Capítulo 22
La semana fue transcurriendo con
cierta naturalidad. Marina intentaba ser todo lo cariñosa posible, no quería
que su chica viese lo realmente asustada que estaba. Su cabeza estaba saturada
con todo lo acontecido pero intentaba pensar en Paula y en lo feliz que era a
su lado y todos los miedos se le disipaban al instante. Paula, por su parte,
notaba algunos detalles que la hacían sospechar que algo le ocurría a la
morena, pero cuando le preguntaba su respuesta siempre era la misma.
La mañana del jueves comenzó con la
rutina de siempre, las dos chicas ya iban en el coche disfrutando de la
conversación, entre bromas y gestos de cariño. La morena no soltaba la mano de
su chica y con su otra mano acariciaba el dorso de esta. Paula, en una de las
calles, hizo un giro hacia otra calle. Marina se dio cuenta en seguida de que
se estaban saliendo se su ruta de cada día.
–
¿Cariño?
–
¿Si?
–
¿Por qué has girado para la derecha?, no es
el camino de siempre.
–
Upss, parece que me he despistado- dijo con
una amplia sonrisa-me distraes demasiado.
–
Si, claro, hemos hecho este camino ya cientos
de veces, ¿y ahora que casi termina el curso te vas a equivocar?- le preguntó
levantando una ceja.
–
Ya sabes, soy rubia. Las rubias somos un poco
dispersas a veces- se rieron.
–
Esa es una escusa barata Pau, sabes que es imposible que me engañes, esos
ojitos azules no tienen secretos para mi- llegaron a un semáforo en rojo que
fue aprovechado por Paula para mirar a la morena a los ojos. Un suspiro salió
de su boca.
–
Es imposible que te esconda algo y mas con
esos curiosos ojos verdes que tienes- Marina se mordió el labio inferior
mientras miraba a la rubia- y eso que acabas de hacer, es chantaje.
–
Anda, amor, dímelo- La súplica de Marina hizo
sonreír a su chica.
–
Está bien- volvió a mirar para adelante ya
que los coches empezaron a andar- te he preparado una sorpresita. Hoy no había
mucho que hacer en clase, así que he pensado en que pasemos el día en un club
de campo que hay a las afueras. Hay un parque enorme con un lago y muchos árboles,
yo iba con mis abuelos ahí de pequeña y me encantaba. He pensado hacer un
picnic y pasar el día allí.
–
Pero cariño…son las ocho y media de la
mañana-dijo con cara incrédula Marina, cosa que hizo reír a Paula- ¿qué vamos a
hacer tan pronto allí? El sol apenas calienta y nos vamos a helar en el campo.
–
Pequeña, por eso no te preocupes, mientras
llegamos allí serán las…diez mas o menos y, cuando lleguemos, tenemos una
reserva para el spa del club, que ahí se nos irán unas…no sé…dos horas y pico,
según el rato que queramos estar en las piscinas- Paula le contaba el plan
mientras que Marina la miraba atónita, estaba esperando que en cualquier
momento la rubia le dijese que era una broma-pero por lo pronto nos queda un
ratito en coche, así que deja los apuntes y el bolso en la parte de atrás y
ponte cómoda.
–
Estas bromeando, ¿no?- Paula la miró de
reojo. La cara de Marina era de completa sorpresa.
–
¿Por qué te iba a mentir tonta?
–
Pero no he traído ni bañador ni nada, en
serio, te estas quedando conmigo- Hizo que Paula se riese.
–
Que no amor. créetelo, hoy es solo para
nosotras.
–
Pero cariño, ¿por qué te has molestado?, no
tenías por qué.
–
Pequeñaja… el otro día me dí cuenta de una
cosa… tú y yo no tuvimos primera cita- la miró unos segundos para esbozarle una
amplia sonrisa- ni primera, ni segunda, ninguna. Y pensé que te merecías la
cita perfecta y eso es lo que vamos a hacer hoy.
