Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

La hija del Diablo - Ve C - 76

Capítulo 76

Vamos en el auto con mi padre no se ha donde, porque él está igual como yo sin idea de donde puede estar ella. Varios guardaespaldas que trabajan para ella, la mayoría quedaron todos rodeando la casa e incluso los que no debería estar trabajando vinieron con una llamada de Uriel para que cuiden a Luna y los peques. 
-      ¿Sabes dónde puede estar? – pregunto a mi padre que va muy serio y no deja de golpear el volante.
-      Sinceramente debería pero no lo sé, ni siquiera sé quién puede tenerla – otro golpe al volante – es mi culpa yo debería estar cuidándola, se supone que para eso me mandaron aquí y no estoy cumpliendo con lo mío.

-      Tiene otros guardaespaldas que son de tu confianza – respondo mirando el camino – no sabías que pasarías algo así e incluso estando contigo podría haber pasado.
-      Tienes razón – respondo – pero no puedo dejar de sentirme culpable.
-      Te entiendo pero es mejor que despegues tu cabeza para saber por dónde vamos a buscarla.
Solo asiente con su cabeza y sigue conduciendo no sé a dónde vamos creo ni él tiene idea pero bueno seguramente la tendrán en algún lugar despoblado o quien sabe para que no la escuchen, lo que me sorprende es que siendo un ángel no se haya escapado todavía, eso es porque la tienen muy bien asegurada, solo espero que no le hayan hecho nada y que la encontremos para que vuelva a casa. Aun puedo ver la cara de preocupación de Luna cuando llegaron los seguridad que andaban con ella y con el grito que pego llamando mi padre me despertó, bueno ni que estuviera durmiendo realmente solo estaba dormitando.
Y ha sido muy revelador dormitar como lo hice, ahora estoy arrepentida de algunas cosas de estas semanas han pasado. Soy tan idiota.
No puedo dejar de pensar en lo que me dijo Luna ella tiene razón pero después del trato que nos hemos dados con Luz más de mi parte claro está.  Ella lo intentado de toda manera para hablar conmigo  y yo tratándola mal y a Luna no le importa que ella hable conmigo y yo creyendo que me podría llegar a meterme en una familia y no es asi al menos por lo que me ha dicho ella. Espero que vuelva y así esta vez poder hablar como se debe si es que aun quiere hablar conmigo, porque me sorprende que en todo este tiempo no se haya cansado de mis rechazos y demás pero puede que ahora sí.
Cierro los ojos, necesito dejar de pensar en todo y tratar de descansar mi cuerpo en caso de que tengamos salir rápido a buscar a Luz. A mi mente comienzan a llegar imágenes borrosas que con esfuerzo por ver los rostros y todo lo que pasa la imagen se vuelve más nítida.
Voy subiendo las escaleras para llegar a la biblioteca donde quede en encontrarme con Luz para seguir leyendo el libro, aunque la verdad solo me interesa verlo y estar con él. Llego al piso donde está la biblioteca y comienzo a caminar hacia allí cuando siento unos brazos que me arrastran hasta una habitación que hay allí que escuche que antes era una oficina de algo.
Al entrar puedo ver la figura de tres personas más que están allí y al girarme veo en la puerta a Luz, de todas formas lo reconocí por su perfume.
-      ¿Qué hacemos aquí? – pregunto
Solo con una sonrisa se acerca  dónde estoy, por cierto no es la sonrisa que suele regalarme él y también ¿está más alto? Bueno quizás sea la zapatilla o no lo sé, pero hay algo diferente. Me toma de la cintura y me da un beso pero es diferente, no es como los que nos venimos dando. Me agarra fuerte de los brazos y le hace seña a las otras tres personas que no sé quiénes son que se acerca a mí y le ayudan a tumbarme en el suelo, empiezo a patalear intentado que me suelte, me suelten.
-      Déjame Luz – digo moviendo mis brazos que uno de estos tipos me agarra para que no los mueva.
-      No – responde – luego de hacerte lo quiero y que ellos también lo hagan podrás irte – veo una sonrisa en su rostro.
-      ¡que me sueltes! – muevo mi pierna y le doy un golpe.
Eso lo hace enfurecer y me lo devuelve rompiéndome la boca. Las lágrimas comienzan a caer silenciosa por mi rostro ¿Por qué hace esto? Él que hablaba mal de los demás, es una basura, pero voy a luchar porque no me haga nada.
-      Vamos a divertirnos mucho – dice y otro veo que sostiene mis piernas para que no vuelva a moverme o golpearlo.
-      No quiero estar aquí contigo – digo y mi voz se escucha entre cortada – déjame ir, déjenme ir.
-      De eso nada – dice besando mi cuello con fuerza que se me van a quedar marcas y sus manos suben por mis piernas – por ahora- sus labios parecer formar una sonrisa al besar mi cuello una vez más.
-      No voy acusarte con nadie si dejas que me vaya – digo al seguir forcejeando y llorando.
-      ¿segura que acusaras a la persona correcta? – suelta una carcajada junto a sus amigos.
-      ¡suéltame! – grito con todas mis fuerzas al sentir mi camisa abierta y como este acaricia mi piel descubierta al igual que mis pechos - ¡no! ¡que me sueltes!
-      ¿no escucharon lo que les dijo? – escucho la voz potente llena de rabia desde la puerta.
No sé qué hacer al sentir como Luz se levanta de arriba de mi cuerpo y solo se queda mirando a la persona de la puerta y luego suelta una risa.
-      Somos cuatro ¿Qué harás hermanita? – vuelve a reírse.
¿Una mujer? ¿Qué hará para defenderme? ¿Hermana de Luz? No sabía que también tenía una hermana aparte del que me escribió una carta.  Ademas ella puede pasar a ser diversión de los amigos de Luz mientras este abusa de mí, nuevas lágrimas caen por mi rostro, sé que no dejara que nada interrumpa lo que él quiere incluso si es su hermana.
-      No les tengo miedo – respondo entrando un poco más al lugar – será mejor que la dejes ir.
-      Eso no – contesta – ella será mía.
Dicho esto uno de los chicos me suelta y se abalanza sobre la chica, desde mi posición puedo ver como ella al ser un poco más baja que él tiene buena agilidad de movimientos y se han acertado algunos golpes aunque me sorprenden que él chico se lleve más. Sigo mirando como pelea y vuelvo a sentir unos besos babosos esta vez en mi pecho y sé que es de nuevo él que intenta aprovecharse mientras su hermana pelea con su amigo.
-      ¡No! – sale de mi boca.
No quiero que él me toque, no quiero que mi primera vez sea de esta forma, me siento sucia de solo sentir sus besos babosos y sus manos de esta manera en mi cuerpo. Muevo mi cabeza a un lado porque de alguna forma no quiero sentir lo que este me hace, al mirar veo como la chica se hace un lado en unos de los avances del chico y de esta forma con su mano derecha toma de la nuca al chico y lo empuja contra la pared y este termina desplomándose en el suelo del golpe.  Al ver esto Luz manda a otro de los chicos y de la misma forma aunque con un golpe de puños lo deja en el suelo no inconsciente pero si bastante atontado para no seguir peleando.  El tercero es ¿Lukas? Creí que no se llevaban y que eran enemigos. Luz le hace una seña pero este niega con la cabeza.
-      No seas cobarde – responde – esta fue tu idea. Haz algo.
-      No quiero que desfigure mi hermoso, estas en esto solo.
Y antes de que se dé cuenta ya está corriendo a la salida y cuando va pasando por lado de la chica le da una patada esta.
-      Estamos solos ¿Qué vas hacer?
-      Pelear – responde y se pone en pose.
-      ¿en serio? – esta vez es la chica quien ríe – entonces hagámoslo.
Ella solo lo esquiva y yo me quedo contra la pared echa un ovillo no sé cómo reaccionar ante esto, bueno las personas que han pasado de este trauma quedan así y yo no soy la excepción. Veo como Luz es golpeado pero no con tanta fuerza, son hermanos es normal que ella no quiera herirlo. Estoy abrazada a mi rodillas y las lágrimas sieguen cayendo, no tengo fuerzas para moverme de aquí y quiero huir por si ella no puede salvarme pero mi cuerpo no responde.
Veo como de un golpe en su cara Luz retrocede y con otro golpe en su estómago que lo deja sin aire, lo empuja al otro rincón y corre hacia mí.
-      Tienes que salir de aquí –me dice mientras ayuda a levantarme y acercándome a la puerta – vete – no puedo moverme – me empuja pero no fuerte – vete – vuelve a repetir.
Quedo mirando esos ojos azules que apenas puedo ver por la poca luz que entra, ya que ella sigue en la parte oscura y comienzo a caminar para alejarme de allí, me vuelvo a girar y veo como una mano con algo entre sus dedos desde atrás se clava en su pecho, mis pasos lentos ahora se hacen rápido y bajo las escaleras corriendo y al llegar abajo me encuentro con Luna.

