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Danza entre Lobos - Cristalsif - 28

Danza Entre Lobos

Capítulo 28

Simarik III


Si tuviera oportunidad de elegir mi destino, una y mil vidas, te escogería a ti... sabría encontrar tu rostro para ver a través de tus ojos el alma que es mitad de la mía, en el dulce sonido de tu voz discerniría los te amo que se llevó el  viento pero que no olvidaron las arenas del tiempo, bajo la sombra de un mar de gente, vería el distintivo tono transparente del corazón que fue mío y al que el mío pertenecerá por siempre...


La sombra de la noche bienhechora les dio cobijo, escondió los secretos de sus risas, la complicidad de las miradas amorosas y lubricas, esas que se dan los amantes prohibidos y prefiere no ver el mundo. Corrían con la fuerza que se da ante la compañía perfecta en el momento oportuno, cruzaban los entramados de enredaderas y laberintos de rosas del lugar más apartado en el inmenso jardín del castillo Kruger. Sus manos unidas rozaban el vínculo sempiterno de un amor susurrado a gritos, pero callado en labios pudorosos, el anillo de su unión nupcial sería siempre testigo de las diversas formas de su sentir.

Se detuvieron los pasos de la joven bestia que en verdad no lucía ya como una, de su piel aún perlaba gotas, que se miraban como cristales magníficos de la más pura gama. ¿Pero qué sería de algo tan burdo comparado con sus ojos? Esmeralda y rubí se encontraron de cerca para acallar al silencio cualquier queja, cualquier suspiro con un poco recatado beso.

Apartados sus labios, ansiosos, mas imprudente la urgencia de un respiro importunaba por un momento los anhelos de las dos. Los tersos dedos de otra que bella como pocas fuera recordada en Tsu por sus rarezas, rozaron con gentileza la mejilla nacarada de la morena. Una danza fue certera, preludio inevitable de sus embelesos, pues si de mirar fuera, no apartarían ya sus ojos o sus caricias de la otra, la más amada, la más selecta...

Natsuki se perdió en el brillo sobrenatural de su amor, cuando las luciérnagas audaces comenzaron a iluminar titilantes a su alrededor, elevaron las dos al tiempo sus miradas al cielo. -Pide un deseo...- Dijo rauda la Lobuna, esperando no perder la oportunidad de la estrella fugaz en el firmamento, pues su desliz largo pero rápido daba poco tiempo al pedido.

-No hace falta...- Susurró la castaña más que cerca del oído de su esposa, Shizuru no miraba ya hacia el cielo. -Todo lo que he deseado, lo tengo contigo...-

-Una vida... ¿No quisieras una vida? Deja que lo implore, tal vez las estrellas así me hagan caso...- Natsuki no dejaba de mirar el cielo, sin perder su oportunidad lo suplicó a la estrella fugaz en el firmamento. -Un regalo de vida te imploro... déjame al menos soñarlo, para ver completos sus anhelos-

-Ara... Natsuki no ha debido decir su deseo... de ese modo no se cumpliría- Sonreía la Fujino al contemplar la expresión infante e ilusionada con la que su hermosa esposa pedía un deseo al cielo. Pero ella conocía la imposibilidad de su petición, era justamente eso lo que hacía tan inocente el deseo de Natsuki y no evitaba sonreír ante el hecho. Estaría contenta de yacer una vida entera junto a la dama Kruger, aun si se ausentaran de retoños, pues ¿Para qué tener en sus brazos a un querubín de mohines y sonrisas, si el precio a pagar sería el yacer con un hombre? Dar vida sin amor y amar a quien con los años vería partir, cuando al final sería un recuerdo olvidado y una mujer marchita por dentro esperando apaciblemente la muerte postrera. Definitivamente prefería la sencillez del amor de una mujer si al final era Natsuki la que pasara a su lado lo restante de sus vidas.

La voz ligeramente grave de Natsuki le trajo de vuelta a la realidad, Shizuru observó su fina y definida barbilla, pues la Kuga aun estaba sumergida en su propio mar de cavilaciones con los ojos puestos en la bóveda celeste. -Si la voluntad es fuerte habrán de oírme... pues que sería un deseo, si no la suplica de lo imposible- Natsuki volvió sus ojos para mirar intensamente a Shizuru. -Yo he suplicado por tu llegada aun sin conocer tu rostro, he soñado tenerte junto a mí y la casualidad ha servido mi fortuna dichosa a tu lado...- Una sonrisa cínica emergió en los labios de la lobuna. -... se cuan egoísta soy, si un milagro me ha sido concedido y pese a eso, pido otro más-

-Ara... no conocía ese lado de Natsuki- La castaña levantó una ceja divertida, no estaba para pensar en las cosas que están más allá del entendimiento, simplemente quería regocijarse en la compañía de su amada esposa.

-¿Cuántas caras deseas conocer Shizuru?- Con sus brazos envolvió a la dama desde la espalda para entibiar su piel del frío nocturno, sin embargo la nacarada superficie aun ardía bajo el éxtasis de la danza que compartieron.

-Todas... sin reservas, Natsuki debe mostrarme todas sus expresiones- Shizuru se dio vuelta entre los brazos abrigadores de la Kruger, miró la boca que se antojaba deliciosa y probó la miel de sus labios, succionó dulcemente el labio inferior, carnoso... más sólo al apartarse mordió gentilmente.

Natsuki casi pudo quedarse sin aliento, tragó saliva y sus ojos esmeralda no pudieron esconder ya el deseo que sentía, ante esa dama, la única mujer que hacia vibrar cada ápice de su cuerpo y de su alma.  Se apresuró a tomar su mano y guiarla a través del entramado que conjugaba el laberinto de enredaderas. -Cierra los ojos doncella mía-

Shizuru no tardó en atender las súplicas de su adorada Lobuna, sentirse guiada suavemente por la mano cálida, paso a paso encontró el soporte adecuado para no trastabillar y cuando pudiera hacerlo, los brazos conocidos de Natsuki la elevaron del suelo, sostenida con tal cuidado sintió moverse el mundo entero, mas no abrió sus ojos, aun no podía hacerlo sin romper una promesa.

Fue depositada delicadamente en la superficie de algo tan suave como una nube,  sintió los cabellos de Natsukirozarr sus mejillas y sonrió. -Puedes abrir tus ojos- Escuchó el susurró en su oído a la par que el aliento electrizante de la morena como una caricia sobre su cuello.

Al abrirse los rubíes contemplaron tal obra de arte, tal creación, que imaginaron por un momento la posibilidad de estar soñando. Shizuru se encontró a sí misma en el interior de una pérgola arabesca hecha completamente de cristal, las paredes que como doseles soportaban el peso del techo translúcido estaban hechas de una intrincada filigrana, marcos de plata e incrustaciones de gemas preciosas en las cuatro columnas principales, tales paredes contaban a su vez con cuatro entradas, cada una con la forma de la flor de Liz. Para que el frío nocturno no se adentrara en la curiosa estructura, habían dispuestas cuatro antorchas frente a cada entrada, por lo que haces de luz roja se distorsionaban a través del cristal. También se ocuparon gigantescos velos perlados desde las columnas hasta el suelo, apenas sujetos por amarras plateadas y cortinas de color magenta para retener el calor sellando cada puerta para así esconder del ojo indiscreto los acontecimientos más dulces, más secretos. Al contemplar el techo desde su cómoda postura en el futón, la castaña se percató que contaba con una bóveda translucida sobre la cual reposaba una cúpula ovoide con punta de aguja, allí los coloridos tonos de sus cristales eran como prismas que brillaban bellamente con la luz del astro nocturno e iluminaban cada espacio de forma casi onírica.

