Capítulo 76
Vamos en
el auto con mi padre no se ha donde, porque él está igual como yo sin idea de
donde puede estar ella. Varios guardaespaldas que trabajan para ella, la
mayoría quedaron todos rodeando la casa e incluso los que no debería estar
trabajando vinieron con una llamada de Uriel para que cuiden a Luna y los
peques.
- ¿Sabes dónde puede estar? – pregunto a mi padre que va muy serio y no
deja de golpear el volante.
- Sinceramente debería pero no lo sé, ni siquiera sé quién puede tenerla –
otro golpe al volante – es mi culpa yo debería estar cuidándola, se supone que
para eso me mandaron aquí y no estoy cumpliendo con lo mío.
- Tiene otros guardaespaldas que son de tu confianza – respondo mirando el
camino – no sabías que pasarías algo así e incluso estando contigo podría haber
pasado.
- Tienes razón – respondo – pero no puedo dejar de sentirme culpable.
- Te entiendo pero es mejor que despegues tu cabeza para saber por dónde
vamos a buscarla.
Solo
asiente con su cabeza y sigue conduciendo no sé a dónde vamos creo ni él tiene
idea pero bueno seguramente la tendrán en algún lugar despoblado o quien sabe
para que no la escuchen, lo que me sorprende es que siendo un ángel no se haya
escapado todavía, eso es porque la tienen muy bien asegurada, solo espero que
no le hayan hecho nada y que la encontremos para que vuelva a casa. Aun puedo
ver la cara de preocupación de Luna cuando llegaron los seguridad que andaban
con ella y con el grito que pego llamando mi padre me despertó, bueno ni que
estuviera durmiendo realmente solo estaba dormitando.
Y ha sido
muy revelador dormitar como lo hice, ahora estoy arrepentida de algunas cosas
de estas semanas han pasado. Soy tan idiota.
No puedo dejar de pensar en lo que me dijo Luna
ella tiene razón pero después del trato que nos hemos dados con Luz más de mi
parte claro está. Ella lo intentado de
toda manera para hablar conmigo y yo
tratándola mal y a Luna no le importa que ella hable conmigo y yo creyendo que
me podría llegar a meterme en una familia y no es asi al menos por lo que me ha
dicho ella. Espero que vuelva y así esta vez poder hablar como se debe si es
que aun quiere hablar conmigo, porque me sorprende que en todo este tiempo no
se haya cansado de mis rechazos y demás pero puede que ahora sí.
Cierro los ojos, necesito dejar de pensar en todo y
tratar de descansar mi cuerpo en caso de que tengamos salir rápido a buscar a
Luz. A mi mente comienzan a llegar imágenes borrosas que con esfuerzo por ver
los rostros y todo lo que pasa la imagen se vuelve más nítida.
Voy subiendo las escaleras para llegar a la
biblioteca donde quede en encontrarme con Luz para seguir leyendo el libro,
aunque la verdad solo me interesa verlo y estar con él. Llego al piso donde
está la biblioteca y comienzo a caminar hacia allí cuando siento unos brazos
que me arrastran hasta una habitación que hay allí que escuche que antes era
una oficina de algo.
Al entrar puedo ver la figura de tres personas más
que están allí y al girarme veo en la puerta a Luz, de todas formas lo reconocí
por su perfume.
- ¿Qué hacemos aquí? – pregunto
Solo con una sonrisa se acerca dónde estoy, por cierto no es la sonrisa que
suele regalarme él y también ¿está más alto? Bueno quizás sea la zapatilla o no
lo sé, pero hay algo diferente. Me toma de la cintura y me da un beso pero es
diferente, no es como los que nos venimos dando. Me agarra fuerte de los brazos
y le hace seña a las otras tres personas que no sé quiénes son que se acerca a
mí y le ayudan a tumbarme en el suelo, empiezo a patalear intentado que me
suelte, me suelten.
- Déjame Luz – digo moviendo mis
brazos que uno de estos tipos me agarra para que no los mueva.
- No – responde – luego de hacerte
lo quiero y que ellos también lo hagan podrás irte – veo una sonrisa en su
rostro.
- ¡que me sueltes! – muevo mi
pierna y le doy un golpe.
Eso lo hace enfurecer y me lo devuelve rompiéndome
la boca. Las lágrimas comienzan a caer silenciosa por mi rostro ¿Por qué hace
esto? Él que hablaba mal de los demás, es una basura, pero voy a luchar porque
no me haga nada.
- Vamos a divertirnos mucho – dice
y otro veo que sostiene mis piernas para que no vuelva a moverme o golpearlo.
- No quiero estar aquí contigo –
digo y mi voz se escucha entre cortada – déjame ir, déjenme ir.
- De eso nada – dice besando mi
cuello con fuerza que se me van a quedar marcas y sus manos suben por mis
piernas – por ahora- sus labios parecer formar una sonrisa al besar mi cuello
una vez más.
- No voy acusarte con nadie si
dejas que me vaya – digo al seguir forcejeando y llorando.
- ¿segura que acusaras a la persona
correcta? – suelta una carcajada junto a sus amigos.
- ¡suéltame! – grito con todas mis
fuerzas al sentir mi camisa abierta y como este acaricia mi piel descubierta al
igual que mis pechos - ¡no! ¡que me sueltes!
- ¿no escucharon lo que les dijo? –
escucho la voz potente llena de rabia desde la puerta.
No sé qué hacer al sentir como Luz se levanta de
arriba de mi cuerpo y solo se queda mirando a la persona de la puerta y luego
suelta una risa.
- Somos cuatro ¿Qué harás
hermanita? – vuelve a reírse.
¿Una mujer? ¿Qué hará para defenderme? ¿Hermana de
Luz? No sabía que también tenía una hermana aparte del que me escribió una
carta. Ademas ella puede pasar a ser
diversión de los amigos de Luz mientras este abusa de mí, nuevas lágrimas caen
por mi rostro, sé que no dejara que nada interrumpa lo que él quiere incluso si
es su hermana.
- No les tengo miedo – respondo
entrando un poco más al lugar – será mejor que la dejes ir.
- Eso no – contesta – ella será
mía.
Dicho esto uno de los chicos me suelta y se
abalanza sobre la chica, desde mi posición puedo ver como ella al ser un poco
más baja que él tiene buena agilidad de movimientos y se han acertado algunos
golpes aunque me sorprenden que él chico se lleve más. Sigo mirando como pelea
y vuelvo a sentir unos besos babosos esta vez en mi pecho y sé que es de nuevo
él que intenta aprovecharse mientras su hermana pelea con su amigo.
- ¡No! – sale de mi boca.
