CAPÍTULO 4
Miré mi móvil para comprobar la hora de nuevo. Ya eran las 21:30. Si
Gwen no se daba prisa no podrían dejar el coche en el aparcamiento cubierto y
ni muerta dejaba a mi niño en la calle a merced de cualquier maleante.
Daba las gracias de que esa noche hiciera el frío suficiente como para
que no se le pegaran demasiado los pantalones de cuero. No fue su primera
opción, pero al ver que los vaqueros elegidos para la ocasión estaban rasgados
en lugares peliagudos decidió cambiar de prenda. Y fue una suerte que su antigua
chaqueta de cuero aun le quedara bien…
Escuché unos tacones en lo alto de la escalera, así que alcé mi mirada
y me encontré con una versión mucho más hermosa de Dita Von Teese vestida de niña buena de los años 50. El vestido de
volantes le marcaba la estrecha cintura, las incitantes caderas y los
abundantes pechos blancos como la nieve. Intenté tragar varias veces para
deshacer el nudo de mi garganta y así poder decir algo, pero los ojos grises de
Gwen me tragaban sin poder evitarlo y la suave sonrisa que me regaló al llegar
al final de las escaleras me hizo darme cuenta de que me encantaba el carmín
rojo…
- ¡Brooke estás fantástica! – Exclamó Gwen, mirando mi look de
desinhibida de la vida. Comparada con ella, yo parecía sacada de un vertedero…
me recompuse un poco y le respondí.
- Tu también estás genial… veo que has captado la idea de la fiesta,
aunque no creo que haya mucha gente a la que le vaya la música de los 50.
- Lo sé, pero a mí de verdad me gustan los grupos como Los Rolling Stones, Chuck Berry, The Doors o
Bob Dylan, sé que algunos de los que me gustan son más de los 60, pero no
pude evitarlo, me encanta el look a lo Betty
Boop.
- No, si a mí ahora también me encanta. - ¿Qué dije? Anda cálmate
fiera… carraspee y me di cuenta de algo. - ¿Sabes? Hemos recreado dos
estereotipos sin darnos cuenta…
- ¿Sí? ¿Cuáles? – Preguntó Gwen curiosa, mientras nos dirigíamos a la
salida.
- Pues… - Abría la puerta de la casa y la dejé pasar con
caballerosidad. – Vamos absolutamente de Butch
y femme. – Dije señalando nuestros estilos mientras nos dirigíamos al coche
y abría la puerta del copiloto para que Gwen entrara. – Y… - Cerré su puerta y
di la vuelta al coche por delante hasta llegar a mi puerta, la abrí, entré y
metí la llave en el contacto. – Soy el “chico malo” que lleva al baile a la
“chica buena”. – Le guiñé un ojo y arranqué el coche. Dios, he coqueteado
descaradamente, ¿Qué me pasa? Recordé que le gustaban los Rollings, así que
conecté mi móvil a la radio del coche y puse el reproductor en aleatorio, que
para mi suerte, eligió “That’s How Strong
My Love Is” y quise pegarme en la cara con el volante. Me hice la loca y
conduje velozmente hasta llegar a la ciudad. Gwen no parecía molestarse por mi
exceso de velocidad y eso me gustó. Cuando llegamos al local le dije que
esperara dentro. Salí del coche y fui hasta el aparcacoches.
- Te juro que como le encuentre un rallón después te capo. – Y le di
las llaves mientras el tragaba sonoramente. Fui a la puerta del copiloto y le
abrí de nuevo la puerta a Gwen, le sostuve la mano para que saliera cómodamente
y la conduje hasta la entrada de la discoteca. Antes de abrir, me giré hacia
ella y le dije.
- Bienvenida a Sappho’s Empire.
– al abrir, un local gigantesco se abría ante nosotras. Era el local para lesbianas
más grande del país. Nada de hombres, sólo mujeres, y eso costaba un precio.
Era el local más caro de la ciudad y era más que sabido que había encuentros
más privados en las habitaciones del fondo de la sala. El local se encontraba
abarrotado de un sinfín de estilos del siglo XX. Según en qué zona te
encontrabas sonaba más fuerte un tipo de música u otra. Los más llenos eran los
de los 80 y 90, con música rock más fuerte y pistas de bailes repletas.
Gwen y yo avanzamos por la multitud y ambas sufrimos el escrutinio de
la sala. A mí ya me conocían, ya que venía aquí desde hace un par de años, pero
Gwen era carne fresca… y carne fresca de primera calidad. Al llegar a la barra
le pregunté qué quería para beber y no me sorprendí de que me dijera “Oh, un mimosa estaría bien”, pedí su
bebida y me pedí para mí un Ruso Negro. Llevé a Gwen a un reservado de la
planta de arriba, donde solía encontrarme con mis compañeras, y como esperaba,
allí estaban.
