaluado óptimo para realizarle
análisis, le provocó a Mar un vuelco en el corazón de alivio.
“¿Ya ves? Es un tipo
demasiado molesto para morirse”
Mar se lanzó a los
brazos de Sara.
“No llores”,susurró su
cuasinoviamanteloquesea, pero Mar no podía controlarse. Tampoco es que
estuviera llorando fuerte, de hecho tendía a llorar con decoro. Lloraba de
alivio, sí, pero también de miedo, de frustración, de preocupación y sobretodo
de impotencia.
“Mar, Sara. ¿Están
bien?”,preguntó Nora, deteniéndose frente a ellas, después llamó en voz más
alta, “Luna, ¡están por aquí!”
Aparentemente la
galáctica y Nora se habían separado con el fin de buscar con mayor eficiencia por el hospital.
Apenas verlas, Luna se
puso en cuclillas frente a Mar, para buscar su rostro, hundido en el pecho de
Sara.
“¿Estás bien?”
Mar deshizo el abrazo
de Sara, atraída por la urgencia y preocupación en la llamada de Luna.
Inmediatamente, Luna atrajo a Mar hacia sí y como por instinto comenzó a
acariciar su cabeza y depositar suaves besos en su cabello.
Mar se dejó hacer,
doblemente aliviada por la presencia de Luna; la galáctica estaba a salvo y el
vínculo le proporcionaba tranquilidad.
“Estaba preocupada, no
supe nada de ti”,dijo Mar, aspirando el aroma a brisa que la invadía.
“¿Por qué no me
llamaste?”, Luna parecía decidida a no dejar hebra de cabello sin acariciar o
besar.
“Lo intenté mil veces,
pero no tuve respuesta. Quizá estabas muy lejos”
“Eso no es posible. No
importa la distancia, nuestro vínculo es más fuerte que cualquier tiempo y
espacio, recuerda”
“¿Podrían haber sido
ellos? Ellos estuvieron ahí, Luna, ellos le hicieron eso a Hugo”
“No entiendo qué es lo
que sucede, pero averiguaré todo lo posible, Mar. Confía en mí”
“Confío en ti”
“Sé que es una
situación extraordinaria, pero, ¿podrían explicarnos qué ocurre?”
La voz de Sara devolvió
a Mar y Luna a la sala de hospital.
“Es imposible
explicarte por qué, pero es probable que lo que le ocurrió al tío de Mar no sea
lo que los médicos dan por hecho”,contestó Luna.
“Sí, bueno… eso es
extraño y sin duda me interesa saber por qué llegas a esa conclusión, pero me
refiero a ¿qué sucede entre ustedes dos?... es decir, ya fueron muchos besos y
suspiros. Nora no dice mucho, pero estoy segura que ella y yo merecemos un poco
más de respeto”
Mar se separó de Luna
como si de pronto le provocara urticaria.
“No es momento para ese
tipo de comentarios, Sara”, puntualizó Mar. Sin embargo, se puso de pie
alejándose de Luna todo lo posible y colocándose junto a Sara, quien se
apresuró a tomarla de la mano.
Por su parte, Nora se
acercó a Luna para ayudarla a incorporarse. Luna aceptó la ayuda y en cuanto
estuvo de pie fue estrechada en un abrazo de la escritora, un abrazo muy dulce,
cabe señalar.
Frente a frente, las
dos parejas aguardaban en silencio a que algo ocurriera para evitar más
incomodidad.
“Y entonces… ¿dónde te
habías metido, Luna?”
Preguntó Sara, con
malicia.
“Lo siento, estaba
conmigo. Perdimos la noción del tiempo. Cuando llegamos a casa de Mar, vimos la
nota que dejó su papá y nos dirigimos aquí lo más rápido posible”
“Pierdes la noción del
tiempo cuando estás con alguien a quien amas, ¿cierto, Luna?”, insistió Sara
con la malicia.
“Fue mi culpa”, se
apresuró a intervenir Nora, “Mar, yo debí darte mi número de celular hace
tiempo, ha sido una verdadera imprudencia estar incomunicadas tú y yo”
“No te preocupes, Nora.
Ya están aquí y eso es lo importante”,señaló Mar, viendo a Nora. Sin embargo
estaba más interesada en examinarla en su interacción con Luna. Evidentemente
intercambiaban más roces casuales, sin contar con la completa adoración en la
mirada de Nora.