No quiero que él me toque, no quiero que mi primera
vez sea de esta forma, me siento sucia de solo sentir sus besos babosos y sus
manos de esta manera en mi cuerpo. Muevo mi cabeza a un lado porque de alguna
forma no quiero sentir lo que este me hace, al mirar veo como la chica se hace
un lado en unos de los avances del chico y de esta forma con su mano derecha
toma de la nuca al chico y lo empuja contra la pared y este termina
desplomándose en el suelo del golpe. Al
ver esto Luz manda a otro de los chicos y de la misma forma aunque con un golpe
de puños lo deja en el suelo no inconsciente pero si bastante atontado para no
seguir peleando. El tercero es ¿Lukas?
Creí que no se llevaban y que eran enemigos. Luz le hace una seña pero este
niega con la cabeza.
- No seas cobarde – responde – esta
fue tu idea. Haz algo.
- No quiero que desfigure mi
hermoso, estas en esto solo.
Y antes de que se dé cuenta ya está corriendo a la
salida y cuando va pasando por lado de la chica le da una patada esta.
- Estamos solos ¿Qué vas hacer?
- Pelear – responde y se pone en
pose.
- ¿en serio? – esta vez es la chica
quien ríe – entonces hagámoslo.
Ella solo lo esquiva y yo me quedo contra la pared
echa un ovillo no sé cómo reaccionar ante esto, bueno las personas que han
pasado de este trauma quedan así y yo no soy la excepción. Veo como Luz es
golpeado pero no con tanta fuerza, son hermanos es normal que ella no quiera
herirlo. Estoy abrazada a mi rodillas y las lágrimas sieguen cayendo, no tengo
fuerzas para moverme de aquí y quiero huir por si ella no puede salvarme pero
mi cuerpo no responde.
Veo como de un golpe en su cara Luz retrocede y con
otro golpe en su estómago que lo deja sin aire, lo empuja al otro rincón y
corre hacia mí.
- Tienes que salir de aquí –me dice
mientras ayuda a levantarme y acercándome a la puerta – vete – no puedo moverme
– me empuja pero no fuerte – vete – vuelve a repetir.
Quedo mirando esos ojos azules que apenas puedo ver
por la poca luz que entra, ya que ella sigue en la parte oscura y comienzo a
caminar para alejarme de allí, me vuelvo a girar y veo como una mano con algo
entre sus dedos desde atrás se clava en su pecho, mis pasos lentos ahora se
hacen rápido y bajo las escaleras corriendo y al llegar abajo me encuentro con
Luna.
- ¡Uriel! – escucho el grito de Luna llamando a mi padre que hace que
despierte.
Me cambio
de ropa para ponerme una cómoda porque seguramente el grito es porque tenemos
que ir en búsqueda de Luz. Y ahora estoy acá con mi padre que está conduciendo
y yo pensando en lo imbécil que he sido con Luz. Porque es más que obvio que
esos ojos azules que logre distinguir cuando salí de esta habitación eran los
de ellas y el estúpido o no sé cómo llamarlo sincera fue Damián. Ese Damián
arruinando siempre las cosas entre Luz y yo, primero intentando abusar de mí y
yo todos estos años creyendo que fue ella, luego lo del beso cuando ella salió
de la cárcel y ahora con lo de hoy no creo que quiera escucharme ni hablarme.
Soy tan idiota, como me dijo Luna alguna vez, tendría que darle el beneficio a
la duda, pero es que no podía recordar lo de esa noche hasta hoy. No sé porque
habrá sido pero esos recuerdos los tenia reprimidos en mi inconsciente y es
normal cuando pasas por algo así no quieres recordar nada y es lo que a mí me
ha pasado y ha sido lo peor porque he estado culpado a alguien inocente de algo
no hizo. Soy lo peor.
****
Sé que al
sentir como me saco una pluma de mis alas Makaelis perdí la consciencia porque
el dolor me llego hasta el alma. Abro la boca para respirar ya que por la nariz
no puedo hacerlo, mi cuerpo, bueno si me imagino como estoy no creo que se
pueda llamar cuerpo esto, no da más, sobre todo mis brazos, ya no sé ni lo que
siento, va a decir verdad no los siento pero por otro lado me duelen las
heridas y mis piernas también están cansadas, doloridas, sinceramente no creo
poder seguir aguantando un poco más. Tengo sed, mi boca esta seca ademas de
tener los labios lastimados y también secos, en fin que es lo que no tengo en
mi cuerpo, pero es lo que menos me importa, lo que yo quiero es irme de aquí
con mi familia, saber que mi mujer y nuestros glotoncitos están bien.
Desde el día que mi madre llego a casa y he
decidido darle una oportunidad se ha portado bien pero de todas formas tengo mi
desconfianza, nunca hay que ser confiado y más que ella me dijo que fue a
Damián a quien escucho decir que estoy aquí, no sé si ella ha hablado con él o
con mi padre, pero supongo que no porque si no ya estarían aquí los dos, pero
de todas formas.
los días siguen pasando y con Ari está todo igual,
Luna ha entrado a los seis meses, ya estamos en los seis meses y una semanas y
hemos preparado el bolso con las cosas que necesitaremos para los peques,
además de que he decidido no ir a la empresa, solo un rato, ellos preparan todo
páralo que tengo que firmar y demás cosas, porque saben que necesito estar en casa en caso de que Luna entre en
trabajo de parto quiero estar con ella cando todo comience, no quiero perderme
nada, y ellos lo entienden y se lo agradezco aunque no tengo porque ellos
trabajan para mí.
Estoy en casa con Luna en el salón ella acostada en
el sofá y yo también, aunque invertidas mi cabeza estar al lado de su vientre
que los acaricio y ella solo cierra los ojos y mis glotoncitos se mueven.
Buscando en YouTube encontré una canción que me
gusto porque habla de los padres y decidí descargarla para escucharlo con ellos
y ahora al tener el auricular quiero escucharla con mis hijos, en unos de los
libros de maternidad leí que la música es un estímulo para los bebés, la que
más sabe de eso es Luna pero bueno quiero escuchar música con mis peques. Saco
uno de mis auriculares y coloco en la panza de Luna y le mando play.
Por vos tengo estos ojos,
Esta forma de mirar,
Esta poca paciencia,
Y tu voz para cantar.
Un ángel que me cuida,
Un hijo que criar,
La luz que me ilumina
Y también mi oscuridad.
Un padre que es un roble,
Una caña de pescar,
Una zamba triste,
Que no logro terminar.
El piano de la abuela,
Y dos hermanos más,
Que son los que me guían,
Cuando empiezo a derrapar.
