Capítulo quinto
Después de tres horas de quedarnos calladas sin decirnos nada,
ninguna de las dos había llegado a una solución para nuestro problema.
Podría entregarla al gobierno quizás ellos la
ayuden o le hagan experimentos, eso sería muy peligroso para ella, pero podría
ser peor dejarla conmigo, entregarla podría ayudarle más…
-¡No!- gritó Iara.
-¿No qué?- pregunté sin saber el porqué de su
reacción.
-El medallón me trajo hasta ti por algo, no
creo que las autoridades de tu planeta me ayuden.
Y de nuevo Iara había leído mi mente.
-OK… has leído mi mente de nuevo- dije
levantándome de mi asiento y llevando mis manos a la cabeza.
-Que tú lo has dicho, yo te escuche- dijo
esta en tono de disculpa.
-Yo no he dicho nada, solo lo he pensado-
antes de que agregara algo más el timbre sonó- voy a abrir- dije antes de
dirigirme a la puerta.
Con unos pantaloncillos cortos, unos tenis
deportivos y una camiseta de los toros de chicago Kevin estaba en la puerta.
-Hola Violeta, pasaba por aquí y pensé que te
gustaría ir a dar una vuelta para platicar ya sabes.
Di una mirada al chico alto y delgado pero
fuerte que estaba frente a mí- No tengo ánimos de salir hoy Kevin.
-¿Y eso?
-No estoy dispuesta- dije dándome cuenta de
lo cerrada que sonaba esa respuesta.
-No, no, no, señorita tenemos que platicar-
Kevin me apartó de la puerta y entró a la casa sin que pudiese hacer algo para
evitarlo.
-¡Kevin!- exclame para llamar su atención
antes de que pudiese ver a Iara. Mire de reojo y me di cuenta de que no estaba
en la sala, seguro que se había escondido.
-¡Violeta!- dijo este como contestación-
estás muy rara- me miró detenidamente sin perder ningún detalle- tal parece que
estas muy preocupada, y eso no es bueno, dime que pasa.
-Mis padres no están- dije tratando de
cubrirlo con eso- y es por ello, me preocupan.
-Tú no te preocupas por esas cosas- dijo el
mientras sonreía- creo que sé lo que quieres decir.
Mire hacia las escaleras tratando de ver a
Iara pero ella no se encontraba por ningún lugar. Me senté en el sofá junto a
Kevin esperando que este no viera a
Iara.
-Podríamos revivir viejos tiempos- dijo al
momento en que se acercaba a mí y me comenzaba a besar.
Lo traté de apartar pero era demasiado pesado
para que pudiera moverlo- No Kevin- dije en cuanto este se apartó de mí.
-Vamos, solo
para divertirnos un poco.
Kevin no era mala persona, aunque a veces era
demasiado insistente y por ello casi siempre cumplía sus objetivos.
-No, enserio aléjate- dije sin que este
hiciera gesto de pensar obedecer- ¡aléjate de mí!- exclame antes de sentir como
el cuerpo de Kevin se retiraba de golpe de mí, abrí los ojos y me encontré con
Iara parada frente a mí, Kevin no se
veía por ningún lado, hasta que note una pierna asomándose detrás de uno de los
sillones de enfrente, Iara lo había lanzado a la pared.
-¿Estas bien?- dijo sin perder de vista el
cuerpo inmóvil de Kevin.
-Sí- asentí con la cabeza mientras me
recuperaba de la impresión, me levante del sofá y caminé hacia Kevin- ¿Le has
matado?- pregunte aun sorprendida de lo que Iara había hecho.
-No, solo lo aparté de ti- dijo ella como si
nada.
-Gracias- dije antes de agacharme a ver a
Kevin- por no matarlo, gracias.
Kevin comenzó a recuperar el conocimiento y a
incorporarse con mucho cuidado –Pero qué demonios fue eso- dijo antes de levantarse
por completo.
Kevin vio a Iara y no dijo nada, la vio de
arriba abajo sin decir nada esperando una explicación de mi parte.
-Ella es Iara mi –tenía que pensar rápido en
una excusa que fuese lo suficientemente bueno- mi prima –dije para calmar la curiosidad
de Kevin.