Sobre el suelo más allá de su cómodo y acolchado futón, se observaba una pequeña estancia llena de cojines y decorados argitas, mesas de baja estatura repletas de manjares, jarras llenas de néctar, otras con vino, bandejas repletas con carne de Zas glaseada u otras preparaciones diversas, algunas en finas hierbas, frutos del desierto y otros manjares, así como dulces. Si bien la comida a su alrededor era un deleite a los sentidos, olfativo y del gusto, la bella de Tsu observó que el lugar en el que se encontraba era en sí mismo como una obra de arte, era una gigantesca caja de cristal con medidas humanas, del tamaño de un cuarto pequeño, un Kiosco, una pérgola digna de una princesa, o de la esposa de algún sultán.

Pese a todo, Shizuru no encontraba palabras de agradecimiento que pudieran ser justas con los esmeros de su esposa y no las encontraría ni en mil años, pues el habla le abandonó al contemplar el delicado caminar descalzo de Natsuki, la inclinación de su figura para servir un par de copas de vino y el extasiante movimiento de sus caderas cuando sus pasos la trajeron de vuelta cerca del futón. Los labios carmín se abrían, pero de su garganta o de su mente no brotaban las palabras deseadas, Natsuki se arrodilló a su lado y le tendió la bandeja provista de vino, fruta y carne, de ese modo Shizuru sería libre de escoger sus antojos.

-¿Qué gustarías comer beldad de Tsu?- Le animó la pelinegra con una sonrisa, como si se tratara de un pequeño juego, una complacencia justa para el derroche de galantería.

-La sed que siento, no podrá saciarse con esta bebida- Se atrevió a decir una lúbrica y ansiosa Shizuru. -Existe una agonía que no es de alimento, una sed que no es de agua, un respirar que no es de aire ¿Entonces cómo podrías aplacar mi sufrir? ¿Cómo apaciguarías una tormenta mi tentadora ninfa de la noche?-

Natsuki volvió la vista sobre la bandeja, despositóla sobre una mesa, tomó en su mano la copa y sorbió un poco del líquido vino tinto, tomó asiento de lado junto a Shizuru para acariciar con su dedo pulgar los nudillos de sus manos, tan delicadamente como si el tacto fuese producto de la imaginación, de la caricia de un ser etéreo.  -Tal vez se ocupe el vaso equivocado y la bandeja inadecuada, no es la materia motivo de queja... es el ansia del alma misma, de lo inexplicable... y muere la mía cada instante lejos de ti, seamos una... regálate a mí sin temores, que yo sabré devolver el goce de tus pudores- Susurró Natsuki muy cerca del oído de Shizuru, su mano se deslizó por la desnudez de la espalda de la castaña, y sus labios se prendaron a los de la doncella, vertiendo así el contenido de una copa sorbo a sorbo, de boca a boca en los magníficos labios de una criatura dotada de belleza sin igual.

Shizuru por su parte apenas atisbaba los destellos que diferenciaran la realidad de un sueño. Su amada esposa que tanto la sorprendía con detalles de semejante magnitud, se aseguraba de incitarla con el seductor tono grave y suave de su voz, con su aliento rozando la sensibilidad de su cuello, tan expuesto por una oportuna moña. Así pues, la belleza de ojos verdes que se inclinaban frente a la de ojos rubíes para ofrecer la fruta en su boca y Shizuru nada se negaba confiada de la emisaria que llevase consigo los dulces elixires de una pasión ardorosa. Así ocuparon antesala las caricias y besos, más juntas las pieles tibias bajo el secreto de los velos vaporosos, viandas fueron y vinieron con el gusto de exquisitos vinos hasta que la sed de agua y el hambre de alimento fueron saciadas.

Ambas mujeres ya se encontraban influenciadas por la deidad juguetona de Baco, embriagadas de placer, desinhibidos los temores y aumentados los deseos, entonces clamó apasionadamente Natsuki. -Le daré de beber a tus labios la ambrosía de los dioses, le daré a tus ojos la contemplación de grandes maravillas y tu piel conocerá el derroche de mil sensaciones, todo haré por ti sin dilaciones, pues no se amar de otra manera...-

La pelinegra no tardo en subir a horcajadas en el vientre fémino de Shizuru, en aquella sensible postura se inclinó suavemente sobre ella, acompasando con su cadera un movimiento que incitaba y rozaba la sensibilidad de la castaña. Natsuki juntó sus frentes y encontró estorbosa la prenda de metal interpuesta entre las dos. Ladeó su rostro conjugando entre sus narices el espacio prudente y que para el roce de sus labios no fuera obstáculo alguno, presionó gentilmente la carnosa sección del labio inferior, deslizó su húmeda lengua sobre aquella suavidad carmesí, posó los dientes quedamente sobre la piel y succionó condolente, dejando así los labios de Shizuru ligeramente rojos e hinchados, ansiosos de más.

-Confía que mis ojos cerraré por ti- Musitó Shizuru, para que Natsuki pudiera en sus deseos apartar la molesta máscara de su faz y así sentir la piel de su rostro sin barreras, aunque no pudiera verla.

-Hoy será diferente, quiero que veas todo cuanto es, cuanto te pertenezco... no tendré escudos para las lanzas apasionadas que lleguen a mi corazón, ni barreras para las amadas miradas de tus brillantes ojos- Respondió Natsuki tomando las manos de la castaña entre las suyas y guiándolas a su pecho, allí donde los latidos se escuchaban rimbombantes, deslizaron los dedos la tela intrusa hasta dejar al descubierto el pecho delicado de porcelana, sus senos coronado por dos aureolas rosáceas en turgente tensión.

Los labios de Shizuru se apoderaron de las respingadas puntas, lamidas audaces robaron suspiros jadeantes a la lobuna y en respuesta las manos de Natsuki se deslizaron sobre los muslos de la castaña, navegantes las caricias entre los pliegues de la tela encontraron suspiros encajados en la garganta blanca y pulida que los ojos esmeralda no cesaban de mirar, ni sus manos supieron detenerse, no ante el fuego ansioso que solo sabe extinguirse hasta ver consumido todo a su alrededor. Bajó como un lobo y posó sus fauces en el cuello desprevenido, mordidas de ensueño punzaron la piel sin daño alguno, solo corrientes vertiginosas surcando la espina dorsal de Shizuru le hicieron temblar en paroxismo del deleite supremo, del amor y embeleco como ningún otro.  Ambas figuras de mujer, se embriagaban del licor divino que supone la pasión, se movían las caderas de la morena con agilidad insospechada, como danzando en horizontal, se miraban como dos sirenas danzantes en un mar de satín y seda, se encuentran y apartan en contorsiones de placer, se pierden las prendas y se descubre la piel que brilla con el rocío del idilio compartido. Tan juntos los cuerpos quedan entramados entre tiernos abrazos y besos escasos de recato, tan dulces y bellas, las amantes son como las rosas abriendo sus pétalos al mundo, mas su universo se ha reducido a la otra que con amor devela los secretos placeres que solo dos doncellas pueden conocer.

Mientras las estrellas se placen de la observación de dos tan bellas amantes, en la distancia podía escucharse el cadencioso sonido de los instrumentos que animaban la fiesta y en el eco de una voz masculina que cantaba de forma propicia la canción, y a la forma del amor, como se mira en los ojos argitas.

Si existe el camino más rápido de un corazón a otro...
Tiene que ser definitivamente el amor.

Besados fueron los labios, mientras sus ojos se cruzaban hipnotizados, pérdidas en la otra, en el mar profundo de la pupila, allí donde por primera vez la lobuna pudo verse reflejada en otro mirar, en uno que la contemplase con amor sincero. Con infinito cuidado y después del primer deleite de la noche, mientras reposaba abrigada sobre el cuerpo de su esposa, Natsuki retiró los mechones húmedos de la faz sonriente de Shizuru. -Cada sublime momento a tu lado, se guardará en un cofre dentro de mi corazón-

-Procura dejarme copia de esa llave, pues ansío escuchar una vez más, el dulce sonido de tu voz al instante de ser y hacer el amor- La joven Fujino acariciaba la barbilla de su linda Natsuki, antes de prodigar un beso a sus labios, a su barbilla y su cuello, mientras su mano urdiera el plan de incendiar una vez más los deseos de su amor, acariciando la cúspide de la sensibilidad entre sus piernas.