-      ¡Uriel! – escucho el grito de Luna llamando a mi padre que hace que despierte.
Me cambio de ropa para ponerme una cómoda porque seguramente el grito es porque tenemos que ir en búsqueda de Luz. Y ahora estoy acá con mi padre que está conduciendo y yo pensando en lo imbécil que he sido con Luz. Porque es más que obvio que esos ojos azules que logre distinguir cuando salí de esta habitación eran los de ellas y el estúpido o no sé cómo llamarlo sincera fue Damián. Ese Damián arruinando siempre las cosas entre Luz y yo, primero intentando abusar de mí y yo todos estos años creyendo que fue ella, luego lo del beso cuando ella salió de la cárcel y ahora con lo de hoy no creo que quiera escucharme ni hablarme. Soy tan idiota, como me dijo Luna alguna vez, tendría que darle el beneficio a la duda, pero es que no podía recordar lo de esa noche hasta hoy. No sé porque habrá sido pero esos recuerdos los tenia reprimidos en mi inconsciente y es normal cuando pasas por algo así no quieres recordar nada y es lo que a mí me ha pasado y ha sido lo peor porque he estado culpado a alguien inocente de algo no hizo. Soy lo peor.
                                             ****
Sé que al sentir como me saco una pluma de mis alas Makaelis perdí la consciencia porque el dolor me llego hasta el alma. Abro la boca para respirar ya que por la nariz no puedo hacerlo, mi cuerpo, bueno si me imagino como estoy no creo que se pueda llamar cuerpo esto, no da más, sobre todo mis brazos, ya no sé ni lo que siento, va a decir verdad no los siento pero por otro lado me duelen las heridas y mis piernas también están cansadas, doloridas, sinceramente no creo poder seguir aguantando un poco más. Tengo sed, mi boca esta seca ademas de tener los labios lastimados y también secos, en fin que es lo que no tengo en mi cuerpo, pero es lo que menos me importa, lo que yo quiero es irme de aquí con mi familia, saber que mi mujer y nuestros glotoncitos están bien.

Desde el día que mi madre llego a casa y he decidido darle una oportunidad se ha portado bien pero de todas formas tengo mi desconfianza, nunca hay que ser confiado y más que ella me dijo que fue a Damián a quien escucho decir que estoy aquí, no sé si ella ha hablado con él o con mi padre, pero supongo que no porque si no ya estarían aquí los dos, pero de todas formas.
los días siguen pasando y con Ari está todo igual, Luna ha entrado a los seis meses, ya estamos en los seis meses y una semanas y hemos preparado el bolso con las cosas que necesitaremos para los peques, además de que he decidido no ir a la empresa, solo un rato, ellos preparan todo páralo que tengo que firmar y demás cosas, porque saben que necesito  estar en casa en caso de que Luna entre en trabajo de parto quiero estar con ella cando todo comience, no quiero perderme nada, y ellos lo entienden y se lo agradezco aunque no tengo porque ellos trabajan para mí.
Estoy en casa con Luna en el salón ella acostada en el sofá y yo también, aunque invertidas mi cabeza estar al lado de su vientre que los acaricio y ella solo cierra los ojos y mis glotoncitos se mueven.
Buscando en YouTube encontré una canción que me gusto porque habla de los padres y decidí descargarla para escucharlo con ellos y ahora al tener el auricular quiero escucharla con mis hijos, en unos de los libros de maternidad leí que la música es un estímulo para los bebés, la que más sabe de eso es Luna pero bueno quiero escuchar música con mis peques. Saco uno de mis auriculares y coloco en la panza de Luna y le mando play.
Por vos tengo estos ojos,
Esta forma de mirar,
Esta poca paciencia,
Y tu voz para cantar.
Un ángel que me cuida,
Un hijo que criar,
La luz que me ilumina
Y también mi oscuridad.

Un padre que es un roble,
Una caña de pescar,
Una zamba triste,
Que no logro terminar.
El piano de la abuela,
Y dos hermanos más,
Que son los que me guían,
Cuando empiezo a derrapar.

