Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

55 cancri e - M,G,M - 1


Capítulo primero.

Una, dos, tres, cuatro, las gotas se estrellaban en el cristal de la ventana, el aroma de tierra mojada inundaba el enorme cuarto, olores de desodorantes y perfumes eran sustituidos por la simpleza de la tierra y su cautivador aroma.


En lo personal ese es de mis aromas preferidos, me tranquiliza, me hace recordar que cosas tan simples pueden ser tan maravillosas, me hace recordar que no todo tiene que ser elaborado por la mano del hombre para ser hermoso, al final de cuentas somos partes de la naturaleza, tal vez sea por eso que me siento tan feliz y tranquila con este aroma.

Las hojas de los arboles eran arrastradas por el viento que acompañaba a la lluvia, algunas hojas entraron por una de las ventanas que estaba abierta y aterrizaron sobre mi cuaderno en blanco, estaban mojadas y de inmediato la página comenzó a humedecerse.

Tome la hoja entre mis manos y comencé a examinarla, con detalle.

-¡Violeta!, ¡Violeta!

Antes de que pudiera levantar la mirada hacia la voz, el maestro estaba frente a mí.

-Si viene a ver hojas hágalo afuera.

-Lo siento- conteste antes de arrojar la hoja al suelo.

-Quiero que se concentre en la clase, no necesito recordarle que esta por perder el semestre.

-No, no es necesario que me lo recuerde.

Una risa de mis compañeros se escuchó antes de que el profesor se alejara de mi lugar.

Los segundos pasaban tan lentos como les era posible y yo seguía allí tratando de concentrarme en cómo sacar el límite de una función, no creo que eso me sea necesario para ir a comprar unos chicles a la tienda, el cálculo diferencial no es indispensable para la vida, aun no entiendo por qué lo enseñan, deberían enseñar cosas más útiles como clase de evasión de impuestos, eso sí sería útil.

La lluvia cada vez se hacía más intensa al igual que mi deseo de salir a disfrutarla.

A mis 17 años hay muchas dudas que atarean mi mente, demasiadas  cavilaciones en mi cabeza, cosas sin sentido tal vez, yo y mi vendita manía de tener que encontrar un sentido para todo, todo debe de tener una respuesta, todo, la felicidad, la tristeza, el vacío, la soledad, todo debe de tener un por qué, y yo me empeño en encontrarlo, debería dejar de pensar en esas cosas, ¿por qué no solo disfrutar de lo que tengo? , supongo que eso sería demasiado fácil para mí, y nunca me han gustado las cosas fáciles.

Conversaciones vacías sobre cosas sin sentido, criticando los zapatos, la blusa o el peinado de alguien, así es como mis amigas mataban el tiempo del receso, así era como intentaba parecer lo más normal posible, lo más normal.

Siempre he odiado esa palabra, normal, algo que es aceptado por regles predeterminadas por la sociedad, siempre buscamos eso, la aceptación, nunca nos dedicamos a ser solo nosotros, sé que no necesitamos de nadie para ser felices, que solo son cosas superficiales, pero al alguna razón me importa, el ser aceptado, el no ser señalado, por desgracia soy solo una mortal más y eso es lo que hacemos los seres humanos, la mayoría por lo menos, buscamos ser aceptados por los demás.


El camino de la escuela a la casa era lo mismo, los mismos árboles, la misma gente, nada cambiaba todo era como siempre, y en mi casa no era la excepción, mi madre en la cocina, mi padre en la sala y mi hermana en su habitación, todos en sus cosas  siempre más importantes que yo.

Tome mi lápiz, mi cuadernillo y comencé a dibujar, mi única escapatoria el dibujo, retome el retrato de esa chica, la del sueño.