Tu aliento era suficiente para mí
¡El infierno se desató!
Abre la puerta, he llegado...
Llevo puesta una camisa de fuego
Te alimentaré con leche de ave...
Te respiraré como si fueras perfume.

Resuelta a no perecer prontamente en aquella batalla del amor y del placer, Natsuki buscó con los labios en el vientre amado, donde la piel nacarada subía y bajaba sudorosa en cada respiro agitado, gotas en el vientre y un pequeña entrada en la cuna de su ombligo desnudo, allí la punta de la lengua de Natsuki se deslizaba serpentina y así Shizuru respingaba exaltada por la nueva sensación, no tenía en su memoria recuerdo tan dulce como aquel, ver a su esposa deslizarse tan hábilmente sobre su cuerpo, tomarla y hacerse dueña de cada fragmento, ver a la par su desnudez con suficiente luz para deleitarse, mirar su sonrisa a pesar de la máscara y sus ojos esmeralda tan brillantes como los astros celestes, era sin lugar a dudas como una alucinación.

Beso a beso la joven bestia surcó los manjares y texturas de la piel pura como pocas, apenas conocida por el algodón suave y el desliz de sus dedos secuaces. Se abrieron sus piernas sin temor alguno. Shizuru sintió el aliento rozarla, alguna duda sobre lo sudoroso del lugar o el aroma embriagador impregnado de las dos en sus muslos quiso persuadir un poco las intensiones de Natsuki, pero en cuanto la Kruger acomodó las piernas de la castaña sobre sus hombros, con hondos suspiros y roces imperceptibles no hubo negativa alguna, ni queja, tan solo sonoros suspiros llenos de éxtasis. La pelinegra se sumergió en la tibia cuna del placer, con gentileza como pocas pudo su lengua rozar la punta de afrodita, tan delicada pero erguida orgullosa, se hinchaba de placer transmitiendo una hondonada de corrientes de goce a la castaña. Fue presionado el botón del amor entre los carnosos labios de Natsuki y adentróse su lengua primorosa en la entrada sensible, arqueando su espalda no pudo esconder la plenitud de su gozo la Fujino.

¡Los palacios de mi corazón te pertenecen!
Hazme llorar, que aun así te amaré
Te pondré en lo más alto.
Te acostaré sobre mis rodillas
¡Los palacios de mi corazón te pertenecen!
Te haré sentir viva.

Ardiendo en deseos dio la vuelta a las circunstancias la bella de Tsu, tomó en sus manos el rostro fino de su joven esposa y la atrajo con esfuerzos hasta yacer las dos en la misma distancia y longitud, sus pies juguetones rozándose y sus bocas unidas en particular beso, tan desaforado como ansiando devorar a la otra hasta el final de los tiempos, tan insaciable la necesidad de amarse... pudo entonces Shizuru deslizar sus dedos hasta la intimidad de Natsuki, encontró en ella un río del mismísimo néctar que brotaran de sus entrañas más no había voz para murmurar más, apenas era capaz de jadear y susurrar, aunque fuera un poco su nombre.

Tómame del brazo y llévame lejos.
¡Haciendo un gemido absórbeme dentro de ti!
Las murallas no están solo hechas de piedra...
¡Escríbetelo por ahí!
Si no puedo abrazarte al dormir...
El sueño no llegará a mis ojos...
No existe el mundo para mis ojos...
¡Me he convertido en tu sombra!

Ante las insistentes y apasionadas caricias, la morena no podía más que callar sus propios gemidos a mordidas en sus labios, esperaba que tan íntimos sonidos solo pudieran ser escuchados por la hermosa Shizuru y solo ella pudiese vanagloriarse de conocerlos. Incrementaba a cada roce la tímida, pero tibia humedad que manaba de su interior en respuesta al toque divino de una que se figuraba tan deliciosa como una deidad, tanta dicha y tanta suerte en la fortuna de contar con una mujer como ella en su vida. No sabía Natsuki que mientras movía acompasadamente su cuerpo contra el de Shizuru, ella misma se complacía de la dicha absoluta que sentía al contar con una amante tan esmerada, tan hermosa y suave en el contacto, pero apasionada en el fulgor de los colores rojos de las fogatas que hacían parecer el cielo y el infierno aquel lugar apartado de la realidad.

Te alimentaré con leche de ave...
Te respiraré como si fueras perfume.
¡Los palacios de mi corazón te pertenecen!
Hazme llorar, que aun así te amaré
Te pondré en lo más alto.
Te acostaré sobre mis rodillas
¡Los palacios de mi corazón te pertenecen!
Te haré sentir viva.

Con la complicidad de la noche serena, aferrada la una a la otra en un baile sincrónico, se rozaban sus sexos en fogosa fricción, cerrados los ojos y avivados los ímpetus, el vaivén interminable de sus cuerpos atraía la gracia divina, en el recuerdo de un regalo olvidado, cuanto mayor se hacía la fuerza y el envite de la pelinegra, más amplia la entrega y la apertura de las piernas de la castaña, que apresaban cual ariete a la cadera de la Kruger, figurando así la unión sublime del todo y la nada entre las dos. Ninguna de las dos estaba para ver los silenciosos te amo que se susurraban sus ojos en cada encuentro curioso que se pudieran dar, mientras sus bocas batallaban por un poco más y más de todo cuanto es posible dar, así, secreta se desprendía la luz de las líneas doradas en la piel de Natsuki, esas que un día dibujaron los dedos de una diosa. Los hilos se deslizaron silenciosos en el movimiento habido de pasión, con las pieles tan juntas como estaban, no hubo obstáculo en el camino comprendido para la vida y la maravilla de lo increíble, del trazo divino se formó una marca de lirio en el vientre de la castaña y en el momento último, allí donde los latidos se hacen uno y el alma se olvida de sí misma abandonándose a la otra, culminaron con éxtasis, la gloria y la dicha, haciendo saber al mundo que los deseos pedidos con sinceridad a una estrella, tan inocentes y justos, tan sentidos como ruegos, pueden ser escuchados y atendidos cuando la diosa comprende que es cierto y devoto el amor que se profesan quienes aman.

Abrazadas continuaron deleitándose del amor, un poco más esa noche, fundieron sus almas hasta estar completas una y otra vez, se olvidaron del mundo y por suerte el mundo quiso olvidarlas esa noche, porque a falta de palabras poetas o de declaraciones suntuosas del amor, quedaron las mudas caricias y el lenguaje perdido de los iris que se miran y se hablan, de las manos unidas y del abrazo cruzado, donde la diferencia .

Tómame del brazo y llévame lejos.
¡Haciendo un gemido absórbeme dentro de ti!
Tómame del brazo y llévame lejos.
¡Haciendo un gemido absórbeme dentro de ti!
Tómame del brazo y llévame lejos.
¡Haciendo un gemido absórbeme dentro de ti!