Te quiero,
Y lo voy a gritar a los cuatros vientos,
Ya no voy a ocultar mis sentimientos,
Hoy no voy pienso esperar que pase
Ni un minuto más para que sepas lo que siento.
Te quiero,
Y lo voy a gritar a los cuatros vientos,
Ya no voy a ocultar mis sentimientos,
Hoy no pienso esperar que pase
Ni un minuto más para que sepas lo que siento.

El primer recuerdo
Que yo tengo, vos estas.
El parque, la vereda,
Un helado, el delantal.
El amor de mi vida,
La suerte en el azar,
Hoy gira la ruleta
Y yo sigo en el mismo lugar.

La sangre siempre tira,
Y yo la voy a respetar,
Se agranda la familia
Un poco más.

Te quiero,
Y lo voy a gritar a los cuatros vientos,
Ya no voy a ocular mis sentimientos,
Hoy no pienso esperar que pase
Ni un minuto más para que sepas lo que siento.
Te quiero,
Y lo voy a gritar a los cuatros vientos
Ya no voy a ocultar mis sentimientos,
Hoy no pienso esperar que pase
Ni un minuto más para que sepas lo que siento.
Saco el auricular al terminar la canción y miro a Luna que esta relaja aunque ella no la haya escuchado, esta con una sonrisa en su rostro.
-      Se relajaron – dice mirándome – no sé qué le has puesto pero están muy tranquilos.
-      Solo fue una canción ¿estaban muy inquietos?
-      Uff parecía que se estaba formando la tercera guerra mundial ahí – dice señalando su vientre, sentí que se movían mucho pero no pensé que fuera para tanto pero es a ella a quien le duele cuando ellos patean y demás – ahora están tranquilitos y espero sigan así. Últimamente se mueven mucho.
-      Quizás su casa les queda chica – digo sonriendo ante el gesto de Luna – seguro si lo estarán sino ya sabes le ponemos música.
-      Eso si – responde pensativa - ¿crees que al crecer se lleven mal?
-      No cariño, tendrán su peleas como todos hermanos – digo moviendo en el sillón y acercándome a ella para acariciar su rostro – las dos haremos todo para que sean los mejores hermanos.
-      Si eso lo sé, pero tengo miedo – contesta al abrazarse a mí y acostar su cabeza en mi pecho – puede sonar feo esto pero no quiero que mis hijos terminen como Damián y tú.
-      Entiendo, pero no va a pasar, vuelvo a repetirte haremos que nuestros glotoncitos sean muy unidos.
Seguimos hablando de esos temas de cómo será cuando nazcan, los nombres ella ya los tiene para dos y bueno yo prefiero ver la carita de mi peque para decidir.  Al llegar a la noche cenamos algo ligero, ella más que nada porque dice que tiene la pana dura y eso que han estado tranquilo nuestros peques y ella al no sentirlos tanto tiempo y esto se está poniendo nerviosa así que es mejor algo liviano con un té para sus nervios y a la camita, es temprano pero por ella y nuestros peques preferimos estar en la cama cómodas viendo alguna peli.
Hace media hora que apague el televisor y está todo oscuro en nuestro cuarto y por alguna razón me siento inquieta quiero dormirme porque en verdad tengo sueño, se me caen las lágrimas de los ojos pero no puedo. Sigo dando vueltas en la cama aunque intento que no  moverme tanto, no quiero despertar a Luna, sería raro porque sigue con el sueño profundo pero como hoy con del vientre que se le puso duro y está preocupada dudo que pueda dormir profundo. Cierro los ojos para ver si de esta forma puedo dormirme de una vez por todas.
-      ¡Auch! – escucho la voz de mi mujer.
Abro los ojos y la veo sentada en la camada, rápidamente prendo la Luz y la veo con los ojos un poco lloroso y agarrándose del vientre.
-      ¿cariño? –pregunto mirándola
-      Creo que es hora… - me dice sin mirarme y veo como respira pausadamente como nos enseñaron en esas clases de parto.
Me levanto rápidamente de la cama y saco un chándal y una camisetas y me cambio, de ella busco un vestido eso de maternidad es más fácil de que se lo ponga. La ayudo a ponerse y levantarse de la cama, saco el bolso con las cosas de los peques que ya está todo. Ella trata de no quejarse pero en su casa veo el dolor.
-      Espérame aquí – digo al abrir la puerta de nuestra habitación y bajo las escaleras corriendo.
Cuando llego al patio veo al jefe de seguridad Noel observando todo alrededor. Dejo el bolso en el auto y corro hacia el sin que diga nada le agarró del brazo y hago que me siga, por supuesto estoy como esas criaturas en este momento y él me sigue y me mira sin entender nada, cuando llegamos a la habitación la ve saliendo a Luna agarrándose el vientre y la cara de dolor parece entenderlo.
-      Está en trabajo de parto – digo – y tiene que bajar las escaleras podría hacerlo yo pero tengo miedo – hablo sin parar – necesito que lo hagas tú.
-      Claro señorita digo señora – responde rápidamente con una sonrisa amable.
La toma en brazos y comienza a bajar las escaleras con cuidado, por supuesto que él no está nervioso ni nada, si lo hubiera hecho yo estaríamos rodando por las escaleras en este momento. La ayuda acomodarse en el auto y por supuesto los demás seguridad al vernos se suben en otro auto y no se acerca para conducir.
-      Avisa a mi Nana y dile que a las chicas también – respondo al subir a lado de Luna – vamos.
Es el mismo chofer de la otra vez asi que creo que ya sabe que hacer o sino es asi le diré, porque la verdad con esto de los nervios no recuerdo eso de las contracciones ni nada pero es mejor llegar cuanto antes con Alberto. Mierda me olvide el móvil en casa, cierto que puse uno en el bolso porque sabía que eso pasaría. Busco entre las cosas mientras una de mi manos se va a quedar sin dedos de cómo me lo aprieta, aunque es entendible pero pobre mi manito. Saco el móvil llamando Alberto para avisar que vamos y que esté preparado. Nosotras sabemos que era posible que se adelantara el parto por esto de ser angeles al menos por llevar nuestras sangre. Al entenderme dice que no me preocupe que vive cerca y que estará cuando nosotras lleguemos, eso me deja algo tranquila.
-      Ve más rápido pero con cuidado – le digo al chofer – respira cariño, ya vamos a llegar.
-      ¡duele! – responde apretando aún más mi manos – y son tres ¡Dios!
Sinceramente no sé qué decirle, porque no sé el dolor que está sintiendo pero me imagino cuando los tenga en sus brazos y estén en los míos seremos las madres más felices.
-      Lo sé cariño, pero no tardaremos en llegar y te darán algo para el dolor y ademas ellos quieren estar en tus brazos.
-      Espero que si me den algo para el dolor o me lo saco como sea, incluso con un bisturí.
Solo trago saliva al recordad el sueño que tuvo cuando me abrieron el vientre y cierro los ojos tratando de olvidarme de esa imaginen y pensar que en este parto todo saldrá bien, que nuestros glotoncitos nacerán bien. Beso su frente sudada para transmitirle que todo saldrá bien mientras le pido que respire como nos enseñaron en las clases, no hemos tenidos muchas.
Al llegar vemos como Alberto con una enfermera nos están esperando en la puerta de la clínica con una silla de rueda para Luna. Al bajar
Alberto se acerca rápidamente ayudarla a llegar a la silla. Rápidamente la enfermera camina hacia el lugar donde tienen todo preparado y van a ver su dilatación, Alberto se queda un poco más atrás conmigo.
-      Vete a preparar. Creo que unos minutos más y estará  lista y estate tranquila, entiendo que estés nerviosa, pero trata de tranquilizarte para ella. ve con ella – dice señalando a otra enfermera – yo voy a ver como vienen tus hijos para saber si parto natural o cesárea.