Cada boceto que hacia me parecía terrible, ninguno era bueno, ninguno podía mostrar su perfección, cada detalle de ese rostro que vi en mis sueños, nada podía mostrarlo con toda la belleza necesaria, esos ojos, esos enormes ojos azules, transmitían una paz interior increíble, aún no sé quién es, ha estado en mis sueños desde hace mucho, no sé si exista o sea solo el producto de mi imaginación, pero siento que debo dibujarla, debo de hacerla de cierta manera real, lo más real que pueda…


En el patio trasero, frente al árbol estaba yo, sentada con mi libreta de dibujos, estaba dibujando una gran mariposa, el lápiz se deslizaba suave sobre el papel, hasta que el viento comenzaba a soplar con más fuerza y las hojas se movían impidiéndome continuar, me levante y el viento comenzó a hacerse más agresivo, traba de caminar y entrar a la casa, pero este me lo impedía, me arrastraba hacia ese mismo lugar, bajo ese árbol, intente gritar, pero mi voz no se escuchaba, hasta que aprecia ella, con ese largo vestido azul, y los cabellos plateados con destellos azules que se movían alrededor de su rostro, ese rostro casi perfecto, sus enormes ojos eran de un azul marino sorprendente, sus labios me regalaban una media sonrisa mientras yo me perdía por completo al contemplarla, el viento parecía detenerse en cuanto ella se acercaba más a mí y una pequeña llovizna de cristales azules que parecían diamantes nos rodeó.

Mi corazón latía a un ritmo más acelerado conforme ella avanzaba, una mezcla de miedo y deseo se apoderaba de mi cuerpo.

-¿Quién eres?- Logre decir con una voz casi imperceptible- ¿Qué es lo que haces aquí?

La chica no contestaba ninguna de mis preguntas, tan solo seguía caminando hacia mí hasta quedar de frente.

Con su mano rosó mi mejilla y una sensación agradable comenzó a hacerse presente, su  mano era muy suave y su piel era pálida, muy pálida, casi transparente, el cabello largo y de ese color imposible, plateado con destellos azules y esos ojos de un azul tan fuerte que podría llegar a parecer negro, todo contrastaba,  y la hacía lucir aún más hermosa.

Sentí como esos delgados brazos rodearon mi cuerpo, el miedo fue remplazado por una paz celestial, el deseo ardía con más intensidad en mí, su calor era tan agradable, esa es la única palabra que se me ocurre para describirlo, no sé exactamente qué era lo que sentía en sí, lo único que sabía era que no quería que terminara y quería más.

 -¿Eres real?- pregunte cuando está aún estaba abrazándome, mi voz era muy frágil, y mi cuerpo se sentía débil por alguna razón, pero me gustaba sentirme así- ¿Existes?- pregunte de nuevo.

-Sí- dijo suavemente al acercar sus labios a mi oído.

Antes de que pudiera decir algo, antes de que pudiera reaccionar desapareció arrastrada por el viento, como polvo se desvaneció…


Desperté de golpe, bañada por completo en un sudor frio, mi respiración era muy agitada, mis piernas temblaban, mis labios estaban por completo blancos y resecos, tenía una sed sorprendente, me levante de la cama, y mire el reloj, eran las dos de la mañana, de nuevo, las dos de  la mañana como siempre.

Baje a la cocina tome dos vasos de agua y regrese a la habitación.

Su presencia era tan real como siempre, tan perfecta, sentí la calidez de su cuerpo, sentí el calor de su aliento sobre mi oído, todo fue tan real, tan mágico, en ese momento estaba demasiado asustada para pensar con claridad, ¿mi mente era lo suficientemente poderosa como para hacer que mi cuerpo sintiera todo eso?

Después del sueño dormir de nuevo era difícil y pocas beses lo conseguía.

“Existes, existes, en algún lugar, sé que estas allí”

Cada noche el sueño se repite, siempre aparece, y antes de que yo pueda hacer algo, se convierte en cenizas y desaparece frente a mis ojos.