Te quiero,
Y lo voy a gritar a los cuatros vientos,
Ya no voy a ocultar mis sentimientos,
Hoy no voy pienso esperar que pase
Ni un minuto más para que sepas lo que siento.
Te quiero,
Y lo voy a gritar a los cuatros vientos,
Ya no voy a ocultar mis sentimientos,
Hoy no pienso esperar que pase
Ni un minuto más para que sepas lo que siento.
El primer recuerdo
Que yo tengo, vos estas.
El parque, la vereda,
Un helado, el delantal.
El amor de mi vida,
La suerte en el azar,
Hoy gira la ruleta
Y yo sigo en el mismo lugar.
La sangre siempre tira,
Y yo la voy a respetar,
Se agranda la familia
Un poco más.
Te quiero,
Y lo voy a gritar a los cuatros vientos,
Ya no voy a ocular mis sentimientos,
Hoy no pienso esperar que pase
Ni un minuto más para que sepas lo que siento.
Te quiero,
Y lo voy a gritar a los cuatros vientos
Ya no voy a ocultar mis sentimientos,
Hoy no pienso esperar que pase
Ni un minuto más para que sepas lo que siento.
Saco el auricular al terminar la canción y miro a
Luna que esta relaja aunque ella no la haya escuchado, esta con una sonrisa en
su rostro.
- Se relajaron – dice mirándome –
no sé qué le has puesto pero están muy tranquilos.
- Solo fue una canción ¿estaban muy
inquietos?
- Uff parecía que se estaba
formando la tercera guerra mundial ahí – dice señalando su vientre, sentí que
se movían mucho pero no pensé que fuera para tanto pero es a ella a quien le
duele cuando ellos patean y demás – ahora están tranquilitos y espero sigan
así. Últimamente se mueven mucho.
- Quizás su casa les queda chica –
digo sonriendo ante el gesto de Luna – seguro si lo estarán sino ya sabes le
ponemos música.
- Eso si – responde pensativa -
¿crees que al crecer se lleven mal?
- No cariño, tendrán su peleas como
todos hermanos – digo moviendo en el sillón y acercándome a ella para acariciar
su rostro – las dos haremos todo para que sean los mejores hermanos.
- Si eso lo sé, pero tengo miedo –
contesta al abrazarse a mí y acostar su cabeza en mi pecho – puede sonar feo
esto pero no quiero que mis hijos terminen como Damián y tú.
- Entiendo, pero no va a pasar,
vuelvo a repetirte haremos que nuestros glotoncitos sean muy unidos.
Seguimos hablando de esos temas de cómo será cuando
nazcan, los nombres ella ya los tiene para dos y bueno yo prefiero ver la
carita de mi peque para decidir. Al
llegar a la noche cenamos algo ligero, ella más que nada porque dice que tiene
la pana dura y eso que han estado tranquilo nuestros peques y ella al no
sentirlos tanto tiempo y esto se está poniendo nerviosa así que es mejor algo
liviano con un té para sus nervios y a la camita, es temprano pero por ella y
nuestros peques preferimos estar en la cama cómodas viendo alguna peli.
Hace media hora que apague el televisor y está todo
oscuro en nuestro cuarto y por alguna razón me siento inquieta quiero dormirme
porque en verdad tengo sueño, se me caen las lágrimas de los ojos pero no
puedo. Sigo dando vueltas en la cama aunque intento que no moverme tanto, no quiero despertar a Luna,
sería raro porque sigue con el sueño profundo pero como hoy con del vientre que
se le puso duro y está preocupada dudo que pueda dormir profundo. Cierro los
ojos para ver si de esta forma puedo dormirme de una vez por todas.
- ¡Auch! – escucho la voz de mi
mujer.
Abro los ojos y la veo sentada en la camada,
rápidamente prendo la Luz y la veo con los ojos un poco lloroso y agarrándose del
vientre.
- ¿cariño? –pregunto mirándola
- Creo que es hora… - me dice sin
mirarme y veo como respira pausadamente como nos enseñaron en esas clases de
parto.
Me levanto rápidamente de la cama y saco un chándal
y una camisetas y me cambio, de ella busco un vestido eso de maternidad es más
fácil de que se lo ponga. La ayudo a ponerse y levantarse de la cama, saco el
bolso con las cosas de los peques que ya está todo. Ella trata de no quejarse
pero en su casa veo el dolor.
- Espérame aquí – digo al abrir la
puerta de nuestra habitación y bajo las escaleras corriendo.
Cuando llego al patio veo al jefe de seguridad Noel
observando todo alrededor. Dejo el bolso en el auto y corro hacia el sin que
diga nada le agarró del brazo y hago que me siga, por supuesto estoy como esas
criaturas en este momento y él me sigue y me mira sin entender nada, cuando
llegamos a la habitación la ve saliendo a Luna agarrándose el vientre y la cara
de dolor parece entenderlo.
- Está en trabajo de parto – digo –
y tiene que bajar las escaleras podría hacerlo yo pero tengo miedo – hablo sin
parar – necesito que lo hagas tú.
- Claro señorita digo señora –
responde rápidamente con una sonrisa amable.
La toma en brazos y comienza a bajar las escaleras
con cuidado, por supuesto que él no está nervioso ni nada, si lo hubiera hecho
yo estaríamos rodando por las escaleras en este momento. La ayuda acomodarse en
el auto y por supuesto los demás seguridad al vernos se suben en otro auto y no
se acerca para conducir.
- Avisa a mi Nana y dile que a las
chicas también – respondo al subir a lado de Luna – vamos.
Es el mismo chofer de la otra vez asi que creo que
ya sabe que hacer o sino es asi le diré, porque la verdad con esto de los
nervios no recuerdo eso de las contracciones ni nada pero es mejor llegar cuanto
antes con Alberto. Mierda me olvide el móvil en casa, cierto que puse uno en el
bolso porque sabía que eso pasaría. Busco entre las cosas mientras una de mi
manos se va a quedar sin dedos de cómo me lo aprieta, aunque es entendible pero
pobre mi manito. Saco el móvil llamando Alberto para avisar que vamos y que
esté preparado. Nosotras sabemos que era posible que se adelantara el parto por
esto de ser angeles al menos por llevar nuestras sangre. Al entenderme dice que
no me preocupe que vive cerca y que estará cuando nosotras lleguemos, eso me
deja algo tranquila.
- Ve más rápido pero con cuidado –
le digo al chofer – respira cariño, ya vamos a llegar.
- ¡duele! – responde apretando aún
más mi manos – y son tres ¡Dios!
Sinceramente no sé qué decirle, porque no sé el
dolor que está sintiendo pero me imagino cuando los tenga en sus brazos y estén
en los míos seremos las madres más felices.