Asiento solamente ahora estoy más nerviosa que antes, seguro que ella ya debe estar en un lugar preparado pero de todas formas conociendo a Alberto debe tener un quirófano por si las cosas se complican, solo ruego que todo salga bien con los cuatros. La enfermera me muestra lo que tengo que ponerme, sé que es pronto que puede que todavía le falte dilatar o que vayamos a quirófano pero yo prefiero estar preparada así no me separo ningún momento de ella. Me ato el cabello en una cola alta y pongo el gorrito, no me gusta nada de esta ropa pero todo sea por ellas y él. Luego de ver que tuviera bien me lleva a una sala privada donde la veo acostada a Luna con la frente sudada y apretó las manos del dolor.
-      Sera Natural – dice Alberto ni bien entro – en unos minutos empezaremos.
-      ¿seguro que tiene que ser Natural? – pregunto corriendo los cabellos húmedos de mi mujer y besando mi frente y le doy una de mis manos para que vuelva a triturarla.
No soy masoquista, pero no me imagino el dolor que ella puede estar sintiendo ni que va a sentir cuando empiece a pujar para que nazcan nuestros glotoncitos, y que triture mi mano de alguna manera comparto el dolor que siente y sentirá.
-      Respira cariño – digo secando su frente.
-      Eso lo dices tú porque no sabes cómo duele, creo que por eso decidiste que yo los tenga.
-      Mi mano sin circulación dice lo que está sintiendo – contesto sonriendo.
-      ¡ah! ¡mierda! No sabes cómo duele – su rostro y mi mano lo dicen todo.
-      No empecemos con las malas palabras ahora que saldrán los glotoncitos, es lo primero que van a escuchar de su mamá.
-      Si lo que digas – responde – mejor ve decirle a Alberto que venga a sacármelo porque esto duele mucho.
-      Ya estoy aquí – responde este entrando justo – es hora Luna.
Veo cómo se coloca en el medio de las piernas abiertas de mi mujer y dos enfermeras a lado de él y otra que controla los monitores donde puede verse el pulso de Luna y de nuestros peques. Creo que hay otros doctores también en caso de que se compliquen las cosas, ruego que no pase nada.
-      Cuando te diga puja – dice Alberto mirando a Luna.
-      Bien – es todo lo que apenas se escucha de la boca de mi esposa.
Beso su frente y dejo mis labios allí unos momentos tratando de transmitirle la tranquilidad que no tengo.
-      Puja – escucho que dice Al.
Ella lo hace y escucho su grito de dolor. El vuelve a decir que lo haga otra vez un par de  veces mientras yo le doy ánimos a ella para que siga haciéndolo así de bien como hasta ahora.
-      Veo la cabeza – dice sonriéndole – cuando te vuelva a decir lo haces sí.
Ella me mira y también sonríe porque sabe que podremos ver a uno, creo que ella sabiendo que el esfuerzo vale la pena.
-      Ahora.
Es todo lo que escuchamos cuando pasado unos segundos escuchamos el llanto de un bebé. En mi cara se dibuja una sonrisa y por supuesto las lágrimas de parte de ambas no se hacen esperar. Beso los labios de mi mujer, no puedo estar más feliz.
-      Ven acá Luz, corta el cordón al menos – no pierdo un segundo y hago lo que me ha pedido.
Observo que es una niña, la enfermera la envuelve y limpia la cabecita y le pone en el pecho a Luna.
-      Es una niña – le digo mirando a mi mujer que no pierde detalle de nuestra hija.
-      Anabella – dice depositando un beso en su manita – es hermosa.
-      Como tú – respondo.
-      No quiero interrumpir – dice la enfermera– pero hay que revisar que en la niña este todo bien.
-      Es Anabella – responde Luna bastante seria y se la entrega sin querer hacerlo.
-      Te quedan dos más – respondo corriendo los cabellos de su frente.
-      Ni que lo digas – contesta sin perder detalle de la enfermera con Ana.
-      ¿estas lista? – pregunta Alberto nuevamente.
Luna solo asiente y otra vez a repetir todo lo mismo, pujar y pujar hasta que nuevamente se escucha al doc. Decir que se ve la cabeza. Un nuevo llanto inunda la habitación y no puedo contener las lágrimas, esta noche voy a derramar muchas. El procedimiento que el anterior, cortar el condón, la diferencia es que esta vez me la entrega a mí, otra niña más, camino con ella hasta mostrársela a Luna que sonríe entre lágrimas y sudor. Su manita se aferra a mi mano con fuerza y no quiero que me suelte y no quiero soltarla. Dejo un beso en su cabecita pelada y ella abre sus ojitos.
-      Lucero – digo al ver cómo estos brillan, sino me equivoco son los mismo que los de Luna.
-      Lucera será – dice Luna que también la besa y se la entregó a la enfermera.
-      ¿vamos por el príncipe? – pregunto y ella solo mueve la cabeza afirmativamente.
Albertos no sonríe mientras yo veo como las enfermeras del otro lado de la habitación limpian a mis nenas, solo nos divide un vidrio, no quería perderme detalles de ellas y eso se lo pedí Alberto hace unos meses y dijo que prepara de esta forma para que podamos estar seguras, eso es lo bueno de tener dinero, pero sobre todo me preocupan nuestros hijos por ser precisamente mis hijos y los huestes de Lucifer me buscan y con tal de herirme es posible que quieran meterse con ellos.  Por última vez repetimos todo nuevamente, ella empuja y yo diciéndole palabras que le dan ánimos cuando cree no tener fuerza para más, en este ocasión no escuchamos el “se ve la cabeza” que nos dijo con las niñas Alberto, solo el llanto de nuestro príncipe inunda la habitación. Luna y yo nos miramos y nuestras bocas se encuentran en un tierno beso.
-      Gracias – digo apoyando mi cabeza unos segundos en la suya.
-      Gracias a ti – responde ella – por dejarme ser la madre de estos tres angelitos.
El momento se corta porque si Alberto otra vez me llama según el para que haga algo y ese algo es el cordón. La enfermera otra vez lleva a los brazos de Luna a nuestro pequeñito que no deja de llorar, al parecer no le ha gustado nada salir de dentro de su madre y lo entiendo, allí debe ser más seguro que aquí fuera, pero también es seguro estar en sus brazos porque ni bien siente su calor se aferra a ella con sus manitos y se calma. No puedo más que sonreír con esta escena, están tiernos, siento que el corazón me va a explotar de tanta felicidad, las lágrimas siguen cayendo de mi rostro y no me importa que me vean de esta manera.
-      Gabriel – me mira Luna al decir este nombre.
-      ¿por mi madre? Pregunto.
-      Por ella y por el ángel Gabriel – responde y se lo entrega a la enfermera.
-      Iré a ver cómo están sus peques – dice Alberto – en unos momentos te llevaran a una habitación.
Ambas solo afirmamos con nuestra cabeza y vemos como él se dirige a la habitación de al lado. Luego de uno minutos de estar con Luna, ella me manda a ver por nuestros glotoncitos, puedo ver en sus ojos que tiene el mismo miedo que yo por el tema de Lucifer.
Al comprobar que está todo bien me llevan a otra habitación donde se encuentra Luna y las enfermeras no tardan mucho en llegar a la habitación con Ana cambiada y los otros dos todavía con la ropa del hospital. Estoy a lado de Luna viendo a nuestra hija y como las enfermeras con mucho cuidado cambian a los otros dos, me gustaría hacerlo a mí pero me tiembla todo en estos momentos, es mejor que hasta que se me pase los nervios y emoción. La habitación está dividida en dos nuevamente y hay un ventanal de vidrio, me giro hacia allí y veo las caras de todos allí intentando mirar, incluso la de Ari y Uriel.