–
Eres increíble- le dijo la morena con una amplia
sonrisa- no me lo merezco.
–
Claro que te lo mereces preciosa, esto y
mucho más.
Siguieron su camino hacía su destino,
mientras escuchaban música y charlaban.
Una hora y media después llegaron a su
destino. Era un sitio precioso, lleno de árboles y vegetación, el club se
encontraba en medio de la finca y estaba rodeado por pistas para realizar
deportes, había varias pistas de tenis, de padel, de basket y un campo de
fútbol; en la parte derecha extendía un campo de golf y en la parte trasera del
club se encontraban las zonas de recreo, con piscinas, una gran cafetería con
vistas al lago y al resto del terreno. Marina estaba maravillada, todo era
precioso y estaba cuidado hasta el mínimo detalle. Un aparcacoches los recibió acompañado
de un botones que cargó con la bolsa de viaje que llevaba Paula con todo lo
necesario.
–
¿Te gusta el sitio?- Le preguntó Paula a su
chica al ver su cara.
–
Me encanta es… increíble.
–
Me alegro, mi abuelo fue socio de este club
toda su vida, le encantaba jugar al golf y pasar la tarde aquí con sus amigos y
con la familia, el dueño de todo esto y él eran muy buenos amigos y al morir mi
abuelo, nos hicieron socios vitalicios- dijo con un tono de melancolía y pena.
Paula tenía muy buenos recuerdos en ese lugar, pero después de morir su abuelo
había ido en contadas ocasiones- Pero bueno dejemos las historias tristes,
espero que disfrutes de este día mi amor- le dijo con una sonrisa tierna en su
boca.
–
Eso seguro- le correspondió con otra sonrisa.
Después de dar un corto paseo por las
instalaciones, las dos chicas fueron a cambiarse. Se pusieron el bikini y fueron al circuito de spa en el que había
una gran cantidad de piscinas climatizadas y bañeras de hidromasaje. La morena
se lo estaba pasando en grande, era la primera vez que estaba en su sitio como
ese y estaba fascinada. Los contrastes del agua y los chorros que había en
ellas eran de los más relajantes. Cuando terminaron el circuito las esperaba la
guinda del pastel: una sesión de masaje en pareja. Las dos chicas disfrutaron
del masaje, Marina estaba en el cielo, todas las preocupaciones que había
sentido aquellos estresantes días se habían evaporado, no lo había recordado en
todo el día, su única preocupación en esos instantes era disfrutar del momento
tan perfecto que le estaba brindando el destino.
Cuando el masaje terminó, las dos
chicas se ducharon y se cambiaron.
Marina salió ya cambiada y Paula la
estaba esperando en el pasillo.
–
He llamado a tu madre y le he dicho que te
vas a quedar a comer en casa, para que no se preocupe y no te llame- Marina no
se había percatado en todo ese tiempo de ese detalle, se había olvidado de todo.
–
¿Y se ha molestado o algo? ¿Qué te a dicho?-
dijo un poco preocupada.
–
Nada, que muy bien, que luego te acompañe a
casa y que nos lo pasemos bien- le dijo con una amplia sonrisa que tranquilizó
a la morena- anda vamos, que tanta agua
me ha dado hambre.
Al pasar por recepción ya les tenían
preparada una bonita cesta de picnic con todo lo necesario, la tomaron y fueron
paseando por los jardines hasta que encontraron el sitio perfecto. Un gran árbol
que no estaba muy lejos de la orilla del lago. Abrieron la cesta y extendieron
el mantel que les habían dispuesto para su comida, se sentaron y comenzaron a
sacar las cosas de la cesta. Había refrescos, dos fiambreras que podían
alimentar a cuatro personas y otra fiambrera, esta mas pequeña, con una rica
tarta de tiramisú para el postre.