-Lo siento no sabía que tuvieses compañía-
volteo hacia atrás hasta la pared con la que había chocado- ¿Cómo es que me ha
lanzado volando 5 metros?
-Ah –balbucee un poco -es que ella… levanta
pesas, por eso es muy fuerte -No tenía ni idea de que era lo que podía decir
para contestar eso.
-No parece ser del tipo de chica que hace
halterofilia –dijo el mirando a Iara fijamente quien no había dicho nada hasta
el momento.
-Se quedará aquí durante un tiempo, ella es
de... –miré a todas direcciones en busca de un lindo y helado lugar –Toronto,
en Canadá –después de ver la playera de los toros de chicago Toronto Canadá
vino a mi mente.
-Siento haber causado todo esto, mucho gusto
Iara –Kevin estiró la mano en dirección a Iara la cual contesto el saludo sin
decir nada –Creo que mejor me marchó, no quiero incomodar más –Kevin se dirigió
a la salida y se marchó un tanto apenado.
Me recosté en el sofá y me llevé las manos a
la cabeza.
-Pude haberlo matado –Dijo Iara mientras
observa aun la puerta.
-Sí, lo sé- dije sin mirarla –yo, bueno esto
que pasó fue…
-No tienes que explicar nada –intervino
secamente –no soy alguien a quien le debas explicaciones.
La sala comenzó a enfriarse, de la nada la
temperatura descendió considerablemente, hasta el punto en que se podía ver mi
aliento.
-Iara… ¿estás bien? –me acerque a ella y noté
un tono azul eléctrico en sus ojos.
Ella no parecía escucharme, estaba inmóvil
con la vista hacia la puerta.
-Iara, ¿todo bien? –repetí para ver si
obtenía respuesta, me levante y la tome de la mano para llamar su atención, su
piel parecía un bloque de hielo, estaba por completo helada.
-Estoy bien –contestó sin dirigirme la
mirada.
No tenía ni idea de lo que le estuviese
pasando, en las pocas horas de conocerle se había mostrado bastante cálida y
tierna, de pronto su cambio radical de actitud me tomó fuera de balance, por
una razón que me es difícil de entender su comportamiento frío me dolía.
*********
Iara.
Tenía que resistir lo más que pudiera, tenía
que controlar el impulso, no podía perder el control en ese lugar desconocido,
sentí ganas de ir por ese humano y congelarle los órganos o atravesarlo con mi
brazo.
-Ahora sabe que estoy aquí, no contemplaste
conque alguien viniera y creo es peligroso- dije apartando la vista de la
ventana y sentándome a un lado de ella.
Violeta parecía estar analizando las cosas
–No creo que le diga a alguien, se encuentra bastante apenado con lo que acaba
de suceder.
-¿Canadá?
-Es un país muy lindo –dijo Violeta mostrando
una sonrisa un poco forzada.
Noté
como Violeta comenzó a temblar un poco, no me había percatado de lo que estaba
ocurriendo, su aliento podía verse al exhalar, respire profundamente y me
concentre en relajarme –Lo siento –dije antes de recuperar la calma por
completo.
-Descuida –dijo ella amablemente.
-Oye –no sabía si lo que iba a ser sería lo
mejor pero no quería estar más con ella, no deseaba interferir en su vida y
causarle más problemas de los que ya tenía gracias a mí, unos segundos me
bastaron para llegar a la conclusión de que lo mejor para ambas era irme, debía
ocuparme de regresar a mi planeta y luchar para recuperarlo –Fue bueno
conocerte –me levante del sofá y me dirigí a la puerta.
-¡Qué! –exclamo apresurándose a interponerse
en mi avance.
-Lo mejor es que me valla de aquí, no quiero
causarte problemas, gracias por tu ayuda, fue muy útil.
-Estás loca –puso sus manos en mis hombros
evitando que pudiese dar un paso más -¿A dónde se supone que iras?
La mire sabiendo que no tenía forma de contestar
ya que no sabía a donde me dirigía, podría apartarla con un leve golpe y
retirarme sin decir más, aunque sería muy descortés de mi parte contestar solo
con un golpe.
-Iara… no tienes que marcharte –Dijo con algo
que me atrevo a decir era tristeza en su voz.
-Gracias –dije antes de darle un ligero
empujón con el costado de la mano y encaminarme hacia la calle sin ver atrás.
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