“Es una lástima que su
primera vez juntas sea opacada por un evento desafortunado como éste”
¿Por qué había dicho
aquello Sara? ¿En verdad era tal su aversión por Luna?, se cuestionó, Mar.
Había sido un ángel todo el día y ahora estaba en verdad sacudiéndolo todo(claro
que Sara no sabía que también la sacudía a ella). Sara no tenía derecho a
evidenciar que la intimidad de Nora era de conocimiento público. Mar volteó
hacia Sara para decirle algo, que se callara o se fuera y que ese no era ni el
momento ni el lugar para hablar de esa manera, pero entonces la voz dulce de
Nora la interrumpió.
“No. No hay nada
lastimoso en lo que Luna me mostró hoy. Lamento profundamente la situación con
Hugo, Mar, créeme que no soy insensible al difícil momento que atraviesa tu
familia, pero ya que Sara sacó a colación mi vida privada, entonces me siento
en la libertad de decir que Luna me hizo inmensamente feliz”
“Vaya”,dijo Sara, “supongo
que fui muy pretensiosa al querer avergonzarte. Bien dicho, Nora. Me alegro por
ti. La virginal e inexperta Luna, entonces, tuvo buenos instintos”
La mirada de Nora fue
evidente para Sara.
“¿Vamos por café para
nuestras primas favoritas?”,sugirió Sara a Nora.
“Vamos”, estuvo de
acuerdo la escritora.
Mar tomó asiento de
nuevo, el ánimo hasta los suelos. Luna tomó asiento junto a ella.
“Mar, ¿qué fue lo que
ocurrió?”
“Estábamos comiendo
helado. Entonces, Hugo se quedó como petrificado y escuché la voz de uno de esos seres, levanté
la vista y vi que extraía una especie de tubo muy delgado desde detrás del
cuello de Hugo. Me dijo que era una advertencia y entonces Hugo se desmayó y
henos aquí”
“¿Una advertencia?”
“Eso dijo. Creí que tú
entenderías”
“No hay razones para
enviar una advertencia de ese tipo, mucho menos a ti. Me parece que fue una
amenaza, Mar… pero para mí. Me advierten que serás la siguiente”
Mar pudo ver de nuevo
toda la desesperación invadir a Luna.
“Calma… calma,
marciana. Eso no lo sabemos, solo estamos interpretando un mensaje críptico…”
“¡No uses esa palabra!,
es de ella… de ella”
Luna casi había
gritado, casi.
“Bien, bien, no usaré
esa palabra… pero cálmate, que no es para tanto, Luna. Eso que sientes, esa
desesperación es normal en situaciones como esta, pero tienes que calmarte, ¿de
acuerdo?”
“Mar… ¿y si te hacen
daño?”
“De nuevo con eso… no
sabemos bien qué es lo que quieren esos sujetos. Hugo ya está estable y eso es
bueno, ¿de acuerdo? Vamos a concentrarnos en eso y vamos a estar bien”
“Tú no puedes saber si
vamos a estar bien”
“Pero necesito que lo
creas tú, porque tú eres la única que puede hacer algo al respecto. ¿De acuerdo,
marciana?”
“Mar, haré todo lo
posible”
“Sé que lo harás”
Luna y Mar se
encontraron con la guardia baja y entre el poco espacio que las separaba
apareció una como fuerza magnética que las atraía la una a la otra, bueno, no
era una fuerza magnética, sino el impulso de lo inevitable. Sin darse tiempo
para racionalizarlo, sus labios estaban unidos. Las manos de Luna sostenían el
rostro de Mar; las de Mar, se aferraban a la cintura de Luna. Hacía horas que
necesitaban ese beso, que querían ese beso.
Mar fue la primera en
reaccionar y alejar a Luna, poniendo entre ellas un par de asientos vacíos, sin
importar que el movimiento fuera
exagerado. No resistía estar cerca de la galáctica, era demasiado.
“Así que lo hiciste, te
acostaste con Nora”
“¿Lo viste?”
“El vínculo… me he
vuelto muy buena con eso”
“Tú lo pediste”
“Sí, buen trabajo,
marciana. Por cierto… no solo vi eso… ahora también sé que tus superiores no
tuvieron nada que ver con la falla en la comunicación mental entre tú y yo.
Estabas vinculándote con ella. Eso nos debilitó”
Luna y Mar guardaron
silencio. ¿Es que Sara y Nora habían ido a tostar ellas mismas el dichoso café?
“Mar… estás llorando”.