- Lo sé cariño, pero no tardaremos
en llegar y te darán algo para el dolor y ademas ellos quieren estar en tus
brazos.
- Espero que si me den algo para el
dolor o me lo saco como sea, incluso con un bisturí.
Solo trago saliva al recordad el sueño que tuvo
cuando me abrieron el vientre y cierro los ojos tratando de olvidarme de esa
imaginen y pensar que en este parto todo saldrá bien, que nuestros glotoncitos
nacerán bien. Beso su frente sudada para transmitirle que todo saldrá bien
mientras le pido que respire como nos enseñaron en las clases, no hemos tenidos
muchas.
Al llegar vemos como Alberto con una enfermera nos
están esperando en la puerta de la clínica con una silla de rueda para Luna. Al
bajar
Alberto se acerca rápidamente ayudarla a llegar a
la silla. Rápidamente la enfermera camina hacia el lugar donde tienen todo
preparado y van a ver su dilatación, Alberto se queda un poco más atrás
conmigo.
- Vete a preparar. Creo que unos
minutos más y estará lista y estate
tranquila, entiendo que estés nerviosa, pero trata de tranquilizarte para ella.
ve con ella – dice señalando a otra enfermera – yo voy a ver como vienen tus
hijos para saber si parto natural o cesárea.
Asiento solamente ahora estoy más nerviosa que
antes, seguro que ella ya debe estar en un lugar preparado pero de todas formas
conociendo a Alberto debe tener un quirófano por si las cosas se complican,
solo ruego que todo salga bien con los cuatros. La enfermera me muestra lo que
tengo que ponerme, sé que es pronto que puede que todavía le falte dilatar o
que vayamos a quirófano pero yo prefiero estar preparada así no me separo
ningún momento de ella. Me ato el cabello en una cola alta y pongo el gorrito,
no me gusta nada de esta ropa pero todo sea por ellas y él. Luego de ver que
tuviera bien me lleva a una sala privada donde la veo acostada a Luna con la
frente sudada y apretó las manos del dolor.
- Sera Natural – dice Alberto ni
bien entro – en unos minutos empezaremos.
- ¿seguro que tiene que ser
Natural? – pregunto corriendo los cabellos húmedos de mi mujer y besando mi
frente y le doy una de mis manos para que vuelva a triturarla.
No soy masoquista, pero no me imagino el dolor que
ella puede estar sintiendo ni que va a sentir cuando empiece a pujar para que
nazcan nuestros glotoncitos, y que triture mi mano de alguna manera comparto el
dolor que siente y sentirá.
- Respira cariño – digo secando su
frente.
- Eso lo dices tú porque no sabes
cómo duele, creo que por eso decidiste que yo los tenga.
- Mi mano sin circulación dice lo
que está sintiendo – contesto sonriendo.
- ¡ah! ¡mierda! No sabes cómo duele
– su rostro y mi mano lo dicen todo.
- No empecemos con las malas
palabras ahora que saldrán los glotoncitos, es lo primero que van a escuchar de
su mamá.
- Si lo que digas – responde –
mejor ve decirle a Alberto que venga a sacármelo porque esto duele mucho.
- Ya estoy aquí – responde este
entrando justo – es hora Luna.
Veo cómo se coloca en el medio de las piernas
abiertas de mi mujer y dos enfermeras a lado de él y otra que controla los
monitores donde puede verse el pulso de Luna y de nuestros peques. Creo que hay
otros doctores también en caso de que se compliquen las cosas, ruego que no
pase nada.
- Cuando te diga puja – dice
Alberto mirando a Luna.
- Bien – es todo lo que apenas se
escucha de la boca de mi esposa.
Beso su frente y dejo mis labios allí unos momentos
tratando de transmitirle la tranquilidad que no tengo.
- Puja – escucho que dice Al.
Ella lo hace y escucho su grito de dolor. El vuelve
a decir que lo haga otra vez un par de
veces mientras yo le doy ánimos a ella para que siga haciéndolo así de
bien como hasta ahora.
- Veo la cabeza – dice sonriéndole
– cuando te vuelva a decir lo haces sí.
Ella me mira y también sonríe porque sabe que
podremos ver a uno, creo que ella sabiendo que el esfuerzo vale la pena.
- Ahora.
Es todo lo que escuchamos cuando pasado unos
segundos escuchamos el llanto de un bebé. En mi cara se dibuja una sonrisa y
por supuesto las lágrimas de parte de ambas no se hacen esperar. Beso los
labios de mi mujer, no puedo estar más feliz.
- Ven acá Luz, corta el cordón al
menos – no pierdo un segundo y hago lo que me ha pedido.
Observo que es una niña, la enfermera la envuelve y
limpia la cabecita y le pone en el pecho a Luna.
- Es una niña – le digo mirando a
mi mujer que no pierde detalle de nuestra hija.
- Anabella – dice depositando un
beso en su manita – es hermosa.
- Como tú – respondo.
- No quiero interrumpir – dice la
enfermera– pero hay que revisar que en la niña este todo bien.
- Es Anabella – responde Luna
bastante seria y se la entrega sin querer hacerlo.
- Te quedan dos más – respondo
corriendo los cabellos de su frente.
- Ni que lo digas – contesta sin
perder detalle de la enfermera con Ana.
- ¿estas lista? – pregunta Alberto
nuevamente.
Luna solo asiente y otra vez a repetir todo lo
mismo, pujar y pujar hasta que nuevamente se escucha al doc. Decir que se ve la
cabeza. Un nuevo llanto inunda la habitación y no puedo contener las lágrimas,
esta noche voy a derramar muchas. El procedimiento que el anterior, cortar el
condón, la diferencia es que esta vez me la entrega a mí, otra niña más, camino
con ella hasta mostrársela a Luna que sonríe entre lágrimas y sudor. Su manita
se aferra a mi mano con fuerza y no quiero que me suelte y no quiero soltarla.
Dejo un beso en su cabecita pelada y ella abre sus ojitos.
- Lucero – digo al ver cómo estos
brillan, sino me equivoco son los mismo que los de Luna.
- Lucera será – dice Luna que
también la besa y se la entregó a la enfermera.
- ¿vamos por el príncipe? –
pregunto y ella solo mueve la cabeza afirmativamente.
Albertos no sonríe mientras yo veo como las
enfermeras del otro lado de la habitación limpian a mis nenas, solo nos divide
un vidrio, no quería perderme detalles de ellas y eso se lo pedí Alberto hace
unos meses y dijo que prepara de esta forma para que podamos estar seguras, eso
es lo bueno de tener dinero, pero sobre todo me preocupan nuestros hijos por
ser precisamente mis hijos y los huestes de Lucifer me buscan y con tal de
herirme es posible que quieran meterse con ellos. Por última vez repetimos todo nuevamente,
ella empuja y yo diciéndole palabras que le dan ánimos cuando cree no tener
fuerza para más, en este ocasión no escuchamos el “se ve la cabeza” que nos
dijo con las niñas Alberto, solo el llanto de nuestro príncipe inunda la
habitación. Luna y yo nos miramos y nuestras bocas se encuentran en un tierno
beso.