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Aquella dulce mañana, tras despertar del idilio de la noche más dulce jamás compartida, la pelinegra envolvió en sus brazos a la hermosa dama que todavía dormía tan apaciblemente, muy a su pesar notó que su cuerpo había vuelto a su estado maldito, sus dedos eran garras de filo peligroso, su cuerpo estaba lleno de aquel pelaje suave pero tan desagradable a la vista, así como sentía lo agudo de sus dientes ahora vueltos colmillos, incluso el hocico de lobo en su faz, agradecía a la diosa la bondad de haberse despertado primero, odiaría que su amada despertara en una compañía tan terrible y por ello sería prudente que la bella dormida no le viera en ese estado. Pese a ello se dió la licencia de yacer junto a ella otro momento más, sus ojos miraron la cúspide cristalina del recinto que había construido para Shizuru, solo para ese momento inolvidable. Así mismo Natsuki no dejaba de pensar sobre lo maravillosa que se mostraba su vida junto a la dama, pero de igual forma se preocupaba del tiempo que grano a grano de arena transcurría en su cuenta regresiva. -“¿Qué haré cuando el tiempo se agote y el demonio de la noche roja sea despertado?”- Era una preocupación que se miraba más cercana con la llegada del otoño. Los ojos jade miraron el dulce sopor de su amada, tenía que garantizar su seguridad, lo más sensato sería enviarle de visita a la casa de su madre en Tsu, por lo menos mientras las cosas se resolvieran. Shizuru sería la razón justa para enfrentar al peor de los monstruos que aterrorizaran en los bosques de Fukka, sería el estandarte de su valor en el momento de la lucha final, todo lo merecía su dulce amor.

Minutos más tarde, la pelinegra se levantó del lecho con absoluto cuidado, abrió un cofre especialmente dispuesto, quiso desviar sus pensamientos sobre otros aspectos más triviales, dispuso ropas más acordes a sus labores y a sus retornadas circunstancias, dejando así grabada en sus memorias la velada de la fiesta celebrada la noche del solsticio. Natsuki acomodó su chaleco habitual y arremangó la blanca camisa con una cinta de cuero marrón, dejó así a la vista los brazales encantados, su piel había vuelto a tornarse pálida y recubierta de un delicado vello blanquecino, finalmente en su pantalón se miraba otra vez la hebilla de zafiro. El privilegio otorgado por la diosa había terminado, sus seis días de libertad, de la posibilidad de una vida normal se habían agotado de la mejor forma.

Vigiló en el lecho y con sus dedos enguantados acarició las rozagantes mejillas de Shizuru, la contempló hasta el punto de ser capaz de retratar un lienzo de ella y cuando al fin el astro solar emergió entre las montañas formando estelas de colores a través del prisma cristalino de la pared, sólo entonces la amada doncella abrió sus ojos hechos de sangría, en sus labios se posó un sonrisa somnolienta, tan contenta estaba de encontrarse a la joven Kruger cuidado su sueño que pasó por alto el encontrarla vestida. Pero cuando buscó la mano de Natsuki para depositar un beso en los dedos que de ella hicieron delicias la noche anterior, entonces volvió a encontrarse la barrera del cuero de sus guantes.

La joven bestia se percató del desconcierto en los ojos de la castaña y se apresuró a decir. -Perdona mi dulce angel... ya se me ha privado de la beldad y mis manos no son tan suaves, por esa razón estoy usando mis guantes otra vez-

Sobre su vergüenza y pesar, Shizuru se levantó lentamente del lecho apenas cubierta por la sabana de seda. -No te he repudiado por ello, no te angusties... cada faceta de Natsuki me parece hermosa a su manera, no se trata sólo de la figura soñada que le brinda la luna llena en el que se adivina la imagen preciosa de un rostro capaz de robar corazones con apenas una mirada-

-¿Has... visto mi rostro?- Las esmeraldas amenazaron con salirse de sus cuencas.

-Fufufu... ¿Eso sería un inconveniente?- Ronroneó felina y juguetonamente Shizuru.

-Err... bueno- La morena no sabía si se encontraba en aprietos o no.

-No, no lo he visto Natsuki- Musitó sonriendo y queriendo detener las posibles angustias de su esposa. -Pero lo he tocado ya incontables veces cada vez que te has entregado a mí- Ante tan directas inferencias un hondo sonrojo llenó las mejillas de Natsuki, pero Shizuru no detuvo sus decires. -... aun si mis ojos no pueden verte, el tacto de mis manos me dice que tu rostro debe ser más hermoso que los lirios en primavera, que las flores de los cerezos cayendo en otoño... debo confesar que es fuerte la curiosidad y el deseo de poderte mirar sin la máscara, pero te hice una promesa a cambio de tu confianza... toda nuestra vida por el precio de tu corazón- Susurró cerca del oído de la Kruger, mientras la abrazaba.

-Yo aun espero el día en que pueda deshacer esa promesa y mostrarme completamente a ti, si estuviera en mi mano, sería justamente ahora- Natsuki correspondió el abrazo de la dama con firmeza y suavidad.

-¿Que te lo impide?- Preguntó dejándose envolver por los abrigadores y protectores brazos, Natsuki era tan tibia.

-Ahora solo verías desfigurarse mi rostro hasta verme convertida en un monstruo, mucho antes de que pudieras saber como es...- Con gentileza Natsuki sujetaba en su mano la barbilla de Shizuru, luego sonrió para calmar la preocupación que nacía en la delicada expresión de su esposa. -... si me ves bajo el manto de la luna llena, no encontrarás al monstruo... pero verás algo sobrenatural, como la vista de un fantasma o de una ninfa, una forma distorsionada para atraer, que del mismo modo es irreal, será como un encantamiento maldito... no soportarás que lo oculte de ti una vez lo mires y yo no podré complacerte, salvo cada noche de luna llena, una vez cada mes... tendrás alucinaciones y sufrirás en tus noches de sueño, estaré luchando contra mi propio reflejo en el espejo hasta el día en que retires la máscara movida por la frustración, así la criatura de tu obsesión se romperá en mil fragmentos, verás al monstruo que ha sido condenado, la imagen de ensueño morirá y el horror no te abandonará ni siquiera al dormir... así jamás podré librarme de este mal, ni podré curarte con mi magia... pues los males de la mente no sabemos remediarlos... es así que prefiero yacer confinada a este metal, reprimo mis impulsos, me eres más valiosa que a mi vanidad Shizuru-

-Natsuki es dulce al preocuparse de mí, sin embargo olvida que yo no soy como las otras personas, veo espectros y figuras de las deidades del pasado, seres tan hermosos como horripilantes...-

-No se trata de tu tolerancia a lo bello o a lo horripilante... es magia muy oscura, eres preciosa a mi corazón y solo por ello es a ti a quien no puedo mostrar mi rostro, no me dejará vivir en paz- La pelinegra frunció el ceño bajo la máscara, retiró con tristeza la mano en la barbilla de Shizuru.

-¿Quién?- Increpó con inquietud, quién hiciera sufrir de semejante forma a su adorada Natsuki sería sin lugar a dudas su enemigo.

-La diosa...- Musitó con un tono amargo en la voz.

-Pero... Mikoto-Kami... no parece una deidad oscura, ella salvó a mi hermana del ataque del monstruo, me salvó a mí Natsuki- Ahora si que estaba sorprendida, la castaña recordaba los ojos dorados de la joven que se presentó ante ellas, era una figura con un aura deslumbrante, llena de gentileza y bondad, quizás un poco melancólica, pero estaba segura de que no era malvada.

-Eso... eso no es posible, 400 años y jamás intervino en el correr de los acontecimientos... no te dejes engañar Shizuru- Murmuró Natsuki con ligera contrariedad ¿Por qué se divertía causando su confusión? Le agradecería mil veces a la deidad por salvar la joya más preciada, pero sería incapaz de olvidar que su aspecto horripilante se debía justamente a su crueldad.

-Yo tengo todo cuanto pude ver y temo que Natsuki se esté dejando llevar por rumores infundados- Shizuru era una mujer con caracter y estaba segura de proteger sus ideas, su instinto le gritaba acerca de lo bienhechora que era la dama de luz.