- Ven, voy a presentarte a algunas chicas. – Gwen asintió feliz. Desde
que entró en la discoteca no paraba de mirar a todas partes. Llegamos a la mesa
más cercana a la baranda donde cinco mujeres de varias edades estaban sentadas
hablando y señalando la pista de baile. Iba a adelantarme a las presentaciones
cuando Bobby me vio y saltó a abrazarme.
- ¡Dios me libre de estar alucinando! ¡La loba ha salido de su cueva! –
Bobby, vestida como una hippie de los años 60, me colgaba del cuello como una
niña pequeña en su metro cincuenta y cinco. – Te hemos echado de menos Brooke,
ya no sales para nada con nosotras.
- Lo siento, he tenido trabajo. – Dije señalando a Gwen. Bobby la miró
de arriba abajo y pude escuchar como los engranajes de su cerebro se movían
ruidosamente. Oh cielos…
- Hola, yo me llamo Roberta, aunque todos me llaman Bobby, y tú eres…
- Gwen. Soy la nueva…
- ¡Lo sabía!- Dijo girándose hacia las demás. – Sabía que si la loba no
salía de caza era porque la habían pillado. – Intenté callar a Bobby pero la
lengua ya le corría muy rápido. – Y dime, ¿es tan buena en la cama como dicen?
Que esta no suelta ni prenda… - Dijo Bobby riendo.
- ¡Bobby que es mi jefa! – Dije gritando, haciendo que varias cabezas
se giraran a mirarnos. Bobby se quedó congelada en el sitio, mientras Gwen se
doblaba de la risa.
- ¿Lo…siento? – Dijo Bobby. Que volvió a sentarse con las demás. Gwen
estuvo un rato riéndose de mí hasta que se irguió de nuevo y se acercó a mi
oído.
- ¿La loba? Eso no me lo has contado…
- Ya es qué…
- ¿Gwen? ¿Eres tú? – Preguntó una chica rubia sentada cerca de Bobby.
- ¿Mac? Dios, ¡eres tú! – La rubia se levantó y abrazó estrechamente a
Gwen, algo que no me gustó demasiado. Luego, me fijé en la chica pelirroja que
la seguía sin alejarse de su lado.
- ¡Evelyn!
- ¡Brooke! – Gritamos ambas, y nos abrazamos igual que nuestras
acompañantes. – Cielos estás tan bien como siempre, ¿sigues dándole duro
verdad? – Dijo Evelyn agarrándome fuerte por el estómago y golpeando mis
abdominales. – En la universidad aquí había algo más de grasa…
- ya, ya… dejemos atrás mi pasado chobbi, por favor…
- Pero que dices, que no tuvieras abdominales no significa que no
estuvieras buenísi… - Alguien carraspeó fuertemente a la espalda de Evelyn y vi
a la rubia mirándome con cara de asesino psicópata. – Eh… esto… Brooke, te
presento a Mackenzie… mi prometida. – Dijo Evelyn, mirando a la rubia con
dulzura.
- ¿Prometida? – Dijimos Gwen y yo al unísono.
- Sí. – Dijo Mackenzie. – Me lo pidió en fin de año. – Le dijo a Gwen.
– No te lo dije en la gala porque te fuiste corriendo con Richie…
- Cierto no me acordaba… - Gwen y Mackenzie se enfrascaron en su
conversación y yo llevé a un lado a Evelyn.
- ¡Te vas a casar! ¡Dios! ¿Qué le ha pasado al mundo? – Le dije a
Evelyn zarandeándola.
- Ya, ya… no sé qué le ha pasado al mundo, yo sólo sé lo que me ha
pasado a mí, y es que estoy absoluta y perdidamente enamorada de ella. – Evelyn
tenía una mirada tan brillante que no se parecía en nada a esa chica centrada y
rebelde que conoció en su último año de universidad.
- Me alegro por ti Evy. De verdad.
- Bueno, ¿y de que os conocéis vosotras? – Dijo Mackenzie, que rodeó
posesivamente el brazo de su futura mujer.
- Pues, acababa de entrar en la universidad cuando vi un están de una
asociación universitaria LGTB. Brooke estaba en su último año y se dedicó a
enseñarnos a las novatas todo aquello… por no decir como seducir a las novatas…
- ¡Evy!
- Oh, ¿en serio? ¿Y tú fuiste una de ellas, cariño? – Le preguntó
Mackenzie a Evelyn, apretando considerablemente más fuerte su brazo.
- Tranquila Mackenzie, tenía que obligar a Evy a dejar de estudiar para
salir de vez en cuando un poco, no me extrañaría que cuando me fui se encerrara
en la biblioteca a estudiar con un saco de dormir y un cepillo de dientes. –
Todas nos reímos. Supongo que Mackenzie ya conocía ese lado de Evy.
- Sí…esa se parece más a la Evelyn que conozco…
La pareja fue a sentarse algo más alejada del grupo y empezó a hacerse
arrumacos algo más descarados. Gwen, después de presentarle a Lisa y Olivia, la
otra pareja del grupo, empezó a mirar de vez en cuando a Mackenzie y Evy, que
desde hacía rato había pasado a darse besos mucho más profundos. Me acerqué a
Gwen y le susurré al oído.