- Gracias – digo apoyando mi cabeza
unos segundos en la suya.
- Gracias a ti – responde ella –
por dejarme ser la madre de estos tres angelitos.
El momento se corta porque si Alberto otra vez me
llama según el para que haga algo y ese algo es el cordón. La enfermera otra
vez lleva a los brazos de Luna a nuestro pequeñito que no deja de llorar, al
parecer no le ha gustado nada salir de dentro de su madre y lo entiendo, allí
debe ser más seguro que aquí fuera, pero también es seguro estar en sus brazos
porque ni bien siente su calor se aferra a ella con sus manitos y se calma. No
puedo más que sonreír con esta escena, están tiernos, siento que el corazón me
va a explotar de tanta felicidad, las lágrimas siguen cayendo de mi rostro y no
me importa que me vean de esta manera.
- Gabriel – me mira Luna al decir
este nombre.
- ¿por mi madre? Pregunto.
- Por ella y por el ángel Gabriel –
responde y se lo entrega a la enfermera.
- Iré a ver cómo están sus peques –
dice Alberto – en unos momentos te llevaran a una habitación.
Ambas solo afirmamos con nuestra cabeza y vemos
como él se dirige a la habitación de al lado. Luego de uno minutos de estar con
Luna, ella me manda a ver por nuestros glotoncitos, puedo ver en sus ojos que
tiene el mismo miedo que yo por el tema de Lucifer.
Al comprobar que está todo bien me llevan a otra
habitación donde se encuentra Luna y las enfermeras no tardan mucho en llegar a
la habitación con Ana cambiada y los otros dos todavía con la ropa del
hospital. Estoy a lado de Luna viendo a nuestra hija y como las enfermeras con
mucho cuidado cambian a los otros dos, me gustaría hacerlo a mí pero me tiembla
todo en estos momentos, es mejor que hasta que se me pase los nervios y
emoción. La habitación está dividida en dos nuevamente y hay un ventanal de
vidrio, me giro hacia allí y veo las caras de todos allí intentando mirar,
incluso la de Ari y Uriel.
Ese ha
sido el momento más feliz de mi vida hasta ahora y creo que siempre lo será el
poder haber visto nacer a mis hijos y tenerlos en brazos, en ver sus manitas
aferrarme a mi camiseta o al pecho de Luna y por supuesto no queriendo salir de
allí.
- Te voy ayudar a salir de aquí – escucho una voz en susurro.
Reconozco esa voz es de esos ojos rojos que aparecen cuando menos me lo
espero.
- ¿Cómo? – pregunto
- Shh – dice.
Solo puedo
escuchar unos ruidos de la cadena que me ata mis brazos caen pero aun siento
las argollas, me saca lo cubre mis ojos pero lo tengo hinchado y apenas puedo
ver.
- No es mi cuerpo – dice – lo pedí prestado.
- Que bien – digo y yo tengo fuerzas para nada.
Por
alguna razón siempre aparece donde lo necesito aunque la verdad esta vez creo
que llego un poco tarde. Puedo ver las montañas muy cerca lo que significa que
tal vez en las montañas o por los alrededores tendrán su guarida.
No sé
cuánto tiempo me lleva en brazos hasta que llegamos cerca de una estación de
servicio, no sé en qué parte estamos ademas de que no veo bien.
- Te dejare aquí – dice.
- ¿aquí? – pregunto no estoy muy cerca de la estación tengo que moverme
hasta llegar allí.
- Sé que estarás segura – dice mirándome y sus ojos siguen igual de rojos
– confía en mí. Tengo que irme antes de que sospechen.
Vuelvo a
mirar lo que me resta para llegar y al girarme para decirle algo ya no está. No
tengo fuerza para caminar ademas de que mis piernas también están heridas de
latigazos, mi pantalón está roto y arriba solo tengo el corpiño. Poco a poco voy dando algunos pasos, solo
quiero llegar hasta allí antes de desplomarme porque siento que eso voy hacer.
Solo pienso que si llego hasta allí, puedo llamar a casa y que vengan por mí y
estar realmente con las personas que me importan.
Veo unos
chicos parecen ser turistas por los bolsos que tiene, una vez que llego allí no
doy más y termino cayendo de espalda en el suelo. Solo quiero llegar a casa.
Apenas entiendo lo que dice sé que en algo en italiano y de ir a un hospital.
-
No, non mi portare da
nessuna parte, non è sicuro (No me lleven a ningún sitio no es seguro)- no creo
que me hayan escuchado.
Siento
como alguien más llega corriendo o eso parece y con una mano me levanta de la
cabeza y da de beber un poco de agua.
-
¿Luz?
****
Mi
padre sigue conduciendo estamos de camino a las montañas, según él puede que
estén allí, presiente que son huestes de Lucifer y que puede que Damián sepa
algo d esto y este metido en todo o puede que no, hay que descartar todas las
posibilidades. Mi mente sigue dando a
vuelta a todo lo que acaba de recordar con Luz en el internado y no puedo dejar
de sentirme mal, muy mal.
Comienza
a sonar el móvil de mi padre que me pide que atienda por él, miro quien es pero
no reconozco el numero al menos no es de aquí de Italia.
-
¿Uriel? que suerte
que no has cambiado de número – escucho una voz femenina del otro lado.
-
¿Quién habla? –
pregunto.
-
¿es el número de
Uriel? – responde con otra pregunta.
-
Si es de él ¿Quién
habla?
-
Serias tan amable de
pasarme con él – me dicen del otro lado de la línea.
-
Quiere hablar
contigo. digo mostrando el teléfono a mi padre – y no me ha querido decir quién
es.
Mi
padre agarra el teléfono y me pide con la mirada que me fije en la ruta en caso de que él se descuide
un poco con el móvil.
-
¿sí? – responde –
tanto tiempo, me gustaría hablar contigo pero ahora no puedo ando en una
urgencia con respecto a Luz.
Solo
veo como su cara comienza a cambiar al parecer quien sea que este pasando es
algo serio, pero encontrar a Luz es a un más serio.
-
¿Dónde? – espera la
respuesta del otro lado – no estoy muy lejos de allí, en unos minutos estoy –
larga un suspiro – gracias.
Solo
suelta un suspiro y me mira pasando un mano por el hombro y acercándome a él y
deja un beso en mi frente.