Ese ha sido el momento más feliz de mi vida hasta ahora y creo que siempre lo será el poder haber visto nacer a mis hijos y tenerlos en brazos, en ver sus manitas aferrarme a mi camiseta o al pecho de Luna y por supuesto no queriendo salir de allí.
-      Te voy ayudar a salir de aquí – escucho una voz en susurro.
Reconozco esa voz es de esos ojos rojos que aparecen cuando menos me lo espero.
-      ¿Cómo? – pregunto
-      Shh – dice.
Solo puedo escuchar unos ruidos de la cadena que me ata mis brazos caen pero aun siento las argollas, me saca lo cubre mis ojos pero lo tengo hinchado y apenas puedo ver.
-      No es mi cuerpo – dice – lo pedí prestado.
-      Que bien – digo y yo tengo fuerzas para nada.
Por alguna razón siempre aparece donde lo necesito aunque la verdad esta vez creo que llego un poco tarde. Puedo ver las montañas muy cerca lo que significa que tal vez en las montañas o por los alrededores tendrán su guarida.
No sé cuánto tiempo me lleva en brazos hasta que llegamos cerca de una estación de servicio, no sé en qué parte estamos ademas de que no veo bien.
-      Te dejare aquí – dice.
-      ¿aquí? – pregunto no estoy muy cerca de la estación tengo que moverme hasta llegar allí.
-      Sé que estarás segura – dice mirándome y sus ojos siguen igual de rojos – confía en mí. Tengo que irme antes de que sospechen.
Vuelvo a mirar lo que me resta para llegar y al girarme para decirle algo ya no está. No tengo fuerza para caminar ademas de que mis piernas también están heridas de latigazos, mi pantalón está roto y arriba solo tengo el corpiño.  Poco a poco voy dando algunos pasos, solo quiero llegar hasta allí antes de desplomarme porque siento que eso voy hacer. Solo pienso que si llego hasta allí, puedo llamar a casa y que vengan por mí y estar realmente con las personas que me importan.
Veo unos chicos parecen ser turistas por los bolsos que tiene, una vez que llego allí no doy más y termino cayendo de espalda en el suelo. Solo quiero llegar a casa. Apenas entiendo lo que dice sé que en algo en italiano y de ir a un hospital.
-      No, non mi portare da nessuna parte, non è sicuro (No me lleven a ningún sitio no es seguro)- no creo que me hayan escuchado.
Siento como alguien más llega corriendo o eso parece y con una mano me levanta de la cabeza y da de beber un poco de agua.
-      ¿Luz?
                                                 ****
Mi padre sigue conduciendo estamos de camino a las montañas, según él puede que estén allí, presiente que son huestes de Lucifer y que puede que Damián sepa algo d esto y este metido en todo o puede que no, hay que descartar todas las posibilidades.  Mi mente sigue dando a vuelta a todo lo que acaba de recordar con Luz en el internado y no puedo dejar de sentirme mal, muy mal.
Comienza a sonar el móvil de mi padre que me pide que atienda por él, miro quien es pero no reconozco el numero al menos no es de aquí de Italia.
-      ¿Uriel? que suerte que no has cambiado de número – escucho una voz femenina del otro lado.
-      ¿Quién habla? – pregunto.
-      ¿es el número de Uriel? – responde con otra pregunta.
-      Si es de él ¿Quién habla?
-      Serias tan amable de pasarme con él – me dicen del otro lado de la línea.
-      Quiere hablar contigo. digo mostrando el teléfono a mi padre – y no me ha querido decir quién es.
Mi padre agarra el teléfono y me pide con la mirada que me  fije en la ruta en caso de que él se descuide un poco con el móvil.
-      ¿sí? – responde – tanto tiempo, me gustaría hablar contigo pero ahora no puedo ando en una urgencia con respecto a Luz.
Solo veo como su cara comienza a cambiar al parecer quien sea que este pasando es algo serio, pero encontrar a Luz es a un más serio.
-      ¿Dónde? – espera la respuesta del otro lado – no estoy muy lejos de allí, en unos minutos estoy – larga un suspiro – gracias.
Solo suelta un suspiro y me mira pasando un mano por el hombro y acercándome a él y deja un beso en mi frente.
-      Estamos llegando donde se encuentra Luz.
No lo puedo creer y ni quiero preguntar porque estoy segura que quien le llamo le aviso de donde está. No puedo asegurar de que este bien porque son muchas horas de estar desaparecida. . Lo único que quiero es verla y pedirle perdón por haber sido tan idiota y estar todo este tiempo pensando que ella fue quien el internado intento sobrepasarse conmigo.  Espero no se tarde para que esta vez sí podamos hablar, al menos que sea ella esta vez quien quiera escucharme.
Vemos como comienza a bajar la velocidad, lo mismo pasa con lo que vienen detrás de nosotras, no muy lejos empiezo a ver luces de lo que parece una estación de servicio. Nos vamos acercando, parece que mi padre piensa frenar aquí, es raro realmente. Al acercarnos observo un grupo de jóvenes tres chicos y una chica, en el suelo hay otra que sostiene el cuerpo de alguien con el suyo. Ese cabello rubio puedo reconocerlo en cualquier lado, ni bien frena mi padre, bajo rápido y me acerco a ellas. Me llevo la mano a la boca cuando veo el rostro de Luz, su ropa me dice todo.
-      Luz – digo al acercarme e intentar tocar con mi mano mientras mi rostro está lleno de lágrimas.
Ella se aleja de mí, se aferra al cuerpo de la chica con la cual está en brazos ¿Quién es?  Me duele su rechazo pero con lo que ha pasado entre nosotras es normal que haga esto.
-      Luz – dice mi padre y se queda parado sin creer lo que ve – mierda hay que irnos de acá. ¿en que anda? – pregunta a la chica que esta con Luz.
-      Andamos caminando Uriel – responde ella – y no me gustaría separarme de ella – mira a Luz.
-      Entiendo, por lo que veo ella quiere ir contigo -  dice mi padre – iremos a su casa. Tus amigos pueden subir en ese auto – señala en el que andan los demás seguridad – y tú con nosotros.
Mi padre toma en brazo a Luz que está más inconsciente que despierta.  La chica que no sé cómo se llama abre la puerta trasera del auto y sube mientras uno de los guardaespaldas sostiene la puerta, mi padre sube a Luzbel y la chica la acuesta en sus piernas ¿será una ex?  No creo que a Luna le guste esto, lo bueno es que ha encontrado a Luz, en este momento es lo único que importa aunque no puedo evitar sentir rabia al ver a Luz en sus brazos, quisiera que este en los míos así, que se aferrara a mí.
Una vez que los otros chicos suben en el auto, arrancamos y mi padre va superando el límite de velocidad y yo no puedo apartar mi vista al cuerpo super herido y de esa chica.
-      ¿Qué haces aquí? – pregunta mi padre a la chica.
-      Vinimos de vacaciones – responde ella sin dejar de acariciar los cabellos de Luz – y bueno por alguna razón nos quedamos en esa estación y a ves – mira a Luz – al menos no cambiaste de número y no borre el tuyo – le dice a mi padre.
-      Gracias por llamarme, no sabes lo preocupado que estábamos por ella. en casa lo están más.
-      Lu… Luna y pe… - mi padre no le deja terminar.
-      Ella está bien y está preocupada por ti como todos y tus hijos bastante inquietos pero bien.
-      ¿hijos? – dice la chica y mira a Luz – y ¿Luna? ¿no estaban separadas Luz? Al menos eso es lo que recuerdo.
-      Si… estoy con Luna nos… reconciliamos – apenas se escucha la voz de Luz – tres peques.
-      Vaya lo que son las cosas ¿Cuánto meses han pasado cuando ibas a la casa de tus padres porque Luna creí que la engañaste? Casi un año, si mal no recuerdo. No perdiste el tiempo he – dice sonriéndole – tres, espero me lo prestes.
-      Por supuesto – es todo lo que dice Luz.
-      Yo te quiero presentar a alguien – dice mi padre – ella – me señala  - es mi hija Ariana.
-      Un gusto – sonríe y la verdad es guapa la chica – yo soy…
-      Llegamos – dice mi padre.
Puedo ver como Luna sale corriendo al auto y bajo rápidamente para detenerla, no quiero que la vea asi pero sé que la va a ver, pero es mejor llevarla a la habitación primero y llamar un médico, detrás de Luna sale Gabriela, que al ver como bajan a su hija, ahora si inconsciente, pega un grito y se lleva la mano a la boca, Manu y Rosa también salen y se abrazan. Uriel con Luz en brazos entran a la casa y si la llevan a su habitación y Luna por detrás la suelto para que vaya con ella, lo mismo que la chica que la encontró. Las sigo en silencio y me quedo en la puerta de su habitación, mi padre la acuesta boca abajo por el tema de las heridas de su espalda, cierro los ojos porque no quiero ver eso.
-      Sus heridas – escucho la voz de Luna apenas porque está llorando pero trata de mantenerse fuerte – Todos afuera – grita – Ven – llama a la chica nueva por así decirlo – necesito que me ayudes, ves su heridas, hay que lavarlas.
-      Por supuesto Luna te ayudo en lo que necesites, es que cayo despalda y es normal que las tenga de esta forma.
Miro por última vez dentro de la habitación y nuevamente mis ojos vuelven a inundarse, quisiera estar ayudándola, pero su mujer se ha decidido por esa chica y es entendible, al fin de cuenta Luz por mi culpa se fue por allí y le ha pasado esto.
Bajo las escaleras y la Nana me está esperando con una taza con té, creo que a todos no ha preparado eso, Gabriela está siendo abrazada por Manu y Rosa.
-      ¿los peques? – pregunto.
-      En su habitación deben estar durmiendo, lo bueno es que son chiquitos y no se enteran de nada.
-      Sí, pero han sufrido por su madre, ellos sabían que algo pasaba.
Solo escucho como hablan pero mi mente está en otra parte, en unas horas atrás.
Llego a casa de Luz y la veo con los peques, Luna y un perro que ha comprado para sus peques, es un siberiano de dos meses, se llama Coco según ellas, lo eligieron los peques, por lo cual ella decía nombres al azar y veían la cara de las niñas y Gabriel y bueno así lo eligieron.