Luna quiso ir junto a Mar, pero esta última levantó una mano para indicar que
no lo intentara, que se quedara en su sitio.
Y lo estaba, llorando, digo. Las pocas lágrimas que se
escabullían de sus ojos rodaban con sutileza.
“No es nada, Luna. No
hagas caso”
“¿Por qué lloras? ¿Por
Hugo? Él va a estar bien”
“Lloro por Hugo, sí,
pero también porque los seres humanos no siempre hacemos lo que queremos hacer”
“Lo sé”
“Es una pena que lo
sepas”
“Lo sé”
***
“De virginal e
inexperta, entonces, Luna no tuvo nada”
“Nada. Sabía lo que
hacía porque alguien la había guiado antes”
“Esto no está nada
bien, Nora. Apenas ayer Luna nos dijo que nunca había estado con alguien”
“Eso reduce mucho a las
posibles guías”
“Solo a una, de hecho.
Y bueno… se supone que esa guía era solo mía”
“Sara, si estoy hablando
de esto contigo, es porque ambas queremos lo mismo y espero que tú, como yo, no
estés dispuesta a renunciar a quien amas”
“¿En serio? Yo pensaba
que eras del tipo: si amas algo, déjalo ir”
“Yo no puedo vivir sin
Luna. La necesito en todos los aspectos de mi vida. No voy a renunciar a ella
después de tanto. No ahora. ¿Tú renunciarías a Mar?”
“No. Pero yo soy una
estúpida egoísta”
“No somos muy
diferentes, Sara”
“Si tú lo dices, debe
ser cierto”
“Solo necesitamos que
vean cuánto las necesitamos y todo lo que sentimos por ellas. Tienen que ver
que nuestra perseverancia es más fuerte que un momento de intimidad entre
ellas”
“Bien. Alejaré a mi Mar
de tu Luna.”
“Cuento con eso”
Nora y Sara llegaron al
encuentro de las otras dos, les entregaron el café y ocuparon los dos asientos
disponibles. Sara y Mar conversaban sobre cualquier cosa, mientras Nora mantenía
su cabeza sobre el hombro de Luna, en silencio. Casi era media noche cuando la
mamá de Mar sugirió que las cuatro fueran a descansar. Hugo había hablado bien,
respondía satisfactoriamente a las pruebas de sensibilidad y parecía que no
había secuelas del episodio. Estaría bajo observación tres días, pero en un par
de horas dejaría cuidados intensivos. Mar no quería dejar el hospital, pero
dejó que los argumentos de su mamá y Sara la convencieran.
“De acuerdo, mamá.
Vamos a casa”
“No. No. Tú y Luna van a
casa. Tu papá y yo nos quedamos acá. Es mi hermano, es mi obligación cuidarlo y
tu papá no quiere dejarme sola… Voy a estar tranquila porque vas a estar con Luna. Vayan las dos, descansen. A lo mejor mañana
tú te quedas con Hugo y necesito que estés fresca”
Su mamá depositó un
beso en su frente y luego se despidió de Luna, Nora y Sara.
“Ya escuchaste a tu
mamá. Ambas a casa”
Sentenció Sara, tomando
su bolso, la mano de Mar y caminando decidida hacia la salida. Las cuatro
tomaron un taxi, en silencio; se habían arreglado para caber en la parte
trasera todas juntas. Nadie quería ocupar el asiento delantero.
Sentadas en la cocina
de Mar, las cuatro veían sin ver la pequeña televisión que la mamá de Mar
utilizaba únicamente para el noticiario matutino.
“Ni siquiera tengo
limonada que ofrecerles… tengo agua, ¿quieren agua?”, rompió el silencio Mar.
“Yo sí”, aceptó Luna.
Nora y Sara rechazaron la oferta.
“Es tarde. Pediré un
taxi”, dijo Nora.
“Si quieres, puedes
quedarte”, dijo Mar mientras servía agua para Luna. “Tú también, Sara”
“Me encantaría
quedarme, pero no voy a comenzar a ser tu novia, rompiendo las reglas de tu
casa”. Sara se acercó a Mar por la espalda, rodeándola con los brazos.
“¿Mi novia?”,preguntó
Mar.
“Mar, te quiero”, fue
lo que alcanzó a responder Sara, besando el cuello de la diseñadora.
“Yo también te quiero”,
contestó Mar, aturdida (más por lo de novia que por el beso).