-
Estamos llegando
donde se encuentra Luz.
No lo
puedo creer y ni quiero preguntar porque estoy segura que quien le llamo le
aviso de donde está. No puedo asegurar de que este bien porque son muchas horas
de estar desaparecida. . Lo único que quiero es verla y pedirle perdón por
haber sido tan idiota y estar todo este tiempo pensando que ella fue quien el
internado intento sobrepasarse conmigo.
Espero no se tarde para que esta vez sí podamos hablar, al menos que sea
ella esta vez quien quiera escucharme.
Vemos
como comienza a bajar la velocidad, lo mismo pasa con lo que vienen detrás de
nosotras, no muy lejos empiezo a ver luces de lo que parece una estación de
servicio. Nos vamos acercando, parece que mi padre piensa frenar aquí, es raro
realmente. Al acercarnos observo un grupo de jóvenes tres chicos y una chica,
en el suelo hay otra que sostiene el cuerpo de alguien con el suyo. Ese cabello
rubio puedo reconocerlo en cualquier lado, ni bien frena mi padre, bajo rápido
y me acerco a ellas. Me llevo la mano a la boca cuando veo el rostro de Luz, su
ropa me dice todo.
-
Luz – digo al
acercarme e intentar tocar con mi mano mientras mi rostro está lleno de
lágrimas.
Ella se
aleja de mí, se aferra al cuerpo de la chica con la cual está en brazos ¿Quién
es? Me duele su rechazo pero con lo que
ha pasado entre nosotras es normal que haga esto.
-
Luz – dice mi padre y
se queda parado sin creer lo que ve – mierda hay que irnos de acá. ¿en que
anda? – pregunta a la chica que esta con Luz.
-
Andamos caminando
Uriel – responde ella – y no me gustaría separarme de ella – mira a Luz.
-
Entiendo, por lo que
veo ella quiere ir contigo - dice mi
padre – iremos a su casa. Tus amigos pueden subir en ese auto – señala en el
que andan los demás seguridad – y tú con nosotros.
Mi
padre toma en brazo a Luz que está más inconsciente que despierta. La chica que no sé cómo se llama abre la
puerta trasera del auto y sube mientras uno de los guardaespaldas sostiene la
puerta, mi padre sube a Luzbel y la chica la acuesta en sus piernas ¿será una ex? No creo que a Luna le guste esto, lo bueno es
que ha encontrado a Luz, en este momento es lo único que importa aunque no
puedo evitar sentir rabia al ver a Luz en sus brazos, quisiera que este en los
míos así, que se aferrara a mí.
Una vez
que los otros chicos suben en el auto, arrancamos y mi padre va superando el
límite de velocidad y yo no puedo apartar mi vista al cuerpo super herido y de
esa chica.
-
¿Qué haces aquí? –
pregunta mi padre a la chica.
-
Vinimos de vacaciones
– responde ella sin dejar de acariciar los cabellos de Luz – y bueno por alguna
razón nos quedamos en esa estación y a ves – mira a Luz – al menos no cambiaste
de número y no borre el tuyo – le dice a mi padre.
-
Gracias por llamarme,
no sabes lo preocupado que estábamos por ella. en casa lo están más.
-
Lu… Luna y pe… - mi padre
no le deja terminar.
-
Ella está bien y está
preocupada por ti como todos y tus hijos bastante inquietos pero bien.
-
¿hijos? – dice la
chica y mira a Luz – y ¿Luna? ¿no estaban separadas Luz? Al menos eso es lo que
recuerdo.
-
Si… estoy con Luna
nos… reconciliamos – apenas se escucha la voz de Luz – tres peques.
-
Vaya lo que son las
cosas ¿Cuánto meses han pasado cuando ibas a la casa de tus padres porque Luna
creí que la engañaste? Casi un año, si mal no recuerdo. No perdiste el tiempo
he – dice sonriéndole – tres, espero me lo prestes.
-
Por supuesto – es
todo lo que dice Luz.
-
Yo te quiero
presentar a alguien – dice mi padre – ella – me señala - es mi hija Ariana.
-
Un gusto – sonríe y
la verdad es guapa la chica – yo soy…
-
Llegamos – dice mi
padre.
Puedo
ver como Luna sale corriendo al auto y bajo rápidamente para detenerla, no
quiero que la vea asi pero sé que la va a ver, pero es mejor llevarla a la
habitación primero y llamar un médico, detrás de Luna sale Gabriela, que al ver
como bajan a su hija, ahora si inconsciente, pega un grito y se lleva la mano a
la boca, Manu y Rosa también salen y se abrazan. Uriel con Luz en brazos entran
a la casa y si la llevan a su habitación y Luna por detrás la suelto para que
vaya con ella, lo mismo que la chica que la encontró. Las sigo en silencio y me
quedo en la puerta de su habitación, mi padre la acuesta boca abajo por el tema
de las heridas de su espalda, cierro los ojos porque no quiero ver eso.
-
Sus heridas – escucho
la voz de Luna apenas porque está llorando pero trata de mantenerse fuerte –
Todos afuera – grita – Ven – llama a la chica nueva por así decirlo – necesito
que me ayudes, ves su heridas, hay que lavarlas.
-
Por supuesto Luna te
ayudo en lo que necesites, es que cayo despalda y es normal que las tenga de
esta forma.
Miro
por última vez dentro de la habitación y nuevamente mis ojos vuelven a
inundarse, quisiera estar ayudándola, pero su mujer se ha decidido por esa
chica y es entendible, al fin de cuenta Luz por mi culpa se fue por allí y le
ha pasado esto.
Bajo
las escaleras y la Nana me está esperando con una taza con té, creo que a todos
no ha preparado eso, Gabriela está siendo abrazada por Manu y Rosa.
-
¿los peques? –
pregunto.
-
En su habitación
deben estar durmiendo, lo bueno es que son chiquitos y no se enteran de nada.
-
Sí, pero han sufrido
por su madre, ellos sabían que algo pasaba.
Solo
escucho como hablan pero mi mente está en otra parte, en unas horas atrás.
Llego a casa de Luz y la veo con los peques,
Luna y un perro que ha comprado para sus peques, es un siberiano de dos meses,
se llama Coco según ellas, lo eligieron los peques, por lo cual ella decía
nombres al azar y veían la cara de las niñas y Gabriel y bueno así lo eligieron.
Están acostados en el suelo sobre una Manta y
Coco corre alrededor de los peques y se escucha la risa de los tres, y ellas
por supuesto tienen una sonrisa boba en su cara y quien no las tendría, son
tres peques muy inteligentes. Para
entrar a la casa tengo que pasar donde se encuentran.