En medio del enorme patio del plantel repleto de estudiantes, todos hablando a la vez, nadie pone atención a nada, ninguna platica puede ser seguida, o por lo menos yo no  puedo seguirles el paso, me pierdo como siempre en mis pensamientos, en mi mente, en donde el recuerdo de esa chica regresa una vez más, podría estar enloqueciendo, es solo parte de mi imaginación, nadie en este mundo podría verse de esa forma, nadie en este mundo podría ser así, lo sé, no aquí, no en este mundo…

**********
Iara
Mis piernas se movían lo más rápido que podía, y aun así sentía que no sería suficiente, que tarde o temprano me atraparían, las ramas secas de árboles golpeaban mi cuerpo al pasar, pero eso no me detenía, zigzagueé por el bosque tratando de dejar mi rastro regado y les fuese más difícil localizarme, escuchaba sus pasos, eran más veloces que yo, me atraparían lo sabía…

Mi respiración era demasiado agitada, el oxígeno que conseguía llegar hasta mis pulmones era realmente poco.

Concentre toda la fuerza que me quedaba en mis manos, tenía que intentar hacerlo, no funcionaria, lo presentía pero no podía correr más, necesitaba algo que me diera tiempo de escapar,  respire profundo y trate de tomar más energía de mi entorno, era difícil sin estar en mi elemento, el bosque seco no era lo que me convenía, tenía que enfriar las cosas…

Con la poca fuerza que tenía lance un ataque que logro crear una capa de hielo que dividió el bosque a la mitad, eso delataría mi ubicación, el hielo no era lo suficientemente espeso pero les tomaría un rato en deshacerse de él.

Mi cuerpo se encontraba totalmente fatigado, no me quedaba energía para nada, me arrastre por el bosque hasta una cueva.

Una gran explosión me indico que habían logrado deshacerse de la capa de hielo que les había dejado.

Mi pierna no dejaba de sangrar, la herida era demasiado profunda, más de lo que pude haber imaginado, para colmo mi brazo izquierdo estaba dislocado, la sangre era de un azul pálido al comienzo pera ahora comenzaba a salir de un tono más oscuro.

Las voces de los guardias se escuchaban, debían de ser alrededor de 5 o 7, los que se encontraban cerca, probablemente armados hasta los dientes, no se escuchaba el latir de ningún monstruo, no de alguno poderoso, el olor era suave, nada indicaba que algún general viniera con ellos.

En otras condiciones hubiera salido y podría acabar con todos de un solo ataque, pero apenas podía moverme, fácilmente acabarían conmigo, la pregunta era ¿Cómo me querían?, ¿viva o muerta?

Muerta no les seria de utilidad, viva podrían intentar torturarme o usarme como muestra de lo que les puede pasar si se revelan, o podrían utilizarme para obtener diamantes, mi pierna había dejado de doler, de hecho había dejado de sentirla, lo cual era peor, el dolor nos recuerda que seguimos vivos, y que esa parte dejara de doler ¿que significara? Nada bueno eso es seguro.

-Encuéntrenla, no pudo haber ido demasiado lejos- decía uno de los guardias- tenemos que llevarla ante la corte.

-Deberíamos de destruirla de una vez- propuso uno de ellos.

En cuanto escuche la palabra destruirla, mi corazón se aceleró, con mi arranque de adrenalina logre formar una ligera capa de hielo rosa alrededor de mi pierna, que comenzó a doler un poco.

-Volemos el bosque- propuso otra voz un tanto más aguda que las otras.

-Así ya no tendremos que buscarla.

“Mierda” pensé “esos idiotas son capases de volar el bosque”

-¡Idiota!- grito la primera voz que  se había escuchado- si volamos el bosque se perderá el medallón, sabes que esa chica puede crear diamantes, es de los últimos sobrevivientes, podríamos hacernos millonarios con ella.

-La otra no sirvió de mucho, y ese medallón no es tan importante- dijo la voz chillona de antes.

-Claro que lo es, ese artefacto es indispensable, si lo utiliza quien sabe lo que podría pasarnos.