-Mi dulce Shizuru, quien sabe ver más allá de lo que podrían los ojos mortales... eres gentil como ninguna y tengo la certeza de que sabes ver la bondad en las personas- Acariciaba suavemente su rostro, más que encantada por contar con una mujer tan hermosa y tan brillante de espíritu como una estrella. -... sin embargo mi mal es causado por la crueldad de la diosa, una parte de mí le agradece el infortunio del que la suerte y el destino se han servido para permitirme conocerte... sin embargo no olvido a los nueve espectros del gran pasillo, allí 8 de 9 almas inocentes purgan las acciones lamentable de uno solo, yo misma en vida y con mi padre somos 11... no se que tan justos, pero tengo la certeza que no pudimos ser tan desdeñables para merecer esto-

-¿Alguna vez la has confrontado?- Shizuru le miró suplicante, quizás una buena charla con la deidad les ayudaría a resolver tan largas diferencias.

-Creeme que no es como hablar con el vecino Conde de Artai, ese es mucho menos temible que ella...  a la Diosa le damos respeto por temor, pues su cólera nos ha llevado a esta situación, no imagino lo que haría de mí o de tí si buscara su enojo- Respondía igualmente preocupada.

-Entonces, ¿Dejarás que el odio te envenene?- Preguntó esta vez con suavidad, con un tono tan sutil que no imaginaría nadie intención alguna. -Es la pureza que emana el alma misma de Natsuki lo que es más hermoso de ella ¿Permitiría que tan bella prenda se manche con un sentimiento tan lamentable?-

-No sé cómo preguntar... si su respuesta fuera afirmativa, sería intolerable mi rencor, a veces solo me quedo con mis dudas para no ver como lastiman más- Natsuki agachó la cabeza abochornada.

-Mirar a una fiera guerrera, a quien no parece temer de la muerte misma... y darme cuenta que sigue siendo tan tierno y frágil su corazón... me hace pensar que no puede ser ella mala, si de todo esto, ha nacido alguien tan especial como Natsuki ¿Quien sería la Duquesa Kruger si esta no fuera su historia?-

-Otra persona me temo... no mejor, no se si peor... sería vanidosa y distante, quizás frívola- Dijo aquello recordando a sus pocos conocidos de la corte, Arika, Mashiro y Nina fueron cuidadas excepciones, pero cada una se había forjado como persona debido a circunstancias difíciles.

-Exactamente, no la persona que elegiría a pesar de mostrarse ante mí con sus más lustrosos atavíos- Sonrió alegremente Shizuru y en respuesta recibió un beso. Por su parte natsuki tomó en sus brazos a la dama, cuidadosamente envuelta en la seda para cubrirla del ojo indiscreto se encaminó con la dirección de su cuarto, sería prudente que tomara un baño y dispusiera ropas más propicias para el frío que comenzaba arreciar con la llegada del otoño.

Mientras caminaba con su esposa en brazos, la joven Kruger reflexionó acerca de aquellas jóvenes. Arika, alguien tan sonriente y alegre a pesar de las adversidades, ella fue la hija ilegítima de un gran señor, quien se sirvió de artimañas para acojerla con la venia de su propia esposa, la dama prefirió ignorar el hecho debido al escándalo que podría ocasionarse y un divorcio era algo que una mujer de su alcurnia no se permitiría decir en su círculo social, sin mencionar la pérdida de lujos y comodidades que aquel hombre le ofrecía, fue así que ella y el infiel esposo llegaron a un prudente acuerdo, fueron de viaje a su casa de campo entre las fronteras de Fukka y Hanaba para coincidir con el nacimiento de la niña, el padre se desprendió de la joven mancillada en aquel poblado y después de un tiempo prudente volvieron a la capital con la pequeña de brazos, poco le costó hacerla pasar como hija del matrimonio debido a su parecido con él, aun así y a causa de su deshonroso origen Arika siempre fue relegada por su hermano mayor ante los ojos de la madre, el chico quien siendo hijo legítimo de la prestante familia, recibió siempre un trato mejor. No era culpa del muchacho, había tenido más suerte que ella y estaba claro cuánto le sonreía al haber desposado a su querida prima Mashiro, ese muchacho sería el próximo rey de Windbloom debido a la gran amistad entre Taeki y aquel miserable.

Nina, su apreciada prima tuvo la oportunidad de permanecer bastante tiempo en la capital, cuando eran pequeñas y a pesar de eso, se había convertido en una mujer admirable, a pesar de lo tentador que podía ser el quedarse allí, la joven kuga prefirió volver a Fukka y yacer a su lado. Pese a todo, a ella también la alcanzó la amargura del mundo a través de la maldición. Nina nació del matrimonio de la hermana de Saeko y un joven campesino de la zona del paso, vivían en aquella humilde casa donde Takeru las recogió a ella y a la abuela Kuga aquel día. La joven de ojos hechos de magma hubiese tenido una infancia común y una vida aldeana, simple pero feliz de no ser por... aquella criatura horripilante. Un Orphan que se alejó lo suficiente de la zona que vigilaban los soldados y su padre, eran personas indefensas. Takeru le contó acerca de esa historia, ‘Un hombre talaba con su hacha un árbol, deseaba extraer de él una cantidad de leña suficiente para el invierno, su esposa recogía las últimas bayas de la temporada, así como una pequeña de brazos acomodada sobre una cesta y dormía apaciblemente mientras sus padres la miran de tanto en tanto y se alegran de su existencia. Un pobre aldeano que no sabe de la guerra o de la lucha, ¿Qué oportunidad tenía? En cuanto la bestia les dio alcance alertada por el sonido del hacha, lo peor ocurrió’. Lo que la criatura hizo exactamente con los padres de Nina. Takeru nunca lo mencionó, ‘Ellos perecieron intentando que aquel monstruo no encontrara a su pequeña bebé y lo lograron, para cuando llegaron los soldados la niña lloraba y de la criatura no quedaba el rastro’. Takeru la tomó en sus brazos y la llevó a casa donde Saeko y una Natsuki dando sus primeros pasos, esperaban.

Después de aquello se juró ser la mejor guardiana posible, las personas inocentes no debían pagar el precio de su maldición, los hogares y las familias no deberían ser destrozados de aquella forma.

Finalmente, estaba Mashiro, cualquiera que escuche de la hija de un Rey no piensa en la posibilidad de que tenga que pasar por algún padecimiento o dolor a lo largo de su vida, sin embargo, ¿Cuán feliz sería la persona que antepone una nación a su dicha propia? Mashiro perdió a su madre quien murió a una edad muy temprana, le quedó el Rey, pero un hombre de ese tipo no tiene mucho tiempo para criar hijos, aunque si pagó las mejores institutrices. La joven dama aprendió todo cuanto debe saber un soberano, pero tanto aplomo le impidió seguir sus propios deseos, incluso sus sueños. Le fue escogido un esposo debido al lazo de amistad entre dos hombres y una buena porción de la industria privada de la capital, un compromiso de ese tipo se arraiga desde la tierna infancia, una carta, una ceremonia parcial, pero... tendrían que consumarlo llegada cierta edad para Mashiro y aquel tiempo se cumpliría en su próximo cumpleaños. La sola idea se antojaba escalofriante, rogaba que el velo dulce del amor sincero se hubiera formado entre ellos dos a lo largo de los años transcurridos, sólo entonces sería una feliz historia para contar, pero... Natsuki no recordaba afirmación romántica alguna venida de las cartas de Mashiro y eso le preocupaba.

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Rumores corrieron acerca de las revueltas en poblados cercanos, la gente pasaba hambre mientras los nobles vivían con grandes comodidades y abundancia, seguros dentro de sus castillos eran como los reyes y reinas de tiempos remotos. Lo único que los hacía útiles, tolerables... no era otra cosa que su poderío, sus propias guardias casi medievales, se habían convertido en el orden impuesto en cada lugar, daban trabajo a los hombres y tenían armadas personales que mantenían a los indeseables lo suficientemente lejos, justamente eso, la seguridad era un beneficio colateral para los demás y solo por ello las gentes toleraban a sus patronos. Aquel delicado sistema se mantenía en pie debido a ello, la vida y la seguridad primaba ante cualquier cosa. Pero estando lejos de su hogar, viviendo un sueño absurdo en un castillo encantado, la joven Ho no se había enterado de las circunstancias que asolaban las tierras fuera de la morada Kruger y de otros lugares cerca de la frontera con Windbloom, no había oído de lo ires y venires en el mercado o de otras cosas a través de las charlas de sus hermanos a la hora de la cena, no hasta su retorno a la casa Ho, con la dignidad magullada. Supo por Taro y Kano que los gobernados no estaban contentos, las personas estaban llegando al límite de su tolerancia y rumores de revueltas se escuchaban en los campos de trigo, las callejuelas y las casas de citas.