-
¿Cómo
están? – pregunto y agacho a dejar un beso a sus hijos.
-
Estamos
bien, ya ves – responde Luna – cada día más picaros.
-
La
verdad que si – contesto mirando Gabriel como se quiere escapar de los
lametones de su amiguito peludo.
Entro en la casa y no puedo evitar sentirme
mal, me gusta la escenas con las criaturas porque son muy tiernos y hermosos
pero no puedo pensar en lo que hubiera sido Luz y yo no nos hubiéramos
separados. En el salón están Manu y Rosa viendo una peli, me siento con ellas
en silencio, es lo bueno que saben respetar mis silencios y entienden lo que
estoy pasando aunque obvio que también están a favor de que hable con Luz y que
deje de culparla de algo que no hizo. Ellas no son muy insistentes con ese tema,
dicen que en algún momento me daré cuenta y que esperan que no sea tarde cuando
lo haga y que sea Luz la que no quiera escucharme y dejar de andar tras mío.
Luego de un rato y vero que termino la
película, camino al Lago mientras espero a mi padre, hoy vamos a cenar aquí,
por no sé qué razón, me lo dijo pero al tener la cabeza en otra es imposible
que me acuerda. No sé cuánto tiempo llevo haciendo sapitos con la piedra, estoy
pensando en todo y nada, me gusta la tranquilidad del lugar, siento unos pasos
cerca mío, miro de reojo y sé que es Luz, ademas he reconocido su perfume ¿No
se cansa?
-
¿Alguna
vez vas a escucharme? – pregunta y en su voz parece cansada de andar siempre
quiero hablar conmigo.
-
¿tú
vas a entender que no quiero escucharte?
-
¿Por
qué no quieres? ¿no quieres saber la verdad?
-
Obvio
que quiero saber la verdad - ¿Qué pregunta es esa?
-
Entonces
nuevamente ¿Por qué no me escuchas?
-
Porque
tengo miedo ¿Cómo sé que me dirás la verdad? Me ocultaste que eras Luz cuando
estábamos en tu casa.
-
También
tenía miedo, ademas no quería que Damián se enterara, solo quería protegerte.
-
¿ocultándome
cosas? Creo que solo lo estabas haciendo para tu beneficio.
-
Iba
a decirte la verdad solo que si por el momento estaba omitiendo de ser Luz.
¿Qué beneficio podría sacar de eso?
-
El
beneficio de que estuviera contigo, como no lo conseguiste en el internado.
-
En
verdad crees que fui yo no ¿a ver dime con qué carajo iba a violarte? Pero
entiendo, vuelvo a decir que no tengo pruebas para demostrar lo contrario, solo
la palabra de mis amigas, la de tu padre y mi mujer, deberías buscar en tu
mente y veras el error que estas cometiendo.
La miro y no sé qué decir porque sé que tiene
razón, debo buscar en mi mente eso que quise olvidarlo y borrarlo con todas las
fuerzas para no acordarme y es lo que pasa hoy, muchas cosas de lo que paso esa
noche no me acuerdo.
-
No
lo sé, te hubieras ingeniado – respondo comenzando a caminar para alejarme de
ella – déjame en paz quieres, siempre es lo mismo no me das ninguna razón para
que piense lo contrario.
Su mano me agarra fuerte del brazo y me mira
con sus ojos azules muy oscuros.
-
Debería
estar igual que tú, la vez que caí presa te pedí que confiaras en mí, pero
nunca apareciste a visitarme, supongo que me hiciste culpable de eso como lo
del internado o como lo estás haciendo ahora, es más confiaste en mi hermano. Eso me duele, que prefieres creer cualquier
cosa y no confiar en mí.
-
Solo
quería saber si tu hermano tenía ago. que ver con que tú estuvieras encerrada,
pero ya ves y suéltame.
-
Andar
besándote con él, vaya manera de averiguar – dice sin soltarme.
-
Te
dije que me sueltes, no entiendes – respondo – o es que ¿acaso me harás lo
mismo que intentaste en el internado o matar como a ese chico? Solo por no
querer escucharte.
¡Mierda! ¿Por qué carajo dije eso? ¿Que me
pasa que no puedo tener la boca cerrada? en sus ojos puedo ver el dolor de lo
que ha provocado mis palabras, estas más oscuros que nunca sus ojos.
-
Bien
– contesta soltándome despacio como si no quisiera y como si fuera la última
vez que estaremos así.
Comienza a caminar hacia la casa con la
cabeza gacha, no está muy lejos pero puedo sentir sus suspiros, esta vez me
pasa. Si yo sé que ella no fue quien asesino ese chico. Idiota.
-
Agos…
Pero ni caso y está bien que no me lo haga,
esta bocota mía ¿Por qué estoy comportándome de esta manera?
En ese
momento fue cuando entro a la casa y al rato salió con los dos guardaespaldas y
ahora está en su cama inconscientes, con heridas muy feas. Todo esto ha sido mi
culpa.
****
Siento
la voz de mi mujer y no sé cuántas horas llevo inconsciente, sé que estoy boca
abajo por las heridas de la espalda, solo quiero olvidarme de eso por unos
momentos, pero no puedo olvidarme lo que dijo Damián de mis hijos y creo que es
hora de levantarme y que se lo lleven lejos de aquí por un tiempo.
-
Mmm – digo al abrir
los ojos y tratar de girarme.
-
De eso nada – escucho
la voz de Luna – tus heridas de la espalda tiene que curarse y si te acuestas
boca arriba será difícil.
-
Está bien – respondo
poniéndome de lado y viendo – a mi esposa y mis glotoncitos – Auch – digo al
sonreír, me duele la herida de los labios - ¿Cuántas horas hace que estoy aquí?
-
Hace dos días –
responde acariciando la cabecita de Ana que está muy cerca de su pecho.
-
¿Qué?
-
Si las heridas fueron
feas, el doctor dio algo para que duermas y no sufrieras mucho os dolores y
luego volvías muy poco en sí y volvías a tu mundo de sueño.
-
Vaya y no las vi pero
supongo que son feítas – respondo acercándome a mis peques y besando su frente
- ¿Cómo están las princesas y príncipe de mama?
-
Bien pero muy
inquietos te han extrañado tuve que
traerlo aquí contigo que sientan tu calor.
-
Solo pensaba en ellos
y en ti – respondo acariciando la manito de Lucero que está a mi lado.
Seguimos
hablando de todo un poco y tratar de dejar de lado mi mal aspecto y demás, sé
que ella ha sufrido y más al ver a mis hijos así mal, no quiero que vuelva a
pasar por algo de esto nuevamente. La
observo desde la ventana en el patio con mis princesas y príncipe en una manta
jugando con Coco.