“Cierto” me di cuenta que era cierto, si lo utilizaba tenía dos opciones, la fuerza me mataba de una vez o me ayudaría a salir de esa mala situación, como sea, la muerte por la energía del medallón era una mejor opción que morir a manos de esos idiotas.

Rompí  el hielo rosa de mi pierna y logre ponerme de pie, estaba dispuesta a salir  a hacerles frente, en caso de que no pudiera hacer nada, podría usar el hilo perpetuo, esa sería la última salida.

Salí de la cueva, y me acerque hacia donde estaban los soldados, mis cálculos no estaban del todo mal, se trataba de 6 soldados de nivel 3, los soldados de nivel 3 eran fáciles, en condiciones normales, ahora tal vez un soldado de nivel 1 podría acabarme.

Oculta detrás de un enorme árbol, tome aire y salí a donde estos pudieran verme.

-Al fin decidiste entregarte- dijo el de la primera voz que escuche, el parecía ser el encargado- nos has ahorrado trabajo.

-…- mire detalladamente a esos sujetos, llevaban lanza fuegos, uno de ellos llevaba una espada, y el que estaba hablando traía consigo una enorme arma.

-Vamos ¿no hablas?

-No eres más que un pequeño cachorrito asustado- dijo el de la voz chillona- los de tu raza son todos inútiles, piensas hacer un mono de nieve que te defienda, eres igual de inútil que Eira, nada más que rocas, eso saben hacer.

En cuanto escuche su nombre la rabia me inundo, ¿cómo se atrevía a hablar de ella?

-¿Recuerdan como la desollamos viva?- pregunto a los demás que solo sonreían mientras recordaban el acontecimiento- después de algunos trabajitos su energía se agotó y teníamos que divertirnos.

Mis ojos se inundaron de lágrimas, sentí como un golpe frio dio directo en mi corazón.

Las risas de los guardias aumentaban mi coraje.

-¡Cállense!- grite mientras mis piernas se  comenzaron a congelar, el viento aumento y comencé una tormenta de nieve, el viento frío penetraba los huesos y mi cuerpo se sintió un tanto más ligero, el frio me ayudaba, aumente la tormenta hasta que fue imposible la visión por toda la nieve que caía.

En cuanto el entorno se vio por completo cubierto de nieve, sentí que era el momento para atacar.

No podía hacer una transformación completa, así que solo mi brazo izquierdo quedo transformado en una lanza de diamante sólido, una llama paso a un lado de mí, en cuanto sentí que se acercó me apresure a atravesar a uno de los sujetos con mi brazo,  de la nada el de la espada apareció detrás de mí, escuche el sonido de la nieve en la espada y pude detener su ataque con mi brazo de diamante, con la mano libre lo tome del cuello y lo congele para después decapitarlo con mi brazo izquierdo.

Las llamas fueron multiplicándose, mi pierna comenzó a sangrar de nuevo, el efecto del hielo no había sido suficiente Eira era la única que podía sanar con eso, yo soy tan inútil que ni siquiera he conseguido algo de tiempo.

Sentí un golpe certero en el abdomen que me dejo por completo sin aire, una llama se acercó pero alcance a formar una capa de hielo que la detuvo, sabía que el ataque volvería y que esta vez no tendría energía suficiente para detenerlo, saque el medallón de mi bolsillo y lo colgué de mi  cuello, no tenía ni idea de que pasaría, no sabía lo que ocurriría, o si tan siquiera ocurriría algo.


-Eira- susurre antes de que una llama pasara a un lado de mí…


Nota del autor:
Primero que  nada un saludo a todas las teta-lectoras.
Esto es la primera parte de una historia que se me ha ocurrido un día mientras veía el cielo, espero que les guste y les provoque tantas emociones distintas como a mí.
Todas sus dudas, criticas, sugerencias y demás son bienvenidos.
P.D

“El helado de vainilla es amor” 
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2 comentarios:

  1. Me encanto este primer capitulo... muy interesante se ve la historia...

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  2. fantástica, increíble y bella!! gracias por compartir tu historia!!!

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