Los hermanos de Erstin se vieron obligados a salir fuera de Fukka un par de veces esos días, razón comprensible de porque no fueron en su busca pasado el primer día de su estadía en el castillo. Habían marchado para auxiliar en los infructuosos esmeros de otros pocos por extinguir sorpresivos incendios en las cosechas, inundaciones en las zonas bajas y llanas cercanas a los ríos, también ataques fortuitos de animales salvajes salidos de los bosques, las criaturas se miraban lo suficientemente espantadas para abandonar la seguridad de su morada y acudir a la zona habitada, donde serían atacados con picas y palos por los pobladores. Así también los bandidos habían hecho del pánico su festín, mientras los hombres yacieran fuera combatiendo o saneando algún desastre natural, los botines estaban al alcance de las manos de aquellos truhanes, era indispensable entonces armar a las gentes para defender lo que los nobles ya no podían proteger, ellos yacían escondidos en la seguridad de sus mansiones.

Erstin recordaba con pesar, la nefasta la noche que abandonó el castillo Kruger, se encontró sorprendida en la entrada por sus hermanos con caras largas de cansancio y fatiga, sin mencionar su enfado con la dama por haberse ausentado de la casa Ho aquellos días. Los atuendos que portaba, aquellos en los que fue hallada, resultaron escandalosos para los dos hombres, incluso para su abuelo, pero no estuvo Erstin para dar explicaciones de las circunstancias que la llevaron a lucir de esa forma, tampoco dijo nada acerca del llanto en su rostro, uno que secó con un pañuelo que le ofreciera un Kano algo preocupado. Agradeció que los hombres estuvieran lo suficientemente enojados con ella como para dirigirle la palabra, no preguntaron nada y fue mejor de esa forma. Llegaron a altas horas de la noche, Maya la proveyó de sus ropas frecuentes y con algo de comida para apagar el hambre de los presentes, fue informada de acontecimientos en la mesa. Los niños ya dormían cuando llegaron a un acuerdo sensato, la rubia no volvería a pisar las tierras de los Kruger, más claramente el castillo. Afectada por las bochornosas situaciones vividas, Erstin no reclamó nada al respecto, ni siquiera protestó sobre el hecho de haber dejado abandonadas sus preciosas herramientas y pinturas, eso sería repuesto con el tiempo, o eso se dijo a sí misma para no rabiar. Todos fueron a dormir y con la llegada del alba, una nueva labor tendría lugar.

Sólo entonces encontraron oportuno su oficio, con el consentimiento de su abuelo y sus hermanos, Erstin ocupó sus conocimientos de herrería, labor que no hacía desde algún tiempo. Así, día y noche la fragua, el martillo en su mano y el fuego modelando el metal, fue su quehacer continuo, ya estaba por acabar la siguiente espada, dio el último golpe con todas sus fuerzas, así la hoja quedó nivelada, levantó la empuñadura y observó el grabado que había dejado en la superficie, era la marca de su trabajo y la reconocería allí donde fuese a parar su espada, suspiró cansada, ya vendría Maya para afilar y pulir el arma.

Erstin se acercó al calor de las brazas y contempló el metal rojo por el fuego en la fragua, tenía por delante otras cinco armas más, dos hachas, un sable y dos espadas. Secó el sudor de su frente antes de ocupar fuerza y peso en el soplador de viento, con la corriente el aire estaba caliente, pesado, ella tiznada y con cenizas en los cabellos, pese a todo un gorro escondía la melena rubia.

Miró la sopa que Maya había preparado para ella, pero no tenía apetito, tan solo sueño por no haber logrado dormir ni un poco, incluso cuando se daba la oportunidad de hacerlo con sus nuevos y ocupados horarios. Las palabras de Sergei habían calado hasta la profundidad de su corazón, las dudas fueron sembradas y por dentro estaba consumiéndola. Volvió a presionar el soplador con fuerza y la llamarada de fuego se hizo más intensa, después tomó leña para alimentar la fragua, volvió a usar el soplador hasta que la madera tomó ese color negro característico y su flama creció.

Una dama ingresó silenciosamente, traía otro plato, pero pronto se percató de lo intacto que estaba el que había dejado para Erstin un par de horas atrás, era preocupante que la chica no quisiese probar bocado, su trabajo estaba siendo en extremo fatigoso, si no se alimentaba apropiadamente podría caer enferma. La dama mayor no sabía cómo abordar el tema, pero algo de su instinto le informaba de que las penas de la joven rubia tenían que ver con algún mal del corazón, más que cualquier quebranto de salud.

-Ers...- Susurró quedamente para llamar su atención.

-¿Si?- La joven herrera se dio la vuelta para mirar a su cuñada, puso las pinzas que sostenían una hoja de hacha sobre las brasas, luego retiró el guante de cuero que usaba para protegerse de quemaduras y posó toda su atención sobre la dama, desvió su celeste mirar entre el plato frío y el tibio que sostenía en sus manos Maya.

-¿No tienes hambre?- La mujer morena la miraba con preocupación, ¿Pero quien tendría hambre con semejante calor?

-Realmente no mucha...- Los ojos azules vagaron sobre las herramientas, como tentada seguir trabajando.

-Por lo menos procura tomar un poco de agua ¿Sí?- Lo último fue dicho con un tono casi suplicante y maternal, Maya movió una pequeña mesa, puso el plato en ella, corrió un par de sillas ajadas e invitó a Erstin a tomar asiento. -Minoru fue a buscar frutos silvestres con Kiara, podré preparar tu postre favorito o si lo deseas un poco de jugo de moras silvestres-

-Sería genial, ¡Maya hace unos postres deliciosos!- Solo la buena comida podría hacer reaccionar a la dama, aunque su expresión mutó un poco, con ese característico tono infantil, la esposa de Taro notó que la joven ya no se miraba como una niña, de hecho había algo diferente en ella.

-Ers...tin ¿Acaso te paso algo en el castillo?- La dama no pudo contener aquella pregunta, verla en las ropas que llegó a casa, sus ojos lacrimosos, existía la posibilidad de que algún innombrable se hubiese atrevido a mancillar su inocencia, lamentablemente era una conducta recordada entre los nobles, sin mencionar que esa era la fama de los Kruger.

Los ojos azules se abrieron sorprendidos, no esperaba que su cuñada fuera tan suspicaz, algunas veces se miraba incluso tonta al lado de su hermano. -Un... un poco, me caí de una estatua y lastime mi rodilla-

-¿Eso es todo?- Un suspiro de alivio manó de los labios de Maya, eso era nimio al lado de lo que estaba pensando, hasta que...

-No realmente... co...conocí a alguien- Erstin se sonrojó violentamente y su cuñada comenzó a preocuparse. -Ya le había visto de lejos, pero nunca tan cerca... nunca habíamos cruzado palabra, han pasado muchos años de verlo visitando la orfebrería, algunas veces en el campo y otras mientras restauraba las esculturas del castillo, siempre un saludo gentil pero general, siempre intocable y lejano... así sería por el resto de mi vida, de no ser porque esa persona evitó que me lastimara gravemente en un caída de la que no saldría airosa... no supe cuánto deseaba su atención, no hasta que... al tenerla me duele mucho más perderla, era más simple cuando solamente observaba-

-¿Has conocido un joven?- Cuestionó con un dejo de pudor y timidez la mayor de las dos mujeres.