-
¿Por qué quieres
nuestra ayuda? – dice Manu entrando a la habitación.
-
Necesito que empaquen
ropa de mis hijos Luna – en eso entra
Uriel detrás.
-
¿Por qué? – pregunta.
-
Saben que fue Damián
quien me hizo esto con unos tipos más – respondo mirándolos – y amenazo con mis
hijos y necesito que ellos se vayan un tiempo de aquí.
-
Bien nosotros te
ayudaremos aunque a tu mujer no creo que le guste la idea – dice Daniela
entrando a la habitación.
Si
Daniela fue quien me encontró en la estación de servicio y llamo a Uriel y me
trajeron a casita.
-
Lo sé pero no sé qué
puede hacer Damián y más al saber que me escape.
Entre
todos empacamos las cosas de Luna y mis hijos para una temporada, mientras
Uriel llamo para que preparen el avión que los llevara a china donde la
esperara Yang con su familia. Ademas de
decirle a Uriel que seguramente Damián está vigilando la casa por la cual
habría que tratar de distraerlos de alguna forma.
-
¿Por qué haces esto?
– pregunta Luna cuando subió a nuestro cuarto y ver las maletas preparada.
-
Porque no quiero que
a ti y a nuestros peques les pase algo. Por favor solo serán unos meses y luego
los traigo conmigo.
-
Está bien pero no me
gusta la idea. Quiero estar aquí contigo mientras te recuperas.
-
Tranquila cariño –
digo abrazándola – Dani queda acá al igual que Manu y ROSA Y A Nana y tú te
llevas a mi madre y varios guardaespaldas. Me quedare en unos de los depa de la
ciudad y no saldré de allí en un buen tiempo.
-
Espero te cuiden
todas ellas o se la verán conmigo – contesta sonriéndome – espero te cuides.
-
Lo hare cariño. ahora
vamos que cuanto antes estén a salvo mejor.
Un auto
salió de la cochera de la mansión con Manu y Rosa disfrazada de nosotras, con
varios autos más de seguridad siguiéndolas. Al pasar la media hora nos cae un
texto de ellas diciendo que dos autos las están siguiendo. Es el momento de
nuestra salida, o llevamos tanta seguridad en caso de levantar sospecha, cada
tanto miro atrás para ver que nadie más nos siga.
-
Los amo – digo al
tener a Lucero y Ana en mis brazos y Gabriel en brazos de Luna.
-
Y nosotros a ti –
contesta Luna.
Un beso
en a cada uno de mis hijos y a mi mujer que se abraza a mi fuertemente. Veo como suben en el avión, una de mis
princesas en brazo de mi madre y la otra princesa y príncipe en brazos de Luna. Me quedo un rato más mirando cómo se van, los
voy a extrañar pero quiero que estén bien.
Al llegar al departamento, me voy directo a la
cama y cierro mis ojos no quiero pensar ni sentir porque ya estoy
extrañándolos, escuchar sus risas, ver sus caritas y tenerlo en mis brazos. Tomo una pastilla para el dolor y poco a poco
el sueño me va venciendo, siento como Coco salta en la cama, no es de subirse
en la cama pero ahora que estoy sola mejor que duerma conmigo. Esta de un lado
de la cama y no cerca de mí, no me gusta dormir con los animales así pero por
esta noche hare excepción. Siento el
sonido del móvil y no puedo abrir los ojos, las pastillas que me dio el doc.
para el dolor de las heridas me hacen dormir muy profundo. Miro el reloj de la mesa, joder llevo diez
horas durmiendo. Veo a mi lado de la cama y no está Coco supongo que anda con
alguna de las chicas, agarro el móvil y sin mirar quien es atiendo. Lo primero
que escucho me corta la respiración.
- El avión cayó.
Nota: Sara: que bueno
que te gusto el capítulo. Ángela: Con
lo de Damián me reí un poco pero bueno quise contar uno de esos momentos donde
todavía era bueno, donde era inocente por así decirlo, en algún momento no fue
lo que es ahora. Lucifer ya va a parecer al igual que Dios. Kamila: Gracias por comentar, sé que a
veces la espera es mucha y trato de compensarse con capítulos largos, y puede
ser que tengas razón de que mis estados anímicos muchas veces se noten en la
historia pero como le dije una vez no soy escritora, es algo que estoy
aprendiendo y que me gusta y que bueno supongo que tener mis sentimientos a
rayas es algo que tengo que aprender. Las críticas negativas o positivas
siempre son buenas. Luisa. V: espero
que por mi culpa no termines pelada, trato de no tardar tantos con los
capítulos pero a bueno como no puedo
trato de compensarlo haciéndolo largos. Damián si es muy lento el pobre y Agos
veremos en el otro cap. que paso con sus alas. Gracias por seguir la historia. Andrea: A mi también me encanta la
postura de Luna, desde un momento siempre quise hacer su personaje de esta
manera comprensiva y que a pesar del dolor de lo que ella pueda sentir no sea
egoísta. Pues veremos con lo que viene
que pasa con Luz y Ari. Anonim@s: ¿en
tres días? Entiendo, me ha pasado antes de escribir quedarme sin dormir leyendo
historias. Me alegro de que te guste la historia. Como dije a Luisa en el
próximo veremos que paso con sus alas.
La canción es de la Bersuit Vergarabat
cuatro vientos.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Ve C - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Sin palabras :o
ResponderEliminarUn abrazo y ansiosa por el próximo.
Luisa V.
excelente capitulo, la dosis justa de todos los elementos, te felicito y enormemente agradecida, me atrevería a jurar que ya estas mejor anímicamente tus palabras a si me lo trasmiten mil gracias Kamila Bejarano
ResponderEliminarAy que no les pase nada a los peques y a Luna buenisimo el capítulo cada vez mejor
ResponderEliminarLo único q pido es q luna sea la unik q se quede con luz xq ari no la merece
ResponderEliminarNo olvides que Luna ya lastimo también a Luz al desconfiar de ella, así que están en igualdad de condiciones y Ari tiene más razones para desconfiar pues el trauma fue mucho peor.
EliminarDios Ve C tu quieres que nos de un infarto o que nos quedemos sin uñas con esos finales de capitulos tuyos... jajaja.... muy bueno el cap... y menos mal que no le quitaron las alas a Luz...
ResponderEliminarAl fin ari ya se dio cuenta de la verdad y espero q ahora si puedan hablar las dos...
Por favor q no les pase nada a los peques y a luna... pienso q ella podria ser feliz... pero no con luz sino q encuentre a alguien que se enamore de ella...
Bueno a tener paciencia y esperar el proximo capitulo.