Están acostados en el suelo sobre una Manta y Coco corre alrededor de los peques y se escucha la risa de los tres, y ellas por supuesto tienen una sonrisa boba en su cara y quien no las tendría, son tres peques muy inteligentes.  Para entrar a la casa tengo que pasar donde se encuentran.
-      ¿Cómo están? – pregunto y agacho a dejar un beso a sus hijos.
-      Estamos bien, ya ves – responde Luna – cada día más picaros.
-      La verdad que si – contesto mirando Gabriel como se quiere escapar de los lametones de su amiguito peludo.
Entro en la casa y no puedo evitar sentirme mal, me gusta la escenas con las criaturas porque son muy tiernos y hermosos pero no puedo pensar en lo que hubiera sido Luz y yo no nos hubiéramos separados. En el salón están Manu y Rosa viendo una peli, me siento con ellas en silencio, es lo bueno que saben respetar mis silencios y entienden lo que estoy pasando aunque obvio que también están a favor de que hable con Luz y que deje de culparla de algo que no hizo. Ellas no son muy insistentes con ese tema, dicen que en algún momento me daré cuenta y que esperan que no sea tarde cuando lo haga y que sea Luz la que no quiera escucharme y dejar de andar tras mío.
Luego de un rato y vero que termino la película, camino al Lago mientras espero a mi padre, hoy vamos a cenar aquí, por no sé qué razón, me lo dijo pero al tener la cabeza en otra es imposible que me acuerda. No sé cuánto tiempo llevo haciendo sapitos con la piedra, estoy pensando en todo y nada, me gusta la tranquilidad del lugar, siento unos pasos cerca mío, miro de reojo y sé que es Luz, ademas he reconocido su perfume ¿No se cansa?
-      ¿Alguna vez vas a escucharme? – pregunta y en su voz parece cansada de andar siempre quiero hablar conmigo.
-      ¿tú vas a entender que no quiero escucharte?
-      ¿Por qué no quieres? ¿no quieres saber la verdad?
-      Obvio que quiero saber la verdad - ¿Qué pregunta es esa?
-      Entonces nuevamente ¿Por qué no me escuchas?
-      Porque tengo miedo ¿Cómo sé que me dirás la verdad? Me ocultaste que eras Luz cuando estábamos en tu casa.
-      También tenía miedo, ademas no quería que Damián se enterara, solo quería protegerte.
-      ¿ocultándome cosas? Creo que solo lo estabas haciendo para tu beneficio.
-      Iba a decirte la verdad solo que si por el momento estaba omitiendo de ser Luz. ¿Qué beneficio podría sacar de eso?
-      El beneficio de que estuviera contigo, como no lo conseguiste en el internado.
-      En verdad crees que fui yo no ¿a ver dime con qué carajo iba a violarte? Pero entiendo, vuelvo a decir que no tengo pruebas para demostrar lo contrario, solo la palabra de mis amigas, la de tu padre y mi mujer, deberías buscar en tu mente y veras el error que estas cometiendo.
La miro y no sé qué decir porque sé que tiene razón, debo buscar en mi mente eso que quise olvidarlo y borrarlo con todas las fuerzas para no acordarme y es lo que pasa hoy, muchas cosas de lo que paso esa noche no me acuerdo.
-      No lo sé, te hubieras ingeniado – respondo comenzando a caminar para alejarme de ella – déjame en paz quieres, siempre es lo mismo no me das ninguna razón para que piense lo contrario.
Su mano me agarra fuerte del brazo y me mira con sus ojos azules muy oscuros.
-      Debería estar igual que tú, la vez que caí presa te pedí que confiaras en mí, pero nunca apareciste a visitarme, supongo que me hiciste culpable de eso como lo del internado o como lo estás haciendo ahora, es más confiaste en mi hermano.  Eso me duele, que prefieres creer cualquier cosa y no confiar en mí.
-      Solo quería saber si tu hermano tenía ago. que ver con que tú estuvieras encerrada, pero ya ves  y suéltame.
-      Andar besándote con él, vaya manera de averiguar – dice sin soltarme.
-      Te dije que me sueltes, no entiendes – respondo – o es que ¿acaso me harás lo mismo que intentaste en el internado o matar como a ese chico? Solo por no querer escucharte.
¡Mierda! ¿Por qué carajo dije eso? ¿Que me pasa que no puedo tener la boca cerrada? en sus ojos puedo ver el dolor de lo que ha provocado mis palabras, estas más oscuros que nunca sus ojos.
-      Bien – contesta soltándome despacio como si no quisiera y como si fuera la última vez que estaremos así.
Comienza a caminar hacia la casa con la cabeza gacha, no está muy lejos pero puedo sentir sus suspiros, esta vez me pasa. Si yo sé que ella no fue quien asesino ese chico. Idiota.
-      Agos…
Pero ni caso y está bien que no me lo haga, esta bocota mía ¿Por qué estoy comportándome de esta manera?
En ese momento fue cuando entro a la casa y al rato salió con los dos guardaespaldas y ahora está en su cama inconscientes, con heridas muy feas. Todo esto ha sido mi culpa.
                                         ****
Siento la voz de mi mujer y no sé cuántas horas llevo inconsciente, sé que estoy boca abajo por las heridas de la espalda, solo quiero olvidarme de eso por unos momentos, pero no puedo olvidarme lo que dijo Damián de mis hijos y creo que es hora de levantarme y que se lo lleven lejos de aquí por un tiempo.
-      Mmm – digo al abrir los ojos y tratar de girarme.
-      De eso nada – escucho la voz de Luna – tus heridas de la espalda tiene que curarse y si te acuestas boca arriba será difícil.
-      Está bien – respondo poniéndome de lado y viendo – a mi esposa y mis glotoncitos – Auch – digo al sonreír, me duele la herida de los labios - ¿Cuántas horas hace que estoy aquí?
-      Hace dos días – responde acariciando la cabecita de Ana que está muy cerca de su pecho.
-      ¿Qué?
-      Si las heridas fueron feas, el doctor dio algo para que duermas y no sufrieras mucho os dolores y luego volvías muy poco en sí y volvías a tu mundo de sueño.
-      Vaya y no las vi pero supongo que son feítas – respondo acercándome a mis peques y besando su frente - ¿Cómo están las princesas y príncipe de mama?
-      Bien pero muy inquietos te han extrañado  tuve que traerlo aquí contigo que sientan tu calor.
-      Solo pensaba en ellos y en ti – respondo acariciando la manito de Lucero que está a mi lado.
Seguimos hablando de todo un poco y tratar de dejar de lado mi mal aspecto y demás, sé que ella ha sufrido y más al ver a mis hijos así mal, no quiero que vuelva a pasar por algo de esto nuevamente.  La observo desde la ventana en el patio con mis princesas y príncipe en una manta jugando con Coco.
-      ¿Por qué quieres nuestra ayuda? – dice Manu entrando a la habitación.
-      Necesito que empaquen ropa de mis hijos  Luna – en eso entra Uriel detrás.
-      ¿Por qué? – pregunta.
-      Saben que fue Damián quien me hizo esto con unos tipos más – respondo mirándolos – y amenazo con mis hijos y necesito que ellos se vayan un tiempo de aquí.
-      Bien nosotros te ayudaremos aunque a tu mujer no creo que le guste la idea – dice Daniela entrando a la habitación.
Si Daniela fue quien me encontró en la estación de servicio y llamo a Uriel y me trajeron a casita.
-      Lo sé pero no sé qué puede hacer Damián y más al saber que me escape.
Entre todos empacamos las cosas de Luna y mis hijos para una temporada, mientras Uriel llamo para que preparen el avión que los llevara a china donde la esperara Yang con su familia.  Ademas de decirle a Uriel que seguramente Damián está vigilando la casa por la cual habría que tratar de distraerlos de alguna forma.
-      ¿Por qué haces esto? – pregunta Luna cuando subió a nuestro cuarto y ver las maletas preparada.
-      Porque no quiero que a ti y a nuestros peques les pase algo. Por favor solo serán unos meses y luego los traigo conmigo.
-      Está bien pero no me gusta la idea. Quiero estar aquí contigo mientras te recuperas.
-      Tranquila cariño – digo abrazándola – Dani queda acá al igual que Manu y ROSA Y A Nana y tú te llevas a mi madre y varios guardaespaldas. Me quedare en unos de los depa de la ciudad y no saldré de allí en un buen tiempo.
-      Espero te cuiden todas ellas o se la verán conmigo – contesta sonriéndome – espero te cuides.
-      Lo hare cariño. ahora vamos que cuanto antes estén a salvo mejor.
Un auto salió de la cochera de la mansión con Manu y Rosa disfrazada de nosotras, con varios autos más de seguridad siguiéndolas. Al pasar la media hora nos cae un texto de ellas diciendo que dos autos las están siguiendo. Es el momento de nuestra salida, o llevamos tanta seguridad en caso de levantar sospecha, cada tanto miro atrás para ver que nadie más nos siga.
-      Los amo – digo al tener a Lucero y Ana en mis brazos y Gabriel en brazos de Luna.
-      Y nosotros a ti – contesta Luna.
Un beso en a cada uno de mis hijos y a mi mujer que se abraza a mi fuertemente.  Veo como suben en el avión, una de mis princesas en brazo de mi madre y la otra princesa y príncipe en brazos de Luna.  Me quedo un rato más mirando cómo se van, los voy a extrañar pero quiero que estén bien.
Al  llegar al departamento, me voy directo a la cama y cierro mis ojos no quiero pensar ni sentir porque ya estoy extrañándolos, escuchar sus risas, ver sus caritas y tenerlo en mis brazos.  Tomo una pastilla para el dolor y poco a poco el sueño me va venciendo, siento como Coco salta en la cama, no es de subirse en la cama pero ahora que estoy sola mejor que duerma conmigo. Esta de un lado de la cama y no cerca de mí, no me gusta dormir con los animales así pero por esta noche hare excepción.  Siento el sonido del móvil y no puedo abrir los ojos, las pastillas que me dio el doc. para el dolor de las heridas me hacen dormir muy profundo.  Miro el reloj de la mesa, joder llevo diez horas durmiendo. Veo a mi lado de la cama y no está Coco supongo que anda con alguna de las chicas, agarro el móvil y sin mirar quien es atiendo. Lo primero que escucho me corta la respiración.
-       El avión cayó.