-Puede... decirse que si- Erstin no tendría ni en un millón de años cómo explicar a su cuñada, que se había enamorado perdidamente de una mujer, una muy dulce y hermosa... Pero inalcanzable. -Pero está comprometido...-

Maya se tapó la boca con una de sus manos. -¿Eso... eso quiere decir que no corresponde los sentimientos de Erstin?-

-Me temo que no... la noche que volví a casa ellos celebraban el solsticio de verano junto a personas de Argos, por eso usábamos esa ropa con motivo de la fiesta. Esa noche percibí sus celos posarse sobre otra persona, si bien ha sido un caballero conmigo, tan diligente en todo, cuidadoso como ninguno y tal vez creí que sentía algo por mí, pero ¿Cómo podría compararme con esa persona? Es alguien que está a su nivel...- Erstin  desvió la mirada avergonzada. -...y a pesar de todo he con...consentido un beso Maya-chan- Había un dejo de dicha y de arrepentimiento en su voz.

El rostro de Maya de Ho, se hizo un poema, un collage de emociones que permanecieron por escasos segundos en su faz, guardó prudente silencio, si bien Erstin había entregado la primera ocasión de un beso ¿Cuanto más pudo darle al desconocido caballero? -Mi querida cuñada ha cambiado tanto, apenas una semana fuera de su morada y tantas cosas sucedieron... pero Erstin, ese hombre del que hablas ¿Se atrevió a robar el tesoro de otra memoria preciosa? ¿Ustedes dos yacieron juntos al anochecer?- La joven madre preguntó con cautela, la que más le fuera posible dadas las circunstancias.

Erstin sopesó las palabras dichas y pasados los segundos su rostro enrojeció incluso más que el acero incandescente en la fragua. -¡No! Claro que nooo...- Dijo abrumada ante la idea, aunque muy en el fondo estaba segura que si Nina deseara tomar su piel para apagar el frío de la noche, poca o nula voluntad hubiese tenido para objetar sus deseos... tanto la amaba que resultaba doloroso notar la ausencia de sus límites cuando se trataba de la pelinegra de ojos hechos de magma, dolía pensar que ese beso compartido pudiese ser solo un juego para ella o que ni siquiera lo recordara.

-Gracias a la Diosa- Dijo Maya con un suspiro de alivio, llevando una de sus pálidas manos a su pecho. -Temí que ese caballero se aprovechara del devoto amor que Erstin le profesa-

-¿De...devoto amor?- La joven Ho, sopesó las palabras de su cuñada. -No creo que sea un amor devoto, si me cuesta tanto dejarle ir... no puede serlo-

Maya se rió para sorpresa de Erstin. -El amor cuando es sincero puede y tiene la libertad de ser egoísta, si no se es egoísta entonces no lucharíamos por ver realizado un sentimiento tan hermoso, simplemente lo cederíamos a alguien más- Los ojos de la dama miraron con determinación a la rubia. -Ers ¿Te resignaras acerca de tus sentimientos por esa persona?-

Ante la pregunta, Erstin sintió una parte sensible de su corazón comprimirse angustiado, sin embargo se contuvo a sí misma pues a fin de cuentas había huido del castillo sin dar ninguna explicación, tal vez y por esa razón, ya no vería más a Nina, no tenía razones ya para volver a ese lugar. -Una parte de mí piensa que es lo mejor, que si él está bien entonces estaré bien, la parte menos altruista exige a gritos no ceder ni un centímetro, ser egoísta, robar su corazón si es preciso y finalmente el orgullo que tan magullado siento, me dice no ceder por dignidad, si es lo suficientemente tonto para dejar atrás a quien lo daría todo por su amor-

-Erstin- Maya observó a la chica con profunda comprensión, le recordaba a ella misma cuando Taro era un chico tonto y distraido, tímido, pero muy bien parecido y atraía más de una mirada, esas sensaciones todavía la acechaban algunas veces durante las largas ausencias de su esposo. Pero el hombre del que Erstin hablaba no sería tan justo ni inocente para ignorar la belleza oculta de su joven cuñada, o para no tomarla en cuanto se diera la oportunidad, y ello no era un inconveniente de no ser porque un aristócrata de noble cuna no tomaría por esposa a la hija de un sirviente. -Ten cuidado querida niña, el amor puede ser más dulce que la miel y al mismo tiempo puede ser muy doloroso, amargo como la hiel y ponzoñoso como el más mortal de los venenos, elige el camino que consideres oportuno, pero no olvides que como mujer, tienes mucho que perder, no te entregues, no le des tu amor si no lo merece, porque nada es más dañino que la traición de aquel al que amas- Con estas últimas palabras, la joven esposa de Taro se marchó a la casa, no sin antes recordar a Erstin lo indispensable de la ingesta de sus alimentos y la rubia no obedeció a pesar de la intención de no preocupar más a su querida cuñada, apenas bebio agua del cuenco y poco después de un prudente reposo continuó con su oficio.

La rubia de celeste mirar no se percató del sonido de galope de un caballo con sus golpes sobre el yunque, ni del relincho de la criatura fuera de su taller de herrería, apenas y escuchó el sonido de la puerta abriéndose, más supuso que se trataba de sus hermanos o de la mismísima Maya, quien la regañaría por no haber ingerido alimento y dejar dos platos bien surtidos completamente intactos, quiso voltearse para alegar que estuvo considerablemente ocupada, además de concentrada en su trabajo como para siquiera tener algo de apetito ¿Además quien tendría hambre con ese insano calor?

-Me falta tu presencia y tu voz... desde que te fuiste- Dijo una voz conocida a la espalda de la joven rubia. -Solo dime cual es el motivo de tu partida, cual la falta cometida... y entonces no importunaré más en tu morada-

Erstin sintió estrujarse su corazón, ese tono, esa voz ¿Por qué sufría si al estar lejos estaba haciendo lo que ella deseaba? La rubia sabía que si se volvía a mirarla perdería con toda certeza la fuerza de voluntad, tal vez suplicaría su presencia, pero eso era humillante y solo pondría a la doncella Kuga en un aprieto, actuaría nuevamente contra su propia voluntad solo por lastima, eso en verdad no podía permitírselo.

-No ha ocurrido nada alteza, mi familia solicita de mí y por eso heme aquí, me temo que no puedo darles la espalda... la restauración ya no podré continuarla, por favor discúlpeme con Lady Shizuru- Erstin contuvo el nudo que sentía dentro, lo encerró en su voz baja y neutra. -No tema entonces, pues todo está resuelto de esa manera- Puntualizó al final para no dar pie a ninguna otra pregunta.

-¿En tal caso puedo solicitar sus habilidades como herrera? Juro que pagaré por ello con creces- La voz se escuchó más cerca pero al mismo tiempo distante, el sonido de los metales tintineado  por cada paso sobre la piedra que conformaba el suelo de su taller, atrajo poderosamente la atención de Erstin, pero esta se obligó a no mirar. -Cualquier precio es poco...- Se escuchó la voz a un lado desde su espalda, una mano enguantada depositó una bolsa mediana, la cual al posarse sobre la superficie y sin atadura alguna, dejó ver el contenido de joyas preciosas y monedas de oro con el rostro del Rey Kruger de Windbloom, eso era mucho más dinero y joyas de las que Erstin pudiera poseer con toda una vida de esfuerzos en sus humildes quehaceres.