- ¿Celosa? – Gwen saltó a mi lado y me miró azorada.
- Yo no… - Gwen volvió a mirar un momento hasta darse cuenta de que no
estaba bien. – Lo siento es que… yo nunca he tenido eso, y me gustaría saber… -
a Gwen se le empeñaron los ojos y no pude evitar cogerle de la mano y
estrechársela con fuerza.
- Lo tendrás, no te preocupes. Eres preciosa, divertida y ¡obscenamente
rica! ¿Qué chica no querría estar contigo? – Intenté que mi sonrisa fuera
sincera y la calmara. Después de observarme durante un buen rato, Gwen asintió
y volvió a sonreír.
Cuando ya llevábamos todas algunas copas, Lisa y Bobby empezaron a
picarme para que hiciera el reto.
- ¿De qué reto hablan? – Preguntó Gwen, que era la más sensata de todas
dado a la suavidad de las 4 mimosas que se había tomado.
- ¡Del reto del chupito irlandés! – Dijo Lisa. – Esta lobita de aquí es
la única de la ciudad que aguanta tomarse un chupito de la Absenta negra
Hapsburg Gold Label…
- Ya no es necesario que lo haga.Ya gane mi entrada gratuita para el
resto de mi vida…
- Bueno, pues ahora puedes ganar para conseguir el mismo trato para
Gwen ¿no?
- Ella tiene suficiente dinero como para comprar este sitio… - Dije
algo mareada. Creo que me había pasado con las copas de Ruso Negro…
- ¡Vamos! Sería un bonito detalle y tú tienes el estómago de acero… -
Antes de que pudiera evitarlo, Bobby se fue y volvió al rato con Gina, la
propietaria del Local, que llevaba una botella pequeña con un líquido verde,
vaso pequeño y un mechero.
- Vaya, vaya… pero si es la loba… ¿Quién es la afortunada de merecer tu
sacrificio? – Las chicas levantaron a Gwen.
- Ella, es la nueva jefa de Brooke. – Dijo Bobby saltando de emoción.
- Está bien, si consigues beberte el chupito entero sin escupirlo o
vomitar por un minuto, tu “jefa” tendrá la entrada libre para ella y alguien
más. ¿Lista?
- Espera… Bobby, tráeme dos botellines de cerveza por favor…
- Marchando – Bobby se fue y volvió rápidamente con dos botellines
abiertos, que colocó delante de mí. Las demás empezaron a hacer un corro a mí
alrededor mientras Gina preparaba con parsimonia el chupito y ponía un reloj de
arena en la mesa.
- Brooke… ¿estás segura de esto? – Me preguntó Gwen, preocupada.
- No, pero tómatelo como un regalo de cumpleaños adelantado. – Gina
mandó a callar los cuchicheos y me miró. Yo asentí y ella prendió el mechero y
flambeo el chupito.
Sin pensarlo demasiado, me lo tomé y comencé a sentir el fuego en mis
labios y mi boca…corría rápidamente por mi garganta hasta llegar a mi estómago.
Sentí unas ganas tremendas de expulsar ese líquido del demonio, pero sabía que
eso no haría que el calor parase. El reloj de arena, que ya estaba por la
mitad, no mostraba la cara de expectación de todos los presentes que esperaban que echara la pota o fuera
corriendo a los lavabos a meter mi cara en el retrete. Sentí la mano de Gwen
apretar con firmeza mi muslo y me centré en eso para no caer antes de tiempo.
Supe cuando había acabado el suplicio cuando los gritos llenaron el lugar.
Inmediatamente, me trague las dos cervezas hasta que sentí que la quemazón del
estómago se calmaba, ahora sólo lo sentía en mi boca.
- Leche…necesito leche… - Dije sin aire. Gina se marchó a la barra y
volvió con un bote de nata.
- No hay leche, sólo hay… - No la dejé acabar, le quité el bote de nata
y me metí la boquilla en la boca, apreté y lloré de felicidad al sentir el
fuego apagarse… benditos lácteos…
Las risas y ovaciones se escuchaban por todo el lugar y nos hicieron
una foto a Gwen y a mi cuando me recompuse y me limpié la nata de la boca. Gina
me pidió la dirección para enviarnos una copia enmarcada y otro pase vip como
el que yo tenía y seguimos disfrutando de la noche…aunque yo ya no tome nada
más.
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autor.
ese par va a terminar muy enamorado..-.....
ResponderEliminarMe encanta la historia, gracias por publicar tan a menudo.
ResponderEliminarJejejeje,que bueno estas dos no tardaran mucho en liarse, que bueno cuando amenaza al aparcacoches que si le pasa algo a su coche le pasaría algo a el igualito que un tío obsesionado con su coche
ResponderEliminarMe encanto el capitulo
M.S (galicia)
Que locura.... me encantaaa
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