Nota: Sara: que bueno que te gusto el capítulo. Ángela: Con lo de Damián me reí un poco pero bueno quise contar uno de esos momentos donde todavía era bueno, donde era inocente por así decirlo, en algún momento no fue lo que es ahora. Lucifer ya va a parecer al igual que Dios. Kamila: Gracias por comentar, sé que a veces la espera es mucha y trato de compensarse con capítulos largos, y puede ser que tengas razón de que mis estados anímicos muchas veces se noten en la historia pero como le dije una vez no soy escritora, es algo que estoy aprendiendo y que me gusta y que bueno supongo que tener mis sentimientos a rayas es algo que tengo que aprender. Las críticas negativas o positivas siempre son buenas. Luisa. V: espero que por mi culpa no termines pelada, trato de no tardar tantos con los capítulos pero a  bueno como no puedo trato de compensarlo haciéndolo largos. Damián si es muy lento el pobre y Agos veremos en el otro cap. que paso con sus alas. Gracias por seguir la historia. Andrea: A mi también me encanta la postura de Luna, desde un momento siempre quise hacer su personaje de esta manera comprensiva y que a pesar del dolor de lo que ella pueda sentir no sea egoísta.  Pues veremos con lo que viene que pasa con Luz y Ari. Anonim@s: ¿en tres días? Entiendo, me ha pasado antes de escribir quedarme sin dormir leyendo historias. Me alegro de que te guste la historia. Como dije a Luisa en el próximo veremos que paso con sus alas.  La canción es de la Bersuit Vergarabat  cuatro vientos. 
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Ve C - Derechos Reservados
© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del autor.