Abrumada en principio por la riqueza atisbada, molesta después por el insulto que eso suponía para ella, ¿Acaso el beso apasionado que de sus labios robó sería pagado con el precio del metal? Ella iba a casarse con el comandante Wong y a pesar de eso había robado su primer beso, ese hombre le había advertido de la cruda verdad, pero no del dolor de probar, tocar el cielo con las manos para después verse sola, así sin ella y verlos juntos. -No puedo... no puedo ayudarle majestad... “Solo, solo... dejala ir”-

Nota de la autora: Espero todos se encuentren muy bien, hayan tenido un feliz año nuevo, les deseo prosperidad para este año, ojalá sus metas se cumplan. Antes que nada me disculpo por la prolongada ausencia, se debe a una avería en el computador desde el cual escribía, en navidad compré otro y bueno, mi madre le accidentó la pantalla, ahora lo ando reparando pero ha sido misión imposible conseguirle una pantalla de 19.5 debido a que es todo en uno. Ha sido tiempo de aprovechar cualquier minuto en la oficina para adelantar los proyectos ya que ni en mis sueños me dejan reposar mis ideas, mis historias, a pesar de eso finalmente se ha podido concluir este capítulo. Espero sea de su agrado y puedan perdonar los inconvenientes.
  
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29 comentarios:

  1. Omg juro que lloré al ver la historia publicada
    Amo esta historia por favor no la dejes sin final y la otra tampoco. Por favor.
    Un saludo

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  2. Cristalsif es una historia preciosa y he sentido cosas muy bonitas leyendote pero por favor NO tardes tantísimo en seguir los caps. Y acabala aunq sea x respeto a tus personajes. Gracias. Carmen

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  3. Es admirable la forma como transmites tantos sentimientos en unas líneas, me quede sumamente sorprendida, el amor que tiene shizuru y natuski es inigualable, más que todo me sorprendió la forma de detallar cuando hacen el amor, tan sublime, tan tierno una entrega total, no sabes me dejaste soñando, te admiro demasiado Cristalsif, que imaginación dios!!! Eres mi ídola oja muy pronto vuelvas hacernos soñar con tal bella historia, definitivamente valio la pena la espera, y yo esperare una eternidad por el capitulo próximo, te quiero escritora hermosa, atentamente Maria Rene

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  4. Gracias x este nuevo capitulo. No puedo decir nada más cualquier cosa q dijera se quedaría corta para espresar lo q me trasmite esta historia .

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  5. Encantada con este episodio a la espera del proximo y agradecida por la entrega n.n

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  6. Omg!!!!! quiero decirte que nunca perdí la esperanza de seguir leyendo tan bella, apasionada y atrapadora historia, todos los días entro a la pagina para ver si hay publicación y hoy que la vi, casi que me da algo, felicidades Cristasif y gracias por seguirnos deleitando con tu tan hermosa historia, me encanta, ojalá y pronto se solucionen esos pequeños inconvenientes que tienes, seguiré en espera, hasta poder leer el final.
    Como siempre un placer leer tu exquisita forma de plasmar tu historia.
    Aaaaa e igual para ti, un año lleno de cosas buenas, un abrazo

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  7. woaoo pues me e sorprendido y ala ves me siento muy alegre por poder leer un capitulo mas de la historia, pues pensé que ya no la continuarías.... gracias por el nuevo capitulo a estado fenomenall.. pero por favor no nos hagas esperar muchoo .

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  8. Natsuki y Shizuru son amor puro y me enacantan Erstin y Nina q no padezca mas Nina xfa!! Muchas gracias x la hermosa historia, esperamos con ANSIAS el siguiente Cap. Noa

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  9. Una de las razones para entrar a lapagina es ver si se actualizo la historia y hoy me puse contenta al ver q se publico y llore de la emocion y termine llorando al leer la historia.jijiji si q soy cursi :p empedernida xD solo dire q me fascina

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  10. Gracias por continuar con la historia, pero alguien me puede decir que paso con el cap. 29, esta mañana comencé a leerlo y no pude terminar y ahora no aparece?????.

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  11. Te debiste equivocar no hay un capitulo 29 aun , yo deseo que se suba pronto esta historia me llama atencion si el deseo de natsuki se vuelva real concebir una vida sera que zuru ya este embarazada o.o ya me imagino un bebe con rasgos de ambas :p

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  12. Siempre me considere una chica sin adicciones, pero me doy cuenta que no es asi. Me considero adicta demasiado diria yo a esta historia en particular leerla me llena de un sin fin de emociones.
    Hasta ahora se cumplen paso a paso las predicciones de Midori lo que no quisiera que se cumpla es el deterioro de salud de la lobuna. Y te ruego que nina no sufra mucho pienso que es castigo de lo peor haber amado a nuestra suki sin ser correspondida.
    Tambien me pregunto que sera de la vida de nao san.
    Si fuera.por mi mandaria a nao y a tomoe al mismisimo infierno sin boleto de regreso ahhh antes hacerle una tortura china jijijiji.

    Tu siempre fiel seguidora :)

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  13. Quisiera saber por que fue eliminado el capitulo 29?... No alcance a leerlo, es por ello que hago la pregunta

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  14. Este es el capitulo que mas me gusto , lo que paso en la pergola de cristal jijijiji

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  15. Hace mucho tiempo no se sabe de NAO que estara tramando ...no creo que sea nada bueno, natsuki tienes que cuidarte

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  16. Perdonada. Todo lo que quieras con tal de que termines esta bellísima historia. Deseándote también los mas grandes exitos en este año.

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  17. Fue dolorosa la espera pero justa, jajaja de verdad me tenia ansiosa es totalmente emocionante esta historia junto con la de nunca digas adiós, esa es otra que me tiene mal!! Eres malvada me haces sufrir! !! Jajajajajajajaja bueno me alegro mucho de que publicaras otro capítulo, nunca perdí la esperanza, saludos y gracias por seguir compartiendo esta gran historia.

    Att: irina

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  18. Esto se llama hacerme sufrir jajajaja nunca perdí la esperanza y wooo muy buena historia , espero que pronto puedas sacar el próximo capítulo y que continúes con "nunca digas adiós" jajajaja digamos que leer tus historias es mi vicio favorito jajajja,, si tienes alguna red social a la cual seguirte, dices con confianza jajajaja saludos y espero que estés bien

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  19. Xfa q ya no tarde el próximo relato y q Nina le robe otro beso a erstin y q aparezca la diosa y la hermana de shizuru

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  20. JJaxxel, podrias decirnos que pasa con el cap 29 que ya lo habían publicado?, gracias

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  21. Esta historia es la que mas espero, solo por esta historia que lei, fui a ver al cine la bella y la bestia version europea, no llego a cubrir mi espectativa, mil veces esta mejor esta historia, la espero todos los dias con la esperanza a que se publique el nuevo capitulo y en verdad amo tu imaginacion cristalsif *.*

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  22. Es la mejor historia que e leído, amo como describes el amor entre cada personaje y claro me emocione mucho al ver que ya estaba este capítulo, espero que subas pronto el siguiente !! OωO te amo Jajajaja de verdad eres genial

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  23. Otros seis meses esperaremos para un nuevo capitulo ...
    No a dicho nada la autora de si terminará las historias que tiene?

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  24. Me sumo a la suplica de todas ojala que subas pronto esta genial historia. No.me importaria esperar el tiempo que sea necesario si es que si habra continuacion *.*

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  25. Cuando se publicara la continuación? o tendrá un final abierto ? o.O

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  26. Dios esperooo con ansias la continuacion, la intrifa mata, y desespera, el capitulo 29 por alguna razon ya no abre... Tambien espero la continuación de NUNCA DIGAS A DIOS, liz venezuela

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  27. Cristalsif te lo pedimos por favor acaba la historia, es una lastima q con lo buena y hermosa q es no sigan los capitulos q faltan para el final, x favor acabala!!! Por Favor, Gracias . Carmen

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  28. ¿borraron el capítulo 29? ¿por qué ya no aparece esa entrada?

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    Respuestas
    1. Aquí Esta, lo resubieron...

      http://latetafelizplus.blogspot.com.co/2015/05/danza-entre-lobos-cristalsif-29-parte-1.html

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