Las dos chicas comieron disfrutando de
la bonita velada, todo estaba siendo perfecto. Después de comer, se quedaron un
rato tumbadas. Paula estaba apoyada en el tronco del árbol y Marina reposaba su
cabeza en las piernas de la rubia mientras que esta le acariciaba el pelo. Para
la morena era el paraíso, no se podía haber imaginado una cita mejor en toda su
vida. La velada estaba siendo insuperable. Las chicas hablaron de todo lo que
se les ocurría, del futuro juntas, de formar una familia, de los viajes que
harían, de donde querían vivir y de una infinidad de cosas más.
Un rato después dieron un paseo acercándose
al lago para ver los patos y disfrutar del paisaje, a la vuelta de su paseo recogieron
todo y se fueron para el club, su primera cita ya estaba acabando. Las chicas devolvieron
la cesta, recogieron sus pertenencias, se montaron en el coche y se fueron
rumbo a la realidad, a casa. Todo había sido perfecto, incomparable, sería un
día que Marina no olvidaría jamás en su vida. Después de hora y media de
camino, por fin las chicas se encontraban en el punto de partida, el portal de
Marina. La morena no se quería bajar del coche, se lo había pasado genial y
sabía que cuando pusiera un pie fuera del coche la cruda realidad la golpearía
con fuerza. Desgraciadamente se tuvo que despedir de la rubia, aunque le
quedaba el consuelo de que ya quedaba poco para ese fin de semana que tanto
ansiaba. Vio como el coche de Paula se alejaba y no el quedó mas remedio que entrar al
bloque. No había subido esos escalones tan lentamente en su vida, eso sí,
levaba una sonrisa que no le cabía en su rostro. Abrió la puerta y fue para el
salón para saludar a sus padres encontrándose a sus padres y a su hermano Jesús
acompañado de Natalia, su mujer. “Ahora parece que vive aquí” Pensó la morena
que saludó a todos con una sonrisa forzada. Saludó a sus padres y a su cuñada y
le preguntó a esta última que cómo llevaba el embarazo y algunas preguntas mas
de cortesía, todo ello ignorando a su hermano. Cuando se iba a ir para su
habitación, su madre la avisó de que Jesús y su mujer se quedarían esa noche a
cenar. Para Marina eso era el infierno, una cena entera aguantando las
estupideces de su hermano era un verdadero suplicio, pero no le quedaba de
otra, además de que su escapada con Paula la hacía estar tan feliz que ni su
hermano le podía cambiar el animo. Se metió en la ducha y para cuando salió, la
rubia ya la había mandado un bonito mensaje agradeciéndole aquel magnifico día.
La morena no podía querer mas a esa mujer, la amaba con todo su ser y con esas
sorpresas y detalles cada día se enamoraba un poquito mas de ella si era
posible.
Cenó con su familia y tuvo que
aguantar las sandeces de su hermano, aunque esa noche no le importaba mucho lo
que dijese, su mente no paraba de recordar el magnifico día que había pasado y
una gran sonrisa no se desvanecía de su rostro. A su hermano parecía que le
molestaba ver a su hermana menor tan feliz e intentaba hablar del plan del
domingo para intentar ver si a la morena le cambiaba el semblante, pero ese día
eso era totalmente imposible. Después de la cena, Marina se fue a la cama, el
día, aunque gratificante, había sido agotador, después de hablar un rato con
Paula, se quedó dormida en cuestión de segundos.
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Que romántica es paula no me estraña que se enamorara marina de ella ,y por dios no puedes mandar lejos al hermano esquemas no puedo con el siempre intentando fastidiar.
ResponderEliminarGracias por el capitulo la espera siempre vale la pena
M.S (galicia)
Que alegría un capitulo mas gracias eres genial
ResponderEliminarXfaaa no t demores hermosa historia
ResponderEliminarMe estoy empezando a desesperar por la falta de capítulos. Xiion linda história, ¡felicidades!
ResponderEliminarP.D: es perverso que después de acostumbrarme a leer a diario un nuevo capítulo ahora me tengas intrigada por no saber si vienen o no más publicaciónes.
Saludos desde Venezuela