6 comentarios:

  1. Sin palabras :o

    Un abrazo y ansiosa por el próximo.

    Luisa V.

    ResponderEliminar
  2. excelente capitulo, la dosis justa de todos los elementos, te felicito y enormemente agradecida, me atrevería a jurar que ya estas mejor anímicamente tus palabras a si me lo trasmiten mil gracias Kamila Bejarano

    ResponderEliminar
  3. Ay que no les pase nada a los peques y a Luna buenisimo el capítulo cada vez mejor

    ResponderEliminar
  4. Lo único q pido es q luna sea la unik q se quede con luz xq ari no la merece

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No olvides que Luna ya lastimo también a Luz al desconfiar de ella, así que están en igualdad de condiciones y Ari tiene más razones para desconfiar pues el trauma fue mucho peor.

      Eliminar
  5. Dios Ve C tu quieres que nos de un infarto o que nos quedemos sin uñas con esos finales de capitulos tuyos... jajaja.... muy bueno el cap... y menos mal que no le quitaron las alas a Luz...
    Al fin ari ya se dio cuenta de la verdad y espero q ahora si puedan hablar las dos...
    Por favor q no les pase nada a los peques y a luna... pienso q ella podria ser feliz... pero no con luz sino q encuentre a alguien que se enamore de ella...
    Bueno a tener paciencia y esperar el proximo capitulo.

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...