“Bien. Nora, que sean
dos coches, por favor”
Nora hizo el pedido,
mientras las cuatro volvían a tomar asiento en el comedor. A los 10 minutos, un
claxon anunció que el transporte estaba esperando.
La primera en
despedirse fue Nora, demorándose un poco más en abrazar a Luna. Sara también se
despidió besando suavemente a Mar.
“Te llamaré mañana”,
declaró Mar.
“Cuento con que lo
hagas, cariño”
Sara y Nora se fueron.
“Dime paranoica, pero
creo que ellas creen que algo pasa entre nosotras”, dijo Mar, acomodando las sillas en su lugar.
“Tu sospecha es
injustificada. Fui cuidadosa de no comunicarle a Nora lo que pasó entre nosotras”
“¿Qué pasó entre
nosotras, Luna? Es decir, ¿qué significó para ti?”
“No comprendo tu afán
de puntualizar una y otra vez que simplemente despertaste mi deseo para poner
en práctica el plan de vincularme fuertemente con Nora”
“Solo estaba checando
que siguieras siendo tú, en tu versión marciana. Y bien… funcionó ¿cierto? ¿Ya
estás enamorada?”
“Es verdad que esta
tarde solo pensé en Nora. Algo cambió entre nosotras, sin duda. Copular con
ella fue una experiencia muy… conmovedora”
“Sí, ya suponía que
Nora sería dulce”
“Fue diferente, Mar”
“¿Diferente?”
“A ti”
“En serio, Luna,
entiendo que seas una alienígena y no comprendas este tipo de cosas, pero no estoy segura si soy capaz de
aguantar una comparativa entre mi forma de tener sexo y el de tu novia. Sobre
todo porque técnicamente estuviste con las dos el mismo día…”
Luna guardó silencio.
Mar continuó.“No me malinterpretes, está bien, yo fui quien insistió en ese punto.
Es solo mi orgullo hablando. Pero mira, ya respiré, entonces es momento de que
arreglemos este asunto de una vez. Tienes que ir a hablar con tus superiores y
mostrarles que entre Nora y tú el vínculo se ha vuelto más fuerte. Y si no es
mucho pedir, exígeles que dejen de meterse con mi gente, no tienen por qué
advertirme nada. Yo no soy más que tu vínculo de materialidad, eso es todo.
Diles que me dejen tranquila”
“Eso es lo que haré”
“¿Ahora mismo?”
“Ahora mismo”
“Bien… ¿entonces por
qué no vas de una vez?”
“Necesito… sentirte…
para cobrar energía”
“¿No nos vinculamos ya
lo suficiente?”
Luna bajó la mirada.
Mar sacudió la cabeza.
“Marciana, tranquila,
en serio. Las cosas no tienen que ponerse raras entre nosotras. Si necesitas
energizarte, abrázame o besa mi barbilla sin vergüenza. Ven”
Luna se acercó hasta
Mar, sin embargo, parecía incapaz de tocarla. Entonces, Mar tomó la iniciativa,
cerró sus ojos y levantó el mentón. Pero entonces sintió que Luna la abrazaba.
“No puedo, Mar. No
puedo posar mis labios en ti sin tener necesidad de más”,susurró la galáctica
en su oído.
Mar chistó, apretando
el abrazo y luego deshaciéndolo.
“Anda, ve a tu cosa
alienígena”
“¿Quieres acompañarme?”
Mar asintió y ambas
subieron al segundo piso, a la habitación de Luna. Luna convocó la galaxia y
abandonó su cuerpo, mientras Mar, sentada sobre el suelo pensaba en todo lo que
había ocurrido las últimas 24 horas. Ojalá pronto se acabe todo, ojalá, deseó
al ver pasar una partícula-estrella fugaz.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Laura T.D - Derechos Reservados
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autor.
Dios que rollo, las mujeres somos.complicadas de veras, pobre Mar, tantas cosas la van a volver loca
ResponderEliminarWuaoo que pasara entre ellas dos y mas encima Nora y Sara están juntas planeando como hacer que Mar y Luna no terminen juntas Wuaooo
ResponderEliminarGracias Laura, me engancho poco a poco esta historia, son muy bonitos e intensos los sentimientos entre Mar y Luna me gustan mucho juntas, "la marciana" es cada vez mas humana ;) Gracias. Carmen
ResponderEliminaresto es cada vez mejor.. que si te guió que si no, que si lo pones en practica....Esta superr
ResponderEliminarFabulosaa tu historia espero ansiosa el siguiente cap. Saludos desde méxico.
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